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11. LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN. 11.1. LA CRISIS DE 1808: GUERRA DE INDEPENDENCIA Y REVOLUCIÓN POLÍTICA. 1. Introducción. Para el estudio de este tema es preciso que distingamos dos niveles de hechos que se producen paralelamente: Por una parte hechos fundamentalmente políticos: la revolución política que implicó la caída del antiguo régimen. Por otra hechos fundamentalmente bélicos: la guerra de independencia. El reinado de Carlos IV y la crisis de 1808. Los inicios de la crisis del Antiguo Régimen coinciden con el reinado de Carlos IV (17881808), en el que coincide una triple crisis: Económica: Comienza en el sector agrario (caída de rendimientos, por las repoblaciones de tierras cada vez menos fértiles, e inclemencias meteorológicas) que provoca crisis de subsistencias (carestías y subida del precio del pan frecuentes: 1789, 1801, 1803…), (evidenciando la falta de un mercado nacional unificado). Continúa con el sector industrial (la producción de indianas entró en recesión por la saturación del mercado, así como la sedera valenciana). La crisis se agrava a partir de 1795 por el enfrentamiento con Gran Bretaña, cuyo bloqueo colapsa el comercio. Por último a lo anterior se une una epidemia de fiebre amarilla (1800/1804). Social: Como consecuencia de lo anterior se acentúan los conflictos sociales, produciéndose motines y disturbios frecuentes (Madrid, Barcelona, Valencia…) Política: Carlos IV será un monarca débil que vuelve a la práctica del valimiento: Godoy (1792-1808). Sube al poder con 24 años y gozará de una enorme impopularidad. Todo el reinado estuvo marcado por la revolución francesa, en un doble sentido: a) Condiciona la política interior, frenando las reformas ilustradas realizadas por su padre Carlos III. b) Condiciona la política exterior iniciando un ciclo bélico que desembocará en la guerra de independencia: En un primer momento, frente a la revolución en Francia, se desarrollan en Europa las llamadas “guerras de coalición” protagonizadas por las potencias europeas frente a Francia y en las que España participa. (primera coalición 1792/97: Prusia, Austria, Reino Unido, España, Portugal y las Provincias Unidas) Esta etapa concluyó con la derrota de España y la firma de la paz de Basilea (1795) A partir de 1796 España se alía a Francia mediante los tratados de San Ildefonso (1796 y 1801), y entraba en guerra contra Inglaterra, en el contexto de dicha alianza se inscribe la derrota de la flota franco-española por Inglaterra en Trafalgar en 1805, que significó la pérdida del potencial naval español (hasta entonces éramos la tercera potencia naval). Esta alianza culmina en 1807 con la firma del tratado de Fontainebleau, entre Godoy y Napoleón. Este tratado tuvo como finalidad realizar el bloqueo continental a Gran Bretaña, mediante la invasión de Portugal; según este tratado Francia y Godoy se repartirían Portugal y España permitiría el paso de las tropas napoleónicas por territorio español, que pronto demuestran que sus intenciones no son sólo la ocupación de Portugal. Con estos precedentes, en 1808 se desarrollan una serie de sucesos que desembocan en la crisis de la monarquía y la guerra de sucesión. Estos sucesos son fundamentalmente tres: El motín de Aranjuez. (Marzo de 1808). (Asalto popular al palacio de Godoy dirigido por los fernandinos) Por este motín, efectuado contra Carlos IV y Godoy, sube al trono Fernando VII. En este mismo momento el general francés Murat entra en Madrid. (Hubo una previa intentona: el “proceso del Escorial” en 1807 en el que Fernando pide perdón por haber conspirado contra su padre). Los motivos del descontento frente a Godoy eran: considerado un advenedizo (baja nobleza), por su subordinación a Francia, y por su política desamortizadora que le granjeó la oposición de la iglesia. Las abdicaciones de Bayona. (Abril de 1808). Ante la disputa dinástica entre Carlos IV, el rey destronado que escribe a Napoleón, y Fernando VII, Napoleón se erige como árbitro y cita a ambos en Bayona; entre el 5 y 6 de mayo se producen la abdicaciones por las que la corona pasa de Fernando VII a Carlos IV, de Carlos IV a Napoleón, que la cede a su hermano mayor