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Informar, anticipar, influir Antonio Garamendi Lecanda Presidente de CEPYME y CONFEMETAL Cuando hace ahora diez años, la redacción “fundadora” de El Economista trabajaba las informaciones que conformarían la primera portada del periódico, nadie intuía ni estaba preparado para la durísima crisis global que poco tiempo después se iba a desencadenar. Sin embargo, El Economista nos ha contado y ha superado esa crisis económica que, en la prensa, se ha añadido a otras específicamente sectoriales, y lo ha hecho con profesionalidad y solvencia, apoyado en la seriedad y la credibilidad que son las virtudes básicas para consolidar un proyecto periodístico. Debo decir que esta trayectoria que ha convertido a El Economista en un referente informativo indispensable para los que estamos en el mundo de la economía y la empresa, no ha sido ninguna sorpresa para mí. Coincidí en otros proyectos de información general y económica con los principales responsables empresariales y periodísticos de El Economista y hubiera apostado sin dudarlo por ese éxito. Hoy, cuando arranca 2016, el panorama económico ha cambiado y, como durante estos diez años, El Economista sigue contándonos la actualidad que afecta a las empresas, explicando sus claves y ofreciendo herramientas útiles para la gestión diaria. Estamos ya en un escenario de recuperación, apoyada en la mejora de la demanda interna y en una incipiente recuperación del crédito. La inversión empresarial y las exportaciones siguen siendo los dos motores del crecimiento económico, e incluso la situación del mercado laboral comienza a trasmitir optimismo. Pero no faltan sombras. Un alto nivel de endeudamiento y la falta de financiación a las pymes limitan el crecimiento de la demanda interna, si bien una inflación muy moderada está contribuyendo a la recuperación del consumo. Además, en lo microeconómico, es necesario crear certidumbres y seguir con las reformas, para que no se conviertan en vanos los esfuerzos hechos hasta ahora, por particulares y empresas. El entorno que debe transmitir esas certidumbres a la actividad económica necesita, ahora más que nunca, estabilidad y las empresas un marco estable y previsible que les permita invertir y generar riqueza. Obviamente no sé con qué portada saldrá el periódico el día de su décimo cumpleaños, pero estoy seguro de que, con el primer vistazo, nos permitirá conocer lo más sustancial que haya pasado y anticipar lo más relevante de lo que está por venir. Luego, la lectura más reposada de sus páginas provocará la reflexión y probablemente influirá en la toma de decisiones. Es decir, cumplirá con las funciones básicas de un medio de comunicación en una sociedad moderna. Seguro de que El Economista seguirá jugando ese papel, independientemente del soporte, espero seguir celebrando muchos aniversarios más con todos los que hoy lo hacen posible cada día y con los que lo harán en el futuro.