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Martí y Peón Contreras Leopoldo Peniche Vallado Leopoldo Peniche Vallado. Mérida, 1908-1999. Periodista, dramaturgo, crítico y ensayista. 76 • Martí y Peón Contreras coincidieron en el tiempo, y se unieron en la hermandad más firme que puede vincular a los hombres: la hermandad de la estética. El azar los acercó físicamente al amparo de la hospitalidad mexicana, que el joven e inquieto isleño demandó en días turbulentos por la Cuba colonizada de la que él disentía, y encontró sin dificultades, bajo el cielo de México, la mano franca del amigo sincero. Era el año de 1875; nuestro país estaba despertando de la pesadilla imperialista desvanecida por Juárez; el impacto moral de la obra política reformista debida al benemérito —desaparecido de la escena de la vida apenas tres años antes—, perduraba en la conciencia mexicana, como ha seguido perdurando bajo otras formas en el México integrista de nuestros tiempos. Ningún ambiente mejor que aquél para estimular el ánimo del desterrado —poeta y luchador social a un tiempo— a encauzar su vida personal hacia las dos grandes metas que le daban causa y razón: las letras y la independencia de Cuba del trono español. Revista de la Universidad Autónoma de Yucatán Bien pronto, pues, Martí se injertó en la vida literaria de la ciudad que le había dado generoso asilo, y durante el lapso de dos años pudo subsistir decorosamente consagrado a tareas periodísticas, escribiendo versos, teatro, novela, géneros que dominaba y que por ello le resultaban accesibles para el ejercicio de una crítica sobria, severa, sin exabruptos de suficiencia profesional, que le crearan situaciones embarazosas con los autores criticados. Practicando con amor el oficio de crítico, surgió su admiración hacia el dramaturgo yucateco, por su talento, por sus obras, que en aquellos años dominaban todo el panorama teatral del país, y marcaron el auge de la producción dramática de Peón Contreras; era éste el autor más solicitado y aplaudido, y en estas condiciones se inició con una sólida amistad y una mutua devoción que sólo la muerte habría de interrumpir. Alguna vez el poeta de Versos sencillos escribió, refiriéndose al dramaturgo: Del cerebro de Peón Contreras saltan dramas como saltan chispas de la hoja de una espada en el combate. Y el Martí y Peón Contreras Martí, por Gabriel Ramírez, 2010. Especial para la Revista de la UADY. Números 249-250 • Segundo y tercer trimestres de 2009 • 77 Leopoldo Peniche Vallado peninsular describió a su par poético, con estas frases encendidas: El patriota infatigable, el genial poeta, el hombre honrado y sin mancilla, el cumplido y el amigo del corazón leal. Fue en aquellos años de asombrosa fecundidad peoniana, que nacieron a la vida del teatro: Hasta el cielo, La hija del rey, Luchas de honra y amor, Juan de Villalpando y otros dramas que le valieron a su creador el honroso título de restaurador del teatro en la patria de Alarcón y Gorostiza, otorgado por los literatos mexicanos la noche inolvidable del 7 de mayo de 1876, en fiesta de apoteosis. Martí, en el apogeo de sus facultades de crítico y creador, externó juicios sobre la obra y personalidad de Peón Contreras que, si no fueron precisamente definitivos para el reconocimiento de la fama de poeta y dramaturgo de primera línea, contribuyeron en gran medida a ello, por construir un espaldarazo decisivo que mucho ha de haber favorecido al yucateco para lograr la justicia que merecía su genio creador, en la opinión de sus contemporáneos, y la admiración, el crédito y el respeto de sus pósteros, aun en medio de las tormentas de los tiempos de los nuevos y novísimos rumbos de la literatura inmortal. Veamos algunas de esas expresiones en las que la afinidad espiritual, la inclinación amistosa y el entusiasmo del gustador de los productores 78 • Revista de la Universidad Autónoma de Yucatán del arte, tienen una base segura y sólida en la lucidez del pensamiento crítico martiano: "… Peón Contreras, mi amigo muy querido, que todo lo hace bueno y tanto hace; que vierte dramas como Zorrilla, y Gril perlas, que habla al fin de la Noche Triste y del Teocalli; el que escribe como Bretón y Echegaray, con menos sales que aquél y más ternura que éste; el yucateco infatigable, nuestro ¡nuestro Lope de Vega americano!" (De Poesía dramática americana, Guatemala, febrero de 1878). "Hasta la gloria es obra bellísima, vivificada por su sensibilidad exquisita, producida por una aptitud dramática sobresaliente. Es tal la sensibilidad de Peón, que ama con ternura, calor y vida nueva, la dulce lengua que habla: concibe con delicadeza, habla con elegancia, desarrolla con valentía y siente con pasión. Si faltaron detalles de la obra, sobran en cambio extraordinarias cualidades. La obra nueva es cimiento, gala y honra del naciente teatro mexicano." (Revista Universal, México, 15 de enero de 1876). "Peón ha vencido, ha puesto alegría en los ánimos, se ha hecho aplaudir de las mujeres, ha exaltado a los hombres, de entusiasmo: allí vencíamos con él cuantos sabemos que la gloria sólo ama a los que la toman al mismo tiempo que la buscan y la esquivan, como desesperando de merecerla. No van, por desgracia, unidas Martí y Peón Contreras siempre tanta bondad de belleza en la inteligencia, y tanta bondad de cariño en el corazón. Yucatán debe amar el día en que produjo a este poeta, ilustre por inspirado y por