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Primer Congreso de Administración del Centro de la República
Argentina - Encuentro Regional Centro Oeste ADENAG
Universidad Nacional de Villa María, Córdoba - 1 y 2 de noviembre de
2012
Título de la presentación: “Balance Social, implementación en
organizaciones de la Economía Social: experiencias exitosas,
problemáticas y desafíos”
desafíos”
Hace casi 30 años los argentinos Gerardo Martínez y Alberto Bialakowsky exponían en
su libro sobre balance social “a la responsabilidad económica tradicional se le suma la
llamada responsabilidad social y surge de inmediato para que ésta cobre el mismo status
que aquella la necesidad de su documentación” “...¿cómo puede concebirse, por cierto,
que el mobiliario tenga su lugar en el activo del balance pero no los valores de centenares
de personas que dan vida a la empresa”. A pesar de este antecedente es incipiente el
avance logrado en estas décadas en materia de implementación de modelos de
evaluación de la responsabilidad social, tanto en el ámbito empresarial en general, como
en el de las organizaciones de la economía social en particular.
Sí se advierte un mayor interés en la temática en los últimos años y un crecimiento en
el número de empresas que han implementado algunos de los modelos disponibles. En el
mundo de las empresas lucrativas o de la economía de lucro en general, se advierte un
crecimiento mayor y existen menos cuestionamientos a la temática. Incluso en países
como España, Italia, Estados Unidos o Brasil, el crecimiento es destacable. No así en
cooperativas y mutuales como organizaciones referentes de la economía social o solidaria,
ámbito que parece serle esquivo al tema en ciertos casos.
Después de algunos años de estudio e implementación de esta herramienta, puedo
afirmar que el balance social contribuye a una evaluación más integral y objetiva, y
consecuentemente a una valoración más justa del accionar de la organización en la
comunidad donde se inserta, máxime si nos referimos a cooperativas, mutuales y
organizaciones de la economía social, de fuerte arraigo e impacto en las comunidades en
las que intervienen. Sobre este eje particular se centrará mi exposición en el marco de
este Primer Congreso de Administración del Centro de la República Argentina.
En la complejidad de la vida de las organizaciones, los aspectos sociales, económicos y
ambientales no son compartimentos estancos; los mismos son parte de una misma cosa,
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exitosas, problemáticas y desafíos”
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de una misma realidad. Difícilmente encontremos “acciones sociales” sin trascendencia
sobre lo económico (financiero o patrimonial) o “acciones económicas” que no tengan
impacto o connotación socio ambiental sobre alguno de los tantos grupos de interés con
los que interactúa la empresa. Esto es así porque en la gestión diaria interactúan un
número cada vez más grande de elementos o factores (políticos, culturales, sociales,
económicos, tecnológicos, etc.), muy relacionados entre sí y con un alto grado de cambio,
los que demandan un análisis, monitoreo y evaluación mas integral, multifacético e
interdisciplinario en todos los niveles de la gestión. Y es en este punto donde aparece la
función del balance social como una herramienta que complementa la información
aportada desde los Estados Contables, sumando variables, indicadores y elementos de
juicio que mejoran y amplían la visión sobre el desempeño social de la empresa.
La mirada que la Contabilidad aporta sobre la gestión de las organizaciones, es
fundamental pero no deja de ser parcial, ya que su objetivo es informar sobre aspectos
patrimoniales, financieros y económicos, dejando de lado otros de tipo cultural, político,
social y ambiental, entre otros. La presentación de esta ponencia aspira a mostrar como se
pueden complementar ambas miradas, logrando una evaluación más integral, que
permite analizar y evaluar la vida y la gestión de la empresa u organización con una
mirada sistémica.
Existen diversos instrumentos para evaluar los impactos de la responsabilidad social,
con características similares en ciertos aspectos y con importantes diferencias en otros.
Entre ellos podemos mencionar a los Reportes de Sostenibilidad o Sustentabilidad,
Informes Sociales y Balances Sociales. En todas estas categorías o tipologías -a pesar de la
puesta en vigencia de la ISO 26000- existen divergencias en las materias y estándares de
medición. En un intento de paneo general de la experiencia en nuestro país, mencionaré
los casos de implementación más reconocidos en este tipo particular de organizaciones.
La cuestión central en la elección de uno u otro modelo pasa por una decisión política
de la organización, en relación a si desea medir y evaluar la gestión o sólo relatar hechos
(programas, acciones, actividades) con fuerte desnivel hacia lo positivo.
En la búsqueda del mejor modelo para evaluar la responsabilidad social en todos sus
aspectos, es fundamental que al igual que la información contable, la misma esté
organizada, sistematizada, sea homogénea, clara, transparente, periódica e integral y que
pueda generar comparación entre diferentes períodos y organizaciones y sobre estas
características entendemos que debe seguir trabajándose.
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Otro aspecto particular que abordaré en mi presentación -en relación a los modelos
disponibles- es el proyecto elaborado por la Federación Argentina de Consejos
Profesionales en Ciencias Económicas (FACPCE), a través del cual se intenta reglamentar la
elaboración e implementación de esta herramienta en nuestro país. La importancia y las
posibles consecuencias de este proyecto de resolución técnica ameritan un comentario
desde la visión de las cooperativas y mutuales como actores fundamentales de la
economía social en nuestro país.
En cuanto a los beneficios que puede dar cuenta el movimiento cooperativo y mutual
en nuestro país con la implementación del balance, podríamos dividirlos en tres grandes
grupos que comentaremos en la presentación. Los de tipo político institucional, que se
generan a partir de la posibilidad de comunicar los resultados integrales de una gestión,
fundamentalmente los relacionados con el valor agregado aportado a la comunidad; los
beneficios sobre la gestión, directos e indirectos como herramienta para la detección de
debilidades y áreas críticas de trabajo, con fuerte apoyo a la toma de decisiones; y una
tercera línea de beneficios referida a la contribución a cambios culturales, a partir de la
puesta en práctica de principios y valores que se ponen en marcha a partir de la
participación, la motivación y el compromiso de todos los actores intervinientes.
Otro aspecto que considero esencial para un abordaje concreto y práctico de la
temática es el tratamiento de las diversas limitaciones y problemáticas identificadas en la
implementación del balance social; entre las que se encuentran el desconocimiento de la
temática, bajo compromiso en determinados niveles dirigenciales, divergencia entre el
convencimiento de la utilidad manifestado en el discurso dirigencial y la implementación
real de la herramienta, miedos a los costos que puede demandar la tarea, temor a la
imposibilidad de darle continuidad al trabajo, falta de sistematización de la información
social (en algunas organizaciones es un aspecto preocupante), falta de equipos internos
con personal formado en la temática, poco diálogo con los grupos beneficiarios, entre
otros tantos.
A manera de cierre presentaré algunos desafíos que entiendo existen para los
dirigentes, técnicos y empresarios para trabajar en el crecimiento de la herramienta y el
fomento de su utilización.
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