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22 NEGOCIOS ANÁLISIS INTERNACIONALES Quedan menos opciones para contener el ALZA INTERNACIONAL DEL CRUDO E l continuo ascenso del precio internacional del petróleo parece no acabar nunca y está afectando considerablemente los costos de los productores, así como el bolsillo de los consumidores en todo el mundo. En lo que va del año, el precio del crudo en Nueva York se ha incrementado en 51% (llegó a 63% tras el paso del huracán Katrina por EE.UU.), lo que se refleja de manera rápida en los precios de los combustibles y en los productos en cuya elaboración se usa el petróleo y alguno de sus derivados. Hace un año, las proyecciones en la cotización del crudo estaban entre los US$ 50 y los US$ 70 por barril debido a las perspectivas de los agentes1 acerca de una recesión en EE.UU. a consecuencia del alza. Sin embargo, en abril de este año el 95% pensaba que el precio estaría en el rango de más de US$ 70 antes de que tal recesión pudiera producirse. ¿A qué se debe el alza de la cotización del petróleo? ¿Cuáles serán las consecuencias sobre el crecimiento mundial? Y, considerando que el Perú no está excluido del impacto del alza, ¿qué medidas debemos tomar? Es necesario emprender medidas de mediano plazo, como la promoción del uso de recursos sustitutos al petróleo, y evaluar otras de corto plazo, como la eliminación de aranceles a la importación de crudo, considerando que el Fondo de Estabilización de los Precios de los Combustibles (FEPC) y la reducción del ISC aplicado a estos podrían ser insuficientes para atenuar el alza. Si bien la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) concentra casi la mitad de las exportaciones de crudo en todo el mundo y mantiene estratégicamente sus precios dentro de una franja establecida por los países miembros vía incrementos o reducciones en las cuotas de producción, lo cierto es que hoy en día los miembros de la OPEP están produciendo a poco más del 90% de su capacidad (nivel máximo alcanzado desde 1979), dado que no ha habido inversión reciente significativa para aumentar la capacidad de producción de dichas plantas. La capacidad de producción ociosa en el mundo ha disminuido. El único país que cuenta con esta es Arabia Saudita. Además, las expectativas de producción para los países fuera de la OPEP (proyectado en 0.8 millones de barriles por día) no cubrirán el crecimiento esperado de la demanda para el 2006. Por ello, las economías importadoras han vuelto sus miradas hacia Rusia, país que en los últimos meses ha incrementado su producción de crudo considerablemente. Las economías requieren del petróleo para la generación de energía, el funcionamiento de sus máquinas en la industria, movilizar personas y mercancías, y, en general, como insumo principal en otras varias industrias. Sin embargo, la recuperación de EE.UU. y el pujante crecimiento de los países asiáticos, así como el de otras economías emergentes, han generado un crecimiento de la demanda por crudo que ha sido catalogado como uno de los más fuertes de la historia. El caso más impactante es el de China, segundo mayor demandante de crudo después de EE.UU. Su demanda energética el año 2004 se incrementó en 20%. A lo largo de este año, China demandó un promedio de 1 millón de barriles por día y, aunque algo menor, en los siguientes dos años la demanda seguirá siendo fuerte (600,000 barriles por día). Si bien los países importadores de crudo son los más afectados, los consumidores también sufren los estragos, ya que, en teoría, el alza tiene el mismo impacto que el aplicar impuestos al consumo: reduce el crecimiento económico, al tiempo que los precios para el productor y el consumidor se incrementan, elevando el riesgo de estanflación2. Por el momento, el alza del precio del crudo no ha tenido un fuerte impacto en la estabilidad de las principales economías del mundo. Los analistas económicos coinciden en las posibles principales causas de esto: (i) el incremento real del precio del petróleo (ajustado por inflación) aún está por debajo del nivel alcanzado en 1981 y hoy un barril de petróleo cuesta alrededor de US$ 65, mientras que durante la crisis IPE Instituto Peruano de Economía de 1981 el precio de este alcanzó los US$ 83 por barril; (ii) puesto que el incremento en el precio del petróleo