José I Bonaparte. Fernando VII quedará recluido en Valencay. Las clases privilegiadas y muchas instituciones aceptaron la autoridad francesa, incluidos los afrancesados. El levantamiento del 2 de Mayo. Frente a la ocupación de Madrid (30.000 hombres dirigidos por Murat) se produce un levantamiento del pueblo de Madrid que concluyó con una violenta represión. Generalmente se considera que el levantamiento tiene un carácter popular y espontáneo, aunque hay autores que insisten recalcar la preparación del levantamiento por los oficiales de artillería del cuartel de Monteleón: Daoiz y Velarde. El eco del levantamiento llegó a todos los rincones de la península y desembocó en un levantamiento general que inicia la guerra de independencia. Será Andrés Torrejón, alcalde del pueblo de Móstoles, el que declare la guerra a Napoleón. 2. La guerra de independencia. 2.1. El carácter de la guerra. Es complejo: Por una parte se trata de un conflicto internacional: las guerras napoleónicas que implican a toda Europa y que en España concretamente intervienen, además de Francia y España, Portugal y Gran Bretaña. La intervención de ésta última fue decisiva tanto por sus ataques desde Portugal como por el abastecimiento de la ciudad de Cádiz. Por otra, fue un conflicto civil que dividió al país en dos bandos: Los “patriotas” que defienden la vuelta de Fernando VII y los “afrancesados” que admiten a José I. Por último, el enfrentamiento bélico se produce paralelamente a un proceso de revolución y enfrentamiento político (que se analiza en el siguiente tema). Además, en el aspecto puramente bélico, se enfrentan dos concepciones de la guerra: la del ejército regular frente a la guerra de guerrillas. 2.2. Las fases de la guerra. De 1808 a 1814. Podemos distinguir tres etapas fundamentales: a) Desde mayo a octubre de 1808: Desarticulación del plan francés de controlar la península. Se producen: La derrota de Bailén: el general español Castaños (y el general Réding) vence al general francés Dupont. La derrota impide la ocupación de Andalucía. La derrota de Sintra: los soldados de Napoleón que ocupan Portugal se rinden ante el ejército expedicionario inglés al mando del General Wellesley (Duque de Wellington) El ejército francés se repliega y el gobierno de José I se retira a la línea del Ebro. b) De octubre de 1808 a julio de 1812: Predominio francés sin lograr el control definitivo. Napoleón entra personalmente en España al mando de sus tropas más cualificadas (la Grande Armée, formada por más de 150.000 hombres). La superioridad francesa es incuestionable (mejor organización, mejores cuadros de mando, mejor armamento…) Se rompen las líneas españolas y se retiran los ingleses. El último ejército español es derrotado en Uclés (enero 1809). José I vuelve a Madrid. El ejército inglés entra en el conflicto y el ejército español colaborará con él. Se produce la resistencia heroica de las grandes ciudades españolas (Zaragoza, Gerona, Tarragona, Valencia…) (destaca el general Palafox en el sitio de Zaragoza). Sólo resiste Cádiz. (Alicante tampoco fue ocupada por los franceses) Se inicia la Guerrilla: Guerra total de carácter popular que parte de la conciencia clara de inferioridad y que por tanto no pretende controlar el terreno sino simplemente hacer el máximo daño posible al enemigo. Es una guerra de desgaste que cuenta necesariamente con el apoyo de la población y utiliza tácticas muy diferentes a las de los ejércitos regulares (movilidad, ataques a los puntos más débiles, sorpresa…) La importancia de la guerrilla, aunque frecuentemente desvalorizada, fue decisiva, no sólo porque provocó gran número de bajas y daños sino y sobre todo, porque obligó a Napoleón a fijar sus tropas en España (la campaña de Rusia lo demuestra, bastó que se desviasen unos miles de hombres hacia Rusia para que la situación en España se hiciese insostenible). El fenómeno de la guerrilla explica además la crueldad de la guerra. c) Desde julio de 1812 a 1814: Gran ofensiva de los aliados. Británicos, portugueses y españoles al mando del General Wellington. Se producen: La victoria de Arapiles (Salamanca, julio del 12), a partir de este momento se invierte el signo de la guerra. En 1813 las tropas francesas son vencidas en Vitoria y San Marcial (Guipúzcoa) y expulsadas de la península, aunque quedan algunas tropas en Cataluña hasta 1814. José I abandona España. Finalmente, tras la firma del tratado de Valençay (11 de diciembre de 1813), Napoleón reconoce a Fernando VII como rey de España. Consecuencias de la Guerra: Daños humanos: pérdida del 5% de la población entre fallecidos y exiliados. Daños materiales: destrucción de infraestructuras, ciudades, agricultura, industria y patrimonio cultural. 