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Vigilia de Oración “desde el corazón de los Niños”. 0º. Ambientación y motivación. -Ambientación: La iglesia con una luz tenue. Tres símbolos: una cántara de agua, un globo o varios de colores y una imagen de la Virgen. Los tres iluminados con focos o que destaquen de alguna manera. - Motivación: Comenzamos nuestra vigilia de Oración. Unos minutos ante el Señor, pocos para entrar a sentir y a gustarle desde nuestros corazones de niño. Tres símbolos centran nuestra atención: una cántara con agua que recuerda nuestra necesidad de Dios, unos globos que reflejan la ingenuidad que aún conservamos y una imagen de María que nos enseñe a guardar la Palabra dentro del corazón. Pero antes, hemos de poner orden en nuestras personas; en nuestras motivaciones. Y lo hacemos entonando la oración que Francisco de Asís realizó ante el crucifijo: ¡Oh, alto y glorioso Dios!, ilumina las tinieblas de mi corazón y dame fe recta, esperanza cierta, caridad perfecta, sentido y conocimiento, Señor, para que cumpla tu santo y veraz mandamiento (OrSD). 1º. Despertar en los niños la sed. - Monitor: (Con música de fondo). La forma que Don Gregorio tenía de mostrarse muy enfadado era el silencio. “Si vosotros no os calláis, tendré que callarme yo”. Y se dirigía hasta el ventanal, con la mirada ausente, perdida en el Sinaí. Era un silencio prolongado, decorazonador, como si nos hubiese dejado abandonados en un extraño país. Pronto me dí cuenta de que el silencio del maestro era el peor castigo imaginable. Porque todo lo que él tocaba era un cuento fascinante. El cuento podía comenzar con una hoja de papel, después de pasar por el Amazonas y la sístole y diástole del corazón. Todo conectaba, todo tenía sentido. La hierba, la lana, la oveja, mi frío. Cuando el maestro se dirigía hacia el mapamundi, nos quedábamos atentos como si se hubiese iluminado la pantalla del cine Rex. Sentíamos el miedo de los indios cuando escuchábamos por primera vez el relinchar de los caballos, el estampido del arcabuz. Íbamos a lomos de los elefantes de Aníbal de Cartago por la nieve de los Alpes, camino de Roma. Luchábamos con palos y piedras en Ponte Sampaio contra las tropas de Napoleón... Plantábamos las patatas que habían venido de América. Y a América emigrábamos cuando llegó la peste de la parara. “Las patatas vinieron de América”, le dije a mi madre a la hora de comer, cuando me puso el plato delante. “¡Qué iban a venir de América! Siempre ha habido patatas”, sentenció ella. “No, antes se comían castañas. Y también vino de América el maíz”. Era la primera vez que tenía la clara sensación de que gracias al maestro yo sabía cosas importantes de nuestro mundo que ellos, mis padres desconocían. (De la película: La lengua de las mariposas). - Reflexión. Esta noche Dios juega con ventaja: Él conoce nuestra necesidad, más que nosotros mismos, sabe cuál es nuestra limitación y nos convoca para hacernos sentir SED. La sed de los que buscan desaforadamente la fuente. La sed de los que trabajan de sol a sol, la sed de los desheredados, la sed de los niños que “malviven”, de las madres que “malduermen”, de la iglesias que son acosadas. Aunque nuestra sed sea más sencilla Dios la tiene en sus manos para salir a nuestro encuentro. Por eso nos preside una cántara, con agua fresca, con agua transparente. No es más que agua, pero un agua que refleja nuestra sed. Os invito a cerrar los ojos y a seguir una canción. Os invito a responder desde el fondo de vuestro ser a la pregunta que nos lanza: Señor, ¿tengo sed de Ti? - Despertar la Sed en otros supone la propia sed. - Se escucha la canción. Tengo sed de Ti (bis). Mi alma está sedienta de Ti. Tengo ansia de Ti. cuándo veré tu rostro. ¡Tengo sed de Ti! Tengo sed de Ti (bis). Por qué vivo con tristeza. Por qué no hay alegría en mí. Dónde estás Señor. Yo tengo sed de Ti. sólo de Tí, sólo de Ti. Sólo de Ti, sólo tengo sed de Ti. Todo el día me preguntan dónde está tu Dios. Dime por qué me olvidas si yo sólo te anhelo a ti. Sólo tengo sed de Ti (bis). Tú eres mi Dios y mi salvación. Sólo Tú mi luz y mi verdad. Sólo Tú, sólo egún nuestro parecer Dios no puede pensar en la risa, en el juego, en la amistad, en la sorpresa. Según nosotros, Dios tiene que ser como “debe ser”: serio, exigente, útil…. Quizá por eso Dios no es tan lejano. Porque prefiere el abrazo y el beso a la oración complicada. Porque Dios es misericordia y no es útil. Porque Dios tiene unos planes que nos son los nuestros y eso sólo lo comprenden los que tienen corazón de niño y le buscan como a un amigo. Un canto. 