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2Corintios 6.11-13
1 de 8
El corazón del ministro
Ensanchaos también vosotros.
(1) Contexto
Repasemos nuestro contexto para ubicarnos en el pasaje de hoy. 2Corintios es un libro que nos habla acerca de la firmeza
del ministro. Ya hemos llegado a la segunda sección del libro, donde Pablo pasa a dar instrucciones para la correcta
administración de la iglesia. En los próximo cuatro capítulos vamos a ver muchas instrucciones que tienen como finalidad
coordinar asuntos varios. Esta es la parte de la carta que más se parece a 1Corintios. Pablo se nos presenta como un
colaborador de Dios (2Cor. 6.1) ocupado en guiar a los hermanos en las tareas del reino.
Los capítulos 6 y 7 tratan acerca de la santidad en el temor de Dios, y específicamente en el caso del capítulo 6, estamos
viendo cómo el ministro (que ya ha sido bien informado acerca de la naturaleza de su ministerio) puede ir andando en pos
de esta meta a través de un proceso llamado la santificación. Para que haya edificación en la iglesia cada miembro debe
estar creciendo en el conocimiento de Dios (2Pe. 3.18) y ejercitándose en la piedad (ser como Cristo, 1Tim. 4.7-8).
En los primeros 10 versículos Pablo muestra ejemplo en su estilo de vida. Con humildad, pero haciendo uso de mucha
franqueza, habla de cómo es su día a día como colaborador de Dios, no para jactarse, sino para convencer a los corintios
de que su andar es irreprochable y sus instrucciones son buenas, dirigidas por la motivación de verlos confirmarse en la fe.
Hoy hablaremos del corazón del ministro. De cómo un verdadero ministro de Cristo tiene el corazón ensanchado hacia sus
hermanos, y de cómo cada discípulo de Cristo, conforme se va estableciendo en el ministerio, debe manifestar esta
característica.
El cristiano inmaduro puede caer en el error de estrechar su corazón, al punto de dudar o tener celos de los ministros
fieles. Este era un problema de los corintios. Se habían dejado engañar, prestando oído a las palabras de falsos hermanos
que querían desprestigiar a Pablo como apóstol de Cristo. Entradas las dudas y el recelo, para ellos les era más difícil
recibir la sana instrucción del líder, en este caso de Pablo.
Cuando en la iglesia la congregación duda sin razón de la integridad de su liderazgo, es porque tienen el corazón estrecho
respecto de ellos. No tienen ojos para valorar el esfuerzo que se hace en la obra, sino que andan criticando –si no
abiertamente, en lo íntimo de sus corazones– el trabajo de los demás.
No es bueno vivir con estas sospechas y celos entre hermanos. Cuando tenemos algo en contra de un hermano debemos ir
directamente a conversarlo con un espíritu de conciliación, para mantener la paz y unidad en la congregación (Rom. 12.18;
Mt. 18.15; Gál. 6.10). Pero si con honestidad y una conciencia atenta nos damos cuenta que hemos estado estrechando
nuestro corazón sin ningún motivo o por egoísmo, debemos arrepentirnos y dejar de hacerlo, para poder seguir en nuestro
andar apoyándonos y edificándonos unos a otros.
Vea el corazón de los buenos ministros (cómo se ensancha hacia los hermanos con amor), y empiece a hacer lo mismo
para que pueda usted también lograr la firmeza en el ministerio, buscando la santidad y un carácter como el de Cristo.
“Nuestra boca se ha abierto a vosotros, oh corintios; nuestro corazón se ha ensanchado. No
estáis estrechos en nosotros, pero sí sois estrechos en vuestro propio corazón. Pues, para
corresponder del mismo modo (como a hijos hablo), ensanchaos también vosotros”. 2Cor.
6.11-13.
(2) Desglose del Pasaje
Hoy tenemos tres versículos para estudiar.
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v11. El corazón de Pablo.
v12. El corazón de los corintios.
v13. La súplica de Pablo.
A – v11. El corazón de Pablo.
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La boca para predicar y enseñar.
◦ Los corintios escucharon el evangelio de boca de Pablo.
