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En nombre del Presidente de la Sociedad Chilena para Yad Vashem, señor David Feuerstein, deseo entregarles su más cordial saludo y las más sinceros agradecimientos por estar aquí reunidos, con motivo de conmemorar el Día Internacional de Recordación de las Víctimas del Holocausto, establecido por la Organización de Naciones Unidas, en el año 2005. En este imponente salón de nuestra Cancillería, que lleva el nombre de nuestro General Libertador y Director Supremo de la Nación, Bernardo O´Higgins Riquelme, los dirigentes de la Comunidad Judía de Chile y de B’Nai B’rith, con el respaldo de la Sociedad Chilena para Yad Vashem, han reconocido la labor del Senador Jaime Naranjo Ortiz, un hombre público, acérrimo defensor de los derechos humanos y quien propiciara la ley que establece, la creación de un Memorial en homenaje a quienes sufrieron la más horrenda persecución y el más violento genocidio que ha conocido la historia del mundo moderno. Permítanme citar unos párrafos del discurso del Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, pronunciado cuando se aprobó la resolución 60/7, rechazando toda negación, ya sea total o parcial del Holocausto como hecho histórico y condenando sin reservas todas las manifestaciones de intolerancia religiosa, incitación, acoso o violencia contra personas o comunidades basadas en el origen ético o en las creencias religiosas, donde quieran que tengan lugar. El alto dirigente de la ONU señaló que “el Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto es, por tanto, el día en que debemos reafirmar nuestra adhesión a los derechos humanos”. Dijo además que “Debemos también hacer algo más que recordar y velar para que las nuevas generaciones conozcan esa parte de la historia. Debemos aplicar las lecciones del Holocausto al mundo actual y hacer cuanto podamos para que todos los pueblos gocen de la protección y de los derechos por los cuales luchan las Naciones Unidas”. Teniendo en cuenta las palabras de este alto funcionario internacional, el señor Feuerstein se une, con la mayor fuerza de su espíritu, a este importante acto y al reconocimiento que se hace al Senador Naranjo, quien, como hombre y legislador, ha entendido y respaldado la responsabilidad que los ciudadanos libres del mundo tienen en relación con la memoria y la educación. Durante los más de 60 años que el señor Feuerstein ha vivido en libertad, después de sufrir en carne propia el dolor de la prisión, de la tortura y el asesinato de gran parte de su familia, durante el régimen nazi, ha cumplido con una promesa que realizó a algunos compañeros del campo de exterminio y a sí mismo, de luchar hasta su último aliento para preservar la memoria de este doloroso episodio y mantener vivo el recuerdo de los seis millones de judíos que fueron asesinados, por el sólo hecho de pensar diferente y profesar una fe distinta a la de los opresores nazis. Resulta importante el que la comunidad entera entienda la importancia de que se levante un memorial que recuerde el Holocausto y que pueda ser observado por todos los ciudadanos de este país, en especial su juventud. Debe ser una misión de muchos y no de un grupo o una entidad. La iniciativa del Senador Naranjo abre nuevas puertas a la paz, a la tolerancia y al respeto entre las personas de distintas ideologías, de diferentes razas y credos. El mundo moderno y, permítanme recordar la reciente asunción a la primera magistratura de los Estados Unidos, de un hombre de origen afro americano, el Presidente Barack Obama, está abierto al cambio y al respeto de las diferencias. A pesar de venir de una de las tantas minorías que componen la diversidad de la nación estadounidense, él tiene una perspectiva amplia y una visión continental, sin cabida al discrimen, al revanchismo o a la mediocridad. Esa panorámica se refleja en nuestros actos. En la permanente formación de quienes son el futuro del mundo. Esta labor educativa del señor Feuerstein ha sido reconocida una vez más, al ser nombrado Doctor Honoris causa por la Yeshiva University, la más prestigiosa entidad educativa judía del mundo. A la vez, tanto en Chile como en otras naciones del mundo ha propiciado la creación de monumentos al Holocausto, que han servido para mantener viva la memoria y por lo tanto, aplaude que otras personas sigan su valioso ejemplo. Hoy, a pesar de estar resentido de salud, no ha querido estar ausente de este acto tan solemne, al que adhiere a través de estas palabras, que hoy entrego en su nombre. A la vez, también hubiera querido estar presente en la ceremonia oficial de las Naciones Unidas en Nueva York, a la que fue especialmente invitado en su calidad de sobreviviente de los campos de exterminio y del ghetto de Varsovia y como dirigente internacional y Presidente de la Sociedad Chilena para Yad Vashem. Su amigo personal, el Rabino Israel Lau, máximo dirigente del Consejo de Yad Vashem, en Jerusalén, Israel, es el orador invitado ante la asamblea de las Naciones Unidas en este día tan especial. En ambos lugares, donde se conjugan ideales comunes, sólo ha podido hacer llegar su mensaje que se resume en sus palabras: “Para que nunca más ocurra un Holocausto en ninguna nación del mundo, debemos hacer prevalecer la memoria y educar a las nuevas generaciones que tendrán a su cargo dirigir el destino de la humanidad”. Muchas gracias Pero Morales Segura Coordinador Sociedad Chilena para Yad Vashem Santiago, 27 de Enero de 2009