1.Tú nos invitas Jesús, para Ti siempre somos importantes. En tu mesa nos das la comida mejor: el pan de la vida y el amor (bis) DEJAD QUE LOS NIÑOS SE ACERQUEN, DEJAD QUE VEGAN A MÍ (bis). 2. Un mismo pan se nos da, es el pan de tu cuerpo y de tu sangre. Que nos une en familia y nos llena de Dios: el pan de la vida y el amor (bis). 3. Para crecer y vivir, cada día tendré que alimentarme. Para el alma nos das la comida mejor: el pan de la vida y el amor (bis). Lo que nos impide ser niños. Lectura de Marcos (Mc 10, 35-45). Se acercan a él Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dicen: «Maestro, queremos, nos concedas lo que te pidamos.» El les dijo: «¿Qué queréis que os conceda?» Ellos le respondieron: «Concédenos que nos sentemos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda.» Jesús les dijo: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado?» Ellos le dijeron: «Sí, podemos.» Jesús les dijo: «La copa que yo voy a beber, sí la beberéis y también seréis bautizados con el bautismo conque yo voy a ser bautizado; pero, sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado.» Al oír esto los otros diez, empezaron a indignarse contra Santiago y Juan. Jesús, llamándoles, les dice: «Sabéis que los que son tenidos como jefes de las naciones, las dominan como señores absolutos y sus grandes las oprimen con su poder. Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos, que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.» Música de fondo. Reflexión. Cuántos Zebedeos nos reunimos en torno al Señor buscando el premio de nuestros desvelos y nuestras oraciones. Cuántos nos hemos movido por el miedo al Infierno, por temor a los castigos y por el ansia de poder. Sólo los adultos consideran que cada acto debe tener su recompensa y por eso acabamos pensando que Dios es un capataz que debe devolvernos lo sufrido. ¿Por qué estamos aquí? ¿Por quién? ¿Es desinteresada nuestra oración? Acaso me mueve más el castigo que el Amor de un Dios que suspira por mí. Sólo el que tiene corazón de niño, el que se sorprende por todo, el que se deja llevar y enseñar sabe cuál es la verdadera recompensa. Sólo el Amor de Dios. Por eso no hay lugares a derechas o izquierdas, arriba o abajo. Tan sólo el Amor de Dios en el fondo de nuestro corazón. La sencillez del niño nos salva. Lectura de Lucas (Lc 18, 9-17). Dijo también a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, esta parábola: «Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano. El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: "¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias." En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!" Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.» Reflexión. Este trozo de evangelio antecede la escena en que los niños se acercan a Jesús. Es cierto que los niños son egoístas si no se les enseña a compartir y a salir de su pequeño mundo. Pero son moldeables y nosotros ya no tanto. Nos es difícil abandonar esa postura de suficiencia que hemos ganado con los años. Esa seguridad conseguida a base de tropiezos. Pero el evangelio es tan sólo para aquellos que reconocen que sin Dios no son nada. Las palabras de Jesús son para aquellos que se saben perdidos, necesitados y pecadores. El Reino de Dios comienza a realizarse con heridos abandonados al borde del camino: el samaritano, san Pablo, Magdalena… Dios les recupera y les envía a practicar la misma misericordia que Él ha practicado con ellos. El publicano volvió justificado. Justificado porque no tenía nada más que su pecado. No podía exigirle a Dios ninguna recompensa… sólo su fragilidad. ¿Qué puede darnos un recién nacido sino su fragilidad? ¡Señor, que sintamos nuestra fragilidad! ¡Que en ella volvamos a la casa del Padre! ¡Que seamos hijos agradecidos que acojan a otros con el mismo amor! ¡Que nuestras manos unidas sean reflejo de la sencillez del corazón! Canto. 1. Pon tu mano en la mano de aquel que te dé su mano, pon tu mano en la mano de aquel que te dice ven. El será tu amigo para la eternidad, pon tu mano en la mano de aquel que te dice ven. 2.Pon tus ojos en los ojos de aquel que te está mirando, pon tus ojos en los ojos de aquel que te dice ven. El será tu amigo para la eternidad, pon tus ojos en los ojos de aquel que te dice ven. Bendición Final.