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El cambio climático, la sequía y el pastoralismo en el Sahel.
Nota de discusión para la Iniciativa Mundial para el Pastoralismo Sostenible,
preparado por Nick Brooks, Noviembre 2006.
Preguntas sobre la adaptación
Con la reciente conferencia de las Partes de las Naciones Unidas al Convención marco sobre
el Cambio Climático, celebrado en Nairobi (Noviembre 2006) la atención internacional se ha
dirigido hacia los temas del cambio de clima. Es un hecho bien reconocido que los países en
vías de desarrollo quedan expuestas a sufrir de modo desproporcionado los efectos del
cambio climático ya se encuentran en el punto mas débil para la mitigación de los efectos
adversos resultantes de estos cambios, y están también en peligro de perder algunas de los
adelantos actuales de desarrollo por lo mismo.
En los días precedentes a la reunión de UNFCCC varios ONG’s comenzaron a manifestar
preocupación sobre el impacto del cambio climático en los, medios de vida pastoralistas, y en
particular en las partes del globo donde la sequía había causado la hambruna y la pobrezas
para los pastoralistas. Queda sin embargo poco claro el papal que juega el cambio climático
en perjudicar los medios de vida pastoralistas, dado que hay una multitud de factores que
contribuyen a la pobreza pastoralista. Por eso la Iniciativa Mundial para el Pastoralismo
Sostenible contrato a Nick Brook a que publicara un estudio para conseguir más información
sobre la realidad referente a los cambios climáticos y la adaptación en las tierras áridas.
La situación de los pastoralistas es compleja. Sus sistemas de producción están ya
adaptadas a los ambientes hostiles: según la publicación de Nick Brook el pastoralismo en
África surgió hace 5000 años precisamente como respuesta al cambio climático que ocurrió
entonces. Sin embargo, con la actual marginación de los pastoralistas su habilidad de
adaptarse se ha visto menguado ya pueden resultar más vulnerables al cambio climático que
las otras comunidades. Por otra parte, el cambio climático puede posiblemente llevar a la
creación de más recursos de tierras áridas apropiadas para el pastoralismo y de este modo
resulta en la creación de oportunidades que pueden ser explotadas por los pastoralistas.
Son inciertas tanto la posibilidad como las implicaciones de dichos cambios.
Este documento ha sido redactado en parte para provocar la discusión sobre este tema que
es muy complejo pero a la vez complejo. Algunas preguntas todavía resultan de difícil
respuesta o son al menos contenciosos. Pueden todavía surgir otras importantes cuestiones
para incorporar al debate actual. Se puede preguntar por lo que significa la adaptación en el
contexto pastoralista y por sus manifestaciones o si los pastoralistas experimentan de
primera mano el cambio climático y cómo se adaptan. ¿Cómo se ha mermado su capacidad
de adaptarse y de qué modo se puede restaurar? ¿Son diferentes la adaptación y el
desarrollo o tal vez la capacidad de adaptarse es un mero indicador del desarrollo?
Introducción
Entre principios de los años setenta y mediados de los noventa el Sahel Africano
experimento uno de los mas dramáticos cambios climáticos a largo plazo, nunca vistas en el
siglo veinte, la precipitación decrecía por una tasa media superior al 20% (Hulme et al.,
2001). Este periodo de sedación fue asociado a una serie de sequías muy severas,
principalmente a principios de los anos 70 y 80 que ocasión la muerte de cientos de miles de
personas y millones de animales (Glantz, 1976, 1996).
Desde principios de los anos 70 hubo mucha discusión sobre la causa de la desertificación.
Las teorías tempranas como la de Charney señalaban que la causa de la degradación de la
tierra y la desertificación fueron el pastoreo excesivo y el uso inapropiado de la tierra
(Charney et al., 1975, 1977). Aunque la degradación de la tierra y la sobreexplotación de
recursos fue un problema en algunas zonas faltaba la evidencia que apoyara la noción de
una degradación de tierra de naturalaza antropogena por toda la zona Saheliana). Es ya un
hecho establecido que la degradación y desertificación de la tierra en el siglo veinte en la
zona saheliana fue motivado por la variabilidad del clima al largo plazo y no por el abuso de
la tierra hecha por los hombres y animales. Estos cambios causaron el aumento de la
temperatura de la tierra. Condiciones secas del sahel ocurren cuando los hemisferios norte y
sur son mas calientes, ya hora se reconoce que estos cambios en distribución de la
temperatura mundial son responsables de la aridez del sahel desde de los anos sesenta
(Giannini et al., 2003).
La variabilidad climática a largo plazo en el África septentrional
La relación entre el hemisferio sur que es relativamente calurosa y el hemisferio norte más
frió y las condiciones del África septentrional es un robusto múltiple de escalas del tiempo.
