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Martí y Peón Contreras
Leopoldo Peniche Vallado
Leopoldo Peniche Vallado.
Mérida, 1908-1999. Periodista, dramaturgo, crítico
y ensayista.
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Martí y Peón Contreras coincidieron
en el tiempo, y se unieron en la hermandad más firme que puede vincular a los hombres: la hermandad de
la estética. El azar los acercó físicamente al amparo de la hospitalidad
mexicana, que el joven e inquieto
isleño demandó en días turbulentos
por la Cuba colonizada de la que él
disentía, y encontró sin dificultades,
bajo el cielo de México, la mano franca
del amigo sincero. Era el año de 1875;
nuestro país estaba despertando de
la pesadilla imperialista desvanecida por Juárez; el impacto moral de la
obra política reformista debida al benemérito —desaparecido de la escena
de la vida apenas tres años antes—,
perduraba en la conciencia mexicana,
como ha seguido perdurando bajo
otras formas en el México integrista
de nuestros tiempos.
Ningún ambiente mejor que aquél
para estimular el ánimo del desterrado —poeta y luchador social a un
tiempo— a encauzar su vida personal hacia las dos grandes metas que
le daban causa y razón: las letras y
la independencia de Cuba del trono
español.
Revista de la Universidad Autónoma de Yucatán
Bien pronto, pues, Martí se injertó
en la vida literaria de la ciudad que
le había dado generoso asilo, y durante el lapso de dos años pudo subsistir decorosamente consagrado a
tareas periodísticas, escribiendo versos, teatro, novela, géneros que dominaba y que por ello le resultaban
accesibles para el ejercicio de una
crítica sobria, severa, sin exabruptos de suficiencia profesional, que le
crearan situaciones embarazosas con
los autores criticados.
Practicando con amor el oficio de
crítico, surgió su admiración hacia el
dramaturgo yucateco, por su talento,
por sus obras, que en aquellos años
dominaban todo el panorama teatral
del país, y marcaron el auge de la
producción dramática de Peón Contreras; era éste el autor más solicitado
y aplaudido, y en estas condiciones
se inició con una sólida amistad y una
mutua devoción que sólo la muerte
habría de interrumpir.
Alguna vez el poeta de Versos sencillos escribió, refiriéndose al dramaturgo: Del cerebro de Peón Contreras
saltan dramas como saltan chispas de la
hoja de una espada en el combate. Y el
Martí y Peón Contreras
Martí, por Gabriel Ramírez, 2010. Especial para la Revista de la UADY.
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Leopoldo Peniche Vallado
peninsular describió a su par poético,
con estas frases encendidas: El patriota infatigable, el genial poeta, el hombre
honrado y sin mancilla, el cumplido y el
amigo del corazón leal.
Fue en aquellos años de asombrosa fecundidad peoniana, que nacieron a la vida del teatro: Hasta el cielo,
La hija del rey, Luchas de honra y amor,
Juan de Villalpando y otros dramas que
le valieron a su creador el honroso título de restaurador del teatro en la patria de Alarcón y Gorostiza, otorgado
por los literatos mexicanos la noche
inolvidable del 7 de mayo de 1876, en
fiesta de apoteosis.
Martí, en el apogeo de sus facultades de crítico y creador, externó
juicios sobre la obra y personalidad
de Peón Contreras que, si no fueron
precisamente definitivos para el reconocimiento de la fama de poeta y
dramaturgo de primera línea, contribuyeron en gran medida a ello, por
construir un espaldarazo decisivo
que mucho ha de haber favorecido
al yucateco para lograr la justicia que
merecía su genio creador, en la opinión de sus contemporáneos, y la
admiración, el crédito y el respeto de
sus pósteros, aun en medio de las tormentas de los tiempos de los nuevos
y novísimos rumbos de la literatura
inmortal.
Veamos algunas de esas expresiones en las que la afinidad espiritual,
la inclinación amistosa y el entusiasmo del gustador de los productores
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Revista de la Universidad Autónoma de Yucatán
del arte, tienen una base segura y
sólida en la lucidez del pensamiento
crítico martiano:
"… Peón Contreras, mi amigo
muy querido, que todo lo hace bueno
y tanto hace; que vierte dramas como
Zorrilla, y Gril perlas, que habla al fin
de la Noche Triste y del Teocalli; el
que escribe como Bretón y Echegaray,
con menos sales que aquél y más ternura que éste; el yucateco infatigable,
nuestro ¡nuestro Lope de Vega americano!" (De Poesía dramática americana,
Guatemala, febrero de 1878).
"Hasta la gloria es obra bellísima,
vivificada por su sensibilidad exquisita, producida por una aptitud
dramática sobresaliente. Es tal la
sensibilidad de Peón, que ama con
ternura, calor y vida nueva, la dulce
lengua que habla: concibe con delicadeza, habla con elegancia, desarrolla
con valentía y siente con pasión. Si
faltaron detalles de la obra, sobran en
cambio extraordinarias cualidades.
La obra nueva es cimiento, gala y
honra del naciente teatro mexicano."
(Revista Universal, México, 15 de enero de 1876).
"Peón ha vencido, ha puesto alegría en los ánimos, se ha hecho aplaudir de las mujeres, ha exaltado a los
hombres, de entusiasmo: allí vencíamos con él cuantos sabemos que la
gloria sólo ama a los que la toman al
mismo tiempo que la buscan y la esquivan, como desesperando de merecerla. No van, por desgracia, unidas
Martí y Peón Contreras
siempre tanta bondad de belleza en la
inteligencia, y tanta bondad de cariño
en el corazón. Yucatán debe amar el
día en que produjo a este poeta, ilustre por inspirado y por modesto más
ilustre" ("La hija del rey", Revista Universal, 29 de abril de 1876).