3. Los comienzos de la revolución liberal. Al mismo tiempo que se produce la guerra, se inicia un movimiento revolucionario que se inserta en el ciclo revolucionario burgués. Dicho movimiento se produce en los dos bandos, que establecen dos modelos diferentes: A) El modelo francés: José I promulga el Estatuto de Bayona, carta otorgada (redactada por notables ilustrados españoles dirigidos por Napoleón) de carácter reformista moderado pero que si se hubiera llevado a la práctica habría supuesto para España el fin del Antiguo Régimen. En él se establecía un régimen autoritario al tiempo que se reconocían una serie de derechos fundamentales como la libertad individual y de imprenta, la inviolabilidad del domicilio… así como las libertadas económicas básicas (libertad de industria, comercio y contratación). Igualmente José I intentó llevar a cabo una serie de reformas (abolición de la Inquisición, de órdenes militares…) que no pudieron llevarse a la práctica por la situación de guerra, y pretendió mantener intacto el territorio nacional y desligarse de Napoleón creando un régimen autónomo para España que no logró dada la dependencia militar que tenía con Francia). B) El modelo político nacional: Ante el vacío de poder provocado por la salida de la monarquía (abdicaciones de Bayona), éste será asumido por las autoridades de rango inferior (alcalde de Móstoles). Los “patriotas” (que rechazan la invasión y permanecen fieles a Fernando VII) se agrupan en Juntas Locales: es la primera vez que se ejerce la soberanía nacional. Éstas, a su vez, se agrupan en Juntas Provinciales que desembocarán en una Junta Suprema Central (septiembre de 1808) que se reúne en el Palacio de Aranjuez, tras la victoria de Bailén, y convoca Cortes Generales en Cádiz. Posteriormente, ante el avance francés, se traslada a Sevilla y después a Cádiz (única ciudad libre). La Junta nombra un Consejo de Regencia, que dirige la guerra y ejerce el poder en nombre de Fernando VII hasta la reunión de Cortes. La primera sesión de cortes se celebra el 24 de septiembre de 1810; el primer decreto que promulga reconoce a Fernando VII como rey, asume la soberanía nacional y establece la división de poderes. 11.2. LAS CORTES DE CÁDIZ Y LA CONSTITUCIÓN DE 1812. Consecuencia del proceso revolucionario iniciado a raíz de las abdicaciones de Bayona, se convocan Cortes, cuya primera sesión constituyente se celebra el 24 de septiembre de 1810; el primer decreto que promulga se establece: Que la soberanía residía en la nación representada por las Cortes. La división de poderes. Que el poder legislativo residía en las Cortes. Que el objetivo de las Cortes era elaborar una Constitución La promulgación de Fernando VII como rey legítimo de España. 1. Composición y corrientes ideológicas. La composición de las cortes es importante para comprender el carácter de la Constitución; en ellas dominan las clases medias urbanas consecuencia de la propia guerra que dificulta la llegada de representantes del interior y del ambiente liberal-burgués dominante en la ciudad de Cádiz. 90 eclesiásticos (30%), 56 abogados, 49 funcionarios, 30 militares, 15 catedráticos, 43 comerciantes, propietarios, escritores y médicos y 14 nobles. Se establecen tres corrientes ideológicas: Liberales (cuya figura más destacada es Agustín Arguelles) (también Diego Muñoz Torrero y el conde de Toreno), corriente dominante que sigue los principios de la revolución francesa. Reformistas ilustrados (Jovellanos), proponen un régimen intermedio entre el viejo absolutismo y el modelo constitucional, en línea con el Estatuto de Bayona. Absolutistas, partidarios del mantenimiento del Antiguo Régimen. 