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Reflexión personal
“Nosotros debemos todo al Santuario, sin Santuario somos nada.”
(JK, Tiempo del exilio)
En nuestro caminar hacia el 2014, se nos regala un
año de gracias dedicado a nuestro Santuario. Queremos
renovarnos en su misterio, en su riqueza, en su don para
nuestro tiempo y, lo que es más importante, en nuestro
propio amor y vinculación a él.
Por eso, queremos realizar esta reflexión personal
en el Santuario, para que en él nuestra Madre y Reina
vuelva a reencantarnos por este lugar, nuestro taller de la
Inmaculada.
Nos adentraremos en el tesoro de nuestro
Santuario a través de diversos textos de nuestro Padre y
Fundador y de algunos testimonios de héroes de
Schönstatt.
El Santuario y Schoenstatt
“Nosotros, los schoenstattianos, a diferencia de los Congregaciones, poseemos ‘sólo’
nuestro Santuario. (…) Aquí nos interesa la pequeña palabra ‘solo’. Los que en esta relación
lo han expresado, han visto y medido puramente lo exterior – pero aún ni así lo han captado
correctamente… Para nosotros, nuestro Santuario no es algo secundario, sino algo
sumamente central. Es para nosotros mucho más esencial que una mera capilla de
Congregación o de hermandad, como es usual en todas partes.
Es también más para nosotros, que la Porciúncula para los Capuchinos y los Franciscanos de
Asís; incluso más que Fátima para los seguidores de Fátima; y la capilla de Lourdes, para los
seguidores de Lourdes. Para nosotros (el Santuario) es garante de una misión divina
especial, es la fuente de una corriente de gracias que brota con ímpetu, en el sentido de
nuestra gran misión. Es una centralización local de la red de organización total y símbolo
para una marcada pedagogía y pastoral conforme a la época actual.” (JK, Carta al P. Alex
Menningen con ocasión del acto del 20.8.1954)
“En toda la Familia, nuestro Santuario ocupa el lugar que evidentemente le corresponde
según el claro plan de Dios. El plan de Dios y el Santuario están esencialmente unidos. Si no
fuera así, yo jamás habría tenido el coraje, ni tampoco lo tendría ahora, de abordar nuestras
grandes tareas” (JK, 13.05.1952)
“Muy a menudo personas destacadas se han maravillado por los éxitos extraordinarios
cosechados por Schönstatt en brevísimo tiempo. Y buscaron una explicación satisfactoria
para esa misteriosa fuerza de atracción e impulsora de la acción, que se extendía a amplios
ambientes en el interior y exterior del país. Se dieron muchas respuestas. Pero éstas no
acertaron en el núcleo de la cuestión o bien sólo en una parte de la realidad objetiva.
Porque la explicación última radica en los dos elementos aludidos: en la Alianza de Amor
con la Madre y Reina tres veces Admirable de Schönstatt, y en el hecho de que, según el
plan y el deseo de Dios, esa Alianza se sella en el lugar de la especial actividad de María
Santísima: en su Santuario. He aquí la razón de por qué tantas personas aman ese pedacito
de tierra aparentemente tan insignificante, al punto de llamarlo con emoción su “tierra de
Schönstatt”, su “terruño”, el lugar donde experimentaron hondas vivencias espirituales y
milagros de transformación…” (JK, “El secreto de la vitalidad de Schönstatt”, 1952)
El Santuario y su misión para nuestro mundo.
“Nuestro Santuario ha de ser la catedral de amor, en cuyos muros desaparezca el dolor de
la humanidad” (JK, fuente desconocida)
“… Hice la pregunta, ¿qué pueblo recibirá ahora la misión, la misión especial, la misión
nueva? Entonces tomé conciencia - la Providencia lo condujo así - que hay un gran círculo
de personas en todas las naciones y que al parecer el buen Dios ha previsto reunirlas en una
élite internacional. Ahora, aplicado a nosotras, ha querido congregarla (a la élite) en torno a
nuestro Santuario.
En mí estaba siempre la idea: Vamos hacia una violenta revolución. Supongan que
fuésemos exiliados a Rusia. Siempre he sido de la idea - y he querido preocuparme de ello que en todas partes surjan nuevos Santuarios”. (JK, de una plática de 1963. La plática está
dada en un tono de conversación, por eso el texto ha sido pulido para que sea leído con
mayor facilidad)
“¿Qué son nuestros Santuarios? Sí, ¿cómo he de denominarlos? Son puntos céntricos, las
'capitales' de ese Reino nuevo. Y con eso estamos ante una idea muy grande y muy
clara. Ven, es por eso que nuestros Santuarios tienen una importancia excepcional para el
Reino de Schönstatt, hay que considerarlo como una anticipación, como lo llamamos
antes, anticipación de un Reino planeado por Dios. Anticipación de una humanidad, de un
cristianismo pensado para las playas más nuevas del tiempo. ¡Esto es todo el mundo!
