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Centro Cristiano “El Taller del Alfarero”
Sitio web: http://cceltallerdelalfarero.jimdo.com
E-mail: [email protected]
“El Cristo que debemos esperar”
Domingo 13 de abril de 2014, 10.30 am. Predicador: Randel Vázquez Campos.
Base bíblica: Mateo 21.1-11
Oración
Introducción
El día en que Jesús entró triunfalmente en Jerusalén, el pueblo que lo recibía no tenía plena conciencia
de la identidad de Cristo. Unos, esperaban que Jesús fuese un Mesías guerrero al estilo del rey David,
para que los liberara del yugo de los romanos tal como venció David a los filisteos. Otros, querían que
Jesús fuese un profeta al estilo de Elías, alguien que hiciera caer fuego del cielo y diera muerte a filo de
espada a todos los adversarios de Israel. Pero Jesús entró en Jerusalén con un perfil muy diferente al que
esperaban sus compatriotas. En aquel día, Jesús fue aclamado como el Rey de Israel, como el Hijo de
David y como el profeta, pero Jesús no se convirtió a los deseos de quienes lo recibían, sino que fue
completamente fiel al propósito de Dios el Padre.
Hoy, usted y yo debemos preparar nuestro corazón para recibir a Cristo tal cual es Él y no para moldearlo
a nuestra voluntad. Por eso, hablaremos hoy acerca del Cristo que debemos esperar.
Desarrollo
En primer lugar, no debemos esperar a un Cristo guerrero y despiadado
a) V.9 El pueblo aclamaba a Cristo como el Hijo de David, porque David fue un guerrero imbatible
para los enemigos del pueblo de Israel (1º Samuel 18.7)
b) Los romanos oprimían y humillaban a los judíos y éstos no hallaban cómo sacudirse de este yugo
invasor, pues en el año 135 a.C. los romanos convirtieron a Judea (territorio de la tierra
prometida por Dios a Israel) en Palestina (provincia súbdita del Imperio Romano).
c) Tan grave era la humillación:
 Que los oficiales y soldados romanos podían obligar a los judíos a llevar carga por una milla
(Mateo 5.41)
 Que el emperador romano tenía autoridad para nombrar y remover a los reyes de Israel
 Que el emperador romano nombraba gobernadores en Palestina, para que éstos gobernaran
aún por encima de los reyes de Israel
d) Pero Jesús se presentó ante el pueblo, intencionalmente, como un Rey manso (v.1-8) para dar
así cumplimiento al propósito de Dios (Isaías 42.1-3)
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En segundo lugar, no debemos esperar a un profeta de fuego y venganza
a) Elías, cuando derrotó a los profetas de Baal y de Asera, no solamente hizo descender fuego del
cielo sino que también les dio muerte a filo de espada (1º Reyes 18.38-40)
b) V. 11 Los judíos estaban esperando a un profeta como Elías (Lucas. 9.51-56)
En tercer lugar, el Cristo que debemos esperar es uno que reine sobre todas las
áreas de nuestra vida para que un día podamos gozar de recompensa eterna
a) Cristo debe ser para nosotros:
a. Nuestro Rey espiritual (Juan 18.36)
b. El Rey que gobierna todas las áreas de nuestra vida por nuestra oración voluntaria
(Mateo 6.10)
c. El Rey que un día nos dará recompensa eterna en los cielos (Mateo 25.31-34)
Conclusiones
Al venir nosotros a los pies de Cristo, no debemos esperar que Él se levante como un guerrero para
quitar todos los obstáculos de nuestro camino, ni como un profeta que consumirá a quienes se opongan
a nosotros. Más bien, debemos disponer nuestro corazón y voluntad para que Él reine sobre nuestra
voluntad, porque de esa manera Él establecerá su gobierno sobre todas las áreas de nuestra vida y al
final del camino de nuestra vida, tendremos recompensa eterna en los cielos.
Llamamiento a recibir a Cristo: Si usted desea entregarle su vida al Señor Jesucristo, lo invitamos a que
repita la siguiente oración:
“Señor Jesús, hoy vengo a ti arrepentido de mis pecados,
rogándote Dios que perdones todas mis faltas,
y que me des la oportunidad de nacer de nuevo.
Recíbeme Señor como tu hijo
y escribe mi nombre en el libro de la vida,
porque hoy yo te acepto como mi único Dios,
mi único Señor y mi único Salvador.
Gracias Señor Jesús, amén.”
Si usted ha hecho de todo corazón la oración anterior, desde ahora es un hijo de Dios y necesitará estar
en comunión con sus nuevos hermanos en la fe cristiana. Por eso, le extendemos una invitación a
nuestras reuniones para que pueda conocer más de su Señor y Salvador y crecer en la vida cristiana. Es
usted bienvenido junto a sus familiares y amigos. ¡Qué Dios le bendiga en abundancia!
Importante: Puede enviar o entregar este mensaje a todas las personas que usted desee bendecir.