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APORTACIONES DE LAS COMUNIDADES INDÍGENAS DE MÉXICO A LA MITIGACIÓN Y LA ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO Catarina Illsley Granich1 y Emilia Pool Illsley.1 2010. 9 páginas. ÍNDICE Antecedentes ¿Qué conocimientos y prácticas de las comunidades permiten la mitigación y la adaptación al cambio climático? ¿Cómo pueden las políticas públicas fortalecer las capacidades de las comunidades para la mitigación y la adaptación al cambio climático? 2 3 7 El Programa Especial de Cambio Climático 2008-2012 (PECC), plan de trabajo de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) derivado de la estrategia mexicana para enfrentar el cambio climático, plantea que nuestro país requiere desarrollar de inmediato actividades de mitigación, definida como la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, y de adaptación, referida a la reducción de la vulnerabilidad y de los riesgos para la vida, el orden natural y el desarrollo. Señala que la eficacia de estas actividades aumenta significativamente cuando concurren diversos sectores en una estrategia de política transversal.2 El PECC aspira a consolidar un patrón de desarrollo en el que el crecimiento económico no incida significativamente en el incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero. Al inducir una disminución de la intensidad de carbono, expresada como la relación entre las emisiones y el producto interno bruto, el PECC propone dar un impulso inicial a la descarbonización de la economía mexicana. Establece, asimismo, objetivos y metas, muchos de los cuales tienen que ver directamente con los territorios rurales del país y las personas que los habitan. Entre las acciones propuestas destacan las relativas a la Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación (REDD), un mecanismo mediante el cual los países del Norte le pagarían a los países del Sur por realizar prácticas silvícolas en sus propios territorios, ya sea por medio de la entrega de recursos económicos para la cooperación, la venta de bonos de carbono o una combinación de ambos. Aquí identificaremos algunas de las aportaciones de las comunidades rurales de México, sobre todo las indígenas, a la mitigación y la adaptación al cambio climático, 1 Programa de Manejo Campesino de Recursos Naturales del GEA, AC, [email protected]. Semarnat, 2009, “Programa especial de cambio climático 2008-2012. Versión para consulta pública”. Disponible en www.semarnat.gob,mx/queessemarnat/consultaspublicas/Documentos/pecc/ consultacomplementaria/090323%20PECC%20vcpc.pdf. Consultado en marzo de 2009. 2 y sugeriremos estrategias para que las políticas públicas fortalezcan las capacidades comunitarias al respecto. ANTECEDENTES Más de la mitad del territorio mexicano se encuentra bajo régimen de propiedad social y pertenece a ejidos y comunidades indígenas. De acuerdo con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), los territorios de las comunidades indígenas en conjunto representan 14.3% de la superficie del país y en ellos están representados casi todos los tipos de vegetación existentes en México. La mayor parte de las selvas húmedas y los bosques templados húmedos está bajo la custodia de comunidades indígenas. Un tercio de las Áreas Naturales Protegidas (ANP) del país y 26.2 % de su superficie incluyen territorios indígenas, y casi la quinta parte de su población es indígena. Pueblos indígenas ocupan cerca de la mitad de las cabeceras más importantes de las cuencas del país; en ellas ocurre 23.3% de la captación total del agua pluvial. La mitad de las regiones de mayor precipitación pluvial en México corresponde a territorios de pueblos indígenas. Es claro entonces que la conservación de gran parte de la biodiversidad y los ecosistemas del país, así como de los servicios que éstos proporcionan, depende de la conservación de los territorios indígenas.3 En consecuencia, resulta prioritario considerar a estos territorios y a sus legítimos dueños en cualquier estrategia de política relacionada con el cambio climático. Ahora bien, los pueblos indígenas y campesinos, históricamente marginados, son el sector social que de manera más directa está afrontando los efectos de los cambios climáticos por su forma de vida tan vinculada y dependiente del medio natural, sobre todo de las lluvias impredecibles. Además, muchos de sus territorios se ubican en el paso de los