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ORAR EN CUARESMA Orar es encuentro con el Señor. Ese encuentro es diálogo, “trato de amistad” en comunión. Orar en cuaresma tiene que ser para un cristiano buscar en todo la voluntad de Dios para vivir amando. El fruto de toda oración tiene que ser amar. Por eso, este tiempo de cuaresma nos ha de llevar a la entrega (limosna), siendo misericordiosos y ayunando de todo aquello que nos impide vivir en caridad. En nuestra oración tenemos que salir de nosotros mismos (éxodo), para que purificándonos en el desierto de la vida, podamos entrar en la tierra prometida del amor de Dios. Este tiempo de cuaresma, cuarenta días de preparación para vivir el misterio central de nuestra fe, Cristo muerto y resucitado, debemos vivirlo intensificando nuestra entrega a los más necesitados. La oración nos tiene que convertir en entrega y amor. Estos salmos en tiempo de cuaresma quieren ser una ayuda para leer y vivir la palabra de Dios cada día, en el contexto que lo lee la Iglesia en la eucaristía. Saborear la palabra de Dios, cada salmo. La oración colecta es una ayuda para meterse en el espíritu de la cuaresma. MIÉRCOLES DE CENIZA Jl 2,12-18: Convertíos de todo corazón. Sal. 50,3-4.5-6a. 12-13. 14. 17. 2 Cor 5,20-2,6: Ahora es el día de la salvación. Mt 6,1-6.16-18: Tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará. Salmo de ceniza Señor Jesús, nosotros te aclamamos en este día y siempre anhelando tu salvación. Somos polvo y ceniza, somos amados por ti, somos el gozo de vivir en ti. Haz que nos convirtamos mirándote a ti y amando entrañablemente a todos nuestros hermanos. Ahora que es tiempo de salvación transforma nuestras mentes, llega a lo más profundo de los corazones y hazlos buenos de verdad. Señor Jesús, haznos reconciliados y reconciliadores, caminantes hacia ti, estrechando las manos de nuestros enemigos. Danos sed del Padre, ese Padre que ve en lo escondido, al que no le gustan las “máscaras” y quiere transparencia y amor. Amén. Oración colecta: Señor, fortalécenos con tu auxilio al empezar la cuaresma para que nos mantengamos en espíritu de conversión; que la austeridad penitencial de estos días nos ayude en el combate cristiano contra las fuerzas del mal. Por nuestro Señor Jesucristo. JUEVES DESPUÉS DE CENIZA Dt 30,15-20: Elige la vida y vivirás tú y tu descendencia amando al Señor. Sal 1,1-2.3.4-6 Lc 9,22-25: El que pierde su vida por mí, la ganará. Salmo de seguimiento Padre de todos los hombres amigo exigente siempre; nos acercamos a ti en esta noche de nuestros pecados. Nosotros que somos pecadores gritamos en la noche pues queremos dar la vida por amor a ti y a nuestros hermanos. Sabemos que seguirte a ti no es algo fácil, ni tampoco imposible. Perder la vida por ti es recuperarla para darla como la sal que se deshace para, perdida entre la comida, dar más sabor. Así, Señor, nuestra existencia, entregada sin condiciones, hará realidad un amor de seguimiento amando hasta el final. Poniendo los ojos en ti, eligiendo tu vida para ver vida abundante. Amén. Oración colecta: Señor, que tu gracia inspire, sostenga y acompañe nuestras obras, para que nuestro trabajo comience en ti, como en su fuente, y tienda siempre a ti, como a su fin. Por nuestro Señor Jesucristo. VIERNES DESPUÉS DE CENIZA Is 58,1-9a: El ayuno que Dios quiere: dejar libres a los oprimidos, partir tu pan con el hambriento... Sal 50,3-4.5-6a. 18-19. Mt 9,14-15: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?. Salmo de ayuno No queremos, Señor, caras largas ni corazones tristes. Ayunar es tener hambre de ti, es solidarizarse con los pobres, con los pequeños del mundo, que ayunan de todo porque apenas tienen nada. Sabemos, Señor, que el ayuno que tú quieres es amor derramado, entrega ofrecida, cambio de corazón. Señor, por el ayuno, haznos partir el pan con los que no lo tienen, repartir esperanza con los que carecen de ella, amar a todos sin excluir a nadie. Danos Señor, ser sencillos y transparentes, acogiendo de ti la iniciativa, a poner el corazón en marcha. Amén. Oración colecta: Confírmanos, Señor, en el espíritu de penitencia con que hemos empezado la cuaresma; y que la austeridad exterior que practicamos vaya siempre acompañada por la sinceridad de corazón. Por nuestro Señor Jesucristo. SÁBADO DESPUÉS DE CENIZA Is 58,9b-14: Cuando destierres de ti la opresión, cuando partas tu pan con el hambriento, brillará tu luz en las tinieblas. Sal 85,1-2.3-4.5-6. Lc 5,27-32: No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan. Salmo contra la opresión Venimos a ti, Señor, con la terrible realidad de una tierra llena de oprimidos de corazón. Nuestra gente sufre mucho: a veces no le llega el pan, no tienen salidas; todos, Señor, claman a ti. Destierra, Señor, la opresión, que los opresores se conviertan. Haz que en la humanidad brille la luz de la esperanza para tantos corazones desgarrados. Tú, que no has venido a llamar a los justos sino a los pecadores, enciende en nuestra humanidad la antorcha de la libertad. Forja Señor, pues lo estamos deseando, una humanidad nueva de hombres libres constructores de fraternidad. Haz Señor que, como las nubes, desaparezca la opresión de nuestro planeta. Amén. Oración colecta: Dios todopoderoso y eterno, mira compasivo nuestra debilidad y extiende sobre nosotros tu mano poderosa. Por nuestro Señor Jesucristo. PRIMER DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo A Gen 2,7-9; 3,1-7: Creación y pecado de los primeros padres. Sal 50,3-4.5-6a. 12.14.17. Rom 5,12-19: Donde abundó el pecado sobreabundó la gracia. Mt 4,1-11: Vete, Satanás porque está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él sólo darás culto. Salmo contra la tentación Señor, somos tentados y necesitamos de tu amor para vencer las tentaciones. Del maligno líbranos, Señor, que nos presenta tu amor como falso, tu paternidad como olvidadiza, tus planes como opresión. Sabemos, Cristo nuestro, que donde abundó el pecado sobreabunda la gracia. Haz Señor, que venzamos las tentaciones contra ti: la de no creer en tu bondad, la de pensar en la blasfemia de que tú no eres Padre y no cuidas de nosotros. Sabemos que todo lo podemos en ti, que nos confortas. Ayúdanos a no caer en la tentación de no llamarte Abba, Padre. Amén. Oración colecta: Al celebrar un año más la santa cuaresma concédenos, Dios todopoderoso, avanzar en la inteligencia del misterio de Cristo y vivirlo en su plenitud. Por nuestro Señor Jesucristo. PRIMER DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo B Gén 9,8-15: Pacto de Dios con Noé, liberado de las aguas del diluvio. Sal 24,4bc-5ab.6-7bc.8-9. 1Pe 3,18-22: Aquellos fue un símbolo del bautismo que actualmente nos salva. Mc 1,12-15: El Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían. Salmo en tiempo de cuaresma Señor, nos sentimos convocados por tu amor, para encontrarnos contigo que eres la verdadera vida. Ayúdanos a superar las tentaciones, no nos dejes caer en el egoísmo, haznos fuertes en la tribulación, decididos en la duda. Ahora, Señor, queremos prepararnos para celebrar este tiempo de gracia. Envíanos tu Espíritu para ser llevados al desierto y creer en tu amor. Ayúdanos a vivir despojándonos de todo aquello que nos impide avanzar por los caminos hacia una entrega total. Amén. Oración colecta: Al celebrar un año más la santa cuaresma concédenos, Dios todopoderoso, avanzar en la inteligencia del misterio de Cristo y vivirlo en su plenitud. Por nuestro Señor Jesucristo. PRIMER DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo C Dt 26,4-10: El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido, en medio de gran terror, con signos y portentos. Sal 90,1-2.10-11.12-13. 14-15. Rom 10,8-13: Nadie que cree en él queda defraudado. Lc 4,1-13: Está escrito: No sólo de pan vive el hombre. Salmo de asombro Es asombroso tu amor para con nosotros. ¡Cuántas maravillas realizas tú! Enumerarlas sería algo asombroso. Sabemos, Señor, que tu amor es auténtico, que jamás defraudas a quien acude a ti, por eso te llamamos en este día, invocamos tu nombre, pues tú eres realmente un amor desbordado. Cuando te conocimos fue todo como una aventura de amor, tú te acercaste a nuestra vidas y dejaste caer tu gracia como rocío de la mañana. Ahora, cuando pasan los años, tu amor tiene el ímpetu del primer día, tiene sabor a novedad continua, es increíble para nosotros. Por eso queremos vivir de ti, vencer las tentaciones en el desierto de la vida y acogernos a tu gran amor. Concédenos Dios todopoderoso el gozo de vivir desde ti, sembrando esperanza en los corazones para caminar en plenitud de tu amor. Amén. Oración colecta: Al celebrar un año más la santa cuaresma concédenos, Dios todopoderoso, avanzar en la inteligencia del misterio de Cristo y vivirlo en su plenitud. Por nuestro Señor Jesucristo. LUNES DE LA SEMANA I DE CUARESMA Lev 19,1-2.11-18: Seréis santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo. Sal 18,8.9.10.15. Mt 25,31-46: Cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis. Salmo de la conversión Dios y Señor nuestro, acudimos a ti, pidiéndote que nos conviertas a ti, de todo corazón. Haznos pacientes con los que yerran el camino; haznos delicados con los que nadie respeta; haznos sencillos con los que son maltratados; haznos humildes con los que no tienen fuerzas. Sabemos, Señor, tú nos lo has enseñado, que convertirse es éxodo y salida; es amar al hermano, en el cual tú estás presente, pues sabemos bien que te disfrazas continuamente: eres el encarcelado, la prostituta, el sediento, el emigrante, el falto de amor; tras ellos, Señor, se esconde tu rostro. Amén. Oración colecta: Conviértenos a ti, Dios salvador nuestro; ilumínanos con la luz de tu palabra, que la celebración de esta cuaresma produzca en nosotros sus mejores frutos. Por nuestro Señor Jesucristo. MARTES DE LA SEMANA I DE CUARESMA Is 55,10-11: Mi palabra que sale de mi boca no volverá a mí vacía. Sal 33,4-5.6-7.16-17.18-19. Mt 6,7-15: Cuando recéis, no uséis muchas palabras. Salmo al orar Señor, enséñanos a orar, pues nos cansamos enseguida de estar contigo; sin embargo, sabemos que al orar somos más entrega, tenemos más fuerzas, amamos más todos. Haz, señor, que seamos orantes a corazón abierto, a pie descalzo, con entrega incondicional. No queremos al orar usar muchas palabras, pues sabemos lo que tú ya sabes. Sólo queremos orar en lo secreto, creer que no sabemos orar, y que tú nos manda tu Espíritu, capaz de transformarnos y hacer de nuestra pobre oración un canto de amor forjador de esperanzas. Amén. Oración colecta: Señor, mira con amor a tu familia y a los que moderan su cuerpo con la penitencia; aviva en su espíritu el deseo de poseerte. Por nuestro Señor Jesucristo. MIÉRCOLES DE LA SEMANA I DE CUARESMA Jon 3,1-10: Cuando vio Dios sus obras y cómo se convertían de su mala vida, tuvo piedad de su pueblo el Señor, Dios nuestro. Sal 50,3-4.12-13.18-19. Lc 11,29-32: Ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás. Salmo de esperanza Muchas veces, Señor, en mi existencia, me desanimo por cualquier cosa. Es más, me “desinflo” cuando la situación se va complicando y no soy capaz. Porque esta es una gran verdad: no soy capaz de casi nada, me da miedo convertirme, me asusta la entrega, me aterra mi incapacidad. Sin embargo, Señor, hoy quiero convertirme. Sé que con mis fuerzas no puedo, pero lo quiero, deseo ardientemente cambiar de rumbo. Ir por el camino del amor y el compromiso, en favor siempre de los desheredados de este mundo. Amén. Oración colecta: Señor, mira complacido a tu pueblo que desea entregarse a ti con una vida santa; y a los que moderan su cuerpo con la penitencia transfórmales interiormente mediante el fruto de las buenas obras. Por Jesucristo nuestro Señor. JUEVES DE LA SEMANA I DE CUARESMA Est 14,1.3-5.12-14: Mi padre me ha contado cómo tú, Señor, escogiste a nuestros padres para ser tu heredad perpetua. Sal 137,1-2a.2bc-3. 7c-8. Mt 7,7-12: Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá. Salmo de búsqueda Señor, buscamos tu rostro con el corazón abatido y con los ojos cargados por el cansancio. Pedimos con voces porque sabemos que tú has sido siempre nuestro refugio de tiempo en tiempo. Hoy sabemos que tú caminas a nuestro lado y eres cercano cuando la luz se apaga. Rezamos por todos y cada uno de los hombres de nuestro planeta. Haz una tierra nueva llena de amor y paz donde tú seas siempre encontrado en los caminos. Te buscamos Señor, te llamamos siempre, acude en nuestra pobreza. Amén. Oración colecta: Concédenos la gracia, Señor, de pensar y practicar siempre el bien, y pues sin ti no podemos ni existir ni ser buenos, haz que vivamos siempre según tu voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo. VIERNES DE LA SEMANA I DE CUARESMA Ez 18,21-28: Sobre el justo recaerá su justicia. Sal 129,1-2.3-4ab. 4c-6.7-8. Mt 5,20-26: Se dijo: no matarás. Pero yo os digo ... Salmo de vida Señor de la vida, cercano a todos, siempre abierto a dar la vida por los hombres. Tú, que miras siempre directo al corazón, haznos reconciliados con todos nuestros hermanos, capaces de reconciliar, de abrir el corazón, de cerrar egoísmos. Sabemos, Señor, que nuestra civilización está herida de muerte, porque se potencian muchas cosas que van contra la vida. No nos dejes solos y tristemente desanimados. Ayúdanos a ser constructores de vida, de una nueva civilización desde el amor a la vida en la nueva ley. Amén. Oración colecta: Que tu pueblo, Señor, como preparación a las fiestas de pascua, se entregue a las penitencias cuaresmales, y que nuestra austeridad comunitaria sirva para la renovación espiritual de tus fieles. Por nuestro Señor Jesucristo. SÁBADO DE LA SEMANA I DE CUARESMA Dt 26,16-19: Hoy el Señor te compromete a que seas su pueblo propio, y a que guardes sus mandamientos. Sal 118,1-2. 4-5. 7-8. Mt 5,43-48: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen. Salmo cuando amar es difícil Nos dijiste, Señor, que amásemos a todos, a nuestros enemigos, a los que nos aborrecen. Tu amor es exigencia total, es un amor que hace bien; amas a fondo perdido a todos los enemigos. ¿Cómo es posible esto? Mirándote y observando cómo lo vivías tú, sembrando flores de esperanza, dándonos sin medida. Tu amor es exigente porque pides todo; porque también lo das todo ... y siempre. Gracias por tu ejemplo, por tu amor sin fingimiento, porque eres bueno y nos quieres llenar de tu bondad. Porque sigues amando y sembrando claridades en medio de nuestro mundo. Amén. Oración colecta: Dios, Padre eterno, vuelve hacia ti nuestros corazones, para que, consagrados a tu servicio, no busquemos sino a ti, lo único necesario, y nos entreguemos a la práctica de las obras de misericordia. Por nuestro Señor Jesucristo. SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo A Gén 12,1-4a: Vocación de Abrahán, padre del pueblo de Dios. Sal 32,4-5.18-20.22. 2 Tim 1,8b-10: Dios nos llama y nos ilumina. Mt 17,1-9: Su rostro resplandecía como el sol. Salmo de transfiguración Señor, buscamos tu rostro: tu rostro dolorido en los pobres, tu rostro sangrante en los que sufren, tu rostro amigo en los enemigos. Sabemos Señor, que nos invitas a subir a la montaña de la transfiguración para conocer y ver tu rostro. Tu rostro resplandece como el sol para que podamos salir de nosotros mismos y caminar a tu encuentro. Nos dice que acojamos tu voz, que se está muy bien contigo, que la cruz es camino hacia la luz. Ahora, contigo en el monte de la contemplación, nos das fuerzas inmensas para soportar pacientemente el escándalo de la cruz. Tú, Señor, nos llamas e iluminas para seguirte siempre, para hacer tu voluntad, para bajar, después de ver tu rostro transfigurado y amigo, al encuentro de todos los hombres, especialmente de los que no tienen ni voz ni rostro. Amén. Oración colecta: Señor, Padre Santo, tú que nos has mandado escuchar a tu Hijo, el predilecto, alimenta nuestro espíritu con tu palabra; así, con mirada limpia, contemplaremos gozosos la gloria de tu rostro. Por nuestro Señor Jesucristo. SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo B Gén 22,1-2.9-13.15-18: Sacrificio de nuestro patriarca Abrahán. Sal 115, 10. 15. 16-17. 18-19. Rom 8,31b-34: El que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por nosotros, ¿cómo no nos dará todo con él?. Mc 9,2-10: Este e mi Hijo amado; escuchadle. Salmo de escucha Venimos a ti, Señor, para escuchar tu Palabra, que nos redime y libera y nos hace fuertes en el combate. En medio del fragor del mundo queremos escuchar a tu Hijo amado para ser verdaderos discípulos. Sin tu Palabra no hay alegría posible, sin estar a tu escucha no existe el gozo de seguirte. Haznos, Señor, creer verdaderamente en tu amor para caminar en fidelidad y ser tus testigos en el mundo. A veces, Señor, cuando llega la prueba, solo necesitamos salida en ti, para seguir hacia delante fiándonos de tus planes de amor. Queremos escucharte siempre poniendo esperanza en nuestros corazones desgarrados y llenando de tu ternura nuestro planeta. Amén. Oración colecta: Señor, Padre Santo, tú que nos has mandado escuchar a tu Hijo, el predilecto, alimenta nuestro espíritu con tu palabra; así, con mirada limpia contemplaremos gozosos la gloria de tu rostro. Por nuestro Señor Jesucristo. SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo C Gén 15,5-12. 17-18: Dios hace alianza con el fiel Abrahán. Sal 26,1.7-8a. 8b-9abc. 13-14. Flp 3,17-4,1: Él transformará nuestra condición humilde, según el modelo de su condición gloriosa, con esa energía que posee para sometérselo todo. Lc 9,28b-36: Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió. Salmo de alianza Es verdad, Señor, que muchas veces en el camino experimentamos el cansancio y la apatía. Por eso volvemos a ti, una y otra vez, nuestra mirada. Tú, que has hecho alianza de amor con nosotros, pobres pecadores, haznos confiar en ti siempre. Sé que tú no fallas; caminar en ti es garantía. Podrían fallarnos las cosas, podrían fallarnos las personas, incluso podrían fallarnos los amigos, pero tú ..., es imposible, pues siempre acudes a la cita y cumples tus promesas. Ahora caminamos hacia ti todos juntos y vivimos en esa confianza de saber de ti, de saber de tus planes, de una alianza nueva y eterna, sellada con tu sangre. Amén. Oración colecta: Señor, Padre Santo, tú que nos has mandado escuchar a tu Hijo, el predilecto, alimenta nuestro espíritu con tu palabra; así con mirada limpia, contemplaremos gozosos la gloria de tu rostro. Por nuestro Señor Jesucristo. LUNES DE LA SEMANA II DE CUARESMA Dan 9,4-10: Señor, a nosotros la vergüenza porque hemos pecado contra ti. Sal 78,8.9. 11. 13. Lc 6,36-38: Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo. Salmo de compasión Venimos, Señor, a ti, que eres compasivo, a tu soledad para no estar solos, a tu cita diaria para tener tu compasión. Sabemos, Señor, nos lo han dicho nuestros padres, que tú eres misericordia, que eres bondadoso por naturaleza, compasivo siempre. Tú nos llamas a tener tus sentimientos, a ser compasivos como el Padre, abiertos a la ternura, cerrado al egoísmo. Gracias por tu derroche de amor, porque eres impresionante; conocerte a ti ha sido la aventura más increíble. Tu amor a nosotros ha bajado a nuestra tierra, y te has hecho uno de nosotros, para ser corazón derramado siempre cercano a todos. Amén. Oración colecta: Señor, Padre santo, que para nuestro bien espiritual nos mandaste dominar nuestro cuerpo mediante la austeridad; ayúdanos a librarnos de la seducción del pecado y a entregarnos al cumplimiento filial de tu santa ley. Por nuestro Señor Jesucristo. MARTES DE LA SEMANA II DE CUARESMA Is 1,10.16-20: Dice el Señor: aunque sean vuestros pecados como la grana, como nieve blanquearán. Sal 49,8-9. 