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Anderson N., Park D. "LIBRE", DEVOCIONAL DE 40 DÍAS Día 6 Meditación y acción Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio. Filipenses 4:8 La vida es difícil. No siempre resulta fácil mostrar una actitud positiva y encontrar una perspectiva correcta, amorosa y pura. Cuando nos hieren o nos suceden cosas malas, resulta fácil dirigir nuestros pensamientos hacia los problemas y las circunstancias adversas. Pero la palabra de Dios nos indica que escojamos un camino diferente: pensar en lo que es verdadero y excelente. Esta historia real ilustra el punto que queremos señalar: No se le ha dado mucha cobertura periodística al gran golfista argentino Roberto De Vicenzo, pero una anécdota de su vida muestra su grandeza como persona. Después de ganar un torneo, De Vicenzo recibió su cheque en el hoyo dieciocho, sonrió para las cámaras, y luego se fue caminando solo hasta el edificio del club. Cuando se aproximaba a su automóvil, se le acercó una muchacha joven de ojos tristes que le dijo: «Es un buen día para usted, pero yo tengo un bebé con una enfermedad incurable en su sangre y los doctores dicen que va a morir». De Vicenzo se detuvo y preguntó: « ¿Puedo ayudarte en algo, jovencita?» Luego tomó una lapicera, endosó el cheque ganado por su triunfo, y lo colocó en sus manos. «Trata de lograr que ese bebé pase algunos buenos días», le dijo. Una semana más tarde, mientras almorzaba en el club, un funcionario de la Asociación de Golfistas Profesionales se le acercó y le dijo: «Algunos de los muchachos del estacionamiento me dijeron que se encontró con una muchacha joven luego de ganar el torneo». De Vicenzo asintió. El funcionario señaló: «Bueno, ella es una farsante. No tiene ningún bebé enfermo. Ella lo ha desplumado, mi amigo». El golfista lo miró y le preguntó: « ¿Quiere decir que no hay ningún bebé desahuciado a punto de morir?» Esta vez fue el funcionario de la AGP el que asintió. De Vicenzo sonrió y dijo: «¡Esa es la mejor noticia que he recibido hoy!»1 1 Gray, “The Winning Check” (El Cheque ganador), Stories for a Teen’s Heart (Historias para el Corazón de un adolescente), p.240. Anderson N., Park D. "LIBRE", DEVOCIONAL DE 40 DÍAS ¿Percibimos la forma en que De Vicenzo eligió concentrar su mirada en lo bueno? Escogió el camino de lo amable y excelente de que habla Filipenses 4:8. Colosense 3:1-2 dice: «Ya que han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios. Concentren su atención en las cosas de arriba, no en las de la tierra». El golfista de esta historia realmente tenía una perspectiva celestial. No se preocupó por el dinero que había perdido, como hubieran hecho tantos otros en el mundo. En lugar de eso, encontró placer en el hecho de que no existiera un niño enfermo. Todo aquello que pensamos y permitimos que permanezca en nuestra mente, a la larga se filtra hacia las profundidades de nuestro corazón. Y muy pronto esos pensamientos comienzan a formar parte de nuestras acciones. ¿Qué sucedería si decidiéramos pensar como Jesús y abrazar su verdad en cada área de nuestra vida? Resulta obvio que muy pronto estaríamos viviendo y actuando como Jesús. «El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón produce el bien; pero el que es malo, de su maldad produce el mal, porque de lo que abunda en el corazón habla la boca» (Lucas 6:45). Se dice que el tercer rey que gobernó a Israel fue el hombre más sabio que jamás haya existido. Llegó a ser así porque le pidió sabiduría a Dios. Se llamaba Salomón, y a pesar de ser sabio, cometió muchos errores. Pero cuando le pidió al Señor que le diera un corazón perceptivo, capaz de discernir, su petición literal fue tener un corazón que supiera escuchar. O sea, un corazón que escuchara la palabra de Dios para poder juzgar al pueblo con justicia (ver 1 Reyes 3:9). ¿Cuánto tiempo por día dedicamos a mirar televisión o a escuchar música? ¿Lo que miramos y escuchamos es algo que Jesús recibiría en su interior? No podemos esperar tener la mente de Cristo luego de pasar 20 minutos con la palabra de Dios y 4 ó 5 horas llenando nuestras mentes de imágenes negativas. ¿Alguna vez hemos estado en una clase de inglés en la que se estudiara a Shakespeare? Además del lenguaje antiguo, también debemos habernos topado con algo a lo que se llama soliloquio. Ya sea que leamos Macbeth o alguna otra obra, un soliloquio es siempre lo mismo. Esta palabra simplemente significa hablar con uno mismo. A menudo la Biblia nos instruye y nos da ejemplos de gente que hablaba consigo misma para reenfocarse en Dios y en sus verdades. Es como decirnos: «toma control de ti mismo», o «relájate». Notemos que el salmista hace precisamente esto: «Solo en Dios halla descanso mi alma; de él viene mi esperanza» (Salmo 62:5) y «Alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre» (Salmo 103.1). El hablarnos a nosotros mismos nos puede sonar ridículo, pero resulta de gran enseñanza si la verdad que proclamamos ha sido tomada de la palabra de Dios o es coherente con ella. ¿En qué deberíamos pensar primero? Obviamente, tiene que ser en la persona de Cristo. Dios debe ser el centro y el enfoque principal de nuestras vidas. El es nuestro Rey y creador, y nuestros corazones han enfocarse en él. Ninguna otra cosa debería cautivar Anderson N., Park D. "LIBRE", DEVOCIONAL DE 40 DÍAS nuestra mente ni llamar nuestra atención más que Dios. Cuando pensamos en Dios, ¿su grandeza, misericordia y amor nos inspiran una sensación de admiración reverente? Deberían. Somos llamados no solamente a pensar acerca de Dios, sino también a alabarlo. Alabarlo es reflexionar sobre todos sus maravillosos atributos. La meditación se orienta no solo al estudio de datos fríos con respecto a un Dios distante, sino que apunta a lograr cercanía, comunión e intimidad con un Dios de amor. La meditación despierta nuestra relación con Dios, de modo que podamos experimentar verdaderamente lo que significa ser hijos de Dios. Esto permite que la palabra de Dios realmente se vuelva viva en nuestros corazones. Consideremos los motivos de meditación que aparecen en los Salmos: En la ley del Señor se deleita, y día y noche medita en ella (Salmo 1:2). Meditamos en tu gran amor (Salmo 48:9). Meditaré en todas tus proezas (Salmo 77:12). En tus preceptos medito (Salmo 119:15). Meditaré en tus maravillas (Salmo 119:27). ¡Quiero meditar en tus decretos! (Salmo 119:48). Todo el día medito en ella [la ley] (Salmo 119:97). Medito en tus estatutos (Salmo 119:99). No pego los ojos para meditar en tus promesas (Salmo 119:148). Medito en todas tus proezas (Salmo 143:5). Recordemos el golfista de la historia. No estaba meditando directamente en Dios, pero pensaba en aquello que era bueno. Además de pensar en Dios y en sus atributos, tenemos que pensar en todo lo bueno. No queremos decir que debamos fingir que nada malo nos sucede jamás. Necesitamos mantenernos en contacto con la realidad. Pero como el golfista, precisamos elegir un enfoque positivo que nos permita vivir con gozo y no en amargura y derrota. A veces resulta difícil. Cuando nos sentimos débiles, también nos sobreviene un cansancio espiritual. Si nos encontramos en ese punto, necesitamos escuchar las palabras de Mateo 11:28: «Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso». Si notamos que estamos llegando a un tiempo difícil, o de prueba, no esperemos a estar en medio de él para preparar nuestra mente. Meditemos antes de que los sucesos ocurran, de modo que nos sea más factible responder de la manera en que Jesús lo haría en una situación similar. Por esa razón 1 Pedro 1:13 nos recuerda lo que debemos hacer: «Dispónganse para actuar con inteligencia; tengan dominio propio; pongan su esperanza completamente en la gracia que se les dará cuando se revele Jesucristo». Digamos que hemos estado leyendo la palabra de Dios y que hemos descubierto que Anderson N., Park D. "LIBRE", DEVOCIONAL DE 40 DÍAS no se espera que un cristiano se case con un inconverso. Y nos damos cuenta de que nuestro novio o nuestra novia no es creyente. Y sentimos que el Espíritu Santo nos guía a cortar esa relación. Meditar en la verdad de Dios nos ayuda a atravesar ese tiempo de tanta carga emocional. Somos llamados a preparar nuestras mentes para la acción, sin importar cuál sea el asunto en cuestión. ¿Colocaremos a Dios en el centro de nuestros pensamientos hoy? Si lo estamos haciendo, no lo lamentaremos. Para considerar • • • • • Todo aquello en lo que meditamos entra en nuestros corazones. ¿De qué modo nos afecta? Aquello que llega a las profundidades de nuestro ser, ¿de qué dos maneras resurge luego? Salomón le pidió a Dios un «corazón que supiera discernir». ¿Pero, literalmente, que es lo que pidió? Además de meditar en Dios y en sus caminos, ¿en qué otras cosas debemos meditar? No hay nada malo en que nos visualicemos haciendo algo en el poder del Espíritu Santo, siempre y cuando nuestros pensamientos sean consistentes con qué cosa. La Mentira que rechazamos Rechazo la mentira de que resulta demasiado difícil concentrarse en meditar acerca de Dios de una manera regular. La Verdad que aceptamos Acepto la verdad de que puedo preparar mi mente para la acción y lograr un mayor autocontrol a través de la meditación. Oración Amado Padre celestial: Tú dijiste que al preparar mi mente para la acción yo tendría mayor control sobre mí mismo y podría poner mi esperanza por completo en Jesucristo. Señor, sé que cuando lo haga tendré más autocontrol y lograré la victoria en mi vida. Señor, alabo tu nombre y tus caminos. En el nombre de Jesús. Amén Lectura • 1 Corintios 4:6-21