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Recordemos que Pablo llegó a Corinto en su segundo viaje misionero, luego de pasar por Atenas.
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2Corintios 6.11-13
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El corazón del ministro
Ensanchaos también vosotros.
“Después de estas cosas, Pablo salió de Atenas y fue a Corinto”. Hch. 18.1.
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Nadie había predicado el evangelio en Corinto, y Pablo se abocó en predicar el mensaje de la cruz.
El ministro se ocupa con su boca de testificar el evangelio de Jesucristo a aquellos que no lo han
escuchado.
“Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con
excelencia de palabras o de sabiduría. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna
sino a Jesucristo, y a éste crucificado”. 1Cor. 2.1-2.
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▪
Esta es la misión del cristiano, por eso en la Iglesia de Este ponemos tanto énfasis en que debemos
sacarnos la apatía y la indiferencia y empezar a testificar con nuestra boca.
•
La gran comisión que el Señor les dejó a los apóstoles fue “id, y haced discípulos a todas las
naciones” (Mt. 28.19).
•
Esto es en otras palabras “que se predicase en su nombre [de Cristo] el arrepentimiento y el perdón
de pecados en todas las naciones” (Lc. 24.47).
•
El mandamiento es: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Mc. 16.15).
Para la iglesia gentil, la gran comisión se interpreta a la luz del llamado que Dios le hizo a nuestro
apóstol, Pablo.
“[…] para que abras sus ojos [de los judíos y de los gentiles], para que se conviertan de las
tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí,
perdón de pecados y herencia entre los santificados”. Hch. 26.18.
Debemos predicar que todos hemos pecado (Rom. 3.23), infringiendo la Ley de Dios (1Jn. 3.4).
Y que nuestro pecado nos condena delante del Creador (Ez. 18.4).
Y que la condena es ser enviados al infierno, separados de Dios por toda la eternidad (Ap. 21.8).
Pero que Cristo vino para el perdón de los pecados (Gál. 1.4) y se ofreció a sí mismo en la cruz
como propiciación (1Jn. 2.2; Rom. 5.8).
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Y que murió y resucitó al tercer día conforme las Escrituras (1Cor. 15.3-4).
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Y que ahora manda a todos los hombres que se arrepientan y pongan su fe sólo en Él (Hch. 17.3131; 20.21).
•
Y que aquellos que crean en el nombre del Unigénito Hijo de Dios, son hechos hijos por la
regeneración del espíritu (Tit. 3.5), el nuevo nacimiento que es la obra el Espíritu Santo en el
pecador arrepentido (Jn. 1.12-13; 3.5, 16).
En esta tarea de predicar el evangelio a los corintios participaron también Silvano y Timoteo.
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“Porque el Hijo de Dios, Jesucristo, que entre vosotros ha sido predicado por nosotros, por mí,
Silvano y Timoteo, no ha sido Sí y No; mas ha sido Sí en él”. 2Cor. 1.19.
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Posteriormente otros cristianos fieles empezaron a hacer lo mismo (1Tes. 1.8; Col. 1.3-6; Rom. 1.8).
Esta comisión llega hasta nosotros en nuestros días, y debemos continuar anunciando el evangelio hasta
que el Señor regrese.
“Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor
anunciáis hasta que él venga”. 1Cor. 11.26.
◦
Los corintios recibieron sus primeras instrucciones de boca de Pablo.
▪
Luego que ellos se convirtieron al Señor y se empezaron a congregar, Pablo les estuvo enseñando por
espacio de año y medio, en la casa de Justo.
“Y se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios”. Hch. 18.11.
“Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de
este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen”. 1Cor. 2.6.
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2Corintios 6.11-13
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El corazón del ministro
Ensanchaos también vosotros.
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La gran comisión incluye tanto la predicación como la enseñanza.
“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he
mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”. Mt.
28.19-20.
Primeramente anunciamos el evangelio para hacer discípulos de Cristo.
Aquellos que se arrepienten y reciben la salvación por fe son bautizados, para testificar el evangelio
que han creído (Rom. 6.3-4).
•
Luego que los nuevos creyentes se identifican con Cristo y con una congregación a través del
bautismo, viene el proceso de formación.