16bc-17.21.23. Mt 23,1-12: El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido. Salmo de humildad Acudimos a ti, Señor de los humildes, porque tú nos lo has dicho: El que es humilde será enaltecido y el que se engríe será humillado. Estamos convencidos de tu amor por los pequeños, de tu entrega a los pobres, de tu predilección por los humildes. ¡Qué fácil es alardear y aparentar! ¡Qué difícil es ser coherente! Te pedimos, Señor, que nos ayudes a ser humildes y sencillos de corazón; a sembrar los caminos de la vida de esperanza cierta. Ayúdanos, Señor Jesús, a esparcir por la tierra el aroma de humildad de los sencillos de corazón. No nos dejes solos, acompaña nuestros pies cansados, pues solos no podemos. Amén. Oración colecta: Señor, vela con amor continuo sobre tu Iglesia; y, pues sin tu ayuda no puede sostenerse lo que se cimienta en la debilidad humana, protege a tu Iglesia en el peligro y manténla en el camino de la salvación. Por nuestro Señor Jesucristo. MIÉRCOLES DE LA SEMANA II DE CUARESMA Jer 18,18-20: ¿Es que se paga el bien con el mal que han cavado una fosa para mi?. Sal 30,5-6.14. 15-16. Mt 20,17-28: Mirad, estamos subiendo a Jerusalén y el Hijo del Hombre va a ser entregado. Salmo de entrega Te entregaste Señor a todos, te dejaste el pellejo en la entrega, fuiste pisoteado como la uva, fuiste triturado por amor. Eres la vida entregándote a la nuestra, dándonos tu amor siempre. Haznos Señor, entrega a las gentes, para aprender de ti, para amar hasta el extremo. Confórtanos en nuestras luchas, ayúdanos al caminar, enséñanos a confiar. Sin ti, Señor, la vida es muy triste; si tú no te entregas como cuerpo ofrecido y sangre derramada, la vida está vacía, no hay salvación. Sólo tú, redentor de los hombres, con tu entrega incondicional, haces posible hoy y siempre la verdadera salvación, la que espera todo hombre. Amén. Oración colecta: Te rogamos, Señor, que esta eucaristía nos ayude a vivir más sanamente y nos obtenga tu ayuda, constantemente. Por Jesucristo nuestro Señor. JUEVES DE LA SEMANA II DE CUARESMA Jer 17,5-10: Bendito quien confía en el Señor: será un árbol plantado junto al agua. Sal 1,1-2. 3. 4. 6. Lc 16,19-31: Tienen a Moisés y a los profetas: que los escuchen. Salmo de confianza De ti, Señor, nos fiamos, en ti confiamos siempre, pues sabemos que tú jamás abandonas a todos tus amigos, de los que cuidas con infinita ternura. Sabemos, Padre bueno, de tus inmensos cuidados para con el pájaro y la flor. Sabemos, nos lo han contado, de tus infinitos detalles de delicadeza y amor que vas sembrando por la vida. Te damos gracias, te alabamos siempre, porque cuidas de los pobres, de “los Lázaros” de este mundo, de los que no traen nada. Tú eres siempre sabor a hogar y a pan para los sin nada. Ayúdanos a los pobres a descubrirte a ti que eres fortaleza. Amén. Oración colecta: Señor, tú que amas la inocencia y la devuelves a quien la ha perdido, atrae hacia ti nuestros corazones y abrásalos en el fuego de tu Espíritu, para que permanezcamos firmes en la fe y eficaces en el bien obrar. Por nuestro Señor Jesucristo. VIERNES DE LA SEMANA II DE CUARESMA Gén 37,3-4. 12-13a. 17b-28: Al llegar los mercaderes, sacaron a José del pozo y se los vendieron por veinte monedas de plata. Sal 104,16-17. 18-19. 20-21. Mt 21,33-43. 45-46: Se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos. Salmo para dar fruto Estamos delante de ti, Señor, con nuestra pobreza, con nuestra pequeñez, para que tú lo transformes en fruto de amor. Si tú no estás con nosotros, ¿cómo podremos dar fruto? Todo se acabará como la noche oscura. Ven, Señor, a nuestras vidas, llénalas de amor mirándolas con tu paz. Haznos instrumentos de ti, para sembrar alegrías, para dar frutos de amor. ¿Qué sería de nosotros sin ti? Todo acabaría muriendo. Pues tú eres el Dios de la vida. Ahora, Señor, déjanos experimentar la esperanza de saber que, unidos a ti, como la vid al sarmiento, daremos frutos de amor. Amén. Oración colecta: Concédenos, Dios Todopoderoso, que, purificados por la penitencia cuaresmal, lleguemos a las fiestas de la pascua con perfecto espíritu de conversión. Por nuestro Señor Jesucristo. SÁBADO DE LA SEMANA II DE CUARESMA Miq 7,14-15. 18-20: ¿Qué Dios hay como tú, que perdonas el pecado y absuelves la culpa? Sal 102,1-2. 3-4. 9-10.11-12. Lc 15,1-3. 11-32: Deberías alegrarte porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido, estaba perdido y lo hemos encontrado. Salmo del hijo pródigo Me dijeron, Padre, que lejos de ti se encontraba la vida verdadera. Me convencieron totalmente para marcharme lejos con rumbo desconocido a los espacios infinitos. Malgasté mi vida sin conseguir lo que buscaba, las cosas me decepcionaron, no lograron en mí ni un gramo de felicidad. Una noche, mirando estrellas, me acordé de la casa de mi Padre, de cuántos criados de mi Padre tenían en abundancia lo que yo ahora mendigaba. Y me levanté con el deseo de volver al hogar. Cuando me acerqué, mi Padre desde lejos me esperaba, y me abrazó con toda su ternura, y comprendí entonces que no había dejado de amarme. Amén. Oración colecta: Señor, Dios nuestro, que, por medio de los sacramentos nos permites participar de los bienes de tu Reino ya en nuestra vida mortal; dirígenos tú mismo en el camino de la vida, para que lleguemos a alcanzar la luz en la que habitas con tus santos. Por nuestro Señor Jesucristo. TERCER DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo A Éx 17,3-7: Danos agua para beber. Sal 94,1-2. 6-7. 8-9. Rom 5,1-2. 5-8: El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado. Jn 4,5-42: Un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna. Salmo con sed Señor, buscamos en ti el agua viva para apagar nuestra sed. Buscamos tu amor como agua verdadera para saciarnos con tu presencia. Recordamos, Señor, cómo tú siempre has estado sentado junto al pozo, esperándonos. A cualquier hora, en cualquier momento, tú nos esperabas para llenarnos de vida. Caminamos hacia ti con hambre y sed. Ayúdanos a vivir sabiendo siempre que el que bebe del agua viva no tendrá sed jamás. Ayúdanos a experimentar que estamos llamados a ser fuentes de agua para nuestros hermanos sedientos. Amén. Oración colecta: Señor, Padre de misericordia y origen de todo bien, que aceptas el ayuno, la oración y la limosna como remedio de nuestros pecados, mira con amor a tu pueblo penitente y restaura con tu misericordia a los que estamos hundidos bajo el peso de nuestras culpas. Por Jesucristo nuestro Señor. TERCER DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo B Éx 20,1-17: La ley fue dada por Moisés. Sal 18,8. 9. 10. 11. Icor 1,22-25: Predicamos a Cristo crucificado. Jn 2,13-25: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Salmo del templo Señor, tú nos hablaste del templo, del templo de tu cuerpo, de que, destruido por la muerte, en tres días sería reconstruido. Hablabas de tu muerte y resurrección. Queremos, Señor, que nos enseñes a confiar, a vivir en la esperanza de tu misericordia. También nosotros somos testigos del Espíritu Santo donde habita la Trinidad, donde el Señor se complace en hacer su morada. ¡Qué gozada, Señor, ser templo! Sabía que tu anhelo es habitar en nosotros, ser acogido en la casa de nuestro corazón. Ahora, en este tiempo de conversión y de vuelta a ti, haznos conscientes realmente de tu presencia como templo para vivir en ti, para sembrar ilusiones, y no nos dejes hundirnos bajo el peso de nuestras culpas. Amén. Oración colecta: Señor, Padre de misericordia y origen de todo bien, que aceptas el ayuno, la oración y la limosna como remedio de nuestros pecados, mira con amor a tu pueblo penitente y restaura con tu misericordia a los que estamos hundidos bajo el peso de nuestras culpas. Por Jesucristo nuestro Señor. TERCER DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo C Éx 3,1-8a. 13-15: “Yo soy” me envía a vosotros. Sal 102,1-2. 3-4. 6-7. 8. 11. 1Cor 10,1-6.10-12: Bebían de la roca espiritual que les seguía; y la roca era Cristo. Lc 13,1-9: Si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera. Salmo para vivir Señor Jesús, nos llamas a la conversión, a vivir el ayuno, la oración y la limosna como camino hacia ti. Haznos vivir en el amor, entregados y sencillos, cercanos y arriesgando la vida por ti. Sin tu amor todo es sin sentido, sin tu fuerza nada podemos hacer, ayúdanos a ser fieles siempre en medio de las pruebas. Queremos vivir el ayuno para apartarnos de aquello que nos separa de ti, la oración para crecer en tu amor y la limosna como entrega misericordiosa. Dios nuestro, concédenos el gozo de vivir por ti, de caminar en tu presencia, de amar a todos y siempre. Queremos, Señor, que tú nos ayudes a comprender que convertirse en arrancar de cuajo el corazón de piedra y vivir con tus mismos sentimientos; convertirse es volver la mirada hacia ti para amar siempre hasta el extremo. Amén. Oración colecta: Señor, Padre de misericordia y origen de todo bien, que aceptas el ayuno, la oración y la limosna como remedio de nuestros pecados, mira con amor a tu pueblo penitente y restaura con tu misericordia a los que estamos hundidos bajo el peso de nuestras culpas. Por Jesucristo nuestro Señor. LUNES DE LA SEMANA III DE CUARESMA 2Re 5,1-15a. Naamán se bañó siete veces en el Jordán y su carne quedó limpia como la de un niño. Sal 41, 2. 3; 42,3. 4. Lc 4,24-30: Lo empujaron fuera del pueblo con intención de despeñarlo. Salmo en Nazaret Cristo, amigo nuestro, gracias por toda gracia que salió de tu corazón, como de tus manos salieron la rosa y la gaviota. Recordamos ahora Señor tu fracaso ante tus paisanos; te empujaron hacia afuera a ti, que venías a ellos para darte, como siempre. Señor, Jesús, fue en Nazaret donde tú dijiste que eras buena noticia para todos los hombres. Que habías venido a proclamar la liberación de los oprimidos, el consuelo de los tristes. No te creyeron, Señor, y se lanzaron sobre ti; tú te alejaste, y no te despeñaron porque no había llegado tu hora; y tú te alejaste, Señor, para acercarte con más brío a todos nosotros. Amén. Oración colecta: Señor, purifica y protege a tu Iglesia con misericordia continua, y pues sin tu ayuda no puede mantenerse con firmeza, que tu protección la dirija y la sostenga siempre. Por nuestro Señor Jesucristo. MARTES DE LA SEMANA III DE CUARESMA Dan 3,25. 34-43: Azarías oró al Señor: no nos desampares para siempre, no rompas tu alianza, no apartes de nosotros tu misericordia. Sal 24,4bc-5ab. 6-7bc. 8-9. Mt 18,21-35: ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti? Salmo de amistad Creemos en ti, Señor, en tu amistad ofrecida a todos los hombres, a los que incansablemente te acercas y perdonas como amigo. Tú eres el amigo verdadero, el que siempre está dispuesto a que nos reconciliemos contigo. Cuando todo se cierra, tú abres tus puertas, y se te puede convencer cuando se te habla en lenguaje de amor. Creemos en tu amistad, creemos en tu perdón, pues sabemos de verdad que tú eres siempre amor. Creemos que miras, Señor, la inocencia y la rectitud para sembrar esperanza en medio del mundo. Gracias Señor por tu perdón generoso porque de verdad eres bueno y siempre nos amas. Amén. Oración colecta: Señor, que tu gracia no nos abandone, para que, entregados plenamente a tu servicio, sintamos sobre nosotros tu protección continua. Por nuestro Señor Jesucristo. MIÉRCOLES DE LA SEMANA III DE CUARESMA Dt 4,1.5-9: Guardad y cumplid los mandatos y decretos del Señor, porque ellos son vuestra sabiduría y vuestra prudencia ante los demás pueblos. Sal 147,12-13. 15-16. 19-20. Mt 5, 17-19: No he venido a abolir la ley o los profetas, sino a dar plenitud. Salmo para saborear Gustad todos y ved que el Señor es muy bueno y se acerca a todos para declararnos su amor. Gustad su ternura, aclamadlo por su bondad, saboread su dulzura, estrenad su ternura. Gustad todos y ved su amor inmenso, sus ojos grandes para mirarnos, sus palabras de vida. Gustad todos y ved que derrama esperanza donde existe oscuridad, sembrando alegría donde se cultiva tristeza. Gustad y ved, experimentad constantemente todo lo que el Señor nos ama. Su vida nos la ofrece para vivir siempre en el gozo de su amor. Amén. Oración colecta: Penetrados del sentido cristiano de la cuaresma y alimentados con tu palabra, te pedimos, Señor, que te sirvamos fielmente con nuestras penitencias y perseveremos unidos en la plegaria. Por Jesucristo nuestro Señor. JUEVES DE LA SEMANA III DE CUARESMA Jer 7,23-28: Yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo. Sal 94,1-2. 6-7. 8-9. Lc 11, 14-23: Si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Salmo de serenidad Señor, sabemos que tú has sido siempre para nosotros un Dios fuerte y verdadero. Los ídolos de este mundo no pueden competir contigo. Tú llenas nuestro corazón y haces de nosotros un pueblo vivo en la alegría, testigos de tu amor eterno. Gracias, Señor de la serenidad, por alentar nuestros pies cansados, por animarnos en la lucha. Tú, Señor, amigo entrañable, ayuda y protege a los pobres, libera a todos los que se sienten explotados y oprimidos. No permitas que nos alejemos de ti. Encamina nuestros corazones hacia la vida verdadera, hacia el amor sencillo. Señor de la serenidad, ayúdanos a encontrarte en todos los baches del camino, en todas las encrucijadas de la historia. Amén. Oración colecta: Te pedimos humildemente, a medida que se acerca la fiesta de nuestra salvación, que vaya creciendo en intensidad nuestra entrega para celebrar dignamente el misterio pascual. Por nuestro Señor Jesucristo. VIERNES DE LA SEMANA III DE CUARESMA Os 14,2-10: Yo curaré sus extravíos, los amaré sin que lo merezcan, mi cólera se apartará de ellos. Sal 80,6c-8a-8bc-9. 10-11ab. 14. Mc 12,28b-34: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser, y al prójimo como a ti mismo. Salmo de amor al prójimo Padre, acudimos a ti bajo el peso de nuestros pecados. Queremos amar a todos aquellos que se cruzan en nuestro camino, para vencer la tentación del egoísmo y secundar tus inspiraciones de un amor duradero. Danos entrañas de misericordia para amar al pobre y al indigente, al que vive en la soledad, al encarcelado sin esperanza, al que no tiene casa ni hogar. Padre, que nos preocupen los problemas de los hombres, y no seamos indiferentes ante tanta miseria humana, amando de verdad desde un corazón sediento de justicia y unas manos que sirven. Gracias, Señor, por aquellas personas que has puesto a nuestro lado, y están cerca, ayúdanos a descubrirles nuestro amor sin interés. Amén. Oración colecta: Infunde, Señor, tu gracia en nuestros corazones para que sepamos dominar nuestro egoísmo y secundar las inspiraciones que nos vienen del cielo. Por Jesucristo nuestro Señor. SÁBADO DE LA SEMANA III DE CUARESMA Os 6,1-6: Quiero misericordia y no sacrificios, conocimiento de Dios más que holocaustos. Sal 50,3-4. 18-19. 20-21ab. Lc 18,9-14: Dos hombres subieron al templo a orar. El publicano bajó justificado, pero el fariseo no. Salmo de un pecador Delante de ti, Señor de la vida, bajo el peso de mis pecados me acerco a ti, porque sé que eres rico en misericordia. Ya sé que no soy bueno, que muchas veces me alejo de ti y falsifico el amor. Sé, Señor, y me pesa la multitud de veces que recorro caminos fáciles y no elijo la senda estrecha. Por eso te grito en mi noche, para sentir tu protección y ayuda cuando mi vida está en peligro. Te llamo como Padre, te invoco como amigo, pues realmente soy un pobre pecador. Confío en ti, Señor, a pesar de mis fracasos, Sé que tú estás cerca, y no me abandonas jamás. Aunque soy un pecador, mi confianza en ti aumenta. Amén. Oración colecta: Llenos de alegría, al celebrar un año más la cuaresma; te pedimos, Señor, vivir los sacramentos pascuales y sentir en nosotros el gozo de su eficacia. Por nuestro Señor Jesucristo. CUARTO DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo A 1Sam 16,1b.6-7. 10-13a. David es ungido rey de Israel. Sal 22,1-3a. 3b-4. 5. 6. Ef 5,8-14: Levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz. Jn 9, 1-41: Fue, se lavó y volvió con vista. Salmo de luz Clamamos a ti como ciegos, Señor, en la vida nuestra. Lávanos los ojos para que recobremos la vista y podamos ver la luz. Queremos verte, Señor, contemplar tu rostro dolorido en los hermanos, hambrientos en los pobres, cansado en los desahuciados. Danos tu luz para caminar por sendas de esperanza. Danos tu luz como un amanecer después de la noche fría. Danos tu luz, Señor, para purificarnos del pecado y hacer de nuestra vida un encuentro de amor, entregándonos a todos, y ayudando a los ciegos a ver la luz del amor. Amén. Oración colecta: Señor, que reconcilias a los hombres contigo por tu Palabra hecha carne, haz que el pueblo cristiano se apresure, con fe viva y entrega generosa, a celebrar las próximas fiestas pascuales. Por nuestro Señor Jesucristo. CUARTO DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo B 2Crón 36,14-16. 19-22b: La ira y la misericordia del Señor se manifestaron en el exilio y en la liberación del pueblo. Sal 136, 1-2. 3. 4. 5. 6. Ef 2, 4-10: Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó: estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo. Jn 3,14-21: Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Salmo a Dios rico en misericordia Tú, Señor, eres rico en misericordia, abundante en dar amor. Cuando nos sentimos agobiados y a veces no podemos caminar, tú te acercas a nosotros, con tu misericordia entrañable. Podemos decir y gritar de alegría que tu amor es auténtico, más real que nosotros mismos. Recordamos, Señor, cómo a lo largo de nuestra vida hemos sido infieles, muchas veces no hemos aceptado las exigencias de tu amor; pero tú vuelves a nosotros. Era impresionante ver, una y otra vez, cómo nos atraías hacia tu corazón. Sabemos, Señor, por eso estamos felices y contentos, que tu amor es inmenso como el mar azul. Amén. Oración colecta: Señor, que reconcilias a los hombres contigo por tu Palabra hecha carne, haz que el pueblo cristiano se apresure, con fe viva y entrega generosa, a celebrar las próximas fiestas pascuales. Por nuestro Señor Jesucristo. CUARTO DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo C Jos 5, 9a. 10-12: El pueblo de Dios celebra la pascua al entrar en la tierra prometida. Sal 33,2-3. 4-5. 6-7. 2Cor 5,17-21: Dios nos ha reconciliado consigo en Cristo. Lc 15,1-3. 11-32: Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo. Salmo del corazón reconciliado Tú, Señor, has sido siempre para nosotros el gozo de sentirnos reconciliados, tu amor no se agotaba, volvías con el ímpetu de todos los vientos. Ahora estoy convencido de que no amas en broma, es verdad, tu amor es sencillo y nos hace reconciliarnos contigo y con todos los hombres. Muchas veces los hombres falsificamos el amor, y tú nos sigues perdonando. Muchas veces los hombres huimos de ti, y tú nos sigues buscando. Haberte conocido ha sido algo maravilloso, tenerte a ti ha sido una reconciliación continua. Estamos abrumados por el peso de nuestras culpas, pero tu amor retorna como la primavera. Amén. Oración colecta: Señor, que reconcilias a los hombres contigo por tu Palabra hecha carne, haz que el pueblo cristiano se apresure, con fe viva y entrega generosa, a celebrar las próximas fiestas pascuales. Por nuestro Señor Jesucristo. LUNES DE LA SEMANA IV DE CUARESMA Is 65,17-21: Mirad, voy a transformar a Jerusalén en alegría, y su pueblo en gozo. Sal 29,2. 4. 5-6. 