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Tal y como se apunta en el texto “Arte radiofónico. Algunas líneas básicas de
reflexión y de actuación” de José Iges , el arte radiofónico se ha definido como un arte
de sensaciones radiofónicas.
La utilización selecta de los elementos del lenguaje radiofónico puede dar lugar
a composiciones artísticas sonoras que pretender transmitirnos ciertas sensaciones a
partir de estos elementos que de una forma u otra son utilizados, como es evidente, en la
producción de otros géneros del mundo radiofónico. No podemos olvidar que la
producción sonora de informativos, magazines, publicidad… sonoras utilizan el mismo
lenguaje con fines muy distintos.
Al igual que en la producción audiovisual, el lenguaje utilizado es igual en la
producción de un magazine de una televisión a nivel nacional, informativo… y el que
utiliza Terrence Malick para construir poesía visual en “El Árbol de la Vida” o el
utilizado en “El gran Silencio” de Philip Gröning. La diferencia a grandes rasgos es la
dedicación que se lleve en la confección del material sonoro y sobretodo del tiempo e
intensiones que se pongan en la organización de estos en las piezas artísticas.
Haciendo referencia de nuevo a algunas de las ideas que José Iges introduce en
su texto “Sobre el Radioarte: reflexiones sin desarrollo”, hay que tener en cuenta que la
propia creación de este tipo de arte ha llevado al trabajo de muchos profesionales en
cuanto a las intensiones, desarrollo, presente y futuro de este. Iges plantea que uno de
los problemas de la radio como arte reside en que requiere una escucha diferente al de
resto de producción radiofónica, y que, al igual que en otros tipos de artes, esa escucha
requiere un entrenamiento. Sin embargo, este entrenamiento se ha ido perdiendo por
parte del oyente tras la desaparición de producciones que requieren este tipo de atención.
Por último, y antes de comenzar el análisis de las piezas elegidas, cito las
palabras de Rudolf Arnheim:
“En la radio suceden acontecimientos que suenan de un modo tan mundano que
parece como si ocurrieran en la misma habitación, pero que suceden tan lejos que es
como si nunca hubieran existido.”
La cita de Arnheim se relaciona con otros de los puntos introducidos por Iges en
el texto anterior, la relación entre el oyente y la radio. Al escuchar la radio somos
conscientes de que no somos los únicos que conectamos con el medio en dicha sintonía,
sin embargo, aun sintiendo la lejanía entre el medio y nosotros, lo emitido lo
escuchamos como si ocurriera en la misma habitación y que, en el caso del radioarte, lo
provocado por ello es mucho más cercano de lo que es en realidad.
Las piezas que procedo a analizar son Resonantes (4-08-13) y Radio Plays itself
(29-9-13) ambas obtenidas de la página que se facilita en la práctica.
Resonantes es el resultado de la mezcla de efectos sonoros, música y
declaraciones de personas de Palenque (Méjico). Todo gira en torno al tambor como
uno de los pilares de la cultura de dicho estado de procedencia precolombina. Se
intercalan cantos típicos de dicha zona y la importancia de las declaraciones es enorme
debido a que gracias a estas entendemos que es el tambor para los palenqueros.
Obviando lo dicho en esta pieza, uno de los elementos más importantes son los efectos
que el autor le ha añadido a las voces así como la panoramización de estas. Muchas de
las voces dan la sensación de ser telefónicas, de estar contándonos las cosas por
teléfonos a nosotros como espectadores. Pese a que en la mayoría del tiempo la voz se
encuentra en primer plano, la pieza se complementa con voces, efectos y música en
segundo plano, que tienen la misma importancia que lo que escuchamos en primer
plano.
Al igual que en Resonantes, en Radio Plays itself la utilización del lenguaje
radiofónico es fundamental. En este caso el uso de efectos sonoros tales como
interferencias, la panoramización de voces… dan lugar a darnos cuenta sobre lo que es
realmente la radio. La radio no es más que la combinación más o menos trabajada o
pensada de los elementos del lenguaje radiofónico. Aunque el silencio no es uno de los
más comunes, en esta pieza se nos da a entender que en parte la radio no es más que la
repetición de todo estos elementos. La composición de ambientes y voces ininteligibles,
suspiros, ruido blanco… nos transporta a la incomodidad sonora de la que dista mucho
las pieza anterior.
En conclusión, el arte radiofónico requiere el entrenamiento de la forma de
escuchar. Actualmente son pocas las personas que pueden tener la voluntad de apreciar
esta forma de arte, sin embargo, como creadores hemos de tener en cuenta que el
concepto de arte sonoro no se debe dejar de lado puesto que lo que es capaz de
transmitir complementa a otras formas de arte.