2. Labor legislativa de las Cortes. La obra legislativa de las Cortes fue ingente y supuso una ruptura radical con los principios hasta entonces vigentes, entre sus medidas destacamos: Económicas: implantación de la libertad de industria y comercio (con la supresión de aduanas interiores, gremios y la Mesta), reforma de la hacienda (abolición del voto de Santiago, impuesto anual que pagaba parte del campesinado castellano para sustentar el culto al apóstol), desamortización de los bienes del clero… Sociales: supresión del régimen señorial (abolición de los señoríos jurisdiccionales, limitación de mayorazgos…). Abolición de las tradiciones feudales, como el tormento en los procesos judiciales y las pruebas de nobleza para cargos públicos. Otras: reconocimiento de las libertades individuales, supresión de la inquisición, de los antiguos consejos, una nueva división provincial, creación de las diputaciones provinciales… Pero, su obra legislativa fundamental fue la Constitución. 3. LA CONSTITUCIÓN DE 1812. Las cortes de Cádiz promulgarán el 19 de marzo de 1912 la primera constitución española (llamada “La Pepa” por promulgarse el día de San José), que implanta un sistema liberal. Sus principios más importantes son: 1. Contenidos y carácter: 1.1. Sujeto de la soberanía: se define como nacional (el poder reside en el pueblo). El propio, por tanto del liberalismo. 1.2. Procedimiento electoral y % de población con derecho al voto: Se establece el sufragio universal, masculino e indirecto (en cuatro grados o fases sucesivas: parroquia, partido, provincia y Estado). 1.3. Derechos y libertades. Garantías: aunque no incluye una declaración expresa de derechos del hombre, a lo largo de su articulado se reconocen los derechos individuales básicos, típicamente liberales: La libertad (de imprenta, de sufragio), la igualdad (tanto jurídica como fiscal), la protección de la propiedad, etc. En este apartado cabe señalar que no se reconoce la libertad religiosa, estableciéndose el catolicismo como la religión única y oficial del estado. Es el elemento más conservador de la constitución. (Era el gran caballo de batalla de los absolutistas, recordar igualmente el abultado número de representantes del clero). 1.4. División y relación de poderes: Se estructura el nuevo estado como una monarquía limitada (no absolutista) con división de poderes: Legislativo (Rey y Cortes); Ejecutivo (Rey) y Judicial. El poder legislativo: reside en las cortes unicamerales, que se constituyen como la institución central del sistema, con amplios poderes: elaboración de leyes; aprobación de tratados internacionales, decidir sobre la sucesión de la corona, elaboración de presupuestos y fijación anual de las contribuciones. Para ser diputado hay que tener más de 25 años y poseer una renta anual proporcionada. Serían elegidos por dos años. Las cortes deberían reunirse a fecha fija al menos tres meses consecutivos al año. El poder ejecutivo: en manos del Rey que se ocupa de la dirección del gobierno (nombra a los ministros que no podían ser diputados) y la administración, ejecuta las leyes e interviene en la elaboración de las mismas (iniciativa, sanción y veto suspensivo por dos años). Se establece una monarquía parlamentaria, es decir, el rey es responsable ante la ley y su poder es restringido o limitado, ya que no puede impedir, suspender ni disolver la reunión de Cortes, ausentarse del reino sin su consentimiento, imponer contribuciones, ni contraer matrimonio sin previa consulta, entre otras cuestiones. El poder judicial: es de competencia exclusiva de los tribunales de justicia, se prohíbe expresamente la intervención de las Cortes y del Rey. Los procesos han de ser breves y públicos; no se puede apresar sin mandamiento judicial, se prohíben los tormentos, la confiscación de bienes, el allanamiento de morada y la extensión familiar de la pena. 2. Otros aspectos: Establece un sistema monárquico parlamentario y unitario. Carácter ideológico: Progresista, paradigma del liberalismo. Creación de la Milicia Nacional, cuerpo de civiles armados para la defensa del sistema constitucional. 