se ha dado de manera más gradual en comparación con épocas pasadas, las economías (países de la OECD, principalmente) se han preparado y hoy están en una mejor posición para afrontar el alza. Tal es el caso de la significativa mejora en la eficiencia en el uso de energía logradas por estas economías en los últimos años; y (iii) la debilidad del dólar frente a otras monedas ha atenuado el alza de precios del petróleo, considerando que este se cotiza en el mercado internacional en dólares americanos. El reciente paso del huracán Katrina sobre los EE.UU. ha sido devastador y podría afectar severamente su economía (se estima una reducción en el crecimiento del PBI del tercer trimestre de 3.7% a 3%). En principio, los mercados reaccionaron con preocupación y aumentaron cierto nivel de dramatismo al incremento del precio del petróleo que hasta el momento había sido gradual. Así, la cotización alcanzó máximos históricos, como el registrado el pasado 30 de agosto, cuando se ubicó momentáneamente por encima de los US$ 70 por barril. De acuerdo con Reuters, el huracán cerró las operaciones de 8 refinerías del Golfo de México, las cuales diariamente envasan cerca de 1.8 millones de barriles de gasolina, aproximadamente el 9% de lo que necesita EE.UU. por día para sostener su crecimiento (el consumo diario es de 20 millones de barriles, de los cuales el 58% se importa) e interrumpió el 95% de la producción de crudo y el 88% de la de gas natural. La escasez generada se traduce en mayores precios. Y, de acuerdo con el Comité de Energía del Senado de EE.UU., por cada centavo adicional que se incrementa el precio de la gasolina, los consumidores estadounidenses estarían pagando alrededor de US$ 1,390 millones extras cada año. Ante la situación de emergencia, el gobierno de EE.UU. autorizó el uso de las reservas estratégicas federales de petróleo (en total suman 700 millones de barriles de crudo), para sustituir temporalmente los envíos de crudo que usualmente se descargan en el puerto de Louisiana Offshore Oil y que cerró por el huracán. En el Perú, el fenómeno reavivó el debate público en torno a las medidas que el Gobierno debería aplicar para amortiguar el impacto del alza del precio del petróleo en el nivel de precios interno. Las refinerías ya han elevado sus precios. De acuerdo con el Ministerio de Energía y Minas (MEM), semanalmente se usan S/. 12 millones de los recursos del FEPC que para fines de setiembre se agotarían. En el mercado interno, desde agosto, cuando se inicia la última escalada de precios, el diesel y la gasolina de 97 subieron en 8.5% y 11.4%, respectivamente, mientras que la cotización del GLP no varió. En mayor o menor medida, el alza fue contenida por medidas dictadas por el Gobierno con ese fin. El retraso de los precios es, en promedio, de 17%, de acuerdo con la información más reciente del MEM. Ante la posibilidad de que el crudo se mantenga en los niveles actuales o suba aun más, algunos especialistas han propuesto como alternativa reducir el ISC a los combusti- bles, mientras que otros plantean la reducción o eliminación de los aranceles a la importación. El Ejecutivo ya hizo lo primero (D.S. Nº115-2005-EF) y de acuerdo con el MEF ya no habrá nuevas rebajas. Como alternativas de corto plazo, quedan: (i) eliminar el pago de los aranceles al petróleo procedente de cualquier país (con un costo fiscal aproximado de S/. 400 millones anuales); o (ii) repotenciar el FEPC. Esta última herramienta, sin embargo, sólo sirve para estabilizar precios en períodos de volatilidad (no cuando la tendencia es al alza). Además el fondo está casi agotado y repotenciarlo sólo daría la información errada a los agentes del mercado (los consumidores pagan precios artificialmente bajos y no encuentran incentivos para buscar el producto sustituto). En el mediano plazo, la opción es promover el uso de recursos alternativos (gas natural, por ejemplo), para lo que se requiere un cambio en la matriz energética, acompañado de un esquema impositivo sólido y racional, que grave más a los combustibles más sucios y menos a los más limpios. Y, claro, es fundamental también incentivar el ahorro de energía. 1 2 Tomado de una encuesta realizada por The Wall Street Journal. Período caracterizado por alta inflación combinada con estancamiento económico, desempleo o recesión.