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Investigación ambiental 6 (2) • 2014 Sección: Investigación Sección: Investigación La vulnerabilidad del socio-ecosistema de bosque tropical seco de Chamela, Jalisco, al cambio global: un análisis de sus componentes ecológicos y sociales Vulnerability of the tropical dry forest socio-ecosystem of Chamela, Jalisco, to global change: an analysis of its social and ecological components Mayra E. Gavito,*1 Angelina Martínez-Yrizar,2 Raúl Ahedo,1 en orden alfabético: Salvador Araiza,1 Bárbara Ayala,1,3 Ricardo Ayala,4 Patricia Balvanera,1 Julieta Benítez,1 Helena Cotler,5 Víctor Jaramillo,1 Manuel Maass,1 Lucía Martínez-Hernández,1 Enrique Martínez-Meyer,4 Marisa Mazari,2 Maribel Nava-Mendoza,1 Miguel A. Ortega,4 Katherine Renton,4 Ilyas Siddique,1,6 Resumen Abstract Se presenta una revisión de los componentes de la vulnerabilidad del socio-ecosistema de bosque tropical seco de la región de Chamela en la costa del Pacífico en Jalisco, México, al cambio global. Este es uno de los sitios de bosque tropical seco mejor estudiados del país y del mundo en cuanto al funcionamiento del ecosistema y de las sociedades que lo manejan. A pesar de ello, existen grandes vacíos de información que limitan el entendimiento de los factores de mayor influencia tanto en el ecosistema como en las poblaciones que dependen e interaccionan con él. Después de realizar un ejercicio de recopilación documental, síntesis del conocimiento que se ha generado y análisis de los componentes que determinan la vulnerabilidad del ecosistema y sus habitantes pudimos: 1) identificar los cambios en las condiciones sociales y ambientales que pueden incrementar el nivel de exposición del sistema socio-ecológico, 2) evaluar la sensibilidad y la capacidad de adaptación de los componentes ecológicos y sociales al cambio de uso de suelo y la variación climática recientes, y 3) detectar vacíos y áreas prioritarias de investigación tanto ecológica como social para generar, de manera coordinada y enfocada, conocimiento básico bajo un marco común que permita posteriormente apoyar y diseñar las políticas públicas adecuadas para reducir la vulnerabilidad del ecosistema y de sus pobladores. We present an analysis of the vulnerability of a tropical dry forest socio-ecosystem in the Chamela region of the Pacific coast in Jalisco, Mexico, to global change. This is one of the best studied tropical dry forest sites in Mexico and the world in terms of functioning of the ecosystem and its society. Despite this, there are large gaps of information constraining knowledge of the most influential factors on the ecosystem, as well as on the people that live from, and interact with it. After performing an exercise of analysis and synthesis to extract the best information available and understand the components determining the vulnerability of the ecosystem and its inhabitants we could: 1) identify those changes in social and environmental conditions that may increase the exposure of the socio-ecological system, 2) diagnose the sensitiveness and adaptation capacity of ecological and social components to recent land use change and climatic variation, 3) detect priority biological and social research areas and gaps to generate, under a common frame and in a coordinated and focused manner, basic knowledge to support and design public policy and reduce the vulnerability of the ecosystem and its people. Keywords Adaptive capacity, climate change, exposure, land use change, sensitivity, vulnerability. Palabras clave Cambio climático, cambio de uso del suelo, capacidad adaptativa, exposición, sensibilidad, vulnerabilidad Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad, Universidad Nacional Autónoma de México. Apartado postal 27-3. Santa María de Guido. CP 58090. Morelia, Michoacán, México. 2 Instituto de Ecología, Universidad Nacional Autónoma de México. 3 Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, Conabio. 4 Instituto de Biología, Universidad Nacional Autónoma de México. 1 Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. 6 Universidade Federal de Santa Catarina, Brasil. * Autor de correspondencia: Mayra E. Gavito. Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad, Universidad Nacional Autónoma de México. Apartado postal 27-3. Santa María de Guido. CP 58090. Morelia, Michoacán, México. [email protected].. 5 Recibido: 16 de junio de 2014 Aceptado: 2 de diciembre de 2014 109 Investigación ambiental 6 (2) • 2014 El contexto El cambio de uso de suelo, la contaminación por quema de combustibles fósiles y la alteración del equilibrio natural de los ecosistemas, como resultado de la actividad humana, han contribuido a generar un cambio global distinto a los cambios naturales que han ocurrido en la historia geológica de la Tierra (Vitousek et al. 1997; MEA 2005). Ante este escenario, surge la necesidad de entender cómo es que los cambios globales afectan la integridad de los ecosistemas y cuáles son las posibles consecuencias sobre el bienestar humano. Una forma de abordar este enorme reto es mediante el análisis de la vulnerabilidad de los sistemas socio-ecológicos (es decir, sistemas complejos de gente-naturaleza), ya que la vulnerabilidad condiciona en gran medida la capacidad de un sistema para soportar o responder a los diversos factores de cambio. En este trabajo presentamos un análisis de los componentes de la vulnerabilidad del ecosistema y sus pobladores al cambio global, en la región de bosque tropical seco (BTS) más estudiada de México, situada en la costa de Jalisco. Este lugar alberga la Estación de Biología Chamela (3 319 ha), de la Universidad Nacional Autónoma de México, que se estableció a principios de los años 1970 y desde 1993 forma parte de la Reserva de la Biosfera Chamela-Cuixmala (13 142 ha). El ecosistema de bosque tropical seco, también es conocido como selva baja caducifolia, o selva seca. Los bosques tropicales secos del mundo se encuentran en zonas con una marcada estacionalidad en la lluvia, que produce una sequía severa de más de cuatro meses al año, y con temperaturas cálidas muy constantes (Mooney et al. 1995; Olson et al. 2001). Más de la mitad de la extensión global del BTS del mundo se encuentra en el continente Americano, desde el norte de México hasta