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Pablo Villarroel, Alfredo Erlwein / REVISTA AMBIENTE Y DESARROLLO de CIPMA
Hacia una institucionalidad ambiental de
segunda generación para Chile: La necesidad de
un enfoque participativo, sinérgico e integrador
Pablo Villarroel (*) y Alfredo Erlwein (**)
(*) Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente P.U.C. Centro Transdisciplinario de Estudios Ambientales y Desarrollo Humano
Sostenible, Universidad Austral de Chile, Valdivia, Chile (CEAM-UACh). E-mail: [email protected]
(**) MSc in Holistic Science (Ecología), Schumacher Collage University of Plymouth, Inglaterra. Investigador asociado Centro de Estudios
Ambientales Universidad Austral de Chile, Valdivia, Chile. E-mail: [email protected]
L
a formación de la política y legislación ambiental vigentes hoy día en Chile se inició con la
promulgación de la Ley de Bases Generales del
Medio Ambiente en 1994, la que incluyó la creación
de la actual institucionalidad ambiental basada en una
Comisión Nacional del Medio Ambiente, intersectorial y regionalizada (CONAMA). La plena puesta en
marcha de esta institucionalidad ha sido paulatina, en
buena medida, al ritmo de sucesivos reglamentos. Entre
los reglamentos más relevantes para la efectiva puesta
en marcha de la Ley de Bases destacan el Sistema de
Evaluación de Impacto Ambiental de proyectos (SEIA) y
el reglamento de Areas Protegidas Privadas (APP) que
pondría en vigor el importante Artículo 35 de la ley. El
primero recién entró en vigor el año 1997, mientras
que el segundo aún no se promulga.
No obstante el carácter flexible previsto por el proyecto de la Ley de Bases y el dinamismo que esta
anticipaba debido a la integración del mercado en una
institucionalidad democrática –recogidos en los principios de gradualismo, participación y eficiencia– antes
de los diez años de su puesta en marcha, la política
resultante de la aplicación de la Ley de Bases mostraba señales de desactualización1. Visto el proceso en
perspectiva, puede decirse que los sectores que de
uno u otro modo conducen el proceso de desarrollo
parecen haberse resignado a una política del cuidado
de medio ambiente más que a una de desarrollo
sustentable (DS), que fue el concepto matriz de la
Ley de Bases2. La desactualización que se señala se ve
reflejada, entre otros aspectos, en la actual percepción
pública de una “falta de voluntad política estatal” por el
DS3. Esto, a pesar de los cambios por un DS a nivel de
la empresa –producción limpia y manejo sustentable
de recursos naturales– impulsados por la expansión
y diversificación de los mercados externos, en lo que
el Estado ha jugado un rol protagónico durante el
mismo periodo.
En otras palabras, Chile cuenta con un marco legal e
institucional ambiental que se ha quedado centrado
en el cuidado ambiental en reacción a los “problemas”
ambientales, dejando pasar inadvertidas las “oportunidades” ambientales del crecimiento económico. El
Estado es insustituible en la minimización de las externalidades ambientales negativas en los entornos comunales y regionales, y lo es también en la optimización
de las externalidades positivas. Para lo primero Chile
cuenta con la Ley de Bases, dejando a las positivas en
terreno de nadie, desaprovechadas (Geisse, G. 2005).
Por otra parte, el actual marco legal e institucional
presenta un enfoque sectorializado y no integrador, lo
que inhibe respuestas sinérgicas ante problemas que
afectan a sistemas complejos como es el caso de los
ecosistemas naturales.
1
El SEIA, las normas ambientales y los objetivos y estrategias de conservación de biodiversidad, por ejemplo, han sido objeto de numerosas críticas derivadas de la dinámica económica, social y política que plantea desafíos y exigencias muy diferentes de las de los años en
que se gestó la Ley de Bases.
2
Véase, al respecto, el Mensaje Presidencial del entonces presidente Aylwin que presenta la Ley 19.300 de Bases del Medio Ambiente.
3
Véase, por ejemplo, el capítulo IV “Diagnóstico: mirada crítica de la institucionalidad ambiental vigente” en el documento: Informe
Preliminar Institucionalidad Ambiental. Consultora FERRADANEHME. Elaborado a solicitud de la Secretaría General de la Presidencia,
Santiago, abril 2007.
