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Todos somos hermanos NOVENA DE NAVIDAD 2014 DÍA QUINTO VILLANCICO En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amen. ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS Dios de infinita bondad y caridad que nos has amado tanto, que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que encarnado y hecho nuestro hermano en las entrañas de la Virgen María, naciera en un pesebre para nuestra salvación. Te damos gracias por tan inmenso beneficio. En retorno te ofrecemos, Señor, nuestra esperanza y deseo sincero de vivir solidariamente nuestras relaciones en la familia y la comunidad. Señor, queremos crecer juntos como hermanos; por eso te pedimos que nos ayudes a mantenernos unidos en el amor en todos los momentos de nuestra vida. Te pedimos que esta Navidad, fiesta de paz y de alegría, sea para nosotros un estímulo que nos muestre la importancia de trabajar en la tarea de la nueva evangelización que nosotros y el mundo entero necesita. Amén. Navidad es la paz de un corazón nuevo Escuchemos la Palabra de Dios Lectura del Evangelio según San Lucas (Lc. 2, 13-20): Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: « Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace». Y sucedió que cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: «Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado». Y fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel niño; y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían. María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto. Todos somos hermanos Meditemos la Palabra ¿Qué es el corazón nuevo, del cual nace la paz? En el Evangelio de Lucas se dice que «María guardaba todas estas cosas meditándolas en su corazón» (Lc. 2, 19). Pablo, a su vez, escribe en la Carta a los Gálatas: «Y que ustedes son hijos lo prueba el hecho de que Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre!». Tres reflexiones nos ayudarán a comprender el significado del «corazón» según estos textos bíblicos. Ante todo, se nos presenta el corazón no sólo como la sede de los sentimientos, sino también como el lugar profundo en donde nuestra persona toma conciencia de sí misma, reflexiona sobre los acontecimientos, medita sobre el sentido de la realidad, asume actitudes responsables hacia los hechos de la vida y hacia el mismo misterio de Dios. Se subraya, además, la importancia decisiva del corazón respecto de la salvación. En la Carta a los Gálatas Pablo nos dice que «cuando vino la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la Ley, para que redimiese a los que estaban bajo la Ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos» (Ga 4, 4-5). La acción divina de la salvación se vuelve realmente eficaz en la historia humana sólo pasando a través de nuestros corazones, que gracias al Espíritu Santo se convierten en corazones nuevos, animados por el amor filial hacia Dios. La presencia de Jesús se convierte en fuente de salvación, cuando es acogida en el corazón de los pastores, en el corazón de María, que guarda, medita, aplica a la vida lo que Dios nos comunica por medio del nacimiento de Jesús. Finalmente, una tercera anotación se refiere a la particular plenitud de vida que el corazón encuentra en sí mismo cuando, por así decirlo, sale de sí y encuentra la novedad absoluta del amor de Dios que se dona a nosotros en Jesús. Si éstas son las características del corazón humano, no nos maravillamos de que él tenga que intervenir de manera relievante en el problema de la paz. luminemos con el Magisterio de la Iglesia «Las tan grandes desigualdades económicas, sociales y culturales entre los diversos pueblos provocan tensiones y discordias y ponen en peligro la paz misma. Como decíamos a los Padres Conciliares, a la vuelta de nuestro viaje a la ONU: "La condición de las poblaciones en vías de desarrollo debe formar el objeto de nuestra consideración, digamos mejor, nuestra caridad hacia los pobres que se encuentran en el mundo -y son legión infinitadebe tornarse más atenta, más activa, más generosa". Combatir la miseria y luchar contra la injusticia es promover, junto con la mejora de las condiciones de vida, el progreso humano y espiritual de todos y, por lo tanto, el bien común de toda la humanidad» (BENEDICTO XVI: VD, 85). GOZOZ AL NIÑO JESÚS Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto! Todos somos hermanos 1 2 3 4 5 Oh sapiencia suma del Dios soberano que a nivel de un niño te hayas rebajado. Oh Divino Infante ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios. Niño del pesebre nuestro Dios y Hermano, tú sabes y entiendes del dolor humano; que cuando suframos dolores y angustias siempre recordemos que nos has salvado. Oh lumbre de oriente sol de eternos rayos que entre las tinieblas tú esplendor veamos, Niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios. Rey de las naciones Emmanuel preclaro de Israel anhelo pastor del rebaño. Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el cordero manso. Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo. Ven hermoso niño ven Dios humanado luce hermosa estrella, brota flor del campo. 6 Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano. Vivan los hogares aquí congregados el gran compromiso del amor cristiano. 7 Del débil auxilio, del doliente amparo, consuelo del triste, luz de desterrado. Vida de mi vida, mi sueño adorado, mi constante amigo mi divino hermano. 8 Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas bese ya tus manos. Prosternado en tierra te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi llanto. 9 Haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tú amor y tú paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más. Ven Salvador nuestro por quien suspiramos ven a nuestras almas, ven no tardes tanto ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN ¡Oh! María, Madre nuestra, que por tus virtudes y especialmente por tu humildad fuiste escogida como Madre de Jesús, te pedimos que prepares nuestros corazones para que tu Hijo pueda nacer entre nosotros. Que en esta Navidad, uniendo nuestro esfuerzo al de los demás podamos ser instrumentos de paz y reconciliación promoviendo la justicia y la solidaridad, especialmente, entre aquellos que más lo necesitan. Te invitamos María para que acompañes nuestro caminar en este proceso de nueva evangelización con que la Iglesia busca la construcción de una sociedad más fraterna, justa y solidaria. Amén. Lector: Madre de Dios y Madre nuestra. Todos: Ruega por nosotros. (Se reza un Ave María) Todos somos hermanos ORACIÓN A SAN JOSÉ ¡Oh! José, hombre justo, esposo fiel de María y padre adoptivo de Jesús, a ti, a quien Dios colocó como custodio del hogar de Nazareth, te pedimos que vengas a nuestros hogares para enseñarnos a vivir solidariamente. Queremos celebrar la Navidad compartiendo la esperanza de una Colombia en la que podamos vivir como hermanos, brindándonos apoyo especialmente en los momentos de mayor dificultad. San José, guía nuestros pasos por los caminos del mundo para anunciar a Cristo con nuestra propia vida, orientando nuestra peregrinación terrena hacia la Casa del Padre. Amén. Lector: San José, padre justo y esposo fiel. Todos: Ruega por nosotros. (Se reza un Padre Nuestro) ORACIÓN AL NIÑO JESÚS Jesús, Navidad es la celebración de tu encarnación en medio de nosotros; es la presencia gozosa de tu amor en nuestra familia y en nuestra comunidad. Navidad es la certeza de que el Dios del cielo y de la tierra es nuestro Padre, porque Tú, Divino Niño, eres nuestro hermano. Ayúdanos a comprender que, a través tuyo, Dios nos invita a vivir la fraternidad practicando el respeto, la justicia y la solidaridad. Haz que podamos vencer todo aquello que nos impide vivir como hermanos. Danos la sencillez de los niños para asumir nuestro compromiso en la construcción de tu Iglesia promoviendo y asumiendo los valores que ella nos propone para que, de este modo, como comunidad, podamos celebrar con alegría tu nacimiento. Amén. (Se reza un Padre Nuestro, Ave María y un Gloria) En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amen. VILLANCICO