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1 noviembre 2014
Solemnidad de Todos
los Santos
Santo Domingo
y San Martín
Huesca
Días de esperanza
Los primeros cristianos pintaban la esperanza con un ancla, como si la
vida fuese el ancla lanzada a la orilla del Cielo y todos nosotros en camino
hacia esa orilla, agarrados a la cuerda del ancla. Es una hermosa imagen
de la esperanza: tener el corazón anclado allí donde están nuestros
antepasados, donde están los santos, donde está Jesús, donde está Dios.
Esta es la esperanza que no decepciona; hoy y mañana son días de
esperanza.
La esperanza es un poco como la levadura, que ensancha el alma; hay
momentos difíciles en la vida, pero con la esperanza el alma sigue
adelante y mira a lo que nos espera. Hoy es un día de esperanza.
Nuestros hermanos y hermanas están en la presencia de Dios y también
nosotros estaremos allí, por pura gracia del Señor, si caminamos por la
senda de Jesús. Dice el apóstol Juan: «Todo el que tiene esta esperanza
en Él se purifica a sí mismo». También la esperanza nos purifica, nos
aligera; esta purificación en la esperanza en Jesucristo nos hace ir de
prisa, con prontitud. Cada uno de nosotros puede pensar en el ocaso de
su vida: «¿Cómo será mi ocaso?». Todos nosotros tendremos un ocaso,
todos. ¿Lo miro con esperanza? ¿Lo miro con la alegría de ser acogido
por el Señor? Esto es un pensamiento cristiano, que nos da paz. Hoy es
un día de alegría, pero de una alegría serena, tranquila, de la alegría de la
paz. Pensemos en el ocaso de tantos hermanos y hermanas que nos
precedieron, pensemos en nuestro ocaso, cuando llegará. Y pensemos en
nuestro corazón y preguntémonos: «¿Dónde está anclado mi corazón?».
Si no estuviese bien anclado, anclémoslo allá, en esa orilla, sabiendo que
la esperanza no defrauda porque el Señor Jesús no decepciona.
PAPA FRANCISCO
1. CANTO DE ENTRADA: Todos unidos formando un solo
cuerpo, un pueblo que en la Pascua nació. Miembros de Cristo,
en sangre redimidos, ¡Iglesia peregrina de Dios! Vive en
nosotros la fuerza del Espíritu que el Hijo desde el Padre envió.
El nos empuja, nos guía y alimenta ¡Iglesia peregrina de Dios!
Somos en la tierra semilla de otro reino, somos testimonio
de amor. Paz para las guerras y luz entre las sombras,
Iglesia peregrina de Dios.
PRIMERA LECTURA del libro del Apocalipsis 7, 2-4. 9-14
Yo, Juan, vi a otro ángel que subía del oriente llevando el sello
del Dios vivo. Gritó con voz potente a los cuatro ángeles
encargados de dañar a la tierra y al mar, diciéndoles: "No dañéis
a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que marquemos en la
frente a los siervos de nuestro Dios." Oí también el número de
los marcados, ciento cuarenta y cuatro mil, de todas las tribus de
Israel.
Después esto apareció en la visión una muchedumbre inmensa,
que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua,
de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras
blancas y con palmas en sus manos. Y gritaban con voz potente:
"¡La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y
del Cordero!" Y todos los ángeles que estaban alrededor del
trono y de los ancianos y de los cuatro vivientes cayeron rostro a
tierra ante el trono, y rindieron homenaje a Dios, diciendo:
"Amén. La alabanza y la gloria y la sabiduría y la acción de
gracias y el honor y el poder y la fuerza son de nuestro Dios, por
los siglos de los siglos. Amén."
Y uno de los ancianos me dijo: "Ésos que están vestidos con
vestiduras blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido?" Yo le
respondí: "Señor mío, tú lo sabrás." Él me respondió: "Éstos son
los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado
sus vestiduras en la sangre del Cordero." PALABRA DE DIOS.
2. SALMO RESPONSORIAL: “Estos son los que buscan al
Señor”
Del Señor es la tierra y cuanto la llena, el orbe y todos sus
habitantes: él la fundó sobre los mares, él la afianzó sobre
los ríos.
¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede
estar en el recinto sacro? El hombre de manos inocentes
y puro corazón, que no confía en los ídolos.
Ése recibirá la bendición del Señor, le hará justicia el Dios
de salvación. Éste es el grupo que busca al Señor, que
viene a tu presencia, Dios de Jacob.
SEGUNDA LECTURA de la primera carta del apóstol san Juan
3, 1-3
Queridos hermanos: Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para
llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos
conoce porque no le conoció a él. Queridos, ahora somos hijos
de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos
que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque
lo veremos tal cual es. Todo el que tiene esperanza en él, se
purifica a sí mismo, como él es puro. PALABRA DE DIOS.
3. CANTO ANTES DEL EVANGELIO: ¡Aleluya, aleluya…!
EVANGELIO según san Mateo 5, 1-12a
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se
sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar,
enseñándoles: "Dichosos los pobres en el espíritu, porque de
ellos es el reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque
ellos serán consolados. Dichosos
los sufridos, porque ellos heredarán
la tierra. Dichosos los que tienen
hambre y sed de la justicia, porque
ellos quedarán saciados. Dichosos
los misericordiosos, porque ellos
alcanzarán misericordia. Dichosos
los limpios de corazón, porque ellos
verán a Dios. Dichosos los que
trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de
ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os
insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi
causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa
será grande en el cielo." PALABRA DEL SEÑOR.
4. SANTO.
5. CORDERO DE DIOS, que quitas el pecado del mundo, ten
piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del
mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el
pecado del mundo, danos la paz".
6. CANTO DE LA COMUNIÓN: Bienaventurados seremos
Señor, seremos Señor (bis) Seréis bienaventurados los
desprendidos de la tierra. Seréis bienaventurados porque
tendréis el Cielo. Seréis bienaventurados los que tenéis alma
sencilla. Seréis bienaventurados vuestra será la tierra.
Bienaventurados seremos, Señor… Seréis bienaventurados
los que lloréis, los que sufrís. Seréis bienaventurados porque
seréis consolados. Seréis bienaventurados los que tenéis
hambre de Mí. Seréis bienaventurados porque seréis saciados.
Bienaventurados seremos, Señor…
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN:
Gracias, Señor, por todas las personas humildes y limpias de
corazón, que se fían de Dios; por las que comparten con
misericordia las lágrimas de los tristes y se duelen con las
injusticias; por las que tienen hambre de justicia y trabajan por la
paz; aunque sean incomprendidas y perseguidas.
Gracias, Señor, porque crees en mis posibilidades de mejorar y
me llamas para que avance por el camino del Evangelio, camino
de santidad. Con la ayuda de la comunidad y la fuerza de la
Comunión, con el ejemplo de los santos y de tantas personas
buenas, crecerá mi amor a Ti y a cuantos me rodean.
7. CANTO FINAL: Madre de todos los hombres, enséñanos a
decir amén. Cuando aparece la luz y nos sentimos felices,
Madre de todos los hombres… Cuando nos llegue la muerte y
Tú nos lleves al cielo. Madre de todos los hombres…
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