Sudamérica (Miles et al. 2006). Es el tipo de bosque tropical de mayor extensión en México y es altamente amenazado por disturbio antropogénico (Calderón-Aguilera et al. 2012). A pesar de haber perdido grandes extensiones, el BTS de México representa la mayor proporción (38%) de todos los bosques tropicales secos de América y, sin embargo, únicamente el 0.2% está bajo protección oficial (Portillo-Quintero y Sánchez Azofeifa 2010). Por lo tanto resulta crítico impulsar su conservación y promover el uso sostenible de los 110 Mayra E. Gavito, Angelina Martínez-Yrizar, Raúl Ahedo et al. recursos de este ecosistema, de los cuales dependen sus pobladores. La zona de estudio se localiza en la costa de Jalisco, México, entre los ríos San Nicolás y Purificación. Esta zona permaneció muy poco poblada hasta la llegada de los ejidos entre 1950 y 1970, principalmente por migración de otros estados del país. Inicialmente por la repartición y dotación gubernamental de tierras y después por el incipiente desarrollo turístico asociado a las playas de la zona (Castillo et al. 2005). En la actualidad, los asentamientos humanos siguen siendo pequeños y van de algunos cientos a pocos miles de habitantes con un promedio de 0.06 habitantes por hectárea, excluyendo el área de la Reserva de la Biosfera Chamela-Cuixmala que cuenta sólo con personal de apoyo en la operación de la reserva (L. Martínez-Hernández, comunicación personal). Las principales actividades productivas son la ganadería extensiva, la agricultura de temporal y, en algunos casos, la agricultura comercial de riego. Éstas se complementan con la extracción forestal (madera), las actividades de caza y la recolección de algunas especies animales y de plantas útiles (Castillo et al. 2005; Rendón-Carmona et al. 2009; Cohen-Salgado 2014). Existe además una creciente industria turística representada por hoteles y fraccionamientos habitacionales y comerciales distribuidos a lo largo de la costa y con planes para desarrollarse más en la región (Godínez 2003). El bosque tropical seco, el tipo de vegetación dominante en la región (Fig. 1), se mantiene casi intacto al interior de la Reserva de la Biosfera Chamela-Cuixmala, protegida por decreto presidencial (Diario Oficial de la Federación 30 de diciembre 1993). En contraste, en los alrededores de la reserva dominan las parcelas ganaderas y las zonas agrícolas, por lo que el paisaje está conformado por un complejo mosaico de áreas transformadas, fragmentos de bosque tropical seco conservado, manglares y selva mediana subcaducifolia confinada a los arroyos (Sánchez-Azofeifa et al. 2009), además de la vegetación secundaria que se desarrolla en los sitios agrícolas abandonados. Algunos de los servicios ecosistémicos fundamentales del BTS (Balvanera 2012) que permitieron el establecimiento de poblaciones humanas en los ejidos de esta región fueron la existencia de un suelo cultivable, la disponibilidad de agua dulce y el mantenimiento de un clima moderado (Maass et al. 2002, 2005; Cotler et al. 2002). Sección: Investigación Figura 1. Vista general del bosque tropical seco durante la época de lluvias, normalmente de junio a octubre (arriba), y durante la prolongada sequía, de noviembre a mayo de cada año (abajo). Fotos: Katherine Renton. La vulnerabilidad del socio-ecosistema de bosque tropical seco de Chamela, Jalisco, al cambio global 111 Investigación ambiental 6 (2) • 2014 Un grupo de investigadores del Sitio Chamela de la Red Mexicana de Investigaciones Ecológicas a Largo Plazo (Red Mex-LTER), interesados en promover la conservación del socio-ecosistema mediante el desarrollo sustentable en la región, planteamos hacer un ejercicio de análisis con base en el conocimiento disponible para entender los componentes que determinan la vulnerabilidad al cambio global de este ecosistema y de las comunidades que lo habitan. En este trabajo, el cambio global se define como los cambios en la dinámica interna de la Tierra que han ocurrido a escala planetaria y rápidamente en respuesta a fuerzas que se vinculan con las actividades humanas (Steffen et al. 2004). A diferencia de otros estudios ecológicos que se centran en la vulnerabilidad de los bosques tropicales a la conversión por actividades antrópicas (Miles et al. 2008), de las especies al cambio de uso de suelo (Stork et al. 2009), o de la biodiversidad al cambio climático (Bellard et al. 2012), nuestro enfoque buscó integrar el complejo sociedad-naturaleza y analizar la vulnerabilidad tanto de la parte biofísica y biológica del ecosistema como de las poblaciones que dependen e interactúan directamente con él. Marco conceptual y metodológico Los riesgos actuales que enfrenta la humanidad y su susceptibilidad al daño ante diferentes eventos, desastres, catástrofes, y perturbaciones de origen natural o antrópico, se han estudiado desde las ciencias sociales bajo la perspectiva de la vulnerabilidad. Los componentes críticos de la vulnerabilidad de un grupo social radican en la exposición que tiene a los agentes desestabilizadores externos e internos, en su capacidad de anticipación, lucha, resistencia y recuperación, y en las consecuencias de la desestabilización en el grupo social (Luers 2005). En ecología se estudia el concepto opuesto en los ecosistemas, que es su estabilidad o resiliencia. La búsqueda de la estabilidad de un sistema, de su resistencia a los impactos de actividades humanas o a cambios drásticos en condiciones ambientales, y su capacidad de persistencia a pesar de estos impactos, nos lleva de la misma forma a identificar cuáles son sus componentes más vulnerables (Luers et al. 2003; Turner 2010). Los ecosistemas tienen la capacidad de regenerar algunos de sus componentes y procesos después de un evento que los modifique 112 Mayra E. Gavito, Angelina Martínez-Yrizar, Raúl Ahedo et al. profundamente, pero no para prever un riesgo, reducirlo o evitarlo, y aunque algunas de las especies que los habitan pueden migrar buscando alternativas para restablecerse, otras no son tan móviles y dependen de las condiciones o recursos de su ecosistema original para subsistir. Los grupos sociales, en cambio, potencialmente tienen mayor capacidad de respuesta ante agentes desestabilizadores que los ecosistemas porque pueden anticiparlos y planear acciones preventivas, correctivas