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ACTUALIDAD INTERNACIONAL
12/01/2016
Michael Spence: “China no va a colapsar, pero va a
mantenerse deprimida más de lo que se esperaba”
Aunque admite factores internos, el economista de la U. de Nueva York destaca que la volatilidad desatada
por China refleja sobre todo la debilidad de la economía global.
Por Renato García J.
El profesor de la escuela de negocios Stern de la
Universidad de Nueva York, Michael Spence, obtuvo en
2001 el premio Nobel de Economía por su trabajo en
dinámicas de flujos de información junto a Joseph Stiglitz y
George Akerlof.
Sin embargo, como académico, su foco ha estado dirigido
también a las políticas económicas de los mercados
emergentes, y desde esta perspectiva, su diagnóstico no es favorable. El derrumbe de la bolsa en China y
la creciente volatilidad global provocada por la devaluación del yuan, señala, “no van a provocar un
colapso” en la segunda economía del mundo, pero sí pueden estar apuntando a que los problemas del
gigante asiático se van a mantener “por un período más prolongado de lo que se había pensado”.
Aunque reconoce dificultades internas en la actual debacle de China, destaca que la principal razón de la
turbulencia es la debilidad de la economía global, donde la demanda se mantiene deprimida y una serie
de restricciones a la política fiscal complican un repunte. En este contexto, las economías emergentes
que “se volvieron excesivamente dependientes de los altos ingresos de los commodities” van a seguir
enfrentando “significativos vientos en contra para recuperar su crecimiento”.
- ¿Los problemas en China están limitados al mercado bursátil o la caída de las bolsas apunta a
elementos más de fondo?
- Es una combinación de factores en varios mercados, desde el bursátil hasta el de divisas, a lo que se
suman además errores de políticas por parte de las autoridades.
No creo que China vaya a colapsar, pero se está desacelerando y probablemente se va a mantener
deprimida más de lo que se esperaba, esencialmente porque el resto de la economía global no está muy
bien, Europa apenas está creciendo, lo mismo que Japón, y en EEUU el crecimiento tampoco es muy
sólido.
Las preocupaciones sobre la economía china son legítimas debido al alto nivel de deuda corporativa, el
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exceso de capacidad instalada, el bajo crecimiento potencial en las manufacturas. Pero, aunque parte del
problema se debe a la situación económica, la mayor parte tiene que ver con el hecho de que ha habido
errores de política con objetivos en conflicto.
La divisa está sobrevaluada y a medida que caiga a un ritmo más manejable va a poner más presión
sobre los mercados bursátiles y de capitales. Las autoridades quizás harían mejor si dejan que la caída
ocurra de una vez para terminar pronto con el ajuste y luego se tendría una situación más normal. Una
gran devaluación afectaría a los países en desarrollo, incluyendo a muchos en Asia, pero podría ser mejor
que prolongar la situación actual.
- ¿Le preocupa que se desate una guerra de devaluaciones competitivas?
- Es posible. Es muy claro que las autoridades en China han mantenido el valor de la moneda
artificialmente alto. Por eso, no sería razonable que si ahora se le permite al yuan bajar a una tasa más
normal de mercado eso provoque una guerra de divisas.
Pero el mundo está lidiando con un crecimiento muy débil en grandes regiones debido a la caída en la
demanda agregada, y muchas economías donde se podría restablecer la demanda aumentando los
niveles de inversión pública, están enfrentando restricciones fiscales. Así que es un ambiente muy
complicado y hay una gran tentación para una guerra de valorizaciones de divisas. Pero ese no es el
camino que deberíamos seguir porque en el pasado ya hemos visto que no ayuda a restablecer el
crecimiento.
- ¿Su visión para la economía global entonces no es muy alentadora?
- Europa, en el mejor de los casos, va a seguir avanzando hacia el crecimiento a un ritmo muy gradual y
afronta una serie de riesgos, con desafíos a su unidad, presiones para una respuesta coordinada al
problema de los inmigrantes y el surgimiento de los gobiernos nacionalistas. Así que no se ven muchas
probabilidades de que la dirección en Europa vaya a cambiar de forma muy rápida.
En EEUU, los pronósticos de expansión más optimistas se han ido ajustando con la economía en un
camino de crecimiento en torno al 2%. Aunque EEUU está más aislado que el resto de las economías,
igual es vulnerable, con la productividad estancada y el gasto del sector público creciendo a un nivel
muy bajo
Si se suma todo esto, con China cayendo, aunque no sea un gran colapso, no se ve que la economía
global vaya a estar mucho mejor en 2016 e incluso podría estar peor.
- ¿Los mercados emergentes podrían llevarse la peor parte?
- Las economías emergentes afrontan dificultades muy grandes para operar de manera efectiva y
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sostenible en un mundo donde persiste una política monetaria fuertemente expansiva, donde ha habido
grandes movimientos de capital. Pero lo peor es el cambio en la tendencia de los precios de los
commodities. Las economías emergentes se equivocaron en proyectar precios que estaban basados en
pronósticos sobre China que eran completamente poco realistas. Incluso si la economía global estuviera
ayudando, ninguna economía puede continuar consumiendo commodities de la manera en que China lo
estaba haciendo.
Un gran número de países se volvieron dependientes de los ingresos altos de los precios de los
commodities, lo que generó estrés fiscal, así que cuando se le suma un crecimiento mediocre en los
grandes mercados externos, como EEUU, Japón y Europa, y un crecimiento menor al anticipado en China,
y los capitales moviéndose rápidamente buscando mayores rendimientos, la línea final es que existen
substanciales vientos en contra de ajustes que se tienen que hacer en las economías emergentes.
- La Reserva Federal basó su decisión de subir la tasa en diciembre en que la situación en China se había
estabilizado. ¿Cómo queda ahora que la volatilidad está de regreso?
- La volatilidad en los mercados de capital, aunque no es irrelevante, es principalmente un fenómeno del
mercado, no de la economía, y al final mucho va a depender de la economía, y no sólo del mercado. En
ese sentido creo que esto no va a cambiar significativamente la perspectiva para la economía de EEUU.
Pero obviamente están prestando más atención a lo que está sucediendo ahora y van a estar mirándolo
muy de cerca.
Mi pronóstico es que cuando las autoridades se vuelvan a reunir para ver qué significa todo esto y cómo
se han deteriorado las condiciones financieras, las tasas van a subir más lentamente este año.
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