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Aikido
El arte marcial más misterioso del budo
Mientras que el Judo es
conocidos en todos los países de la
tierra, mientras que el karate y sus
congéneres (tae kwon do, kung fu,
vietvodao, Boseo Thai, Full
contact, etc..) son ampliamente conocidos como el Judo, el arte
marcial “Aikido” pasa desapercibido entre las multitudes de practicantes de artes marciales. No digo que el Aikido no sea practicado,
pero si afirmo que el Aikido no es
“comprendido”, no es “entendido”
y es el arte marcial más formidable
de todos los tiempos. Estas son
unas palabras extraídas de la obra
de Jay Gluck, “Zen Combat”
(Ballantine Books): “Los músculosos policías americanos militares
se mostraron llenos de incredulidad
cuando oyeron mí descripción de
las proezas físicas del hombrecillo
viejo, así que ascendimos en el
ascensor y conduje al techo plano
del edificio donde fue formado un
gimnasio, para que pudieran derribarlo. Pero él, pasando en medio
de ellos, siguió su camino riendo.”
“...El viejo hombrecillo era el
maestro Ueshiba, de alrededor de
85 años de edad y nos 39 kilos en
su cuerpo de 1,47 m. Tiene la
barba blanca, rala y sedosa de un
anciano venerable salido de una
pintura Ming, y una incesante
sonrisa de niño que es contagiosa.
Ellos eran cinco policías militares
de los USA, de la Cia. 825ª estacionada en Tokio, que me fueron
presentados para una demostración. Su peso sumado era de más
de 455 kilos. Todos habían estudiado judo o karate, y en varías ejecuciones repetidas del ataque
tuvieron la ayuda de media docena
Por
Earl R. Corbett
de cinturones negros japoneses de
judo y karate y de kendoistas
armados con sables de roble. Nadie
tocó al viejo, hasta que él mismo
permitió que varios lo sujetaran
colectivamente en la forma que
quisieran, y luego escapó de sus
manos, y los derribó a todos simultáneamente. Tomamos películas de
gran velocidad, a 49,5 m. por segundo, e hicimos amplificaciones.
Como estaba seguro que sucedería, las copias no mostraron nada
más que un anciano sonriente que
se movía sin preocupación en
medio de soldados atacantes que,
al pare-cer, no tenían noción de la
existen-cia del viejo... indicación
que Ueshiba estaba moviéndose en
un plano de tiempo diferente,...”
La interesante y espectacular
obra del escrito Jay Gluck continúa
describiendo durante muchas hojas
más, las increíbles facetas del arte
Aikido. Yo recomiendo la lectura
de esta obra a todos aquello
amantes verdaderos de las artes
marciales.
Pero esta narración al igual que
muchísimas otras de cientos de
personas que podrían hablar del
gran maestro Ueshiba nos expresan
solamente una etapa final, una
suprema habilidad de un arte y de
un hombre que llegó a las más alta
expresión de un arte marcial del
auténtico Budo.
He titulado este artículo el arte
marcial más misterioso, porque
realmente hay mucho que decir y
explicar detrás del Aikido y de su
fundador “O’Sensei Morihei Ueshiba”.
Han pasado 34 años desde que el
Aikido llegó a Occidente, al estado
de Hawai. Las primeras prácticas
tuvieron lugar en el verano de 1953
sobre la hierba de un parking de el
restaurante Rainbow Garden. Se
comenzaron con diez estudiantes y
el Aikido, al igual que otras artes
marciales, creció rápidamente en la
isla de Oahu. Hawai fue el único lugar del extranjero, es decir fuera de Japón que el gran maestro se dignó a
visitar. Nunca más fue a otro país del mundo a mostrar su arte. Su hijo y sus discípulos lo hicieron por él.
El Aikido es un misterioso, secreto, esotérico, “raro”, o diferente arte. Su fundador fue un hombre muy
“diferente” a los demás de su generación. Y su maestro, el maestro Takeda Sogaku todavía, me atrevo a
decir, fue aún más “sorprendente” y “raro” que el maestro Ueshiba.