La enseñanza es parte de la vida cotidiana de una iglesia saludable.
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“Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros,
pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para
la edificación del cuerpo de Cristo”. Ef. 4.11-12. [Énfasis mío].
El liderazgo en la iglesia está para perfeccionar a los demás para la obra del ministerio.
Este proceso resulta en la edificación del cuerpo de Cristo (la iglesia).
La meta es que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios (Ef. 4.13).
Logrando la madurez espiritual ya no andaremos como niños fluctuantes (Ef. 4.14).
Si nos involucramos en el proceso de crecimiento llegaremos a descubrir nuestro ministerio según la
actividad propia de cada miembro (Ef. 4.15-16a).
•
Así cumplimos la voluntad de Dios para la iglesia: que vayamos edificándonos en amor (Ef. 4.16b).
Todos nuestros recursos a lo interno de la iglesia deben estar enfocados en la formación bíblica de los
hermanos, para que todos lleguemos a la madurez espiritual y podamos enseñar a otros.
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“Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos
para enseñar también a otros”. 2Tim. 2.2.
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El corazón para hacer todo con amor.
◦ No es suficiente con cumplir.
▪
El trabajo de predicación y formación produjo en Pablo lazos estrechos con los corintios.
“¿Por qué? ¿Porque no os amo? Dios lo sabe”. 2Cor. 11.11.
“Mi amor en Cristo Jesús esté con todos vosotros. Amén”. 1Cor. 16.24.
▪
Debemos tener cuidado de no caer en la rutina del activismo.
•
Cuando empezamos un rol de trabajo y llega a convertirse en algo habitual, podríamos empezar a
hacer las cosas por costumbre.
•
Esto es un peligro constante, porque nuestro trabajo no es con actividades, sino con personas.
◦ Cuando salimos a testificar el énfasis no debe ser la salida, sino las personas que
encontraremos.
◦ Cuando nos reunimos en la iglesia el énfasis no debe ser la actividad, sino la comunión y la
edificación de nuestros hermanos en la fe.
◦ Cuando servimos en algún ministerio el énfasis no debe ser lo que estamos produciendo, sino
aquellos a quien podamos beneficiar con nuestra labor.
•
Es muy tentador poner la mirada en “las coronas” como premio, y olvidarnos que “la corona de
gozo” son precisamente las personas que nos rodean, aun con todas sus necesidades y defectos.
“Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor,
amados”. Fil. 4.1.
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2Corintios 6.11-13
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El corazón del ministro
Ensanchaos también vosotros.
Así que seamos prudentes y equilibrados cuando queremos invertir en el ministerio, para que las
actividades no nos roben la perspectiva.
Debemos tener cuidado de no imponernos cargas legalistas.
•
El llegar a pensar que a través de un trabajo excesivo somos más agradables a Dios puede ser un
estorbo para nuestro crecimiento espiritual.
◦ Nuestra relación con Dios puede caer en el abismo del legalismo, en donde el Señor es un “jefe
exigente” y nosotros simplemente “debemos cumplir”.
◦ Este modelo también afecta nuestra relación con los hermanos, pues empezamos a medir todo
según “cuánto uno haga en el ministerio”.
◦ Cuando entramos en este extremo, nos estancamos en nuestro conocimiento de Dios como
Padre amoroso, y en la colaboración unos con otros “para ir edificándonos en amor”.
•
No traigamos los afanes mundanos a la vida ministerial, para que no se vuelva vanidad.
•
▪
“Porque ¿qué tiene el hombre de todo su trabajo, y de la fatiga de su corazón, con que se
afana debajo del sol? Porque todos sus días no son sino dolores, y sus trabajos molestias; aun
de noche su corazón no reposa. Esto también es vanidad”. Ecl. 2.22-23.
•
•
•
El cristiano debe reconocer y asimilar que es cristiano las 24 horas del día, los 7 días de la semana,
y no únicamente cuando estamos trabajando en el ministerio.
Hay un tiempo para todo (Ecl. 3.1-8) y Dios aún no nos ha sacado del mundo (Jn. 17.15).
