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SISTEMAS ECOLÓGICOS
3. ECOSISTEMAS TERRESTRES
16.1
14.
DISTRIBUCIÓN DE ESPECIES
14.1
14.1.
INTRODUCCIÓN
Los regímenes climáticos influyen sobre la distribución de las especies a través de sus umbrales fisiológicos de tolerancia a
la temperatura y precipitación. (Lorente et al 2004). Como consecuencia del aumento de la temperatura y la variación en el
reparto de las precipitaciones asociadas al Cambio Climático (CC), numerosas especies van a ver modificado su hábitat
aumentando o disminuyendo su rango de distribución. “Actualmente esta distribución está cambiando en latitud hacia los
polos y también a mayores altitudes”. (Lorente et al., 2004). Hay numerosos ejemplos de traslación latitudinal hacia los
polos de especies de clima templado, de invasión de las zonas templadas por especies tropicales, de cambios sufridos por
especies migratorias marinas y terrestres, y del desplazamiento altitudinal de las comunidades forestales en áreas de
montaña (Martín Esquivel et al., 2012).
La respuesta fundamental de los vegetales para acoplarse a la nueva situación y evitar las extinciones, serán los
desplazamientos latitudinales y altitudinales de la vegetación, (Del Arco, 2008). Esta ficha se centra en los cambios de
distribución de especies criptogénicas, las especies que se mueven empujadas por los cambios en el clima para
diferenciarlas de las típicamente exóticas. (Martín Esquivel, 2011)
La capacidad de migrar bajo la presión de un cambio climático, de las especies vegetales, está documentada en el
Pleistoceno para muchas especies, pero sólo las más rápidas podrían afrontar por esta vía la envergadura de los cambios
futuros, y siempre, tras períodos de retardo más o menos dilatados. Los desplazamientos en latitud serán más fáciles para
especies poco longevas, con buenas capacidades dispersivas y con pocas exigencias de hábitat adecuado para instalarse.
Esta última condición será particularmente limitante para muchas especies en los paisajes actuales, profundamente
transformados y fragmentados (Pitelka et al. 1997). Las migraciones altitudinales requieren movimientos de menor alcance,
pero suponen reducciones del área disponible para las especies cuyo espacio climático apto, se remonte en altitud. Por otra
parte, el calentamiento abre, para las especies que puedan rentabilizarlo, la posibilidad de adentrarse en territorios de los
que se hallaban excluidas por sus condiciones térmicas, estas expansiones serán más efectivas en la medida en que los
hábitats de nueva ocupación no estén ya ocupados por otras especies, o lo estén por especies competitivamente inferiores.
(Fernández-González et al., 2005)
No obstante algunos estudios, pronostican el riesgo de extinción de 1.103 especies de animales y plantas, en regiones que
cubren un 20% de la superficie terrestre, modelado en base a predicciones de cambio climático hasta 2050 (Thomas et al.
2004). En un escenario conservador con aumentos de temperatura global de 0,8-1,7ºC, se extinguirían según estos
modelos un 18% de las especies, mientras en un escenario dramático de aumentos térmicos globales superiores a 2ºC se
extinguirían hasta un 35% de las especies. Según este trabajo, el cambio climático puede convertirse en el principal factor
de extinción de especies en el siglo XXI. (Moreno et al., 2005). Si el cambio climático, implica a su vez, la aparición de
eventos extremos como incidencias de tormentas violentas en territorios no sometidos regularmente a ellas, periodos secos
en épocas no habituales u olas de calor, se acelerará la exclusión de especies no tolerantes a los mismos (Del Arco, 2008).
Los cambios en los parámetros que gobiernan el clima también pueden alterar la rutas de dispersión debido a las
variaciones de viento, y promover la ampliación de la distribución geográfica de algunas especies, y la retracción de otras
(Parmesan, 2006; Van der Putten et al., 2010 en Martín Esquivel et al., 2012).
