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Beata Maria Droste y la Eucaristia
María Droste vivió profundamente la Eucaristía. Esta era fuente de vida
para cumplir su misión. Su incorporación a Cristo se refuerza
continuamente por la plena participación en el Sacrificio Eucarístico y
especialmente en la comunión sacramental. “Permaneced en mí, como
Yo en vosotros” dijo Jesús. Escuchemos a María Droste:
María Droste vivió profundamente la Eucaristía. Esta era fuente de vida
para cumplir su misión. Su incorporación a Cristo se refuerza
continuamente por la plena participación en el Sacrificio Eucarístico y
especialmente en la comunión sacramental. “Permaneced en mí, como
Yo en vosotros” dijo Jesús.
Escuchemos a María Droste:
«Sí, Él es verdaderamente el Dios escondido en el Santísimo Sacramento, es nuestra vida y
nuestro todo. Él esconde su divinidad y su humanidad para darse a nosotros e inspirarnos
confianza. Los efectos de la visita de este Dios escondido, sea en su visita sacramental o
simplemente en una visita de especial favor, están igualmente escondidos. Solo las almas a
quienes Él se digna visitar tienen la oportunidad de comprenderlos. (Autobiografía)[1]
« El Señor se hacía mi Maestro los días de comunión y sobre todo cuando el Santísimo
Sacramento estaba expuesto. Él se dignaba instruirme y consolarme. No encuentro palabras
para expresar lo que era en mí el Corazón de Jesús en el Santísimo Sacramento… Me sentía
abrasada del fuego del amor divino…”[2] (autobiografía)
La meditación del amor infinito de Jesús, de su Corazón lleno de amor por nosotros y de su
presencia en el Santísimo Sacramento la llevó a unir en su comprensión el misterio de la
Eucaristía y la devoción al Corazón de Jesús.
« No he separado la devoción al Sagrado Corazón de Jesús de la
Eucaristía: jamás sería capaz de explicar cómo y cuánto el
Sagrado Corazón de Jesús se ha dignado favorecerme en el
Santísimo Sacramento. El Santísimo Sacramento fue siempre para
mí el cielo, y casi siempre, me representaba a Nuestro Señor en la
actitud de esa imagen; el Corazón de Jesús en la Santa Eucaristía,
como un sol radiante que me atraía hacia Él, me iluminaba y me
inflamaba de amor. Con mucha frecuencia las gracias que he
recibido se me han concedido en la Santa Comunión o delante del
Santísimo Sacramento expuesto. Muchas veces también en
relación con alguna fiesta o imagen del Sagrado Corazón…” [1]
María Droste en una de sus Conferencias, dice:
“La primera cosa que debemos hacer es tratar de reconocer cada vez más en este Corazón
adorable esta Hoguera ardiente de caridad, este Océano de misericordia. Al acercarnos a este
fuego ardiente, sentiremos que nuestros corazones también se inflaman de un amor
ardiente… Quien podrá permanecer frío e insensible ante tanta bondad, tanto amor? Él dio
todo por nosotros… Y qué decir de la institución del Santísimo Sacramento? Ninguna lengua
humana es capaz de expresar la profundidad de este inefable misterio de amor…
Devolvámosle amor por amor, como Él nos pide, un amor generoso, desinteresado: y allí
encontraremos la fuente de nuestra felicidad y de nuestra perseverancia en el camino de la
perfección”
LA EUCARISTÍA es el lugar de encuentro con el Corazón de Jesús al cual María Droste
permanece unida y en el cual ella se transforma. Juan Eudes cono lo hará más tarde María
Eufrasia une estrechamente la Eucaristía al Corazón de Jesús.
Al fin de su vida María Droste escribió:
« Por el Santísimo Sacramento estoy en contacto personal con el amor eterno. En mi
santuario interior apareció “la bondad y la ternura para los hombres”. He recibido el gran don
de Dios. Ahora, me apremia el amor de mi Salvador
Por eso yo te ruego, amor eterno, por todos los hombres. Que yo ponga tu amor en su
corazón, que yo acoja con misericordia a los pobres, aquéllos y aquéllas que se encuentran en
peligro, que han caído, que sufren… y que yo los lleve hacia tu Corazón Divino, a ti Buen
Pastor Dame la fuerza en tu santo sacramento de amor”.
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