◦ Todavía hay que traer pan a nuestras mesas y hay que pagar cuentas.
◦ Todavía hay que estudiar y hay que criar a nuestros hijos.
◦ Todavía hay que conocer a los hermanos y mantener lazos con nuestra familia.
◦ Todavía hay que tener ratos de reposo, oración y contemplación.
No debemos amar las cosas de este mundo (1Tim. 6.7), pero puesto que aún estamos en el mundo
debemos ser luminares.
“Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de
Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual
resplandecéis como luminares en el mundo”. Fil. 2.14.
•
En todas las cosas debemos darle la gloria a Dios, y no pensar que sólo lo hacemos cuando
trabajamos en la iglesia.
“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres;
sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor
servís”. Col. 3.23-24.
◦
El verdadero crecimiento requiere amor.
▪
Su crecimiento personal requiere amor.
•
El corazón de los hombres es engañoso (Jer. 17.9).
•
Por eso el amor bíblico no se define en términos de emociones, sino de convicción.
•
Si usted quiere vivir en amor, debe tomar decisiones que requieren carácter.
◦ Decida ser sufrido, benigno, no tener envidia, no ser jactancioso, no estar envanecido (1Cor.
13.4).
◦ Decida no hacer nada indebido, no buscar lo suyo, no irritarse, no guardar rencores (1Cor.
13.5).
◦ Decida no gozarse de la injusticia, mas gozarse de la verdad (1Cor. 13.6).
◦ Decida sufrirlo todo, creerlo todo, esperarlo todo, soportarlo todo (2Cor. 13.7).
•
No espere a sentir algo muy emotivo, sino vea el carácter de Cristo, y trate de imitarlo.
“Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que
vuestro ánimo no se canse hasta desmayar”. Heb. 12.3.
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El corazón del ministro
Ensanchaos también vosotros.
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▪
La predicación del evangelio requiere amor.
•
No se trata de esta forma de “amor” ridícula que le da un abrazo al inconverso para hacerle más
bonita su espera por el juicio, la condenación y el lago de fuego.
•
Sino de amar a los enemigos (Mt. 5.44) exhortándolos con verdad y sinceridad para que se
examinen a la luz de la Santa Ley de Dios, y se hallen a sí mismos culpables, incapaces de alcanzar
el cielo (Rom. 3.20; 7.7).
•
Y luego mostrarles al Salvador, cuya obra redentora hace posible lo que para nosotros es imposible:
ser salvos de la condenación eterna (Lc. 18.27; Heb. 9.12; Col. 1.14).
•
Usted va a caerle mal a mucha gente en su intento por rescatarlos del infierno, pero esta es la
manera más perfecta de amor que podemos compartir con las personas.
El crecimiento de sus hermanos requiere amor.
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Nadie ha dicho que el trabajo en la iglesia sea “pan comido”.
•
Así como un hospital está lleno de personas con dolencias, la iglesia está lleno de pecadores
(regenerados, sí, pero pecadores aún).
•
Estamos hablando de la santificación, que es un proceso que nos llevará toda la vida.
◦ No espere que los hermanos sean perfectos de la noche a la mañana.
◦ La mentalidad del “retiro espiritual” es una farsa, inventada por aquellos que han querido
implementar el método de “microondas” a la vida cristiana.
◦ Pero el cristianismo es un proceso largo y complejo, y Dios nos manda a soportarnos unos a
otros.
“Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis
llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros
en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz”. Ef. 4.1-3.
•
▪
El
•
•
•
Entonces muestre amor por los hermanos.
◦ No juzgue a su hermano como mundano sólo porque él está luchando en situaciones que usted
ya dejó atrás.
◦ No piense que pasar tiempo compartiendo con sus hermanos es un desperdicio, sólo porque
ellos no muestran su mismo afán y diligencia por el evangelismo y el estudio bíblico.
◦ No menosprecie a aquellos que están dando sus primeros pasos en la fe, y que aún están
trabajando en dejar doctrinas y prácticas aprendidas en un tiempo pasado.
◦ No espere por el cristiano perfecto, porque no existe. Usted es una muestra de eso.
