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Estudios del Trabajo n° 16
Serie Estudios
Agosto de 2009
Tras las huellas de la sociología marxista en Chile. El período de su
constitución
Santiago Aguiar
28 de julio de 2009
“Karl Marx podría suscribir las palabras atribuidas a Mark Twain y sostener que los rumores sobre
su muerte han sido exagerados”
Sabrina González
Resumen: La sociología marxista en Chile se constituye como parte del mismo
proceso del paso de la sociología de cátedra a la sociología científica. La disputa
entre tendencias sociológicas, todas con vocación política, reside en la aparición
de una sociedad alternativa, el socialismo, uniendo teoría y prática y descansando
en la especificidad de la investigación sociológica. Sin tiempo para desarrollarse ni
llegar a formar escuela, existe una tradición, así como muchas sociologías
marxistas.
Abstract: The Marxist sociology in Chile is constituted as part of the same process
of the step of the sociology of chair to the scientific sociology. The dispute between
sociological trends, all with political vocation, resides in the appearance of an
alternative society, the socialism, joining theory and practice and resting in the
specificity of the sociological research. Without time to develop neither to form a
school, a tradition exists, as well as many Marxist sociologies.
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Agosto de 2009
Palabras clave: sociologías marxistas – vocación política de la sociología – disputa
por alternativas de sociedad – teoría y práctica sociológicas
En la actualidad, podemos sostener que la sociología marxista es prácticamente
inexistente en Chile. Su vigencia, sin embargo, puede actualizarse al compás de la
magnitud de la crisis económica mundial en curso anunciando cambios sociales y
políticos por venir, reabriendo las interrogantes propias de la sociología marxista.
Sin embargo, no basta con las exigencias de la realidad: no ha quedado ni
siquiera una tradición de sociología marxista que sirva de punto de apoyo para su
reformulación, parece no haber dejado ningún legado. Es necesario ir tras las
huellas de la sociología marxista en Chile, como parte de la tarea de su
reconstrucción. Con este propósito, en este artículo presentamos un cuadro de
sus orígenes, a fines de la década de 1960, principios de la década de 1970.
1. Sociología y política. La unidad de la sociología
La sociología marxista en Chile nace como hija legítima de su tiempo. La
Revolución Cubana inflamará los espíritus, iniciando un período de agudización de
la lucha de clases en Chile y el mundo, de radicalización y polarización social. En
Chile, la Reforma Agraria y la Reforma Universitaria bajo el gobierno de Frei
Montalva y el breve momento del Gobierno de la Unidad Popular, se inscriben en
este período. Los intereses sociales de las clases y fracciones de clase entran en
abierta
disputa
y
confrontación
que
se
irán
haciendo
progresivamente
antagónicas.
La sociología en particular y las ciencias sociales en general, jugarían un papel
activo en estos procesos. Está en la vocación de la sociología. Esto representa la
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unidad de la sociología: una disciplina que se conforma desde su especificidad,
para actuar en la realidad social a la que estudia.
Lo que interesa resaltar aquí es que la imbricación activa de la sociología en la
política y las exigencias de su tiempo, se daría con el paso de la sociología de
cátedra y el ensayismo, a la sociología profesional o científica. A partir de 1955, en
Chile, bajo la inspiración de la sociología norteamericana, abrirá 50 cátedras en 5
universidades, con tres instituciones especializadas: Instituto de Sociología de la
Universidad de Chile, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales- FLACSO y
la Escuela de Sociología de la Universidad Católica. Y se realizan las primeras
investigaciones empíricas. Desde aquí, y desde la CEPAL y el Instituto
Latinoamericano de Planificación Económica y Social- ILPES, así como desde
organismos estatales, los sociólogos chilenos fueron imbricándose con la
investigación y la resolución de los problemas sociales y políticos de su tiempo.
La sociología y la política no eran considerados compartimientos estancos. Aún
hoy no lo es así, aunque sí ha mutado, bajo la forma de la elaboración de las
llamadas políticas públicas.