11-12a. 13b. Jn 4,43-54: El hombre creyó en la Palabra de Jesús y se puso en camino. Salmo de la palabra Lámpara es tu palabra, Señor, lámpara para mis pies desnudos, para mis ojos cansados, para mi corazón sediento. Lámpara es tu Palabra en la cual creo, pues tú, Señor, nos pones en camino hacia la verdadera vida. Lámpara es tu Palabra cuando voy entre los hombres, cuando no puedo más, cuando desfallezco. Lámpara eres tú como Palabra de vida, capaz de enternecer el corazón y ayudarnos en el camino. Lámpara es tu Palabra, Señor; tú vienes y te acercas a mí de puntillas, y me susurras al oído palabras de vida y amor. Lámpara es tu Palabra, luz en mi sendero, alegría en el camino. Amén. Oración colecta: Oh Dios, que renuevas el mundo por medio de los sacramentos divinos: concede a tu Iglesia la ayuda de estos auxilios del cielo sin que le falten los necesarios de la tierra. Por nuestro Señor Jesucristo. MARTES DE LA SEMANA IV DE CUARESMA Ez 47,1-9. 12: Al regresar vi a la vera del río una gran arboleda en sus dos márgenes. Sal 45,2-3. 5-6. 8-9. Jn 5,1-3.5-16: El que me ha curado es quien me ha dicho: toma tu camilla y echa a andar. Salmo de sanación Me has curado, Señor, me has hecho revivir, me has ayudado a sanar mi corazón. Muchas veces cuando camino me siento enfermo y sin fuerzas. Cuando me acerco a ti sanas con tu amor mis egoísmos de siempre, mi cansancio de ayer. Tú sánanos, Señor, no nos abandones, no nos dejes solos; ayúdanos a vivir entre tus manos. Queremos que nos cures, que podamos coger la camilla y andar, para ayudar a otros a vivir en camino hacia el amor verdadero, hacia la paz del corazón. Amén. Oración colecta: Te pedimos, Señor, que las prácticas santas de esta cuaresma dispongan el corazón de tus fieles para celebrar dignamente el misterio pascual y anunciar a todos los hombres la grandeza de tu salvación. Por nuestro Señor Jesucristo. MIÉRCOLES DE LA SEMANA IV DE CUARESMA Is 49,8-15: ¿Es que puede una madre olvidarse de su criatura? Pues aunque ella se olvide, yo no te olvidaré. Sal 144,8-9. 13cd-14. 17-18. Jn 5,17-30: El Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras mayores que esta para vuestro asombro. Salmo de un amor loco Guíanos, Señor, hacia la verdad plena de tu amor ofrecido incansablemente a todos nosotros. Es verdad, lo reconocemos y te alabamos, porque aunque una madre se olvidara de sus hijos, tú no te olvidarías nunca de acogernos a nosotros. Gracias, Padre, por tu amor generoso, porque nos asombramos cuando, al contemplar todo lo que has hecho, la boca se nos llena de agradecimiento a ti. Tú nos lo has dado todo para descubrirte vivo y sentir en el alma tu amor ofrecido tu gozo entregado, tu vida en nuestras vidas. Amén. Oración colecta: Señor, Dios nuestro, que concedes a los justos el premio de sus méritos y a los pecadores que hacen penitencia les perdonas sus pecados, ten piedad de nosotros y danos, por la humilde confesión de nuestras culpas, tu paz y tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo. JUEVES DE LA SEMANA IV DE CUARESMA Ex 32,7-14: ¿Por qué, Señor, se va a encender tu ira contra tu pueblo, que tú sacaste de Egipto con gran poder y mano robusta?. Sal 105,19-20. 21-22. 23. Jn 5,31-47: Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es válido. Hay otro que da testimonio de mí y sé que es válido el testimonio que da de mí. Salmo del testigo Queremos, Señor, ser tus testigos, luz en medio del mundo, sal que sazone la tierra. Ser tus testigos para llevar a los hombres tu amor, tu esperanza verdadera, tu gozo de ser amor en medio de los hombres. Haznos testimonios de un amor que nunca pasa de moda, de una luz en un mundo a oscuras, de una paz en una tierra en guerra. Sabemos, Señor, y por eso pedimos tu ayuda, que ser testigo es tener tus sentimientos, es tomarse en serio tu evangelio, es sembrar los caminos de tu amor. Gracias, Señor, por tantos testigos como hemos conocido y que nos hacen continuar en la tarea, aun en medio de las dificultades, sabiendo recoger la antorcha y llevándola por las calles de nuestro mundo. Amén. Oración colecta: Padre lleno de amor, te pedimos que, purificados por la penitencia y por la práctica de las buenas obras, nos mantengamos fieles a tus mandamientos, para llegar, bien dispuestos a las fiestas de pascua. Por nuestro Señor Jesucristo. VIERNES DE LA SEMANA IV DE CUARESMA Sab 2,1ª. 12-22: Dijeron los impíos: “Veamos si sus palabras son verdaderas, comprobando el desenlace de su vida”. Sal 33,17-18. 19-20. 21. 23. Jn 7,1-2. 10. 25-30: ¿Será que los jefes se han convencido de que este es el mesías?. Salmo de una herida Cuando el Señor se acercó a nosotros en el camino de la vida, él se volcó en cada uno, sus heridas nos curaron. Vino como mesías a decirnos que Dios nos ama, que no está lejos. Nos enseñó el camino de la entrega, la verdad del amor, la vida verdadera. Él nos mostró que se debe continuar amando hasta el extremo. Nos habló de su muerte para la vida del mundo, nos dijo que el amor vence todas las dificultades. Cuando se acercaba su hora, se entregó al Padre, se dejó en manos de los hombres. Su herida de amor fue amar hasta el final. Amén. Oración colecta: Señor, tú que en nuestra fragilidad nos ayudas con medios abundantes, concédenos recibir con alegría la salvación que nos otorgas y manifestarla a los hombres con nuestra propia vida. Por nuestro Señor Jesucristo. SÁBADO DE LA SEMANA IV DE CUARESMA Jer 11,18-20: Yo, como cordero manso llevado al matadero, no sabía los planes homicidas que contra mi tramaban. Sal 7,2-3. 9bc-10. 11-12. Jn 7,40-53: Surgió entre la gente una discordia por su causa. Salmo al cordero Alabad a Jesús, el cordero manso y humilde, llevado al matadero sin abrir boca, sin protestar. Su amor fue fiel, y llegó hasta darlo todo por amor. No había en él la hermosura del mundo, su presencia parecía despreciable. Él era el rostro de todos, del que sufre, de los que lloran. Fue varón de dolores, conocedor de padeceres. Él cargó con nuestros pecados, los llevó sobre sí, se abrazó a la cruz sin brillo para amar siempre a todos sus hermanos dados a luz en el “pacto” de la cruz. Amén. Oración colecta: Que tu amor y tu misericordia dirijan nuestros corazones, Señor, ya que sin tu ayuda no podemos complacerte. Por nuestro Señor Jesucristo. QUINTO DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo A Ez 37,12-14: Os infundiré mi espíritu y viviréis. Sal 129,1-2. 3-4ab. 4c-6. 7. 8. Rom 8,8-11: El Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros. Jn 11,1-45: Yo soy la resurrección y la vida. Salmo al Espíritu Ven, Espíritu Santo, cercano a los pobres, maravilla de consejero, amigo entrañable. Ven ahora aquí sobre nosotros, peregrinos de lo Absoluto, cansados y agobiados, buscadores de paz. Ven, alegría entregada a todos los corazones; da al sediento el agua de la vida, al hambriento el pan de vida. Ven, ternura, casa de los sin techo, danos el gozo, la esperanza de la fe, la ardiente caridad. Ven, Espíritu, llévanos al desierto donde aprender a orar; a la cruz, donde aprender a amar. Amén. Oración colecta: Te rogamos, Señor Dios nuestro, que tu gracia nos ayude, para que vivamos siempre de aquel mismo amor que movió a tu Hijo a entregarse a la muerte por la salvación del mundo. Por nuestro Señor Jesucristo. QUINTO DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo B Jer 31,31-34: Meteré mi le en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Sal 50,3-4. 12-13. 14-15. 18-19. Heb 5,7-9: Él, a pesar de ser Hijo, aprendió sufriendo a obedecer. Jn 12,20-33: Si el grano de trigo cae en tierra y muere, da mucho fruto. Salmo al sufrir Señor, estamos deshechos, sin fuerzas, nos sentimos desfallecer y acudimos a ti, en esta noche. Nuestro corazón está sangrando, queremos tu ayuda. Sin ti todo se complica, contigo siempre hay esperanza. Sin ti no hay horizonte, contigo siempre amanece. Gracias por ayudarnos a descubrir en medio del dolor tu consuelo de amigo. Gracias porque no nos dejas vagar a la intemperie, sino que siempre nos reúnes para caminar a tu lado. Ahora que sufrimos tanto queremos decirte que, aunque a veces te sentimos lejano, hay una convicción interior que nos dice que tú estás siempre cerca y nos estrechas con tus brazos. Amén. Oración colecta: Te rogamos, Señor Dios nuestro, que tu gracia nos ayude, para que vivamos siempre de aquel mismo amor que movió a tu Hijo a entregarse a la muerte por la salvación del mundo. Por nuestro Señor Jesucristo. QUINTO DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo C Is 43,16-21: Mirad que realizo algo nuevo y daré bebida a mi pueblo. Sal 125,1-21ab. 2cd-3. 4-5. 6. Flp 3,8-14: Todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Jn 8,1-11: Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más. Salmo al confesar Confesamos, Señor, somos pecadores, necesitamos de tu ternura. Sin tu amor, ¿qué sería de nosotros, pecadores? Contigo el camino se hace fácil, las dificultades se vencen, es posible vivir en ti. Confesamos, Señor, nuestros egoísmos, nuestros pecados de siempre. Sólo mirándote a ti, buscando tu perdón, podemos caminar sin desfallecer. Concédenos el arrepentimiento para ser transparentes delante de ti, y no excusarnos con disculpas que no convencen. Vamos hacia ti, confiamos en tu misericordia, sin tu amor nuestra vida sería un infierno, contigo, lo confesamos, brota de nuevo la alegría por el gozo de tu perdón. Amén. Oración colecta: Te rogamos, Señor Dios nuestro, que tu gracia nos ayude, para que vivamos siempre de aquel mismo amor que movió a tu Hijo a entregarse a la muerte por la salvación del mundo. Por nuestro Señor Jesucristo. LUNES DE LA SEMANA V DE CUARESMA Dan 13,1-9. 15-17. 19-30. 33-62: Toda la asamblea se puso a gritar bendiciendo a Dios, que salva a los que esperan en él. Sal 22,1-3a. 3b-4. 5. 6. Jn 8,1-11: La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras: tú ¿qué dices?. Salmo de una mujer Señor, Dios nuestro, soy una mujer a la que la vida trató rematadamente mal. Los amores que conocí se esfumaron como el vino en la boda. Ahora, sin nada, me quedas tú. Tú sí me comprendes; en ti todo es cercanía. Sé de mi pecado, sé de mis errores, sé que tú me defiendes para que no peque más, para que ame desde ti. Gracias, Señor, por ser mujer, porque mi sensibilidad me hace acogedora; mis manos se abren a recibir, y quiero darlo todo desde mi pobreza. Amén. Oración colecta: Señor Dios nuestro, cuyo amor nos enriquece sin medida con toda bendición, haz que, abandonando nuestra vida caduca, fruto del pecado, nos preparemos como hombres nuevos a tomar parte en la gloria de tu Reino. Por nuestro Señor Jesucristo. MARTES DE LA SEMANA V DE CUARESMA Núm 21,4-9: Haz una serpiente y colócala en un estandarte; los mordidos por la serpiente quedarán sanos al mirarla. Sal 101,2-3. 16-18. 19-21. Jn 8,21-30: Cuando levantéis al Hijo del Hombre, sabréis que yo soy. Salmo de una mirada Nosotros, Señor, caminantes de la vida, somos “mordidos” por el egoísmo que nos asfixia, por el pecado al caer la tarde. Danos la capacidad de mirarte fijamente, levantado en lo alto, crucificado por amor. Al mirarte, Señor, nuestras heridas van cicatrizando; el gozo de tu presencia nos ayuda a seguir hacia adelante. Nosotros, Señor, sabemos que existen heridas que sólo tú puedes curar con tu mirada de amor. Sólo tú, Señor, tocas con tus manos la miseria de nuestra frialdad. Amén. Oración colecta: Concédenos, Señor, perseverar en el fiel cumplimiento de tu santa voluntad, para que, en nuestros días, crezca en santidad y en número el pueblo dedicado a tu servicio. Por nuestro Señor Jesucristo. MIÉRCOLES DE LA SEMANA V DE CUARESMA Dan 3,14-20. 46. 50. 91-92. 95: Despreciaron la orden real y expusieron la vida antes que dar culto a otro Dios que el suyo. Sal 3,52. 53. 54. 55. 56. Jn 8,31-42: La verdad os hará libres. Salmo en la libertad Señor, ser libres, libres como el viento para volar en la verdad que nos hace libres. Alabemos al Señor con cantos de liberación porque está aquí, con nosotros, acompañándonos en el camino, mostrándonos que es él la verdad que nos libera, el gozo de la existencia. Alabad a Jesús, humanidad entera, hombres y mujeres, los ancianos y los niños, al Cristo siempre joven, caminante de pies descalzos, buscador en la noche de ovejas perdidas, de hijos pródigos, para devolverles la libertad y, encadenados por amor, vivir en la libertad de los hijos de Dios. Amén. Oración colecta: Ilumina, Señor, el corazón de tus fieles purificado por las penitencias de cuaresma; y tú, que nos infundes el piadoso deseo de servirte, escucha paternalmente nuestras súplicas. Por nuestro Señor Jesucristo. JUEVES DE LA SEMANA V DE CUARESMA Gén 17,3-9: Dios añadió a Abrahán: Guardad mi alianza tú y tus descendientes, por siempre. Sal 104,4-5. 6-7. 8-9. Jn 8,51-59: Os aseguro: quien guarda mi Palabra no sabrá lo que es morir para siempre. Salmo de muerte y vida Señor de la vida, tú no quieres la muerte del pecador, sino que cambie de conducta y viva. Danos la vida para ser grano de trigo que muere en el surco para convertirse en miles de frutos. Ayúdanos, buen Dios, a morir al egoísmo, a todo aquello que nos impide acercarnos a ti ... y confiar siempre. Sabemos, Jesús, que seguirte a ti es cargar con la cruz y seguir hasta el final, muriendo al pecado para vivir en ti y ayudar a nuestros hermanos a vivir amando. Amén. Oración colecta: Escucha nuestras súplica, Señor, y mira con amor a los que han puesto su esperanza en tu misericordia; límpialos de todos sus pecados, para que perseveren en una vida santa y lleguen de este modo a heredar tus promesas. Por nuestro Señor Jesucristo. VIERNES DE LA SEMANA V DE CUARESMA Jer 20,10-13: El Señor está conmigo: mis enemigos tropezarán y no podrán conmigo. Sal 17,2-3a. 3bc-4. 5-6. 7. Jn 10,31-42: Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis? Salmo cuando se va cansado Señor Jesús, te alabamos cansados del camino, sin fuerzas, sin casi nada, despistados en estos momentos. Haznos dóciles, acogedores de tus planes, abiertos a lo imprevisible, cercanos a tu corazón. El cansancio que nos aprieta sabemos, Señor, que no es impedimento para continuar tras tus huellas, para seguirte a ti cuando estamos desbordados en la vida plena, el gozo desbordante. Señor, ayúdanos en la fragilidad, sal a nuestro encuentro cuando el cansancio aprieta para vivir en ti sabiendo, Señor, que eres tú nuestro descanso. Amén. Oración colecta: Perdona las culpas de tu pueblo, Señor, y que tu amor y tu bondad nos libren del poder del pecado, al que nos ha sometido nuestra debilidad. Por nuestro Señor Jesucristo. SÁBADO DE LA SEMANA V DE CUARESMA Ez 37,21-28: Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios. Sal: Jer 31,10. 11-12ab. 13 Jn 11,45-56: Os conviene que uno muera por el pueblo, y que no parezca la nación entera. Salmo al Dios vivo Tú, Señor, nos llamas, nos convocas para encontrarnos contigo a lo largo de la vida. Tú nos acechas para hacernos felices. Eres un Dios desconcertante, a nada se te puede comparar, tú vas a la cruz sabiendo que es el amor el que te mueve, con esas ansias redentoras que bullen en tu corazón. Señor, alegría desde mi juventud, acércate a mí, aunque sea de puntillas, y al oído susúrrame con voz silenciosa que nos quieres de verdad. Ayúdanos a perseverar con la cruz de cada día para entregarnos siempre. Amén. Oración colecta: Señor, tú que realizas sin cesar la salvación de los hombres y concedes a tu pueblo, en los días de cuaresma, gracias más abundantes, dígnate a mirar con amor a tus elegido y concede tu auxilio protector a los catecúmenos y a los bautizados. Por nuestro Señor Jesucristo. VÍA CRUCIS Salmo de un condenado a muerte (primera estación) Señor, condenado a muerte, identificado con todo los que, a lo largo de los tiempos, son condenados a muerte. Asumes las injusticias de los injustos, como “cordero llevado al matadero”. ¿Qué sentías, Señor, al escuchar esa sentencia tan injusta? Condenado a muerte en los niños no nacidos, en los pobres olvidados, en los hambrientos que murieron ayer, que mueren hoy y morirán mañana. Como yo, Señor, como nosotros, condenado a muerte, porque un día nuestra vida acabará y compareceremos delante de ti. Condenado a muerte, en los pecados de ayer de hoy y de siempre; en aquellos que no te acogen, en los que te rechazan. Condenado a muerte, Señor, Tú, que eres la vida. Condenado a muerte, Señor, ¡Cómo me ayuda mirarte! Amén. Salmo con la cruz a cuestas (segunda estación) Jesús el Nazareno, con la cruz a cuestas por las calles de la vida. Caminando sin fuerzas, abrazado a la cruz, como don del Padre a los hombres. Señor, ¿por qué cargaste con mi cruz? Tú, que eres amigo, acompaña nuestras cruces. Tú, que eres verdad, ayuda a los que llevan la pesada cruz, a vivir proclamándola. Tú, Señor, con la cruz a cuestas recorriendo todos los rincones de la tierra, solidario de todas las miserias. Señor, gracias por cargar con la cruz, por llevar mi cruz, porque yo soy muchas veces “tu cruz”. Ayúdame a llevar las contrariedades con la paz de tu mansedumbre; los problemas, con tu humildad. Que la cruz tenga para mí sabor a redención, a vida que se entrega. Amén. Salmo al que cayó por primera vez (tercera estación) Señor, ¿cómo fue tu primera caída? Caíste por primera vez identificado, solidario, con cada uno de nosotros. Nos enseñaste que tu pasión era recorrido no por un “superhombre” que todo lo puede, sino por el amor que se hace debilidad. Nos enseñaste, Señor, que tu fuerza se realiza en la pequeñez; que son bienaventurados los que se levantan y no quedan derrotados por las dificultades del camino. Tu primera caída, Señor, es para nosotros comunidad caminante, el reconocer que “cuando somos débiles entonces somos fuertes”, porque confiamos, como tú, más en el amor del Padre que en nuestras propias fuerzas, que nos fallan tantas veces en el camino de la vida. Amén. Salmo de un encuentro (cuarta estación) Señora y Madre buena, ¿Qué sentías en ti cuando le mirabas a él? Te encontraste a tu Hijo, al doblar una esquina, y fue para ti como un terrible golpe que te dejó “sin aliento”. Pero seguías creyendo y afirmando: “Todo lo puedo en aquel que me conforta”. Dos miradas, dos actitudes, dos vivencias profundas. Y tú, Madre, el ofrecimiento de tu vida. No te echaste atrás, no te escondiste como Eva en el paraíso, miraste de frente con humildad, mantuviste tu “sí” hasta el final. Con tu gesto tan materno como cierto hiciste e inauguraste en nuestra historia el camino de los que sufren con dignidad, de los que en medio del dolor siguen adelante caminando. De aquellos, Madre, que como tú, alientan a los que llevan la cruz como brisa y aliento de primavera. Amén. Salmo de cireneo (quinta estación) Te damos gracias, Señor, porque, dejándote ayudar, es como nos ayudas a nosotros en el camino de nuestra existencia. Te pedimos que todos los cireneos, que no se cansen nunca de arrimar el hombro, de echar una mano, de socorrer en el camino. Gracias por todos los cireneos que has puesto en el camino, por nuestros padres sencillos, por el cura de nuestro pueblo, por la sonrisa en aquella ocasión, por el consejo cuando caía. Gracias por todos los cireneos, aquellos que nos hacen la vida un poco más agradables y nuestro planeta un poco más habitable. Señor, ayúdanos y sé nuestro Cireneo en el camino de la cruz, para soportar nuestras noches y caminar hacia ti, sin “coger las flores”, sin “temer a las fieras”. Gracias, Señor, por todos los cireneos que has puesto en nuestro camino. Por aquella sonrisa, por aquel gesto de amor, por todos los que hacen el bien, por los miles de millones de personas anónimas y sencillas que ayudan como cireneos a llevar el peso de la cruz. Sabemos Señor, que aquel que se acercó a ti y te ayudó, fue él mismo ayudado por tu bondad y tu amor porque tú eres el gran cireneo de la historia. Amén. Salmo de la mujer fuerte (sexta estación) Nos acercamos a ti con la fuerza esperanzadora de aquella mujer que salió, Señor, a