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El País, Cultura. 4 de febrero de 2015
Harper Lee publica 55 años después la secuela de ‘Matar a un
ruiseñor’
La editorial Harper Collins confirma el regreso el próximo 14 de julio de
la autora
Harper Lee, en una imagen de 2007. / Chip Somodevilla (GETTY)
Que Harper Lee publique una novela tiene un impacto similar, en el mundo literario, al que
habría tenido en su momento en el musical la reunión de los Beatles. La autora de Matar a un
ruiseñor -la novela de 1960 sobre la segregación racial en el sur de Estados Unidos que ha
marcado a generaciones de norteamericanos- era una autora de una única obra. Ya no. La
editorial Harper Collins anunció este miércoles que, el 14 de julio, publicará Go, set a
watchman (Ve, aposta a un centinela, un título sacado del Libro de Isaías en el Antiguo
Testamento) una secuela de Matar un ruiseñor.
El descubrimiento del manuscrito de la nueva novela y la decisión de publicarla es el
acontecimiento editorial del año. Nelle Harper Lee -su nombre completo- pertenece a la raza
de escritores alejados de los focos, como J. D. Salinger. Debutó hace cincuenta años con Matar
a un ruiseñor, la historia de Atticus Finch, un abogado que defiende a un negro acusado de
violar a una blanca, narrada por Scout, la hija de Finch. Después Lee calló. Recluida en
Monroeville, el pueblo de Alabama que inspiró la novela, dejó de publicar y de dar entrevistas.
Enseguida Matar a un ruiseñor, publicada en la era de la lucha por los derechos civiles, se
convirtió en algo más que una novela. La película, en la que Gregory Peck interpretaba a
Atticus Finch, contribuyó a ello. Matar a un ruiseñor, que recibió el premio Pulitzer, ha vendido
más de treinta millones de ejemplares. Sigue leyéndose en las escuelas: en un país donde el
trauma por el racismo pervive, su significado no se ha agotado y sus personajes -Finch, el
El País, Cultura. 4 de febrero de 2015
hombre justo, el faro moral; Scout, la muchacha rebelde e independiente- mantienen la
fuerza. La novela tiene algo de Biblia civil, de manual de ciudadanía que enseña a los jóvenes a
respetar al prójimo, a ponerse en su piel.
El actor Gregory Peck y Harper Lee
durante el rodaje de 'Matar a un
ruiseñor'. / BETTMANN / CORBIS
La escritora, que tiene 88 años y vive en
una residencia de ancianos, no había
dicho la última palabra y la novela
nacional estaba incompleta. Le faltaba la
secuela, que en realidad Lee escribió antes
que Matar a un ruiseñor, a mediados de
los años cincuenta. En un comunicado, Lee
explicó que la protagonista es Scout
adulta. Vive en Nueva York y regresa a
Monroeville -Maycomb en la ficción- para
visitar a su padre, Atticus. Cuando al
escribirla la mostró a un editor, a este le
interesaron los pasajes en los que Scout recordaba su infancia y convenció a Lee para que
escribiera otra novela desde el punto de vista de Scout niña. Esta novela fue Matar a un
ruiseñor.
“Yo era una escritora novata e hice lo que me dijeron”, dice la autora en el comunicado. “No
era consciente de que [el libro original] había sobrevivido, así que me sorprendí y me alegré
cuando mi querida amiga y abogada, Tonja Carter, lo descubrió. Después de mucho pensar y
muchas dudas, lo compartí con un puñado de personas en quienes confío y me complació
escuchar que consideraban que valía la pena publicarlo. Me honra e impresiona que se
publique ahora, después de tantos años”. Carter, que trabaja en un bufete de abogados de
Monroeville, negoció el contrato con Michael Morrison, el presidente y consejero delegado de
HarperCollins, según la agencia Associated Press. No se ha divulgado la suma. La primera
edición en inglés de Go set a watchman será de dos millones de ejemplares. La novela tiene
304 páginas y se publicará tal como fue escrita, sin revisiones.
El silencio de Harper Lee durante estos años ha alimentado todo tipo de teorías. Una de las
más malévolas sostenía que en realidad el autor de Matar a un ruiseñor, o de parte del libro,
no era Lee sino Truman Capote, su amigo de infancia y uno de los personajes de la novela. Otra
teoría, más verosímil, es que sin la ayuda de Lee, que le acompañó durante los viajes a Kansas
para recabar información, Capote difícilmente habría escrito su obra maestra, A sangre fría.
Lee no era una estilista como Capote, pero, como dijo una vez otro escritor sureño, Allan
Gurganus, Capote carecía del “sentido ético” de Lee. Ambos acabaron distanciados.
Harper Lee no habla con la prensa desde 1964. Su amiga la abogada Tonja Carter, sin la que la
nueva novela probablemente no existiría, rehuía este miércoles el asedio. “La señora Carter no
da entrevistas”, dijo por teléfono una asistente en el venerable bufete Barnett, Bugg, Lee &
Carter. Situado en el segundo piso de un edificio en el número 60 de Hines Street, en
Monroeville, es un despacho digno de figurar en la historia de la literatura. Allí trabajaba aún,
entrados los noventa, Alice Lee, la hermana de la novelista. Uno de los primeros socios fue A.C.
Lee, padre de ambas y modelo de Atticus Finch.