Sin embargo, el sentido común predominante, reproducido hoy mirando hacia
esos años, es el rechazo de lo que se llama la politización de la sociología de
aquellos años, endilgada en gran parte a la sociología marxista.
Pero si no se trata de dos campos opuestos, ¿a qué se debe este sentido común
predominante?
2- Sociología y socialismo. Las disputas de la sociología
En el desarrollo de la sociología científica en Chile, dos grandes tendencias, a su
vez internamente diferenciadas, irían configurándose. De un lado, el estructural
funcionalismo, que aunque investigaba el paso de la sociedad tradicional a la
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moderna, un tipo dado de modernización y desarrollo, proponía la neutralidad
científica. De otro lado, una naciente tendencia crítica, que investigaba las
contradicciones de la formación social, centrándose en los temas del capitalismo
dependiente, la estructura y la lucha de clases, la concentración de la propiedad,
los discursos ideológicos, y proponía el compromiso y la militancia del sociólogo.
La dinámica de los procesos sociales en curso plantearía al socialismo como
alternativa a la sociedad capitalista. Y las dos grandes tendencias que se iban
configurando como parte del desarrollo de la sociología científica en Chile dejando
atrás el período de la sociología de cátedra y ensayística, se polarizarían en torno
a estas dos alternativas de sociedad. Ambas, se asentaron en centros académicos
que tenían como sello la investigación sociológica empírica y el debate teórico de
la sociología.
No hubo una contaminación politizante en desmedro de la investigación científica.
Lo que hubo fue la progresiva y abierta confrontación de dos grandes tendencias
dentro de la sociología, que maduraba configurándose de este modo. Es parte de
este proceso de maduración del período de la sociología científica en Chile, la
constitución de la sociología marxista.
3- La constitución de la sociología marxista en Chile
La sociología marxista en Chile, en realidad no existió como tal ni siquiera
entonces. Más precisamente, hay que hablar de las sociologías marxistas, en
plural. Aquí, vamos a distinguir sus corrientes a grandes rasgos, tan sólo
mencionándolas, y destacando más bien sus rasgos comunes, en nuestra
búsqueda de las huellas de una sociología marxista chilena.
Podemos observar la existencia de muchas sociologías marxistas, como podemos
observar en el cuadro que sigue a continuación, aunque las figuras e instituciones,
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son sólo a título indicativo, considerando la amplia variedad de matices,
diferencias, cruces y distancias entre ellas.
Corrientes
Figuras
Marxismo asociado al
Instituciones
Clodomiro Almeyda
Partido Socialista
Ejes comunes
Departamento
*Una
Sociología
correspondencia
Universidad de Chile
entre los diferentes
niveles de la realidad
social, en términos
clásicos:
Marxismo asociado al
Movimiento
de
Ruy Mauro Marini
Izquierda
CESO / Sociedad y
concepción
Desarrollo
totalidad,
una
de
operacionalizada
Revolucionario
como la relación (no
mecánica), o unidad
Marxismo asociado al
Víctor Nazar C.
contradictoria,
entre
estructura
trotskismo
y
superestructura
Marxismo
y
cristianismo
J.
Chonchol,
M.A.
CEREN
*Rol
crítico
de
sociología
Garretón, T. Moulian
*Compromiso
Marxismo académico
Sergio
Aranda
la
/
/
militancia
Alberto Martínez
*Sociología
servicio
Marxismo
Marta Harnecker
al
de
las
fuerzas sociales
estructuralista
*Procesos
socio-
económicos
Marxismo weberiano
Fernando
Henrique
Cardoso
/
Enzo
*Capitalismo
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Faletto
dependiente
/
subdesarrollo
y
dependencia
*Concentración de la
propiedad
*Ideología
*Estructura y lucha
de clases
*Difusión/
formación
del marxismo
*Imperialismo
*Acumulación
Repasemos ahora algunos ejes centrales, referidos a nuestro tema 1, de estas
diferentes corrientes sociológicas marxistas.