"¿Qué triunfo de la guerra vale
lo que esta memorable victoria de
Peón? ¿Quién conquistó más calurosas muestras de entusiasmo que
las que arranca ese hombre modesto de apariencia sencilla, de miradas
dulces, de fecundidad pasmosa en el
ingenio, y de raudales de ternura en
el corazón? Hablemos esta senda los
que amamos la gloria, que ya tenemos un astro, un astro nuestro, americano y mexicano, a quien seguir.
Vendrán años, no vendrá con ellos el
olvido de esta noche en que grabamos en tantos corazones el nombre
de una gloria imperecedera." ("La
fiesta del Peón", Revista Universal, 7 y
9 de mayo de 1876).
"De Lope se decía todo lo bueno en los tiempos en que Fray Félix
alcanzaba su mayor fortuna, y Cervantes, gloriosísimo. La muerte que
en toda condición de vida y templanza del ánimo, es fortuna aun
mayor que la de Lope. Pues bien, de
Lope sería la obra última del poeta médico, si no fuese calderoniana
en símiles y empuje, y en versos y
en imágenes buena hija de Juan de
Pérez de Montalbán. ¿Es este decir
que un drama de nuestro poeta vale
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Busto de José Peón
Contreras, en el teatro del
mismo nombre, Mérida.
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uno del admirable Calderón? Todavía no lo vale, y el desmedido elogio
quitaría apariencia de justicia a esta
alabanza. Si ya ha alcanzado a Lope
nuestro Peón, en el perfecto acto primero de La hija del rey, celebradísima,
pero no alcanza aún ni es esta tal vez
la naturaleza de su genio, a pintar
una época, dar forma en Segismundo
al alma humana, dar vida en Cipriano a la católica creencia, a idealizar y
hacer robusta aquella poesía de encaje y de Valona como sus héroes, sus
poetas y su tiempo".
"Juan de Villalpando es un buen
drama. No es grandioso pero es bello. No es la robustez, es el amor.
Con que al final no fuese de manera
que el accidente que acaba la obra no
estorbara la unidad y debido término del acontecimiento principal, se
tocaría el drama, de bueno y bello,
en bello excelente. Tengámoslo por
esto, y celebrémoslo por obra desusada en tanto que, calentada en su
más sólida gloria el alma de Peón,
arrebate a la historia o a la fantasía
algún hecho admirable, alguna pasión fiera, algún carácter durable e
indeleble y para él arranque ideas
de nuestras altas cumbres montañosas, y una vez más copia en sus versos el sonoro rumor de las ondas y
el copioso caudal de nuestros ríos".
("Juan de Villalpando", Revista Universal 23 de agosto de 1876).
"Hay naturalezas para quienes la
maldad y la fealdad son imposibles:
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así Peón, podrá producir algo menos
notable que otras producciones anteriores, pero todo lo suyo será sano, y
como conducción características, bello. La comedia de anteanoche es una
obra delicada, del género mismo de
Luchas de honras y amor esto es, no la
copia de caracteres humanos, tarea
imposible para las almas vueltas permanentemente al cielo, sino la presentación en forma corpórea de un
pensamiento noble más contado que
opuesto; más que probado, sentido…
Entre las pasiones que ha pintado el
poeta, hay una poca usada en el teatro: la fe intuitiva, la íntima creencia
que tiene la delicada mujer joven
del drama, de la lealtad del hombre
acusado de ladrón… Y tal es el poder de las almas buenas, y tal las ha
reflejado el poeta Peón, que aglomerando cualidades repugnantes sobre
el verdadero culpable de su obra, lo
embellece con el arrepentimiento, lo
ilumina con un perdón absoluto, apaga con gritos del alma el ruido de los
rencores, y en el ánimo mismo del espectador que queda memoria de que
ha visto un carácter despreciable vivo
en la escena: Impulsos del corazón se
llama la obra, logra que los malvados
se hermoseen, y los espectadores se
convenzan de esta iluminación de la
bondad. Impulsos del corazón se llama,
y los despiertas obtuvo, pues, lo que
filosóficamente se propuso". ("Impulsos del corazón", Revista Universal 12
de octubre de 1876).
Martí y Peón Contreras
Por su parte Peón, menos crítico
profesional que su amigo, aunque
nada negado a los desbordamientos amistosos de la cordialidad y
de la simpatía, que dieron solidez a
sus relaciones personales y libertarias con Martí, no dejó sino un solo
testimonio escrito de su gratitud y
admiración a quien tanto debió en
su condición de hombre y en su carrera de dramaturgo. Pero ¡qué testimonio! No era desde luego una
deliberada exaltación consagratoria
que ya sabemos que no necesitaba
Martí cuando murió, por cuanto había contado en vida, para apoyo de
su fama y brillo de su personalidad,
con los sufragios valiosos de figuras
de la jerarquía intelectual máxima
de Rubén Darío, Justo Sierra, Gutiérrez Nájera, Sarmiento, Pi y Margall,
Enrique José Varona… Pero fue sin
duda el homenaje de Peón uno de
los más valiosos desde los puntos de
vista estético y humano, que pudo
recibir a su muerte el mártir de Dos
Ríos y creador de los Versos sencillos.
El Canto a José Martí del poeta
yucateco es todo un monumento, por
la excelencia de su factura literaria, el
gran aliento épico que le da vida, y la
fibra humana puesta en él, fruto de la
identificación espiritual de dos hombres extraordinarios que tan opulenta
herencia de belleza y poesía legaron
al mundo de su época, para disfrute
de la posteridad.
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