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PARROQUIA SAN ESTEBAN Y SAN PABLO
4º Encuentro de oración en Adviento
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El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada
con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto.
Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer,
porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le
pondrás por nombre Jesús, porque El salvará a su pueblo de los pecados.
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el profeta:
“Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel
que significa “Dios—con—nosotros”.
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a
casa a su mujer.
JESÚS DE NAZARET ES
NUESTRA LUZ Y NUESTRA
ESPERANZA.
NUESTRO GRITO Y NUESTRO CANTO ES ¡VEN, SEÑOR JESÚS!, PERO SABEMOS QUE VIVES ENTRE NOSOTROS
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TÚ ERES JESÚS
“Y vosotros, ¿quién decís que soy yo”? Yo
digo que tú, Jesús, eres la experiencia más importante de mi vida.
Nada, ni mi misma vida, es comparable contigo.
Tú eres el fuego que arde dentro de mí, la voz
que no cesa, el palpitar primero, la luz íntima..
Tú eres la vibración más honda, la energía profunda, la fuerza que me empuja y me levanta.
Tú, Jesús, eres mi proyecto, mi camino, mi
misma vida.
De ti bebo, manantial inagotable,
lo bueno y lo noble que en mí anida.
Tú eres, Jesús, el Libro que me narra,
de donde nace el primer aliento de mi existencia.
Tú eres el plano escondido
que me marca el sendero
para llegar al tesoro que todo lo llena.
Tú eres la brújula, el norte,
la flecha del camino que señala la meta.
Tú eres el futuro, el horizonte,
el alba que nace del ocaso,
la nueva perspectiva, mi esperanza.
Tú, Jesús, me has sellado con sangre,
me has hecho el tatuaje del alma.
Eres más íntimo, más entrañable,
más hondo, más medular,
más mío que mi conciencia.
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Lectura del Evangelio de Mateo 1, 18-24.
CANTO CON EL SALMO
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Desde lo honde a Ti grito, Señor,
Señor, escucha mi voz,
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.
MI ALMA ESPERA EN EL SEÑOR,
MI ALMA ESPERA EN SU PALABRA;
MI ALMA AGUARDA AL SEÑOR,
PORQUE EN EL ESTÁ LA SALVACIÓN
Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de Ti procede el perdón,
y así infundes respeto.
Mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora.
Porque del Señor viene la misericordia
y la redención copiosa;
y El redimirá a Israel
de todos sus delitos
¿ES POSIBLE LA ESPERANZA?
En este encuentro de oración nos preguntamos si
es posible hablar de esperanza cristiana, tras
constatar a lo largo de la historia la presencia del
mal (sufrimiento, injusticias, muertes…) ¿De
qué esperanza hablamos?
Los hombres y las mujeres siempre han buscado
dar salida a esta realidad dura del mal y de la
finitud. Desde la idea del progreso material, el
optimismo vital más propio de la juventud, pasando por una visión negativa del mundo y trasladando la esperanza al más allá.
En este clima de oración, preparándonos para
celebrar la Navidad, afianzamos nuestra fe en
Jesúcristo. Confiamos en El, porque sabemos
que es el camino, la verdad y la vida. Acogemos
el Evangelio como Buena Noticia que nos llena
de esperanza y nos compromete como a los Profetas a ser testigos del Reino de Dios.
Cáritas nos recuerda que hemos de abrir espacios de esperanza en medio de esta crisis que
produce desempleo, desánimo y sufrimiento.
Que sepamos mirar, acoger, curar y confiar
como Jesús de Nazaret.
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¡Un niño! ¿Qué esperabas?
Podría haber sido un trueno, o un rey
en un caballo blanco, un poderoso
caballero, o una diosa adornada de
hermosura, un gran comunicador o un
líder mediático, un gran ingeniero o un
sabio eminentísimo, un hábil médico..
No! Un niño
Un Niño para desarmar todos nuestros
prejuicios y reservas.
Un Niño para obligarnos a abajarnos,
a encogernos ante su fragilidad.
Un niño que consolar, limpiar, atender, acariciar.
Un niño que nos recuerda lo que somos: niños jugando a grandes.
Un niño para aprender la lección de lo
pequeño.
Es abajo donde está tu identidad. Es
abajándote como encuentras todo.
La vida que brota en nosotros, como
una semilla, está a punto de florecer.
¿Dejarás entrar en tu corazón a Dios,
aunque sea un niño?
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ORAMOS CON LOS SALMOS
Lector/a
No sabemos qué será de nuestra vida, pero los salmos nos invitan a poner nuestra
confianza en Dios. “Tú, Señor, estás cerca nos dice el Salmo 118. Tú me sostendrás,
me guiarás y me recibirás. Así, no quedará defraudada mi esperanza.
