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¿VALE LA PENA VACUNAR EN CAMPO CONTRA LA MIXOMATOSIS?
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¿Vale la pena vacunar en campo contra la mixomatosis?
La vacunación es una de los métodos mas utilizados en la lucha contra la mixomatosis. En este
artículo se hacen algunas consideraciones sobre el éxito de esta medida en el control de la
enfermedad en poblaciones salvajes de conejo de monte y se presentan algunas alternativas.
Catarina Ferreira*, Paulo Célio Alves & Rafael Villafuerte (* IREC-UCLM &
CIBIO-UP,([email protected])
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¿VALE LA PENA VACUNAR EN CAMPO CONTRA LA MIXOMATOSIS?
El conejo (Oryctolagus cuniculus) es una especie clave de los ecosistemas mediterráneos que
sufrió una fuerte disminución en la segunda mitad del siglo XX, prácticamente por toda la
Península Ibérica, debido principalmente a la acción de dos enfermedades víricas: mixomatosis
y enfermedad vírica hemorrágica (EVH). La virulencia de la mixomatosis ha sido considerada
como uno de los factores que más influye en la distribución del conejo en el campo y una de las
enfermedades más graves en cunicultura, por los prejuicios que puede causar.
La Mixomatosis
La mixomatosis es una enfermedad de orígen vírico, subaguda o crónica, provocada por un
mixovirus (Poxviridae), cuya transmisión se da fundamentalmente a través de vectores
mecánicos, como pulgas (Spyllopsylus cuniculi) y mosquitos (Anopheles annulipes, Culex
annulirostris). En su huésped original, los lagomorfos americanos del género Sylvilagus, el virus
no provoca la muerte, originando únicamente tumores benignos.
La enfermedad se detectó por primera vez en 1896 en Uruguay, en conejos de laboratorio. Al
ser bastante letal, se introdujo en los años 50 del s. XX, primero en Australia y posteriormente
en Francia, como forma de control biológico de algunas poblaciones de conejo en elevada
densidad, consideradas plagas en estas regiones por los grandes prejuicios causados en
cultivos agrícolas. A partir de aquí la epidemia se extendió por toda Europa Occidental en
pocos años, incluyendo España y Portugal.
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La evolución de este sistema virus-huésped ha sido acompañada de cerca por la comunidad
científica desde que la enfermedad irrumpió, correspondiendo a uno de los mejores estudiados
en todo el mundo. El impacto inicial de la enfermedad fue dramático, matando prácticamente a
todos los conejos que se infectaron con el virus y provocando una reducción drástica (entre
80-99%) de las poblaciones de conejo a nivel global.
Actualmente, y como resultado de la coevolución del virus con su huésped, las poblaciones de
conejo presentan una cierta resistencia genética a la mixomatosis, siendo las estirpes del virus
de virulencia intermedia las que mayor mortandad provocan, lo que junto con otros factores,
hace que el impacto de la enfermedad en las poblaciones salvajes sea diferente entre ellas.
¿Qué factores influyen en el impacto de la Mixomatosis en campo?
La mixomatosis es una enfermedad “denso dependiente”, es decir, su impacto dentro de una
población de conejos está íntimamente relacionado con la densidad de la misma. Por este
motivo, la capacidad de carga del medio y la dinámica de la población de conejos afectada son
factores determinantes del impacto de esta enfermedad.
La enfermedad tiene mayor
impacto en las poblaciones de conejo:
1)
De baja densidad y fragmentadas en el espacio.
2)
En hábitats con baja capacidad de carga y poco favorables para los conejos (baja calidad de
refugio y alimento).
3)
Con una baja productividad.
