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INSTITUTO
de EMPRESA
CHILE: DE FREI PADRE A FREI HIJO
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El presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle se sumía en profundas reflexiones sobre el
protagonismo que la Historia le había deparado. Que distinto era el país que le había
tocado gobernar a su padre en 1964 respecto al que el recibió. Pensó: “en mis manos
está la oportunidad histórica de llevar a Chile por la senda del desarrollo de cara al
siglo XXI”. A su antecesor, Patricio Aylwyn, le correspondió el papel histórico de
liderar un gobierno de transición entre un gobierno militar y uno democrático. Lo que se
llamó la transición pacífica y que fue llevada con éxito por todos los actores de la vida
nacional. A él, sin embargo, la historia le asignó otro papel: crear ventajas competitivas
sostenibles en el tiempo, para convertir a Chile en el líder de América Latina.
El país, en los últimos 30 años, entre “Frei y Frei”, tuvo una vida muy agitada. Se
sucedieron fuertes convulsiones sociales, terremotos, gobiernos de corte marxista,
gobiernos militares y finalmente la vuelta a la democracia. En este período también han
sucedido muchos cambios positivos, especialmente desde mediados de la década de los
años 80. A lo largo de los últimos 15 años Chile se ha mostrado al mundo como la
economía mas estable, mas abierta al comercio internacional, con una mayor tasa de
crecimiento sostenido y lo que es muy importante, con una gran demostración de civismo
y respeto por la Constitución.
Desde 1973 se iniciaron en Chile, profundas reformas estructurales en su economía,
aparato productivo y leyes sociales. Pero el cambio mas importante, sin duda, fue el
cambio de mentalidad de sus habitantes. Para dejar de ser pobre, primero se debe tener
conciencia de ello. Luego es necesario tener la voluntad de salir de ese estado.
Finalmente se debe escoger el camino acertado para llevarlo a cabo. Si un pobre te pide
de comer, no le des un pescado, enséñale a pescar.
Este antiguo proverbio resume muy bien la evolución del pueblo chileno. Ya nadie espera
que el estado le solucione sus problemas, que le de subsidios. El estado es concebido
solo con un papel subsidiario, que proporcione el marco legal donde se dé la libre
competencia.
(*)
Original del profesor Rafael Pampillon del Instituto de Empresa.
Versión original del 4 de Diciembre de 1997. Última revisión, 3 de Diciembre de 1999.
Publicado por el Departamento de Investigación del Instituto de Empresa. María de Molina, 13. 28006,
MADRID, España.
Prohibida su publicación total o parcial sin el permiso escrito del Instituto de Empresa.
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Tal ha sido el éxito del llamado modelo económico chileno, que se ha empezado a hablar
de Chile como del tigre latinoamericano. A ello se une que en estos últimos años se
comenzó la segunda fase exportadora. Es decir, la exportación de productos y servicios
con un mayor valor agregado, no sólo materias primas. Esta creación de factores con un
intensivo componente de conocimiento y tecnología es lo que según Michael Porter
determina la creación de ventajas competitivas sostenibles en el tiempo.
Chile, consciente de lo anterior, ha desarrollado una industria de servicios financieros
líder en Latinoamérica, potenciando a su capital Santiago como un gran centro bursátil
de la región, además de la exportación a sus vecinos de know how en materias como
gestión de empresas, administración de fondos de pensiones y atrayendo a jóvenes a
estudiar en sus universidades.
El presidente Frei estaba satisfecho con todos estos resultados, pero sabía que era
necesario invertir en capital humano, en infraestructura de todo tipo para poder enfrentar
los desafíos de la economía mundial, donde Chile quería ocupar un lugar de privilegio.
¿Como un país pequeño, en el sur del mundo puede lograrlo?.
ANTECEDENTES SOCIOPOLITICOS
Chile es un país largo y apretado por la cordillera de Los Andes y el mar, ubicado en el
extremo suroccidental de América del Sur. Sus cuatro mil kilómetros de costa del
Océano Pacífico lo colocan frente a los nuevos países industrializados asiáticos. En Chile
hay más volcanes – alrededor de dos mil -, más islas, más lagos y más glaciares que en
cualquier otro país del planeta. Son 764.000 kms2 de territorio –sin contar el territorio
antártico chileno de 1.250.000 kms2 - es decir, el equivalente a la suma de las superficies
de Francia, Bélgica, Austria, Dinamarca y Suiza, pero con solo 14 millones de habitantes.
La distancia que existe entre Arica (ciudad en el extremo norte) y Punta Arenas (la
ciudad mas austral del mundo) es la misma que existe entre Madrid y Moscú.
Se dice que cuando su descubridor, el extremeño Pedro de Valdivia, miró el valle donde
fundaría Santiago de Chile se dio cuenta que había llegado a un lugar diferente al resto
de las Indias. No había trópico, ni voces ensordecedoras de monos. Tampoco papagayos,
fieras, mosquitos, serpientes o caimanes. Hasta los pájaros parecían sujetos a la norma de
la moderación: pequeños y de colores neutros.
Ahí se ha desarrollado un país donde en los dos extremos del largo territorio la población
habla el mismo idioma sin tener siquiera acentos distintos. Donde no existen problemas
raciales. No se trata de una región de carnavales ni grandes fiestas, allí la diversión es
asunto privado. Los índices de ausentismo laboral son insignificantes. Mas bien es un
pueblo templado en la adversidad: los terremotos echan abajo lo que ha costado años
levantar y las catástrofes dan lugar a expresiones masivas de solidaridad.
Su territorio es rico en recursos minerales, con condiciones climatológicas que favorecen
la producción frutícola en el norte y en el centro, la producción agrícola y ganadera en el
sur y la cría de variadas especies marinas en el extremo sur. Se trata de un país con una
de las mayores reservas forestales del planeta.
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TRADICION DEL SISTEMA POLITICO
La democracia chilena ha sido una de las más antiguas del planeta. Sus cimientos están
en la formación del estado moderno, en las primeras décadas del siglo XIX. De ahí que la
democracia recientemente recuperada no está siendo inventada. En ese sentido no existe
improvisación.
Quizás los tres siglos que duró la guerra entre los españoles y los araucanos fueron para
el país una dura prueba de sensatez y realismo. A diferencia de la mayor parte de los
países del continente, la época de caudillos militares fue corta: el periodo que siguió a la
guerra de la independencia duró entre 1823 y 1830. El horror al caos debe haber sido
muy intenso en la sociedad chilena para que el Ministro Diego Portales, en solo tres
años, modelara la república conservadora del siglo XIX sobre la base de un gobierno
impersonal y fuerte.