La corriente asociada a la figura de Clodomiro Almeyda (ALMEYDA, C. 1992).
Afirma la existencia de “sociedades desajustadas”, es decir, la ruptura de la
armonía entre los diferentes niveles de la sociedad, constituyendo la clave para
interpretar el panorama sociológico de América Latina y Chile. El mayor choque
fue entre el aprovechamiento de la influencia externa, pero permaneciendo
1
Es decir, no revisaremos la amplia producción de estos autores e instituciones. Ni sus estudios
específicos, que son variados. Tampoco nos referiremos al desarrollo del marxismo en general en
Chile. Sino específicamente a la producción sociológica marxista de estas corrientes, y
puntualmente a los fundamentos generales que la constituyen, en los casos que nos fue posible
reseñarlos; en los casos que no, rescatamos sus ideas centrales dentro de la bibliografía
disponible.
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detenidos y primitivos en la manera de producir en Chile: dos mundos distintos
que no armonizan, pero que forman parte de una misma totalidad. Se establece
así un equilibrio entre las clases sociales que resulta en la mutua neutralización,
en un equilibrio político que al no poder resolverse, traslada su lucha a la
economía: la inflación es la lucha entre grupos sociales por la redistribución de la
renta nacional, que igualmente mantiene intacta la coexistencia de diversas y
contradictorias formaciones sociales, estructurales e ideológicas. Afirma que el
enfoque sociológico de las clases y sus posiciones políticas, deben juzgarse en
función de la dinámica social: de su ubicación bajo la orientación del socialismo
revolucionario. La tarea en el ámbito académico, caracterizando que al momento
de su entrada en la academia el marxismo aún no había madurado y que ese
espacio ya estaba ocupado por las más novedosas corrientes del pensamiento
social burgués (el estructural-funcionalismo y el cepalismo), era la difusión de las
categorías científicas de la sociología marxista. ¿Cuáles? Las que la práctica
social revelaba como las que podían dar cuenta e interpretar la realidad social y su
proceso de transformación2.
Marxismo asociado al MIR. Nosotros destacamos aquí la figura de Ruy Mauro
Marini, por haber hecho reflexiones explícitas sobre la sociología marxista. Al
referirnos como asociada al MIR, no implicamos necesariamente una militancia
orgánica de todos ellos: fueron muchas figuras que actuaron agrupadas en el
CESO y la revista Sociedad y Desarrollo, manteniendo su heterogeneidad interna.
Esta corriente, en lo que hace a nuestro tema, considera falsa la disyuntiva o
teoría o práctica, proponiendo en su lugar su unidad: a mayor riqueza de la
práctica, mayor ha de ser el rol que cumpla la teoría (SOCIEDAD Y
DESARROLLO nº 1. Enero-marzo 1972). Pero una teoría reformulada: no como
abstracción pura, sino condicionada por los procesos reales, un reflejo orgánico de
2
En un balance décadas más tarde, afirmará que el marxismo allí no alcanzó a madurar en una
abundante y creadora producción intelectual, ni alcanzó a formar escuela ni convertirse en
ideología hegemónica. (ALMEYDA, C.: p. 209).
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la lucha de clases, con compromisos concretos de los científicos. Con tres
grandes debates: El primero, el estudio de la naturaleza de las tres grandes
formaciones sociales de su tiempo, el capitalismo imperialista, el capitalismo
dependiente, y el
socialismo, para
iluminar los caminos del proceso
revolucionario en curso. El segundo, el estudio de los procesos de transición de
una formación social a otra. El tercero, la contraposición de la metodología de
estudio del marxismo a la metodología apriorística y logicista predominantes. Pero
la entrada del marxismo a la academia, algo que hasta entonces no había logrado,
tuvo sus costos: concesiones al academicismo y eclecticismo (MARINI, R. M..