.)
14.2.
SITUACIÓN ACTUAL EN CANARIAS
a.
DESPLAZAMIENTOS DE LAS COMUNIDADES VEGETALES CANARIAS
Evolución de los pisos bioclimáticos
Una de las herramientas utilizadas para analizar el desplazamiento a causa del cambio climático de las comunidades
vegetales en Canarias, es la bioclimatología, la cual establece los pisos bioclimáticos, definidos como cada uno de los tipo o
espacios termo-ombroclimáticos, esto es, los determinados por ciertos valores de temperatura y precipitación, que se
suceden en una cliserie (catena) altitudinal o latitudinal y que muestran una correlación con los cambios vegetacionales que
se van produciendo. Son espacios físicos, definidos por caracteres climáticos, en los que se albergan las comunidades
vegetales. (Del Arco, 2008)
14.2
Bajo este modelo, se ha llevado a cabo dentro del proyecto ECCE( Evaluación Preliminar de los Impactos en España por
Efecto del Cambio Climático), en base a las proyecciones de variación del clima según el modelo PROMES, el cual
establece dos escenarios diferentes denominados A2 (la concentración global de CO2 llegaría en el año 2100 a 850 ppm,
un 120 % más que la actual) y B2 (la concentración global de CO2 llegaría en el año 2100 a 760 ppm, un 100 % más que la
actual). Para cada uno de esos escenarios se han llevado a cabo hipótesis, acerca de los posibles cambios para 2070-2100
en relación con los valores en el promedio 1960-1990. (Del Arco, 2008). Considerando la afección del mar de nubes.
Se concluye, que los cambios climáticos, apuntan a que los pisos bioclimáticos sufrirán desplazamientos en altitud. Así, los
termotipos (definidos por los valores térmicos) tenderán hacia un ascenso y los ombrotipos (definidos por las
precipitaciones) hacia la aridización. Lo que determinará cambios sustanciales en la distribución de la vegetación de las
islas. No obstante el espacio temporal para estos cambios, no parece lo suficientemente amplio como para que pueda ser
seguido por un desplazamiento en paralelo de la vegetación climatófila de los diferentes pisos o de su vegetación potencial,
lo que implica que la flora que los determina puede variar, siendo previsible una pérdida de biodiversidad. (Del Arco, 2008)
se
sh
sá-s
sá-i
á
Figura 1. Variación altitudinal de los termotipos (A), ombrotipos (B) y pisos bioclimáticos (C) para cada uno de los escenarios B2 y A2, en relación con su
disposición actual. En A se ha transcrito para los escenarios B2 y A2, con líneas punteadas, la altitud actual de los termotipos.
Fuente: Del Arco M., 2008
En cualquier caso, el calentamiento parece que afectará más a las islas occidentales, aunque en conjunto será más
moderado que en la península y puede evaluarse en algo menos de medio piso bioclimático para el escenario B2 y algo
más de medio para el A2. (Del Arco, 2008)
Por otro lado la tasa de movimiento geográfico por el calentamiento global es reconocida en casi cualquier región del
mundo, incluso ha sido cuantificada (Loarie et al., 2005). En las Islas Canarias se ha calculado un cambio hacia el norte a
una velocidad de 30-80m/año. (Martín Esquivel et al., 2012)
Evolución de las comunidades vegetales asociadas
En conjunto, y de acuerdo con la peculiar zonación climática y altitudinal de la vegetación canaria (Rivas-Martínez et al.
1993, Del Arco et al. 2002, Reyes-Betancort et al. 2001, Rodríguez Delgado et al. 2004), es previsible una expansión de la
vegetación inframediterránea árida y semiárida (tabaibales de Euphorbia balsamifera y cardonales de Euphorbia
canariensis), cuyos componentes más dinámicos podrían desempeñar el papel de avanzadillas: tabaibas amargas
(Euphorbia lamarckii, E. regisjubae, E. berthelotii), aulagas (Launaea arborescens), salados (Schizogyne sericea),
vinagreras (Rumex lunaria), herbazales de cerrillo (Hyparrhenia sinaica) y panasco (Cenchrus ciliaris), e incluso invasoras
como el rabogato (Pennisetum setaceum) (Del Arco, 2008).