◦ Los discípulos de Cristo a los cuales debemos servir no son los cristianos de antaño 1, sino los
hermanos difíciles con quienes nos cuesta relacionarnos.
◦ Aproveche el poco tiempo que tenemos en esta vida para formar a las personas que tomarán en
sus manos la obra cuando ya no estemos.
crecimiento de la iglesia requiere amor.
Es en el amor a los demás (tanto evangelizando a los inconversos como compartiendo nuestra vida
con los hermanos) que edificamos el Cuerpo de Cristo y así glorificamos a Dios (2Tes. 1.11-12).
La iglesia es un “cuerpo” y en el cuerpo los miembros se complementan entre sí (1Cor. 12.14-26).
Pablo le mandó a los gálatas que tuvieran cuidado de no destruirse entre ellos.
“Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a
otros”. Gál. 5.15.
•
Y Juan nos escribió para que examináramos el reflejo del amor de Dios en nuestras vidas por medio
del amor que nos tenemos unos a otros.
“Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a
su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros
tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano”. 1Jn. 4.2021.
1
De paso vale la pena anotar que si llegáramos a conocer en persona a muchos de esos “héroes de la fe”, posiblemente
encontraríamos que tienen tantos defectos o más que los cristianos que están a nuestro lado.
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El corazón del ministro
Ensanchaos también vosotros.
B – v12. El corazón de los corintios.
•
Parte b. Ellos tenían un concepto estrecho respecto de Pablo.
◦ Este es el peligro que Dios señala para nosotros hoy.
▪
Por culpa de los falsos maestros, y de la carnalidad de los corintios, ellos habían distorsionado el
concepto que tenían de Pablo.
•
Está claro por lo que leemos en las cartas, que a Pablo se le acusaba (entre otras cosas) de ser
deshonesto (1Cor. 7.35), de buscar ganancia económica con el ministerio (1Cor. 9.3-15), de ser
tosco y grosero (2Cor. 11.6), de ser engañador y de tener mala fama (2Cor. 6.8).
•
El problema no es que existieran estas acusaciones (porque siempre habrá gente que hable mal de
los siervos de Dios) sino que los corintios, los hijos espirituales de Pablo, hubiesen prestado oído a
tales insinuaciones.
▪
Esta estrechez de corazón atenta contra la unidad de la iglesia.
•
Dios nos ha unido en los vínculos de la paz y el amor (Ef. 4.3; Col. 3.14-15).
•
Ya estamos juntos en un cuerpo, así que la unidad de la iglesia ya ha sido establecida por Dios.
•
El que siembra divisiones en la congregación es abominación para Dios.
“Seis cosas aborrece Jehová,
Y aun siete abomina su alma:
Los ojos altivos, la lengua mentirosa,
Las manos derramadoras de sangre inocente,
El corazón que maquina pensamientos inicuos,
Los pies presurosos para correr al mal,
El testigo falso que habla mentiras,
Y el que siembra discordia entre hermanos”. Prov. 6.16-19.
•
Así que en lugar de entrar en los engaños de Satanás, mejor recordemos lo que la Biblia advierte
contra causar discordias por medio de los chismes y las habladurías.
“El odio despierta rencillas;
Pero el amor cubrirá todas las faltas”. Prov. 10.12.
“La lengua de los sabios adornará la sabiduría;
Mas la boca de los necios hablará sandeces”. Prov. 15.2.
“El que anda en chismes descubre el secreto;
Mas el de espíritu fiel lo guarda todo”. Prov. 11.13.
◦
Esta amenaza no debe ser tomada a la ligera.
▪
Esto no es un pecado pequeño.
•
Dios no se toma este asunto como algo insignificante.
•
En la Biblia hay mucho escrito sobre el mal uso de nuestra lengua (ver por ej: Stg. 3.2-12).
•
Cristo nos advirtió que no sólo las blasfemias son una ofensa al tercer mandamiento, sino toda
palabra ociosa.
“Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el
día del juicio”. Mt. 12.36.
▪
Esto puede llegar a destruir personas e iglesias.
•
Si los corintios seguían prestando oídos a estos chismes, y estrechando su corazón a Pablo, los más
perjudicados serían ellos mismos.