De anos a milenios se expresa incluso mas dramáticamente en multi-milenios los cambios
asociados al los ciclos glaciales. Durante la ultima glacial máximas cuando el hemisferio
norte era bastante más frió que el sur debido a crecimiento del grandes placas del hielo el
desierto del Sahara era más árida que hoy (Talbot, 1983). Después de final del ultima edad
glacial un verano intenso calentó el hemisferio norte (causando un cambio en el ángulo del
polo de la tierra) hecho que fue intensificado por el monzón africano transformando el Sahara
en el una tierra de lagos sabanas y bosque 10 000 anos atrás (Szabo et al., 1995). Después
de un periodo de condiciones mas secas puntuadas por periodos de severa aridez, abrupto
crisis, la lluvia del monzón colapso en el mayor parte de Sahara hace 5 000 anos. Este
cambio ocurrió más tempranamente en el este del Sahara, en las zonas altas persistió por
algún tiempo las lluvias invernales de las zonas altas por largo de tiempo (vea Brooks et al.,
2005 y Brooks, 2006, para una revisión de los cambios climáticos y medioambientales en el
Sahara en los últimos 10,000 anos).
Los datos medioambientales apoyados por estudios académicos del clima mundial y regional
sugieren que el colapso del monzón saheliana ocurrió en uno o dos episodios abruptos
asociados con cambios en el sistema de vegetación (Claussen et al., 2003; Brooks, 2006).
Conforme el calentamiento solar que inicialmente llevo a la intensificación terminaba después
de la ultima edad glacial a causa del cambio en la inclinación del polo de la tierra parece que
sistema del monzón podría haberse mantenido por la retroalimentación del ha humedad
reciclado desde de la vegetación. El calentamiento solar mas débil en el norte de África en el
periodo del monzón de verano fue mas susceptible ha choque climáticos tales como las
asociadas con los episodios fríos casi periódicos originados en el atlántico del norte.
Estos episodios fríos han ocurrido cada mil o dos mil anos desde de el final de la ultima edad
glacial y se asocian con la aridez de todo el hemisferio norte sub. Tropical (Bond et al., 1997;
Brooks, 2006). Uno des estos eventos ocurrían hace ocho mil anos llevando aun periodo de
aridez en el Sahara y en otros lugares que duro varios siglos, antes de la recuperación del
sistema monzón debido al calentamiento solar en el norte de África que ocurría en los
veranos. Un evento semejante pero mas débil fue el enfriamiento atlántico de hace seis mil
anos, y que coincidió con un jiro hacia la aridez en todo el hemisferio norte en el cinturón del
monzón (Brooks, 2006). Parece que la recuperación del monzón después de este evento fue
alo mejor parcial dentro del contexto de un calentamiento del sol reducido. El colapso final de
la lluvia del Sahara unos miles de anos más tarde podría haberse asociado con semejantes
choques climáticos después del calentamiento solar veraniego en el norte de África, que no
fue suficiente para llevar a una recuperación del monzón. Con la reducción de la fuerza
calentador del sol a menos de cierto umbral el colapso fue inevitable.
Los orígenes del pastoralismo Africano
Los sistemas pastoralistas africanas de hoy tienen sus orígenes en el Sahara prehistórico de
donde surgieron como un medio de asegurar los recursos alimentarios en un clima que
paulatinamente se secaba y era impredecible. La evidencia más temprana de la
domesticación del ganado procede del Sahara oriental donde el clima árido avanzo más
rápidamente (Nicholl 2004). Conforme se extendían las condiciones secas al Sahara central
hace entre 7000 y 6000 mil anos se extendieron también la ganadería. (Se cree que la
aridez crecida jugo un papel clave en favorecer la integración de la ganadería con los
sistemas que existían entonces de caza y forraje. Holl, 1998; Hassan, 2002). Conforme
declinaba la lluvia y se convertía en más variable espacio temporalmente los recursos
vegetales y los animales salvajes escasearon. El pastoralismo del ganado les posibilito las
personas hacer seguimiento del menguante recursos de agua y pastizales así aumentando la
flexibilidad a través del una mejorada habilidad de responder a los cambios rápidos
impredecibles del medioambiente (Marshall y Hildebrand, 2002). El método de fijación de
fechas del sitios arqueológicos sugieres episodios discretos de migración breve implicando
movimientos rápidos e intermitentes de pequeños grupos de pastrolalistas que colonizaban
nuevos y desconocidos ambientes al ser obligados emigrar en busca de agua y pasto
durante las crisis áridas (di Lernia, 2006). La importancia del ganado como una fuente se gira
de alimento en este ambiente altamente cambiante y variable se subraya por la existencia de
numerosos rituales de enterramiento de ganado y la ubiquidad del ganado en los dibujos y
grabados del piedra en el Sahara prehistórica.
