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P. Luis Javier Alvarado-Zegarra Rojas, SCV “Meditaciones Dominicales” DOMINGO XXIX DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO B EVANGELIO: Marcos 10, 35-45 En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: «Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir». Les preguntó: «¿Qué queréis que haga por vosotros?» Contestaron: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda». Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?» Contestaron: «Lo somos». Jesús les dijo: «El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado». Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos». Primera lectura: Isaías 53, 10-11; Salmo 32(33), 4-5.18-20.22; Segunda lectura: Hebreos 4, 14-16. MEDITACIÓN OBJETIVOS: ¿Qué hemos de entender? Que Dios nos llama a vivir los más grandes ideales de nuestra vida cristiana que tiene su cumbre en el amor perfecto. ¿Qué sentimientos corresponden a esta realidad? Confianza en Dios y esperanza de que se puede ser santo; anhelo de vivir el amor en toda su expresión. ¿Qué actitudes hemos de esforzarnos vivir? La virtud de la magnanimidad como actitud que busca la excelencia de la vida cristiana; rechazar “la ley del mínimo esfuerzo”. REFLEXIÓN: LOS APÓSTOLES FUERON MAGNÁNIMOS. Acabamos de leer que Santiago y Juan le piden a Jesús: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda». Ante esta petición el Señor pregunta: «¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?» A lo que ellos contestan de manera categórica: «Lo somos». En esta respuesta podemos ver dos lados de una misma moneda: por una parte, la búsqueda malsana de figurar en los primeros puestos y, por otra, el anhelo de dos hombres cuyos corazones estaban hechos para lo más grande. Este segundo aspecto es el que quiero resaltar en la reflexión de hoy. LA MAGNANIMIDAD. La magnanimidad es una virtud que en nuestro tiempo muchos han olvidado o simplemente ignoran. Es la actitud de aquel que siempre busca entre todo lo P. Luis Javier Alvarado-Zegarra Rojas, SCV “Meditaciones Dominicales” bueno, lo mejor. Es expresión de un corazón que no se contenta con poco. Es la virtud del Señor cuando Marcos dice ha venido: «A dar su vida como rescate por muchos»1, razón por la cual el autor de la carta a los Hebreos dice que tenemos un Sumo Sacerdote grande: «Santo, inocente, incontaminado, apartado de los pecadores, encumbrado por encima de los cielos»2. La magnanimidad es la virtud que nos lleva a buscar la excelencia en nuestra vida cristiana; a poner los ojos en lo más digno, noble y santo. MAGNÁNIMOS PARA AMAR. Sólo con un corazón magnánimo nos atreveremos a vivir en toda su dimensión el más grande de todos los mandamientos: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente»3; mandamiento que va de la mano con este otro precepto: «Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto»4. No hay espíritu humano que no haya sido creado por Dios para lo más noble; el mismo Cristo en su predicación, no escatimaba en señalar las exigencias más grandes de nuestra fe: amar a los enemigos; cargar con la cruz; amar como Él mismo nos amó. Todo el Evangelio está cargado de un exigente anuncio dirigido a todos los hombres y mujeres sin excepción alguna. Si miramos a los santos vemos que muchos pasaron de ser débiles y pecadores a ser ejemplo en la excelencia de la virtudes y de heroísmo en su lucha contra el pecado. Los santos son el testimonio claro de cuál es la verdadera capacidad que Dios le ha dado al ser humano; son el testimonio de que es posible llegar a esas alturas. No hacerlo nos entristece, tal como le sucedió al joven rico. Sólo es incapaz de todo esto aquel que se quiera hacer incapaz a sí mismo cerrándose a la grandeza de su vida. MAGNÁNIMOS PARA SERVIR. Si ensanchamos nuestro corazón aceptando ser magnánimos, podremos entender más a fondo lo que Jesús le responde a Santiago y a Juan: «Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre [Cristo] no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos». En el servicio el amor se hace concreto y vamos avanzando en nuestra santidad. Acudamos a María, nuestra Madre, con aquella oración en la que le decimos: «Santa María, ayúdame a esforzarme según el máximo de mis capacidades y el máximo de mis posibilidades para así responder al Plan de Dios en todas las circunstancias concretas de mi vida». PREGUNTAS PARA LA MEDITACIÓN PERSONAL 1 Santiago y Juan sentían que su corazón estaba hecho para lo más grande en la vida ¿Tú sientes lo mismo? ¿Qué es la magnanimidad? ¿Por qué es una virtud que empata perfectamente con nuestra vida cristiana? En su Cántico de alabanza, María dice: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humildad del su sierva» ¿Hay contradicción entre la magnanimidad y la humildad? ¿Por qué? Mc10, 45 Heb7, 26 3 Mt22, 37-38. Ver Dt6, 5 4 Mt5, 48 2 P. Luis Javier Alvarado-Zegarra Rojas, SCV “Meditaciones Dominicales” ¿Por qué crees que la magnanimidad es una virtud que hoy en día está muy olvidada? «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente» ¿Eres capaz de vivir este mandamiento en toda su dimensión? ¿Por qué? ¿Crees que puedes ser santo? «El que quiera ser grande, sea vuestro servidor». Después de lo que hemos dicho ¿Cómo entiendes esta frase? Rézale a la Virgen para que te ayude a tener un corazón magnánimo. FORMACIÓN CATEQUÉTICA Y ESPIRITUAL Leamos en el Catecismo de la Iglesia Católica los numerales: 440; 494; 608; 623; 786. Ver en: http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html CITAS BÍBLICAS PARA LA SEMANA LUNES MARTES MIÉRCOLES JUEVES VIERNES SÁBADO PRIMERA LECTURA Efesios 2, 1-10 Efesios 2, 12-22 Efesios 3, 2-12 Efesios 3, 14-21 Efesios 4, 1-6 Efesios 4, 7-16 SALMO 99(100), 2-5 84(85), 9-14 Isaías 12, 2-6 32(33), 1-19 23(24), 1-6 121(122), 1-5 EVANGELIO Lucas 12, 13-21 Lucas 12, 35-38 Lucas 12, 39-48 Lucas 12, 49-53 Lucas 12, 54-59 Lucas 13, 1-9 DOMINGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO B Las siguientes citas bíblicas corresponden a la celebración del domingo próximo así, el viernes, el sábado o el domingo antes de misa las podrás leer para prepararte mejor y así escuchar y acoger la Palabra de Dios: Primera lectura: Jeremías 31,7-9; Salmo 125(126),1-6; Segunda lectura: Hebreos 5, 1-6. EVANGELIO: Marcos 10, 46-52 En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí». Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: «Hijo de David, ten compasión de mí». Jesús se detuvo y dijo: «Llamadlo». Llamaron al ciego, diciéndole: «Animo, levántate, que te llama». Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús le dijo: «¿Qué quieres que haga por ti?» El ciego le contestó: «Maestro, que pueda ver». Jesús le dijo: «Anda, tu fe te ha curado». Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.