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A continuación distinguiremos entre los orígenes internos y externos de los desafíos y obstáculos para una
actualización de la política ambiental. Los de origen
interno han sido ampliamente discutidos en varios números de esta misma revista (Geisse, G. 2005, 2006) y
solo destacaremos un caso en el cual los autores tienen
un conocimiento más a fondo. En cambio daremos
más espacio a los obstáculos y desafíos planteados
por informes de agencias internacionales y convenios
que Chile ha suscrito. En ambos casos se identifican
observaciones y contribuciones para la actualización
de nuestra política ambiental.
LA DISCUSIÓN INTERNA
Diversos estudios y talleres han permitido identificar
vacíos y problemas de la actual institucionalidad ambiental y, por tanto, los principales desafíos pendientes
que el país debe enfrentar (Sabatini F,. Sepúlveda C. &
H. Blanco 2000; Sepúlveda C. y B. Bettati 2005; Universidad de Chile 2006; Ferrada Nehme, 2007)4. Entre las
críticas seguidas de recomendaciones recurrentes están
la necesidad de: (i) mejorar la cooperación público-
privada; (ii) fortalecer la participación de organismos
de la sociedad civil en contenidos, procedimientos,
seguimiento y evaluación de políticas por un DS; (iii)
mejorar la base de información ambiental para la toma
de decisiones; (iv) aumentar la fiscalización de normas,
resoluciones y leyes, y las oportunidades de ejercer el
derecho ciudadano a rendiciones de cuenta por parte
de autoridades; (v) promover una mayor integración
intersectorial en la generación e implementación de
políticas y en la toma de decisiones.
A modo de ejemplo de la primera de estas críticas
–mejorar la cooperación público-privada– destacamos
la experiencia de los autores en los problemas de cooperación pública privada y, en particular, la experiencia
de uno de ellos en un proyecto de conservación de la
biodiversidad de CIPMA en el cual le tocó participar
(Villarroel, P. 2001, 2004). La cooperación públicoprivada para la conservación de la biodiversidad es
un caso largamente estudiado en Chile por CIPMA y
otras organizaciones. Existen en la actualidad numerosas iniciativas privadas espontáneas (Villarroel, P. 2004)
y se elaboró un reglamento para el Art. 35 de la Ley
de Bases5 con aportes significativos de agentes privados, entre ellos investigadores de CIPMA (Sepúlveda
4
Entre los talleres recientes en que se ha discutido aspectos críticos de la actual institucionalidad ambiental se pueden mencionar: (i)
“Taller de Participación regional sobre el rediseño de la institucionalidad ambiental en Chile”. CONAMA Región de Los Lagos, Valdivia,
28 de septiembre de 2007; (ii) Taller “Diálogos: participación ciudadana para la reforma ambiental”. Serie de diálogos regionales. Acción
por los Cisnes, FIMA, Terram, Ecosistemas. Acción por los Cisnes, Valdivia, 8 de octubre de 2007.
5
El Artículo 35 de la Ley de Bases establece como tarea del Estado el incentivar la creación de áreas silvestres protegidas privadas y establecer un mecanismo para la promoción y reconocimiento de las mismas como unidades complementarias al sistema público de áreas
protegidas. En 2004, tras varios años de trabajo al que contribuyeron varias entidades, y muy significativamente el CIPMA, la CONAMA
elaboró un Reglamento que llegó a ser firmado por el Presidente y luego rechazado por la Contraloría debido a la persistencia de ambigüedades jurídicas en la creación del Sistema Nacional de Areas Silvestres Protegidas del Estado (SNASPE).
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Los autores identifican en tres frentes las dificultades
de cambio y adaptación de la institucionalidad ambiental
existente. Un frente de dificultades internas al cambio y la
adaptación creada por política ambiental al dejar ésta en el
olvido los principios que inspiraron la Ley que con ese fin
el legislador dejó a la discrecionalidad de la clase política.
Segundo, dificultades (i) para poner en marcha un enfoque
de sinergias ambientales para un desarrollo sustentable a
niveles de región y (ii) para el cumplimiento acuerdos de
contenidos, efectivo, y sostenibles en tiempo y no improvisados de última hora. (Biodiversidad). El tercer frente de
dificultades es la centralización del poder político a nivel
nacional llevado a un extremo por los partidos; que los ha
alejado de la ciudadanía y del mercado, ambas fuentes de
legitimización de los cambios en una economía de mercado
inserta en una institucionalidad democrática. Los autores
coinciden con otros que han publicado en AyD en atribuir
las dificultades a la falta de voluntad política por el mediano
y largo plazo del Desarrollo Sustantable a costa de la perdida
de su credibilidad.