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Figura 1 - Conejo de monte com Myxomatosis
En campo, el patrón epidemiológico de la enfermedad se caracteriza por un aumento repentino
de anticuerpos en los conejos juveniles tras la rápida expansión de la enfermedad, dando como
resultado una elevada prevalencia de anticuerpos en los conejos adultos. A pesar de que los
conejos con menos de 1 mes de edad pueden presentar inmunidad adquirida contra esta
enfermedad (conferida por los anticuerpos maternos), la gran mayoría permanece seronegativa
a la mixomatosis hasta su primer contacto con el virus de la enfermedad. Esta es la razón por
la cual los brotes de mixomatosis en campo se dan anualmente poco después de la aparición
de los juveniles en la población, cuyo pico se registra normalmente en Junio/Julio de cada año.
Por otro lado, la enfermedad presenta una mayor incidencia en los momentos que coinciden
con las épocas óptimas de desarrollo de los vectores mecánicos (Primavera para las pulgas y
finales de Verano para los mosquitos).
Métodos de combatir la Mixomatosis
La vigilancia epidemiológica es fundamental para reconocer a tiempo los brotes de las
enfermedades y ajustar localmente la necesidad de una intervención. Las principales acciones
sanitarias que se pueden aplicar son el combate a los vectores de la mixomatosis y la
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vacunación parentérica contra EVH y mixomatosis (recurriendo a vacunas comerciales
desarrolladas para conejo doméstico). Una tercera acción está relacionada con la utilización de
virus recombinantes y vacunas orales, pero la eficacia e idoneidad de esta vía no están
completamente demostradas, y por ellos actualmente no está disponible para poblaciones
salvajes.
Las vacunas comerciales
La vacunación contra la mixomatosis de conejos juveniles en cautividad se considera muy
eficaz, por este motivo esta medida de gestión se utiliza en campo para aumentar el número de
conejos. Existen dos tipos de vacunas comerciales contra la mixomatosis, ambas fabricadas a
partir de virus vivos. Las vacunas homólogas se preparan a partir de estirpes atenuadas vivas
del virus (ej: POX-LAP, Laboratorios Ovejero, León) y las heterólogas a partir del virus del
Fibroma de Shope (virus semejante al de la mixomatosis que induce una excelente respuesta
inmunitaria), siendo esta última la más indicada para su utilización en poblaciones salvajes en
cuanto a bioseguridad se refiere. Las vacunas disponibles para el EVH consisten en un virus
inactivo obtenido a partir de triturado de hígado de animales infectados experimentalmente.
Aun así, el uso de este tipo de vacunas comerciales es prácticamente impracticable para la
vacunación de poblaciones salvajes (sobretodo si estuvieran en baja densidad), por las
siguientes razones:
1) Requieren ser administradas individualmente.
2) No existe ninguna transmisión horizontal (de conejo a conejo) ni vertical (de coneja a
láparos) de la imunidad
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3) Necesitan ser vacunados como mínimo de 6 en 6 meses (lo que exige la recaptura del
mismo individuo en campo).
4) Requieren que los conejos a vacunar estén en buenas condiciones sanitarias y que no sean
sometidos a ningún tipo de estrés, con el fin de asegurar una buena respuesta inmunitaria.
Figura 2 - Jeringa para la administración de vacunas de inyección
Por otro lado, las dosis aplicadas en campo (normalmente cuando se hacen repoblaciones) son
las recomendadas para conejo doméstico, no sabiendo con seguridad si serán las más
adecuadas y eficaces para conejo salvaje.
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Los virus recombinantes y las vacunas orales
Desde la primera vez que se habló de la posibilidad de vacunar en campo a las poblaciones de
conejo contra las dolencias víricas, los cazadores y gestores de caza no dejan de preguntarse
cuándo se comercializará dicha receta para salvar a los conejos. Pero la respuesta parece
tardar en llegar.