Hace 151 años, mientras España salía del periodo absolutista, allí Joaquín Prieto
terminaba su mandato de diez años como primer presidente chileno elegido y le
entregaba la banda presidencial a su sucesor en las urnas, Manuel Bulnes. El General
argentino José de San Martín, desde su exilio en Francia escribió: “Chile es el único país
que sabe ser república hablando en español”. Por supuesto no se trataba de la
democracia como hoy la entendemos, pero el juego político se daba dentro de la ley, con
plena vigencia de la Constitución y de sus sistemas de control. El Congreso tenía un
mecanismo autónomo, usaba sus facultades de vigilancia y existía libertad de prensa. Era
lo que en esos días se entendía por “ser república”.
Es tan clara la ausencia de militarismo en el Chile decimonónico que las tres guerras que
afrontó el país fueron ideadas y dirigidas por políticos civiles. Al terminar la guerra del
Pacifico contra Perú y Bolivia, Aníbal Pinto, presidente entre los años 1876 y 1881, dijo:
“Cuando un pueblo puede emprender y sostener una guerra sin perturbar el orden
constitucional, ese pueblo ha conquistado una gloria no menos evidente que la
obtenida por los soldados en las batallas”.
Esa tradición no ha impedido excepcionales momentos de crisis. La guerra civil de 1891,
que culminó con el triunfo del parlamentarismo sobre el poder del ejecutivo. El gobierno
militar del periodo 1924-1931, que expresó la crisis de la sociedad junto a la ascensión
de los sectores medios y populares. Y la conocida ruptura de la convivencia democrática
de 1973 recientemente superada.
Desde 1932 en Chile se impuso un sistema de régimen presidencial basado en el poder de
los partidos políticos. Era un sistema de minoría en dos sentidos: el presidente llegaba al
poder con una mayoría solo relativa y se permitía que legislara sin tener mayoría absoluta
en el Parlamento. Esto además de quitarle legitimidad a la institución presidencial,
fortalecía la tentación de intransigencia. Facilitaba que los partidos concurrieran a las
elecciones en solitario o en coaliciones minoritarias: se premiaba la incapacidad de
negociación y la falta de compromiso político. La constitución elaborada por el gobierno
del general Pinochet, vigente desde 1980 terminó con la minoría presidencial al instituir
la segunda vuelta en la elección de dicho cargo. También acabó con la legislación sin
mayoría absoluta exigiendo dicha mayoría para la aprobación de las leyes.
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Lo anterior no ha cambiado la composición ideológica básica del país previa a 1973. Se
mantiene casi un tercio del electorado apoyando tesis liberales y conservadoras –la
derecha tiene dos partidos políticos- ; también subsiste un centro político con un
porcentaje de apoyo similar, dominado por los demócratacristianos. Finalmente, están los
sectores “progresistas” con algo menos que el otro tercio, se trata de un grupo
dominado claramente por el Partido Socialista de corte socialdemócrata, dejando a la
izquierda radical liderada por comunistas de vieja guardia con escasa representación.
El gobierno de Patricio Aylwyn (1990-1994), fue una alianza de sectores de centro de su
Partido Demócrata Cristiano con la izquierda socialdemócrata que conformó la llamada
Concertación de Partidos por la Democracia para liderar el proceso de transición. Una
ventaja de dicha coalición ha sido que el movimiento obrero, que en Chile canaliza su
fuerza a través de la Central Unitaria de Trabajadores ( CUT ), también está liderado por
demócratacristianos y socialistas.
El gobierno Frei ha conservado los mismos tintes y las mismas proporciones electorales
de su antecesor, manteniendo la unidad de la Concertación.
ANTECEDENTES ECONOMICOS
A principios de los años setenta la economía se encontraba estancada y todos los
sectores políticos señalaban la necesidad de reformas estructurales. Entonces, a pesar del
nivel de educación y de civismo, Chile era un país pobre. Crecía incluso menos que los
países que lo rodeaban. Desde los años cincuenta tenía una inflación crónica, crecimiento
moderado y frecuentes crisis en la balanza de pagos.
La Democracia Cristiana, liderada por Eduardo Frei Montalva, llegó al poder en 1964
con el apoyo de la derecha e impulsó la llamada Revolución en Libertad, un proyecto
apoyado por los programas de la Alianza para el Progreso de los EEUU. Se iniciaron
cambios estructurales como reforma agraria y el Estado adquirió a las empresas
norteamericanas el 51% de la propiedad de la gran minería del cobre. El objetivo del
gobierno era la redistribución con crecimiento económico. Los promedios en las cifras
macroeconómicas fueron un crecimiento del PNB de 3.9%, una inflación del 26% y un
desempleo del 5.6% de la población activa. La economía se vio favorecida con un alto
precio del cobre en los mercados internacionales lo que posibilitó la financiación de los
cambios estructurales y las mejoras del nivel de vida y la distribución de la renta. Pero la
Democracia Cristiana no fue capaz de mantener el apoyo de la derecha y la Unidad
Popular de Salvador Allende se impuso en las elecciones presidenciales de 1970 por solo
30.000 votos.
Allende alcanzó el poder con el programa de la “Vía Chilena al Socialismo”. Chile se
puso de moda, dirigentes socialistas de todo el mundo siguieron de cerca el primer
intento de convertir una economía capitalista en una planificada dentro del sistema
democrático liberal. Pero Allende había sido elegido con poco mas de un 30 por ciento
de los votos. Aunque en Chile no era extraño que los presidentes gobernasen con
mayorías relativas, las reformas en un mundo donde los socialistas todavía usaban el
apellido de marxistas leninistas, eran demasiado fuertes para que el sistema las aguantara.
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Allende comenzó una profunda reforma agraria, la estatalización del sistema productivo
y bancario, etc. Aunque la meta era reemplazar el sistema capitalista, de hecho se trató
de una economía populista con una expansión insostenible del gasto fiscal para cumplir
ambiciosas metas redistributivas. Gracias a la expansión en el primer año se logró un
fuerte aumento del producto y de los salarios reales junto a un descenso de la tasa de
desempleo. Pero en 1972 aparecieron los cuellos de botella y los desequilibrios
macroeconómicos, sumados a un caos social. Cuando se produjo el pronunciamiento
militar, el 11 de septiembre de 1973, desde un punto de vista económico el experimento
socialista había fracasado.
Durante el gobierno de Pinochet se implantó una autentica revolución liberal: se puso en
practica un plan económico ideado durante la Unidad Popular por doce economistas
liberales y demócratacristianos, la llamada “Revolución Silenciosa”.
El autoritarismo permitió el paso de una economía cerrada a una abierta y fue un
elemento clave para llevar a cabo la estrategia de ajuste con que se enfrentó la fuerte
crisis de principios de los ochenta. La ausencia de democracia permitió realizar un ajuste
durísimo desde el punto de vista social: el país soporto índices de paro en torno al 30%,
los salarios reales se redujeron un 20%….pero la economía ya era competitiva.
