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YO SOY LA VID
10 al 16 de julio.
El Señor Jesús daba sus mensajes al pueblo judío tomando como ejemplo las cosas cotidianas que ellos
conocían bien: El pan, las ovejas y el pastor, la vid y los pámpanos…
Al igual que a la gente del tiempo de Jesús, a nosotros nos es necesario y útil aprender, mediante estos
ejemplos, las verdades espirituales que enseñan el deseo y propósito de Dios para nuestras vidas.
Juan 15:1-8. Cristo se mostró a sí mismo como la vid, y habló de nosotros como los pámpanos, es decir, las ramas
que naturalmente producen el fruto: Las uvas.
No es casualidad que en este capítulo aparezcan 10 veces palabras relacionadas con “permanecer” y 8 veces la
palabra “fruto”.
Estas dos palabras, constituyen la clave de esta enseñanza de Jesús, que vamos a considerar en esta ocasión.
1. Permanecer. “Permaneced en mí y yo en vosotros.” Juan 15:4. El Señor Jesús nos invita a permanecer en
él, unidos a él, sostenidos de él, porque solo él tiene, en sí mismo, todo lo que necesitamos para vivir,
para crecer, para desarrollarnos y dar mucho fruto.
Él dijo: “…el que permanece en mí y yo en él…”. Esto, habla de una dependencia total, como la de un bebé
en el vientre de su madre; habla también de una “transfusión” continua de nutrientes vitales. El que
permanece unido a Cristo, adquieren sus “genes” fluyendo por todo su ser. Es la única forma de parecerse
a él, pensar como él, actuar como él, a través del fluir continuo de su palabra en nosotros y de su Espíritu
Santo: “…si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros…”
2. Mucho fruto. Ahora, como resultado de permanecer en Jesús, el principal fruto producido, será: el
carácter de Cristo, el cual se manifestará en nosotros, a través de una vida santificada, haciendo morir en
nosotros las obras de la carne, para que sean evidentes en su lugar, El fruto del Espíritu, Gálatas 5:22-24,
y toda clase de frutos espirituales, como el buen testimonio y la vida de servicio. 1ª Corintios 11:1.
Nuestro buen testimonio, honra el nombre de Dios y dignifica al cuerpo de Cristo.
El buen testimonio, demuestra que, no hay otra forma de experimentar una vida abundante, si no es
viviendo bajo las normas de la palabra de Dios, la cual trae verdadero gozo y es digna de imitar. Juan
15:11.
La vida de servicio, es el mejor fruto que podemos ofrecer al Señor, desarrollando nuestros dones,
habilidades y talentos para su obra, edificando su iglesia y cumpliendo con eficacia el gran llamado, la
gran comisión.
Como buenos pámpanos, mantengámonos firmemente sostenidos de la vid y seamos entusiastas productores de
mucho fruto; glorifiquemos así al Padre. Juan 5:8.