Para aquellos que piensen que exagero no tengo que dar más que algunos ejemplos. Con el maestro
Takeda Sogaku, además de haber estudiado el maestro Ueshiba –fundador del Aikido-, también
estudiaron: Saigo Shiro ( cofundador del Kodokan con J. Kano), Yong Sul Choi (fundador del Hapkido
coreano), Doshin So (fundador del Shorinji Kenpo), Ryuho Okuyama (fundador del Hakkory Ju jutsyu) y
aún podría seguir con una larga lista más de los más famosos artistas marciales que siguieron las enseñanzas
del mismo maestro que tuvo M. Ueshiba.
Pero Ueshiba aunque siempre siguió a su maestro Takeda Sogaku, aún después de haber fundado el
Aikido, y aún lo invitó hasta su muerte al dojo de Aikido de Tokio, realizó unos grandes cambios desde el
Aikijujutsu de Takeda hasta su propio Aikido.
Algunos dicen: “Aikido es Aikijujutsu sin violencia y con religión.” Hasta cierto punto es real y hasta
cierto punto es completamente falso. El Aikido se compone lógicamente de una base que Ueshiba heredó de
Takeda, y elimina la violencia en las técnicas y tiene una gran influencia de sentido espiritual y religioso
que emana de su fundador, pero ello no significa tomar una tijeras y “cortar” la técnica del estilo que acaba
con violencia y “pegar” una dosis de “espiritualidad y de misticismo”. No es así de fácil. Existe una
evolución dura, sacrificada, con compromiso, con estudio, con entrega, con horas de quemar el cuerpo y la
mente en la búsqueda de un ideal de entrega al arte y a la humanidad. El seguir al líder de la religión
Omotokyo (Onisaburo) marcó a Ueshiba. Su compresión del arte marcial por lo tanto es diferente a la de
cualquier otro hombre. Los años que Ueshiba gasta en su compromiso religioso, fuera correcto o erróneo, le
dejan huella en su corazón y en sus técnicas.
Desde un poderoso arte de combate antiguo cono el arte de la espada, desde el poderoso Aiki ju jutsu,
Ueshiba evoluciona hacia un nuevo arte, hacia su propia técnica, con su propia filosofía y mensaje. Del
antiguo y sofisticado arte de combate del Aiki jujutsu, compuesto de 2.804 técnicas, al sofisticado arte
blando de O’sensei Ueshiba hay un gran camino que muy pocos conocen, por ello el Aikido de nuestros días
no es aún vivido, sentido y practicado por los hombres.
Si, la historia de Aiki jujutsu y del Aikido es un misterio, y la historia comienza con las mismas
características que rodean a estos dos estilos. Hacia 1915 Morihei es presentado, por un periodista –no una
presentación oficial, sino casual- al gran maestro de las artes del Aiki “Takeda Sogaku”. Takeda, de clase
alta, seguía con la tradición de solamente aceptar estudiantes de alto rango. Ricos, gobernantes, militares,
almirantes, dirigentes. Ueshiba era de un nivel social mucho más bajo. ¿Qué le dijo Ueshiba a Takeda?
¿Qué vio Takeda en aquel hombre, para aceptarlo y convertirlo en su principal alumno? ¿Qué ocurrió en
aquella posada de Engaru en el año 1915?.
Hoy, muchos Aikidocas, desconocen la mayoría de secretos, historia, misterios y anécdotas de su arte. Es
una lástima. Otros artistas marciales juzgan a priori al Aikido. Debajo de los tipos con falda negra hay una
de las artes más sofisticadas de la humanidad.
Pero el gran misterio del Aikido reside en el corazón. Si el corazón está sucio no se progresa en el arte.
Debe de unirse al movimiento técnico el movimiento del corazón limpio, del corazón liberado de odios,
venganzas, rencillas, egoísmos y malos deseos. Ello queda expresado en el verso y caligrafía del maestro de
Aikido Shirata Rinjiro: “Aquellos que desean aprender Aikido, primero deben estudiar su espíritu; si su
corazón no es verdadero, El Camino nunca será alcanzado”.
“El Budoca” Extra. Diciembre 1987 nº156. pp.31-32