El gobierno de Aylwyn y posteriormente el de Frei continuaron con la política económica
impulsada por Pinochet, dando claras señales al mundo de que Chile había encontrado el
camino hacia el desarrollo.
LAS POLITICAS QUE CAMBIARON CHILE: LA ERA DE
PINOCHET
Las reformas en política económica que llevaron a Chile desde un estado paternalista,
planificado centralmente, hacia una liberalización del mercado y un crecimiento basado
en las exportaciones fueron adoptadas bajo el gobierno militar, entre 1973 y 89. Los
Gobiernos democráticos que siguieron al gobierno militar han mantenido este modelo
económico liberal. Sus nuevas políticas han sido inspiradas por los mismos principios: un
papel subsidiario del estado y la búsqueda de soluciones de mercado para los problemas
económicos.
El gobierno de Pinochet comenzó por adoptar un plan de estabilización basado en el
mercado para combatir la hiperinflación, incluyendo sustanciales medidas liberalizadoras
del comercio y la eliminación de subsidios y controles de precios. También reprivatizó
cientos de compañías que habían sido estatalizadas por el gobierno de Allende y redujo
bruscamente el gasto público para reducir el déficit público que había alcanzado niveles
del 23.5% del PIB en 1973. Para definir una estrategia económica de medio y largo plazo
fueron invitados varios equipos de destacados economistas a presentar sus propuestas.
Los ganadores fueron un grupo de ellos formados en universidades norteamericanas,
principalmente en la Universidad de Chicago, por lo que se les denominó “Chicago
boys”.
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La más dramática ruptura con el modelo económico anterior se dio en 1976, cuando
Chile se retira del Pacto Andino, una organización de integración regional cuyo fuerte
proteccionismo y barreras contra la inversión externa eran incompatibles con la nueva
estrategia de desarrollo chilena. El Decreto Ley 600 definió el régimen de inversión
extranjera como uno de los más liberales en el mundo, seguido por un nuevo Código
Minero que estableció garantías para las empresas y derechos sobre la propiedad, lo que
posibilitó contratos seguros y estables a largo plazo.
Una reforma radical del Código del Trabajo redujo los impuestos a los salarios y otras
prácticas restrictivas. La reforma tributaria derivó la carga de impuestos desde la
producción al consumo introduciendo un IVA del 16%, aplicado virtualmente a todas las
ventas de bienes y servicios. Los impuestos a las ganancias fueron recortados y
simplificados. Se redujeron al 10% y aplicados solamente a los beneficios distribuidos,
para estimular la reinversión. También fueron eliminadas las barreras no tarifarias a las
importaciones y los aranceles a las importaciones fueron gradualmente reducidos y
simplificados hasta llegar a un único arancel del 10% en 1979. Se llevó a cabo una
importante reforma al sistema de seguridad social en 1981, estableciendo un sistema
individual de ahorro administrado por las Administradoras de Fondos de Pensiones
privadas (AFPs). Este sistema tuvo un papel muy importante en el incremento del ahorro
interno y en un desarrollo sostenido del mercado de capitales chileno.
En salud cabe destacar lo que se puede lograr con pocos recursos combinados con
eficiencia. Los estándares de salud en Chile eran en 1995 los más altos de América
Latina. La expectativa de vida al nacer era de 74 años y la mortalidad infantil cayó al 14
por 1000 en 1995. Las políticas públicas de salud estuvieron focalizadas a la prevención
mas que a la medicina curativa, lo cual explica la aparente contradicción entre la rápida
mejoría de los índices de salud en las décadas 1970-90 y los bajos presupuestos para el
sector, empleados pobremente pagados y hospitales públicos con escasos recursos. Las
mayores prioridades fueron para la cobertura de agua potable e instalaciones sanitarias
en todo el territorio y la vacunación de niños.
Chile se transformó en un ejemplo para Latinoamérica cuando tomó el camino de la
política de precios libres, apertura al exterior y privatizaciones masivas. Pero esta política
tuvo momentos críticos, así en 1982 la situación fue francamente caótica: el déficit
comercial alcanzó el 70% del valor de las exportaciones, el déficit por cuenta corriente
llegó a 4.500 millones de dólares, el paro superó el 20% y lo que es peor, el ratio
intereses partido por exportaciones se situó en un 40%. La situación obligaba a pedir
ayuda a organismos internacionales en un momento en que éstos la condicionaban a
serias y profundas políticas de ajuste.
A partir de 1982 se pueden diferenciar cuatro etapas: entre 1982 y 1983 comienza una
dura política restrictiva, en 1984 se realizan políticas expansivas y entre el 85 y 89 una
política de ajuste. Pero el punto común de estos años son las políticas de ajuste que
proponía el Fondo Monetario Internacional (FMI) para los países endeudados de
Latinoamérica. También se debe considerar la existencia de un régimen militar fuerte. Sin
esta confluencia habría sido muy difícil la aplicación, con éxito, de medidas de tal dureza.
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Para el FMI la política económica debe dirigirse a la reducción de la deuda externa, a
este objetivo se subordina todo y es la condición que exigió para continuar dando apoyo
crediticio a Chile.
En la etapa recesiva de 1982-83 se busca cerrar el gap entre ingresos y gastos públicos
para controlar el déficit; para esto se realiza un fuerte control del déficit público y una
política monetaria restrictiva. La disminución de los salarios reales alcanza el 25%; se
produce una fuerte devaluación de la moneda (el peso) y un drástico incremento del
paro. Estas medidas darán paso a una recesión de grandes dimensiones: el control del
gasto público lleva a una contracción de los gastos sociales de hasta un 50% y una
disminución de la importación de los bienes de consumo de otro 50%. En esta fase la
tesis del FMI se aplican de forma dubitativa – ensayo-error -. Por ejemplo, en un
principio se confía en el tipo de interés como elemento regulador, de esta forma, se llega
al extremo de tener un 45.8% en el precio oficial del dinero, algo que resulta perjudicial
para la propia economía que se pretende controlar.
Pero ya en esta primera etapa queda clara la apuesta de Chile: invertir en reputación al
pagar puntualmente los intereses de la deuda y convertir a las exportaciones en el motor
de la economía. Este ajuste externo hará que las exportaciones pasen de ser el 19.4% de
la demanda en 1982, a un 37.3 % en 1988. La devaluación motiva un rápido aumento de
la producción y de las exportaciones, ya que esta devaluación se vio apoyada por
políticas fiscales y monetarias restrictivas, una disminución de los salarios reales y una
filosofía de pequeñas devaluaciones posteriores (Crawling Peg) que consiguió mantener
siempre la devaluación teórica similar a la real.