huracanes.4 La vulnerabilidad en tales territorios se ha incrementado también por el deterioro de la base natural como resultado de decenas de años de prácticas no sustentables, generalmente promovidas por agentes externos: la acción deforestadora de compañías madereras o mineras, los programas oficiales de fomento de la ganadería y la agricultura con imposición de paquetes tecnológicos basados en agroquímicos, la marginación social que empuja a la sobreexplotación de los recursos naturales… En México, las políticas públicas rurales de los últimos veinte años han significado el abandono del campo, de modo que sus pobladores se han visto forzados a emigrar masivamente por el incremento en los niveles de pobreza y la falta de oportunidades de empleo y desarrollo. La marginalidad en la que viven los campesinos más pobres 3 José Sarukhán et al., 2009, Capital natural de México. Síntesis: conocimiento actual, evaluación y perspectivas de sustentabilidad. México, Conabio. 4 Eckart Boege, 2008, El patrimonio biocultural de los pueblos indígenas de México. Hacia la conservación in situ de la biodiversidad y agrobiodiversidad en los territorios indígenas. México, Instituto Nacional de Antropología e Historia. Grupo de Estudios Ambientales, AC DM_aportacionesindigenascc_010710 2 ha empezado a agudizarse como efecto del cambio climático, resultando en crecientes violación de derechos humanos, emigraciones, pérdida y despojo de recursos, discriminación y desempleo. Es paradójico que sobre este sector, que ha contribuido muy poco a las emisiones de gases de efecto invernadero, recaigan tan graves consecuencias. Los habitantes de los territorios rurales de nuestro país, en particular los indígenas, al igual que los de otras partes del mundo, desde siempre han producido alimentos y bienes bajo condiciones limitantes de energía, tecnología y escala. Por ello poseen conocimientos, prácticas, formas de organización, recursos genéticos y enseñanzas muy relevantes para la mitigación y la adaptación al cambio climático, los que no han sido tomados en cuenta, sobre todo por la predominancia de un paradigma centrado en el enfoque productivista y el papel del mercado. ¿QUÉ CONOCIMIENTOS Y PRÁCTICAS DE LAS COMUNIDADES PERMITEN LA MITIGACIÓN Y LA ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO? La agrobiodiversidad y la seguridad alimentaria México es país de origen y diversificación de muchas plantas cultivadas. Las milpas y otros sistemas agrícolas tradicionales incluyen la producción combinada de diferentes especies de plantas y animales adaptadas a cada localidad. Los campesinos e indígenas han favorecido en dichas especies los rasgos más apropiados para el clima, el relieve, el suelo de cada lugar: resistencia a sequías o a inundaciones, al calor o al frío, al viento, a la salinidad… Los arreglos de las diferentes especies permiten optimizar el espacio y la energía y reponer la fertilidad del suelo. La agrobiodiversidad proporciona a los habitantes una dieta rica en proteínas, vitaminas y minerales. Mantener el conocimiento y el germoplasma creados por los campesinos e indígenas es fundamental para garantizar la seguridad alimentaria de todos ante situaciones de riesgo. Un ejemplo de la importancia de la agrobiodiversidad para enfrentar los cambios climáticos son los maíces desarrollados por los pueblos indígenas en nuestro país: más de cincuenta razas que progresan desde el nivel del mar hasta más de 2 500 m de altura, en condiciones de sequía o de humedad excesiva, en zonas de fuertes vientos o de heladas tempranas, sobre suelos pobres o fértiles. He aquí un proceso dinámico de producción de conocimiento en el nivel local que sostiene la capacidad de seguir produciendo este generoso cereal en escenarios cambiantes. Producción agrícola con bajas emisiones de carbono La agricultura orgánica, energéticamente eficiente, origina bajas emisiones de CO2 e incrementa la resiliencia de los agroecosistemas ante eventos hidrometeorológicos Grupo de Estudios Ambientales, AC DM_aportacionesindigenascc_010710 3 extremos. El incremento en el contenido de materia orgánica de los suelos por el empleo de estiércol, abonos verdes y cultivos de cobertera, practicado a lo largo de milenios por los agricultores tradicionales de México y el mundo, eleva la fertilidad, la retención de humedad y, consecuentemente, la producción, sin necesidad de aplicar agroquímicos. La prevención de plagas, enfermedades