1972). Advertencia que era significativa, ya que caracteriza a la sociología
burguesa, por su propia naturaleza, como avocada a la consagración de lo
existente, mediante la definición de su método propio, la observación empírica de
lo social considerado como lo normal. Por el contrario, se trata de estudiar,
mediante la categoría sociológica por excelencia del marxismo, la clase, y su
método, la dialéctica, su objeto de estudio específico, no lo social, sino la lucha de
clases, donde lo social es una dimensión del análisis de la totalidad. Y su objetivo
es la transformación social. Por esto, no habría estrictamente una sociología
marxista, sino problemas sociológicos que el marxismo estudia.
Marxismo asociado al trotskismo3. Estudia las actitudes y comportamientos de los
obreros industriales, según tres dimensiones: origen campesino, grado de
calificación (status) y tipo de empresa (NAZAR C. V., LOPEZ D. G.. 1967). Como
parte del proceso de formación de un proletariado industrial con conciencia de
clase, en situación de subdesarrollo. Y en el marco de la asincronía ente un alto
desarrollo del sistema político, la democracia burguesa liberal, y un bajo desarrollo
del sistema económico, lo que resultará, afirma, en una baja combatividad obrera.
3
Esta corriente puede ser la más olvidada dentro de las corrientes sociológicas marxistas de la
época. Aquí encontramos una sola referencia al pasar de dos figuras, Víctor Nazar y Ponciano
Torales (BARRIOS A., BRUNNER J.J.. 1988: p.38). De estas dos figuras, encontramos solamente
un trabajo de uno de ellos, Víctor Nazar.
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Lo que se expresa en una baja participación política de los obreros, y un alto nivel
de autoritarismo en la vida obrera.
Marxismo y cristianismo. Esta corriente es más heterogénea. Más propiamente
hay una aproximación de los cristianos al socialismo, lo que facilitará el
acercamiento al marxismo, pero conviviendo sus muchos matices, con distancias y
cruces entre todos ellos, expresados en los Cuadernos de la Realidad Nacional.
En su primer número, plantea en general pensar en términos de futuro, de modo
interdisciplinario y considerando la sociedad como una totalidad: con cambios
simultáneos en la estructura económica, las formas de vida, los modelos
culturales, las formas de pensamiento, los modos de comportamiento (CEREN
nº1. Septiembre 1969).Y define tres áreas- problemas: el subdesarrollo y la
dependencia; la cultura; el rol de la ciencia y la tecnología. Pronto se ubica en la
tradición del socialismo científico, descartando la visión de los intelectuales sobre
la neutralidad y objetividad científicas buscando el contacto con los actores que
encarnan el proceso de cambio social (CEREN nº 10. Diciembre de 1971), y
avanzaría al estudio y la crítica del sistema de explotación y dominación, y
específicamente a la transformación social, el proceso revolucionario en curso, y
su transición al socialismo (CEREN nº15. Diciembre de 1972).
Marxismo académico4. Con diversos trabajos sobre el problema agrario y de la
industrialización, estudiaron las consecuencias de la dependencia en el
funcionamiento interno del sistema chileno, para comprender la especificidad del
funcionamiento y desarrollo del capitalismo dependiente chileno, las conexiones
entre lo interno y lo externo (ARANDA S., MARTINEZ S.. 1970). Buscaban
4
También aquí las corrientes que estamos identificando se acercan y alejan: no se trata de
compartimientos estancos. Al referirlos como marxistas académicos, no quiere decir que no
tuvieran activa participación política: por ejemplo, Alberto Martínez fue Jefe de la Dirección de
Industria y Comercio en el Gobierno de la Unidad Popular. Sino que nos referimos al destacado, y
reconocido años después, papel en el dictado de los primeros cursos en profundidad de la teoría
marxista en el Departamento de Sociología de la Universidad de Chile, con su seminario sobre El
Capital (BARRIOS A., BRUNNER J.J.. 1988. P. 40).
