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TEMA: “Madre de Esperanza y Misericordia”
CITA BIBLICA SUGERIDA:
Leer Is.7,14
Volvió el Señor a hablar a Ajaz diciendo: «Pide para ti una señal del Señor tu Dios en lo profundo
de abajo en lo profundo o de arriba en lo más alto.» Dijo Ajaz: «No la pediré, no tentaré
alSeñor.» Dijo Isaías: «Oíd, pues, casa de David: ¿Os parece poco cansar a los hombres, que
cansáis también a mi Dios? Pues bien, el Señor mismo va a darte una señal: He aquí que una
doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel. Dios con
nosotros.
En este texto mesiánico se nos anuncia la venida del Salvador, la gran esperanza para el
pueblo de Israel. Esta profecía tendrá cumplimiento en la concepción virginal de Jesucristo por obra
del Espíritu Santo en la Santísima Virgen María.
Es por esto, que podemos decir, que después del pecado original en donde perdimos la vida eterna,
con María Santísima nace nuestra gran esperanza de volver a recobrar el cielo. En María Santísima
el Señor manifiesta su infinita misericordia a toda la humanidad.
1. ORACION INICIAL.
Cantico de Efesios 1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de
Cristo con toda clase de bienes
espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo, para que
fuésemos santos e irreprochables ante
él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de
Cristo, por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos, para que la gloria de su
gracia, que tan generosamente nos ha
concedido en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre, hemos
recibido la redención, el perdón de los
pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y
prudencia ha sido un derroche para con
nosotros, dándonos a conocer el
misterio de su voluntad.
Éste es el plan que había proyectado
realizar por Cristo cuando llegase el
momento culminante: recapitular en
Cristo todas las cosas del cielo y de la
tierra.
2. INTRODUCCIÓN.
Vivimos en un mundo donde se ha perdido la esperanza y el anhelo de alcanzar el cielo, donde solo
existe el hoy y las propias fuerzas humanas. Como creyentes queremos reconocer el paso de Dios
en nuestras vidas y acrecentar nuestra confianza, esperanza y misericordia en Dios. Apoyándonos
en María Santísima, la Madre de esperanza y Misericordia, esperamos con certeza la promesa de
Dios que no nos deja solos a nosotros sus hijos en el caminar de la vida.
3. DESARROLLO DEL TEMA.
A. VER.
“Joven piloto alemán se suicida con todos los pasajeros a bordo”
La fiscalía francesa dio a conocer los detalles sobre los hechos que condujeron a la colisión del
vuelo de la línea aérea Germanwings que dejó 150 muertos en los Alpes.
"La interpretación más concreta es que el copiloto, mediante un acto intencional, se rehusó a abrir
la puerta de la cabina para dejar entrar al capitán, luego apretó el botón para hacer perder altitud al
avión. No sabemos por qué, pero parece que la razón era destruir al avión", dijo el fiscal. Y ahora
todos se preguntan qué puede haber motivado a Andreas Lubitz, un joven piloto alemán de 28
años, a actuar de esa manera.
Los investigadores están estudiando detenidamente sus antecedentes, tratando de evaluar su estado
psicológico los días antes del accidente. Lubitz no estaba en ninguna lista de posibles terroristas,
como explicó el fiscal francés. De hecho, sus amigos y vecinos lo han descrito como un "hombre
tranquilo", incluso "divertido", que disfrutaba con su trabajo.
Ese aspecto afable es el que aparece en su perfil de Facebook, donde se le puede ver sonriente
frente al puente Golden Gate de San Francisco. Llevaba más de dos años trabajando para la
aerolínea Germanwings y era originario de un pueblo en una región del centro-oeste de Alemania.
Vivía ahí con sus padres, aunque también tenía una casa en Düsseldorf, donde debía aterrizar el
avión siniestrado.
Todo parecía normal en él, nadie comprende aun porqué decidió quitarse la vida y además acabar
con la de todos los pasajeros que iban a su cargo.
B. JUZGAR.
El Concilio definió la Iglesia de hoy como un pueblo en marcha, un pueblo peregrino. Y la
esperanza es la virtud de los caminantes. La esperanza resulta la virtud más olvidada de los
cristianos, pero la más necesaria para ir por la ruta de la vida. Ella mantiene en pie el corazón de
los cristianos. Y hoy necesitamos esa virtud más que nunca, porque muchos hermanos han
perdido la esperanza en un futuro mejor y sobretodo la esperanza en Dios y su misericordia.
El papa dijo en su primer Ángelus en la Plaza San Pedro: "El rostro de Dios es el de un Padre
misericordioso, que siempre tiene paciencia. ¿Han pensado ustedes en la paciencia de Dios, la
paciencia que tiene con cada uno de nosotros? Esa, es pues su misericordia. Siempre tiene
paciencia: tiene paciencia con nosotros, nos comprende, nos espera, nunca se cansa de
perdonarnos si sabemos volver a Él con un corazón contrito.El problema es que nos cansamos, no
queremos, nos cansamos de pedir perdón. Él nunca se cansa de perdonar, pero nosotros a veces
nos cansamos de pedir perdón. Dios tiene un corazón de misericordia para todos nosotros. Y
también nosotros aprendamos a ser misericordiosos con todos. Invoquemos la intercesión de la
Virgen que ha tenido entre sus brazos la Misericordia de Dios hecha hombre.