Palabras clave: adaptación – sinergias ambientales
– desarrollo sustentable – centralización – acuerdos internacionales – mercado
A
B
S
T
R
A
C
T
The authors identify three sources of difficulties for changing and
adapting existing environmental institutions.An internal difficulty
at the forefront of change and adaptation of environmental
policy was the principle that inspired the legislation, whereby
the lawmakers left much to the discretion of the politicians.
Second, difficulties related to (i) the launching of an approach
to environmental synergies for sustainable development at the
regional level and (ii) compliance agreements that would be
effective and sustainable over time and not improvised at the
last minute (e.g., Biodiversity). The third source of difficulties is
the centralization of political power at national level that has led
to an extreme situation for the parties; issues that recede from
the view of the public and the market can no longer be sources
of legitimization of changes in a market economy inserted in
a democratic system. The authors agree with others that have
published in AyD that have attributed the difficulties to the lack
of political will to confront medium and long-term sustainable
development issues, resulting in the loss of credibility.
Key words: Key words: adaptation – environmental symergies – sustainable development – centralization – international
agreements - market
C.Tacón A, Letelier E. & C. Seeberg, 2003; Villarroel, P.
2001). No obstante, este capital social en conservación
no ha logrado hasta el momento ser aprovechado de
manera efectiva en la política ambiental. Tras 14 años
de que la Ley de Bases estableciera como uno de sus
objetivos promover, estimular y formalizar las áreas silvestres protegidas privadas, el Artículo 35 que establece
estos compromisos aún no está reglamentado, por lo
que no es operativo.
Entre los problemas de enfoque que se relacionan con
el resto de las críticas señaladas, estudios recientes apuntan a la persistencia de un enfoque sectorial centrado
en los recursos naturales y no en la protección de la
naturaleza, los ecosistemas y sus relaciones. Otro modo
de formular esta misma crítica es resaltar la ausencia
de un enfoque integrador –sinérgico u holístico– de la
política pública ambiental que ponga el foco principal
en la relaciones entre los recursos y su ambiente y no
solo en los recursos de interés sectorial. Por ejemplo,
las políticas de agricultura debieran hacer el esfuerzo de
integrar los cruces sinérgicos entre suelo, agua, bosques
y balance de carbono.
La falta de un enfoque integrador y ecosistémico fue
destacado por el informe de evaluación ambiental de
Chile dado a conocer en 2005 por la Organización para
la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Dicho informe critica el enfoque excesivamente sectorial de la actual institucionalidad ambiental chilena que
otorga a la CONAMA el papel de coordinador de la
gestión ambiental sectorial:
“…En la práctica actual este modelo (de coordinación
sectorial para organizar la gestión ambiental) no toma
en cuenta suficientemente que la protección de la naturaleza y la diversidad biológica van más allá de la gestión
sustentable de los recursos naturales comerciables por
parte de los organismos sectoriales que supervisan la
agricultura, silvicultura, pesca, acuicultura, entre otros”
(OCDE-CEPAL 2005)6.
Por último, persiste en la gestión ambiental del país una
desconcentración administrativa más que una descentralización de la misma.Tomando en cuenta la diversidad
biogeográfica del país, parece aconsejable avanzar en
una descentralización de la toma de decisiones de
modo que estas tengan presente y cautelen, en primer
lugar, las especificidades ambientales e intereses sociales
y productivos en los niveles regionales y locales.
El proceso de revisión de la actual institucionalidad
6
Cfr. Capítulo de Biodiversidad.
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ambiental que el gobierno inició en 2006, abre la oportunidad real de elaborar una institucionalidad ambiental
“de segunda generación”. Aprovechar esta oportunidad
implica ser honestos con la crítica y aprovechar la experiencia obtenidas durante la “primera generación”. Los
estudios revisados sugieren que, para mejorar el paso
de la política a la acción, sería recomendable contar
con procedimientos de accountability en los distintos
niveles de la gestión pública ambiental. Para mejorar la
calidad de las decisiones es fundamental contar con información de calidad y pertinencia a los problemas que
hay que enfrentar. Esto, en parte, se puede lograr con
una participación más activa de la comunidad científica
dedicada a las ciencias del ambiente, naturales y sociales.
