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¿Nos da miedo
la igualdad?
Por Carmen Martínez, responsable de Igualdad
de Cooperativas Agro-alimentarias de España
E
n este sector nuestro, el cooperativo agroalimentario, no es
fácil escribir acerca de la Igualdad
de Oportunidades entre hombres y
mujeres sin llegar a levantar algún
que otro comentario cargado de
cierta ironía; y es que a veces, una
tiene la sensación que tocar estos
asuntos, sigue siendo una cuestión
un tanto incómoda.
Si partimos de la base de que
las cooperativas somos empresas
que pertenecemos al ámbito de la
economía social, vista ésta como
la parte sustancial de la economía
donde la justicia social se convierte
en el objetivo ineludible de la actividad económica, y donde los principios de igualdad social, democracia
y otros, son inherentes a esa actividad, ¿por qué entonces hablar de
estas cuestiones sigue siendo un
asunto que no llega a ser bien recibido del todo y es tratado como
algo exclusivamente de «mujeres y
para mujeres»?
Desde que se iniciaron las tareas
por y para la igualdad de oportunidades en Cooperativas Agro-alimentarias de España, nuestra máxima
ha sido el conocimiento efectivo del
papel de la mujer cooperativa, los
factores que han influido e influyen
y el establecimiento de medidas correctoras que se pueden traducir en un
sinfín de programas de actuación, todos ellos encaminados a visualizar a la
mujer cooperativa agraria y a promover su participación en los puestos de
relevancia y de toma de decisiones de las empresas cooperativas.
La puesta en marcha de programas
formativos se convierte en elemento
clave de la sensibilización, tanto para
hombres como para mujeres
¿Acaso alguien ha podido pensar que es posible acercarnos a esos objetivos sin un proceso formativo que proporcione las herramientas adecuadas,
tanto en destrezas como habilidades, y motive lo suficiente? Desde el total
convencimiento de que la formación es entendida como un elemento de
transformación de las actitudes del ser humano, la puesta en marcha de
distintos programas formativos se convierte en elemento clave de la sensibilización, tanto para hombres como para mujeres.
Formar en Igualdad de Oportunidades va más allá de evidenciar que
existe un referente normativo que hace mención al principio de igualdad,
velando por su cumplimiento y efectividad; formar en Igualdad de Oportunidades significa que hombres y mujeres, cada uno con las características
propias del género al que pertenecen, sean conscientes de la necesidad
de equilibrar la presencia en las juntas rectoras y en las direcciones para
contribuir a un bienestar social, que sin duda alguna, se traducirá en múltiples beneficios, situando a la Cooperativa en posiciones de competitividad
empresarial adecuadas.
Concluyo con una frase célebre de D. Gregorio Marañón: «No son los dos
sexos superiores o inferiores el uno del otro. Son, simplemente distintos».
Aprovechemos las diferencias positivas que presentan cada uno de los géneros de la especie humana, para avanzar y construir VALOR
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