e infestaciones de malezas mediante el manejo de los mecanismos de regulación biológica (predación, parasitismo, antagonismo, alelopatía, etcétera), así como el desarrollo y uso de variedades y especies naturalmente resistentes a plagas y enfermedades, también evita el uso de agroquímicos. Hoy en día, el surgimiento y la persistencia de mercados orgánicos en diferentes ciudades del país hace de la producción orgánica una opción económicamente viable. Cabe destacar, por último, que algunas comunidades indígenas, como los chochos de Oaxaca, se han resistido desde la década de 1980 al uso de agroquímicos. Estrategias de diversificación: agroforestería La producción indígena se caracteriza por no depender de un solo recurso, como sucede en extensas áreas que han sido convertidas a monocultivos: la mayor parte de la superficie agrícola de México está ocupada por sólo tres cultivos.5 Los campesinos aún conocen y aprovechan una gran variedad de especies que se encuentran en sus milpas, montes y veredas. Muchos agricultores siembran o auspician plantas útiles bajo la cobertura de árboles, en sistemas agroforestales, como forma de protegerlas de las fluctuaciones extremas en microclima y humedad del suelo. Un ejemplo es la producción indígena de magueyes mezcaleros en Guerrero bajo la sombra de encinos, que constituye una alternativa al poco sustentable monocultivo de agaves tequileros. La agricultura de roza-tumba-quema practicada en las selvas de Yucatán y Chiapas es una forma compleja de mantener la cobertura forestal y a la vez de obtener múltiples satisfactores para las necesidades cotidianas. Los huertos familiares en algunas regiones se convierten en pequeños parches de vegetación que asemejan la selva: en Yucatán se han encontrado hasta cien especies de plantas en un solo huerto maya. Más de seis mil especies de plantas y animales, domesticadas y silvestres, son empleadas como medicina, alimento, bebida y para otros fines. En fin, los pueblos indígenas han generado variadas y complementarias estrategias productivas ante las crisis que vienen enfrentando desde tiempos milenarios. Las prácticas de control de erosión y de manejo integrado del agua en parcelas y microcuencas 5 José Sarukhán et al., 2009, Capital natural de México… Grupo de Estudios Ambientales, AC DM_aportacionesindigenascc_010710 4 Los campesinos mexicanos conocen y usan un amplio espectro de tecnologías para cosechar el agua, conservar la humedad del suelo y optimizar el riego, así como para reducir las inundaciones, la erosión y la lixiviación de nutrientes cuando la precipitación pluvial aumenta. Este conocimiento también deviene en herramienta para ampliar la resiliencia y disminuir la vulnerabilidad del medio rural ante el cambio climático. Desde tiempos prehispánicos se han levantado terrazas y bordos de diversos tipos, usando materiales locales y plantas como magueyes o pequeños árboles, para retener la humedad, abatir la erosión y crear nuevos espacios para el cultivo; son famosos los metapantlis del Altiplano Central. También se construyen canales, pequeñas presas y zanjas para dirigir el agua y los sedimentos hacia las parcelas o lejos de ellas, y para disminuir la velocidad de las corrientes en las barrancas. Los sistemas tradicionales de riego con zanjas y pantles de Morelos y Puebla aprovechan el agua de lluvia con eficiencia energética. Los campos elevados, camellones y chinampas son ejemplos de sistemas ancestrales que permiten la producción intensiva y diversificada con control de la temperatura del suelo y de los niveles del agua. En el otro extremo, en territorios escasos en agua, los huamiles del Bajío permitían conservar la poca humedad presente bajo las rocas volcánicas. Entre los chochos de la Mixteca oaxaqueña algunos aún saben cultivar el maíz de cajete, cuya alta productividad se logra mediante un manejo óptimo de la humedad retenida en el suelo justamente por el cajeteo. Manejo sustentable e integral de los bosques y sus servicios ambientales México ocupa el primer lugar mundial en el manejo comunitario de bosques certificados conforme a estándares internacionales de buena gestión silvícola. Éstos cubren 10% de la superficie forestal maderable y aportan 15% de la producción maderera legal del país6 aprovechados por habitantes de comunidades que se han apropiado de los conocimientos silvícolas modernos después de que la gestión de sus bosques, largamente