Los bosquecillos termoesclerofilos de sabinas (Juniperus canariensis), acebuches (Olea cerasiformis), almácigos y
lentiscos (Pistacia atlantica, P. lentiscus), con representaciones actuales muy mermadas por los usos urbano y agrícola,
tienen pocas posibilidades de desplazarse hacia cotas favorables más elevadas, y serían negativamente afectados por la
aridización (Del Arco, 2008).
Para el monteverde o laurisilva, dependiente de la influencia de las nieblas del alisio, cabe esperar también una reducción
de área a causa del adelgazamiento del mar de nubes, motivado por el calentamiento del aire húmedo costero y el
rebajamiento del límite inferior de la capa cálida de subsidencia. Los matorrales de Hypericum canariense y Rhamnus
14.3
crenulata y el fayal-brezal de Myrica faya y Erica arborea podrían beneficiarse de la reducción de área de los bosques
lauroides, cuya persistencia en los enclaves reliquiales de las islas orientales sería problemática (Del Arco, 2008).
En cambio, el eventual descenso de la capa de nubes favorecería la expansión de los pinares canarios (Pinus canariensis)
y sus escobonales asociados (Del Arco, 2008).
Son esperables también y destacables los impactos negativos sobre la vegetación hidrófila (sauzales de Salix canariensis,
palmerales de Phoenix canariensis, etc.), hoy ya muy afectada por el aprovechamiento hídrico de las islas. (Del Arco, 2008).
b. ADAPTACIÓN DE LAS ESPECIES DE MANERA INDIVIDUAL A ESTOS CAMBIOS
“En ecosistemas insulares de Canarias las especies no pueden responder de la misma forma que lo hacen muchas de ellas
en el continente, moviéndose hacia el norte, sino que su capacidad de respuesta potencial quedaría restringida a cambios
de distribución en altitud, y únicamente en aquellas islas elevadas (ejemplo, las islas centrales y occidentales de Canarias:
Gran Canaria, Tenerife, La Gomera, La Palma y El Hierro). Este tipo de movimientos estaría mucho más limitado en el caso
de las orientales, Lanzarote y Fuerteventura” (Moreno et al. 2005)
Verán favorecida su supervivencia las especies que muestren un mayor espectro altitudinal, geográfico y de hábitat, y, por
supuesto, una mayor diversidad genética entre sus poblaciones. Los previsibles desplazamientos podrían ser imposibles
para muchas especies que verían excedidas sus capacidades migratorias. (Del Arco, 2008).
Las tendencias previsibles indican una simplificación estructural de la vegetación y un predominio de las extinciones locales
frente a las recolonizaciones, llevadas a cabo por especies tolerantes y de distribución relativamente amplia (FernándezGonzález et al. 2005).
En cuanto a especies de flora y vegetación
Las especies que habitan las zonas costeras y las medianías, que sí pueden dispersarse por sí mismas, ladera arriba,
amplían su rango de distribución de costa a cumbre cuando la temperatura se lo permite. (Martín Esquivel, 2011).