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comprender la debilidad de la acumulación del capital, atribuida en primera
instancia a que sobre fuerzas productivas incipientes se superpone una estructura
monopólica y oligopólica, y a que por el período de industrialización por sustitución
de importaciones, no se desarrolló una industria de bienes de capital, lo que
requirió la incorporación de fuerzas externas: el Estado, el endeudamiento
externo, la inversión extranjera. Sumado a una economía de enclave minero, de
desarrollo hacia afuera desde los ’30, que encorseta el proceso actual. En este
marco, el capitalismo interno pugna por una mayor participación en las divisas que
genera la economía de enclave, pero a su vez su éxito depende de las inversiones
extranjeras. Lo que genera a la vez relaciones de dependencia y oposición, así,
son jacobinos con el enclave, y obsecuentes con la inversión extranjera. Esto se
expresó en la chilenización. A su vez, tuvo efectos en desmedro de la agricultura
chilena, deteriorando el poder económico y político de la oligarquía agraria. Lo que
se expresó a su vez en la Reforma Agraria, una transferencia de costos a capas
de propietarios agrícolas más bajas. Así, la estructura económica del capitalismo
dependiente nacional, se conforma alrededor de un sistema monopólico de
actividades industriales, comerciales y financieras; un capitalismo extranjero de
enclave minero; un sistema retrasado de relaciones capitalistas en el campo. Todo
esto determina la política estatal: debe desarrollar cada una de estas estructuras,
junto con la defensa del sistema capitalista en su conjunto ante presiones de los
explotados, por lo que aumenta el papel del Estado por las necesidades
inmanentes del desarrollo del capitalismo, no por un estatismo ciego.
Marxismo estructuralista. Asociado a la figura destacada de Marta Harnecker. Es
claro que su producción y su actividad teórica fue profusa. Nos limitamos aquí
también a nuestro tema de estudio. En su paso por el Departamento de Sociología
de la Universidad de Chile, se centró en la elaboración del primer programa
sistemático de estudios de marxismo, buscando romper el fantasma del
determinismo mecanicista y planteando la relación entre marxismo y humanismo,
con base en el marxismo estructuralista de Althusser y su libro “Los conceptos
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elementales del materialismo histórico”, siendo profesora de algunos de esos
cursos, al mismo tiempo que investigaba en el CESO (HARNECKER, M. 1984).
Marxismo weberiano. Asociado al trabajo conjunto de Cardoso y Faletto. Busca
estudiar cómo se da la relación entre economía, sociedad y política, a través de
sus especificidades, no sustituyendo un análisis económico por uno sociológico,
sino integrándolos (CARDOSO F. H., FALETTO E. 1969). En su base general,
afirman que el cambio de las estructuras sociales no es un proceso acumulativo,
sino un proceso de relaciones entre grupos, fuerzas y clases sociales a través del
cual unos intentan imponer al conjunto de la sociedad la forma de dominación que
le es propia; analizando los intereses y valores que orientan la acción en términos
del proceso histórico. El problema del control social de la producción y el consumo
constituyen el eje del análisis sociológico del desarrollo. La dependencia no es un
problema externo, sino la configuración de un sistema de relaciones entre las
diferentes clases en el ámbito de la nación.
Este período de constitución de las sociologías marxistas en Chile, concentra a su
vez tres momentos: de gestación, disputa, y derrota.
El momento de su gestación se da con la entrada, por primera vez, a la academia,
y con la legitimidad que le confería el clima de época. Significó el intento de
definición de sus especificidades: sus objetos de estudios, sus metodologías, sus
categorías
centrales,
con
elaboración
teórica
e
investigación
empírica,
entrelazadas con la acción política desde su lugar de sociólogos y militantes. Y
fueron enriquecidas con la presencia de sociólogos exiliados de distintos países
de América Latina y visitantes de Europa y Estados Unidos. Al mismo tiempo que
investigaban el carácter de la formación social chilena y el proceso de
transformación revolucionaria en curso, actuaban activamente en su desarrollo.
Eran las “políticas públicas” de la época, aunque ahora se lo rechace.
