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Foto Minam
En el 2011, el nevado de Quisoquipina, en la Cordillera Vilcanota
presentaba una inmensa grieta formada entre la roca y el hielo.
Muchos glaciares peruanos corren el riesgo de desaparecer.
El retroceso glacial pone en riesgo a
las poblaciones rurales y urbanas
Nelly Rivera
Los glaciares andinos peruanos están
experimentando en la actualidad un marcado retroceso de su masa, que llega a
más del 50%. En 2013, diversos especialistas nacionales que investigan y monitorean la situación de los glaciares —a
partir de registros que se remontan a
1948— advierten que dicho retroceso
continuará a un ritmo más acelerado del
previsto, lo cual es muy alarmante.
Luzmila Dávila Roller, ingeniera de la
Unidad de Glaciología y Recursos Hídricos de la Autoridad Nacional del Agua
(ANA), puntualiza que la desaparición de
los glaciares peruanos ya se inició en 2005,
con el glaciar Broggi, que pertenecía a la
Cordillera Blanca, en Áncash. El mismo
destino tendría el glaciar Yanamarey, en la
misma cordillera. «Este es uno de los glaciares del que contamos con mayor información, que se remonta a la reconstrucción fotográfica aérea que se realizó en
1948. Tenemos 911.63 metros de retroceso glacial, una cifra que se aproxima a los
941 metros del desaparecido glaciar Broggi», alerta Dávila (ver gráfico 1).
La desglaciación se veía venir
Esta situación fue advertida en 2012
12
por diversos estudios, como el publicado en la revista Cryosphere: «Estado
actual de los glaciares en los Andes tropicales»1. El estudio revisa las investigaciones sobre desglaciación realizadas
en Perú, Ecuador y Bolivia en los últimos
cincuenta años. La desglaciacion a consecuencia del cambio climático es considerada como una situación de extrema
gravedad si se tiene en cuenta que un
77% de los glaciares tropicales del mundo están en el Perú. El estudio también
alerta sobre el riesgo que representa la
reducción de los glaciares para la disponibilidad de agua en nuestro país en las
próximas décadas, especialmente en la
cuenca del río Santa, en Áncash.
Wilson Suárez, investigador del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi), y uno de los autores
del mencionado estudio, señala que
existen ecosistemas muy frágiles que
serían afectados por la desglaciación;
por ejemplo, los bofedales. «Los glaciares actúan como una reserva que retiene el agua —proveniente de las precipitaciones— durante los periodos lluviosos y la libera durante el periodo de estiaje. Sin los glaciares, los usuarios de
agua en las cuencas afectadas tendrán
que enfrentar una demanda insatisfecha», pronostica Suárez.
Ya en 2009, César Portocarrero García,
exfuncionario de la ANA y consultor en
temas de glaciología y climatología, observó que una quebrada que baja del glaciar Quelcalla, ubicado en Sicuani (Cusco), se había secado completamente.
«Debido al retroceso glacial, las aguas
se desviaron a otra quebrada. En toda
esa zona no había agua, y los bofedales
y humedales, que alimentaban a todo el
pasto en las alturas, ya se habían secado», asegura el especialista.
Portocarrero señala que de las 25 subcuencas del río Santa que existen en la
Cordillera Blanca, se han estudiado 9, de
las cuales 7 ya están perdiendo agua.
Entre ellas se encuentran Parón, Yanganuco, Marcara y Pachacota. «Es posible
que lo mismo ocurra también en el Cusco», advierte Portocarrero.
Menos glaciares,
mayor escasez de agua
Entonces, se vislumbran problemas
graves para el abastecimiento de agua,
tal como alertan las autoridades regiona-
LA REVISTA AGRARIA / 149
les y los estudios mencionados. En el
caso del río Santa, se observa una creciente demanda del agua para consumo
humano, irrigación y generación eléctrica, y «probablemente se producirán conflictos por el acceso a un recurso hídrico
cada vez más escaso y caro», señala Bárbara Deutsch Lynch, en una reciente
publicación2 y que ha estudiado este
tema en el valle del río Santa.
Los primeros afectados por la futura escasez del agua, sin duda, serán las poblaciones rurales del país, en especial los alpaqueros. El ingeniero Hugo Román Caballero, del proyecto especial regional de
camélidos sudamericanos del gobierno regional del Cusco, indica que «cuando desaparecen los bofedales, disminuye la alimentación (pastos) de los camélidos. Entonces empiezan a descalcificarse, enflaquecer y viene la mortandad. La repercusión económica podría ser considerable».