De 1981 a 1986 se produce una devaluación del peso del 85%. Esta devaluación y
consiguiente aumento de exportaciones, tuvo como corolario la disminución de la
demanda interna, es decir, una contracción del mercado local cuantificada en forma de
transferencia de recursos reales al exterior por valor de 900 millones de dólares por año.
Por otro lado y no menos importante, hay que hacer notar el fortísimo impacto que tuvo
el proceso de ajuste: en 1982 se produce un alza en los tipos de interés, con una fuerte
recesión económica; esto hace que el sistema financiero quedara al borde del colapso,
con perdidas de 3.5 veces el valor del capital, motivadas en su mayoría por ingentes
carteras de incobrables. En estos momentos el Banco Central adopta el papel de
prestamista en ultima instancia destinado a garantizar la banca privada y a los deudores
en moneda nacional y extranjera.
Este flujo de dinero, que perseguía crear un sistema financiero solvente, impidió que el
estado pudiera ejercer su papel redistributivo respecto a las capas mas bajas de la
sociedad. Lo anterior, sumado a una disminución del gasto interno provocó, ya en 1983,
un nivel de paro del 31% y una caída del salario real del 25% que sumada a la ausencia
de subsidios de desempleo afectaba principalmente a las capas marginales de la sociedad.
La situación degeneró en un tipo de paro clásico con salarios que no eran rígidos a la
baja.
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Debido a esta situación los Chicago boys cayeron en descrédito y fueron reemplazados
por un equipo económico mas conservador en 1984. El IVA subió a un 20%, los
aranceles a las importaciones subieron de un 10% a un 35%, el sector agrícola recibió
medidas proteccionistas y las nuevas autoridades económicas tomaron una serie de
medidas discrecionales para lograr la reactivación. Sin embargo, a principios de 1985,
cuando el crecimiento económico volvió y las protestas públicas mostraron los primeros
signos de debilitamiento, el General Pinochet reemplazó al equipo inclinado por un papel
del estado más intervencionista por un nuevo equipo de Chicago boys liderado por
Hernán Buchi.
La reprivatización de los bancos y las grandes compañías rescatadas por el Banco
Central en 1982-83 y un nuevo y masivo programa de privatizaciones que incluyó
compañías del sector telecomunicaciones y eléctricas se usó como un instrumento para
recuperar el apoyo popular a las políticas de libre mercado. Bajo un esquema promovido
como capitalismo popular, se le dio la oportunidad a los pequeños inversionistas de
comprar acciones pagándolas en cuotas. Las tarifas a las importaciones fueron reducidas
nuevamente, primero a un 20% y luego, en 1988 al 15%. Se diseñó un esquema
imaginativo para estimular la inversión extranjera y reducir la deuda externa, mediante
operaciones swaps, tomando ventaja de los descuentos que por los títulos de deuda
chilena existía en los mercados internacionales.
A finales del gobierno de Pinochet en 1989, el gobierno llegó a un acuerdo con la
oposición liderada por la Concertación dándole total autonomía al Banco Central y
otorgándole la misión del control de la inflación.
Se trató, sin embargo, de un ajuste económicamente exitoso: a comienzos de los 90 la
restricción externa ya no era un cuello de botella para el crecimiento, la tasa anual de
inflación (20%) era relativamente baja para los estándares latinoamericanos y las
exportaciones experimentaron una importante expansión absoluta y relativa con respecto
al PNB. Al igual que en la anterior situación de paro clásico se produce una importante
creación de puestos de trabajo con el consiguiente aumento de la capacidad productiva.
En 1988 la necesidad de regeneración de la vida política era evidente. Así el gobierno del
General Pinochet adoptó políticas expansivas mas populistas generadoras de votos pero
poco responsables respecto a la situación del país: la drástica disminución de impuestos y
el aumento de la masa monetaria, unida a una sorprendente alza de los precios del cobre
tuvieron un fuerte efecto expansivo (aumento del PIB de un 10%) pero que provocó
fuertes aumentos en las importaciones y precios.
LA ESTRATEGIA DE AYLWYN (1990-1994)
Al contrario de lo que sucedió en otras transiciones, el primer gobierno democrático
después del gobierno de Pinochet aprovechó el apoyo popular para ajustar el nivel de
gasto permitiendo que la oferta se ajustara a la demanda mediante la minoración del
ritmo de expansión del gasto y de su recomposición hacia la inversión. Existió un
diagnóstico acertado de sobrecalentamiento de la economía que se manifestaba en la
balanza de pagos y en las presiones inflacionarias de los años 89-90.
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Este ajuste se vio respaldado por un importante pacto social tripartito entre el sindicato
mayoritario (CUT), la patronal (Confederación de la Industria y el Comercio) y el
Gobierno, por el cual las partes se comprometían a una moderación salarial, a fomentar
la inversión y a la austeridad fiscal, respectivamente.
El objetivo de dar mas equidad a la sociedad en general, propio de un proceso de
transición, se compatibilizó con el de contener el proceso inflacionario. Los puntos
básicos de las políticas del gobierno de Patricio Aylwyn fueron la estabilidad social, la
coherencia macroeconómica y la lucha contra la pobreza. Una vez llegada la democracia,
el pueblo la identificó con la mejora de las condiciones de vida para la mayoría, para
lograrlo no había otra alternativa que reformar el sistema tributario, y de esta forma
aumentar los gastos sociales.
La política de Aylwyn marcó diferencias con el gobierno militar por esa modificación
tributaria y reformas en la legislación laboral en pos de satisfacer algunas demandas
sociales. En ese sentido se priorizó la generación de empleo, el aumento de las
remuneraciones reales y el aumento del gasto social real. Pero todo ello en un contexto
continuista en el sentido de:
1. Mantener la economía abierta al exterior.
2. Mantener el papel fundamental del sector privado en la inversión y en la creación de
empleo.
3. Mantener el mercado y los precios libres como guía para la asignación de los recursos.
4. Mantener la valoración de la estabilidad que implican los equilibrios macroeconómicos
básicos.
5. Mantener el incentivo a la inversión extranjera.
LA ESTRATEGIA DE FREI (1994-2000)
El gobierno de Eduardo Frei ha definido el combate a la pobreza como la principal
prioridad de su mandato. Su política social se caracteriza por la continuidad con las
diversas iniciativas puestas en marcha por el anterior gobierno de Aylwyn y se rige por
los mismos principios básicos. El objetivo del gobierno es reducir la parte de la
población que vive en la pobreza al 17% y en indigencia al 3%, antes del fin de su
mandato en el año 2000.
En cuanto a la educación, el logro de un nivel educativo mas alto es considerado como
una condición para erradicar la pobreza. Así el gobierno tiene como objetivo aumentar el
gasto en educación durante los próximos ocho años hasta llegar al 7% del PIB.