Conforme las condiciones se secaban ovejas y cabras aparecieron de modo mas prominente
en el Sahara como recurso básico, los estudios arqueológicos indican un aumento de
trashumana con la preservación de las pasturas bajas dedicándolos al ganado vacuno
mientras que las cabras aparecían junto con las ovejas en las tierras altas (di Lernia y
Palombini, 2002). Después de colapso del monzón en el Sahara central hace
aproximadamente 5 000 anos el ganado vacuno se limito alas zonas de oasis informaron la
base de una economía paulatinamente mas sedentaria que culmino en la emergencia del
agricultura en ciertas zonas hace 3 000 anos. Este aumento de sedentarismo alrededor de
las superficies remanentes de agua fue complementado por la movilidad crecida debido al
pastoreo de ovejas y cabras en las zonas altas que toda vía atraía la lluvia invernal. Esta
adaptación a la situación ocurrió en lugares donde había suficiente agua y pasto para sus
tener la población humana y animal. Tales zonas eran sin embargo una mínima fracción del
Sahara, grandes estrechos de tierra deserta fueron simplemente abandonados. Un análisis
de la distribución de sitios arqueológicos indica un desplazamiento general de las actividades
humanas hacia el sur. Conforme migraba el pueblo hacia el sur con las lluvias monzón.
Después de 5 000 anos antes de migrar al sahel los pastoralistas de ahora y también a todo
el continente africana.
Lecciones del pasado
Los estudios de cambios medioambientales pasados y la arqueología norte-África indica lo
variables que son las condiciones climáticas y ambientales de la zona sahel-Sahara en una
escala de tiempo que varia de siglos a milenios. Tales estudios también indican la
sensibilidad de la lluvia en esta región a los cambios climáticos a niveles hemisférico y
mundial. La arqueología prueba de modo contundente como respuesta directa a variabilidad
y cambios climáticos a largo plazo y a le extendió como medio de sobrevivir en un clima se
hacia cada vez mas impredecible y árido. El pastoralismo ha proporcionada la seguridad
alimentaría a las poblaciones africanas por mas de siete mil anos.
Mientras que los sistemas pastoralistas en otras partes del mundo (por ejemplo la Asia
occidental) se desarrollaron a la vez que la agricultura y dependió mucho en las relaciones
existentes entre los agricultores sedentarios y los pastoralistas móviles, el cultivo sin
embargo surgió mas tarde en África. En la prehistoria del Sahara central el pastoralismo
precedió la agricultura por al menos cuatro mil anos y coexistió, al contrario con los
cazadores y recogedores. Más de una vez el pastoralismo proporcionó medios por las cuales
las poblaciones relativamente sedentarias podían aumentar su movilidad para sobrevivir en
condiciones climáticas en deterioro. En zonas tales como la región de Fezzan parte de Libia
de hoy, el pastoralismo resultó ser mas sostenible que el desarrollo de las sociedades
cercanas como se demostró por el declive de civilización Garamantian que se contrasta con
la sobre vivencia del pastoreo de cabras y ovejas hasta el día de hoy (Brooks, 2006).
Las trayectorias muy diversas del pastoralismo en África y por ejemplo, en el Asia occidental
reflejan los ambientes muy deferentes de estas regiones. En el Asia occidental y otras
civilizaciones de cuna, el pastoralismo fue desde al principio asociado a los sistemas
sedentarios de agricultura y los asentamientos urbanos que fueron sostenido por los ríos a
rededor de las cuales surgieron. Hay cada vez mas pruebas que la emergencia de los
primeros .grandes complejos y urbanas sociedades “las grandes civilizaciones” de la
antigüedad fueron impulsados por una combinación de la disecación ambiental y climático y
la existencia de refugios ambientales que fueron los valles de los ríos (Brooks, 2006). Las
sociedades complejas de Egipto y Mesopotamia y otros se desarrollaron conforme le gente
emigro de los pastizales que se secaban y fueron hacia las zonas de los ríos. Esto resulto en
la necesidad de organizar las poblaciones demográficamente densas para poder manejar los
escasos recursos en zonas restringidas (no fue resultado de una fuerza misteriosa del
progreso o desarrollo) este se ha identificado como la principal fuerza motriz que causo el
desarrollo de las mas antiguas y grandes civilizaciones urbanos (Brooks, 2006).
Aparte del Nilo y del Niger el África septentrional no tiene ningún rió permanente de
importancia. Este hecho, junto con la gran variabilidad de la precipitación pluvial significó que
las poblaciones del norte de África debían depender de estrategias diferentes para conseguir
recursos alimentarios. La opción de desarrollar grandes sociedades urbanas basadas en el
riego agrícola no fue una opción lejos del Nilo. La falta del desarrollo de grandes
civilizaciones urbanas en muchas partes del África antes del periodo colonial se refleja por el
hecho de que poblaciones dispensas y muy móviles sobrevivían mejor que las poblaciones
sedentarias en un ambiente muy variable. El pastoralismo fue simplemente el modo mas
viable y que tenía mas sentido en el ambiente impredecible del norte de África donde los ya
no existían Fuentes grandes y permanentes de agua. Lejos de ser un pobre sustituto de la
agricultura a la vida urbana, o el resultado del sub-desarrollo que impedía a los pueblos
avanzar, el pastoralismo constituía un sistema superior de conseguir alimento en el
medioambiente africano (Marshall y Hildebrand, 2002).