Naturalmente que lo que estoy exponiendo es muy arriesgado…” (JK, a la Familia de
Schoenstatt, en Rottemburg, 30.05.1966)
El Santuario, nuestro hogar
“Miremos a la historia temprana de nuestra Familia. ¿Qué encontramos allí? Que nuestra
joven generación fundadora, cualquier frente de batalla, giró en torno a ese pequeño
Santuario con su pensamiento, su corazón, su fantasía. El fue el punto de reposo para su
corazón y pensar; aquí tenían su hogar, aún cuando afuera tuvieran que fugarse e ir de lugar
en lugar sin tener patria.
¿No es esta la misma vivencia que gustamos nosotras en los años pasados?...”
(JK, Iglesia partiendo a la nueva orilla)
“¡Aquí estamos bien, aquí queremos tener nuestro lugarcito preferido! La Madre de Dios
quiere revelar desde aquí sus magnificencias, Ella no se preocupa tanto por el cuerpo
enfermo, sino por las almas que quiere formar y transformar….
¡Aquí queremos establecer nuestra tienda, aquí es nuestro lugar preferido! En todas las
situaciones de la vida encontramos el camino hacia aquí (al Santuario).”
(JK, Santa Misa de Alianza en el Santuario – para el Movimiento, Chile, 18.2.1951)
“Es un mundo de Santuarios que nos rodea, un mundo de una atmósfera sobrenatural, que
constantemente podemos respirar, para inmunizarnos contra el mundo en el cual debemos
prácticamente vivir.”
(JK, a la Liga de mujeres, que le regalaron después de su segundo regreso objetos para un
santuario de hogar)
"También nosotros pedimos en el Santuario la gracia de cobijamiento espiritual y por eso la
Virgen nos da hogar en su corazón; en un mundo intranquilo nos da paz; en un mundo
falto de amor y lleno de odio, nos da amor. Confiados y esperanzados nos dirigimos a Ella
pidiendo esas gracias para nosotros mismos y para muchos hombres."
(JK, “María, si fuéramos como tú” pág. 128)
“Si una vez una de nosotras es beatificada o canonizada, ¿qué se le debería dar en la mano?
Un pequeño Santuario.”(JK, “Se trata de ti“)
Santuario y Capital de Gracias
“La vinculación local de la Madre de Dios y su fecundidad universal desde aquí (el
Santuario), no sólo es el fruto de la acción de la gracia (…), sino que es, al mismo tiempo el
fruto de nuestra propia colaboración. Si quieren pueden pensar en Lourdes, o en Kevelaer o
en algún otro lugar de peregrinación. Siempre encontrarán lugares de gracias, que han
surgido exclusivamente por obra de la gracia de Dios y que son fruto del mundo de la gracia
divina. ¿Pero aquí? Miren nuevamente el Acta de Fundación. ¿Qué dice allí? Que la Madre
de Dios descienda, pero no sin nosotros. Queremos colaborar. ¡No sin nosotros! ¿Se dan
cuenta de la originalidad? (…) Fue justamente el pensamiento de la colaboración lo que dio
origen al Capital de Gracias. (…) ¡Nada sin nosotros! No solamente debemos recibir del
Capital de Gracias, sino que también debemos aportar. ¡Nada sin nosotros! Sentimos que
un tiempo nuevo está por nacer. Lo sentimos, pero no nos basta con ser espectadores en
las luchas actuales. No, queremos bajar al lugar del combate. ¿Y de qué modo luchamos en
esa lucha gigantesca? ¡Nada sin nosotros! La Madre de Dios debe y quiere actuar aquí, pero
sólo al precio de nuestra propia colaboración” (JK, 10.12.1933).
Nuestro Padre y el Santuario
“Por lo general siempre me conformo rápidamente con lo que trae la vida. Pero esta vez me
cuesta irme de aquí, porque el vínculo que nos une se hizo muy profundo e íntimo. Es el
Santuario, al que estamos vinculados que nos une también entre nosotros. Ambos –
especialmente el último, doble y triplemente, porque hacia donde voy no hay todavía un
Santuario – son la razón más profunda, que me hacen difícil la despedida.” (JK, en
Bellavista, camino al exilio, 20.06.1952)
Tomado de testimonios acerca del Padre, de personas que lo conocieron:
“El Padre también decía: ‘El Santuario tiene otra
acústica’. Cuando uno dice algo en el Santuario
suena muy distinto. ¿A qué se refiere? A que es un
lugar de gracias, en el que no sólo se puede
proclamar un ideal, enseñar una altura a la que
debemos aspirar sino también conectar
directamente las gracias con ello. Y todo esto
dicho por boca del Padre con la esperanza, con la
experiencia, con la fe en la MTA. El Padre estaba
convencido de que con él se ha abierto una fuente
de gracias”.
“Ante las limitaciones que no podemos superar
solos, lo único que nos queda es hacer caso al
consejo del Padre: ‘vaya al Santuario, expóngase
usted a la actividad de la MTA, porque el Santuario
es la cuna de nuestra santidad’. Cuando no queda
nada más para la colaboración humana porque
hay una barrera en el carácter que no se puede
traspasar ¡qué se le va a hacer!, uno está tan, tan