A las especies de cumbres, les faltará el hábitat adecuado. Por ejemplo, los montes de Anaga en Tenerife están poblados
por un reducto de laurisilva que alberga una riqueza extraordinaria de biodiversidad. Es uno de los lugares más ricos de
todo el Paleártico como muestra que en tan solo 2 Km. haya llegado a inventariarse hasta 600 especies endémicas de
Canarias. Se trata, sin embargo de un bosque de cumbres, separado del resto de la isla por la conurbación urbana Santa
Cruz-Laguna, que impide su desplazamiento hacia las montañas centrales, mucho más elevadas. Si el calentamiento, que
por el momento se aprecia de forma tenue, aumentase, toda esta formidable riqueza natural se vería comprometida si no se
adoptan medidas de urgencia para trasladar las especies a zonas mejor conectadas, en una suerte de colonización asistida
como último recurso.(Martín Esquivel, 2011)
Se verán favorecidas en este desplazamiento las plantas de esas comunidades con diásporas de dispersión rápida y los
matorrales de sustitución mucho más agresivos que aquellas (Del Arco, 2008).
Estudios sobre el Helianthemum juliae, Jarilla de las Cañadas, un endemismo en peligro de extinción, del Parque Nacional
del Teide, considerada vegetación de cumbre, concluye que el calentamiento climático podría detener este proceso de
recuperación, que está llevando en la actualidad. Y que bajo esas condiciones, predicen un problemático futuro de H. juliae,
y lo más probable es que esas conclusiones sean válidas para otras especies endémicas en este vulnerable ecosistema.
(Marrero-Gomez et al., 2007)
En cuanto a fauna
La mayoría de los estudios sobre los efectos del cambio climáticos se centran en los insectos, sin apenas datos sobre
especies de invertebrados no insectos (Moreno et al., 2005)
Los ornitólogos han detectado en Canarias hasta treinta aves procedentes de regiones subsaharianas denota que muchas
de éstas llegan ayudadas por vientos del Este cuya frecuencia también se intensifica, posiblemente debido a que el
Anticiclón de las Azores, que es el principal referente del clima de Canarias, se está desplazando al este favoreciendo en su
circulación dextrógira intrínseca los vientos africanos sobre Canarias. Entre las especies provenientes de estas zonas
sobresalen varios patos (Tadorna ferruginea, Marmaronetta angustirrostris), halcones y aves esteparias, y entre las
14.4
especies típicamente tropicales destaca el Rabijunco etéreo (Phaethon aethe-reus), un ave pelágica común en el Atlántico
Sur, Caribe y Pacífico. (Martín Esquivel, 2011)
Los lepidópteros son también buenos indicadores del cambio climático de modo que en este grupo también se han
registrado novedades, por ejemplo la mariposa (Hypolimnas missipus) común en zonas tropicales de Asia y África, y
relativamente frecuente en las islas Cabo Verde, al sur de Canarias, ha sido citada en Canarias en los últimos años, y lo
mismo se puede decir de la mariposa de los geranios Cacyreus marshalli , de origen sudafricano y considerada en Europa
un verdadero indicador del avance del cambio climático. (Martín Esquivel, 2011)
En el caso de la Hubara (Chlamydotis undulata, “especie en peligro de extinción”), los niveles distintos de precipitaciones
entre islas (Lanzarote, Fuerteventura, La Graciosa) pueden forzar movimientos entre islas (Moreno et al., 2005).
Ni las comunidades de moluscos terrestres, ni la mayoría de los invertebrados edáficos poco especializados (ej. los
ácaros, nematodos, etc.), se verán seriamente afectadas por los efectos directos de los cambios climáticos. El factor más
limitante es la humedad (Subías comunicación personal), mientras que los cambios en temperatura podrían influir a muy
largo plazo debido al efecto tampón de los suelos, siempre que la cobertura vegetal se mantenga. Sólo una alteración
drástica del ecosistema como la erosión podría tener consecuencias importantes. Un desplazamiento latitudinal y/o
altitudinal irreversible de las comunidades vegetales podrían provocar modificaciones en la composición de especies de la
malacofauna, y otras comunidades edáficas, aunque está diferirá según se trate de hábitat herbáceos, xerófilos, o bosques
de distinta naturaleza. (Moreno et al., 2005)
En murciélagos, un modelo bioenergético predice una combinación bastante estrecha de temperaturas en el hibernáculo y
duraciones del invierno para permitir una hibernación exitosa. Ello sugiere que la dependencia térmica de la energética de
hibernación constriñe la biogeografía de estas especies (Humphries et al. 2002). El modelo predice una expansión
pronunciada hacia el norte de murciélagos hibernantes en el próximo siglo. Ningún estudio de la bioenergética de la
hibernación ha sido realizado en España. Por otro lado, la capacidad de regular la temperatura corporal e impedir la
hipertermia en murciélagos en sus habitáculos diurnos puede ser limitada e implicar mortalidad directa (M. Delibes, com.