Para mejorar la gestión y la sustentabilidad social de las
decisiones es muy importante articular una relación de
socios entre la autoridad ambiental, los sectores productivos y la sociedad civil. Actualmente las instancias de
participación efectivas y de articulación entre actores
con intereses diversos no son suficientes.
DISCUSIÓN EN TORNO A
COMPROMISOS Y EVALUACIONES
INTERNACIONALES
De forma complementaria al desarrollo de la institucionalidad interna, el país ha firmado y ratificado varios
acuerdos internacionales en materia ambiental, entre los
que destacan por su relevancia y alcance los de Diversidad Biológica (septiembre 1994), Cambio Climático
(diciembre 1994) y Lucha Contra la Desertificación y
Sequía (noviembre 1997).
El cumplimiento de estos acuerdos es un imperativo
de la plena inserción de Chile en la comunidad internacional. La guía para darles cumplimiento es el conjunto
de requerimientos contenidos en su articulado y el
seguimiento de los mismos que los países signatarios,
incluido Chile, hacen a través del mecanismo de la
Conferencia de las Partes, que son reuniones periódicas
de seguimiento y coordinación por parte de los países
comprometidos. Los compromisos que derivan de
estos acuerdos ambientales internacionales pueden ser
vistos, también, como una oportunidad para mejorar la
gestión ambiental del país.
La comunidad internacional está dando seguimiento al
cumplimiento de estos acuerdos mediante el programa
denominado Evaluaciones Nacionales de Capacidad del
Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM/GEF),
que busca ayudar a los países a identificar sus dificultades para dar cumplimiento efectivo a estos acuerdos7.
El FMAM ha dado énfasis estratégico en esta evaluación
a dos aspectos: primero, que los países no se queden
en el cumplimiento de la letra o aspectos formales sino
7
Taller Regional Nacional Capacity Self-Assessment para la región latinoamericana. Capacity Development, Global Support Programme
for Environmental Management. Fondo para el Medio Ambiente Mundial-FMAM. Santiago de Chile, el 26 al 29 de septiembre de 2006.
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que cumplan con la protección efectiva en terreno que
se requiere; y, segundo, que el enfoque de cumplimiento
sea sinérgico, de modo de aprovechar los esfuerzos de
política en varios objetivos ambientales a la vez.
tales naturales que constituyen parte de la riqueza de
la que dispone la sociedad humana. Tres de los AAM
de mayor historia y relevancia que el país ha firmado y
ratificado son, como se ha señalado, las convenciones
de Diversidad Biológica, Cambio
La promoción por el FMAM
“La diversidad biogeográfica del países Climático y Lucha Contra la
del objetivo de que el “enfoque
Desertificación y Sequía. Estos
una razón más para avanzar en una
de cumplimiento” sea sinérgico
descentralización de la toma de decisio- acuerdos hacen alusión a tres
pone el foco de la política y su
recursos amenazados por la
implementación en los campos
nes de modo que estas tengan presente modernidad: el biológico, el
de interacción entre los acuery cautelen las diferencias ambientales e climático y el edafo-climático
dos ambientales internacionales,
(productividad del suelo). El heintereses sociales y productivos en los
especialmente en los acuerdos
cho de que los AAM se generen
de Cambio Climático, Diversia partir de problemas respecto
niveles regionales y locales”
dad Biológica y Lucha Contra
a recursos específicos deja en
la Desertificación y Sequía. Este enfoque “sinérgico” o
evidencia el carácter reactivo y paliativo que les dio
integral permite, por una parte, que la solución impleorigen: responden a problemas ya existentes que hay
mentada a un problema de cambio climático no afecte
que remediar. Por otra parte, los tres acuerdos mennegativamente a uno de biodiversidad o desertificación,
cionados surgen con independencia unos de otros por
por ejemplo. De darse esta situación, correspondería
lo que no fueron concebidos para abordar de manera
a una sinergia negativa o antisinergia. Por otra parte,
integrada la dimensión ambiental.