o paliativas. Sin embargo, este potencial de manera general no ha sido aprovechado y las catástrofes se resuelven cuando se presentan. El cambio climático que se vive actualmente es una muestra de que ni a nivel local ni global existe una cultura de anticipación de riesgos y planeación del desarrollo. El grado en el que las comunidades son vulnerables a los impactos depende además de la naturaleza y severidad de los eventos, así como de las fuerzas externas y los factores intrínsecos que influyen en las comunidades humanas. Ante un sistema ecológico y social complejo y sujeto a diversos factores y vertientes, realizamos un ejercicio de análisis y síntesis de la información disponible para comprender lo que ha sucedido con las presiones de dos componentes del cambio global, el cambio de uso de suelo y el cambio climático, sobre los factores que determinan la vulnerabilidad del sistema socio-ecológico. Para llevar a cabo este ejercicio se construyó un marco conceptual, basado en la revisión de literatura y en la discusión colectiva en plenarias y mesas de trabajo. A través de esta discusión, se elaboró un marco modificado a partir de la propuesta de Turner et al. (2003), para estudiar la vulnerabilidad y la resiliencia en los sistemas socio-ecológicos, que nos permitió analizar los posibles cambios en las condiciones sociales (como la migración y la pobreza), en las condiciones ambientales (como la sequía, las inundaciones y la degradación de la tierra), y en las condiciones socio-ambientales (como el manejo colectivo de los recursos naturales) que pueden influir en la vulnerabilidad del sistema socio-ecológico (Fig. 2, lado izquierdo). Estos cambios pueden convertirse en agentes desestabilizadores que incrementan la exposición de los actores sociales y ecológicos: las personas, los organismos vivos, las funciones ecosistémicas y los servicios ecosistémicos, a los impactos generados por el cambio global (Fig. 2, lado derecho). Ellos responderán Sección: Investigación a los impactos en función de su sensibilidad, que es su susceptibilidad intrínseca, y de su capacidad de respuesta y de adaptación al cambio. En los actores ecológicos la sensibilidad está delimitada principalmente por su misma naturaleza (organismos, condiciones ambientales, funciones ecosistémicas) y su capacidad de modificación es muy limitada. En los actores sociales (personas, bienes y medios de subsistencia), en cambio, es factible reducir la exposición y la sensibilidad; la capacidad de respuesta y de adaptación puede incrementarse significativamente mediante la prevención, contención y mitigación de daños. Entre mayor es la capacidad de respuesta y menor es el nivel de riesgo o impacto potencial de la fuerza desestabilizadora, mayor es la posibilidad de adaptación. Al existir la capacidad de adaptación disminuye la vulnerabilidad. En ecología se considera que la existencia de una biodiversidad alta y el equilibrio natural en los ecosistemas fortalecen la capacidad de respuesta y de adaptación al impacto de las fuerzas desestabilizadoras (Thompson et al. 2009). La capacidad para amortiguar los impactos desestabilizadores y volver al estado original se conoce en ecología como resiliencia y es un término muy vinculado a la vulnerabilidad (Turner 2010). Bajo este marco conceptual, nuestra revisión se concentró en los componentes en función de la disponibilidad de información en las fuentes secundarias y datos proporcionados directamente por los autores. La falta de datos sólidos del clima y de indicadores socioeconómicos a nivel municipal han sido una limitante para construir los índices de vulnerabilidad que se han logrado en otras regiones del mundo y, aunque en México se pueden conseguir algunos datos confiables, los alcances de una evaluación de vulnerabilidad social están restringidos por la disponibilidad de información (Banco Mundial 2013). Debido a la falta de información socioeconómica y climática nos concentramos principalmente en los actores ecológicos y en la información más confiable, y en lo posible, en los factores sociales con datos disponibles. Los componentes del cambio global que analizamos en esta región de México son el cambio de uso de suelo y el cambio climático. La evaluación de los componentes sociales se realizó mediante una revisión bibliográfica de bases de datos, revistas científicas, libros, tesis y búsquedas en páginas oficiales de internet. La evaluación de los componentes ecológicos incluyó, además de estos recursos bibliográficos, el uso de la información primaria proporcionada por algunos de los coautores. Figura 2. Marco conceptual general usado como referencia en este trabajo para analizar y comprender la vulnerabilidad del sistema socio-ecológico en la región de Chamela, Jalisco (modificado de Turner et al. 2003). La vulnerabilidad del socio-ecosistema de bosque tropical seco de Chamela, Jalisco, al cambio global 113 Investigación ambiental 6 (2) • 2014 Resultados Los bosques tropicales, sus servicios y sus amenazas Los bienes tangibles e intangibles que recibimos de los ecosistemas, también llamados servicios ecosistémicos o servicios ambientales, son los que permiten que el suelo, el aire, la temperatura ambiental, la humedad y la cantidad de lluvia se mantengan en condiciones adecuadas para la vida humana, por lo que su estudio, valoración y conservación hoy forman parte de la agenda prioritaria de muchos países y organizaciones internacionales (MEA 2005). Los bosques tropicales son ampliamente reconocidos por los servicios ambientales que proporcionan a todo el planeta, dada su importancia en la regulación del clima, y a sus pobladores mediante la provisión de recursos forestales (madera) y no forestales (leña, alimentos, plantas medicinales, etc.) y su papel en la protección del suelo y su fertili- dad. Sin embargo, los bosques tropicales se encuentran directa y fuertemente amenazados por la conversión a campos agrícolas, plantaciones, pastizales ganaderos y asentamientos humanos (Aide et al. 2013), y aún se desconoce la capacidad que estos bosques tienen para resistir dichas presiones, a las cuales se ven sumadas las del cambio climático (Fig. 3). El bosque tropical seco en Chamela y sus pobladores La presencia del bosque tropical seco es decisiva para la protección permanente del suelo y para la captación y retención del agua de lluvia; es decir, la vegetación primaria es la que sostenía los servicios fundamentales del ecosistema cuando llegaron los ejidos a la región de Chamela (Maass et al. 2005). Cuando el bosque se tala y se quema con fines agropecuarios, sobreviene un proceso de degradación del suelo tal que en pocos años de uso ha perdido una gran parte de su fertilidad y capacidad de captar y retener el agua Figura 3. El paisaje típico de los lomeríos del bosque tropical seco transformado a parcelas agropecuarias mezcladas con parcelas abandonadas con procesos sucesionales. Foto: Angelina Martínez Yrízar. 