Es por eso que hoy en día hay tantos suicidios, tantas enfermedades sicológicas, tanto estrés y
tristeza. Porque el hombre moderno dejándose llevar por una sociedad secularizada y egoísta ha
ido perdiendo el sentido de su vida y la esperanza en que Dios nos saca adelante, queriendo hacer
las cosas solo con sus propias fuerzas. Y cuando fracasa, al no tener puesto su corazón en Dios, no
encuentra consuelo ni la fortaleza para levantarse y seguir adelante.
Nuestras esperanzas las podemos apoyar sobre arena o sobre roca. Y sabemos que la única roca
verdadera es JESUCRISTO. Las cosas de este mundo fueron creadas para conducirnos y
acercarnos a Él. Por hermosas y nobles que sean, no son más que hitos en el camino, no pueden
saciar toda nuestra esperanza. No podemos apoyar la esperanza de nuestra vida sobre arena.
Tenemos que edificar sobre la roca de Cristo. Cuando apoyamos nuestras esperanzas sobre Él,
entonces tenemos entusiasmo y optimismo para enfrentar la vida.
Pero, ¿cómo encontrar a Cristo en mi vida concreta? ¿Cómo hacer que la luz de su esperanza me
penetre y me llene el corazón?Sabemos que la Estrella que nos conduce a Cristo es María, su
Madre.
La Iglesia la llama Madre de la esperanza. Desde la Anunciación, María apoya todos sus anhelos
en su Hijo Jesús. Ella sabe que Cristo es la roca que no pasa y que nunca desengaña. Por eso,
espera contra toda esperanza, incluso cuando Él muere en la cruz. Para los apóstoles la muerte de
Jesús resulta el fin de todas sus esperanzas. No así para María: Ella continúa su camino por la
oscuridad, pero con el corazón lleno de esperanza en que Dios manifestará nuevamente su
misericordia para con sus hijos.
Acerquémonos, por eso, a Ella, esa tierra de encuentro y de esperanza que es María. Con su luz,
Ella enciende también en nosotros la esperanza de Cristo y nos precede en el camino. Así Ella nos
ilumina para saber apoyar en el Señor todas nuestras esperanzas y esperar sobretodo la
misericordia final.
Porque una Iglesia de misericordia solo se construye con hombres y mujeres que practican y
confían en la misericordia de Dios.
MEDIOS PARA VIVIR LA ESPERANZA EN LA MISERICORDIA DE DIOS
-LA ORACIÓN: En la Palabra de Dios podemos ver como el Señor va manifestando su
misericordia al pueblo de Israel una y otra vez a pesar de sus infidelidades y desamores, pero Dios
sigue allí guiando su pueblo. De la misma forma lo hace con nosotros perdonándonos una y otra
vez y permitiéndonos alcanzar el cielo. Y es en el dialogo intimo con Dios donde podemos
reconocer su presencia en nuestra vida, que nunca nos ha dejado solos y que cuando nos
apartamos Él, con su corazón paternal, siempre espera nuestro regreso.
-LA EUCARISTIA: La esperanza requiere que tengamos una memoria viva del Señor, el lugar
por excelencia para ello es el memorial de la Santa Eucaristía. Poder recibir la Sagrada Comunión
es introducirnos en la dinámica de la Virgen María de aceptar y acoger al Señor Jesús en el propio
corazón y poder caminar con Él.
Cada vez que recibamos el Cuerpo y la Sangre de Cristo hagámoslo como Ella. Cuando el
sacerdote repite las palabras del Señor Jesús: «Haced esto en memoria mía», celebremos el
memorial de la misericordia de Dios para con nosotros.
-SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN: En este sacramento experimentamos
personalmente la gran misericordia de Dios y la esperanza de que a pesar de que la concupiscencia
nos arrastra al pecado, al Señor está siempre dispuesto a perdonarnos.
Por eso no podemos perder la esperanza de algún día alcanzar el cielo. No se trata de quedarnos de
brazos cruzados y solo esperar la misericordia de Dios o pretender pecar deliberadamente con la
excusa de que Dios todo lo perdona. Si bien, Dios es infinitamente misericordioso, también es
justo. El Señor quiere que pongamos de nuestra parte, lo que está en nuestras manos y
simplemente nos abandonemos en su amor.
C. ACTUAR.
-Preguntas para compartir:
a- ¿Qué experiencia he tenido de que Dios cumple sus promesas?
b- ¿Cómo practico en mi vida la esperanza en la misericordia de Dios?
-Propósito: Recurrir más seguido al sacramento de la reconciliación para mantenernos en gracia de
Dios. Este sacramento nos ayudará a mantener viva nuestra esperanza, en una confianza plena,
como lo hizo la Virgen María.
4. ORACIÓN FINAL.
Pidamos y no nos cansemos de pedir a nuestra Madre que nunca perdamos la esperanza en
la misericordia del buen Dios.
Oración de San Bernardo
Oh piadosísima Virgen María,
que jamás se ha oído decir
que ninguno de los que han acudido
a tu protección,
implorando tu asistencia
y reclamando tu socorro,
haya sido abandonado de ti.
Animado con esta confianza,
a ti también acudo,
oh Madre,
Virgen de las vírgenes,
y aunque gimiendo
bajo el peso de mis pecados,
me atrevo a comparecer
ante tu presencia soberana.
No deseches mis humildes súplicas,
oh Madre del Verbo divino,
antes bien, escúchalas
y acógelas benignamente.
Amén.
Se sugiere que después de la oración final se cante: “Santa María de la Esperanza, mantén el
ritmo de nuestra espera.