tu encuentro. Te miró y se fascinó de ti. Ayúdanos a nosotros a dejarnos mirar, a sentir que tú sigues destrozado caminando por la vida. ¡Qué regalo de amor el tuyo, Señor! Tú, que hiciste imagen para ella grabada en un lienzo. Hoy sigues dejándonos tu imagen en aquellos que pasan por la vida como pobres sedientos y marginados. Que descubramos tu presencia en todos los hombres que se acercan a nuestra vida, en la eucaristía, tu presencia en persona, donde te sigues dando tú mismo como amor. Queremos, Señor, ser Verónica, mujer fuerte capaz de acercarse a ti, y, conmovidos, perder el miedo, lanzándonos a enjugar tu rostro. Tú le regalaste tu figura; a nosotros, Señor, nos regalas tu cuerpo y sangre y, sin embargo, no acabamos de creer en tu amor. No acabamos de vencer nuestro miedo de siempre, cuando tú eres certeza de amor. En el camino de la cruz, Señor, mándanos verónicas, capaces de estar cerca de aquellos que sufren por la vida. Verónicas de cuerpo entero, que deseen amar hasta el extremo y hacer el ridículo, si es necesario, para seguir llevando un poco de amor. Amén. Salmo de la segunda caída (séptima estación) Señor, desde nuestra debilidad gritamos a ti, caído, para ser fuertes en nuestra debilidad, amigo nuestro de todas nuestras horas bajas Tú, que eres amor, te entregas amando y caes por amor, haciéndote debilidad y pobreza. Tú caíste, Señor, en Belén, en nuestra tierra pobre, y caes siempre identificado con el que no puede más. Gracias, Señor por tu primera caída, por no ser en el camino del calvario ni “Rambo”, ni “Superman”, sino el hombre que ama hasta el final y se entrega pequeño y frágil como la eucaristía de cada día. Tan pocas fuerzas tienes, Señor, es tanto el peso que te abruma, pues no eres capaz de soportar el peso desgarrado de la cruz. Y caes una y mil veces por la vida en todos los que lloran en la noche, en todos los que buscan un consuelo y no encuentran más que mil reproches. Tú eres el Señor de nuestra historia tejida de debilidades, hambrienta de un amor que nunca llega. Y tú sigues cayendo cada tarde. Tú eres la esperanza que tenemos los que caemos con facilidad, a veces no podemos más que decirte: perdona, Señor, nuestra iniquidad. Caer en la segunda y levantarse es querer amar hasta el final. Amén. Salmo de unas mujeres piadosas (octava estación) Nos habías dicho, Señor, que tú ibas a pasar por todas las calles de la amargura de la vida. Nos compadecimos al verte, tu presencia parecía ausencia, todo parecía que había terminado y sentimos el deseo de llorar. ¿Cómo no llorar cuando tú nos dabas lástima y compasión? Pero tú nos dijiste que es mejor la solidaridad, el acompañar que lamentarse. Aprendamos tu lección: querías más amor, más generosidad en la entrega, más vida que palabras, más gestos que lamentos. Entonces caímos en la cuenta de lo que es el verdadero amor. Amén Salmo de una tercera caída (novena estación) Señor, caído por tercera vez me recuerdas a tu esposa -mi madre- la Iglesia. A lo largo de los siglos, ha sentido todas las estaciones, ha caído muchas veces y, sin embargo, siempre se ha levantado. Su amor resurgía en las caídas, se levantaba una y otra vez para ser limpiada por ti y aparecer ante el mundo como una novia embellecida. Señor, perdona a tu pueblo, perdona nuestras caídas numerosas. Nosotros hemos afeado a nuestra Iglesia con nuestros pecados y caídas y ella siempre nos recoge como madre buena, capaz de albergar en su seno a santos y pecadores, como madre que acoge entre sus brazos a los caídos. Te sientes más débil que la misma debilidad, más pobre que la pobreza. Y caes por tercera vez en el camino de la vida. Tú, Señor, elegiste el último lugar, más bajo que nadie, para enseñar que a ti se te encuentra cuando se te llama y acoge, en cualquier situación concreta. Nada es ajeno a tu amor, tú estás en todas mis caídas, en todas mis debilidades, para hacerme de verdad una persona transformada en tu amor. Gracias por tu vida, gracias por tu tercera caída; me ayuda hasta pisando el barro, tragando el polvo en la arena y llegando hasta el final, sin quedarme en la cuneta. Amén. Salmo del despojo (décima estación) Señor, te quitamos la vida, te quitamos y despojamos de todo, hasta despojado de nuestro cariño nos da a tu Madre junto a la cruz. Te damos gracias por tu coherencia, por ser pobre con la vida, por reclinar tu cabeza sobre el Padre. Pues te has quedado sin nada, a golpe de entrega y despojo. Gracias por abrazar la cruz de una vida sin nada más que tu amor ofrecido incansablemente. Gracias por darte en pobreza, por amar el no tener nada, por tu entrega sin condiciones; por tu búsqueda de amor te dejaste, Señor, por nosotros hasta el último gesto de pobreza. Te quitamos la túnica, para construir nuestra riqueza. Amén. Salmo de un crucificado (undécima estación) Señor y Dios nuestro crucificado, te entregas en amor y das la vida queriendo a todos sin medida, buscando en todo amar, quieres con humildad. Gracias porque tú sigues ofreciendo ese amor que yo no entiendo, porque sigues dando a todos libertad. El amor te hizo libre, te hizo libre como la libertad, pues tú siembras claridades, estas crucificado, pero no dejas de amar. Te clavamos pies y manos al madero, y tensamos tus manos como cuerdas de guitarra, pues tú eres la armonía más acabada, el cantar más hermoso de la vida, la alegría en el amar... hasta el final. Gracias porque estás crucificado para hacernos libertad. Señor, amigo de los hombres, cosido a la cruz, crucificado por un amor que se entrega sin condiciones. Ayúdanos a llevar la cruz aceptando la debilidad, como tú la aceptaste para amar siempre desde el último lugar, desde los pobres y pequeños. Ayúdanos a ver en la cruz un árbol de primavera donde renace la vida y la muerte es vencida por el Señor, que nos ama hasta el fin. Amén. Salmo de Jesús muerto en la cruz (duodécima estación) Señor y Dios nuestro, cerrado los ojos y muero me impresiona tu figura. Has muerto. El redentor está clavado en la cruz. La Palabra se hace silencio. El camino es pisoteado. La verdad se ha mandado callar. Muerto, Señor, con los ojos cerrados para no ver la maldad, con el corazón traspasado como refugio de pecadores, con la cabeza hacia adelante para escucharnos siempre, con los pies atravesados para esperarnos sin cansarte. Gracias, Señor, por tu muerte en cruz, por ser tan igual a nosotros, por ser un Dios tan humano, tan nuestro, tan crucificado. Amén. Salmo de una madre junto a la cruz (decimotercera estación) Señora de la soledad, madre del silencio, mujer fuerte en la debilidad, capaz por tu amor de estar junto a las cruces de todos tus hijos. Acogiste entre tus brazos a la vida inmolada y la ofreciste al Padre, a él, que un día te pidió permiso para que su Hijo se hiciese carne en tus entrañas. Lloras, Dolorosa, con todas las madres del mundo que trajeron y traen a sus hijos entre los brazos, muertos. Y tú acoges y abres tu corazón con una espada de dolor, para ser madre entrañable a todos nuestros dramas y disputas, sembrando amor en tantas guerras, alegría de esperanza en todos los calvarios de la humanidad, donde con tu presencia alienta a los hombres en este valle de lágrimas. Señor del dolor junto a la cruz, mujer de vida hasta el final, acógenos en tu seno maternal y haznos ser amigos-hermanos de Jesús. Señor del dolor, acéptanos, vivimos salpicados de dolor. Enséñanos el gozo con la cruz, amor que se hace entrega con Jesús. Mujer que aceptas ser madre, mujer que amas siempre hasta el final. Señora, madre nuestra, acógenos, pues estamos necesitados de tu amor. María, madre buena, en sencillez tu seno se dilata y das a luz a todos los que queremos hoy seguir a Jesús en el camino de la cruz. Amén. Salmo de Jesús colocado en el sepulcro (decimocuarta estación) Señor, tú lo habías repetido muchas veces: “El grano de trigo muere para dar a millares, el fruto que da la vida”. Tú Señor, has muerto para vivir. La muerte no es el final del camino sino que es el inicio de una nueva vida que tú, Señor, inauguras con la resurrección. Gracias, Señor, por amar hasta el final, porque nos has amado de verdad y porque el sepulcro no es el fin de la historia sino el triunfo de Jesús resucitado, el triunfo del amor. No busquéis entre los muertos al que vive resucitado. El Señor es la vida, es la alegría de la vida. Gracias porque vives para siempre. Amén. SEMANA SANTA DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR. Ciclo A Conmemoración de la entrada del Señor en Jerusalén. Mt 21,1-11: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! Misa de la pasión Is 50,4-7: No oculté el rostro a insultos y sé que no quedaré avergonzado. Sal 21,8-9. 17-18a. 19-20. 23-24. Flp 2,6-11: Se rebajó a sí mismo; por eso Dios lo levantó sobre todo. Mt 26,14-27, 66: Realmente este era Hijo de Dios. Salmo de los sentimientos de Jesús Señor, Cristo maestro, ayúdanos a tener tus mismos sentimientos. Sentimientos de humildad para acercarnos al pobre y compartir sus necesidades. Sentimientos de entrega para amar siempre lo que ama tú. Sabemos, Señor, nos lo ha dicho la Iglesia santa, que tú, siendo de condición divina, te despojaste, no hiciste alarde de tu categoría de Dios. Es más, te rebajaste a una muerte de cruz, para ser bueno de verdad y dar la cara y el corazón por la salvación de los hombres. Amén. Oración colecta: Dios todopoderoso y eterno, tú quisiste que nuestro salvador se anonadase, haciéndose hombre y muriendo en la cruz, para que todos nosotros sigamos su ejemplo; concédenos que las enseñanzas de su pasión nos sirvan de testimonio, y que un día participemos en su resurrección gloriosa. Por nuestro Señor Jesucristo. DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR. Ciclo B Conmemoración de la entrada del Señor en Jerusalén. Mc 11,1-10: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!. Misa de la pasión Is 50,4-7: Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Sal 21,8-9. 17-18a. 19-20. 23-24. Flp 2,6-11: Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios. Mc 14,1-15, 47: ¡Abba! (Padre): tú lo puedes todo, aparta de mí este cáliz. Pero no lo que yo quiero, sino lo que tú quieres. Salmo en la noche Señor Jesús, esta noche quiero expresarte desde lo más profundo de mi ser mi amor hacia ti. Tú eres el que da sentido a la vida, tú el que sacia mi corazón sediento, tú el que sabes de mis caídas y pecados, tú el que me amas desde siempre. Señor, quiero vivir desde tu corazón para contemplarte en la eucaristía y abandonado en los que sufren, en los pobres. No tengo nada, sólo tú eres mi riqueza y mi gozo permanente. Esta noche quiero presentarte en mi oración los rostro de todos los hombres para que ejerzas con ellos tu misericordia. Quiero pedirte por mis padres, por mis hermanos, por mis amigos, por el que me traicionó. Quiero que seas misericordioso conmigo, es decir ..., que me des tu corazón. Amén. Oración colecta: Dios todopoderoso y eterno, tú quisiste que nuestro salvador se anonadase, haciéndose hombre y muriendo en la cruz, para que todos nosotros sigamos su ejemplo; concédenos que las enseñanzas de su pasión nos sirvan de testimonio, y que un día participemos en su resurrección gloriosa. Por nuestro Señor Jesucristo. DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR. Ciclo C Conmemoración de la entrada del Señor en Jerusalén. Lc 19,28-40: ¡Bendito el que viene como rey en nombre del Señor! Misa de pasión. Is 50,4-7: El Señor me ha abierto el oído; y yo no me he rebelado ni me he echado para atrás. Sal 21,8-9. 17-18a. 19-20. 23-24. Flp 2,6-11: Dios lo levantó sobre todo, y le concedió el “Nombre sobre todo nombre”. Lc 22,14-23, 56: Jesús, acuérdate de mi cuando llegues a tu Reino. Salmo en la madrugada Te hiciste, Señor, amigo de la madrugada, sentado junto al fuego del amor, mientras la escarcha y la nieve caía sobre nuestra tierra. Te hiciste, Señor, amigo del lucero del alba que te encontró orando cada día, mientras el sol amanecía tímidamente por los montes. Te hiciste, Señor, amigo de la estrella perezosa que todavía sigue iluminando, aunque sea largo el amanecer. Te hiciste, Señor, compañero inseparable de mis horas bajas, amigo de todos mis caminos, cercano en todas mis madrugadas, para darme en el alba tu pan de trigo, y sanar mi corazón con tu semblante. Amén. Oración colecta: Dios todopoderoso y eterno, tú quisiste que nuestro salvador se anonadase, haciéndose hombre y muriendo en la cruz, para que todos nosotros sigamos su ejemplo; concédenos que las enseñanzas de su pasión nos sirvan de testimonio, y que un día participemos en su resurrección gloriosa. Por nuestro Señor Jesucristo. LUNES SANTO Is 42,1-7: Yo, el Señor, te he cogido de la mano y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Sal 26,1. 2. 3. 13-14. Jn 12,1-11: María ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Salmo con perfume Gracias, Señor, por todo y por siempre, porque verdaderamente tú eres la historia más apasionante. En ti todo es claro, como una mañana primaveral. Un día se acercaron a ti lisiados y prostitutas, hombres y mujeres, pobres y ricos. A todos los acogiste, como a aquella mujer que ungió tus pies. Ningún detalle de amor escapa a tu mirada. Eres tan increíble que jamás te podré comparar. Tú no te olvidas de nada de lo que hacemos por ti, aunque sea un gesto sencillo o de pobreza, todo te conmueve el corazón, como aquel día en Betania. Amén. Oración colecta: Dios todopoderoso, mira la fragilidad de nuestra naturaleza y, con la fuerza de la pasión de tu Hijo, levanta nuestra débil esperanza. Por nuestro Señor Jesucristo. MARTES SANTO Is 49,1-6: Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance el confín de la tierra. Sal 70,1-2. 3-4a. 5-6ab. 15. 17. Jn 13,21-33. 36-38: Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche. Salmo en la noche Ayúdanos, Cristo vivo, a no separarnos de ti, pues sabemos que lejos de ti somos tragados por la noche. ¿Donde iríamos sin ti? El camino es tenebroso cuando tú no estás. Todo lo recorrido fuera de tu amor no conduce a nada. Enséñanos, Señor, a vivir en tu misericordia, pues sabemos, que eres fiel, no nos dejes caer en la tentación que conduce a la noche de vivir sin ti. Sé que no andaré perdido si me agarro a ti, si te busco siempre. La luz vence a la sombra. Amén. Oración colecta: Dios todopoderoso y eterno, concédenos participar tan vivamente en las celebraciones de la pasión del Señor, que alcancemos tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo. MIÉRCOLES SANTO Is 50,4-9a: Mirad, mi Señor me ayuda: ¿quién probará que soy culpable? Sal 68,8-10. 21bcd-22. 31. 34. Lc 26,14-25: El que ha mojado en la misma fuente que yo, ese me va a entregar. Salmo de una traición Cuántos dolores, Señor, en tu corazón, ante la traición de tu amigo. Te acercaste a él para ayudarle, para que pusiese todo su corazón no en el camino del dinero, que conduce a la traición, sino en el de la pobreza, que conduce al amor. Tu sufrimiento, Señor, te llevó a entregar tu amor, a querer con locura y siempre a todos. Ahora, Señor, cuando está tan cerca el Calvario, tu amor me conmueve. Tú, como cordero, sólo abriste la boca para llamar amigo al que te traicionaba. Amén. Oración colecta: Oh Dios, que, para librarnos del poder del enemigo, quisiste que tu Hijo muriera en la cruz; concédenos alcanzar la gracia de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo. JUEVES SANTO. MISA CRISMAL Is 61,1-3a. 6ª. 8b-9: El Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Sal 88,21-22. 25. 27. Ap 1,5-8: Cristo nos ha convertido en su reino y nos ha hecho sacerdotes de Dios, su Padre. Lc 4,16-21: Me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciego la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor. Salmo con unción Queremos, Señor, ser ungidos por tu amor para ser buena noticia en las entrañas del mundo. Ayuda a los enfermos para que, al ser ungidos, se unan a ti en su enfermedad y descubran tu amor. Ayuda a los que reciben el sacramento de la confirmación, para que sean testigos y apóstoles en medio de los hombres. Ayuda a los que van a ser ungidos y, por la imposición de las manos, recibirán el sacerdocio ministerial, para que sean otro tú amando con tu corazón y sirviendo a los hombres, especialmente a los más pobres. Amén. Oración colecta: ¡Oh Dios!, que por la unción del Espíritu Santo constituiste a tu Hijo Mesías y Señor, y a nosotros, miembros de su cuerpo, nos haces partícipes de su misma unción; ayúdanos a ser en el mundo testigos fieles de la redención que ofreces a todos los hombres. Por Jesucristo nuestro Señor. JUEVES SANTO. MISA VESPERTINA DE LA CENA DEL SEÑOR Ex 12,1-8. 11-14: Así celebraréis la pascua. Sal 115,12-13. 15-16bc. 17-18. 1Cor 11,23-26: Este es mi cuerpo que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía. Jn 13,1-15: Los amó hasta el extremo. Os he lavado los pies, os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis. Salmo de una toalla Señor, lavaste los pies a tus apóstoles en la noche en que fuiste traicionado. Te pusiste de rodillas, como un esclavo, para decirles a través de tu corazón: el gesto de la toalla es mi amor entregado, es mi amor ofrecido incansablemente a vosotros. Señor, de rodillas a los pies de toda humanidad, como redentor de los hombres diciendo; ”Esto es mi cuerpo”, entregaste tu sangre por amor. Señor, tu amor es inmenso, tu vida, ofrenda. Y te das del todo en el gesto humilde de una toalla que limpia los pies. Amén. Oración colecta: Señor Dios nuestro, nos has convocado hoy para celebrar aquella misma memorable cena en que tu Hijo, antes de entregarse a la muerte, confió a la Iglesia el banquete de su amor, el sacrificio nuevo de la alianza eterna; te pedimos que la celebración de estos santos misterios nos lleve a alcanzar plenitud de amor y de vida. Por nuestro Señor Jesucristo. VIERNES SANTO. CELEBRACIÓN DE LA PASIÓN DEL SEÑOR Is 52,13-53,12: Él fue traspasado por nuestras rebeliones. Sal 30,2.6.12-13. 15-16. 17. 25. Heb 4,14-16; 5,7-9: Experimentó la obediencia y se ha convertido en causa de salvación para todos los que le obedecen. Jn 18,1-19,42: Está cumplido. Salmo ante el crucificado Señor, Jesús, Hijo amado del Padre, venimos a ti que, crucificado, abres tu corazón a la humanidad. Ahora sabemos que nos amas en serio, ahora vemos que te tomaste tan en serio tu amor a todos que, colgado en una cruz, amas y perdonas a todos. Señor, Jesús, gracias por tu crucifixión, por ser tan “nuestro”. Ahora te vemos crucificado en tantas situaciones en que los hombres y mujeres viven en esclavitud en los campos de concentración, en las cárceles, en tantos y tantos como viven y mueren sin tu amor. Amén. Oración colecta: Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas; santifica a tus hijos y protégelos siempre, pues Jesucristo, tu Hijo, en favor nuestro instituyó por medio de su sangre el misterio pascual. Por nuestro Señor Jesucristo. VIGILIA PASCUAL Gén 1,1-31; 2,1-2: Vio Dios todo lo que había hecho: y era bueno. Gén 22,1-18: Toma a tu querido hijo único, a Isaac, y vete al país de Moria y ofrécemelo allí en sacrificio en uno de los montes que yo te indicaré. Éx 14,15-15,1: Los israelita entraron en medio del mar a pie enjuto. Is 54,5-14: Con misericordia eterna te quiero, dice el Señor, tu redentor. Is 55,1-11: Venid a mí y viviréis; sellaré con vosotros alianza perpetua. Bar 3,9-15. 