3. Vigencia e implicación social: Estará vigente durante tres cortos periodos: Durante la Guerra de Independencia. (De marzo de 1812 a marzo de 1814). Durante el Trienio Liberal (de enero de 1820 a noviembre de 1823). Durante la Regencia de María Cristina (de agosto de 1836 a junio de 1837). En cuanto a sus características, significación y trascendencia cabe señalar: Fue una Constitución muy avanzada para la época (sigue la constitución francesa de 1891 pero es más radical); sirvió de fuente de inspiración en las revoluciones liberales de los años treinta y cuarenta (constituciones de Portugal, Piamonte y muchas iberoamericanas). Transpira un carácter ético e idealista propio del momento, junto con un carácter nacionalista como respuesta a la ocupación napoleónica. Es, además, demasiado extensa y minuciosa y por tanto poco flexible y difícil de reformar. Pero su importancia fundamental deriva en el hecho de ser la primera constitución española que abre la historia del constitucionalismo español. Se convirtió en bandera del liberalismo y como tal fue derogada y repuesta en varias ocasiones a lo largo del siglo XIX. Todas las medidas establecidas en Cádiz, junto con la Constitución, apenas llegaron a aplicarse debido a la situación de guerra, pero fueron, durante décadas, el programa de los liberales españoles. 11.3. FERNANDO VII: ABSOLUTISMO Y LIBERALISMO. LA EMANCIPACIÓN DE LA AMÉRICA ESPAÑOLA. 1. Introducción: El reinado de Fernando VII se corresponde en Europa con el periodo de la Restauración (tras la caída de Napoleón, los monarcas europeos vuelven a sus tronos y restablecen los sistemas absolutistas y el Antiguo Régimen). Al igual que en el resto de Europa la vuelta de Fernando VII supuso la vuelta al viejo sistema. Durante su reinado se diferencian claramente tres etapas. 2. Etapas: 2.1. La Restauración Absolutista (1814-1820). Nada más arribar a las costas españolas (Valencia), el Rey recibe presiones por parte de los grupos conservadores para anular la Constitución y disolver las Cortes; la acción más relevante de estos grupos fue el llamado “Manifiesto de los Persas”, un documento firmado por varios diputados (69) en el que se solicitaba el restablecimiento del absolutismo. Este manifiesto justifica el Decreto de Valencia (Mayo de 1814) que supuso un verdadero golpe de Estado al anular todas las reformas de Cádiz. La restauración fue completa: se restaura la Inquisición, la Mesta, los gremios, el régimen señorial, las instituciones feudales, se estableció la devolución de los bienes desamortizados… lo único que se mantiene es la abolición de los derechos jurisdiccionales en los señoríos. Además, este periodo se caracteriza por: La crisis económica y demográfica: consecuencia de las pérdidas de guerra, la deuda externa, la guerra de las colonias americanas y su emancipación y la imposibilidad de reformar el sistema tributario sin alterar los privilegios de la nobleza y clero. (El ministro Martín de Garay intentó una reforma fiscal en 1817 basada en un sistema de contribución única y proporcional a los ingresos, pero la oposición de los privilegiados hizo fracasar el proyecto y fue cesado en 1818). Inestabilidad en el gobierno: consecuencia del personalismo del rey. Continuos y caprichosos cambios de gobierno (media de seis meses por gobierno). La política estuvo marcada por la camarilla que rodeaba a Fernando VII, hombre de carácter voluble, que de dejaba influir por este grupo en el que había verdaderos buscavidas. La permanente represión: que alcanza tanto a los afrancesados que habían apoyado a José I como, sobre todo, a los liberales. Al no poder expresarse libremente los liberales recurrieron a la conspiración (que se canaliza a través de la masonería) y a los pronunciamientos (rebeliones militares que pretendían derribar al gobierno atrayendo el respaldo del resto del ejército y de la opinión pública; los pronunciamientos se sucedieron a un ritmo casi anual), otros se exiliaron a Francia o a Inglaterra (país que se convirtió en el modelo político a seguir), protagonizando el primer exilio de la España contemporánea. 