•
Sin embargo esta estrechez no sólo implica que nos podamos aislar y privar de recibir el alimento
que se ofrece en la congregación.
•
Cuando la estrechez de corazón nos mueve la lengua podemos llegar a destruir el nombre, el
carácter, el ministerio y todo lo que Dios ha estado haciendo en la vida de nuestros hermanos.
•
Por culpa de los sembradores de discordias es que muchas iglesias hoy día está paralizadas y no son
efectivas en la obra del ministerio (Hch. 20.29-30).
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•
Parte a. Pablo tenía buen concepto respecto de ellos.
◦ La clave de Pablo.
▪
¿Cómo podía Pablo seguir ensanchando su corazón por los hermanos?
▪
Podía hacerlo porque él sabía de dónde había sido sacado por Dios.
•
Si Dios podía tomar a un perseguidor de la iglesia y transformarlo en apóstol (1Cor. 15.9), podía
hacer que los corintios alcanzaran la madurez espiritual.
•
Pablo sabía que en él era la gracia de Dios que trabajaba (1Cor. 15.10).
•
Así que, puesto que esta misma gracia está disponible para todos los creyentes para salvación (Tit.
2.11) y santificación (1Pe. 4.10), en cada uno también se manifestará de diferentes maneras.
▪
Podía hacerlo porque pensaba de sí mismo con cordura.
•
Pablo no pensaba de sí mismo con jactancia (Ef. 3.8) sino que estimaba a los demás por encima de
sus propias necesidades (Fil. 2.3).
•
En su ministerio siempre se ubicó en la situación particular de los demás, aunque fueran débiles.
“Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para
que de todos modos salve a algunos”. 1Cor. 9.22.
•
Y a los romanos les escribió para que tuvieran un concepto moderado de sí mismos.
“Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga
más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme
a la medida de fe que Dios repartió a cada uno”. Rom. 12.3. [Énfasis mío].
◦
El descanso de Pablo.
▪
¿Cómo podía el apóstol seguir confiando en estos corintios?
▪
Podía hacerlo porque sabía que no eran sus discípulos, sino de Cristo.
•
Él, aunque se consideraba su padre espiritual, no se había enseñoreado de ellos.
•
Los corintios, como los demás cristianos, somos del Señor, y es el Señor quien nos moldea.
“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor,
somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor”.
2Cor. 3.18.
•
La confianza de Pablo no estaba en los hombres, sino en Dios que nos salva y también nos confirma
en el ministerio.
“[…] estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la
perfeccionará hasta el día de Jesucristo”. Fil. 1.6.
▪
Podía hacerlo porque no les había enseñado sus propias ideas, sino la Palabra de Dios.
•
Él sabía que les había predicado con la verdad y los había instruido en la verdad.
•
Por lo tanto confiaba en la verdad haría su efecto en ellos tarde o temprano.
•
Pablo había invertido tiempo y esfuerzo en corregirlos y enseñarles la sana doctrina, y esperaba que
el Espíritu Santo hiciera el trabajo de traer en convencimiento y la santidad.
•
El alimento espiritual es la Biblia, y Cristo como cabeza de la iglesia es el que da el crecimiento.
“[…] de quien [de Cristo] todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las
coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe
su crecimiento para ir edificándose en amor”. Ef. 4.15-16. [Énfasis mío].
◦
Pablo confiaba que el corazón de los corintios sería ensanchado como el suyo, no porque él lo ordenara, o
porque ellos tuvieran buena voluntad para hacerlo, sino por la obra del Dios de paz y amor en sus vidas.
“Por lo demás, hermanos, tened gozo, perfeccionaos, consolaos, sed de un mismo sentir, y
vivid en paz; y el Dios de paz y de amor estará con vosotros”. 2Cor. 13.11.
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El corazón del ministro
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C – v13. La súplica de Pablo.
•
•
Pablo quería que la relación fuera de mutua confianza.
◦ Para que pudieran definir las pautas de una correcta administración y crecimiento de la iglesia, se ocupaba
confianza mutua.