32-4,4: Camina a la claridad del resplandor del Señor. Ez 36,16-28. Arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Rom 6,3-11: Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más. Ciclo A: Mt 28,1-10: Ha resucitado y va por delante de vosotros a Galilea. Ciclo B: Mc 16,1-18: Jesús el Nazareno, el crucificado, ha resucitado. Ciclo C: Lc 24,1-12: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. Ha resucitado. Salmo de un pregón pascual Cantad, cielos y estrellas, aclamad todos los hombres, que se alegre la Iglesia por tanta dicha. El Señor vive resucitado. El amor vence al odio. Hoy se ilumina el mundo como una claridad siempre nueva. Esta es la noche, más clara que el día, donde Cristo aparece glorioso con sus heridas. Hoy no hay lugar para la tristeza. Hoy el Señor se viste de gozo y alegría. Amén. Oración: ¡Oh Dios!, que iluminas esta noche santa con la gloria de la resurrección del Señor, aviva en tu Iglesia el espíritu filial, para que, renovados en cuerpo y alma, nos entreguemos plenamente a tu servicio. Por nuestro Señor Jesucristo. TIEMPO PASCUAL Orar en pascua Orar en tiempo de pascua es pedir al Señor que nos dé “sus mismos sentimientos”, su mismo corazón, para vivir en la alegría que nunca debe terminar, aun en medio de las cruces y de las dificultades de la vida. Cristo resucitado nos alimenta con su gozo y nos transforma para vivir la vida desde el Resucitado. ¿Qué es vivir desde el Resucitado? Es que la oración diaria nos vaya haciendo captar su amor; que, por muchas que sean las tristezas, existe una alegría que nadie nos podrá arrebatar, que es la alegría de su amor, más fuerte que el pecado, el dolor y la muerte. Orar en pascua es abrir el corazón como el almendro y llenar de fragancia la vida de los que te rodean, es amar en los miles de detalles de cada día. Orar siempre en pascua tiene que llevarnos a vivir la vida con corazón de fiesta y, si bien es verdad que todavía somos caminantes y experimentamos el dolor, el pecado y la muerte, también es cierto que en Cristo hemos vencido todos y que su amor es duradero. Como dice Pablo, “nadie nos podrá quitar su amor”, y esa es la alegría de la pascua, que se vive en el camino de la vida. Cristo resucitado nos ha traído una vida nueva, una vida de gracia, donde hemos derrotado al “hombre viejo” y deseamos que viva el “hombre nuevo” capaz de construir en nuestro mundo, en nuestra historia, la “civilización del amor”. DOMINGO DE PASCUA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR He 10,34ª·. 37-43: Nosotros hemos comido y bebido con él después de la resurrección. Sal 117,1-2. 16ab-17. 22. 23. Col 3,1-4: Buscad los bienes de arriba, donde está Cristo. Jn 20,1-19: Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos. Salmo del primer domingo de la historia Alabad a Cristo resucitado todos los hombres de la tierra, con cantos y guitarras y cámaras de televisión. Alabad a Jesús que vive para siempre resucitado en la carne, para ser comido por el amor. Alabad a Jesucristo, en él la muerte no manda, vencedor del pecado, amigo de todos. En Cristo resucitado la vida se hace fiesta, la luz vence a la oscuridad, el amor al odio, la sencillez a la soberbia. Alabad, hermanos, porque resucita de veras nuestro amor y esperanza: es el gozo de pascua. Alabad al Señor desde todos los rincones de la tierra, a quien tiene corazón, y ama eternamente desde un corazón humano. Amén. Oración colecta: Señor Dios, que en este día nos has abierto las puertas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte; concede a los que celebramos la solemnidad de la resurrección de Jesucristo, ser renovados por tu Espíritu para resucitar en el reino de la luz y de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo. LUNES DE LA OCTAVA DE PASCUA He 2,14.22-23: Dios resucitó a Jesús y nosotros somos testigos. Sal 15,1-2a. 5. 7-8. 9-10. 11. Mt 28,8-15: Jesús les dijo: “No tengáis miedo: id y comunicad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán” Salmo del resucitado Él llegó de repente, el primer día de la semana. Vino a los de su casa, la muerte no tuvo la última palabra. La última palabra la tuvo su amor resucitado. Él vive siempre en todas las encrucijadas, despertará esperanza, vive con su corazón que late y que jamás dejará de latir, pues es la vida-ofrenda para que otros tengan vida en abundancia. Él llegó de repente; sus heridas chorreaban vida y nos dijo: “No temáis, no podrán matar a la vida verdadera pues yo soy la vida”. Amén. Oración colecta: Señor Dios, que por medio del bautismo haces crecer a tu Iglesia, dándole siempre nuevos hijos, concede a cuantos han renacido en la fuente bautismal vivir siempre de acuerdo con la fe que profesamos. Por nuestro Señor Jesucristo. MARTES DE LA OCTAVA DE PASCUA He 2,36-41: Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día se les agregaron unos tres mil. Sal 32,4-5. 18-19. 20. 22. Jn 20,11-18: He visto al Señor y ha dicho esto. Salmo de gozo Alabemos todos los pueblos de la tierra al Señor resucitado. La fiesta de la vida, el gozo de vivir. Con él, las armas serán destruidas, se acabarán las guerras. Él es la paz, la verdadera, la auténtica. Alabemos al resucitado vivo en todas nuestras muertes, presente entre los hombres por las calles de la ciudad, en las aldeas más pobres. Él está aquí tejiendo primaveras después del duro invierno. Alabemos al Resucitado, buscador incansable de ovejas perdidas. Amigo de todos, que vive, y su vida quiere que sea la nuestra para que no acabe la fiesta. Amén. Oración colecta: Tú, Señor, que nos has salvado por el misterio pascual, continúa favoreciendo con dones celestes a tu pueblo, para que alcance la libertad verdadera y pueda gozar de la alegría del cielo, que ya ha empezado a gustar en la tierra. Por nuestro Señor Jesucristo. MIÉRCOLES DE LA OCTAVA DE PASCUAL He 3,1-10: Pedro dijo al lisiado: “No tengo plata ni oro; te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo nazareno echa a andar”. Sal 104,1-2. 3-4. 6-7. 8-9. Lc 24,13-35: Ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Salmo al partir el pan. Caminábamos hacia Emaús con la decepción más intensa, con los ojos cansados y los pies sin apenas fuerza. Caminábamos sin rumbo con una fe muerta, con las manos gastadas y el corazón en tristeza. Y de pronto llegaste tú, eras tú en fiesta. Te acercaste a nosotros y nos diste una respuesta. Somos pobres y ciegos y el camino se hace cuesta. Queremos que nos ayude a vivir en ti. Cuando caía la tarde te dijimos que te quedases y el día se hizo luz una tarde de primavera. Al partir el pan descubrimos en tu gesto que tú vives siempre y sales a nuestro encuentro. Amén. Oración colecta: Oh Dios, que todos los años nos alegras con la solemnidad de la resurrección del Señor; concédenos, a través de la celebración de estas fiestas, llegar un día a la alegría eterna. Por nuestro Señor Jesucristo. JUEVES DE LA OCTAVA DE PASCUA He 3,11-26: Mataseis al autor de la vida; pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos. Sal 8,2ª. 5. 6-7. 8-9. Lc 24,35-48: Jesús les dijo: “Mirad mis manos y mis pies; soy yo en persona”. Salmo de mirar Mirad mis manos inmensas y abiertas, ahora estoy vivo para siempre. Venid conmigo. Yo soy la vida maravillosa y cierta: la vida jamás termina si vives en mí, pues yo soy la puerta. Mirad mis pies desnudos y abiertos. Soy yo en persona. Soy la vida, el camino y la fiesta. Venid, acercaos. Vendrá la libertad en mis manos abiertas, la muerte en mí no manda, la muerte está muerta. Venid conmigo. Yo soy la vida, el camino, la verdad; estoy siempre vivo para alegrar tu fiesta. Amén. Oración colecta: Oh Dios, que has reunido pueblos diversos en la confesión de tu nombre; concede a los que han renacido en la fuente bautismal, una misma fe en su espíritu y una misma caridad en su vida. Por nuestro Señor Jesucristo. VIERNES DE LA OCTAVA DE PASCUA He 4,1-12: Jesús es la piedra que desechasteis vosotros los arquitectos y que se ha convertido en piedra angular: ningún otro puede salvar. Sal 117,1-2. 4. 22-24. 25-27a. Jn 21,1-14: Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Salmo ante el fuego Señor, ha llegado la noche y nuestra barca navega. Si tú no vienes, Señor, no habrá amanecer en la tierra. Venciste la muerte, y la vida te devolvió a nuestra tierra; te hiciste compañero con hambre, con sed y en pobreza. Venid a la orilla, venid que él está cerca, nos regala su pan con el fuego, con su corazón en brasas nos espera. Señor, nos diste a comer de tu cuerpo, nos llamas a ser testigos en el mundo, en la tierra, y a decirle a los hombres que tu amor nos espera. Amén. Oración colecta: Dios todopoderoso y eterno, que por el misterio pascual has restaurado tu alianza con los hombres; concédenos realizar en la vida cuanto celebramos en la fe. Por nuestro Señor Jesucristo. SÁBADO DE LA OCTAVA DE PASCUA He 4,13-21: Los llamaron y les prohibieron en absoluto predicar y enseñar en nombre de Jesús. Sal 117,1.14-15. 16ab-18. 19-21. Mc 16,9-15: Id al mundo entero y predicad el evangelio a toda la creación. Salmo del envío Nos envías, Señor, por el mundo a gritarle a todos tu amor inmenso. Nos envías siendo pobres para ser testigos en medio de la noche. Nos envías siempre a sembrar de esperanza los rincones de la tierra. Nos envías a ser evangelio, testigos de tu muerte y resurrección cierta. Nos envías a nosotros indefensos, sin dinero, tan sólo con tu fuerza. Nos envías, Señor, por el mundo a gritar en la vida tu amor a todos. Nos envías a ser buena nueva, y gozarnos de tu presencia en el desierto y en la estepa. Nos envías, amigo del hombre, entrañable y compañero, a vivir de tu amor y esperar tu cosecha. Amén. Oración colecta: Oh Dios, que con la abundancia de tu gracia no cesas de aumentar el número de tus hijos; mira con amor a los que has elegido como miembro de tu Iglesia, para que, quienes han renacido por el bautismo, obtengan también la resurrección gloriosa. Por nuestro Señor Jesucristo. SEGUNDO DOMINGO DE PASCUA. Ciclo A He 2,42-47: Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en común. Sal 117,2-4. 13-15. 22-24. 1Pe 1,3-9: Por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva. Jn 20,19-31: A los ocho días llegó Jesús: “Paz a vosotros”. Luego dijo a Tomás: “Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo sino creyente”. Salmo de una nueva vida Tú, Señor, nos llamas a vivir tu vida iniciada aquí en pobreza. Estamos llamados a ser vida nueva. Danos, Señor, a nosotros, peregrinos en la tierra, el gozo del evangelio, la alegría de tu vida vivida por nosotros desde lo más hondo de nuestras miserias. Danos, Señor, esperanza, danos tu vida verdadera, la que brota del bautismo, la que se inicia en la tierra y es llamada a ser para siempre vida eterna. Danos, Señor, te pedimos, la alegría verdadera, la mirada de tu resurrección sellada con tu fuerza. Amén Oración colecta: Dios de misericordia infinita, que reanimas la fe de tu pueblo con la celebración anual de las fiestas pascuales; acrecienta en nosotros los dones de tu gracia, para que comprendamos mejor que el bautismo nos ha purificado, que el Espíritu nos ha hecho renacer y que la sangre nos ha redimido. Por nuestro Señor Jesucristo. SEGUNDO DOMINGO DE PASCUA. Ciclo B He 4,32-35: En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo. Sal 117,2-4. 16ab-18. 22-24. 1Jn 5,1-6: Todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Jn 20,19-31: ¡Señor mío y Dios mío! Salmo en la duda Lo afirmamos, Señor, creemos en ti y siempre creeremos si tú nos das la gracia. Señor mío y Dios mío, a pesar de nuestras dudas y de que son muchas nuestras incertidumbres, afirmamos nuestra fe en ti. Creemos, aunque a veces dudamos, y queremos seguirte por los caminos de la vida. Hoy acudimos a ti, en nuestras horas bajas, cuando huimos, como Tomás, y no estamos con los hermanos. Sí, acudimos a ti, porque somos frágiles y débiles y necesitamos tu ayuda. En nuestras dudas acude, Señor, con tu presencia, y haz que se derritan como la nieve nuestras horas de incertidumbre para vivir aferrados siempre a ti, aun en medio de la tempestad... Señor mío, y Dios mío. Amén. Oración colecta: Dios de misericordia infinita, que reanimas la fe de tu pueblo con la celebración anual de las fiestas pascuales; acrecienta en nosotros los dones de tu gracia, para que comprendamos mejor que el bautismo nos ha purificado, que el Espíritu nos ha hecho renacer y que la sangre nos ha redimido. Por nuestro Señor Jesucristo. SEGUNDO DOMINGO DE PASCUA. Ciclo C He 5,12-16: Crecía el número de los creyentes, hombre y mujeres, que se adherían al Señor. Sal 117,2-4. 22-24. 25-27a. Ap 9-11a. 12-13. 17-19: Estaba muerto, y ya ves, vivo por los siglos de los siglos. Jn 20,19-31: Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Salmo y plegaria Señor resucitado, alegría del Padre, gozo de los corazones, Ayúdanos ahora que comienza el día a vivir en tu presencia, a amar tus caminos, a seguirte de todo corazón. Sabemos de tu fuerza y poder, que te manifiesta a los sencillos, que te acercas a los que no exigen pruebas. Danos la alegría de vivir el evangelio, la locura de seguirte siempre, aun en medio de las noches. Ven a nosotros, Cristo vivo, Tú, que siempre nos convocas como pueblo de tu propiedad, pon en nuestro ojos el brillo del gozo desbordado y haznos siempre dóciles a tus inspiraciones para amar, para servir, para seguir luchando, para construir tu Reino. Amén. Oración colecta: Dios de misericordia infinita, que reanimas la fe de tu pueblo con la celebración anual de las fiestas pascuales; acrecienta en nosotros los dones de tu gracia, para que comprendamos mejor que el bautismo nos ha purificado, que el Espíritu nos ha hecho renacer y que la sangre nos ha redimido. Por nuestro Señor Jesucristo. LUNES DE LA SEMANA II DE PASCUA He 4,23-31: Al terminar la oración, los llenó a todos el Espíritu Santo, y anunciaban con valentía la palabra de Dios. Sal 2,1-3. 4-6. 7-9. Jn 3,1-8: Jesús a Nicodemo: “Te lo aseguro, el que no nazca de agua y de Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”. Salmo de un encuentro en la noche Señor, he oído tu fama, me ha impresionado lo que mis padres me han contado. Por eso, en tu noche voy a ti, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me acerco a ti porque quiero vivir. Me has dicho, Señor, que tengo que nacer de nuevo, que debo hacerme niño para entrar en el reino de los cielos. Sí, Señor, verdaderamente lo sé, que tengo que vivir mi bautismo para vivir de nuevo. Estoy seguro, porque tú me lo has repetido junto al fuego de la noche, que tu amor es la luz y verdad en mi camino. Amén. Oración colecta: Dios todopoderoso y eterno, que nos permites que te llamemos Padre, aumenta en nuestros corazones el espíritu filial, para que merezcamos alcanzar la herencia prometida. Por nuestro Señor Jesucristo. MARTES DE LA SEMANA II DE PASCUA He 4,32-27: En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común ... Sal 92,1ab. 1c-2. 5. Jn 3,7b-15: Si no creéis cuando os hablo de la tierra, ¿cómo creeréis cuando os hable del cielo? Salmo de un solo corazón Señor, vida nuestra, haznos a todos hermanos de un solo corazón, unidos a ti en la fracción del pan, en compartir vida. Señor, haznos uno para vivir contigo, sembrando claridades, para amar sin límites y acoger a toda la humanidad, especialmente a los más pobres. Haznos, Señor, sencillos y abiertos, amigos de camino, para ponerlo todo en común y vivir construyendo una humanidad nueva, una Iglesia más auténtica, más enternecedora. Ayúdanos, Señor, a vivir amando, a darnos constantemente en fidelidad continua. Amén. Oración colecta: Te pedimos, Señor, que nos hagas capaces de anunciar la victoria de Cristo resucitado; y, pues en ella nos has dado la prenda de los dones futuros, haz que un día los poseamos en plenitud. Por nuestro Señor Jesucristo. MIÉRCOLES DE LA SEMANA II DE PASCUA He 5,17-26: Por la noche, el ángel del Señor les abrió las puertas y los sacó fuera de la cárcel. Sal 33,2-3. 4-5. 6-7. 8-9. Jn 3,16-21: Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único, para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Salmo del amor a Dios Estamos delante de ti, Señor Dios nuestro, con las manos vacías y el corazón despierto. Sabemos de tu amor, Señor, de tu entrega total dándonos a tu propio Hijo. Tu amor es verdadero, es un huracán de ternura. Tú vuelves a nosotros cuando nos sentimos cansados y agobiados por la vida. Tú quieres, Señor, un amor sin reservas como tú has amado, entregándote siempre. Ahora, Señor, en este día quiero decirte muchas cosas, sobre todo agradecerte tu ímpetu de amor porque realmente tu amor a nosotros no terminará jamás. Amén. Oración colecta: Escucha, Señor, nuestras oraciones, para que este santo intercambio, en el que has querido realizar nuestras redenciones, nos sostenga durante la vida presente y nos dé las alegrías eternas. Por Jesucristo nuestro Señor. JUEVES DE LA SEMANA II DE PASCUA He 5,27-33: Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. Sal 33,2. 9. 17-18. 19-20. Jn 3,34-36: Él que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo, no verá la vida. Salmo para creer Creo, Señor, en ti, ¿dónde iría sin tu amor? Creo, aunque a veces, lo confieso, me cuesta y tengo dudas ..., pero creo. Creo en Jesús, el amigo de todos mis caminos, cercanos en mis pasos vacilantes. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, cabaña para los pobres, refugio en las horas de estío. Creo en la Iglesia, una y santa, católica y apostólica, abierta a todos los hombres pueblo de Dios en marcha, cuerpo de Cristo, ofrenda. Creo, sí, Señor; quiero recorrer el camino de la fe a pie descalzo, con tu ayuda, con tu fuerza, para decirles a todos que creo en tu amor para conmigo. Amén. Oración colecta: Te pedimos, Señor, que los dones recibidos en esta pascua den fruto abundante en toda nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo. VIERNES DE LA SEMANA II DE PASCUA He 5,34-42: Los apóstoles no dejaban de enseñar, en el templo y por las casas, anunciando el evangelio de Jesucristo. Salmo del pan Tus manos, Señor, aquellas manos se abrieron de par en par para repartir pan y darte a los hombres como pan partido y comida ofrecida. Era impresionante, no nos lo podíamos creer, aquello era inaudito, tus manos multiplicaban el pan de la vida, te daba lástima, Señor, aquella multitud ..., como te apenan ahora tantos hombres que viven sin fe y esperanza. Es verdad, lo reconocí, jamás tú olvidas a nadie, no eres indiferente ante el sufrimiento humano; aquellas manos tuyas nos dieron la vida con sabor a pan. Amén. Oración colecta: Oh Dios, que, para librarnos del poder del enemigo, quisiste que tu Hijo muriera en la cruz; concédenos alcanzar la gracia de su resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo. SÁBADO DE LA SEMANA II DE PASCUA He 6,1-7: La palabra de Dios iba cundiendo, y en Jerusalén crecía mucho el número de discípulos. Sal 32,1-2. 4-5. 18-19. Jn 6,16-21: Jesús se acercaba a la barca caminando sobre el lago. Salmo de un paseo sobre el mar Te creíamos un fantasma, como siempre cuando no entendemos ni aceptamos el paso de tu amor por nuestra vida. Te acercas a nosotros en las mil y una circunstancias de la vida. Te acercas a nosotros bregando en el mar de la vida. Te acercas siempre cuando menos lo esperamos y llenas de esperanza nuestro duro corazón. Al verte caminar sobre las olas, Señor, he comprendido poco a poco la verdad de tu amor. Es verdad, tú eres el Dios de lo imposible, que te acercas siempre a la orilla de mi vida, aun en medio de la tormenta. Amén. Oración colecta: Señor, tú que te has dignado redimirnos y has querido hacernos hijos tuyos, míranos siempre con amor de padre y haz que cuantos creemos en Cristo, tu Hijo, alcancemos la libertad verdadera y la herencia eterna. Por nuestro Señor Jesucristo. TERCER DOMINGO DE PASCUA. Ciclo A He 2,14. 22-23: No era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio. Sal 15,1-2a. 5. 7-8. 9-10. 11. 