pers. en Moreno et al. 2005).
En cuanto a los endemismos
Las islas Canarias, fueron designadas hot-spots o puntos calientes de biodiversidad, cuyos criterios de designación eran el
nivel de endemicidad en combinación con la sensibilidad frente a la pérdida de diversidad (Médial y Quézel 1999, Myers et
al. 2000 en Fernández-González. et al., 2005). Presentan un porcentaje de endemicidad en torno al 30% si se tiene en
cuenta sólo la flora autóctona (Santos 2001, Machado 2002) y con la gran mayoría (58%) de sus endemismos restringidos a
una sola isla (Humphries 1979, Izquierdo et al. 2001). El mapa de las 171 especies canarias incluidas recientemente en el
Libro Rojo muestra que prácticamente no hay cuadrícula canaria sin al menos una especie vegetal en riesgo de extinción
(Moreno Saiz et al. 2003 en Fernández-González et al. 2005). Estas especies, particularmente, tienen muy limitada su
capacidad de desplazamiento, pues evolutivamente son prisioneras de un hábitat local circunscrito a la isla. Su
supervivencia dependerá de sus habilidades para adaptar su distribución a las nuevas circunstancias climáticas. (Martín
Esquivel, 2011).
HONGOS sensu lato
Lanzarote
508
Fuerteventura
LÍQUENES Y HONGOS
LIQUENÍCOLAS
BRIÓFITOS
561
Gran Canaria
PLANTAS VASCULARES
1336
PLATELMINTOS
Tenerife
2093
La Gomera
NEMÁTODOS
ANÉLIDOS
1133
BRIOZOOS
La Palma
1106
El Hierro
NEMERTINOS
MOLUSCOS
667
ARTRÓPODOS
0
200
400
600
800
1000
1200
1400
1600
1800
2000
2200
VERTEBRADOS
nº especies endemicas
Figura 2. Distribución de especies endémicas por Grupos taxonómicos (2009).
Fuente: Arachavaleta, M. et al., 2010. Lista de especies silvestres de Canarias. Hongos, plantas y animales terrestres. 2009. Gobierno de
Canarias. Elaboración propia
14.5
100%
90%
83%
80%
70%
60%
50%
38%
40%
30%
26%
20%
10%
13%
8%
6%
3%
1%
2%
0%
0%
0%
0%
Figura 3. Relación de especies endémicas respecto al total de especies en Canarias por grupos taxonómicos (2009).
Fuente: Arachavaleta, M. et al., 2010. Lista de especies silvestres de Canarias. Hongos, plantas y animales terrestres. 2009. Gobierno de
Canarias. Elaboración propia
14.3.
EVOLUCIÓN ESPERADA
El desplazamiento de los vertebrados, junto con el desplazamiento de los ecosistemas, hacia el norte o en altitud en
función de los cambios de temperatura y precipitación, basada en la capacidad de migración hacia hábitats favorables
de los individuos (Root y Schneider 2002). Hay que señalar que esta capacidad difiere entre grupos de vertebrados.