2.2. El Trienio Liberal (1820-23). Tras varias sublevaciones fracasadas fundamentalmente por la falta de apoyos populares (Juan Díaz Porlier en La Coruña en 1815 y el general Luis Lacy en Cataluña en 1817), la protagonizada por el oficial Rafael del Riego en Cabezas de San Juan, en enero de 1820 triunfa y se generaliza por el resto de España. La situación obligó a Fernando VII a jurar la Constitución de 1812. (El éxito de la revolución de 1820, no debemos encontrarla en la buena organización y planificación del golpe, sino en la extrema debilidad del régimen y en que esta vez el movimiento fue apoyado por las ciudades del norte, fundamentalmente por Galicia). Con ello se produce la vuelta al nuevo régimen, es decir se restablece la legislación de Cádiz (supresión del régimen señorial, de la inquisición, convocatoria de elecciones, creación de la Milicia Nacional, libertad para los presos políticos y vuelta a sus cargos de las autoridades constitucionales en ayuntamientos y diputaciones provinciales). Los políticos del Trienio se enfrentan a una serie de problemas: La actitud del Rey, que utilizando del derecho al veto que le daba la Constitución paralizó toda la legislación. La oposición al régimen: se llevan a cabo varios intentos de golpes de estado; los absolutistas se organizan en guerrillas, cuya actividad fue importante en Álava, Navarra, Cataluña, Aragón y algunas zonas de Castilla y se llega a establecer un gobierno absolutista paralelo en la llamada Regencia de Urgel. La división de los propios liberales en dos grandes tendencias (aun no se puede hablar de partidos): o Moderados: gobiernan los dos primeros años y son partidarios de llegar a una situación de compromiso con el rey modificando la Constitución (eran partidarios de un Senado aristocrático, el sufragio censitario, de dar mayor poder al rey y controlar la prensa exaltada). Arguelles y Martínez de la Rosa son los más destacados. o Exaltados: gobiernan el último año y son partidarios del estricto cumplimiento de la Constitución, plantean reformas radicales y la aplicación de un liberalismo más popular (en este momento surge el fenómeno juntero, que, en momentos puntuales, dio lugar a la existencia de un doble poder). Entre ellos figuran Riego y Mendizabal. Los gobiernos de esta etapa estuvieron en crisis constante. Finalmente, el régimen del Trienio será derrocado por la intervención extranjera, consecuencia del sistema de la restauración en Europa (que preveía ayuda a los monarcas absolutos en peligro por la revolución). Francia será la encargada de organizar una expedición al mando del Duque de Angulema, conocida como los Cien Mil hijos de San Luís, que penetró en España en abril de 1823 y ocupó el territorio nacional con el apoyo de las tropas realistas. La resistencia fue escasa. El gobierno falto de apoyo popular se vio obligado a capitular. En Junio las Cortes marchan a Cádiz y ante la negativa del rey le declaran mentalmente incapacitado. Resisten hasta septiembre decidiendo liberar al rey, el 1 de octubre se restaura el poder absoluto. 2.3 La Década absolutista (ominosa) (1823-33). Esta etapa se caracteriza por: El restablecimiento del absolutismo, pero de una forma más moderada que permite la introducción de algunas reformas. Se llevan a cabo numerosas reformas de carácter técnico. Mejora de la situación económica. Aunque no en un primer momento (pérdida de las colonias). Reforma Fiscal de Luis López Ballesteros (el gobernante más valioso de la década). Fuerte represión política, sobre todo centrada en los primeros años, lo que produjo un exilio masivo de liberales (Alcalá Galiano, Argüelles, Martínez de la Rosa…). Desde París y Londres conspiran contra Fernando VII. La permanente oposición al régimen, tanto por parte de los liberales que continúan protagonizando pronunciamientos (El Empecinado, Torrijos…), como por parte de los absolutistas más radicales, convencidos de que el rey estaba en manos de los liberales; se producen sucesivas insurrecciones, la más importante fue la revuelta de los Mal-Contens (1827) en Cataluña. El problema sucesorio: Hasta el nacimiento en 1830 de Isabel, la futura Isabel II, fruto del cuarto matrimonio de Fernando VII (con su sobrina María Cristina de Nápoles), el hermano del rey, Carlos María Isidro, había sido el heredero. Meses antes del alumbramiento de Isabel, Fernando VII publica la Pragmática Sanción por la que se deroga la Ley Sálica (que no permitía el gobierno de las mujeres). Este hecho tendrá como consecuencia, a la muerte del rey en mayo de 1833, el enfrentamiento entre carlistas (partidarios del hermano del rey) e isabelinos (partidarios de la hija), dando lugar a las llamadas guerras carlistas. 