Los resultados en el año 1996 fueron positivos. En efecto, se alcanzó la meta de inflación
propuesta de un 6.5%, el PIB tuvo un crecimiento de 7,0%, la cuenta corriente exhibió
un moderado déficit, equivalente a un 3,0% del PIB. Estos favorables resultados fueron
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posibles por la oportuna aplicación de una política monetaria restrictiva por parte del
Banco Central, quién buscó garantizar la continuidad de la reducción en el ritmo
inflacionario y la sustentabilidad del proceso de crecimiento económico.
La política monetaria del Banco Central estuvo orientada a facilitar tanto la
consolidación de los logros en materia de inflación, como a impulsar futuros avances
hacia la estabilidad de precios. Por casi una década, el Banco Central utilizó como
principal instrumento de política monetaria su influencia sobre las tasas de interés del
mercado, basado en el impacto que éstas ejercen, directa e indirectamente, sobre el ritmo
de expansión del gasto agregado y, por ende, sobre la inflación. En septiembre de 1995,
el Banco Central decidió elevar gradualmente la tasa de interés, movimiento que fue
refrendado por los mercados financieros para el resto de las tasas de mercado. El
gobierno también moderó el gasto interno para acomodarse al menor crecimiento
esperado del ingreso nacional, producido por este ajuste.
A partir de 1990, el valor real del peso comenzó a apreciarse en términos reales, en
forma gradual pero sostenida, a una tasa promedio de 4,6% anual, acumulando 24%
entre 1990 y el primer semestre de 1996. Esta tendencia a la apreciación real responde a
los cambios estructurales que experimentó la economía chilena a lo largo de este
período, y por lo tanto, se trató de un fenómeno perdurable y de equilibrio. En efecto, la
apreciación real del peso fue resultado de las ganancias de productividad y
competitividad externa que exhibió la economía chilena a lo largo de los últimos años, y
también del proceso de reinserción en los mercados financieros internacionales.
Por otra parte, la política de movimiento de capitales del Banco Central, buscó promover
un mayor grado de integración financiera con el exterior, pero de forma ordenada y
sostenible en el tiempo. En efecto, en el diseño de la estrategia de apertura se tomó en
cuenta la inestabilidad recurrente que presentó en el pasado el sector externo, y en
particular, la cuenta financiera. Este diseño involucró la búsqueda de un déficit por
cuenta corriente moderado, el que promedió solo un 1,4% anual respecto al PIB entre
1990 y 1995. De igual forma, cabe destacar la fuerte recuperación que experimentaron
los indicadores de solvencia externa a través de este período. En el período 1990-96, el
peso relativo de la deuda externa respecto al PIB pasó desde el 57% al 32%. El ratio de
servicios financieros sobre exportaciones desde 22% a 9% y la razón de Reservas
Internacionales sobre Importaciones de bienes de 9 meses de importación (FOB) a 12
meses a fines de 1995.
Asimismo, se adoptaron las medidas necesarias para materializar un encarecimiento
selectivo de las entradas de capitales a corto plazo a través del mecanismo de encaje (un
10% de depósito en el Banco Central) con el fin de mejorar la composición del
financiamiento externo, consiguiendo así una mayor independencia a la política
monetaria respecto de las condiciones externas y evitar una acumulación excesiva de
reservas derivada de los flujos financieros especulativos.
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IMPACTO DE LAS EXPORTACIONES EN EL CRECIMIENTO
ECONÓMICO
¿Debemos preguntarnos si en el caso chileno fueron las exportaciones la fuerza motriz
que generaron los altos índices de crecimiento? ¿O ha sido el crecimiento acelerado del
producto, su mejora competitiva y su diversificación el factor principal de la expansión
de las exportaciones?
Para responder estas preguntas, se deben analizar no solo los orígenes y el éxito de las
exportaciones, sino además, otras variables que pudieron afectar el desarrollo de la
economía chilena.
En una economía pequeña y de baja industrialización, el crecimiento y la diversificación
de las exportaciones son importantes por dos razones. En primer lugar, los mercados
internos son pequeños y no pueden apoyar, del lado de la demanda, un crecimiento
sostenido del PIB. Por otro lado, para un país pequeño los mercados de exportación son
casi ilimitados y, por lo tanto, no representan restricciones al crecimiento por el lado de
la demanda. En segundo lugar, como los países pequeños y en vías de desarrollo no
producen maquinaria, el cambio tecnológico proviene del extranjero, principalmente en la
forma de bienes de capital importados. Aunque tales importaciones pueden ser
financiadas, por un tiempo, con la entrada de capitales, la capacidad de sustentación de
las altas tasas de crecimiento económico requieren normalmente un vigoroso impulso a
las exportaciones. Así la expansión de las exportaciones proporciona la base para el
crecimiento económico, asegurándose la estabilidad del proceso con la diversificación de
las exportaciones.
LAS EXPORTACIONES Y EL CRECIMIENTO DEL PIB (19601995)
El crecimiento económico de Chile puede ser comprendido mejor en sus grandes rasgos
si se divide el período posterior a 1960 en cinco subperíodos, 1) 1960-1970, marcado
por la sustitución de importaciones y la dominación del cobre, que aportaba el 80% de
los ingresos de exportación; 2) 1971-1973, que corresponde al experimento socialista;
3)1974-1981, período en el cual el gobierno militar introdujo reformas a favor del
mercado con impacto sobre el comercio; 4) 1982-1989, marcado por un pragmatismo
algo mayor en la formulación de políticas; y, finalmente, 5) de 1990 en adelante, que es
la vuelta a la democracia.
Desde 1974, el crecimiento de las exportaciones ha liderado el crecimiento del PIB, sin
embargo, sólo a partir de 1989 el crecimiento de las exportaciones no tradicionales ha
ido acompañado por un crecimiento fuerte y sostenido del PIB y por un alza en la tasa de
inversión. En el período de 1974-1989 el PIB no sólo creció menos que las
exportaciones, sino que las tasas de crecimiento y de inversión fueron muy inferiores a
las alcanzadas durante los años sesenta. Aún así, el grado de apertura de la economía
chilena ha aumentado significativamente desde 1974.
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EC8/8
En 1970 les exportaciones de bienes y servicios representaban cerca del 15% del PIB (a
precios corrientes), en 1995 esta proporción había subido al 29%. Desde esta
perspectiva, puede decirse que se ha alcanzado uno de los objetivos de la política de
liberalización comercial: la economía ha evolucionado de una economía enfocada a los
sectores no transables, a otra en la que su sector principal son las exportaciones. En este
proceso, desaparecieron grandes franjas del sector manufacturero (como los textiles y la
metalmecánica), pero a la postre surgieron otras orientadas a los sectores externos.