este enfoque integrado permite identificar e impulsar
No obstante ser acuerdos independientes, los recursos
iniciativas de tipo win-win entre dos o más acuerdos
involucrados en ellos están lejos de ser elementos indeinternacionales. Desde la perspectiva de este enfoque
pendientes entre sí: son solo distintas dimensiones en la
será mejor una iniciativa que apunte a resolver un
problema de cambio climático si esta, además, tiene
trama de interacciones del ecosistema global que, a su
vez, involucra muchos otros elementos de la dimensión
un efecto positivo o sinérgico, respecto de problemas
ambiental. Basta considerar que estos tres recursos se
de biodiversidad y/o desertificación.
acoplan con y afectan directamente al recurso hídrico,
Una manera práctica de visualizar el desafío que estos
que a su vez impacta “de vuelta” a todos ellos en forrequerimientos internacionales implican para la instima recursiva, existiendo de esta manera una serie de
tucionalidad ambiental chilena es formular preguntas:
retroalimentaciones asociadas.
¿Resulta adecuado el actual marco institucional chileno
Al analizar los distintos problemas que abordan los
para dar cumplimiento a los compromisos de estos
tres AAM señalados se puede notar que en muchos
Acuerdos Ambientales Multilaterales (AAM)? ¿Qué
casos las causas que dan origen a ellas son las mismas,
instituciones deben reforzarse o crearse a fin de
tal como se evidencia al revisar el articulado de los
maximizar los beneficios y minimizar los costos de imdistintos acuerdos. Estos acuerdos surgen en períodos
plementación de los planes de acción que el país ha elarelativamente similares, impulsados ciertamente por
borado para dar cumplimiento a estos acuerdos? ¿Qué
cambios culturales de la época, pero al mismo tiempo
mecanismos interinstitucionales o regulatorios deben
por un coincidente empeoramiento del estado de los
crearse, fortalecerse, o revisarse a fin de maximizar los
recursos ambientales específicos de cada acuerdo en
beneficios y minimizar los costos de implementación
particular. Es decir, la sincronía de los acuerdos explicita
de dichos planes de acción? ¿Qué competencias deben
en sí misma el grado de correlación –al menos tempofortalecerse, entrenarse o contratarse para lograr una
ral– entre los problemas que ellos abordan. Por otra
efectiva implementación de los planes de acción?
parte, debido a la naturaleza no lineal de las relaciones
ecosistémicas, los impactos de las actividades humanas
NECESIDAD (Y OPORTUNIDAD) DEL
afectan de manera simultánea diversos aspectos del
ENFOQUE INTEGRADOR
ambiente, generándose en muchos casos más de un
problema ambiental producto de una sola causa.
Los Acuerdos Ambientales Multilaterales (AAM) nacen
De esta forma, los problemas que abordan los acuera partir de problemáticas específicas, que dicen relación
dos mencionados están altamente interrelacionados,
con la degradación de determinados recursos o capi-
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factor que debe considerarse para una gestión íntegra
de las diferentes dimensiones ambientales. Veamos
como ejemplo el cambio climático. Normalmente
se lo concibe como un problema aislado (aumento
de temperatura) dado por una causa (aumento de
gases de efecto invernadero, mayoritariamente CO2).
De esta manera, el foco suele centrarse en el efecto
de una sola molécula (CO2) de entre todas las que
emite la actividad humana, sobre solo un componente ambiental (el clima). Sin embargo, el dióxido
de carbono y todo el resto de las diversas sustancias
de desecho que genera la sociedad contemporánea
tienen también efecto, en mayor o menor grado,
sobre otros componentes ambientales tales como
plantas y animales, rocas y elementos abióticos, pH y
estado redox globales, entre otros (Lovelock J 2006).
Es decir, el “cambio climático” es solo un síntoma, una
hebra de un problema de complejidad definitivamente
superior. Considerando las leyes de la termodinámica
puede afirmarse que todo cambio al medio ambiente genera como efecto otros cambios, de manera
que en un sistema con alto grado de interrelación
(complejo), como un ecosistema, no puede haber
transformación del medio natural que no conlleve
alteraciones a otros factores ambientales asociados.
Bajo este enfoque, preocuparnos exclusivamente en
reducir los niveles de emisión de CO2 implicaría, con
toda seguridad, generar nuevos impactos ambientales
si es que la reducción de las emisiones se realiza a
través de medidas no integrales.
