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VOTO DE LA VILLA DE MAZARRÓN A LA PURISIMA
Mazarrón, 16 de noviembre de 2013
Santísima Señora:
De nuevo, nos encontramos en este Santuario, y casa de todos los mazarroneros para renovar la confianza que
nuestros antepasados depositaron en la Madre de Dios, para que fuera la nuestra.
Por los testimonios de los responsables del concejo que nos precedieron, sabemos que acordaron en su sesión de
cabildo de 19 de octubre de 1586 lo siguiente:
hacer “memoria del milagro que nuestro señor hizo, por intercesión de nuestra señora de la concepción en el día
de San Gregorio, este dia que es a 17 días del mes de noviembre venidero, y que en memoria de tan gran
merced se haga fiesta y regocijo, y se corran toros y jueguen cañas”.
También se encargan de escribir al año siguiente al Sr. Obispo para que se guarde la fiesta del día del milagro.
Y esta tradición guardada en nuestros legajos más antiguos que custodian la memoria de nuestro pueblo, debe
quedar imborrable en el tiempo, y ser seña de identidad de todos los mazarroneros.
Por ello, y siguiendo esta tradición, a ti Madre, nos dirigimos en los quehaceres de cada día, en ti confiamos
nuestro corazón, nuestras alegrías y nuestras penas, y una vez más nos volvemos a reencontrar para rememorar
Vuestro Milagro.
Un milagro que hoy se hace verdad, es el milagro de la Fe, que nos reconforta y nos sosiega, que nos ayuda y
nos enaltece, en nuestro ser de cristianos.
Hoy nuevamente me tenéis a vuestros pies con la responsabilidad y a la vez el honor como Alcalde Presidente
del Muy Ilustre Ayuntamiento de Mazarrón de cumplir con la obligación de presentarme ante Vos,
representando a todos vuestros hijos, para renovar esa confianza filial.
La rememoración de este milagro y la renovación de este voto, debe despertar la exigencia de una belleza más
grande, que no se marchite con el tiempo. Porque la belleza, al igual que la verdad y la bondad, es un antídoto
contra el pesimismo, una invitación a gustar la vida, una sacudida que suscita la nostalgia de Dios.
Hoy en día Mazarrón es un lugar de una realidad cultural global, de gentes predispuestas a la convivencia y al
diálogo por encima de diferencias culturales o religiosas.
Por ello, Señora, rogad para que la fraternidad y la comprensión reine entre los habitantes de nuestro pueblo,
especialmente por todos aquellos a los que nos llamastes a formar parte de la Iglesia, para que cada uno de
nosotros, los que nos llamamos cristianos, seamos centinelas de la paz y no cedamos a la tentación del egoísmo,
de la mentira y de la violencia.
Por último, Santísima Señora, rememorando a nuestro querido Papa Juan Pablo II, elevo a Vos la siguiente
plegaria:
“María, ayúdanos a ser testigos creíbles del mensaje de paz y amor de tu Hijo, para que los hombres y las
mujeres de nuestro tiempo, caracterizado aún por tensos contrastes e inauditas violencias, reconozcan en el
Niño que está en tus brazos, al único Salvador del mundo, fuente inagotable de la paz verdadera, a la que
todos aspiran en lo más profundo del corazón”.