Los programas de desarrollo basados en modelos importados de urbanizaciones extendidas
y la agricultura sedentaria a grande escala que procedían de ambiente más predecibles y
templados de las latitudes europea, no han conseguido comprender el papel que jugo el
medio ambiente en estructurar el desarrollo de África. Los Gobiernos coloniales y postcoloniales desconfiando de las poblaciones móviles han hecho mucho por asentar a los
pueblos nómadas en el nombre del progreso y de la modernidad, erróneamente concibiendo
al pastoralismo como algo retrogrado un estado primitivo anterior a la agricultura y a la
urbanización. Un giro de la movilidad al sedentarismo y la marginación de los pueblos
nómadas ha contribuido grandemente a exacerbar la vulnerabilidad en una parte del mundo
donde la flexibilidad frente al alto nivel de variabilidad espacio temporal del clima y del
medioambiente fue la norma (Glantz, 1996).
La sequía y el desarrollo en el Siglo XX
Antes de la desertificación de finales siglo veinte, el sahel experimento cantidades
desproporcionadamente altas de precipitación pluvial (comprado con la media del siglo
veinte) durante los anos 50 y 60. Este periodo se caracterizo por la transición a la
independencia de muchas países africanos, el optimismo sobre la capacitad de la tecnología
de producir beneficios generales y un empuje hacia el desarrollo económico tanto dentro
como fuera de África. Los países recientemente independizados pusieron hincapié en
modernas soluciones tecnócratas al desarrollo con el objetivo de conseguir el crecimiento
económico y por tanto quedaron cada vez más marginados los enfoques más tradicionales
de manejo de recursos y de seguridad alimentaría. La coincidencia de este periodo de
transición política y económica, cuando las consideraciones de la viabilidad y sostenibilidad
medioambiental eran mínimas, con una aumentada precipitación resulto en una expansión
hacia el norte de la agricultura del sahel, entrando así en las zonas históricamente mas
marginales con profundas implicaciones en la vulnerabilidad de agriculturas y pastoralistas
(Glantz, 1996; Thébaud y Batterby, 2001).
En el sahel los medios de vida pastoralistas fueron apoyados, históricamente, por sistemas
negociadas de acceso al agua y a pasto que no asignaban derechos exclusivos sino que
llegaban a arreglos recíprocos entre los pastoralistas y agricultora la expansión de la
agricultura durante los húmedos años 50 y 60 y el giro hacia el agro pastoralismo empujo a
los pastoralistas hacia las regiones más marginales y llevó al fracaso de las redes que unían
a los pastoralistas con los agricultores acercando así el conflicto entre los dos grupos
(Thébaud y Batterby, 2001). Empujados hacia las zonas más marginales y hallando
regulada y restringida su acceso tanto a los gobiernos coloniales como los post-coloniales,
las comunidades pastoralistas se tornaron más vulnerables a le sequía. Al volver la lluvia a
sus condiciones más “normales” a finales de los años 60 seguido por un declive dramático
que culminó en las severas sequías de los años 70, el sobre-extensión de la agricultura y la
marginación de los pastoralistas tuvieron efectos catastróficos y destructivos. Causadas
indudablemente por la sequía las hambrunas de los años 70 fueron tanto el resultado de
prácticas de desarrollo severamente inapropiadas como de la falta de lluvia. La sobre
extensión de la agricultura y consiguientemente del pastoralismo a zonas históricamente
marginales resultaron en la falta de aprecio de la naturalaza a largo plazo (a escala multi-
década) de la variabilidad climática del sahel, lo cual resultó en perdida masiva de vidas y
ganado y la destrucción de comunidades y medios de vida, y también llevó a unos disturbios
en las sociedades a escala regional. En algunas zonas la sequía ocasionó conflictos, por
ejemplo en el caso de “La Segunda Rebelión Tuareg” en Malí en 1990 (Keita, 1994).
A pesar de las desastrosas consecuencias de este desarrollo instable, los gobiernos, los
donantes y académicos eran lentos en aprender las lecciones verdaderas de las sequías de
los años 70. En vez de reconocer el papel de la agricultores en la extensión, los
observadores tendieron a desechar la sequía como un puso desastre natural o para echar
culpas del catástrofe a los pastoralistas quienes fueron acusados sistemáticamente del sobre
pastoreo o de involucrarse en practicas inapropiadas. Los artículos de revistas académicos y
otras publicaciones hablaron de la necesidad reeducar a la población local sobre la
necesidad de usar correctamente de la tierra y no abusarla (por ejemplo Lamprey, 1975). La
necesidad real es educar a los gobiernos las ONG y los donantes sobre las realidades de
desarrollo en un ambiente semi-árida muy altamente variable.
La noción que la sequía y la desertificación a grande escala en el sahel ha sido causado por
el abuso sistemático de tierra por los pastoralistas ahora a quedado rechazada por la
literatura científica (por ejemplo Mace, 1995; Fairhead y Leach, 1996a, b), pero persiste
como mito popular y puede incluso hallarse en los cursos de geografía de licenciatura sobre
todo en los Estados Unidos. Entre las comunidades de investigadores, la desertificación
aparente del sahel ahora se considera generalmente como una respuesta transitoria al
declive pluvial (Tucker et al., 1991, 1994). Varios estudios han manifestado que esta
degradación de la superficie de la tierra no es irreversible, los sistemas de vegetación se han
recuperado con las lluvias. Desde luego, la desertificación en la forma de la erosión eolica y
el depósito de dunas de arena en los asentamientos humanos continúa en algunas zonas
como una dinámica natural del medioambiente de la región semi-árida.