Desde 1974, el crecimiento de las exportaciones ha sido muy rápido y el de las
exportaciones no minerales, espectacular. De esta forma, podemos decir que, las
exportaciones no solo han crecido, sino que además, se han diversificado. Por ejemplo,
en 1971 el cobre representaba el 80% de las exportaciones totales de bienes (90%
incluyendo todos los minerales). En cambio, para 1995 el cobre representaba solo el 40%
(50% incluyendo todos los minerales). Así, las exportaciones no tradicionales se
convirtieron en el componente más dinámico de la economía y las tasas de inversión se
han incrementado desde los estándares latinoamericanos hacia los del este asiático,
teniéndose además un crecimiento de la economía en su conjunto elevado y sostenido.
En resumen, las exportaciones han sido uno de los factores causales principales del
crecimiento económico chileno.
LIBERALIZACIÓN DEL COMERCIO, EL TIPO DE CAMBIO Y
LAS FINANZAS INTERNAS
Para poder impulsar el crecimiento económico a través de las exportaciones es necesario
contar no solo con una política de liberalización comercial bien diseñada, y con políticas
de estabilización macroeconómica (tipo de cambio y tasas de interés), sino también
superar las barreras que inhiben una respuesta fuerte de la oferta frente a las señales de
los precios. Estas restricciones no las elimina espontáneamente las fuerzas del mercado,
por lo que se requiere una política específica de los gobiernos e instituciones, para
corregir dichas fallas que impiden una respuesta de la oferta exportable.
El objetivo de la liberalización del comercio es evitar la sustitución de las importaciones
y alentar la producción de las exportaciones. De esta forma, es más probable que los
productores asignen recursos a las actividades en las cuales el país tiene una ventaja
competitiva. Por otro lado, el tipo de cambio real debe depreciarse como resultado de la
liberalización de las importaciones.
Aún si las señales de precio son favorables a la exportación, hay otras restricciones que
impiden una respuesta rápida y potente de la oferta, tal como la información. Los
productores locales no siempre tienen información adecuada acerca de las tecnologías
disponibles para producir los bienes o servicios que podrían vender en mercados
extranjeros o competir de mejor manera en mercados locales, de los canales de
distribución de los mercados externos y de los gustos del consumidor. No obstante, se
debe señalar por un lado, la naturaleza de bien público de la información, así como que
es un bien de consumo no rival (su consumo por parte de un agente no reduce su valor
para otro) y no excluyente (que es muy difícil evitar que otros lo usen). De esto se
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-13-
EC8/8
desprende la importancia del tema dentro del proceso de apertura económica. Esta
política deberá incluir subvenciones a la recopilación de información sobre tecnologías,
mercados extranjeros y gustos foráneos, subvenciones a la creación de buena imagen de
los productores locales, ayudar a las empresas existentes a reestructurarse, orientando
sus actividades a mercados externos y ser más capaces de competir contra los productos
externos en el mercado interno.
Para complementar las medidas antes mencionadas, es preciso aplicar políticas tendientes
a profundizar en los mercados financieros locales, dándole mayor profundidad y alcance
y minimizando las asimetrías de información que crean imperfecciones en el mercado
financiero.
OTRAS POLÍTICAS QUE INFLUYEN SOBRE EL CRECIMIENTO
DE LAS EXPORTACIONES
Además de la liberalización del comercio y del manejo del tipo de cambio, otras políticas
han contribuido también al auge de las exportaciones no tradicionales chilenas. Estas
políticas se pueden clasificar en dos grandes grupos: políticas generales que afectan a
todas las exportaciones (políticas horizontales) y políticas sectoriales.
Dentro de las políticas horizontales podemos señalar los reintegros de aranceles pagados
por los exportadores sobre productos importados y utilizados en la fabricación de los
bienes; la recopilación de información sobre mercados externos iniciada desde 1974 con
la creación de ProChile y otras instituciones, el estado ha apoyado al sector exportador.
También, las políticas de inversión extranjera directa y el desarrollo de infraestructura y
recursos humanos, han desempeñado un papel protagonista en el desarrollo de las
exportaciones.
También el estado ha aplicado políticas sectoriales que han tenido influencia directa en la
expansión de productos de exportación entre las que podemos citar: Desarrollo del
conglomerado forestal; la creación y desarrollo de la industria del cultivo del salmón
(posicionando a Chile como el segundo exportador a nivel mundial) y apoyo al sector
vitivinícola.
MIRANDO HACIA ADELANTE
No hay duda de que la expansión y diversificación de las exportaciones, que comenzó a
mediados de los años setenta pero que asumió un papel determinante a mediados de los
ochenta, ha sido el motor principal del crecimiento de la economía chilena. No obstante,
la etapa fácil del fomento de las exportaciones parece que se ha agotado, por lo que
continuar siendo internacionalmente competitivo implicará elaborar productos y servicios
más sofisticados y complejos que simples productos primarios o de bajo valor añadido,
por lo que será necesario mayores esfuerzos en investigación, desarrollo del capital
humano y las capacidades empresariales, la adquisición de mejor información; así como
un Estado más activo y eficiente que mejore la infraestructura de puertos, caminos y
túneles.
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EC8/8
EL AJUSTE MACROECONOMICO
A lo largo de los últimos catorce años (1984-1998), Chile se ha mostrado al mundo
como la economía más estable, más abierta al comercio internacional y con mayor tasa
de crecimiento sostenido de toda Iberoamérica, tal como se puede observar a través de
los siguientes indicadores:
1. La tasa media de crecimiento del PIB de 1984 a 1998 fue del 6,2%. El crecimiento
económico a lo largo de este período fue sólido y estuvo impulsado por dos motores:
el rápido crecimiento de la exportación y la elevada tasa de inversión.
2. La tasa de inflación pasó de 23% en 1984 al 5% en 1998. Esta reducción ha sido
más significativa en los últimos años, ya que en 1993 se partía de una tasa del 12,2% y
en el 94 ya se situaba en el 8,9%. El crecimiento experimentado por Chile durante este
período, junto la reducción de la inflación crónica que sufría el país, la cual había
llegado a superar el 70% anual entre 1950-84, es lo que permite hablar del llamado
“milagro chileno”.
3. La tasa de desempleo, que era del 18,5% en 1988, pasó al 6,1% en 1998,
reduciéndose sobre todo a raíz del proceso de expansión y liberalización económica
que inició Chile en el año 1985.
4. El PIB per cápita pasó de 2.790 en 1986 a 4.033 en 1998. Esto supone una tasa de
crecimiento del 45% en el periodo.
5. Los salarios reales crecieron a una tasa media del 3,8 % durante el periodo 19851998. Pero es sobre todo a partir de 1990 cuando experimenten un mayor crecimiento,
debido al cambio político que sufre el país al pasar de un régimen militar a un régimen
democrático. En el año 1995 esta tasa de crecimiento fue del 4,2%.