El momento de la disputa era doble. Por un lado, con la sociología predominante,
el estructural- funcionalismo, y con el cepalismo. Por otro lado, entre sí: las
diferentes corrientes sociológicas marxistas se retroalimentaban colaborando entre
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sí, por ejemplo con los seminarios conjuntos CEREN-CESO, y al mismo tiempo
debatían arduamente, por ejemplo, si la dependencia constituía un fenómeno
externo o interno o había una conexión entre ambos.
El momento de su derrota, fue el de la derrota del proceso de transformación
revolucionaria en curso, y las posteriores transformaciones profundas de la
formación social posterior al golpe. Específicamente, en forma adicional, no le dio
tiempo a su maduración, constituyendo una escuela que pudiera perdurar,
considerando aquí el cierre del la carrera de sociología en la Universidad de Chile
y la represión a sus figuras más destacadas. Además, aunque las sociologías
marxistas eran muy activas y protagónicas, no dejaron de ser marginales en las
Universidades.
4- Tradición y renovación
Este primer período, de constitución de la sociología marxista en Chile, ha ido
quedando perdido en el tiempo, rememorado en todo caso como advertencia de
un camino que no debe seguirse, generalmente rechazado como de extrema
politización. Aunque como hemos visto, está en la vocación de la sociología, por
así decir, el actuar en la realidad social a la que estudia, sin menoscabo del
estudio y la investigación específicamente sociológica. Así como el haber sido
parte del proceso de avance de la sociología de cátedra a la sociología científica.
El punto de quiebre no estuvo aquí. Sino en la emergencia de sociologías
marxistas que realizaban esta vocación en el proceso de transformación social,
revolucionario por definición, hacia una sociedad alternativa, el socialismo. Como
señala un destacado sociólogo, sólo al concebir una sociedad diferente a lo que
es, la sociedad presente deviene un problema (THERBORN, G. 1996). Y eso era
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el problema sociológico, y político, y social, por excelencia en aquellos años, y
también en los años subsiguientes, ya bajo dictadura.
Las condiciones de su época, de todos modos, determinaban la influencia,
progresiva y creciente, que iba ganando. No su existencia misma.
Porque la sociología marxista, deja una huella, una tradición. Tradición que está
constituida en primer lugar por la crítica del capitalismo, y con ella, la unidad de la
teoría y la práctica, puntualmente, la sociología y la política. Unidad que descansa
en la crítica de lo existente: contra la naturalización de lo social, lo que requiere
historizarlo. La crítica a la naturalización de lo social, descansa en el estudio y la
investigación de la formación social capitalista como totalidad social, con una
agudizada
contradicción
entre
la
realidad
de
la
economía
mundial
interdependiente y los Estados Nacionales. Estudiándola entendida como unidad
contradictoria de sus elementos, con la categoría central de clases sociales y el
antagonismo objetivo de las clases sociales fundamentales, basada en la relación
social de explotación con asiento en la propiedad privada, la lucha de clases.
Lucha de clases que comprende, articulada y jerárquicamente, la dominación de
género, la destrucción del medio ambiente, la creciente importancia de los
“aparatos ideológicos”, en particular los medios de comunicación de masas, con la
creciente expansión del proceso de subsunción del real del capital, expandiendo la
mercantilización de lo social, que reproduce, amplía y actualiza el antagonismo
social, que es de carácter abierto, no lineal, complejo.
Estos fundamentos generales de la tradición de la sociología marxista, sólo
puedes actualizarse sumergiéndose en el estudio de la formación social actual, y
los debates actuales de la sociología.
La crisis actual de la acumulación capitalista que se expresa en la crisis
económica mundial, con sus tendencias a la emergencia de nuevos fenómenos
sociales y políticos, y por sobre todo, con la necesidad de concebir una sociedad
diferente, empujan en la dirección de una renovación de la sociología marxista; lo
mismo que el debate sociológico actual, que multiplica sus corrientes, tendencias,
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escuelas, creando un campo de disputa que hoy, en Chile, permanece en una
especie de tregua. Se trata de abrir un debate enriquecedor, para la sociología en
general, y la reconstrucción de una sociología marxista, trabajando arduamente y
abiertamente para estudiar, y transformar, un mundo complejo.
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