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Conferencia General Octubre1988
LA MEDIDA DE NUESTRO CORAZON
por el élder Marvin J. Ashton
del Quórum de los Doce Apóstoles
"Ruego que Dios nos dé a todos el valor y el deseo de esforzarnos
por tener un corazón puro, dispuesto, comprensivo y tierno."
Me gustaría hablar un poco sobre medidas. Una medida es la
norma por la cual determinamos la capacidad o la dimensión de
una persona o de un objeto. Las medidas nos dan una base para
hacer comparaciones.
Si hablo de un joven de dos metros de altura, cualquiera tendrá
una idea bastante exacta de la estatura de esa persona. También podemos decir que
se puede "medir" lo que se espera de alguien.
Por supuesto que las medidas humanas están sujetas a los errores humanos. Por
ejemplo, en mi juventud se decía que el cociente intelectual de una persona era una
medida inalterable de su capacidad para aprender. Pero ahora se rechaza esta idea
en la enseñanza. Es interesante que el profeta José Smith dijera esto en el siglo
diecinueve: "Creemos que Dios ha creado al hombre con una mente capaz de recibir
instrucción, y una facultad que puede ser ampliada en proporción al cuidado y
diligencia que se da a la luz que del cielo se comunica al intelecto" (Enseñanzas del
Profeta José Smith, pág. 54). ¡Es obvio Que se adelantó a su tiempo!
Además, tendemos a evaluar a los demás según su apariencia física o exterior: si
la persona es o no apuesta, su condición social, su abolengo, los títulos que posee o
su situación económica.
Sin embargo, el Señor tiene una norma diferente para evaluar a las personas.
Cuando llegó el momento de elegir un rey que reemplazara al rey Saúl, el Señor le
expresó lo siguiente a su Profeta. Samuel: "No mires a su parecer, ni a lo grande de su
estatura. . . porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo
que esta delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón" (l Samuel 16:7).
Cuando el Señor mide a una persona, no le coloca una cinta métrica alrededor de
la cabeza para determinar su capacidad mental, ni alrededor del pecho para saber si
es fuerte, sino que le mide el corazón, lo que le indica la capacidad y el potencial que
tiene esa persona para bendecir a sus semejantes.
¿Por que el corazón? Porque el corazón es el reflejo de la naturaleza de la
persona. Para describir a un individuo, muchas veces empleamos la palabra
"corazón" en las frases: describimos a alguien diciendo que "es puro corazón", que
"tiene buen corazón" o que tiene un corazón de oro": también hablamos de personas
que tienen mal corazón, corazón blando, corazón puro, corazón falso, corazón
valiente, corazón de hielo, corazón duro, corazón de piedra o que no tienen corazón.
Conferencia General Octubre1988
La medida de nuestro corazón es la medida del total de nuestras obras. En la
forma en que el Señor emplea la palabra, el "corazón" de una persona indica su
esfuerzo por progresar, por mejorar a otros, por mejorar las condiciones que afronta.
Os sugiero que os hagáis la siguiente pregunta: ¿A que altura estoy yo? Al final no
seremos juzgados sólo por nuestras acciones, sino también por los deseos de nuestro
corazón Esta verdad se le reveló al profeta José Smith cuando se le mostró en una
visión el reino celestial. La revelación se encuentra en la sección 137 de Doctrina y
Convenios. El profeta se maravilló al ver a su hermano Alvin en el reino celestial,
porque este habla muerto antes de que se restaurara el evangelio. José Smith reveló
esta verdad:
"Todos los que han muerto sin el conocimiento de este evangelio, quienes lo
habrían recibido si se les hubiese permitido permanecer, serán herederos del reino
celestial de Dios;
"también todos aquellos que de aquí en adelante mueran sin un conocimiento de
él, quienes lo habrían recibido de todo corazón, serán herederos de este reino;
"pues yo, el Señor, juzgare a todos los hombres según sus obras, según el deseo
de sus corazones." (D. y C. 1:37:7-9.)
Si nuestras obras y los deseos de nuestro corazón son la medida con que se
juzgara nuestro carácter, ¿a qué altura estamos? ¿Qué clase de corazón quisiéramos
tener? ¿Por qué clase de corazón oraremos? ¿Cómo debemos calcular el valor de
otras personas?
Hoy quiero sugerir cuatro preguntas sobre el corazón que pueden ayudarnos a
saber a que altura estamos.
Primero: ¿Cuán sincero es mi corazón? Oramos para que nuestros misioneros
encuentren a los de corazón sincero. ¿Qué quiere decir ser de "corazón sincero"?