Mientras las aves pueden cruzar diversos tipos de barreras mediante el vuelo, los anfibios y reptiles muestran una peor
capacidad migratoria, con los mamíferos en una posición intermedia. Esta hipótesis se valora como poco realista
debido a la fragmentación de los hábitats, y la complejidad de la respuesta de las distintas especies. No tiene en
cuenta que los animales pueden responder directamente al clima para evitar limitaciones fisiológicas (Dawson 1992) y
cambiar de hábitat independientemente de la vegetación. Ello puede implicar cambios en las interacciones bióticas con
efectos sobre supervivencia y reproducción (Moreno et al., 2005).
Que los ecosistemas se adaptan y cambien, lo que implica “la modificación de los ecosistemas actuales en cuanto a su
composición y relaciones entre especies debido a la respuesta diferencial de las mismas a los cambios. La
desaparición de ciertas especies o la inmigración de nuevas especies pueden llevar a reacciones en cascada sobre
otros componentes de los ecosistemas. Este escenario no permite predicciones exactas en la mayoría de los casos
con el nivel de conocimientos actual” (Moreno et al., 2005).
Perdida de flora y fauna protegida, convirtiendo a las áreas protegidas como las más susceptibles de mayor impacto.
Un estudio basado en la selección de las áreas de conservación de Europa, concluye que entre un 6 y un 11% de un
ejemplo de 1200 especies de plantas, de estas áreas, se perderán en la primera mitad del siglo XXI (Araujo M.B.,
2009)
La expansión en las zonas bajas de las islas de las comunidades de Euphorbia balsamifera y E. canariensis, hacia
altitudes más altas, aunque se encontrará limitada por el incremento de la urbanización (Heywood, V. 2009).
Incapacidad de desplazamiento de las comunidades de bosques termoesclerófilos de sabinas y posible pérdida de
hábitat (Del Arco, 2008)
Se desconoce la evolución del mar de nubes y de los vientos alíseos (Martín Esquivel et al 2011) y por tanto la
evolución del monte verde o laurisilva así como de los pinares.
El incremento de la aridización de las islas reducirá el hábitat de la vegetación hidrófila (Del Arco, 2008) muy ligada al
nicho biológico en el que se encuentra, sin posibilidad de movimiento.
Las especies de cumbres no podrán desplazarse en altitud, por la falta de hábitat adecuado (Martín Esquivel, 2011)
14.6
La estimación de la evolución esperada, se hace compleja por la coincidencia en el tiempo, de los llamados cambios
globales, entre ellos el cambio de los usos del territorio, con los primeros síntomas esperables de los efectos del
cambio climático hace particularmente complicado deslindar los correspondientes impactos. En el caso de la flora y la
vegetación hay que considerar, además, la superposición de otros efectos derivados de cambios en la composición
atmosférica con influencias directas sobre las plantas, como los incrementos de CO2, ozono troposférico, aerosoles,
deposición atmosférica de óxidos de nitrógeno, etc.( Fernández-González. et al., 2005)
14.4.
PROBABILIDAD
No hay datos disponibles.
14.5.
CONSECUENCIAS
El espacio temporal señalado para estos cambios climáticos, no parece lo suficientemente amplio como para que
pueda ser seguido por un desplazamiento paralelo de la vegetación limatófila de los diferentes pisos o de la otra
vegetación potencial insular, o, lo que es lo mismo, de la flora que las determina, por lo que es previsible una pérdida
de biodiversidad. (Del Arco, 2008).
Se prevé que la distribución de la vegetación se desplace a mayor altitud a un ritmo de 8-10 m por década (Grabherr et
al., 1994), por lo que algunas especies limitadas a las cumbres montañosas podrían extinguirse (PROMAS, 1999)
(Lorente et al., 2004).
Existe un alto riesgo de extinción para ciertas poblaciones de reptiles endémicos, de gran talla, presentes en áreas
restringidas de algunas islas Canarias, como son los casos del Lagarto Gigante de La Gomera (Gallotia gomerana),
cuya única población sobrevive en los riscos de la Mérica (La Gomera) (Nogales et al. 2001), el Lagarto Gigante de El
Hierro (Gallotia simonyi, “en peligro de extinción”) en el Risco de Tibataje (Jurado y Mateo 1997) y el Lagarto Canario
Moteado (Gallotia intermedia, “en peligro de extinción”) en el Acantilado de Los Gigantes, en Tenerife (Hernández et al.