114 Mayra E. Gavito, Angelina Martínez-Yrizar, Raúl Ahedo et al. Sección: Investigación (Maass et al. 2002, 2005). La erosión y el pisoteo del ganado provocan la pérdida del suelo, lo que aunado a la pérdida de cobertura vegetal y del mantillo, conduce a la pérdida de agregación y estructuración del suelo remanente. El suelo se degrada física, química y biológicamente (García-Oliva et al. 2006; SandovalPérez et al. 2009) y las condiciones microclimáticas son muy difíciles para la germinación y el establecimiento de las especies vegetales originales (Burgos y Maass 2004). Los niveles de erosión y la degradación del suelo pueden llegar a ser bastante severos, con fuertes implicaciones a nivel local y regional cuando se contemplan la pérdida de captación y retención de agua, los azolves de los ríos y la alteración del ciclo hidrológico y por lo tanto del clima. La rápida degradación de las tierras abiertas y el escaso beneficio económico que se obtiene de ellas después de pocos años de uso agrícola o pecuario obliga a los propietarios a desmontar nuevas áreas de bosque conservado o a complementar su ingreso con otras actividades o con remesas de algunos integrantes de las familias que migran a los Estados Unidos (Schroeder y Castillo 2013). Esta situación también los lleva a migrar de las zonas rurales a poblaciones más grandes en busca de oportunidades laborales. Debido a esto en los últimos años ha aumentado el interés por aprovechar el potencial turístico de las playas y zonas naturales, como opción para generar empleos y aumentar la derrama económica (Departamento de Estudio para el Desarrollo Sustentable de Zonas Costeras (DEDSZC) 2007; Plan Municipal de Desarrollo 2007-2009 La Huerta, Jalisco; Plan Municipal de Desarrollo 2010-2012 La Huerta, Jalisco). Esta conversión de zonas costeras a desarrollos turísticos ha implicado la tala del bosque para ampliar la infraestructura para el turismo, con la construcción de carreteras, caminos, hoteles, desarrollos inmobiliarios, y hasta un aeropuerto (Magaña-Virgen 1999; DEDSZC 2007; DEDSZC 2008). Datos recientes ubican al sector terciario o de prestación de servicios como el de mayor crecimiento en la zona, como consecuencia del aumento en la actividad turística y los servicios asociados al turismo (Plan Municipal de Desarrollo 2010-2012 La Huerta, Jalisco). En este contexto, la demanda de tierra para desarrollo agropecuario ha ido en disminución mientras que la demanda de tierra para desarrollo turístico ha ido en aumento. Por ello es de esperar que, de aprobarse los numerosos proyectos de desarrollo turístico que se han presentado en años recientes, la demanda de agua para atender estos servicios aumente considerablemente en el corto plazo. Aunque la demanda de tierras se ha centrado hasta ahora en las áreas de playa, es predecible que dicha demanda se irá moviendo tierra adentro y que será principalmente para uso en construcciones definitivas que en caso de abandono no tienen, a diferencia de las parcelas agropecuarias, posibilidad de regenerar el ecosistema original. La vulnerabilidad del bosque tropical seco Análisis del cambio de uso de suelo Nuestros análisis y meta-análisis integrando varios estudios y datos proporcionados directamente por los autores (Ayala-Orozco et al. datos no publicados) incluyeron propiedades de la vegetación (riqueza de especies de árboles y hierbas, número de individuos, área basal, cobertura vegetal, productividad) y los suelos (propiedades físicas: grado de agregación, compactación, densidad aparente; químicas: pH, carbono, nitrógeno y fósforo en suelo y mantillo; biológicas: abundancia de grupos de bacterias y hongos, actividad enzimática). A través de este análisis se pudo detectar que el cambio de uso de suelo afectó principalmente propiedades de la vegetación y de la calidad del suelo, aunque para nuestra sorpresa muy pocas diferencias resultaron significativas entre los tipos de cobertura y el bosque primario o conservado (Cuadro 1). Más aún, las pocas variables donde se observaron diferencias mostraron una recuperación muy rápida al permitir la regeneración natural, de modo que en la etapa sucesional de 10-20 años prácticamente habían desaparecido (Cuadro 1). Esto sugiere no sólo una buena capacidad para resistir los impactos, sino también para recuperarse de ellos. Con este análisis se detectó que las propiedades y funciones clave del bosque tropical seco que se han deteriorado por el cambio de uso de suelo y el mal manejo de las áreas taladas para explotación agropecuaria, son la calidad del suelo, la estructura de la vegetación y la productividad de las tierras (estimada a través de la producción de hojarasca). Estas tres funciones ecosistémicas dan soporte a los beneficios La vulnerabilidad del socio-ecosistema de bosque tropical seco de Chamela, Jalisco, al cambio global 115 Investigación ambiental 6 (2) • 2014 ecosistémicos más importantes que recibe la gente: alimento, leña, madera, provisión de agua y moderación del microclima. La rápida recuperación se atribuye a la baja intensidad del manejo agropecuario en la zona, a la existencia de grandes áreas en abandono y semiabandono con procesos sucesionales activos, y a la fuente de biodiversidad que representa el área conservada en la Reserva Chamela-Cuixmala (AyalaOrozco et al. datos no publicados). Aunque existe la amenaza para especies animales y vegetales que solamente pueden desarrollarse en el ecosistema conservado, que son de gran movilidad o de amplia distribución, pero que son sensibles a la perturbación recurrente y prolongada, o que están bajo presión de caza, explotación o persecución, se