concesionada a empresas, les fuera devuelta en la década de 1980. Estos casos son ejemplos visibles y reconocidos de que las comunidades, mediante sus instituciones, pueden hacer un buen manejo y garantizar los servicios ecosistémicos de los bosques, incluyendo el secuestro de carbono. Si bien en el país es notable la pérdida de la masa forestal, hay ejemplos locales de selvas y bosques de bajo valor comercial por su madera que están siendo conservados mediante esfuerzos autogestivos para diferentes fines. En ellos, muchos productos forestales no maderables son aprovechados, en ocasiones proporcionando ingresos mayores que los ofrecidos por la madera; hay incluso encinares manejados para la 6 José Sarukhán et al., 2009. Capital natural de México… Grupo de Estudios Ambientales, AC DM_aportacionesindigenascc_010710 5 extracción de leña. Estos aprovechamientos constituyen incentivos reales para mantener áreas forestadas. Las ANP y los programas de pago por servicios ambientales se han establecido por lo común sin incluir a los pobladores en las decisiones y la gobernanza. Además han tendido a promover que no se toquen los bosques y selvas, práctica que no necesariamente representa un manejo sustentable a la vez que mina las posibilidades de satisfacción de las necesidades básicas de la población. Planeación del uso del territorio y el manejo de riesgos Los procesos de planeación del uso de los territorios comunitarios, sean autogestivos o acompañados por agentes externos, cuando integran objetivos de conservación, restauración y aprovechamiento sustentable de los recursos naturales pueden contribuir de numerosas maneras a la adaptación y la mitigación de los efectos del cambio climático. Cada día surgen nuevos ejemplos de comunidades que avanzan con acciones planificadas para reforestar o proteger áreas de vegetación natural, detener la erosión, conservar los suelos, resguardar los manantiales. Entre los casos más destacados están Tilantongo en la Mixteca oaxaqueña; la cuenca del Copalita, en la costa de Oaxaca; el área de Tehuacán, Puebla, y la región Centro-Montaña de Guerrero. Muestran que mediante la acción colectiva es posible mejorar sustancialmente las condiciones del territorio y la resiliencia de los ecosistemas. Gobernanza y manejo de recursos comunes Muchas comunidades han desarrollado mecanismos que facilitan la acción colectiva para el uso y manejo de los recursos naturales, algunos de los cuales permiten la creación de instituciones locales robustas y agilizan la evaluación y la adaptación de éstas a un entorno cambiante. Las asambleas comunitarias, los sistemas de cargos, los comités de usuarios son formas organizativas que concretan la regulación local y la articulación de acciones orientadas a la adaptación y la mitigación efectivas. Por tratarse de instituciones creadas por los propios usuarios de los recursos naturales, no únicamente disminuyen los costos de transacción para el monitoreo, la vigilancia y la sanción a quienes incumplan con los acuerdos de manejo, sino que proporcionan información más precisa y oportuna sobre los cambios en las condiciones de los recursos. Ahora bien, las comunidades no actúan solas sino en interacción con instancias de varios niveles (programas oficiales, gobiernos, organizaciones de la sociedad civil, iglesias…), estableciendo relaciones policéntricas que en algunos casos contribuyen efectivamente a la búsqueda de la sustentabilidad. Grupo de Estudios Ambientales, AC DM_aportacionesindigenascc_010710 6 ¿CÓMO PUEDEN LAS POLÍTICAS PÚBLICAS FORTALECER LAS CAPACIDADES DE LAS COMUNIDADES PARA LA MITIGACIÓN Y LA ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO? Incorporar los derechos y los conocimientos de las poblaciones campesinas e indígenas La aplicación sostenible y eficiente de los programas ante el cambio climático debe partir del reconocimiento de los derechos de las poblaciones locales; de su consentimiento previo, libre e informado; de la seguridad en sus derechos de propiedad sobre los recursos según las leyes y sus usos y costumbres; y del fortalecimiento de los servicios ambientales ecosistémicos por medio de la incorporación de los saberes locales.7 Las políticas públicas deben reconocer, comprender e incorporar el acervo de conocimiento comunitario para la mitigación y la adaptación al cambio climático. Las alternativas deben partir del diálogo de saberes en el que se ponderen cuestiones de