El futuro cambio climático en el Sahel
El Tercer Informe de Evaluación (TIE) del panel Intergubernamental sobre los cambios
climáticos sugiere que el cambio climático puede asociarse con el estrés hídrico en la mayor
parte de África. El IPCC TIe informa sin embargo que los escenarios para la región del sahel
basándose en Hulme et al. (2001) son ambiguous (IPCC, 2001: p496). Desde la publicación
del TIE varios estudios modelos han examinado la posibilidad de consecuencias climáticas
en el norte de África de un calentamiento mundial antropogena que resulte del aumento de
los gases de efecto invernadero en la atmósfera. Los estudios han utilizado modelos que
incluyen representaciones dinámicas de las interacciones entre la vegetación y la atmósfera
de tierra a dentro y algunos de ellos manifiestan reflejar correctamente las relaciones entre el
agua y la tierra. Estos nuevos estudios por modelos sugieren, de modo creciente que hay un
enverdecimiento de sahel y de partes del Sahara como respuesta al cambio climático
antropógena.
Claussen et al. (2003) informan de un potencial aumenta de cobertura vegetal hasta el 10%
de la superficie de la tierra del Sahara por década a consecuencia del aumento de las
concentraciones de CO2 que ocasionan un aumento de precipitación pluvial que luego es
sostenido por el retroalimento vegetación- atmósfera. En este modelo, la vegetación se
expande hasta el 45% del Sahara. Otros estudios modelos sugieren que la zona climática del
Sahara girara hacia el norte resultando en un aumento de condiciones húmedas en el sahel y
el sur del Sahara y una desertificación por los bordes norteños del desierto en la zona
Mediterránea del Norte de África (Liu et al., 2002).
Maynard et al., (2002) descubre que el monzón se fortalece por África occidental hacia
finales del siglo veintiuno conforme aumentan las concentraciones del CO2 hasta 572 partes
por millón (ppm). Su modelo no representa la relación entre la atmosfera y la vegetación,
tales procesos de retroalimento pueden fortalecer aun más los sistemas monzón. Wang y
Eltahir (2002) hacen un estudio simulado que reproduce el periodo seco observado en el
sahel durante la ultima parte del siglo veinte cuando las concentraciones del CO2 en la
atmósfera se midieron en 300ppm, niveles pre-industriales cuando las concentraciones del
CO2 aumentan a 350ppm y se repite la simulación para el mismo periodo se da un periodo
prolongado de sequía. Los autores de este estudio concluyeron por tanto que la biosfera
saheliana con niveles más altos del Co2 puede resistir la sequía inducida por condiciones
externas y sugiere que el calentamiento será asociado a periodos prolongados de lluvia y
periodos más cortos de sequía en el sahel. Ellos sugieren que los cambios de vegetación se
asocian a cena resistencia aumentada que en parte resulta del efecto reforzado de la
fertilización del CO2.
Una lectura simplista de estos resultados sugiere que la lluvia en el sahel puede beneficiarse
del cambio climático antropogenia. De hecho, un aumento en la precipitación pluvial en las
décadas futuras es una posibilidad real. Se debe tomar en cuenta, sin embargo, que los
estudios modelos examinen los impactos del aumento de las concentraciones atmosféricas
del Co2 se extenderán hasta mediados del siglo 21. Los 350 ppm de Wang y Eltahir (2002) y
los 577 ppm de Maynard et al., (2002) deben compararse con las actuales concentraciones
atmosféricas del CO2 de 380ppm y una anticipada concentración de 550 ppm antes del
2050. Sin tomar acciones drásticas en el futuro muy próximo, las concentraciones pueden
subir más allá de 600 ppm.
Un estudio modelado por Mitchell et al. (2000) sugiere la estabilización de las
concentraciones atmosféricas del CO2 a 550 y 750 ppm hacia finales del siglo veintiuno que
resultara en el calentamiento de los océanos del hemisferio sur y la parte septentrional del
océano indico en comparación con el resto de los océanos del hemisferio norte. Esta
configuración mundial de temperaturas se asocia con las condiciones áridas del sahel, por
tanto (y quizás debido al paso tanto de la reducción de los gases efecto) las estabilizaciones
a niveles más altos parecer un retorno a las sequías en el norte de Africa. Mitchell et al.
(2000) informan que a niveles más altos concentración del CO2 (sin procurar reducir las
emisiones de los gases de efecto invernadero) este calentamiento relativa del hemisferio sur
de hecho no ocurre, esto sugiere, pues, que el sahel puede experimentar la aridez con
niveles intermedios de calentamiento a causa de gases de efecto invernadero de origen
humano. Esta conclusión es sin embargo todavía provisional, las concentraciones de gases
de efecto invernadero antropogenias a lo largo de los siglos exceden aquellos de varios miles
de años anteriores y no se puede asumir que el comportamiento de sistema mundial
climático será semejante a aquellos para las que en el pasado se dieron condiciones
análogas.
