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¿A qué esperan más
de 200.000 avalistas
insolventes?
Bueno, antes de responder al titular, conviene hacer un recordatorio estadístico de los efectos de este tsunami que es la crisis que comienza en 2007.
Desde esa fecha hasta hoy se han declarado en concurso de acreedores aproximadamente
40.000 empresas, muy pocas si se comparan con nuestros países vecinos donde las estadísticas
en términos del PIE dicen que el número de concursadas es mayor, aún a pesar de que la crisis
no golpeó con tanta fuerza. La razón de la desproporción la hemos de encontrar en que en
nuestro país la mayoría de las empresas en crisis "cierran a la española" (echan el toldo y sin
más, desaparecen, o incluso las más atrevidas, sin echar el cierre, lo único que cambian es el
rótulo -y la razón social claro está-).
Si se contabilizan las estadísticas del "cierre a la española" veríamos cómo somos campeones de largo en esta especialidad.
¿Por qué digo esto?
Porque quiero utilizar unas bases de referencia para hacer un cálculo aproximado de cuántos
avalistas han quedado insolventes por la insolvencia previa de las sociedades a las que prestaron su fIrma (en forma de fianza, avalo garantía).
Si suponemos que el número de empresas insolventes que no acudieron al proceso judicialconcursal es del doble de las que se gastaron los cuartos en buscar un Abogado y Procurador
para judicializar su insolvencia (a través del concurso de acreedores), llegamos a la cifra de
120.000 empresas que en los siete últimos años han cerrado de una manera u otra, dejando a
sus acreedores insatisfechos.
Estimo de forma prudente que detrás de cada empresa insolvente, hay una media de dos
avalistas arrastrados por la insolvencia de sus sociedades, a idéntica situación, ante la presión
ejercida por las entidades fInancieras.
Sucedía con frecuencia que antes de tirar la toalla, los administradores y también los socios de
referencia, prestaban su fIrma a modo de aval o como hipotecantes no deudores de las deudas
impagadas de la sociedad, so pretexto de poder acceder a una refInanciación de última hora exigida por las entidades fInancieras, refInanciación inútil a la postre en la mayoría de las ocasiones.
Podemos concluir pues, siempre de forma aproximada, que si por cada cierre de sociedad
insolvente, se ha producido una insolvencia derivada de dos personas que se han visto arrastradas por la misma, nos encontramos con 240.000 avalistas en estado de insolvencia.
¿Qué hace ese ingente número de avalistas?
La inmensa mayoría están escondidos detrás del armario (sencillamente no pueden percibir
ingresos sujetos a control, pues sus nóminas quedarían embargadas en la parte que exceda el
mínimo legal). Sucede que la mayor parte de ellos han nacido empresarios (el ADN de un empresario viene de cuna), lo que les obliga a utilizar estructuras societarias de la mano de testaferros para poder continuar sus actividades empresariales
Podríamos decir que el "sistema" les arrojó a la economía sumergida y el propio sistema les
impide limpiar sus deudas para darles una segunda oportunidad.
Bueno, esta afIrmación era así de tajante, pero a decir verdad desde hace un tiempo a esta
parte, dichos avalistas, si su insolvencia es fortuita, (en la casi totalidad de los casos lo es)
pueden volver a la normalidad y limpiar sus "pecados" a través de la modificación llevada a
cabo en la Ley Concursa!.
No desprecie esta ocasión si se encuentra en el bombo de los 240.000. Si queda redimido de
sus deudas podrá volver a crear riqueza sin necesidad de engrosar la economía sumergida, noticia ésta que a la postre no sólo es buena para usted, sino para el resto del sistema.
¿A qué espera pues, avalista insolvente?
noviembre 201 4 sector ejecutiva