1Pe 1,17-21: Habéis sido redimidos por la sangre de Cristo, el cordero sin defecto. Lc 24,13-35: Quédate con nosotros porque atardece y el día va de caída. Salmo al atardecer Quédate con nosotros porque el sol se oculta en el horizonte. Sé compañero de caminos, guía nuestros pasos cansados. Haz que te sepamos ver cuando cae la tarde y la noche avanza. Salimos de un encuentro contigo al atardecer, partiendo el pan y haciendo explotar en nuestros ojos cansados la luz de tu Espíritu. Quédate con nosotros, no desoigas la oración de tus hijos necesitados. Quédate con nosotros ahora que se hace de noche y el mundo nos atrae con su policromía de colores. Quédate con nosotros, y te sabremos reconocer en tus gestos de amor al partir el pan. Amén. Oración colecta: Que tu pueblo, Señor, exulte siempre al verse renovado y rejuvenecido en el espíritu; y que la alegría de haber recobrado la adopción filial afiance su esperanza de resurrección gloriosamente. Por nuestro Señor Jesucristo. TERCER DOMINGO DE PASCUA. Ciclo B He 3,13-15.17-19: Matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos. Sal 4,2.4.7.9. 1Jn 2,1-5a: Él es víctima de propiciación por nuestro pecado y por los del mundo entero. Lc 24,35-48: Así estaba escrito: el mesías padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día. Salmo para soñar Sueño, Señor, cuando cae la noche, en una humanidad nueva. Sueño con unos hombres y mujeres capaces de construir y edificar la civilización del amor. Sueño, sé que puede suceder, con una tierra rejuvenecida por el Espíritu, donde los hombres se abran y los egoísmos se mueran. Sueño con la paz, con una paz duradera forjada en los corazones y siempre cimentada sobre la justicia. Sueño, Dios nuestro, con un mundo nuevo, con el espíritu de las bienaventuranzas, donde se pueda vivir amando, construyendo fraternidad. Sueño, Señor, con que tu resurrección alegre el corazón de los hombres más que si les tocan las quinielas, porque en esta vida, y siempre, tú, Señor, eres la alegría desbordante. Amén. Oración colecta: Que tu pueblo, Señor, exulte siempre al verse renovado y rejuvenecido en el espíritu; y que la alegría de haber recobrado la adopción filial afiance su esperanza de resucitar gloriosamente. Por nuestro Señor Jesucristo. TERCER DOMINGO DE PASCUA. Ciclo C He 5,27b-32. 40b.41: Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo. Sal 29,2.4.5.6.11.12a y 13b. Ap 5,11-14: Digno es el Cordero degollado de recibir el poder y la alabanza. Jn 21,1-19: Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio; y lo mismo el pescado. Salmo del amanecer Señor, toda la noche de nuestra vida la hemos pasado pescando en el mar de nuestra existencia, y no hemos pescado nada. Pero tú te hiciste presente. Fue un amanecer cansado y con sueño, sin fuerzas apenas, apareciste tú ..., era de madrugada. Te hicimos caso, a nosotros que nos cuesta tanto seguir tus caminos. De pronto, nuestras redes vacías se llenaron de peces, y comprendimos. ¡Es el Señor! Nunca olvidaré aquel amanecer en el lago, tu presencia lo cambió todo, en nuestras vidas amaneció, y nos distes pan y peces, y nuestros ojos vieron, y tus manos desprendían luz. Fue el amanecer y estalló la luz en nuestras vidas cansadas. Amén. Oración colecta: Que tu pueblo, Señor, exulte siempre al verse renovado y rejuvenecido en el espíritu; y que la alegría de haber recobrado la adopción filial afiance su esperanza de resucitar gloriosamente. Por nuestro Señor Jesucristo. LUNES DE LA SEMANA III DE PASCUA He 6,8-15: Esteban, llena de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Sal 118,23-24. 26-27. 29-30. Jn 6,22-29: Este es el trabajo que Dios quiere: que creáis en el que él ha enviado. Salmo en el trabajo Padre nuestro, que te has hecho siempre amigo inseparable de los hombres. Padre, por ser fuente. Nuestro, por ser de todos. Danos la alegría de vivir en comunión, en fe, esperanza y amor. Padre nuestro, en nuestras horas de trabajo no nos dejes caer en la tentación del desánimo. Ayúdanos a seguirte, enséñanos a confiar. Por muchas que sean nuestras desganas, haznos sencillos. Por muchos que sean nuestros cansancios, haznos audaces. No nos dejes caer en la tentación de no hacer nada, de cruzarnos de brazos. Ayúdanos a seguir siempre adelante porque tú eres nuestro Padre. Amén. Oración colecta: Oh Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados, para que puedan volver al camino de la santidad; concede a todos los cristianos rechazar lo que es indigno de este nombre y cumplir cuanto en él se significa. Por nuestro Señor Jesucristo. MARTES DE LA SEMANA III DE PASCUA He 7,51-8,1a: Esteban lanzó un grito: “Señor, no les tengas en cuenta este pecado”. y expiró. Sal 30,3cd-4.6ab.7b.8a.17.21ab. Jn 6,30-35: Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no pasará hambre. Salmo de unos ojos nuevos Señor, quiero ver. A veces la ceguera inunda mi corazón, no entiendo nada, todo me abruma. Dame ojos nuevos para verte caminando por las calles de mi ciudad. Dame ojos nuevos abiertos a la sorpresa, sedientos de autenticidad. Dame ojos nuevos capaces de construir, desde la pobreza, un mundo de esperanza. Dame ojos nuevos para que me atreva a mirar a la vida con dulzura, con ternura; y construir nuevos caminos en medio de la rutina y siempre abiertos al Dios que me acosa con su amor. Amén. Oración colecta: Señor, tú que abres las puertas de tu reino a los que han renacido del agua y del Espíritu, acrecienta la gracia que has dado a tus hijos, para que, purificados de sus pecados, alcancen todas tus promesas. Por nuestro Señor Jesucristo. MIÉRCOLES DE LA SEMANA III DE PASCUA He 8,1b-8: Se desató una violenta persecución contra la Iglesia de Jerusalén. Sal 65,1-3a. 4-5. 6-7a. Jn 6,35-40: Yo soy el pan de vida. Salmo de la eucaristía Tú Señor, te has quedado con nosotros, siempre cercano en las pobres apariencias de un poco de pan y un poco de vino. Yo te alabo, Señor, y te bendigo siempre por tu cercanía, por vivir entre nosotros, porque te haces el encontradizo en la eucaristía. Tú eres un Dios de encuentro, tu delicia es vivir con los hijos de los hombres. ¿Qué sería de nosotros sin tu presencia en la eucaristía? ¿De dónde sacar la fuerza para amar a todos? Tú, en la eucaristía, nos prometes la vida para ser vivida. Nos ofreces tu camino para ser recorrido, nos gritas tu verdad para ser proclamada. Amén. Oración colecta: Ven, Señor, en ayuda de tu familia, y a cuantos hemos recibido el don de la fe concédenos tener parte en la herencia eterna de tu Hijo resucitado, que vive y reina contigo... JUEVES DE LA SEMANA III DE PASCUA He 8,26-40: El eunuco mandó parar la carroza, bajaron los dos al agua y Felipe lo bautizó. Sal 65,8-9. 16-17. 20. Jn 6,44-51: El que coma de este pan vivirá para siempre. Salmo contra el hambre Cuántos hombres, Señor, viven con hambre, mueren de hambre, mientras nosotros despilfarramos todo en nuestro mundo, que olvida a los que viven en el tercer mundo. Tú, Señor, transforma nuestros corazones, hazlos dóciles y sencillos, conviértelos a ti, para que nuestro mundo cambie por los cuatro costados. Nuestra tierra está enferma, Señor, de egoísmo cerrado, de cansancio. Haz un mundo habitable donde los hombres compartan para hacer desaparecer el hambre y la guerra y se conviertan tan solo en recuerdo del pasado, en algo que ya no existe. Amén. Oración colecta: Dios todopoderoso y eterno, que en estos días de pascua nos has revelado claramente tu amor y nos has permitido conocerlo con más profundidad; concede a quienes has librado de las tinieblas del error adherirse con firmeza a las enseñanzas de tu verdad. Por nuestro Señor Jesucristo. VIERNES DE LA SEMANA III DE PASCUA. He 9,1-20: Cerca de Damasco, cayó a tierra y oyó una voz que le decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” Sal 116,1-2. Jn 6,52-59: El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. Salmo a un Dios sorprendente Me habían contado que tú eras extraordinario, que la fiesta de la vida sin tu presencia era un verdadero tostón, y un día saliste a mi encuentro y llenaste mi vida de estrellas. Se quedaban cortos los que me decían que eras sorprendente. Eras mucho más, a nadie se te puede comparar. Tú eres la alegría de la vida, en ti todo se ilumina. Cuando las luces se apagan, tu luz inunda mi corazón; realmente eres “otra cosa”. Me encanta haberte conocido, me fascina tu corazón, me enamora tu vida. Tú eres siempre el mismo y siempre nos sorprendes, eres la novedad cuando todo nos aburre. Tú lo recreas todo con tu presencia. Amén. Oración colecta: Te pedimos, Señor, que, ya que nos has dado la gracia de conocer la resurrección de tu Hijo, nos concedas también que el Espíritu Santo, con su amor, nos haga resucitar a una vida nueva. Por nuestro Señor Jesucristo. SÁBADO DE LA SEMANA III DE PASCUA He 9,31-42: Jesucristo te da la salud: levántate y haz la cama. Sal 115,12-13. 14-15. 16-17. Jn 6,60-69: Tú tienes palabras de vida eterna. Salmo bautismal Te alabamos, Señor, y te bendecimos por el bautismo, con el que nos has hecho hijos tuyos, miembros de la Iglesia, amigos de todos. En el bautismo hemos sido sepultados contigo para llevar una vida de resucitados, muriendo al egoísmo, viviendo en la entrega. Gracias porque podemos buscar los bienes de allá arriba, por borrarnos el pecado original, porque tu amor es más fuerte que el pecado y la muerte. Ahora, Señor, te doy las gracias de todo corazón, por el don del bautismo, por incorporarnos a Cristo, a su misma vida, porque sabemos de un amor que no pasa de moda y porque nos has llamado por nuestro nombre, tus hijos amados. Amén. Oración colecta: Oh Dios, que has renovado por las aguas del bautismo a los que creen en ti; concede tu ayuda a los que han renacido en Cristo, para que venzan las insidias del mal y permanezcan siempre fieles a los dones que de ti han recibido. Por nuestro Señor Jesucristo. CUARTO DOMINGO DE PASCUA. Ciclo A He 2,14ª̀. 36-41: Dios lo ha constituido Señor y Mesías. Sal 22,1-3a. 3b-4. 5.6. 1Pe 2,20b.25: Habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras vidas. Jn 10,1-10: Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. Salmo del buen pastor Te adoramos a ti, Señor, buen Pastor de las ovejas, puerta siempre abierta; amigo en el camino, dando la vida a pedazos. Te pedimos, buen Pastor, por la humanidad, por los jóvenes del planeta, para que sean generosos en decir sí. Buen Pastor, condúcenos a fuentes tranquilas, repara nuestras fuerzas. Buen Pastor, acércate siempre a nuestra vida y estampa en nuestras mejillas tu amor derramado. Aunque caminemos por valles de tinieblas, aunque la luz se apague, no tenemos miedo pues tú, buen Pastor, nos conduces siempre por lo mejor de la vida. Amén. Oración colecta: Dios todopoderoso y eterno, que has dado a tu Iglesia el gozo inmenso de la resurrección de Jesucristo; concédenos también la alegría eterna del reino de tus elegidos, para que así el débil rebaño de tu Hijo tenga parte en la admirable victoria de su Pastor. Por nuestro Señor Jesucristo. CUARTO DOMINGO DE PASCUA. Ciclo B He 4,8-12: Ninguno otro puede salvar. Sal 117,1.8-9. 21-23. 26. 28cd y 29. 1Jn 3,1-2: Veremos a Dios tal cual es. Jn 10,11-18: El buen Pastor da la vida por las ovejas. Salmo del Pastor bueno Pastor bueno, tú nos convocas al amor, a la entrega total, a dar la vida amando. Aunque caminemos por valles de tinieblas tú vas con nosotros, aunque se haga de noche nada tememos, pues tú vas con nosotros, abriendo caminos como Pastor bueno. Muchas veces a lo largo de nuestra vida lo hemos pasado muy mal, se hacía de noche de repente y no veíamos nada; pero..., no sabemos cómo te las arreglabas para ayudarnos y ser puntual en la cita. ¡Qué verdad más consoladora! Tú siempre estás cerca, no nos dejas de mirar ni un segundo, y cuando parece que estamos perdidos tu brújula nos indica que el Pastor bueno siempre nos encuentra. Amén. Oración colecta: Dios todopoderoso y eterno, que has dado a tu Iglesia el gozo inmenso de la resurrección de Jesucristo; concédenos también la alegría eterna del reino de tus elegidos, para que así el débil rebaño de tu Hijo tenga parte en la admirable victoria de su Pastor. Por nuestro Señor Jesucristo. CUARTO DOMINGO DE PASCUA. Ciclo C He 13,14. 43-52: Nos dedicamos a los gentiles. Sal 99,2. 3. 5. Ap 7,9. 14b-17: El Cordero que está delante del trono será su pastor, y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas. Jn 10,27-30: Yo doy la vida eterna a mis ovejas. Salmo eclesial Amo, Señor, profundamente la Iglesia fundada por ti sobre el cimiento de nuestra pobreza. Sí, la amo, con sus fallos y aciertos, con sus luces y sombras, con sus santos y pecadores. La siento mía, pues ella me rodea con sus brazos y me da continuamente tu amor. En ella, Iglesia pobre y pecadora, me encuentro con Jesús y Jesús me lo da todo. La Iglesia me acompaña al nacer dándome el bautismo, se acercó a mí, para darme la eucaristía, me ofrece su perdón ante mis experiencias de pecado. Me sigue dando la vida a través de los sacramentos y cura mis enfermedades. Sigue amándome aun en medio de sus pecados, que son los míos, y su pobreza, que es la mía. Amén. Oración colecta: Dios todopoderoso y eterno, que has dado a tu Iglesia el gozo inmenso de la resurrección de Jesucristo; concédenos también la alegría eterna del reino de tus elegidos, para que así el débil rebaño de tu Hijo tenga parte en la admirable victoria de su Pastor. Por nuestro Señor Jesucristo. LUNES DE LA SEMANA IV DE PASCUA He 11,1-18: También a los gentiles le ha otorgado Dios la conversión que lleva a la vida. Sal 41,2-3; 42,3-4. Jn 10,1-10: Yo soy la puerta de las ovejas. Salmo a Cristo resucitado ¡Qué maravilloso, Señor! Parecía algo increíble. Jesús vive resucitado. Murió por nuestros pecados y resucitó a la vida, y la muerte ya no tiene poder sobre él. ¡Es increíble! Dios se hizo hombre para siempre. Vino para nosotros, para ser compañero y sembrar esperanza en nuestros caminos. ¡Es increíble! ¡Cómo nos sorprende Dios! Jesús, el hombre, es verdadero Dios y ama con corazón humano. Amén. Oración colecta: Oh Dios, que por medio dela humillación de tu Hijo levantaste la humanidad caída; concede a tus fieles la verdadera alegría, para que quienes han sido librados de la esclavitud del pecado alcancen también la felicidad eterna. Por nuestro Señor Jesucristo. MARTES DE LA SEMANA IV DE PASCUA He 11,19-26: Fue en Antioquía donde por primera vez llamaron a los discípulos cristianos. Sal 86,1-3. 4-5. 6-7. Jn 10,22-30: Mis ovejas escuchan mi voz y yo las conozco. Salmo de los cristianos Buscamos, Señor, en la noche tu rostro, para ser cristianos auténticos, verdaderamente entregados. Haznos, Señor, cristianos comprometidos al servicio de la humanidad, constructores de vida, abiertos a tu Palabra, entusiasmados en el amor. Haznos, Señor, cristianos de cuerpo entero abiertos a la cruz, cerrados al pecado, capaces de construir, siempre cercanos a todos, conmovidos por los pobres, llenos de tu vida. Haznos, Señor, cristianos que arriesgan la vida para sembrar la esperanza y llenar nuestra tierra de flores de solidaridad y de paz. Amén. Oración colecta: Te pedimos, Señor, todopoderoso que la celebración de las fiestas de Cristo resucitado aumente en nosotros la alegría de sabernos salvados. Por nuestro Señor Jesucristo. MIÉRCOLES DE LA SEMANA IV DE PASCUA He 12,24-13,1-5a: Con la misión del Espíritu Santo, Bernabé y Saulo bajaron a Seleucia y de allí zarparon para Chipre. Sal 66,2-3. 5-6. 8. Jn 12,44-50: Lo que yo hablo, lo hablo como me ha encargado el Padre. Salmo al Padre Padre, te llamamos siempre en todas nuestras encrucijadas, porque eres genial. Tu amor es verdadero como una mañana, tiene la claridad de una puesta de sol. Eres un Dios estupendo en todos los momentos, de cercanía sin igual. Padre, te llamamos siempre en nuestras horas bajas, cuando aparece la niebla y la oscuridad nos visita. Te gritamos en la noche porque tú acudes ahora a la cita de la vida para sembrar de esperanza nuestras manos vacías. Padre, conocerte a ti ha sido la historia más bella de amor. Amén. Oración colecta: Señor, tú que eres la vida de los fieles, la gloria de los humildes y la felicidad de los santos, escucha nuestras súplicas y sacia con abundancia de tus dones a los que tienen sed de tus promesas. Por nuestro Señor Jesucristo. JUEVES DE LA SEMANA IV DE PASCUA He 13,13-25: Pablo y sus compañeros se hicieron a la vela en Pafos y llegaron a Perge de Panfilia. Sal 88,2-3. 21-22. 25.27. Jn 13,16-20: El que recibe a mi enviado, me recibe a mí. Salmo de la solidaridad Queremos, Señor, ser solidarios unos con otros como tú con nosotros. Tú Jesús, eres la solidaridad con todos y cada uno. Te hiciste amigo de todos en la vida cotidiana, para poner alegría en todos los senderos de la historia humana. Haznos solidarios de los que sufren, especialmente, Señor, de los que no tienen nada y lo pueden todo. Haznos solidarios con el pobre de la esquina y el parado y el joven deprimido. Haznos solidarios con los que no tienen nada más que lo puesto, y aún nos miran y esperan de nosotros. Amén. Oración colecta: Oh Dios, que has restaurado la naturaleza humana elevándola sobre su condición original, no olvides tus inefables designios de amor y conserva en quienes han renacido por el bautismo los dones que tan generosamente han recibido. Por nuestro Señor Jesucristo. VIERNES DE LA SEMANA IV DE PASCUA He 13,26-33: Llegado Pablo a Antioquía decía en la sinagoga: Dios resucitó a Jesús de entre los muertos. Sal 2,6-7. 8-9. 10-11. Jn14,1-6: Nadie va al Padre sino por mí. Salmo al camino Tú, Señor, eres camino para ser recorrido a golpe de amor. Haznos recorrer kilómetros de esperanza fiados de ti, que eres verdaderamente el camino de los hombres. Tú, Señor, nos invitas a seguirte, a caminar en ti hacia el Padre. Ven, Señor, nos invitas a seguirte, a caminar en ti hacia el Padre. Ven, Señor, cuando todo es dolor, cuando la vida se acaba. Ven, Señor, y ayúdanos siempre a vivir en ti, recorriendo caminos de esperanza y amor. Amén. Oración colecta: Señor Dios, origen de nuestra libertad y de nuestra salvación, escucha las súplicas de quienes te invocamos; y, pues nos has salvado por la sangre de tu Hijo, haz que vivamos siempre de ti y en ti encontramos la felicidad eterna. Por nuestro Señor Jesucristo. SÁBADO DE LA SEMANA IV DE PASCUA He 13,44-52: La Palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región. Sal 97,1. 2-3ab. 3cd-4. Jn 14,7-14: Dijo Jesús a sus discípulos: “Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre”. Salmo a la palabra Tú eres, Señor, la Palabra de la vida pronunciada en el silencio, y que en silencio debe ser acogida. Haz que germine en nuestros corazones como buena noticia a todos los hombres. Tu Palabra, Señor, nos da la vida, por eso confío en ti; aunque camine despacio y por lugares oscuros, no temo, porque tu Palabra es luz en mi camino. Tu Palabra, Señor, es siempre nueva, alimento de mi alma, por eso me es dulce al paladar y me sabe a amor cuando la proclamo desde mi pobre vida. Amén. Oración colecta: Dios todopoderoso y eterno, concédenos vivir siempre en plenitud el misterio pascual, para que, renacidos en el bautismo, demos fruto abundante de vida cristiana y alcancemos, finalmente, las alegrías eternas. Por nuestro Señor Jesucristo. QUINTO DOMINGO DE PASCUA. Ciclo A He 6,1-7: Escogieron a siete hombres llenos del Espíritu Santo. Sal 32,1-2. 4-5. 18-19. 