Asimismo, por ejemplo, deforestar una zona natural
arborizada –aunque sea un metro cuadrado, o simplemente un árbol– para darle un uso humano implica,
simultáneamente, pérdida de biodiversidad, disminución de absorción de gases de efecto invernadero,
disminución de captación de material particulado en
suspensión, pérdida de metabolización de gases tóxicos, desprotección del suelo, degradación hidrológica
(cantidad y calidad de agua) por pérdida de la cubierta
de protección, debilitamiento del ciclo hidrológico
global, degradación del paisaje, entre otras pérdidas
de servicios ecosistémicos. Por lo tanto, ante la trasformación de grandes zonas naturales, los problemas de
diversidad biológica, cambio climático y desertificación
y sequía surgen como distintas dimensiones de los
impactos de una causa común.
En la naturaleza, en última instancia, todo está relacionado: las tramas de relaciones son tantas como
un observador quiera distinguir (Heisenberg, W.
1955, Maturana 1989); es decir, son potencialmente
infinitas. Pese a existir infinitos criterios de distinción
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dentro de la problemática ambiental, existen vínculoslazos-relaciones-interacciones de gran intensidad o
cercanía. Buscar estos vínculos da origen a un criterio
de distinción “priorizador”, que permite aproximarse
a los orígenes de varios de los síntomas (problemas
ambientales) mencionados anteriormente, tales como
las problemáticas tratadas por los acuerdos ambientales
internacionales. Dado que el análisis clásico tiende a
hacerse de manera parcializada y monodisciplinariamente, los efectos agregados normalmente no son
dimensionados en su real magnitud. Por ello, detectar
los problemas de carácter sinérgico implica identificar
causas que tienen efectos en varios componentes ambientales simultáneamente, lo que demanda un análisis
de carácter transdisciplinario.
DESAFÍOS DE UNA
INSTITUCIONALIDAD AMBIENTAL DE
“SEGUNDA GENERACIÓN”
PARA CHILE
El escenario actual de revisión de la institucionalidad
ambiental nacional, por una parte, y de los nuevos
énfasis ambientales de la comunidad internacional,
por otra, plantea para Chile importantes desafíos y
oportunidades.
En el plano interno, mejorar la participación ciudadana
y la cooperación público-privada sólo puede traer
41
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“Avanzar en el cumplimiento de los requerimientos ambientales de los acuerdos internacionales
permite al país proyectar una imagen de “socio
confiable” ante países que son estratégicamente
importantes para Chile y a su vez cumplir con las
metas propuestas internacionalmente en relación al cambio climático”.
beneficios para una gestión ambiental con mayor respaldo y apoyo social y, a fin de cuentas, más efectiva
y eficiente.
En el plano externo, avanzar en el cumplimiento de los
requerimientos de estos acuerdos internacionales no
solo permite al país proyectar una imagen de “socio
confiable” ante países que son estratégicamente importantes para Chile, sino que, más importante aún,
permite avanzar en el cumplimiento de los problemas
ambientales de alcance planetario que la comunidad
internacional y científica ha identificado como los más
relevantes y críticos para las primeras décadas del siglo
XXI.
En enfoque de sinergias permite mayor eficiencia en
el logro de los objetivos de política ambiental tanto en
los planos interno como internacional. La economía, la
ecología y la gestión ambiental pueden ser enfrentadas con una estrategia de tipo win-win, en el sentido
de que una política ambiental forestal adecuada, por
ejemplo, puede contribuir a la vez en la conservación
de biodiversidad y mitigación de cambio climático. Una
política de protección de suelos o de combate a la
desertificación puede, igualmente, lograrse de mejor
modo si ella a la vez se aprovecha para proteger o
restaurar la biodiversidad de modo que contribuya en
forma simultánea a la creación de nuevos sumideros
de carbono.
Pocos países se están moviendo en esta dirección
con la fuerza y claridad que la situación exige. Si Chile
adopta tempranamente este enfoque integrador estará
aprovechando una oportunidad y contribuyendo al
mejoramiento ambiental global en un nivel que corresponde al de “socio efectivo” de sus principales países
socios comerciales. El rediseño de la institucionalidad
ambiental, actualmente en marcha, es una oportunidad
inmejorable para avanzar hacia una política ambiental
de segunda generación que integre de modo profundo y efectivo la gestión ambiental como parte de la
estrategia de crecimiento económico y, a la vez, de
42
introducir un enfoque integrador que promueva las
sinergias y elimine antisinergias ambientales entre los
diversos sectores productivos.
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