3. La emancipación de la América española. La emancipación de las colonias americanas la protagonizaron fundamentalmente los criollos (descendientes de españoles, nacidos en América; ricos propietarios y comerciantes). Aunque los blancos representaban apenas la quinta parte de la población, constituían el grupo dominante y, dentro de él, los criollos eran la inmensa mayoría; el resto de los blancos eran peninsulares. Las capas sociales inferiores (integradas por indios, negros y mestizos) no se identificaban con el independentismo; combatieron indistintamente en un bando o en otro. Las causas pueden reducirse a: - - - El Descontento de los criollos, porque estaban excluidos del poder político (sólo podían acceder a cargos municipales, el resto estaba reservado a los peninsulares) y, sobre todo, por el monopolio comercial establecido por la metrópoli que privaba a sus productos de acceder al mercado europeo. (En buena medida consecuencia del reformismo borbónico, que había incrementado la presión colonial) La influencia ideológica ejercida tanto por las corrientes liberales (en boga por toda Europa y América) así como por el modelo de independencia de los EE.UU. que les sirve de estímulo. La debilidad de España y los intereses ingleses. El conflicto fue largo y complejo, pues se prolongó desde 1808 hasta 1825 y estuvo vinculado a las vicisitudes de la metrópoli (guerra de independencia, restauración absolutista, trienio liberal). En función de ello se diferencian sus etapas. a) Primera etapa (1808-1815): La guerra de independencia permitió la puesta en marcha del proceso de emancipación de las colonias americanas. En un principio América reaccionó ante la invasión francesa proclamando su lealtad a Fernando VII y creando Juntas, como en la península. Sin embargo en el seno de estas juntas se gestó el movimiento insurreccional, ya que en ellas el elemento criollo desplaza al peninsular. Entre abril y agosto de 1810 varias juntas se proclaman independientes. La Restauración de Fernando VII cierra esta etapa; el rey en un esfuerzo desmesurado envió un ejército de 10.000 hombres, y se restablece el poder español en todas partes excepto en el virreinato del Río de la Plata (actuales Argentina y Paraguay). b) Segunda etapa (1816-1824): En esta fase se consuma el proceso de independencia en el que sobresalen dos grandes libertadores José de San Martín (desde Argentina, atraviesa los Andes y ocupa Chile) y Simón Bolívar (desde el norte, consigue la independencia de Colombia, Venezuela, Panamá y Ecuador). Ambos convergen hacia el Perú que, junto con México, fue el foco de mayor resistencia. Esta vez Fernando VII no puede enviar tropas, puesto que se sublevan en Cádiz (pronunciamiento de Riego 1820). Las tropas españolas serán finalmente derrotadas en la batalla de Ayacucho (1824) El caso de México (Nueva España) fue diferente: el movimiento, acaudillado por los curas Hidalgo y Morelos, tuvo un carácter social (se demanda el fin de la esclavitud y reparto de tierras), y fue rápidamente reprimido. En 1820 el criollo realista Agustín de Iturbide proclamó la independencia. En 1925, toda América latina excepto Cuba y Puerto Rico serán independientes. Balance: En España fueron graves: el comercio se redujo, lo que afectó negativamente sobre todo a la industria catalana. Además, con las colonias desapareció una fuente importante de ingresos para la Hacienda Real, que quedó al borde de la quiebra. Definitivamente España se convierte en una potencia de segundo orden. En América, las quince nuevas repúblicas independientes mantendrán intactas sus estructuras a nivel social (predominio político, económico y social de los criollos y marginación de la mayoría de la población india, negra y mestiza), mientras que a nivel político se impone la fragmentación (frente al proyecto de Bolívar que pretendía seguir el modelo USA y establecer una federación de estados en torno a Colombia) y no se establece un sistema democrático liberal sino que se mantiene el caudillismo militar y autoritario que había dominado durante el conflicto. A nivel económico, se mantuvo la dependencia económica. La