Describe a una persona abierta a la verdad y capaz de evaluar sin prejuicio los datos y
el conocimiento que reciba o a las demás personas.
Los de corazón sincero son personas sin dobleces, sin hipocresía; son dignos de
confianza en palabra y en acción; no tienen el deseo secreto de engañar ni de dar
datos falsos. En contraste con estos, los de corazón desleal engañan y falsifican
Un corazón sincero llevara a que se efectúe un cambio en el corazón. En el
sentido espiritual, ese "cambio en el corazón" no sólo es deseable sino esencial para
la vida eterna. El rey Benjamin describió la conversión por la que todos debemos
pasar, diciendo que es "un potente cambio en nosotros o en nuestros corazones, por
lo que ya no tenemos mas disposición a obrar mal, sino a hacer lo bueno
continuamente" (Mosíah 5:2).
El Libro de Mormón es un estudio de contrastes interesantes entre los que
endurecieron sus corazones y aquellos que dejaron que el Espíritu del Señor les
ablandara el corazón.
Conferencia General Octubre1988
¿Cómo podemos dejar que la influencia del Espíritu Santo nos tenga este ultimo
efecto en nosotros?
El testimonio de Nefi nos da la respuesta: "Teniendo grandes deseos de conocer
los misterios de Dios, clame al Señor, y he aquí . . . enterneció mi corazón, de modo
que creí todas las palabras que mi padre había hablado" (I Nefi 2: 16).
Después de obtener un testimonio del evangelio y de la Iglesia del Señor,
debemos esforzarnos por ser puros de corazón y esto nos traerá como resultado la
felicidad y, finalmente, la promesa de una sociedad sin contención. Es la vía del
Salvador que conduce a la paz.
Segundo: ¿tengo un corazón dispuesto?
Volvamos a buscar guía en las Escrituras.
"He aquí, el Señor requiere el corazón y una mente bien dispuesta; y los de buena
disposición y los obedientes comerán de la abundancia de la tierra de Sión en estos
postreros días." (D. y C. 64:34.)
Un corazón dispuesto describe a la persona que desea complacer al Señor y dar
prioridad al servicio en su causa, que sirve al Señor de acuerdo con los deseos de Él y
no con los suyos; que sirve sin reservas, donde y como sea.
He tenido la oportunidad de extender llamamientos a muchas personas, y
siempre me es grato ver a los miembros dispuestos a dedicar su tiempo, energías y
esfuerzos para la edificación del reino. Lo hacen por una razón principal: para servir al
Señor con todo su corazón, alma, mente y fuerza.
Tengo un amigo que fue asesor del quórum de presbíteros. Los muchachos
planearon ir con él a Flaming Gorge, Utah, a recorrer el río en kayac (canoa). Después
de haber hecho ya algunos planes, uno de los jóvenes del quórum se acercó al asesor
y le dijo: "Sería mejor no planear un viaje en canoa, pues Mike no podría ir porque no
puede remar". Mike tenla el lado derecho parcialmente paralizado. Cuando supo que
el quórum no iría al paseo por causa de él, les dijo a todos: "Yo quiero ir. Claro que
puedo remar". El asesor le puso la mano en el hombro y le dijo: "Esta bien; tu irás
conmigo".
Desde enero hasta agosto los muchachos se dedicaron a hacer las canoas; en la
primera semana de agosto partieron en su paseo.
Para mantener una canoa en línea recta son esenciales el ritmo y el trabajo en
equipo. Mike y el asesor tuvieron mas problemas que los otros para coordinar el
ritmo y el movimiento de los remos. Mike casi no remaba con el brazo derecho, que
es esencial cuando se va en un kayac; su compañero tenla que compensar remando
suavemente con el izquierdo y poniendo la fuerza en el remo derecho.
Después de varias horas de esforzarse juntos, Mike le pregunto al asesor: "¿Tiene
una gasa adhesiva?" El asesor sacó una del bolsillo y se la dio; él se la colocó sobre
una gran ampolla que se le habla reventado en la curva entre el pulgar y el Indice de
Conferencia General Octubre1988
la mano derecha; es que se vela obligado a usar la mano y el brazo que casi nunca
usaba para ayudarse a sostener el remo.
Varias horas mas tarde, Mike se volvió a su compañero pidiéndole otra vez más
gasas adhesivas; el asesor saco varias y se las dio. Ya la curva entre el pulgar y el
índice estaba en carne viva. Pero el se puso las gasas y siguió remando.
Al día siguiente, el grupo siguió el viaje. El asesor le aconsejó a Mike que
descansara de vez en cuando para no lastimarse mas la mano; pero fue inútil;
inmediatamente el joven se puso a remar como lo había hecho el día anterior.