Las vacunas recombinantes desarrolladas para fauna salvaje son el ejemplo por excelencia de
la utilización de Organismos Genéticamente Modificados (OGM). A finales de los años 90, un
convenio entre la Real Federación Española de Caza y el INIA hizo posible el desarrollo de una
vacuna recombinante que contiene el virus de la mixomatosis genéticamente modificado para
expresar una proteína estructural del virus de la EVH (proteína de la cápside VP60). El
resultado sería una vacuna (designada Mixoma 6918-VP60) que podía ser transmitida
horizontalmente, es decir, de conejo a conejo, protegiéndolos de ambas enfermedades. Los
ensayos en laboratorio tuvieron éxito. En campo tan sólo se realizaron y documentaron algunos
tests (necesarios por cuestiones de bioseguridad y exigidos por las autoridades competentes)
para explorar la posibilidad de utilizar este OGM autodispersante en poblaciones salvajes.
Estos tests concluyeron que todos los conejos vacunados adquirieron una buena inmunidad a
ambas dolencias (el 45% de los conejos de la colonia poseían anticuerpos), pero que la
capacidad de transmisión de la vacuna (a pesar de ser por contacto directo entre los conejos,
como se preveía), era muy limitada y sólo se observaba durante los primeros 8 días después
de la vacunación, perdiéndose progresivamente de conejo a conejo (el virus de la vacuna se
transmitió a tan sólo el 10% de los conejos en el 2º contacto). A pesar de que estos tests han
sido realizados sobre el terreno y de que la seguridad de la vacuna ha sido, aun no se han
obtenido, por parte de la Agencia Europea del Medicamento, ni la aprobación para su
utilización ni la autorización para comercializarla.
La inmunidad de los conejos por vía oral sería, según sus defensores, más estable y segura
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que el uso de recombinantes transmitidos por vectores, lo que facilitaría su aprobación por
parte de las autoridades sanitarias. En todo caso, el desarrollo de una vacuna, la selección de
los soportes biológicos donde sería administrada, y el trámite de las respectivas autorizaciones
oficiales sugieren que su comercialización a corto plazo será poco probable.
¿Cuál es la opinión de la comunidad científica en relación a la vacunación contra las
dolencias?
Además del problema de tratarse de una OGM, existe un problema de conflicto de intereses
internacional que ha tenido un peso importante y que ha dividido opiniones entre la comunidad
científica sobre la utilidad de la vacunación en poblaciones salvajes de conejo. A pesar de los
intereses ibéricos por conservar el conejo (por el mero hecho de tratarse de una importante
especie cinegética y presa principal de depredadores en peligro de extinción), este lagomorfo
tuvo (y tiene) un impacto devastador en la biodiversidad y agricultura de los países donde se
introdujo, como es el caso de Australia o Nueva Zelanda. Estas vacunas, que protegen los
conejos en un lado del mundo, comprometen su control biológico en aquellas otras regiones del
mundo donde constituye una plaga, lo que representa un conflicto en términos de gestión de la
especie.
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Figura 3 - Conejo de monte saludable (Foto: Catarina Ferreira)
Por otro lado, los estudios científicos realizados sobre la eficacia de la vacunación en campo
revelan resultados no concluyentes y poco prometedores. Por un lado, algunos estudios
sugieren que vacunar todos los meses contra la mixomatosis a conejos juveniles “ingenuos” a
la dolencia (es decir, que nunca han contactado con el virus de la enfermedad y, por tanto, no
poseen anticuerpos), puede mejorar la supervivencia a nivel individual. A pesar de todo,
algunos autores describieron efectos negativos a corto plazo asociados a estas vacunaciones
de juveniles, habiéndose demostrado también que la intensidad de la respuesta inmune
inducida por la vacunación puede verse afectada por la condición física de los propios conejos,
lo que indica que esta relación “vacunación - mayor supervivencia” no siempre es lineal. Por
otro lado, algunos autores demostraron que los niveles de estrés a los que los conejos se
someten durante el proceso de captura puede afectar a la eficacia de la vacuna, lo que implica
que los protocolos de captura y manipulación de los animales pueden influir enormemente en la
eficacia de esta medida de gestión en el campo. Además de esto, la forma en que se distribuye
el virus (altamente variable y que depende de un conjunto de factores) y la virulencia de las
estirpes circundantes pueden generar efectos contradictorios de la vacunación a nivel
individual. Finalmente, otros factores como el sistema de captura de los conejos utilizado (que
implican la captura de diferentes proporciones de animales, estrés inducido, etc.), la duración
de la época reproductora y el momento en que se realiza la vacunación, son algunos de los
determinantes de la eficacia de las campañas de vacunación del conejo en campo. Esto implica
que, aun en condiciones controladas, no es fácil identificar (ni controlar) todos los factores que
deberían ser manipulados para garantizar (o mejorar) la eficacia de esta medida de gestión.