Se debe también notar que los modelos climáticos no consiguen con facilidad representar
cambios climáticos no lineales y los relacionales sistemas físico que aparecen en el paleo
clima tales como el frió transitorio y eventos áridos asociados con el cambio de circulación el
Atlántico del Norte. La probabilidad de tales eventos bajo diferentes escenarios de emisiones
de gases de efecto invernadero no son conocidos, pero parece que los eventos tales como
una debilitación repentina a la circulación termohalino puede haber ocurrido en el pasado sin
ser impuesto desde fuera (Alley, 2003; Alley et al, 2003). Los cambios climáticos
antropogenas aumentaran
La probabilidad de la ocurrencia de tales eventos en el futuro, y se asume razonablemente
que la probabilidad giras hacia de cambios abruptos de temperatura con aumentos en tasas
y cantidades de emisión de tales gases y el consecuente aumento en la temperatura media
de la superficie de la tierra. Las consecuencias de tales eventos por el sahel serian
dramáticos, los análogos paleo climáticos indican que el resultado probablemente seria un
adviento acelerado de la aridez que duraría de décadas a siglos.
En resumen, las simulaciones por ordenador de las condiciones climáticas futuros indican, de
modo creciente que una intensificación del Monzón africano y un enverdecimiento del sahel y
del sur del Sahara es una consecuencia posible del calentamiento por efecto de los gases de
efecto invernadero de tipo antropogénico. No está, sin embargo, claro la robustez de dicho
enverdecimiento a largo plazo y si las concentraciones atmosféricas del CO2 llegan a pasar
los 600 ppm, como ahora parece improbable. Existe la posibilidad real que un periodo de
lluvias en la región puede ser seguido por un debilitamiento y consiguiente colapso del
sistema monzón en un futuro previsible a causa de cambios en el sistema de temperaturas
mundiales, cambios en la circulación del Atlántico del Norte u otros cambios de
comportamiento del sistema climático mundial o regional al alcanzar los gases de efecto
invernadero y las temperaturas valores nunca experimentados en millones de años. Dada la
historia climática de la zona sahel-Sahara, la sensibilidad del monzón africano a motores
climáticos externos y el forzamiento grande y rápido del sistema climático mundial por la
emisión antropogénico de gases de efecto invernadero, un reversamiento de cualquier
proceso de enverdecimiento es inevitable en algún tiempo futuro.
El desarrollo y pastoralismo del futuro del Sahel
Aunque el Sahel esta todavía sujeto a la sequía y a una inseguridad alimentaría extendida se
ha observado aumentos de precipitación por toda la región desde mediados de los anos
noventa consistente con las predicciones de estudios modelos que predicen un aumento de
precipitación como consecuencia de los cambios climático antropogenia. Si la región se hace
más húmedo a causa una intensificación e incursión del monzón hacia el norte, los modelos
actuales pueden resultar en una extensión de la agricultura a zonas nuevas históricamente
marginales pero productiva tal como ocurrió en las anos 50.
Cualquier extensión futura de la agricultura y el asociado desplazamiento de pastoralistas
móviles mas al interior de la zona del Sahara podría resultar en una inseguridad alimentaría
grave y hambruna si el predicho enverdecí miento del sahel y del sur Sahara reversaría.
Cuanto mayor el enverdecimiento del sahel y del sur de Sahara tanto mayor la seria la sobre
extensión de la agricultura que representa un aumento sistemático en la vulnerabilidad al
cambio en el régimen del monzón. Las sequías y hambrunas de los anos 70 pueden
repetirse a una escala masiva si el desarrollo continúa sin que se preste atención a la
vulnerabilidad a largo plazo del clima.
Dados nuestros conocimiento de los cambios climáticos regionales largo plazo y de los
factores que implican dichos cambios, podemos afirmar certeza que cualquier
enverdecimiento del sahel y del Sahara en el futuro próximo acabara por ser reversado, sin
no en este siglo entonces ocurrirá posiblemente en el futuro lejano. Mientras que el tiempo en
el que pueda ocurrir un futuro retorno a la aridez (caso que se realice la predicción del
enverdecimiento) no puede determinarse con certeza. Los modelos de simulación del clima
futuro junto con la evaluación de cambios climáticos y su variabilidad en el pasado en el norte
de África son causas de gran preocupación.