2000). Cualquier alteración de las condiciones ambientales podría empujarlas hacia la extinción.(Moreno et al., 2005)
En el caso de la Hubara, el desplazamiento pronosticado, puede llevar consigo, costes de desplazamiento.(Moreno et
al., 2005)
14.6.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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14.7
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preliminar del impacto en España por efecto del cambio climático”. Ministerio de Medio Ambiente: 249-302
GAPS DE INFORMACIÓN
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Ninguno de los estudios aquí revisados puede demostrar fehacientemente que el cambio climático por sí solo ha
causado las tendencias detectadas en especies y comunidades (Hughes 2000, McCarty 2001). La destrucción,
degradación, fragmentación y contaminación de hábitat derivados de cambios en los modelos de desarrollo
económico están ocurriendo simultáneamente con el cambio climático, y separar las señales de ambos procesos
sinérgicos requeriría unos estudios mucho más detallados y costosos que los que la comunidad científica
española ha podido emprender hasta la fecha. Ello no significa que no podamos proponer posibles efectos del
cambio climático, siempre que los supuestos en que se basa el modelo climático y las predicciones sobre efectos
sobre poblaciones queden claros.
Una de las cuestiones clave que deberán ser investigadas, es la relación entre los cambios en el área de
distribución de las especies y el cambio climático analizando la influencia que en dicho proceso ejercen los
actuales cambios de uso del suelo y de los recursos hídricos y fragmentación del hábitat. A esto debemos añadir
los cambios en fenología que se están produciendo como consecuencia del cambio climático y que deberán ser
analizados conjuntamente con los cambios de distribución. Los cambios en las interacciones ecológicas entre las
especies y la de estas con el medio deberán ser objeto de estudios más profundos.
Es preciso realizar más análisis relacionados con las variaciones tendenciales en la frecuencia, intensidad y
orientación de los alisios y cómo ello está influyendo en la formación del mar de nubes en la fachada norte de la
isla de gran influencia en el mantenimiento de la laurisilva y el monte verde.(Martín Esquivel et al. 2011)
A pesar de mejorar los modelos de previsión de futuro y utilizando herramientas cada vez más sofisticadas, sigue
existiendo un elevado grado de incertidumbre sobre las migraciones de las especies y los cambios de los hábitats
a nivel local (Heywood, V., 2009).
Aunque el modelado en base al bioclima, es ahora el enfoque más frecuente para predecir la respuesta probable
de especies al cambio climático, se pueden utilizar el planteamiento de otros modelos para evaluar la
vulnerabilidad de especies sobre la base de sus rasgos biológicos y ecológicos, y otros factores, que determinar la
sensibilidad, capacidad de adaptación y la exposición al cambio climático (Grupo de Gran Canaria 2006;
CBDF/AHTEG 2009 en Heywood V.,2009).
Criterios para identificar la tasa de vulnerabilidad frente el cambio climático
Taxones sin capacidad de desplazamiento, como cimas de las montañas, o islas de baja altitud,
Plantas con rangos restrictivos tales como las especies raras y endémicas
Taxones con una pobre capacidad de dispersión y/o largos periodos.
Especies que son sensibles a las condiciones extremas, tales como inundaciones o sequías
Las plantas con extrema hábitat/nicho especialización como tolerancia estrechos sensibles al clima variables;
Taxones con co-evolucionado o síncrona relaciones con otras especies
Especies con respuestas fisiológicas inflexifles frente a los variables climáticas
Los taxones base de la primera producción o de procesos y funcionamiento de los ecosistemas
Los taxones con valor directo para los seres humanos o con potencial para su uso en el futuro
14.8