◦ Así como Pablo los amaba, quería lo mejor para ellos, y tenía el corazón ensanchado por la esperanza y
confianza en la obra de Dios, era importante que los corintios tomaran el mismo camino.
◦ ¿Cómo podría seguir creciendo la iglesia si fuese de otro modo?
▪
Los buenos líderes procuran el bienestar y edificación de los demás, para que sean perfeccionados.
▪
Pero requieren la confianza y correspondencia de parte de los hermanos.
▪
Todos nosotros (inclusive Pablo) ocupamos ayuda de personas sinceras y fieles, como Timoteo (1Tes.
3.2), Tito (2Cor. 8.23), y los filipenses (Fil. 4.10).
◦ Tener un corazón estrecho para con el liderazgo (y también para con el resto de los hermanos) es un estorbo
al crecimiento de la iglesia.
◦ Ensanchar su corazón significa tener una relación de mutua confianza con sus hermanos en la fe.
Pablo quería contar con su amor y lealtad.
◦ Pablo no les estaba pidiendo que le dieran nada que él no estuviera dando.
◦ Por medio de la boca (predicando y enseñando) y con un corazón honesto, él se había dado a los corintios.
◦ Con esfuerzo y dedicación había sembrado el evangelio entre ellos, y quería mantenerlo creciendo por medio
de visitas y por cartas.
◦ Pero sin la lealtad de los corintios toda la obra se podía venir abajo.
◦ El trabajo en la iglesia requiere del esfuerzo de todos, pero también de la comprensión, el apoyo unos a
otros, la honestidad, la oración y la corrección en amor.
◦ Ensanchar su corazón significa ser leales unos a otros, así que cuide a su hermano.
(3) Aplicaciones
Histórica: Pablo está dando instrucciones para la correcta administración de la iglesia de Corinto, pero es necesario que
ellos restablezcan su fidelidad y le reconozcan como colaborador de Dios. Si ellos siguen estrechando su corazón, las
correcciones que él les escribe para bien no serán bien recibidas, y la obra de Dios podría perderse. Por otro lado, lo que
vemos acá son palabras sinceras y honestas de un buen líder de la iglesia suplicando por la lealtad de los hermanos.
Doctrinal: Cuando hay celos y contiendas en una congregación, fácilmente se introducen falsos líderes para tomar
posiciones de autoridad y enseñorearse de la obra. Las iglesias como Tiatira (Ap. 2.18-29) no son eficientes en la obra del
ministerio, y están muy ocupadas en luchas de poderes, disputas y disensiones necias. Debemos diferenciar bien entre
Jezabel (un falso liderazgo que invita a la idolatría y la fornicación) de los buenos líderes que lucha por edificar la iglesia,
para que no caigamos en el error de desprestigiar a hermanos que son fieles por culpa de chismes y murmuraciones.
Personal: Nuevamente: Ensanchar su corazón significa tener una relación de mutua confianza y ser leales unos a otros.
Todos, incluso Pablo, necesitamos saber que contamos con la fidelidad y el apoyo de nuestros hermanos.
No se pierda el privilegio de edificarse y edificar a otros sólo porque no fue humilde para reconocer que su corazón ha sido
estrecho. Mejor deshágase de su mala actitud, involúcrese con los demás (Rom. 12.10), ayúdelos en su andar y sea leal a
los buenos ministros que pueda conocer en el camino.
“Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios
también os perdonó a vosotros en Cristo”. Ef. 4.32.
En el “Curso 201: Descubrir la Madurez” de nuestro material de formación hay toda una sección dedicada a “¿Cómo
tratamos con los conflictos entre hermanos?”. Si usted hoy se da cuenta que tiene que resolver algo con su hermano, pero
quiere saber con más detalle qué debe hacer, vaya y revise ese material, y siga las instrucciones bíblicas que están ahí
descritas para que arregle las cosas. Ya ha sido advertido sobre el problema de la estrechez de corazón, y ya ha sido
instruido sobre lo que debe hacer. Si decide seguir igual, sepa que eso también le es pecado (Stg. 4.17).
- FIN DEL ESTUDIO [1/1] [18 - Octubre - 2013]
Iglesia del Este
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