ha documentado que hay capacidad de recuperación en pocos años porque aún existe suficiente capital natural que permite su regeneración (Maza-Villalobos et al. 2011; Martínez-Ramos et al. 2012). La falta de recuperación en los niveles de carbono y fósforo en el suelo, por el contrario, evidenció que existen procesos biogeoquímicos que son de recuperación más lenta. Esto es muy importante porque en muchos estudios se asume que, al haberse recuperado la vegetación, se ha dado de manera contigua la recuperación de los ciclos biogeoquímicos. El presente análisis sugiere que esto no necesariamente es cierto y debería ser corroborado. Dado que las variables de vegetación son más rápidas y menos costosas de medir, las evaluaciones se concentran comúnmente en la vegetación pero el hecho de que éstas se recuperan en pocos años puede llevar a una noción errónea de la recuperación del ecosistema si se asume un restablecimiento concurrente de todo lo demás. El cambio de uso de suelo que ha predominado hasta ahora en la región parece ser un agente desestabilizador que, no obstante, ha causado niveles bajos de degradación de suelo, pérdida de circulación del agua, reducción de cadenas tróficas y empobrecimiento del capital natural. Nuestro análisis sugiere que, mientras no aumente la exposición por este tipo de cambio de uso de suelo, aún existe una alta capacidad de respuesta y adaptación del sistema. En este sentido, evaluaciones recientes muestran que ha habido una disminución en las tasas de deforestación a partir del año 2000 y una recuperación de zonas boscosas en parcelas abiertas que fueron abandonadas por la pérdida de productividad (Sánchez-Azofeifa et al. 2009). Los ejidatarios nos han mencionado que incluso han incorporado algunas parcelas con bosque o abandonadas al pago de servicios ambientales, pero no se encontraron datos publicados que permitan estimar el área incorporada a este nuevo esquema. Por lo tanto, no se espera que la presión de deforestación aumente a menos que Cuadro 1. Resumen del análisis del efecto del cambio de uso de suelo sobre propiedades de la vegetación y el suelo, en las tres coberturas bajo manejo predominantes en la zona. Se indica el número de propiedades que mostraron cambios significativos del total de propiedades evaluadas. La comparación de las propiedades del suelo y la vegetación examinadas se hizo usando como referencia la vegetación primaria sin manejo (bosque conservado). Cobertura Agrícola Propiedades Vegetación Suelo (físicas, biogeoquímicas y biológicas) Potrero Vegetación Suelo (físicas, biogeoquímicas y biológicas) Etapa sucesional temprana (5-10 años) Etapa sucesional tardía (10-20 años) 116 Vegetación Suelo (físicas, biogeoquímicas y biológicas) Vegetación Suelo (físicas, biogeoquímicas y biológicas) Mayra E. Gavito, Angelina Martínez-Yrizar, Raúl Ahedo et al. Propiedades con cambios significativos/ total de propiedades evaluadas No aplica 2/9 3/4 6/21 5/7 3/21 2/7 1/21 Análisis del cambio climático Se determinó que variables biológicas claves del bosque conservado como la producción de hojarasca (Martínez-Yrízar et al. 1996), el ciclaje de nutrientes (Anaya et al. 2007; Sandoval-Pérez et al. 2009; Rentería y Jaramillo 2011; Montaño et al. 2013), así como la abundancia y la reproducción de algunos grupos de animales (Renton 2002; De la Parra-Martínez 2011), tienen una alta sensibilidad a las fluctuaciones naturales de la precipitación en esta región. Por ejemplo, se encontró que las tasas de descomposición del mantillo se correlacionan positivamente con la precipitación acumulada durante la estación de lluvias y con la frecuencia de los eventos de lluvia. Estos resultados sugieren que los cambios en el régimen de precipitación que alteren la frecuencia de la lluvia o aumenten su variabilidad, podrían afectar el almacén de carbono y nutrientes en el suelo (Anaya et al. 2012). De igual forma, se encontró que la producción de hojarasca, el principal componente de la productividad primaria neta, disminuye en un 7% en años muy secos, con una Sección: Investigación haya un cambio de políticas públicas que incentive nuevamente la conversión o la reapertura de parcelas abandonadas en sucesión. precipitación anual entre un 20 y 40% por debajo del promedio, pero que puede aumentar hasta un 23% cuando ocurren lluvias extraordinarias inesperadas en la época de sequía (Martínez-Yrízar et al. datos no publicados). Esto sugiere que la escasez y la variabilidad extrema en la disponibilidad del agua también podrían ser agentes desestabilizadores importantes para el BTS, pero hasta ahora no parecen tener consecuencias drásticas. Se ha encontrado una gran diversidad y plasticidad fenológica en las especies de plantas, por ejemplo, que brinda una alta capacidad de respuesta y adaptación en muchas de ellas (Méndez-Alonso et al. 2012). Un análisis de las principales variables climáticas en la zona no detectó cambios sustanciales durante las últimas tres décadas, que son para las que se tienen los mejores registros. Los datos sugieren que la temperatura aumentó muy ligera y gradualmente durante este periodo, pero el registro es demasiado corto y el aumento demasiado pequeño para hablar de una tendencia sólida de cambio (Fig. 4). La precipitación pluvial no registró ninguna tendencia de cambio en ese mismo periodo (Fig. 5) y como se puede apreciar, la variación interanual es altísima, con diferencias de hasta 1,000 mm entre la precipitación anual más baja y la más alta. El BTS de Chamela experimenta Figura 4. Temperatura promedio anual mínima, media y máxima históricas del periodo 1977-2012. Datos registrados por la Estación de Biología Chamela de la UNAM. La vulnerabilidad del socio-ecosistema de bosque tropical seco de Chamela, Jalisco, al cambio global 117 Investigación ambiental 6 (2) • 2014 Figura 5. Precipitación anual histórica registrada en el periodo 1983-2012 en la Estación de Biología Chamela de la UNAM. Se presenta como una línea el promedio de precipitación de todo el periodo, para ilustrar la variabilidad interanual. Datos registrados y compilados por Maass y Burgos (2011) y J.M. Maass y R. Ahedo. estas variaciones extremas al igual que otros bosques secos en el mundo, pero además es uno de los que tienen menor precipitación (Maass y Burgos 2011), lo que