Entonces, ¿valdría la pena vacunar en el campo contra la Mixomatosis?
En campo, los conejos son normalmente capturados y vacunados una sola vez,
independientemente de su edad o de su nivel de protección contra las enfermedades, en
cualquier época del año, siendo ésta altamente variable entre regiones y/o años. En cualquier
caso, estos conejos casi nunca vuelven a ser vacunados (o recapturados), motivo por el cual
tales programas de vacunación se designan “vacunaciones ciegas”, conociéndose poco acerca
de su verdadera eficacia. En poblaciones de conejo de bajas densidades estas vacunaciones
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pueden hasta ser contraproducentes, volviendo a esas poblaciones aun más vulnerables.
Concluyendo, los estudios científicos realizados hasta el momento acerca de la aplicabilidad de
la vacunación contra la mixomatosis sobre el terreno sugiere que ésta, tal como se realiza
actualmente en campo, no constituye una medida de gestión ni eficaz ni funcional para
recuperar y/o conservar poblaciones de conejo.
¿Qué medidas alternativas existen?
Probablemente, en la mayoría de los casos, valdría más la pena dirigir los esfuerzos a conocer
el estado inmunológico de la población (porcentaje de animales con anticuerpos contra la
dolencia) y la condición física de los animales, en vez de vacunar a cada individuo contra el
virus. De esta forma, las estrategias de gestión más benéficas para combatir indirectamente y
de forma duradera la mixomatosis son aquellas enfocadas a la mejora de las condiciones del
hábitat (para aumentar su capacidad de carga y calidad del medio) y de la productividad de las
poblaciones de conejo (aumentar la densidad de la población, mitigando el impacto de la
dolencia). Por oposición, cualquier tipo de estrategia de gestión basada en aumentos
temporales de la densidad de conejo (como las campañas de vacunación, traslados) pueden
aumentar el impacto de la dolencia, porque no intervienen en los parámetros biológicos de la
población que están en la base del combate natural contra las epizootias.
Bibliografía Recomendada
Angulo, E. & Gilna, B. (2008). When biotech crosses borders. Nature Biotechnology, 26(3):
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http://www.nature.com/nbt/journal/v26/n3/abs/nbt0308-277.html
)
Calvete, C. et al. (2002). Epidemiology of viral haemorrhagic disease and myxomatosis in a
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he Veterinary Record, 150: 776-782.
Calvete, C. et al. (2004). Effect of vaccination against viral haemorrhagic disease and
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The
Veterinary Record
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Ferreira, C. & Alves, P.C. (2006). Gestão de populações de coelho-bravo (Oryctolagus
cuniculus algirus
Federação Alentejana de Caçadores (Eds.).
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Ferreira, C. et al. (2009). Field experimental vaccination campaigns against myxomatosis and
their effectiveness in the wild.
Vaccine, 27: 6998-7002. (versão traduzida para
português pode ser solicitada à autora através de e-mail)
Torres, J.M. et al. (2001). First field trial of a transmissible recombinant vaccine against
myxomatosis and rabbit hemorrhagic disease.
Vaccine, 19: 4536-4543.
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