Ese día soplaba un viento en dirección contraria a la de las canoas, que exigía
golpes de remo más fuertes y mucho más energía y tiempo. Encogiéndose de dolor,
Mike continuó remando. Cada vez que le sugerían que descansara parecía aumentar
su voluntad de seguir esforzándose por hacer su parte.
Toda la semana persistió; a pesar de que tenla toda la mano en llaga y daba
lastima mirársela, no se dio por vencido.
Durante esa semana, la conversación con su compañero se concentraba
frecuentemente en sus deseos de salir en una misión. Y repetidas veces le comento:
"Espero que me dejen salir en una misión. ¿Usted cree que por mi problema no me
dejarían?" Es que camina con una visible cojera en la pierna derecha y. aunque su
apretón de manos con la mano izquierda es fuerte, la mano derecha no se le abre
totalmente.
¿Cuantos habrá que, sin tener impedimentos, tengan un corazón como el de
Mike? ¿Cuantos jóvenes que no tienen ni una célula fuera de lugar se niegan a
dejarse ablandar el corazón y a sentir el deseo de servir al Señor? ¿Cuantos pierden
sus bendiciones por deseos egoístas o por incapacidad de establecerse un orden de
prioridad elevado? Mi amigo, el asesor, me dijo: "Mike les enseñó a once muchachos
que, aunque parezca que se es un poco incapacitado físicamente, el corazón
compensa con valor la incapacidad en aquellos que deciden vencer las dificultades y
dar un ejemplo que los demás puedan seguir".
Mike cumplió una misión honorable en California y esta de regreso en su pueblo,
trabajando.
¿Qué requiere el Señor de los que le sirven? Un corazón dispuesto y un deseo
ferviente.
Tercera pregunta: ¿Tengo un corazón comprensivo y tierno?
Un corazón comprensivo y tierno es el pináculo de todas las emociones humanas.
Como dijo el apóstol Pablo, el amor "todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo
lo soporta" (I Corintios 13:7). Estamos mas cerca de parecernos a Cristo cuando
somos caritativos y comprensivos.
Se puede tener un gran talento y conocimiento pero no lograr jamas obtener
sabiduría por no aprender a ser compasivo con los semejantes.
Conferencia General Octubre1988
No podemos acercarnos a la condición de la divinidad hasta que aprendamos a
amar y a elevar a los demás. La indiferencia hacia el sufrimiento ajeno nos niega los
momentos mas dulces de gozo y de servicio.
Y la ultima pregunta (esta sacada directamente del Libro de Mormón): ''Si habéis
experimentado un cambio en el corazón, y si habéis sentido el deseo de cantar la
canción del amor que redime. . . ¿Podéis sentir esto ahora?'' (Alma 5:26).
El haber tenido tiempo atrás "un cambio en el corazón" no es suficiente para
darnos un corazón comprensivo hoy. El haber ayudado y comprendido a una persona
hace años no nos llena hoy con el amor de Dios.
El amor de Cristo tiene que ser continuo y siempre presente.
Una noche, un joven idealista tuvo un sueno: Soñó que había una nueva tienda
en una galería cercana; al entrar en ella, vio a un ángel detrás del mostrador. Con
nerviosidad preguntó que se vendía allí.
"Cualquier cosa que desee tu corazón", respondió el ángel.
"¡Ah!", exclamó el idealista. "Entonces quiero paz en la tierra; quiero comprar el
fin del hambre, del dolor y de las enfermedades."
"Un momento", dijo el ángel. "No me has entendido. Aquí no vendemos los
frutos, sino sólo las semillas."
Ruego que Dios nos dé a todos el valor y el deseo de esforzarnos por tener un
corazón puro, un corazón dispuesto, un corazón comprensivo y tierno. Que podamos
tomar las semillas que se nos ofrecen a todos y sembrarlas y cultivarlas para poder
así ayudar a cosechar el fruto maduro del Evangelio de Jesucristo.
Si podemos hacerlo, cuando llegue el Juicio Final y el Señor nos mida el corazón,
no lo hallara de capacidad deficiente.
Os expreso mi testimonio de que el Evangelio de Jesucristo tiene el poder de
efectuar un cambio en nuestro corazón y ayudarnos a ser puros, amables, honrados,
bondadosos y tiernos.
Nos dirige hoy un Profeta de Dios. El presidente Ezra Taft Benson tiene un
corazón limpio, honesto, bondadoso y amable, lo sé. En el nombre de Jesucristo.
Amén.