Te da miedo lo desconocido. ¿Cómo será el encuentro con Dios? Reaviva la esperanza de tu corazón, ahora que se acerca la fiesta de la Navidad, del nacimiento de
Dios entre nosotros. “Yo, por tu gran bondad, entraré en tu casa nos dice el salmo
5. Me saciarás de gozo en tu presencia, proclama el Salmo 15.
Te agarras con fuerza a esta vida. Es la única que conoces. Dios te entiende, y comprende tu miedo. Confía en él. La Vida es más que la vida que tú conoces. Espero
gozar de la dicha del Señor en el país de la vida, nos enseña el Salmo 26. En el
corazón de Dios hay un lugar preparado para ti desde toda la eternidad. Dios te
espera siempre y te acompaña.. Le decimos con gozo: Al despertar me saciaré de
tu semblante.
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Salmos.
Yo, por tu gran bondad,
entraré en tu casa.
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Que tu misericordia nos acompañe.
Señor, como lo esperamos de ti.
Señor, ¿qué puedo aguardar?
Mi esperanza eres tú.
Pasé por muchos peligros,
pero tú me darás la vida,
me harás subir desde lo hondo de la tierra…
Y yo te daré gracias, Dios mío
te aclamará mis labios, Señor,
mi alma, que tú redimiste.
Yo siempre estaré contigo,
tú agarras mi mano derecha.
Tú eres mi refugio y mi escudo,
y espero en tu palabra…
sostenme con tu promesa, y viviré,
que no quede defrauda mi esperanza;
dame apoyo y quedaré salvo.
Aguardamos tu salvación
y tu promesa de justicia,
trátanos con misericordia,
TÚ, SEÑOR, ESTÁS CERCA
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ORACIÓN
San Agustín suplicaba: ¡que no me puedan las tinieblas de mi corazón!
Donde hay error, hay tiniebla; donde hay verdad, hay luz.
Donde hay mentira, hay tiniebla; donde hay transparencia, hay luz.
Donde hay orgullo, hay tiniebla; donde hay humildad, hay luz.
Donde hay codicia, hay tiniebla; donde hay generosidad, hay luz.
Donde hay fanatismo, hay tiniebla; donde hay tolerancia, hay luz.
Donde hay menosprecio, hay tiniebla; donde hay respeto, hay luz.
Donde hay individualismo, hay tiniebla; donde hay comunión, hay luz.
Donde hay rencor, hay tiniebla; donde hay perdón, hay luz.
Donde hay ignorancia, hay tiniebla; donde hay sabiduría, hay luz.
Donde hay cobardía, hay tiniebla; donde hay audacia, hay luz.
Donde hay envidia, hay tiniebla; donde hay empatía, hay luz.
Donde hay hedonismo, hay tiniebla; donde hay austeridad, hay luz.
Donde hay comodidad, hay tiniebla; donde hay cruz, hay luz.
Donde hay favoritismo, hay tiniebla; donde hay solidaridad, hay luz.
Donde hay tiranía, hay tiniebla; donde hay servicio, hay luz.
Donde hay conformismo, hay tiniebla; donde hay superación, hay luz.
Donde hay increencia, duda, desconfianza, hay tiniebla; donde hay fe, hay luz.
Donde hay desencanto, desilusión, depresión, pesimismo, hay tiniebla; donde hay
esperanza, hay luz.
Donde hay desamor, hay tiniebla; donde hay caridad, hay luz.
Donde hay esclavitud, hay tiniebla; donde hay libertad, hay luz.
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Canto: ESTRELLA Y CAMINO
Estrella y camino, prodigio de amor,
de tu mano, Madre, hallamos a Dios.
Canto: EL PUEBLO GIME
El pueblo gime en el dolor, quiere resurgir. Moisés, caudillo de Israel, va a
librarlo al fin .
Oye, Padre, el grito de tu pueblo. Oye
Padre, manda al salvador.
El pueblo ansía libertad, quiere resurgir. El pueblo esclavo surge ya hacia el
porvenir.
Oye, Padre, el grito de tu pueblo…..
El pueblo anhela vida y paz, quiere
resurgir. El pueblo esclavo en marcha
está hacia el porvenir.
Todos los siglos están mirando hacia ti,
todos escuchan tu voz temblando en un sí.
Cielos y tierra se dan en tu corazón,
como un abrazo de paz, ternura y perdón.
Tú nos lo diste en Belén, en pobre portal,
en tu regazo le ven el rey y el zagal.
Tú nos lo diste en la cruz, altar de dolor,
muerto en tus brazo está un dios redentor.
Toda la Iglesia con fe eleva un clamor,
puestos los ojos en ti, la Madre de Dios.
Puente y sendero de amor, sublime misión,
la de traernos a Dios en tu corazón.
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SIN RUIDO
Señor, sin ruido. sencillamente,
entras en nuestro mundo.
Es una mujer, sencilla, desconocida,
en la qué te fijas, para realizarlo:
María.
Así fue tu adviento, y así sigue siendo. Solo esperas encontrarte con
personas abiertas a tu voluntad, como lo fue María. en ellas y por medio de ellas, realizas tus grandes
obras.
Nuestra admiración y gratitud a María, a José, a los Profetas, a los pobres y humildes de la tierra.
Cuenta con nuestro compromiso.