modesto más ilustre" ("La hija del rey", Revista Universal, 29 de abril de 1876). "¿Qué triunfo de la guerra vale lo que esta memorable victoria de Peón? ¿Quién conquistó más calurosas muestras de entusiasmo que las que arranca ese hombre modesto de apariencia sencilla, de miradas dulces, de fecundidad pasmosa en el ingenio, y de raudales de ternura en el corazón? Hablemos esta senda los que amamos la gloria, que ya tenemos un astro, un astro nuestro, americano y mexicano, a quien seguir. Vendrán años, no vendrá con ellos el olvido de esta noche en que grabamos en tantos corazones el nombre de una gloria imperecedera." ("La fiesta del Peón", Revista Universal, 7 y 9 de mayo de 1876). "De Lope se decía todo lo bueno en los tiempos en que Fray Félix alcanzaba su mayor fortuna, y Cervantes, gloriosísimo. La muerte que en toda condición de vida y templanza del ánimo, es fortuna aun mayor que la de Lope. Pues bien, de Lope sería la obra última del poeta médico, si no fuese calderoniana en símiles y empuje, y en versos y en imágenes buena hija de Juan de Pérez de Montalbán. ¿Es este decir que un drama de nuestro poeta vale Números 249-250 • Busto de José Peón Contreras, en el teatro del mismo nombre, Mérida. Segundo y tercer trimestres de 2009 • 79 Leopoldo Peniche Vallado uno del admirable Calderón? Todavía no lo vale, y el desmedido elogio quitaría apariencia de justicia a esta alabanza. Si ya ha alcanzado a Lope nuestro Peón, en el perfecto acto primero de La hija del rey, celebradísima, pero no alcanza aún ni es esta tal vez la naturaleza de su genio, a pintar una época, dar forma en Segismundo al alma humana, dar vida en Cipriano a la católica creencia, a idealizar y hacer robusta aquella poesía de encaje y de Valona como sus héroes, sus poetas y su tiempo". "Juan de Villalpando es un buen drama. No es grandioso pero es bello. No es la robustez, es el amor. Con que al final no fuese de manera que el accidente que acaba la obra no estorbara la unidad y debido término del acontecimiento principal, se tocaría el drama, de bueno y bello, en bello excelente. Tengámoslo por esto, y celebrémoslo por obra desusada en tanto que, calentada en su más sólida gloria el alma de Peón, arrebate a la historia o a la fantasía algún hecho admirable, alguna pasión fiera, algún carácter durable e indeleble y para él arranque ideas de nuestras altas cumbres montañosas, y una vez más copia en sus versos el sonoro rumor de las ondas y el copioso caudal de nuestros ríos". ("Juan de Villalpando", Revista Universal 23 de agosto de 1876). "Hay naturalezas para quienes la maldad y la fealdad son imposibles: 80 • Revista de la Universidad Autónoma de Yucatán así Peón, podrá producir algo menos notable que otras producciones anteriores, pero todo lo suyo será sano, y como conducción características, bello. La comedia de anteanoche es una obra delicada, del género mismo de Luchas de honras y amor esto es, no la copia de caracteres humanos, tarea imposible para las almas vueltas permanentemente al cielo, sino la presentación en forma corpórea de un pensamiento noble más contado que opuesto; más que probado, sentido… Entre las pasiones que ha pintado el poeta, hay una poca usada en el teatro: la fe intuitiva, la íntima creencia que tiene la delicada mujer joven del drama, de la lealtad del hombre acusado de ladrón… Y tal es el poder de las almas buenas, y tal las ha reflejado el poeta Peón, que aglomerando cualidades repugnantes sobre el verdadero culpable de su obra, lo embellece con el arrepentimiento, lo ilumina con un perdón absoluto, apaga con gritos del alma el ruido de los rencores, y en el ánimo mismo del espectador que queda memoria de que ha visto un carácter despreciable vivo en la escena: Impulsos del corazón se llama la obra, logra que los malvados se hermoseen, y los espectadores se convenzan de esta iluminación de la bondad. Impulsos del corazón se llama, y los despiertas obtuvo, pues, lo que filosóficamente se propuso". ("Impulsos del corazón", Revista Universal 12 de octubre de 1876). Martí y Peón Contreras Por su parte Peón, menos crítico profesional que su amigo, aunque nada negado a los desbordamientos amistosos de la cordialidad y de la simpatía, que dieron solidez a sus relaciones personales y libertarias con Martí, no dejó sino un solo testimonio escrito de su gratitud y admiración a quien tanto debió en su condición de hombre y en su carrera de dramaturgo. Pero ¡qué testimonio! No era desde luego una deliberada exaltación consagratoria que ya sabemos que no necesitaba Martí cuando murió, por cuanto había contado en vida, para apoyo de su fama y brillo de su personalidad, con los sufragios valiosos de figuras de la jerarquía intelectual máxima de Rubén Darío, Justo Sierra, Gutiérrez Nájera, Sarmiento, Pi y Margall, Enrique José Varona… Pero fue sin duda el homenaje de Peón uno de los más valiosos desde los puntos de vista estético y humano, que pudo recibir a su muerte el mártir de Dos Ríos y creador de los Versos sencillos. El Canto a José Martí del poeta yucateco es todo un monumento, por la excelencia de su factura literaria, el gran aliento épico que le da vida, y la fibra humana puesta en él, fruto de la identificación espiritual de dos hombres extraordinarios que tan opulenta herencia de belleza y poesía legaron al mundo de su época, para disfrute de la posteridad. Números 249-250 • Segundo y tercer trimestres de 2009 • 81