hace que la disponibilidad de agua haya sido ya por mucho tiempo extrema y muy errática. Esto sugiere que, a diferencia de otros ecosistemas con regímenes climáticos más estables, el BTS en estudio no ha experimentado variaciones extraordinarias. Ambos indicadores de cambios en el clima, la temperatura y la precipitación, sugieren que no ha habido un cambio detectable y la gran variación temporal y espacial asociada a los dos indicadores sugieren que no hay un cambio consistente y con una dirección específica, y que los organismos que habitan este ecosistema están adaptados a extremos climáticos, sobre todo en precipitación. Por lo tanto, el cambio de uso de suelo y el cambio climático han estado afectando al ecosistema de BTS y aumentando su vulnerabilidad, pero no hay evidencia a la fecha que sugiera que en las condiciones actuales el ecosistema se pueda perder o cambiar a un estado diferente. En resumen, el análisis de ambos factores del cambio global sobre el ecosistema de BTS sugiere que el BTS de la región de Chamela-Cuixmala tiene alta capacidad de adaptación y que al menos una de las 118 Mayra E. Gavito, Angelina Martínez-Yrizar, Raúl Ahedo et al. presiones, la de cambio de uso de vegetación primaria a tierras agropecuarias, ha ido disminuyendo. La vulnerabilidad de los pobladores En el caso de los pobladores del BTS, hemos identificado que la vulnerabilidad podría incrementarse por la migración, la falta de opciones productivas, empleo y opciones de educación superior y técnica, y la pérdida de la capacidad del manejo colectivo de los recursos en los ejidos. Aunque el municipio de La Huerta se considera de alto a moderado desarrollo humano y baja marginación, la falta de opciones productivas y de educación superior y técnica y de empleo, orillaron a sus habitantes a la migración. La migración solía ser principalmente hacia los Estados Unidos de América y a otras regiones del país en busca de mejores oportunidades, al grado que el municipio tuvo tasas de crecimiento negativas hasta la última década (Plan Municipal de Desarrollo 2007-2009 La Huerta, Jalisco). Sin embargo, se han registrado cambios importantes que han aumentado la inmigración permanente por el regreso de migrantes del extranjero y la inmigración temporal por la creciente llegada de turistas extranjeros en los meses de in- Sección: Investigación vierno y por los desarrollos inmobiliarios. La migración se concentra en las partes bajas y zonas costeras con mayor potencial turístico (Magaña-Vírgen 1999). El manejo colectivo de los recursos se está reduciendo debido a que los ejidatarios ya pueden vender sus tierras y se están convirtiendo en propiedad privada, a menudo de personas que no viven en el lugar y de compañías y ciudadanos extranjeros que no participan en las decisiones colectivas del ejido. También porque existe una combinación del manejo individual y el manejo colectivo incluso dentro de los bienes comunes del ejido (Cohen-Salgado 2014). Además, con la privatización de la tierra se ha ido desplazando a los pobladores locales de algunos beneficios como el agua, las playas, la pesca de subsistencia, los paisajes, y se han ido reduciendo las opciones para el ecoturismo (Arreola-Espino 2010; Schroeder y Castillo 2013). Se reconoce en el gobierno municipal la carencia de opciones productivas y empleo, de servicios médicos, educación superior y técnica, servicios sanitarios, agua potable, electricidad y vialidades, además de la ausencia, ineficiencia y falta de credibilidad en las instituciones gubernamentales (Plan Municipal de Desarrollo 2010-2012 Huerta, Jalisco). Se plantean acciones de remediación, pero no se especifican acciones puntuales sino metas generales y en ellas no se detecta una mejoría en la planeación y el ordenamiento. No se presentan opciones claras para fomentar el desarrollo local ni el desarrollo institucional. Más bien se evidencia el interés por atraer inversiones externas, con marcado énfasis en el desarrollo turístico, cuyas ventajas y desventajas para la población local no se hacen explícitas. La falta de opciones productivas, empleo y acceso a la educación superior reflejan el vacío institucional en el desarrollo agropecuario y la generación de empresas locales que lo apoyen, así como en el desarrollo educativo que brinde opciones de capacitación técnica y profesional para implementar proyectos productivos locales. Un ejemplo de esto se observa en la concentración de las actividades primarias en torno a la ganadería extensiva de subsistencia, que sigue siendo la actividad primaria más popular ya que incluso buena parte de la agricultura está destinada a apoyar a la ganadería (Cohen-Salgado 2014). La ganadería se mantiene como la actividad primaria económicamente menos riesgosa para la población ante la evidente disminución en la productividad de las tierras y la errática disponibilidad del agua (Maass y Burgos 2011), que los mismos pobladores la identifican como una gran limitante para el desarrollo de otras actividades productivas (Cohen-Salgado 2014). La falta de conocimiento, asesoría y apoyos financieros no ha incentivado la implementación de otras alternativas de producción agrícola o ganadera apropiadas para las condiciones climáticas de la región. La tendencia de aumento constante en la actividad ganadera durante los últimos años refleja la estabilidad que representa para los pobladores en comparación con la volatilidad y la fragilidad de la producción agrícola. No obstante, se observan pérdidas considerables en agricultura y ganadería en algunos años y éstas se asocian a los daños ocasionados por las inundaciones derivadas del paso de los huracanes Isis y Norman (Rojas-Méndez 2010). El desarrollo y la diversificación de las actividades productivas primarias incrementarían la capacidad de respuesta y adaptación, tanto en lo socio-económico como en lo ambiental, al generar más opciones para situaciones difíciles. Sin embargo, hoy en día los planes de desarrollo municipal están enfocados en el turismo, igualmente poco diversificado y, por lo mismo, vulnerable. Una de las propuestas que pueden aumentar la capacidad de respuesta y adaptación social es la intención de elaborar planes de desarrollo urbano para guiar los asentamientos humanos (Plan Municipal de Desarrollo 2010-2012 