1Pe 2,4-9: Vosotros sois una raza elegida, un sacerdocio real. Jn 14,1-12: Yo soy el camino, la verdad y la vida. Salmo a Jesús Señor Jesús, ¿a quién se te puede comparar? Tú eres todo y a la vez te muestras pequeño y pobre. Tu amor es auténtico, eres un Dios para los hombres, y, siendo hombre, permaneces siempre hecho hombre por nosotros. Tu vida es camino para caminar paso a paso y beberse a tragos el néctar de tu bondad. Tú, Señor Jesús, eres entrañable, de manos y pies, de corazón ardiente. Es maravilloso el haberte conocido y saber que tú jamás nos dejas aunque caiga la noche. Amén. Oración colecta: Señor, tú que te has dignado redimirnos y has querido hacernos hijos tuyos; míranos siempre con amor de padre y haz que cuantos creemos en Cristo, tu Hijo, alcancemos la libertad verdadera y la herencia eterna. Por nuestro Señor Jesucristo. QUINTO DOMINGO DE PASCUA. Ciclo B He 9,26-31: Les contó cómo había visto al Señor en el camino. Sal 21,26b-27. 28.30.31-32. 1Jn 3,18-24: Este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y que nos amemos unos a otros tal como nos mandó. Jn 15,1-8: El que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante. Salmo de hijo Padre, qué alegría inunda mi corazón al sentirme hijo. Es verdad, somos hijos tuyos y tú cuidas de nosotros con amor de Padre. Cuando, a veces, no puedo más, balbuceo tu nombre y te llamo Abba, papá, pues estoy seguro del don de tu paternidad. Esto es un gozo que nadie nos podrá arrebatar aunque, a veces, la oscuridad nos inunde. Como hijos tuyos te podemos llamar siempre, y tú acudes, y nos conoces, y sabes nuestros nombres. Es una gozada experimentar en lo profundo del corazón tu paternidad más grande y hermosa que el cielo infinito. Amén. Oración colecta: Señor, tú que te has dignado redimirnos y has querido hacernos hijos tuyos; míranos siempre con amor de padre y haz que, cuantos creemos en Cristo, tu Hijo, alcancemos la libertad verdadera y la herencia eterna. Por nuestro Señor Jesucristo. QUINTO DOMINGO DE PASCUA. Ciclo C He 14,21b-27: Contaron a la Iglesia lo que Dios había hecho por medio de ellos. Sal 144,8-9. 10-11. 12-13ab. Ap 21,1-5a: Dios enjugará las lágrimas de sus ojos. Jn 13,31-33a. 34-35: Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros como yo os he amado. Salmo del mandamiento nuevo. Conocerte a ti, Señor, ha sido la mayor novedad de nuestras vidas. ¿A quién se te puede comparar? Todo es nuevo contigo: el amor, la vida, las relaciones humanas. Todo nace de tu corazón y tú nos das un mandamiento nuevo: el de amarnos los unos a los otros como tú nos has amado. Sabemos, Señor, que no es fácil, pero sí que es posible si tenemos tu corazón. Haznos siempre portadores del mandamiento del amor, para sembrar alegría y potenciar claridades. Conocerte a ti, Señor, es vivir continuamente en la novedad del mandamiento nuevo, el de dar la vida por amor y darse a todos como “yo os he amado”. Amén. Oración colecta: Señor, tú que te has dignado redimirnos y has querido hacernos hijos tuyos; míranos siempre con amor de padre y haz que cuantos creemos en Cristo, tu Hijo, alcancemos la libertad verdadera y la herencia eterna. Por nuestro Señor Jesucristo. LUNES DE LA SEMANA V DE PASCUA He 14,5-18: Os predicamos la buena noticia para que dejéis los dioses falsos y os convirtáis al Dios vivo. Sal 113b,1-2. 3-4. 15-16. Jn 14,21-26: El que me ama guardará mi palabra y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. Salmo de intimidad Señor, tú deseas ser amado más que ser admirado, ser acompañado desde la pobreza, pues deseas más mis manos que lo que hay en ellas. Muéstrame, Señor, que quieres compartir conmigo tus secretos de amor, Tú eres un Dios cercano, más íntimo que mi propia intimidad, me conoces más a mí que yo a mí mismo. Sé, Señor, que en ti estoy escribiendo una aventura de amor, donde voy aprendiendo a jugármelo todo, por seguirte, Señor. Te doy las gracias cada vez más, porque tu amor es verdadero. Amén. Oración colecta: Oh Dios, que unes los corazones de tus fieles en un mismo deseo; inspira a tu pueblo el amor a tus preceptos y la esperanza en tus promesas, para que, en medio de las vicisitudes del mundo, nuestros corazones estén firmes en la verdadera alegría. Por nuestro Señor Jesucristo. MARTES DE LA SEMANA V DE PASCUA He 14,19-28: En cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al Señor en quien habían creído. Sal 144,10-11. 12-13ab. 21. Jn 14,27-31a: La paz os dejo, mi paz os doy: no os la doy yo como la da el mundo. Salmo para la paz Buscamos, Señor, la paz del corazón, la paz en nuestra tierra, tan complicada y extraña. Buscamos, Señor, corazones que andan en busca de la paz. Paz a los de lejos, paz a los de cerca, paz en todas las partes. Señor Jesús, tú eres nuestra paz. Donde tú estás se construye la paz. Donde tú estás cercano se amasa la paz. Donde tú estás amigo, se hace amiga la paz. Señor Jesús, queremos construir un mundo en tu paz para sembrar las flores de la libertad donde el amor sea fuente de paz verdadera. Amén. Oración colecta: Señor, tú que en la resurrección de Jesucristo nos has engendrado de nuevo para que renaciéramos a una vida eterna, fortifica la fe de tu pueblo y afianza su esperanza, a fin de que nunca dudemos que llegará a realizarse lo que nos tienes prometido. Por nuestro Señor Jesucristo. MIÉRCOLES DE LA SEMANA V DE PASCUA He 15,1-6: Algunos enseñaban que sin la circuncisión y la ley de Moisés no podían salvarse. Esto provocó una violenta discusión con Pablo y Bernabé. Sal 121,1-2. 3-4a. 4b-5. Jn 15,1-8: Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. Salmo de la vid y los sarmientos Tú eres, Señor, la vid de donde sale el vino bueno que alegra el corazón. Tú eres, Señor, amigo de mi vida, y yo soy sarmiento. Si no estoy unido a ti no tendré vida. Separado de ti no sirvo para nada. Hazme, Señor, comprender el gozo de vivir en ti, unido a ti, amigo entrañable de todos mis caminos. Ayúdanos, Señor a que tu savia inunde nuestras vidas secas y rotas por el pecado y el egoísmo. Si tú te acercas como vid verdadera, el amor se hará realidad en nuestra pobre vida de sarmiento en la viña. Amén. Oración colecta: Oh Dios, que amas la inocencia y la devuelves a quienes la han perdido; atrae hacia ti el corazón de tus fieles, para que siempre vivan a la luz de tu verdad los que han sido librados de las tinieblas del error. Por nuestro Señor Jesucristo. JUEVES DE LA SEMANA V DE PASCUA He 15,7-21: Dios no hizo distinción entre los gentiles y nosotros. Sal 95,1-2a.2b-3. 10. Jn 15,9-11: Como el Padre me ha amado, así os he amado yo: permaneced en mi amor. Salmo del amigo Señor, amigo de los hombres, me acerco a ti cuando se acerca la noche y te digo que te amo. Tú eres amigo, amigo de verdad, no fallas nunca, contigo se puede siempre contar. Tu amistad es sencilla entrañablemente acogedora. Eres realmente un amigo de verdad, que me conoces por mi nombre y te acercas a mi vida en todos los momentos. Contigo, Señor, todo es más fácil, me puedo embriagar en el vino de tu amor, y ayudar a otros a que descubran, en medio de sus dudas, el gozo de tu amistad. Amén. Oración colecta: Señor Dios todopoderoso, que, sin mérito alguno de nuestra parte, nos has hecho pasar de la muerte a la vida y de la tristeza al gozo; no pongas fin a tus dones, ni ceses de realizar tus maravillas en nosotros, y concede a quienes ya hemos sido justificados por la fe la fuerza necesaria para perseverar siempre en ella. Por nuestro Señor Jesucristo. VIERNES DE LA SEMANA V DE PASCUA He 15,22-31: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables. Sal 56,8-9. 10-12. Jn 15,12-17: Esto os mando: que os améis unos a otros. Salmo para vivir Señor Jesús, amigo en mis caminos. Por haberte conocido, gracias, Señor. Porque eres formidable, gracias, Señor. Por mirarme siempre, gracias de corazón. Por tu vida entregada, gracias por tu amor. Por estar cercano, gracias en el dolor. Por tus pies cansados, gracias te doy, Señor. Por ser amigo siempre, quédate, Señor. Porque eres ilimitadamente bueno, gracias siempre, Señor. Porque nos quieres, aquí tienes mi corazón. Amén. Oración colecta: Danos, Señor, una plena vivencia del misterio pascual, para que la alegría que experimentamos en estas fiestas sea siempre nuestra fuerza y nuestra salvación. Por nuestro Señor Jesucristo. SÁBADO DE LA SEMANA V DE PASCUA He 16,1-10: Aquella noche Pablo tuvo una visión: un macedonio le rogaba “Ven a Macedonia y ayúdanos”. Sal 99,2-3.5. Jn 15,18-21: Como no sois del mundo, por eso el mundo os odia. Salmo en el amor Entregar la vida y ser feliz, Señor, dándote todo por amor, tú que eres bueno de verdad y siempre. Gracias por tu amor, porque estamos en el mundo para sembrar esperanza y ayudar a los hombres en el camino de la vida. Gracias, Señor, por ser amor verdadero tejido siempre a mi favor. Sé, Señor, que todo lo que me ha ocurrido, me ocurre y me ocurrirá en la vida, ha salido de tus proyectos de amor. Por eso te quiero y te doy las gracias. Amén. Oración colecta: Señor, Dios todopoderoso, que por las aguas del bautismo nos has engendrado a la vida eterna; ya que has querido hacernos capaces de la vida inmortal, no nos niegues ahora tu ayuda para conseguir los bienes eternos. Por nuestro Señor Jesucristo. SEXTO DOMINGO DE PASCUA. Ciclo A He 8,5-8. 14-17: Les imponía las manos y recibían el Espíritu Santo. Sal 65,1-3a. 4-5. 6-7a. 16. 20. 1Pe 3,15-18: Murió en la carne, pero volvió a la vida por el Espíritu. Jn 14,15-21: Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor. Salmo al Espíritu de vida Espíritu Santo, amigo entrañable, golpea a la puerta de mi corazón y entra hasta el fondo. Sin tu ayuda todo es árido. Sin tu fuerza todo es debilidad. Sin tu amor renacerá el egoísmo. Ven, Espíritu Santo, desciende con tu luz para iluminar lo que está a oscuras. Danos entrañas de misericordia para acoger siempre a los que sufren y lloran. Ven, Espíritu Santo, intercede a nuestro favor, haznos sencillos y reconciliados, amigos del Señor, abiertos a la esperanza. Sin tu ayuda nada podemos hacer, consolador de los tristes. Amén. Oración colecta: Concédenos, Dios todopoderoso, continuar celebrando con fervor estos días de alegría en honor de Cristo resucitado; y que los misterios que estamos recordando transformen nuestra vida y se manifiesten en nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo. SEXTO DOMINGO DE PASCUA. Ciclo B He 10,25-26. 34-35. 44-48: El don del Espíritu Santo se derramará también sobre los gentiles. Sal 97,1-2-3ab. 3cd-4. 1Jn 4,7-10: Dios es amor. Jn 15,9-17: Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Salmo al Dios del amor Cuando escuché tu nombre, mi corazón se estremecía. Tú realmente eres el Dios del amor. Todo nos lo recuerda, Dios, tú eres amor, tú eres el amor amando y eres un amor que da la vida. Cuántas veces, cuando el camino es arduo y el agua amarga, te siento como ímpetu de amor. Verdaderamente tu amor es sincero, realmente tu amor es veraz, y eso nos conmueve, nos estremece, nos alegra el corazón. Dios, tú eres amor, un amor infinito, capaz de transformar y hacer, de nuestras vidas egoístas y nuestros corazones fríos, el desbordarse de un amor apasionado y sencillo. Amén. Oración colecta: Concédenos, Dios todopoderoso, continuar celebrando con fervor estos días de alegría en honor de Cristo resucitado; y que los misterios que estamos recordando transformen nuestra vida y se manifiesten en nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo. SEXTO DOMINGO DE PASCUA. Ciclo C He 15,1-2.22.29: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables. Sal 66,2-3. 5. 6. 8. Ap 21,10-14. 22-23: Me enseñó la ciudad santa, que bajaba del cielo. Jn 14,23-29: El Espíritu Santo os irá recordando todo lo que os he dicho. Salmo con fervor Acudimos a ti, con el peso de nuestras culpas. Acudimos a ti, con el fervor del corazón. Tú, Señor, eres nuestra riqueza, Tú, Señor, eres la verdad, Tú, Señor, eres formidable. Es verdad, tú no mientes nunca, y sales a nuestro encuentro cuando estamos tristes y deprimidos aun en aquellas cosas que hacemos sin sentido. Contigo todo se esclarece, la noche da su paso a un hermoso amanecer. Gracias, Señor, porque nos enfervoriza saber que podemos confiar en ti. Gracias, Señor, por darnos el Espíritu Santo, como Señor y dador de vida, para amar y para servir a todos con rectitud de corazón. Amén. Oración colecta: Concédenos, Dios todopoderoso, continuar celebrando con fervor estos días de alegría en honor de Cristo resucitado; y que los misterios que estamos recordando transformen nuestra vida y se manifiesten en nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo. LUNES DE LA SEMANA VI DE PASCUA He 16,11-15: El Señor abrió el corazón a Lidia para que aceptara lo que decía Pablo. Sal 149,1-2. 3-4.5-6a. 9b. Jn 15,26-16, 4ª: Os excomulgarán de la sinagoga. Salmo en la persecución Señor, estamos abatidos, a veces no podemos más, nos persiguen por todas partes, nos sentimos abrumados y sin fuerza. En medio de la noche hazte presente como luz, en medio de la tormenta sé nuestro refugio, en medio del miedo sé nuestra esperanza. Caminamos cansados, con el corazón abatido, estamos en las últimas y todos nos persiguen. Haznos valientes a nosotros pecadores que confiamos en tu infinita bondad. Ayúdanos a confiar en medio de la lucha cuando parece que todo se acaba y ayúdanos a vivir confiando en ti, en medio de la persecución. Amén. Oración colecta: Te pedimos, Señor de misericordia, que los dones recibidos en esta pascua den fruto abundante en toda nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo. MARTES DE LA SEMANA VI DE PASCUA He 16,22-34: Las puertas de la cárcel se abrieron de golpe y a todos se les soltaron las cadenas. Sal 137,1-2a. 2bc-3.7c-8 Jn 16,5-11: Os conviene que yo me vaya. Si no me voy, no vendrá a vosotros el Espíritu Santo. Salmo a la fuerza del Espíritu Señor, envíanos tu Espíritu, la fuerza del amor, para sembrar la amistad y abrir horizontes, para sembrar claridad en medio de la noche. Envíanos, Señor, la fuerza de tu espíritu, para sellar con un beso nuestro frío corazón. Ven y no tardes pues somos débiles y si no vienes pronto desfalleceremos en el camino. Envía tu Espíritu y haznos peregrinos, sembradores de alegría. Envía tu Espíritu en medio del dolor; para sembrar amor y recoger entrega, para sembrar sencillez y recoger humildad, para sembrar esperanza y recoger amanecer. Amén. Oración colecta: Que tu pueblo, Señor, exulte siempre al verse renovado y rejuvenecido en el espíritu; y que la alegría de haber recobrado la adopción filial afiance su esperanza de resucitar gloriosamente. Por nuestro Señor Jesucristo. MIÉRCOLES DE LA SEMANA VI DE PASCUA He 17,15.22-18,1: Pablo dijo: “Atenienses, me encontré un altar al Dios desconocido. Pues eso que veneráis sin conocerlo, os lo anuncio yo”. Sal 148,1-2. 11-12ab. 12c-14a. Jn 16,12-15: Cuando venga el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Salmo de libertad total Señor de nuestra libertad, ¡qué grande eres! ¡que inmenso es tu amor! Te necesito para poder volar por encima de las cosas, para ser libre de todo corazón, para amar siempre y en todo lugar por encima de diferencias. Señor, haznos libres para amar siempre, para querer más a todos y sembrar libertad en los caminos de los hombres. Señor de la libertad total, haznos fuertes en la lucha para vivir en el esplendor de la verdad. Señor de la libertad queremos amar siempre para ser libres y vivir en ti entregando la vida. Amén. Oración colecto: Escucha, Señor, nuestra oración y concédenos que así como celebramos en la fe la gloriosa resurrección de Jesucristo, así también, cuando él vuelva con todos sus santos, podamos alegrarnos con su victoria. Por nuestro Señor Jesucristo. JUEVES DE LA SEMANA VI DE PASCUA He 18,1-8: Muchos corintios escuchaban, creían y se bautizaban. Sal 97,1-2-3ab.3cd-4. Jn 16,16-20: Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría. Salmo y cántico Cantamos, Señor, alegres siempre en nuestro camino, pues tú eres la vida. Cantamos danzando, abriendo las manos, sintiendo tu vida pasar por la nuestra. Cantamos, Señor, al Dios hecho hombre cercano a los pobres, abierto siempre. Ahora, Señor, queremos unir nuestras voces a las de toda la creación para decirle al mundo que tú eres maravilloso. Cantamos, Señor, al Dios de la vida, más joven que la juventud, y bailamos en tu nombre, pues tú eres la fiesta que nunca se acaba. Encontrarte a ti es un cántico nuevo. Amén. Oración colecta: Oh Dios, que nos haces partícipes de la redención, concédenos vivir siempre la alegría de la resurrección de tu Hijo, que vive y reina contigo... VIERNES DE LA SEMANA VI DE PASCUA He 18,9-18: Pablo se quedó en Corinto un año y medio explicándoles la palabra de Dios. Sal 46,2-3. 4-5. 6-7. Jn 16,20-23a: Volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y nadie os quitará vuestra alegría. Salmo de alegría y gozo Señor, estamos contentos y muy alegres por ti, porque tu alegría inunda nuestros valles y nuestras plazas. Tu alegría es inmensa, jamás terminará y nadie nos la podrá arrebatar. Tu alegría, Señor, es nuestro consuelo en medio de las pruebas. Tu alegría, Señor, es a nuestro corazón como lluvia fresca, como una tarde de verano. Tu alegría, Señor, nos habla de tu presencia, de tu amor a nosotros, porque tú eres nuestra alegría, el gozo más desbordante. Como tú no acabas, pues vives para siempre, así la alegría en ti no acabará jamás. Amén. Oración colecta: Escucha, Señor, nuestras súplicas para que la predicación del evangelio extienda por todo el mundo la prometida salvación de tu Hijo y todos los hombres alcancen la plenitud de la adopción filial que él anunció dando testimonio de la verdad. Por nuestro Señor Jesucristo. SÁBADO DE LA SEMANA VI DE PASCUA He 18,23-28: Apolo rebatía vigorosamente en público a los judíos, demostrando con la Escritura que Jesús es el mesías. Sal 46,2-3.8-9. 10. Jn 16,23-28: Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre: pedid y recibiréis, para que vuestra alegría sea completa. Salmo para pedir Tú nos has dicho que debemos pedir, Señor, que es necesario orar sin desfallecer. Los hombres, Señor, somos tan ridículos, y creemos que pedir es algo pasado de moda, para los que empiezan. Sin embargo, nosotros venimos a pedirte, Señor, por la humanidad, por todos los hombres, para que sean amigos de tu corazón. Venimos a interceder, pues tú nos has dicho la necesidad de orar pidiendo. Por todo, Señor, acude a nosotros en nuestra debilidad. Nosotros te necesitamos y sin tu ayuda nada podemos hacer. Amén. Oración colecta: Mueve, Señor, nuestros corazones para que fructifiquen en buenas obras y, al tender siempre hacia lo mejor, concédenos vivir plenamente el misterio pascual. Por nuestro Señor Jesucristo. SÉPTIMO DOMINGO DE PASCUA ASCENSIÓN DEL SEÑOR He 1,1-11: Se elevó a la vista de ellos. Sal 46,2-3. 6-7. 8-9. Ef 1,17-23: Lo sentó a la derecha en el cielo. Ciclo A: Mt 28,19-20: Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Ciclo B: Mc 16,15-20: Ascendió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ciclo C: Lc 24,46-53: Mientras los bendecía, iba subiendo al cielo. Salmo a la Ascensión Te vemos, Señor, subir en una nube y ascender al cielo a la diestra del Padre. A veces te creemos un poco lejos de nuestro planeta, y, sin embargo, sabemos, Señor, que tú eres cercanía total. Te vas, pero te quedas para estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. Te vas y te acercas para decirnos a todos que tu delicia es vivir entre nosotros. Te vas y siembras de alegría nuestra tristeza, pues tú no olvidas a nadie sino que te acercas más a todos nosotros. Tú, Señor, ascendido a los cielos, te vas, para estar más cerca. Amén. Oración colecta: Concédenos, Dios todopoderoso, exultar de gozo y darte gracias en esta liturgia de alabanza, porque la ascensión de Jesucristo, tu Hijo, es ya nuestra victoria, y donde nos ha precedido él, que es nuestra cabeza, esperamos llegar también nosotros como miembro de su cuerpo. Por nuestro Señor Jesucristo. LUNES DE LA SEMANA VII DE PASCUA He 19,1-8: Pablo llegó a Éfeso y durante tres meses habló en público del reino de Dios. Sal 67,2-3: 4-5ac. 6-7ab. Jn 16,29-33: En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: Yo he vencido al mundo. Salmo de la confianza Muchas veces, Señor, en las horas difíciles desconfió en ti, porque me falta el aliento. Cuando todo marcha, cuando todo va bien es fácil proclamar palabras y decir que confío, que tú eres mi confianza. Pero ahora, de verdad, quiero confiar en ti, aunque apriete el dolor. Quiero, Señor, confiar cuando surge la duda y camino contra corriente. Señor, ayúdame a poner toda mi confianza en ti, en ti que eres bueno y que no permites que la prueba supere mi capacidad. Señor confío en ti, aunque a veces no puedo más. Amén. Oración colecta: Derrama, Señor, sobre nosotros la fuerza del Espíritu Santo, para que podamos cumplir fielmente tu voluntad y demos testimonio de ti con nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo. MARTES DE LA SEMANA VII DE PASCUA He 20,17-27: Dijo Pablo: “Lo que me importa es completar mi carrera: ser testigo del evangelio”. Sal 67,10-11. 