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ACEITE DE HIGADO DE TIBURON.
LEUCEMIA
En 1952, una joven médica sueca, Astrid Brohult, M.D., descubrió que la médula ósea fresca
extraída del ternero, suministrada a niños afectados de leucemia, estimulaba la producción de
glóbulos blancos. Luego quedó demostrado que el factor estimulante lo constituía un grupo de
sustancias conocidas como Alkilgliceroles, que ya en 1922 fueron identificados en el hígado
de los tiburones por dos investigadores japoneses.
Desde entonces, se ha descubierto que la presencia de Alkilgliceroles en la naturaleza es
abundante. Se encuentran en los órganos de varios animales, como en la grasa de la médula
ósea, en la grasa del bazo y el hígado, en los eritrocitos y en la leche (diez veces más en la
leche humana que en la leche de vaca). Pero se ha descubierto que la máxima fuente de
Alkilgliceroles se encuentra en el hígado del tiburón de Groenlandia, el “somniosus
microcephalus”.
Los efectos biológicos del aceite de tiburón incluyen la simulación de producción de
leucocitos sanguíneos y trombocitos, así como la activación de la actividad antitumor y
macrofágica. Otros efectos incluyen la habilidad para proteger contra el daño de las
radiaciones en el tratamiento de varios tipos de cáncer.
Los alkilgliceroles
En un estudio que se publicó en el diario de la fisiología de la célula (febrero de 1999), Wang
y otros estudiaron el potencial de promoción de diferenciación de la célula de un tipo
particular de alkilglicerol en células cancerígenas en el colon. Los científicos observaron la
capacidad del alkilglicerol de cambiar la forma biológica de las células cancerígenas del
cólon. El Alkilglicerol demostró que “… promueve un phenotypo más benigno o diferenciado
en las células cancerígenas del colon.” El tratamiento de las células de cáncer con alkilgliceroles dio lugar a una reducción de la proliferación celular y a una capacidad reducida
para la invasión celular. Es decir, los alkilgliceroles condujeron a disminuir la reproducción
de la célula de cáncer y reducir la capacidad de las células cancerígenas de invadir las células
sanas. Los autores concluyeron en que los alkilgliceroles poseen ambas capacidades, la de
prevención y la de tratamiento.
El aceite de hígado de tiburón ha sido mencionado por 40 años y se ha utilizado como agente
preventivo y terapéutico. No sólo los alkilgliceroles se han utilizado para tratar leucemia,
como en el caso de los niños en Suecia, sino también se han utilizado para prevenir la
enfermedad de la radiación que provenía de tratamientos del cáncer. Además, el alto nivel de
alkilglicerol que existe naturalmente dentro de cualquier célula de tumor ha conducido a los
científicos a postular que ésta puede ser un intento evidente del cuerpo de controlar el
crecimiento de la célula. La proteína kinase C, un paso esencial en crecimiento de la célula de
cáncer, se puede parar o inhibir realmente por los alkilgliceroles. Además, se ha sugerido que
los alkilgliceroles actúan directamente en los macrófagos (las células inmunes grandes que
“engullen” las células de cáncer). En conclusión, los alkilgliceroles pueden estimular al
macrófago a secretar más de 50 sustancias referidas directa o indirectamente al sistema
inmune. Algunas de estas sustancias, los interleukins, son poderosos combatientes del sistema
inmune que obran recíprocamente con los linfocitos (Pugliese y otros. 1998; 1999).