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Primer Domingo de Adviento Ciclo B
LECTURAS DEL DÍA:
Is 63, 16b-17; 64, 1. 2b-7: ¡Ojalá rasgases el cielo y bajases!
Sal 79, 2-3.15-16.18-19: Oh, Dios, restáuranos que brille tu rostro y nos salve.
1Cor 1, 3-9: Enriquecidos por Cristo, no carecemos de ningún don.
Mc 13, 33-37: ¡Mirad, Vigilad!
REFLEXIÓN:
Hay que vivir despiertos: abrir bien los ojos del corazón; desear ardientemente que el
mundo cambie; creer en esta buena noticia que tarda tanto en hacerse realidad plena;
cambiar de manera de pensar y de actuar; vivir buscando y acogiendo el «Reino de
Dios».
«Vivir despiertos» significa no caer en el escepticismo y la indiferencia ante la marcha
del mundo. No dejar que nuestro corazón se endurezca. No quedarnos sólo en quejas,
críticas y condenas. Despertar activamente la esperanza.
«Vivir despiertos» significa vivir de manera más lúcida, sin dejarnos arrastrar por la
insensatez que, a veces, parece invadirlo todo. Atrevernos a ser diferentes. No dejar
que se apague en nosotros el deseo de buscar el bien para todos.
«Vivir despiertos» significa vivir con pasión la pequeña aventura de cada día. No
desentendernos de quien nos necesita. Seguir haciendo esos «pequeños gestos» que,
aparentemente, no sirven para nada, pero sostienen la esperanza de las personas y
hacen la vida un poco más amable.
«Vivir despiertos» significa despertar nuestra fe. Buscarle a Dios en la vida y desde la
vida. Intuirlo muy cerca de cada persona. Descubrirlo atrayéndonos a todos hacia la
felicidad. Vivir, no sólo de nuestros pequeños proyectos, sino atentos al proyecto de
Dios.
José Antonio Pagola
EVANGELIO:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- «Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento.
Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus
criados su tarea, encargando al portero que velara.
Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a
medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y
os encuentre dormidos.
Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!»
Mc. 13, 33-37
GESTO: ¡Atentos a las Luces!
Cuando se acerca la navidad lo primero que cambia en nuestro entorno es la luz. Los
días se hacen más cortos, pero en medio de la noche la ciudad toma luz y color gracias
a las miles de bombillas que decoran las calles y nos alegran la vista.
La Palabra de Dios nos está haciendo una llamada a estar atentos, a vigilar las señales y
los signos que anuncian un gran cambio.
Ahora bien, ¿por qué no miramos hacia nuestro interior y nos preguntamos por las
luces y sombras que hay en nuestra vida? ¿qué signos, qué luces de nuestra vida nos
anuncian la Navidad? ¿Estamos atentos a estas señales?
ORACIÓN:
Tú, Dios del tiempo
nos tienes esperando.
Quieres que esperemos
el momento justo para descubrir
quiénes somos, dónde debemos ir,
quiénes nos esperan y qué debemos hacer.
Gracias... por el tiempo que nos concedes para esperar.
Tú, Dios de los espacios
nos tienes mirando.
Quieres que miremos en lugares buenos
y en lugares inciertos
para ver si hay señales de esperanza
y gente desesperanzada.
Para ver si hay señales de un mundo mejor
que puede brotar.
Gracias... por el tiempo que nos concedes para mirar.
Tú, Dios y Amor,
nos tienes amando.
Quieres que seamos como Tú:
que amemos a las personas que no tienen amor,
a las que son imposibles de amar,
que amemos sin celos ni amenazas,
y, lo más difícil de todo,
que nos amemos a nosotros mismos.
Gracias... por el tiempo que nos concedes para amar.
Y en todo esto nos guardas.
Ante las preguntas difíciles
que no tienen respuestas fáciles,
cuando fracasamos allí donde
esperábamos triunfar,
cuando nos aprecian allí donde
nos sentimos inútiles.
Y, pacientes, soñadores y amando,
con Jesús y su Espíritu
Tú nos guardas.
Gracias... por el tiempo que nos concedes para aguardar.