20-21. Jn 17,1-11a: Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique. Salmo del evangelio Señor, este día quiero tomarme en serio el evangelio. Sé que no es fácil, sé que caeré una y mil veces, pero quiero con tu ayuda ser evangelio vivo. Los hombres, Señor, nos afanamos por tantas cosas... y sin embargo plantar el evangelio es la mayor urgencia, darte a conocer la mayor necesidad. Vivir la conversión lo que el mundo necesita. Señor, haznos arriesgados para llevar el evangelio a todos los rincones de nuestro planeta, pues es verdaderamente lo que, aun sin saberlo, los hombres buscan en la noche. Amén. Oración colecta: Te pedimos, Dios de poder y misericordia, que envíes tu Espíritu Santo, para que, haciendo morada en nosotros, nos convierta en templos de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo. MIÉRCOLES DE LA SEMANA VII DE PASCUA He 20,28-38: Bien sabéis que estas manos han ganado lo necesario para mí y mis compañeros. Sal 67,29-30. 33-35a. 35b-36c. Jn 17,11b-19: Padre santo, guárdalos en tu nombre a los que me has dado. Salmo de la unidad Te pedimos, Señor, que nos hagas uno para ser ante el mundo testigos de tu verdad. No queremos, Señor, romper más la unidad sino construirla entre todos los hombres que confesamos a Jesús como Señor de nuestras vidas. Sabemos, Jesús, de tu grito en la noche; en la víspera de tu pasión pediste que todos fuésemos uno, para que el mundo crea. Nosotros, Señor, hemos roto tantas veces la unidad por nuestros fanatismos, por nuestra falta de sensibilidad a todos los problemas que nos aquejan hoy. Señor de la unidad haznos uno en el amor. Amén. Oración colecta: Padre, lleno de amor, concede a tu Iglesia, congregada por el Espíritu Santo, dedicarse plenamente a tu servicio y vivir unida en el amor, según tu voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo. JUEVES DE LA SEMANA VII DE PASCUA He 22,30; 23,6-11: ¡Ánimo! Lo mismo que has dado testimonio a favor mío en Jerusalén, tienes que darlo en Roma. Sal 15,1-2a. 5. 7-8. 9-10. 11. Jn 17,20-26: No sólo ruego por ellos, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos. Salmo al orar Estoy contigo, Señor, con el corazón abatido y los pies que desfallecen para decirte: te amo. No sé casi nada de ti, soy muy pobre y tengo demasiada seguridad en mí. Pero estoy seguro de tu amor de verdad, de que eres fantástico, pues tu vida entregada me llena de alegría. Ahora, en este rato de oración, déjame decirte que te amo de verdad. Déjame mirarte y abrir mis ojos de par en par para asombrarme de tu amor a mí, ¿Por qué me amas tanto? Yo siento dentro de mí al orar tu presencia sencilla. Amén. Oración colecta: Que tu Espíritu, Señor, nos penetre con su fuerza, para que nuestro pensar te sea grato y nuestra obra concuerde con tu voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo. VIERNES DE LA SEMANA VII DE PASCUA He 25,13-21: Se trataba sólo de ciertas discusiones acerca de su religión y de un difunto llamado Jesús, que Pablo sostiene que está vivo. Sal 102,1-2. 11-12. 19-20ab. Jn 21,15-19: Pedro le contestó: “Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero”. Salmo para el amor Tú lo sabes todo. Tú sabes, Señor, de nuestros cansancios, de nuestros progresos, de nuestra tristeza. Tú sabes, Señor, que a veces el agua nos amarga y traicionamos tu nombre. Tú sabes, Señor, lo difícil que resulta seguirte en el camino, sembrando flores de esperanza en la vida. Pero sabes, Señor, que te he querido siempre con mis manos vacías y mis pies doloridos. Sabes, Señor, que he creído en tu amor desde que era niño, pues he sabido siempre que tu amor es auténtico, desde que junto al mar me dijiste que me amabas. Amén. Oración colecta: Oh Dios, que por la glorificación de Jesucristo y la venida del Espíritu Santo nos has abierto las puertas de tu Reino; haz que la recepción de dones tan grandes nos mueva a dedicarnos con mayor empeño a tu servicio y a vivir con mayor plenitud las riquezas de nuestra fe. Por nuestro Señor Jesucristo. SÁBADO DE LA SEMANA VII DE PASCUA He 28,16-20. 30-31: Cuando entramos en Roma le permitieron a Pablo vivir por su cuenta en una casa, con un soldado que lo vigilase. Sal 10,5-6.8. Jn 21,20-25: Este es el discípulo que da testimonio de todo esto y lo ha escrito: y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero. Salmo de seguimiento Queremos seguirte, Señor, en nuestra vía por la senda estrecha, camino seguro hacia ti. Te queremos seguir porque eres lo mejor, lo más hermoso, lo más desbordante. Tú has puesto tus ojos en nuestra pequeñez, te has fijado en nosotros para hacernos entrega y atrevernos a dar la vida siempre desde el amor. Te seguimos, Señor, en medio de las dificultades con las cruces de cada día y el gozo inmenso de tu cariño. Te seguimos, Señor, aun sabiendo de verdad de nuestras limitaciones, pero estamos seguros de tu inmenso amor. Amén. Oración colecta: Dios todopoderoso, concédenos conservar siempre en nuestra vida y en nuestras costumbres la alegría de estas fiestas de pascua que nos disponemos a clausurar. Por nuestro Señor Jesucristo. DOMINGO DE PENTECOSTÉS. MISA VESPERTINA DE LA VIGILIA Gén 11,1-9: Se llamó Babel, porque allí confundió el Señor la lengua de toda la tierra. Éx 19,3-8a. 16-20b: El Señor bajará al monte Sinaí a la vista del pueblo. Ez 37,1-14: ¡Huesos secos! Os infundiré espíritu y viviréis. Jl 2,28-32: Sobre mis siervos y siervas derramaré mi espíritu. Sal 103,1-2a. 24.35c. 27-28. 29bc-30. Rom 8,22-27: El Espíritu intercede por nosotros con gemidos inefables. Jn 7,37-39: El que tenga sed, que venga a mí; el que cree en mí que beba. Salmo de júbilo Exulte y se alegre la tierra toda, alabemos al Señor que vive, pues su amor es un volcán, su vida ya no muere más. Alabemos a Cristo, el Dios misericordioso, el Dios con nosotros, que se acerca sonriendo y teje de esperanza las dudas de nuestro corazón. Alabemos al Señor, campeón de la amistad, cercano a los que sufren. ¡Qué gozo más inmenso el que experimenta nuestra alma! Él vive por siempre. Él vive para siempre. Ahora la vida es una fiesta continua. Ahora el amor vence al odio y la luz a la oscuridad. Que se alegre la tierra toda por el don del Espíritu Santo, el agua viva del amor. Que todos los hombres se vistan de fiesta y aclamen con gozo al Señor, que nos envía su Espíritu para que tengamos vida y vida en abundancia. Amén. Oración colecta: Dios todopoderoso y eterno, que has querido que celebráramos el misterio pascual durante cincuenta días, renueva entre nosotros el prodigio de Pentecostés, para que los pueblos divididos por el odio y el pecado se congreguen por medio de tu Espíritu y, reunidos, confiesen tu nombre en la diversidad de sus lenguas. Por nuestro Señor Jesucristo. DOMINGO DE PENTECOSTÉS. MISA DEL DÍA He 2,1-11: Se llenaron todos del Espíritu Santo. Sal 103,1ab.24ac.29bc-30.31.34. 1Cor 12,3b-7.12-13: Hemos sido bautizados en un mismo espíritu para formar un solo cuerpo. Jn 20,19-23: Como el Padre me ha enviado, así también os envió yo. Recibid al Espíritu Santo. Salmo en pentecostés ¡Qué maravilla, Señor, la fuerza de tu Espíritu! Nos convocó, nos hizo un solo corazón y nos envió al mundo para ser tus testigos. Gracias, Señor, por tu Espíritu Santo que nos hace un solo corazón y nos hace hablar en el lenguaje del amor. Gracias, Señor, por el don de tu Espíritu, que nos ilumina y nos conforta en medio de la tribulación. Gracias, Señor, por el Espíritu Santo, don, en tus dones espléndido, que nos hace descubrir verdaderamente el amor para entregarse y darse, para vivir en ti dándose a todos. Amén. Oración colecta: Oh Dios, que por el misterio de pentecostés santificas a tu Iglesia, extendida por todas las naciones; derrama los dones de tu Espíritu sobre todos los confines de la tierra y no dejes de realizar hoy, en el corazón de tus fieles, aquellas mismas maravillas que obraste en los comienzos de la predicación evangélica. Por nuestro Señor Jesucristo. APÉNDICES SÉPTIMO DOMINGO DE PASCUA. Ciclo A (Estas lecturas se utilizan donde la solemnidad de la Ascensión del Señor se celebra el jueves de la cuarta semana del tiempo de pascual) He 1,12-14: Se dedicaban a la oración en común. Sal 26,1.4.7-8a. 1Pe 4,13-16: Si os ultrajan por el nombre de Cristo, dichosos vosotros. Jn 17,1-11a: Padre, glorifica a tu Hijo. Salmo para una Iglesia pobre Creo, Señor, en la Iglesia, abierta como tú de corazón, a todos los hombres, para ser presentada ante el mundo como casa de los pobres, recinto de justicia y de paz, gozo del que se siente explotado y deprimido. Creo que la Iglesia la construimos, no con palabras, sino desde el amor; amor sencillo y tejido para que los hombres tengan vida abundante. Creo en la Iglesia, sin la cual no podría ser cristiano ni podría hacer realidad toda la riqueza de tu corazón. Creo en la Iglesia, que nos nutre como madre, nos entrega lo más precioso, el tesoro de la salvación. Creo en la Iglesia madre, esposa, amiga, viña, pueblo, familia, cuerpo, Jesús de cuerpo entero. Amén. Oración colecta: Escucha, Señor, nuestras plegarias y, ya que confesamos que Cristo, el salvador de los hombres, vive junto a ti en la gloria, haz que le sintamos presente también entre nosotros hasta el fin de los tiempos, como el mismo nos prometió. Por nuestro Señor Jesucristo. SÉPTIMO DOMINGO DE PASCUA. Ciclo B He 1,15-17. 20a: Hace falta que uno se asocie a nosotros como testigo de la resurrección de Jesús. Sal 102,1-2. 11. 12. 19-20a. 1Jn 4,11-16: Quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él. Jn 17,11-19: Que sean uno, como nosotros. Salmo del verdadero amor Señor, tú nos has dicho que debemos amar siempre, amar a todos, amar a brazo partido. Sabemos que se ama con la vida, más que con las palabras. Que amar es gozarse en que el otro exista, en salir de sí, para ir al encuentro de quien nos necesita. El amor, Señor, es la palabra más usada y quizás menos puesta en práctica; no se nos enseña a amar, se nos enseña “a gozar del amor”, pero poco a poco nuestro mundo muere, tiene sed de un amor, auténtico, algo que nos deje el corazón lleno y no del vacío de lo fugaz. Amar, Señor, como tú amaste, es darse sin medida, inmolarse en la entrega generosa de quien, a golpe de darse, se olvida de sí y aprendió de ti en la escuela del amor. Amén. Oración colecta: Escucha, Señor, nuestras plegarias y, ya que confesamos que Cristo, el Salvador de los hombres, vive junto a ti en la gloria, haz que le sintamos presente también entre nosotros hasta el fin de los tiempos, como él mismo nos prometió. Por nuestro Señor Jesucristo. SÉPTIMO DOMINGO DE PASCUA. Ciclo C He 7,55-60: Veo al Hijo del Hombre de pie a la derecha de Dios. Sal 96,1-2b.6-7c. 9. Ap 22,12-14. 16-17. 20: ¡Ven, Señor Jesús! Jn 17,20-26: Que sean completamente uno. Salmo de admiración Señor, tú has redimido al hombre de un modo más admirable que cuando apareció la primera gota de rocío o la paz al atardecer, cuando el cielo parece que arde en mensaje de amor. Te admiro, Padre, por la creatividad de tu amor al darnos a tu propio Hijo, entregado sin reservas y que tanto te ha costado..., porque lo dabas hasta el fin y lo abandonabas en manos de los hombres, con un amor “hasta el extremo”. Padre, ¡qué admirables son tus gestos y palabras! Todo es un gesto tuyo de amor: darnos a la vida para que la tengamos en abundancia; darnos al amor, para que creamos en él. Viniste, Padre, de un modo admirable a llenar de esperanza nuestras vidas rotas, con el horizonte inmenso de tu amor infinito. Amén. Oración colecta: Escucha, Señor, nuestras plegarias y, ya que confesamos que Cristo, el Salvador de los hombres, vive junto a ti en la gloria, haz que le sintamos presente también entre nosotros hasta el fin de los tiempos, como el mismo nos prometió. Por nuestro Señor Jesucristo. 19 DE MARZO, SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA VIRGEN MARÍA 2Sam 7,4-5a. 12-14a. 16: Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia. Sal 88,2-3. 4-5. 17. 29. Rom 4,13. 16-18.22: Fue la fe la que obtuvo para Abrahán y su descendencia la promesa de heredar el mundo. Mt 1,16.18-21.24a: José, su esposo, que era bueno, no quería denunciarla. Salmo a san José, esposo de la Virgen Alabemos al Señor bueno por san José, esposo de María, hombre recto y sencillo, capaz de amar desde la sombra. Te alabamos, Señor, por el don de san José, porque su fidelidad fue siempre compañera en los caminos de la vida. Te alabamos y bendecimos, Señor, porque ayudas a tu pueblo con el testimonio de tus santos. A través de san José nos has hecho descubrir el amor entregado en sencillez, la fe cuando existe oscuridad, la aceptación de los planes de Dios. Gracias, Señor, porque en san José encontramos a un hombre que vivió de amor y para el amor, y que recorrió el camino de la fe con esperanza. Amén. Oración colecta: Dios todopoderoso, que confiaste los primeros misterios de la salvación de los hombres a la fiel custodia de san José; haz que, por su intercesión, la Iglesia los conserve fielmente y los lleve a la plenitud en su misión salvadora. Por nuestro Señor Jesucristo. 25 DE MARZO. ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR Is 7,10-14; 8,10: La Virgen está encinta. Sal 39,7-8a.8b-9. 10. 11. Heb 10,4-10: Está escrito en el Libro: “Aquí estoy para hacer tu voluntad”. Lc 1,26-38: Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo. Salmo de anunciación Alabad al Señor, toda la tierra, porque se ha hecho hombre en el seno de una joven Virgen. Alabad al Señor, porque María ha dicho sí, se fió totalmente de sus planes y se puso en sus manos. Es verdad, decidlo todos, que Dios hace maravillas con los pequeños y los pobres, con aquellos que no cuentan. El sí de María abre las puertas para que Dios se venga a vivir con nosotros. Alabad todos y cantad por la anunciación del Señor, pues Dios está con nosotros, vive para vivir en nosotros, para amar con un corazón de carne, y se hizo presente en la historia en el vientre de María. Amén. Oración colecta: Señor, tú has querido que la Palabra se encarnase en el seno de la Virgen María; concédenos, en tu bondad, que cuantos confesamos a nuestro redentor, como Dios y como hombre verdadero, lleguemos a hacernos semejantes a él en su naturaleza divina. Por nuestro Señor Jesucristo. 1 DE MAYO. SAN JOSÉ OBRERO Gén 1,26-2,3: Llenad la tierra y sometedla. Sal 89. Mt 13,54-58: ¿No es el hijo del carpintero? Salmo al Hijo del carpintero Tú, Señor, pasaste la mayoría de tu vida trabajando con tus manos como un obrero en la carpintería de Nazaret. Eras amigo de madrugadas, orando en la noche antes de comenzar la jornada. Tus manos sufrían de callos y..., de esfuerzo continuo, haciendo siempre la voluntad del Padre. ¡Cuántos días grises! ¡Cuánto amor derramado! Ahora entiendo, Señor, que amar es vivir entregando la vida desde los miles de detalles pequeños, de cada día. Amén. Oración colecta: Dios todopoderoso, creador del universo, que has impuesto la ley del trabajo a todos los hombres; concédenos que, siguiendo el ejemplo de san José, y bajo su protección, realicemos las obras que nos encomiendas y consigamos los premios que nos prometes. Por nuestro Señor Jesucristo. ORAR CON LOS PREFACIOS EN CUARESMA Y PASCUA Primer prefacio de cuaresma Significación espiritual de la cuaresma Por él concedes a tus hijos anhelar, año tras año, con el gozo de habernos purificado, la solemnidad de la pascua, para que, dedicados con mayor entrega a la alabanza divina y al amor fraterno, por la celebración de los misterios que nos dieron nueva vida, lleguemos a ser con plenitud hijos de Dios. Segundo prefacio de cuaresma La penitencia espiritual Porque has establecido generosamente este tiempo de gracia para renovar en santidad a tus hijos, de modo que, libres de todo afecto desordenado, vivamos las realidades temporales como primicias de las realidades eternas. Tercer prefacio de cuaresma Los frutos de la abstinencia Porque con nuestras privaciones voluntarias nos enseñas a reconocer y agradecer tus dones, a dominar nuestro afán de suficiencia y a repartir nuestros bienes con los necesitados, imitando así tu generosidad. Cuarto prefacio de cuaresma Los frutos del ayuno Porque con el ayuno corporal refrenas nuestras pasiones, elevas nuestro espíritu, nos das fuerza y recompensa, por Cristo, Señor nuestro. Primer prefacio de la pasión del Señor La fuerza de la cruz Porque en la pasión salvadora de tu Hijo el universo aprende a proclamar tu grandeza y, por la fuerza de la cruz, el mundo es juzgado como reo y el Crucificado exaltado como juez poderoso. Segundo prefacio de la pasión del Señor La victoria de la pasión Porque se acercan ya los días santos de su pasión salvadora y de su resurrección gloriosa, en ellos celebramos su triunfo sobre el poder de nuestro enemigo y renovamos el misterio de nuestra redención. Primer prefacio pascual El misterio pascual Porque él es el verdadero Cordero que quitó el pecado del mundo, muriendo destruyó nuestra muerte, y resucitado restauró la vida. Segundo prefacio pascual La nueva vida en Cristo Por él, los hijos de la luz amanecen a la vida eterna, los creyentes atraviesan los umbrales del reino de los cielos; porque en la muerte de Cristo y en su resurrección hemos resucitado todos. Tercer prefacio pascual Cristo, vivo e intercesor perpetuo en favor nuestro Porque él no cesa de ofrecerse por nosotros, de interceder por todos ante ti; inmolado, ya no vuelve a morir; sacrificado, vive para siempre. Cuarto prefacio pascual La restauración del universo por el misterio pascual Porque en él fue demolida nuestra antigua miseria, reconstruido cuanto estaba derrumbado y renovada en plenitud la salvación. Quinto prefacio pascual Cristo, sacerdote y víctima Porque él, con la inmolación de su cuerpo en la cruz, dio pleno cumplimiento a lo que anunciaban los sacrificios de la antigua alianza, y, ofreciéndose a sí mismo por nuestra salvación, quiso ser al mismo tiempo sacerdote, víctima y altar. Primer prefacio de la ascensión El misterio de la ascensión Porque Jesús, el Señor, el rey de la gloria, vencedor del pecado y de la muerte, ha ascendido ante el asombro de los ángeles a lo más alto del cielo, como mediador entre Dios y los hombres, como juez de vivos y muertos. No se ha ido para desentenderse de este mundo, sino que ha querido precedernos como cabeza nuestra para que nosotros, miembros de su cuerpo, vivamos con la ardiente esperanza de seguirle en su Reino. Segundo prefacio de la ascensión El misterio de la ascensión Que después de su resurrección se apareció visiblemente a todos sus discípulos y, ante sus ojos, fue elevado al cielo para hacernos compartir su divinidad.