La Huerta, Jalisco). Sin embargo, la implementación de los ordenamientos y planes de desarrollo sigue siendo dudosa, ya que las presiones de empresarios, constructoras y la misma población local para el desarrollo turístico e inmobiliario de lujo son fuertes (Magaña-Vírgen 1999; ArreolaEspino 2010). También se reporta que, hasta la fecha, en la zona se han presentado más catástrofes derivadas de tormentas tropicales y huracanes que de sequías, y que la población percibe los mayores riesgos en las inundaciones, en los sismos y en la mala calidad del agua, no en las sequías (DEDSZC 2007). Blake et al. (2009) reportaron que en el periodo 1949-2006 se presentaron 71 huracanes en las costas del Pacífico Mexicano, y en la costa de Jalisco impactaron 29 huracanes, de los cuales seis han sido de categoría mayor a dos y uno de ellos, en 1959, alcanzó la categoría cinco. Estos autores ubican la zona de Manzanillo en Colima, muy cercana a la zona de La vulnerabilidad del socio-ecosistema de bosque tropical seco de Chamela, Jalisco, al cambio global 119 Investigación ambiental 6 (2) • 2014 estudio, como uno de los puntos con mayor incidencia de tormentas y huracanes en la costa del Pacífico. Otra fuente cita que en el periodo 1971-2012 han pasado por la región numerosas tormentas y depresiones tropicales, tres huracanes de categoría uno y dos de categoría dos (DEDSZC 2007). Sin embargo, aunque no consta en documentos oficiales, la población de los ejidos mencionó que en el tiempo desde que ellos establecieron los ejidos, los daños de los huracanes habían sido ocasionados principalmente por las inundaciones, no por el viento. El huracán Jova de categoría dos en el 2011 fue el primero que, según los pobladores, entró hasta los ejidos y causó daños materiales cuantiosos por agua y viento (Fig. 6). Jáuregui (2003) reporta además que la ocurrencia de huracanes en la costa del Pacífico Mexicano ha aumentado en las últimas décadas. Esto sugiere que la planeación de los asentamientos humanos, la recuperación de cauces azolvados y de la capacidad de captación e infiltración del agua, son acciones prioritarias para reducir la vulnerabilidad de la población a fenómenos naturales de alta incidencia en la región. En este contexto, la conservación del suelo y de la vegetación en zonas estratégicas se vuelve crucial para lograr la recuperación de los cauces naturales y la capacidad de infiltración del agua. El mal estado de los cauces naturales de circulación del agua exacerba el problema tanto de la falta como del exceso de lluvia (Fig. 7). Por otro lado, se ha documentado que el agua es un factor muy limitante de las actividades productivas relacionadas con el manejo del bosque y las parcelas sucesionales, agrícolas o ganaderas, las cuales representan una contribución importante de la economía fa- Figura 6. Las calles centrales del Ejido Villa en el Municipio de la Huerta, Jalisco, inundadas por el paso del huracán Jova en octubre del 2011. Foto: Abel Verduzco Robles. 120 Mayra E. Gavito, Angelina Martínez-Yrizar, Raúl Ahedo et al. Sección: Investigación Figura 7. Vista panorámica del río Cuitzmala al inicio de la época seca del 2010, con árboles semienterrados por los grandes bancos de arena y una corriente de flujo irregular por la acumulación de arena azolvada. Foto: Mayra E. Gavito. miliar (Cohen Salgado 2014). Tanto la escasez como el exceso de agua orillan a los pobladores a tomar decisiones sobre el manejo de las tierras originando cambios de cobertura, de uso, o de manejo que repercuten en el ecosistema y finalmente en ellos mismos. Por otra parte, si la densidad poblacional aumenta con los desarrollos turísticos, también es de esperar que aumenten los problemas de disponibilidad de agua dulce y de salud pública, debido al agotamiento de los mantos y al deterioro de la calidad del agua por la contaminación derivada de los asentamientos humanos y las actividades agropecuarias (LópezTapia 2008). Ya que el turismo se perfila como uno de los impulsores de cambio más importantes de la región (Rojas-Méndez 2010), es probable que al aumentar el desarrollo turístico en la zona se agreguen nuevos agentes desestabilizadores y que aumenten los ya existentes. Dependiendo del grado en el que se desarrolle el turismo, su impacto sobre la zona puede concentrarse en la franja costera, donde afectaría principalmente los humedales costeros (como los manglares, lagunas y esteros) y las planicies cultivadas, o extenderse hacia el bosque tropical seco de los lomeríos. Resulta evidente de este análisis, que el recurso agua es un gran desestabilizador potencial del que se tiene muy poca información, por lo que debe ser un tema prioritario de investigación tanto social como ecológica de la región. A este respecto, resulta claro que la escasa cobertura espacial y temporal, y la baja confiabilidad de los registros climáticos en la zona de estudio, representan una fuerte limitación de información que debería atenderse en el futuro. Esta información es indispensable para detectar y predecir cambios consistentes en el clima que puedan afectar a los sistemas socio-ecológicos de todo el país. La vulnerabilidad del socio-ecosistema de bosque tropical seco de Chamela, Jalisco, al cambio global 121 Investigación ambiental 6 (2) • 2014 La presente revisión y síntesis de la información disponible para la zona nos llevó a concluir que los cambios en las condiciones sociales representan una mayor amenaza y presión inmediata sobre el socio-ecosistema que los cambios en las condiciones ambientales (Fig. 8). La exposición a cambios en las condiciones sociales (inmigración, falta de nuevas opciones para generar ingresos o empleo, falta de oferta educativa a nivel técnico o superior) y socio-ambientales (disminución en el manejo colectivo y esquemas híbridos individual: colectivo para el manejo de los recursos, desarrollo concentrado en el turismo y sus servicios, incumplimiento del ordenamiento territorial que genera situaciones de riesgo, corrupción en programas de apoyo del gobierno que beneficia inequitativamente y ausencia de instituciones que den vigilancia, seguimiento y planeación a las acciones y programas) se prevé más fuerte e inmediata y se perfila como un ma- yor agente desestabilizador que los cambios ambientales. La gente situada