Cusco tiene tres cordilleras que representan aproximadamente el 25% de la masa
glacial de todo el país: Vilcanota, Urubamba y Vilcabamba. Walter Choquevilca Lira,
coordinador del Proyecto Glaciares, de
CARE Perú, en Cusco, expresa que en el
caso del Vilcanota se ha perdido un 30%
del área glacial. «Esta situación preocupa
porque la cuenca abastece de agua potable a la ciudad del Cusco, a la agricultura y
a la ganadería. Posiblemente también afecte la generación de energía eléctrica de
Machu Picchu», informa.
En el centro del país, por otra parte,
la nieve de la cordillera Huaytapallana
—que alimenta a las lagunas que pro-
veen agua a la ciudad de Huancayo—
podría desaparecer hacia el año 2035,
como se advierte en el estudio publicado por la revista Cryosphere sobre los
glaciares andinos. Rocío Bonifaz, subgerente regional de Recursos Naturales
y Gestión del Medio Ambiente del gobierno regional de Junín, menciona que
frente a esta situación el Estado debe trabajar en promover un uso eficiente del
agua. Sin embargo, actualmente eso no
ocurre.
¿Cómo responder a la
desglaciación?
A pesar del actual retroceso de los glaciares andinos, la mayoría de los gobiernos regionales todavía no implementan su
estrategia regional frente al cambio climático. La Ley Orgánica de Gobiernos Regionales dispone que cada gobierno debe
contar con su propia estrategia regional.
«Pero, por ejemplo, en el caso de Áncash,
dicha estrategia aún se está elaborando.
En Junín existen iniciativas, pero falta canalizarlas. Solo en el Cusco hay avances
considerables», indica Fernando Chiock,
coordinador del área de Adaptación al Cambio Climático, Glaciares y Eventos Hidrológicos Extremos, de la ANA.
También resulta preocupante que en
la mayoría de gobiernos regionales no
se esté priorizando el tema de los glaciares al momento de elaborar la estrategia
regional frente al cambio climático. Walter Choquevilca Lira, coordinador del
Proyecto Glaciares, de CARE Perú, en
Cusco, expresa que en el «Plan Estraté-
Gráfico 1. Retroceso en metros de ocho glaciares monitoreados
-941.17
-911.63
-1000
-813.33
-900
-800
Retroceso (m)
-700
-600
-500
-400
-300
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-200
-100
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1948-2004 1948 -2009
-618.37
-577.91
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1948 -2012
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-80.71
2007- 2012
Fuente: Unidad de Glaciología y Recursos Hídricos - ANA.
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-37.36
-20.54
2010-2012
gico Concertado Regional al 2025», aprobado por las autoridades cusqueñas en
noviembre de 2011, tampoco existe una
sola línea sobre el problema del retroceso de los glaciares. Recién en el caso de
las regiones Cusco y Áncash —a través
del Proyecto Glaciares, de CARE Perú,
que empezó el año pasado— se pusieron en la agenda regional los problemas
de la desglaciación.
Karen Price Ríos, asesora en temas de
recursos hídricos y cambio climático, de
CARE Perú, señala que el Proyecto Glaciares, que tiene a su cargo dicha ONG,
se ha propuesto reducir la vulnerabilidad por riesgo de desastres debido a los
impactos del cambio climático. Los casos que causan mayor preocupación son
los glaciares de Carhuaz, en Áncash, y
Santa Teresa, en el Cusco, en plena Cordillera de los Andes. «Se está trabajando
con las familias, comunidades y autoridades, en el desarrollo de sus capacidades. Se quiere incorporar prácticas de
adaptación al cambio climático y así reducir su vulnerabilidad ante las amenazas que representa el retroceso glaciar»,
recalca la especialista.
Ante las advertencias del creciente
retroceso de los glaciares peruanos, es
necesario contar con el conocimiento
adecuado de los impactos que el cambio
climático causará en el país; solo a partir
de allí se podrán tomar las medidas adecuadas de adaptación. Es importante,
entonces, que la población vulnerable y
las autoridades conozcan los resultados
de las recientes investigaciones sobre
aquellos temas donde actualmente existe incertidumbre; por ejemplo, sobre la
reducción de los glaciares y la disponibilidad hídrica por cuenca. Las autoridades regionales y locales deben poner
estos temas en sus agendas políticas,
para evitar un aumento de los conflictos
sociales ante la inminente escasez de
agua de los próximos años, de la cual
advierten los especialistas.
Notas
1
2
Rabatel, A. et al. Cryosphere Discuss. 6, 24772536 (2012). <http://www.observatorio
cambioclimatico.org/node/3704>.
«Vulnerabilidades, competencia y derechos
en un contexto de cambio climático hacia
una gobernanza equitativa del agua en el
valle del río Santa» (Global Environmental
Change, vol. 22, 2012).
Visite: www.observatoriocambioclimatico.org
MARZO de 2013
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