6. La inversión -como porcentaje del PIB-, que mide el ritmo al cual crece la capacidad
productiva de una economía, fue del 22% para el periodo 1985-1998. En 1998 este
porcentaje fue del 27,5%. El crecimiento de la inversión estuvo originado por la
creciente participación del comercio exterior dentro del PIB chileno, lo cual originó
fuertes flujos de capitales que permitieron al país financiar importaciones de bienes de
equipo y realizar obras de infraestructura.
7. La tasa de ahorro se ha ido incrementando como consecuencia del proceso de
liberalización y apertura externa iniciada en 1984, pero sobre todo ha sido la reforma
del sistema de Seguridad Social, que ha pasado a un sistema de pensiones privadas, la
que ha originado el aumento de la tasa de ahorro interno y ha canalizado estos
capitales hacia los sectores productivos, contribuyendo, junto con el ahorro externo, a
financiar la inversión para el crecimiento del país. Si bien el país tiene altas tasas de
ahorro, que promedian alrededor del 25% en los últimos años, aún distan mucho de las
tasas del 32-34% que caracterizan a la mayoría de las economías del sudeste asiático.
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EC8/8
8. La evolución del presupuesto público ha tenido una tendencia al superávit a partir
del año 86, situándose en el año 1993 este superávit en un 1,8% del PIB. El promedio
para el periodo 1984-1994 ha sido del 1% del PIB. Al mismo tiempo, el gasto social
como porcentaje del gasto público total también ha ido aumentando, hasta situarse en
el año 95 en un 70%. Esto sería reflejo tanto del objetivo de erradicación de la pobreza
como de la mejora en el nivel de vida de los ciudadanos chilenos.
9.
La tasa de crecimiento media de las exportaciones -de 1984 a 1998- ha sido algo
superior al 10% anual. Esta activa orientación exportadora originó altos ingresos en la
balanza comercial, que permitieron elevar el nivel de importaciones y además dieron
seguridad a los inversores internacionales, que empezaron a canalizar hacia Chile
enormes flujos de capital, financiando los déficits por cuenta corriente. El aumento de
las exportaciones no sólo implicó un cambio cuantitativo, sino que fue también
cualitativo, puesto que ha aumentado la importancia relativa de aquellos productos
que generan un mayor valor añadido (productos industriales). Sin embargo, todavía la
mayor parte de las exportaciones chilenas son productos primarios con un grado de
industrialización relativamente bajo. Así, el cobre, a pesar de haber disminuido su
importancia relativa, sigue siendo la principal exportación.
A lo largo de los últimos doce años (1984-1996), Chile se ha mostrado al mundo como
la economía más estable, más abierta al comercio internacional y con mayor tasa de
crecimiento sostenido de toda Iberoamérica, tal como se puede observar a través de los
siguientes indicadores:
DESAFÍOS DE FUTURO
Durante los últimos quince años, Chile ha crecido firme y vigorosamente. Ha pasado con
éxito la "prueba de fuego" de la transición del gobierno del General Pinochet al de
Aylwin, y con Frei la democracia parece estar consolidada.
Entre la lista de desafíos que deberán enfrentarse durante el futuro próximo podemos
citar, en primer lugar, el dilema de cómo aumentar las tasas de ahorro para poder seguir
aumentando la tasa de inversión que permita desarrollar el país. Durante el gobierno
militar fue relativamente fácil. Pero ahora, con la democracia, la gente quiere consumir
más, y tiene mayores exigencias sociales. Este problema ya lo había anticipado el
presidente Aylwin, quien durante un discurso navideño de hace algunos años conminó a
todos los chilenos a ahorrar más y a consumir menos para poder seguir creciendo.
En segundo lugar, se prevén conflictos por la redistribución de los ingresos. Todos los
chilenos, incluyendo a los menos favorecidos, pretenden vivir mejor. Con el advenimiento
de la democracia, ha aumentado la presión por un incremento del gasto social.
"Crecimiento con equidad" había sido el eslogan utilizado por el anterior Presidente
Aylwin para distinguir sus políticas económicas de las de su predecesor el General
Pinochet. ¿Cómo podrá aumentarse el gasto social, satisfaciendo la presión de los
sectores menos favorecidos, sin que se afecte a la salud de las cuentas fiscales?.
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EC8/8
En este sentido, los gobiernos democráticos suelen verse tentados a prestar más atención
a las presiones electoralistas de corto plazo que a los deberes de estado a largo plazo. ¿Es
posible hacer crecer la economía, consumiendo más y repartiendo más? ¿Cómo dar
abasto a estas mayores presiones por prestaciones sociales sin descuidar las inversiones
en infraestructura, y sin incurrir en déficit fiscales? Una alternativa planteada es superar la
pobreza, entendiendo por tal a la erradicación de la extrema pobreza y la indigencia, pero
sólo limitándola a ámbitos menores y a los núcleos "duros". ¿Será posible hacerlo, o la
presión social y los intereses electoralistas desbordarán las intenciones del gobierno?
Finalmente, otro tema muy importante para Chile será decidir su alineación en el campo
exterior. ¿Con quién deberá aliarse? La decisión no es fácil. Aunque por un lado, el
principal socio comercial de Chile es Estados Unidos, Japón y el "Pacific Rim" se
presentan como una alternativa importante y de alto potencial de crecimiento futuro. A
pesar de todo ello, Chile no debe olvidar que su posición geográfica se sitúa en
Sudamérica.
CONCLUSIONES
La economía chilena tiene todavía muchos problemas que superar y nuevos desafíos que
enfrentar. No obstante, Chile sigue avanzando por el buen camino, y, a pesar de los
problemas y dudas planteados, la situación del "puma" chileno, habiendo encontrado un
modelo de crecimiento con características propias, seguirá evolucionando favorablemente
bastante más allá del año 2000.
El análisis de los indicadores sociales deja patente el positivo efecto del modelo
económico en la cohesión social, siendo especialmente relevante la mejora experimentada
por el indicador pobreza.
Parece, por tanto, que el efecto "trickle-down" o goteo de la redistribución está
funcionando. Por supuesto que queda un largo camino por recorrer, altas tasas de
pobreza y desigualdad, pero se puede afirmar sin lugar a duda que el ajuste de las
variables macroeconómicas, que ha traído consigo el nuevo modelo económico, ha
supuesto un punto de inflexión en los indicadores sociales y un inicio de mejora y mayor
cohesión social.
Sin embargo, es todavía necesario que el Estado destine una gran cantidad de recursos
financieros para combatir los desequilibrios sociales y se preocupe por la efectividad de
los mismos y en particular por los mecanismos que garanticen una mejor selección de los
beneficiarios. Una economía próspera es presupuesto indispensable para poder luchar
efectivamente contra la pobreza.