sumisión a España fue sustituida por el control comercial que ejercieron el Reino Unido y en menor medida, Francia y los EE.UU. 3. LA EMANCIPACIÓN DE LA AMÉRICA ESPAÑOLA. La emancipación de las colonias americanas la protagonizaron fundamentalmente los criollos (descendientes de españoles, nacidos en América; ricos propietarios y comerciantes). Aunque los blancos representaban apenas la quinta parte de la población, constituían el grupo dominante y, dentro de él, los criollos eran la inmensa mayoría; el resto de los blancos eran peninsulares. Las capas sociales inferiores (integradas por indios, negros y mestizos) no se identificaban con el independentismo; combatieron indistintamente en un bando o en otro. Las causas pueden reducirse a: - - El Descontento de los criollos porque estaban excluidos del poder político (sólo podían acceder a cargos municipales, el resto estaba reservado a los peninsulares) y, sobre todo, por el monopolio comercial establecido por la metrópoli que privaba a sus productos de acceder al mercado europeo. La influencia ideológica ejercida tanto por las corrientes liberales (en boga por toda Europa y América) así como por el modelo de independencia de los EE.UU. que les sirve de estímulo. El conflicto fue largo y complejo, pues se prolongó desde 1808 hasta 1825 y estuvo vinculado a las vicisitudes de la metrópoli (guerra de independencia, restauración absolutista, trienio liberal). En función de ello se diferencian sus etapas. a) Primera etapa (1808-1815): La guerra de independencia permitió la puesta en marcha del proceso de emancipación de las colonias americanas. En un principio América reaccionó ante la invasión francesa proclamando su lealtad a Fernando VII y creando Juntas, como en la península. Sin embargo en el seno de estas juntas se gestó el movimiento insurreccional, ya que en ellas el elemento criollo desplaza al peninsular. Entre abril y agosto de 1810 varias juntas se proclaman independientes. La Restauración de Fernando VII cierra esta etapa; el rey en un esfuerzo desmesurado envió un ejército de 10.000 hombres, y se restablece el poder español en todas partes excepto en el virreinato del Río de la Plata (actuales Argentina y Uruguay). b) Segunda etapa (1816-1824): En esta fase se consuma el proceso de independencia en el que sobresalen dos grandes libertadores José de San Martín (desde Argentina, atraviesa los Andes y ocupa Chile) y Simón Bolívar (desde el norte, consigue la independencia de Colombia, Venezuela, Panamá y Ecuador). Ambos convergen hacia el Perú que, junto con México, fue el foco de mayor resistencia. Esta vez Fernando VII no puede enviar tropas, puesto que se sublevan en Cádiz (pronunciamiento de Riego 1820). Las tropas españolas serán finalmente derrotadas en la batalla de Ayacucho (1824) El caso de México (Nueva España) fue diferente: el movimiento, acaudillado por los curas Hidalgo y Morelos, tuvo un carácter social (se demanda el fin de la esclavitud y reparto de tierras), y fue rápidamente reprimido. En 1820 el criollo realista Agustín de Iturbide proclamó la independencia. En 1825, toda América española excepto Cuba y Puerto Rico serán independientes. Balance: En España fueron graves: el comercio se redujo, lo que afectó negativamente sobre todo a la industria catalana. Además, con las colonias desapareció una fuente importante de ingresos para la Hacienda Real, que quedó al borde de la quiebra. Definitivamente España se convierte en una potencia de segundo orden. En América, las quince nuevas repúblicas independientes mantendrán intactas sus estructuras a nivel social (predominio político, económico y social de los criollos y marginación de la mayoría de la población india, negra y mestiza), mientras que a nivel político se impone la fragmentación (frente al proyecto de Bolívar que pretendía seguir el modelo USA y establecer una federación de estados en torno a Colombia) y no se establece un sistema democrático liberal sino que se mantiene el caudillismo militar y autoritario que había dominado durante el conflicto. A nivel económico, se mantuvo la dependencia económica. La sumisión a España fue sustituida por el control comercial que ejercieron el Reino Unido y en menor medida, Francia y los EE.UU.