Tal como se ha indicado arriba, los cambios en los rasgos de temperatura de la superficie del
mar asociado con la sequía en la zona saheliana con los predichos mediante algunos
modelos atmosféricos de las concentraciones de gases de efecto invernadero que son
plausibles en la última mitad del siglo veintiuno. Algunos investigadores argumentan que el
debilitamiento o incluso el colapso de la circulación del atlántico del norte es un hecho que
tiene gran probabilidad de ocurrir con el aumento de los gases de efecto invernadero, aunque
es opinión mayoritaria que dicho evento puede raramente ocurrir este siglo. Los estudios
pasados de tales eventos nos informan que cualquier cambio de este tipo en la circulación
atlántica será acompañada por una mayor aridez en el norte de África y por las zonas
subtropicales del hemisferio norteen general, la base mas fiable para el desarrollo será
asumir la existencia de una continua (y posiblemente aumentada) variabilidad climática en
múltiples escalas temporales. Aun si la región se hiciera más húmeda, el cambio climático
con mayor probabilidad influirá en fenómenos como el comienzo y el fin de la temporada de
lluvia.
Para evitas un aumento sistemático en la vulnerabilidad regional a los cambios futuros en el
régimen del monzón, las sociedades sahelianas necesitan maximizar su capacidad de
respuesta al cambio y variabilidad climático en múltiples escalas de tiempo a la vez que
explota cualquier oportunidad procedente del aumento en la precipitación pluvial. Los
modelos de desarrollo basados en la alta densidad demográfica y de ganado y la
permanente agricultura sedentaria en áreas histórica o potencialmente marginales tienen la
posibilidad de aportar un desarrollo sustancial a largo plazo. En el ambiente saheliano los
sistemas basados en la flexibilidad y movilidad y el uso a bajo intensidad de los recursos
naturales tienen mayor posibilidad de ofrecer un futuro sostenible. Tales sistemas, basados
en el pastoralismo móvil, se han desarrollado de modo autónomo en estas regiones en el
pasado precisamente como respuesta a estos tipos de cambio climático que puede
experimentarse en un futuro previsible. En vez de intentar asentar a los pueblos nómadas y
semi-nómadas en los pueblos y aldeas, ya sea por razones de control político o porque los
pastoralistas nómadas son considerados como “retrógrados,” los gobiernos y la comunidad
de los que trabajan en el campo del desarrollo en el sahel pueden buscar la rehabilitación de
los medios de vida pastoralistas a través de una combinación de enfoques tradicionales y
novedosos hacia el manejo de la tierra y del ganado.
Una posible solución al problema del sobre-extensión agrícola en los periodos húmedos
puede ser el ceder control de zonas históricamente marginales a los pueblos pastoralistas.
Así los pastoralistas podrían arrendar la tierra de estas zonas a los agricultores durante los
periodos de humedad cuando haya un excedente de recursos. El tipo de agricultura que se
practica en tales zonas debe acomodarse al ambiente marginal y no debe resultar en una
degradación irreversible de la tierra y la perdida de suelo para así permitir la recuperación
tanto del suelo como del sistema de vegetación en periodos intervalos en las que no se
practica el cultivo. En periodos mas secos el control, por los pastoralistas de las zonas
potencialmente marginales, puede implicar que los pastoralistas se vean obligados a
desplazarse a ambiente marginales extremos a reducido la posibilidad de la hambruna y del
conflicto. El pastoralismo en dichas zonas y el control de estas zonas por pastoralista
proporcionarían un espacio amortiguador entre las áreas de confiabilidad agrícola y los
márgenes extremos desérticos as aprovechando al máximo del recurso variable básico a la
vez que se reduce la vulnerabilidad a grande escala a la sequía y a la desertificación
climática.
Se les puede permitir a los pastoralistas desarrollar sus propios sistemas de manejo de
recursos: cada vez que los gobiernos han intentado ofrecer el desarrollo a los pastoralistas
los esfuerzos han desembocado en el fracaso En algunas regiones, por ejemplo, el
reemplazo de los pozos cavados a mano por la pozos de perforación y de cemento como
parte de los programas de desarrollo procedentes de los gobiernos centrales han resultado
en problemas de dificultades de acceso debido a la dificultad de mantener y reglamentar los
nuevos pozos a unos niveles sostenibles. El fracaso de los sistemas existente, basado en las
relaciones existentes entre los diferentes grupos de pastoralistas ha resultado, algunas
veces, en el conflicto entre ellos. El desarrollo de instituciones informales para regular el
acceso a los recursos a niveles sostenibles es un métodos preferible a los intentos simplistas
de lamentar la productividad a través de un acceso amplio a los recursos lates como el agua.
El enfoque anterior podría basarse en las instituciones tradiciones de regulación del uso de
los recursos quizás informados por enfoques modernos tales como las predicciones
temporales o a largo plazo. El pastoralismo exitoso necesita de modo crucial que en el sahel
las poblaciones pastoralistas mantengan su libertad de movimiento tanto dentro de los
confines de los países como a través de las fronteras en algunas zonas.