desvalido… Entonces todavía queda la esperanza
expresada por nuestro Padre: ‘vaya al Santuario,
cuna de nuestra santidad, allí la MTA la va a transformar’”.
“Los que experimentamos cómo el Padre estaba convencido de que para conocer a la MTA
es necesario ir al Santuario, porque ahí Ella iba a revelar sus glorias, sabemos que no se
trata de una idea simpática, sino de una realidad contundente. El Santuario es el Tabor de
María. Es algo muy distinto haber experimentado con el Padre la eficacia de sus palabras: ‘si
usted quiere conocer a la MTA vaya al Santuario, abra los ojos, abra los oídos, abra el
corazón y la va a conocer’. Pero también el Padre me condujo a un siguiente paso, del que
me alegré enormemente: ‘si usted quiere conocerse a sí misma vaya al santuario, porque
las glorias de María son las glorias suyas en miniatura; si reconoce las glorias de la MTA en
nuestro Tabor, entonces llegará a comprender su propio ideal como una participación en las
glorias de María’”.
Testimonio de José Engling
“Hoy estoy haciendo mi retiro. Recordé mi primer
entusiasmo por la congregación, el tiempo pasado en
Schönstatt y le prometí a la Madrecita volver a ser tan
entusiasta como en aquel entonces. Hace algunos días,
mientras las granadas estallaban a mi derecha e izquierda,
recé a mi querida Madrecita como de costumbre,
trasladándome espiritualmente al Santuario. Entonces me
sentí tan unido a Ella como nunca en mi vida. Su cercanía
me pareció tan dulce y amorosa que no volví a sentir temor
ante las granadas. Fue un estado de felicidad en el que me
hubiese gustado quedarme para siempre. ¡Qué bella y
grande, qué amorosa e inspiradora de confianza es nuestra
querida MTA! ¡Cuántas veces siento una nostalgia tan
grande por el Santuario, por usted (PJK) y por los queridos
congregantes”.
Testimonio de Mario Hiriart
“Madrecita, creo que el Santuario es para mí, probablemente tres
cosas: cuna de mi vida espiritual, el manantial de gracias para ella y
el punto donde en mi vida interior se encuentran la tierra y el cielo, y
desde el cual mi corazón se eleva hacia el cielo. (…) diría que en tu
Santuario nací a la vida sobrenatural: él fue mi cuna, junto a la cual
estabas Tú enseñándome como Madre, a hablar ese lenguaje de lo
sobrenatural. Pero, Madrecita, en la cuna se aprende no sólo a
hablar, sino también a amar. La guagua aprende ahí a reconocer a su
mamá, a su papá, a sus tíos y hermanos, a todos los seres que
merecen su cariño. A mí me aconteció también eso en tu Santuario:
junto con encontrarme ahí contigo, fui, muy lentamente –porque yo no puedo hacer nada
rápido- reconociendo a otras personas que eran acreedoras de tu cariño”
“Madrecita querida: así como el niño espera con ansias cada día el momento de volver a su
hogar y descansar en el cariño maternal, anhelaba mi corazón el poder llegar hoy a tu
pequeño Santuario. Tú lo has convertido para mí, con tu solicitud de Madre y los
innumerables regalos que en él me has hecho, en el terruño amado, el hogar silencioso e
inundado de paz donde cada día quisiera volver a reposar en tus brazos y entregarte toda
mi debilidad y pequeñez con filial alegría. Si la jornada ha sido difícil, y aunque ella haya sido
coronada por fracasos exteriores, al volver junto a Ti y ofrecerte todo el día transcurrido veo
cómo él se convierte en un triunfo de tu amor maternal por mi impotencia de niño…”
“Mater, hoy estuve en el Santuario y te pedí fuerzas, fe y confianza en Ti y en Dios. Fui hasta
mi hogar definitivo, el Santuario, pequeña y sin ánimos. Me presenté a Ti, Mater, desvalida
y te pedí con todo el corazón. Mater, te doy gracias por haberme escuchado y ayudado.
Gracias, Madrecita querida, dueña de mi corazón, gracias por establecerte en forma
especial en nuestro Santuario. Ayudaré con mi sacrificio a que esa gracia aumente cada día
más”.
Estas palabras las dijo nuestro Padre y otros schönstattianos en relación al
Santuario… ¿y qué podrías decir tú? Te invitamos a adentrarte en el corazón de la Mater y
con Ella recorrer y saborear tu propia historia de vinculación al Santuario. Quizás te puedan
ayudar preguntas como:

¿Cuál ha sido mi principal vivencia en el Santuario?

¿Cuáles han sido los momentos más alegres y los más difíciles que he venido a vivir
en el Santuario?

¿Qué ha sido lo más grande que he regalado para el Capital de Gracias?

¿Cómo ha sido la transformación que aquí he experimentado?

¿Cuáles han llegado a ser mis ritos personales en el Santuario?

¿He sido alguna vez apóstol del Santuario para otros? ¿Qué ha significado para mí?
Finalmente, te invitamos a escribir tu propio testimonio del Santuario…