escala, eficiencia energética y relaciones complejas para la producción agrícola, agroforestal y forestal, así como el manejo sustentable de otros recursos naturales, la conservación del agua y los suelos, el manejo de cuencas y la climatología. Apoyar el fortalecimiento de capacidades y la producción de conocimiento de las comunidades Ante la magnitud y la velocidad de los cambios climáticos es necesario aportar información y fortalecer capacidades mediante el impulso de procesos de base comunitaria, participativos e incluyentes, de producción de conocimientos, mitigación y adaptación al cambio climático. Se dispone hoy en día de experiencias y métodos probados que permiten implementar tales procesos centrados en la gente; es de justicia social, pues están pagando más quienes menos han participado en el desencadenamiento del cambio climático. Integrar los programas de combate al cambio climático en un proceso coherente Es urgente enfocar armónicamente los diversos programas de apoyo en el fortalecimiento de las capacidades de toma de decisiones y de gobernanza incluyente en todos los procesos de adaptación, mitigación, monitoreo y transferencia de tecnologías. Es importante que, como conjunto, la política mexicana ante el cambio climático se oriente a favor de los sectores sociales empobrecidos, incluya estrategias de disminución real de la pobreza y tome en cuenta a las poblaciones en riesgo, incluidas aquellas en riesgo alimentario… 7 Declaración de Anchorage 2009, Cumbre Mundial de Pueblos Indígenas sobre Cambio Climático. Grupo de Estudios Ambientales, AC DM_aportacionesindigenascc_010710 7 Establecer presupuestos transparentes, democráticos, socialmente justos e incluyentes Los esquemas de financiamiento sólo pueden ser efectivos si los montos son adecuados; se distribuyen a través de mecanismos abiertos, transparentes y democráticos; y toman en cuenta expresamente la vulnerabilidad de las comunidades y las formas en que éstas la enfrentan. La prisa por atender el cambio climático está llevando a realizar acciones poco meditadas que no consideran la institucionalidad ni los derechos locales, lo que lleva a desproteger a los pobres y premiar a quienes contaminan y deforestan. Integrar las políticas de conservación de recursos naturales y las agrícolas considerando las estrategias campesinas e indígenas El cuidado y el manejo de los recursos naturales, especialmente de los bosques, han sido posibles por la estrategia de diversificación de actividades de los campesinos e indígenas. Por ello, y con vistas a disminuir la vulnerabilidad de la población rural ante los impactos del cambio climático, es de suma importancia mantener el conjunto integral de bosques, milpas, aguas y suelos en sus territorios. Se requiere: mantener los sistemas locales de regulación de los recursos, es decir, fortalecer y legalizar las instituciones de las comunidades y reconocer sus derechos de acceso, uso y propiedad adecuados a los recursos; respetar, mediante las leyes y las políticas públicas, las diferentes actividades que conforman las estrategias económicas campesinas e indígenas; continuar con los subsidios al campo, entendidos como incentivos para las producciones campesina y orgánica. Adicionalmente, favorecer el crecimiento de los mercados para la producción orgánica y el comercio justo puede mejorar la condición de vida de los productores agrícolas tradicionales y ayudar a mitigar el cambio climático. Reconocer los derechos e instituciones campesinas e indígenas en los esquemas de captura de carbono En la REDD el foco se pone en la reducción de las emisiones, pero no se tocan los temas de los derechos, la equidad, la gobernanza y la legitimidad en cuanto al secuestro de carbono, las emisiones y su mercado. Permitir y fomentar la acción policéntrica Los impactos del cambio climático son demasiado grandes para que una sola entidad les haga frente. Es necesario permitir y fomentar la participación de distintos actores y organizaciones, en diferentes niveles, en los esfuerzos para la mitigación y la adaptación, en una integración horizontal, democrática y transparente. Grupo de Estudios Ambientales, AC DM_aportacionesindigenascc_010710 8 Grupo de Estudios Ambientales, AC Allende 7, Santa Úrsula Coapa, Coyoacán, 04650 México, D.F., México Teléfono y fax (52 55) 56 17 90 27 [email protected] www.gea-ac.org Grupo de Estudios Ambientales, AC DM_aportacionesindigenascc_010710 9