en zonas de alto riesgo, ya sea cerca de los cauces o muy alejada de los servicios, es la más sensible al combinar su constante exposición a estas presiones con la ausencia de instituciones y apoyos, pobreza y marginación. Los impactos y los riesgos han sido bajos porque hay poca población y porque el ingreso se complementa de muchas fuentes, de modo que hay posibilidad de reubicación de los asentamientos y de sobrevivir reiniciando algunas de las actividades que generan ingresos mientras se recuperan las actividades afectadas. La parte ecológica mantiene su capacidad de adaptación a las presiones derivadas de los cambios sociales y ambientales por varios factores: la conversión de bosques ha disminuido, las parcelas productivas se manejan con baja intensidad y mantienen la capacidad de recuperación de sus componentes y procesos, se mantiene capital natural en áreas prote- Figura 8. Marco conceptual incorporando los resultados del análisis de la información disponible sobre los componentes de la vulnerabilidad del socio-ecosistema del bosque tropical seco (BTS) de Chamela. 122 Mayra E. Gavito, Angelina Martínez-Yrizar, Raúl Ahedo et al. Conclusiones Gracias a este ejercicio de análisis y síntesis de información hemos podido: • Identificar los cambios en las condiciones sociales y ambientales que pueden incrementar la exposición del sistema socio-ecológico del BTS. • Diagnosticar la sensibilidad de los componentes ecológicos y de los grupos sociales al cambio de uso de suelo y a la variación climática recientes. • Evaluar las condiciones actuales que pueden aumentar o disminuir la capacidad de respuesta del ecosistema y de sus pobladores para detectar áreas vulnerables. • Detectar áreas prioritarias de investigación tanto biológica como social que permitan generar conocimiento útil para reducir la vulnerabilidad del ecosistema y de sus pobladores a los factores del cambio global que implican más riesgo para ambos. Lo anterior nos guía a investigar hacia el futuro: 1) alternativas para mantener la capacidad productiva de las tierras, la captación y la circulación del agua, 2) el riesgo de catástrofes naturales, como sequías e inundaciones, resultantes de la alteración del ciclo del agua y la degradación de la tierra, y 3) el riesgo de que las tendencias de desarrollo hacia el turismo puedan agravar problemas sociales como la migración, la pobreza y la insalubridad. Este conocimiento podría servir para impulsar políticas públicas hacia una menor degradación del ecosistema, manteniendo sus servicios ambientales y haciendo menos vulnerables Sección: Investigación gidas grandes y es un ecosistema con una variabilidad climática intrínseca. La capacidad de adaptación del socio-ecosistema podría incrementarse significativamente promoviendo el desarrollo con programas y desarrollo institucional de largo-plazo y local, con mayor inversión en infraestructura de apoyo a las actividades productivas (sistemas de acopio de agua y de riego, caminos, centros de extensión agrícola, pecuaria, forestal y pesquera). También con mayor diversificación en la producción primaria, que multiplique las opciones de ingreso y proteja contra catástrofes naturales, y con un mayor respeto del ordenamiento costero y territorial. a los pobladores. El análisis mostró que hasta ahora hay buena capacidad de respuesta y adaptación en el socio-ecosistema. Sin embargo, estos resultados no ignoran, como ha sido anticipado por numerosos estudios, que los múltiples componentes del cambio global afectarán a todos los niveles de biodiversidad, desde los organismos hasta los biomas (Bellard et al. 2012), ni minimizan el daño causado por el cambio de uso de suelo. Menos aún sugieren que la población no es vulnerable. Más bien sugieren que la vulnerabilidad social hasta ahora ha sido baja y remarcan la importancia que ha tenido la preservación del capital natural, favorecida por la existencia de un área natural protegida grande y respetada, y el bajo impacto humano en la zona, condiciones que es necesario preservar. Nuestra evaluación de baja a moderada vulnerabilidad social coincide con la predicción de vulnerabilidad social al cambio climático que ha publicado recientemente el Banco Mundial, siguiendo un marco conceptual parecido al que seguimos en este trabajo, pero enfocado en la sociedad y el cambio climático (Banco Mundial 2013). También resultó claro que son necesarios más estudios socio-ambientales para modelar el futuro del BTS bajo diferentes escenarios de cambio global. Aun cuando existe una gran cantidad de información biológica y ecológica de esta zona (Pérez-Escobedo 2011), se encontró muy poca evidencia publicada sobre el recurso agua, el recurso que más influencia tiene sobre el funcionamiento del ecosistema (Maass et al. 2002) y sobre el metabolismo social de la región (Solórzano-Murillo 2008; Rojas-Méndez 2010; Schroeder y Castillo 2013). El análisis de vulnerabilidad que se realizó puede ser de utilidad para ubicar riesgos para el sistema socio-ecológico, y de este análisis puede derivarse información para guiar estudios futuros hacia la toma de decisiones que permitan planear acciones hacia un desarrollo sostenible que conserve el ecosistema y los servicios que mantienen a las poblaciones humanas. Agradecimientos Al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología Conacyt por el financiamiento al proyecto SEP-Conacyt 2007 83441 “Análisis de la Vulnerabilidad del SocioEcosistema del Bosque Tropical Seco al Cambio Global en la Región de Chamela, Jalisco” y al proyecto SEP- La vulnerabilidad del socio-ecosistema de bosque tropical seco de Chamela, Jalisco, al cambio global 123 Investigación ambiental 6 (2) • 2014 Conacyt-2012-17904 “Respuesta del socio-ecosistema del bosque tropical seco de la región de Chamela al Huracán Jova: un evento catastrófico infrecuente”. El estudio también es parte de una investigación realizada gracias al apoyo de la Dirección General de Asuntos del Personal Académico de la Universidad Nacional Autónoma de México a través de las becas postdoctorales otorgadas a B. Ayala Orozco e I. Siddique. Se agradece el apoyo técnico de Enriquena Bustamante Ortega, Abel Verduzco, Ana Lidia Sandoval Pérez, Miguel Prado López y Mirsa Bojorquez. 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