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-17-
EC8/8
ANEXO 1
DATOS MACROECONOMICOS DE CHILE
Año
1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988
PIB
7.7
IPC
PARO
1989
1990
1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998
6.7 -13.4
-3.5
6.1
2.4
5.6
6.6
7.3
10.2
3.0
6.1
10.3
6.0
4.3
8.0
7.0
7.1
3.3
31.2
9.5
20.7
23.1
23.0
26.4
17.4
21.5
12.7
21.4
27.3
18.7
12.7
12.2
8.9
8.2
6.5
6.3
5.0
15.7
15.6
26.4
30.4
24.4
21.4
16.0
12.2
8.3
7.2
6.5
7.3
5.0
4.1
6.3
5.4
6.1
6.1
6.1
Análisis De Variables Macroeconómicas
(años 80-98)
36
Paro
32
IPC
28
Valores en %
24
20
16
12
8
4
0
1980
1982
1984
1986
1988
1990
1992
1994
-4
-8
-12
PIB
-16
PIB
IPC
Paro
1996
1998
INSTITUTO DE EMPRESA
-18-
EC8/8
ANEXO 2
CUADROS ESTADISTICOS
CRECIMIENTO DEL PRODUCTO (media anual)
1980-90
1990-94
1994
1995
1996
1997
1998
Argentina
-0,3
7,6
6,5
-4,0
3,0
8,4
4,5
Bolivia
-0,1*
3,8
4,0
4,0
4,4
4,2
4,6
Brasil
2,7
2,2
5,0
1,2
2,8
3,0
0,2
Chile
4,1
7,5
4,3
8,0
7,0
7,1
3,3
México
1,0
2,5
3,2
-6,0
3,0
7,2
4,8
Perú
-0,2
4,2
12,0
6,9
2,0
7,2
1,0
Venezuela
1,1
3,2
-4,0
-3,0
-1,0
6,6
-0,9
Media
1,1
4,0
4,6
1,0
3,0
6,2
2,5
TASA DE INFLACION (media anual)
1980-89
1990-93
1994
1995
1996
1997
1998
Argentina
758,5
140,8
3.9
2,2
-1,0
0,5
0,9
Bolivia
1362,8
13,0
8.9
8,0
10,5
4,7
7,6
Brasil
403,4
1197,9
1294,0
24,0
13,0
7,5
3,0
Chile
21,7
17,6
8,9
8,2
6,5
6,3
5,0
México
47,6
17,1
7,1
45,7
27,0
20,6
15,9
Perú
564,8
350,1
15,4
10,0
10,0
8,6
7,2
Venezuela
21,1
35,8
71,0
51,0
87,0
50,0
35,8
ESTRUCTURA DE LAS EXPORTACIONES CHILENAS (porcentajes)
1984
1989
1995
71 (46)
69 (45)
55 (40)
Manufacturas basadas en RN
23,5
25,2
34,0
Manufacturas no basadas en RN
5,5
6,0
11,0
Recursos Naturales (cobre)
INSTITUTO DE EMPRESA
-19-
EC8/8
ANEXO 3
BALANZA DE PAGOS
(EN MILLONES DE DÓLARES)
RUBRO
1981
1982
1983
1984
1985
1986
Saldo cuenta corriente
-4,733 -2,304 -1,117 -2,111 -1,328 -1,137
Balanza comercial
-2,677
Exportaciones (FOB)
Importaciones (FOB)
Balanza de servicios
986
362
1988
-808
-167
1989
-705
1990
-648
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
15
-743
-2,097
-639
160
-2,917
-4,057
-4,546
850 1,100 1,229 2,219 1,578 1,273 1,576
749
-979
725
1,384
-1,146
-1,295
-2,496
3,836 3,706 3,831 3,650 3,804 4,199 5,223 7,052 8,080 8,310 8,929 9,986
9,202 11,604 16,039 15,353 16,923 14,895
-6,513 -3,643 -2,845 -3,288 -2,954 -3,099 -3,994 -4,833 -6,502 -7,037 -7,353 -9,237 -10,181 -10,879 -14,655 -16,499 -18,218 -17,391
-2,164 -2,476 -2,200 -2,580 -2,239 -2,321 -2,163 -2,563 -2,499 -2,120 -1,901 -1,923
-1,503
-1,722
-1,579
-2,244
-3,290
-2,500
108
109
97
107
61
84
126
177
216
199
340
431
385
358
355
473
528
450
Saldo cuenta financiera
4768
1034
520
3014
1229
797
899
277
827
680
-409
385
2,186
4,574
1,168
3835
7406
2817
Balanza de Reservas
-137
1339
529
-93
102
252
-45
-732
-437 -2,368 -1,238 -2,498
-578
-1,100
-1,600
-1181
-3184
1900
Errores u omisiones
102
-69
68
190
-3
88
-90
-110
-122
-267
-917
-165
-172
-31
394
359
-94
1995
1997
Exportaciones
18,000
16,000
Millones de dolares
Transferencias unilaterales
63
1987
14,000
12,000
10,000
8,000
6,000
4,000
2,000
0
1981
1983
1985
1987
1989
1991
1993
-741
INSTITUTO DE EMPRESA
-20-
EC8/8
INSTITUTO DE EMPRESA
-21-
EC8/8
ANEXO 4
INDICADORES POR PERIODOS
Los períodos se han realizado básicamente según los distintos
gobiernos:
Alessandri (58-64); Frei (65-70); Allende (70-73); Pinochet (73-76);
Pinochet ajuste (76-89); Aylwin-Frei (90-96).
Promedio Crecimiento
PNB
Período
Tasa
1958-64
3,70%
1964-70
3,90%
1970-73
1,10%
1973-89
3,40%
1990-96
6,40%
Promedio de desempleo
Período
1958-64
1964-70
1970-73
1973-76
1976-89
1990-96
Tasa
7,50%
5,50%
3,90%
15,17%
17,82%
5,80%
Promedio Crec. Export.
Período
Tasa
1958-64
6,20%
1964-70
2,30%
1970-73
-0,04%
1974-89
11,02%
1990-96
10,60%
Promedio de Inflación
Período
Tasa
1958-64
25,80%
1964-70
26,20%
1970-73
218,10%
1973-76
57,30%
1976-89
27,20%
1990-96
13,50%
Deuda/Exportaciones
Período
Tasa
1958-64
200,00%
1964-70
240,00%
1970-73
350,00%
1973-89
350,00%
1990-96
179,00%
Deuda Externa/PNB
Período
Tasa
1958-64
38,80%
1964-70
54,90%
1970-73
64,60%
1974-89
86,60%
1990-96
52,0%
***