El desarrollo futuro del sahel se basara en adaptaciones e innovaciones existentes
consecuencias de las sequías de los anos 70, 80 y 90. En partes de Níger y de Nigeria, por
ejemplo, la innovación y la diversificación permutación a los agricultores mantener la
productividad y la fertilidad de la tierra a la vez que intensificaban la actividad agrícola
(Mortimore y Adams, 2001). Los aumentos en la densidad demográfica proporciono
oportunidades de Mercado para la venta de excedentes agrícola. Históricamente, las redes
sociales y las relaciones entre las zonas rurales y urbanas han facilitado la migración
temporal a los lugares altos que permita el equilibrio entre las actividades agrícolas y el
empleo salariado como respuesta del medioambiente y la variabilidad de agrícola
acompañante las relaciones reciprocas entre los pastoralistas y los agricultores jugara un
papel clave en el desarrollo futuro: así como los pastoralistas pueden concederles a los
agricultores el derecho de cultivar en sus tierra, durante los periodos de lluvia, los
agricultores en los zonas menos marginales pueden proporcionar empleo temporal a los
pastoralistas en temporadas secas así reforzando su seguridad alimentaría.
Independientemente del futuro de desarrollo que siga el sahel la naturaleza variable e
impredecible del clima y medioambiente de la región significaría que esto desarrollo será mas
exitosa y sostenible si se basase en gran parte en los sistemas pastoralistas que tienen
probado éxito en sostener las poblaciones humanas en los ambientes semiáridas durante
miles de años.
Consideraciones más amplias
El sahel es una de las zonas en las que el pastoralismo se practica a grande escala y puede
experimentar un importante cambio climático en un futuro previsible. Las lecciones que se
sacan de este estudio pueden aplicarse dondequiera que los pastoralistas o los pastoralistas
y agricultores se enfrenten con una aumentada variabilidad e impredicibilidad climático en
escala de tiempo que varían de desde una estación hasta un periodo muchas décadas, sobre
todo dentro de o cerca de los limites semi-áridos de los climas de régimen monzón.
El cambio climático puede tener consecuencias mas problemáticos en otros lugares y en
algunas instancias puede socavar la visibilidad de los sistemas pastoralistas de modo
drástico. Los simulacros de los cambios climáticos futuros, por ejemplo, indican una
reducción media en la precipitación pluvial en el Maghreb de 40% por un aumento mundial
de la media de la temperatura de la superficie terrena de uno 2ºc que es algo muy probable
a mitades del siglo XXI (Warren, 2006). Esto puede tener un impacto severo en los pastizales
y en la seguridad alimentaría, en concreto en el sector pastoralista. Este escenario es
consistente con la observación general de que la zona climática del Sahara puede moverte
hacia el norte experimentando así un aumento de precipitación la zona limítrofe del sur del
Sahara y cena áridas aumentada en la zona mediterránea (Liu et al,, 2002; Giorgi, 2006).
Otra área donde puede el pastoralismo quedar negativamente afectada es en el sur del
África donde estudios recientes sugieren que cuando la media temperatura mundial aumenta
por más de 2ºc los sistemas de vegetación pueden colapsarse resultando en una
removilizacion de los actuales estables dunas de arena (por ejemplo en el Kalahari)
(Thomas et al., 2005). Semejante proceso podría suponer varios problemas serios para
países como Botswana que dependen mucho del Ganado ranchero. Los declives en la
precipitación pluvial en otras regiones semi-áridas pueden impactar negativamente en el
pastoralismo, sobre todo donde los movimientos de los pastoralistas estén restringidos así
como sus opciones de medios de vida.
Donde las condiciones climáticas se hacen más variables sin llevar al colapso del pastizal,
los medios de vida pastoralistas tienen el potencial de sostener a las poblaciones
encentadas con el cambio climático. El pastoralismo puede también proporcionar un
alternativo medio de vida viable donde el cambio climático y otras presiones sobre el
ecosistema resulten en la transformación del bosque en sabana. Tal transición es anticipado
en algunas áreas forestales, como por ejemplo las amazonas donde los estudios por
modelos sugieren que el aumento en la temperatura media por 2-3ºc llevaría a una perdida
generalizada del bosque tropical (y quizás al colapso total de ecosistema de las Amazonas
tal como se ha probado aquí), o en la china donde los bosques boreales están en riesgo del
colapso (Warren, 2006).
Las tendencias de secacion se han observado también en la cuenca del congo y pueden
seguir, resultando en una transición al tipo de vegetación sabana en esta región (Warren,
2006). Los medioambientes emergentes de la sábana pueden proporcionar condiciones
estables para la expansión del pastoralismo y el asegurar los medios de vida y los recursos
alimentarios donde el cambio climático se asocia con cambios dramático en los paisajes y
ecosistemas. Los periodos de transición asociados a estos cambios tienen gran posibilidad
de asociarse con una considerable variabilidad climática conforme los sistemas de tierra y
atmósfera procuren evolucionarse hacia estadios de casi-equilibrio al forzar de modo
continuo al sistema climático antropogénicamente y la posible encadenación de un
mecanismo de retroalimente del clima mundial puede resultar en una variabilidad climática
realzada a curto y largo plazo por muchas décadas o siglos en un ambiente climático la
flexibilidad y movilidad que del pastoralismo puede proporcionar un medio de conseguir l
seguridad alimentaría donde fallen otros medios mas sedentarios.
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1 Director Adjunto del programa de estudios Sahelianos de la Universidad de Anglia Oriental
e Investigador Mayor Adjunto del Centro Tyndall para la Investigación del Cambio Climático.