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Mateo 22,15-21
En aquel tiempo, los fariseos se retiraron y llegaron a un acuerdo para
comprometer a Jesús con una pregunta. Le enviaron unos discípulos, con unos
partidarios de Herodes, y le dijeron:-Maestro, sabemos que eres sincero y que
enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie,
porque no te fijas en las apariencias. Dinos, pues, qué opinas: ¿es lícito pagar
impuesto al César o no?Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús:¡Hipócritas!, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto.Le
presentaron un denario. El les preguntó:-¿De quién son esta cara y esta
inscripción?Le respondieron:-Del César.Entonces les replicó:-Pues pagadle al
César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
Para orar, meditar y vivir
Personalidad de Jesús
1. Persona sincera: "Sabemos que eres sincero". Los sumos sacerdotes, los senadores
y los herodianos, reconocen a Jesús como un hombre sincero. Eran estos quienes
continuamente le estaban confrontando y quienes finalmente le llevaron a la cruz; sin
embargo, son ellos mismos, quienes lo reconocen como un hombre sincero. Sincero
quiere decir hombre honesto, recto, no genera dudas en su vida, se le ve transparente.
Sinceridad es signo de madurez humana y espiritual. La sinceridad es una virtud
humana, que no admite medias tintas.
2. Persona que enseñaelcaminodeDios: Jesús tiene claridad frente a su misión.
"Nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Padre se lo quiera revelar".
“Nadie ha visto al Padre a no ser aquel que viene de Dios”. ¿Y quien viene de Dios?
Jesús viene enviado del Padre y viene con la misión de conducir el mundo a Dios.
Jesús enseña no con discursos y verdades éticas o morales, Jesús enseña con su estilo
mismo de ser y de vivir.
Pregunta para nosotros hoy: ¿Enseñamos el camino de Dios? ¿Yo como obispo, como
sacerdote, padre de familia, maestro..., enseño el camino de Dios? Tarea grande que
todos tenemos: Enseñar el camino de Dios. ¿Cómo enseñar el camino de Dios? Con el
estilo de vivir..., orando y enseñando a orar a los niños y jóvenes, con una adecuada
catequesis, participando de la Eucaristía dominical (ningún domingo sin misa).
3. Persona que obra siempre en laVerdad: Jesús es maestro de la Verdad. Aún más
Él mismo es la Verdad: "Yo soy el Camino la Verdad y la Vida" (Jn 14,6). "La
Verdad los hará libres".
4. Persona que actúa siempre con Libertad: El evangelio dice: "Sin que te importe
de nadie", esto quiere decir que Jesús vive en la libertad. Libertad: "Ser lo que se es".
Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre, obra desde la libertad divina y la
libertad humana. Como Dios sabe que su ser es bondad, misericordia, amor infinito,
compasión... Como hombre sabe que necesita del amor como don del Padre, de la
misericordia como cercanía del Padre, del amor infinito como participación en el
amor del Padre. Jesús habla con libertad, porque su ser es libre. Jesús obra con
libertad, porque la ha asumido desde siempre. La libertad es una virtud y como tal se
aprende desde la infancia hasta el momento de la muerte. Pregunta: ¿Nuestros
hogares, nuestras instituciones educativas, nuestras empresas..., son casa donde se
forma para la libertad?
Libertad es vivir con responsabilidad la vocación por la cual he optado en algún
momento de mi vida. Ejemplos: vivir como sacerdote, religioso (a), esposo (a), hijo
(a). Libertad como consagrado, libertad como laico. Libertad profesional: médico,
maestro, administrador público.
Problemática hoy: Confundimos libertad con libertinaje. “Libre desarrollo de la
personalidad”, la hemos entendido como "dejar al niño que haga lo que le de la gana".
No corrija al hijo porque lo frustra, le genera depresión y hasta lo puede demandar.
Esta situación ha generado no libertad sino esclavitud. Muchos padres hoy son
esclavos de sus hijos y muchos hijos son esclavos de unos padres manipuladores y
aferrados a sus hijos hasta tal punto que no los dejan crecer con libertad. Con
frecuencia encontramos personas de 40 años que no son mas que "niños grandes".
5. Persona que nosefijaenlasapariencias: “Dios no ve como los hombres, que ven la
apariencia. El Señor ve el corazón” (2 Sam 16, 7). Estas palabras son dirigidas a
Samuel, cuando va en busca del elegido del Señor. Se trata de David, el más pequeño,
pero precisamente ese es a quien debe ungir, porque Dios no se fija en las apariencias.
Dios ve el corazón.
“No te fijas en las apariencias”, son las palabras que los fariseos y los herodianos
dirigen a Jesús; implícitamente, lo están reconociendo como Dios o al menos como un
“Hombre de Dios”. Ver el corazón, esa es también nuestra tarea. Que bueno, que los
sacerdotes, los religiosos y religiosas aprendamos a ver el corazón de nuestros
feligreses para poderles ayudar y viceversa, que los fieles laicos vean en el sacerdote
su corazón para hacer equipo de trabajo y no caer en la critica, muchas veces
despiadada. Que bueno que los padres de familia vean el corazón de sus hijos y
viceversa… Los maestros, los médicos, los profesionales, los administradores
públicos…En fin, pidámosle a Dios que nos de la gracia de ir al corazón de cada
persona para poder ser sensibles frente a las necesidades reales de los demás…
Tarea:
Durante esta semana, a la luz de la personalidad de Jesús, pensemos en nuestra
propia personalidad. Meditemos y oremos este texto de San Pablo a los
Filipenses 2,5: “Tengan los mismos sentimientos de Cristo Jesús”.