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PAÍS: España
FRECUENCIA: Diario
PÁGINAS: 30
O.J.D.: 202165
30 ELPAÍS
TARIFA: 27126 €
E.G.M.: 1453000
ESTILO
13 Abril, 2016
ÁREA: 746 CM² - 66%
SECCIÓN: ESTILO
Miércoles 13 de abril de 2016
Algunos de los diseños de Isaac Mizrahi presentes en la exposición. / MUSEO JUDÍO DE NUEVA YORK
Isaac Mizrahi despliega sus
obsesiones en Nueva York
Una exposición en el Museo Judío revisa la carrera del diseñador
de la inspiración fílmica y el color, “el mayor lujo que existe”
IRENE CRESPO, Nueva York
De niño, Isaac Mizrahi entraba a
escondidas en el dormitorio de
sus padres y le cogía dinero a su
madre, calderilla con la que se
iba a comprar telas. A los cuatro
años, ya observaba cada combinación de colores que ella usaba,
las texturas, los arreglos que hacía a sus ropas. A los 17 años,
Mizrahi (Nueva York, 1961) presentó su primer desfile en los almacenes Bergdorf Goodman de
su ciudad natal. Una entonces casi desconocida Linda Evangelista fue su musa y modelo y desfiló
vestida de arriba abajo en todas
las tonalidades posibles del naranja.
Color, telas y mujeres. Casi 30
años después, las obsesiones de
Mizrahi centran la exposición
que le dedica el Museo Judío de
Nueva York. “No es una retrospectiva, sino una visión general”,
apuntó el diseñador en la presentación, abrumado por este homenaje a su carrera que los organizadores han tardado más de tres
años en montar, después de recorrer sus infinitos archivos.
300 trozos de tela
En la pared de bienvenida cuelgan más de 300 trozos de tela
organizados por colores, cual
mosaico. Son solo una pequeña
parte de los cientos de miles de
tejidos que empezó a coleccionar de pequeño y guarda pegados con velcro en papeles “para
usarlos y devolverlos después a
su lugar original”.
Mizrahi ha dedicado su carrera a intentar captar en sus diseños el tecnicolor de las películas
que veía en su infancia. “El color
es el mayor lujo que existe. Te
afecta en un nivel profundo y
emocional. Si aciertas con el color, tienes todo. Si te equivocas,
se convierte en una distracción”,
asegura.
Con sentido del humor y una
mirada arcoíris y flúor, Mizrahi
revolucionó la moda en los noventa, antes de que el minimalismo se apoderara de las pasarelas
y la calle. Convirtió sus desfiles
en grandes eventos sociales, espectáculos en los que contaba
con todas las top models del momento, de Naomi Campbell a Kate Moss, Cindy Crawford o Helena Christensen. Mientras, sus
amigos aplaudían desde la primera fila: Sarah Jessica Parker,
Eartha Kitt, Liza Minnelli, André
Leon Talley… Un momento de
éxito que captó el documental
Unzipped, sobre su colección de
1995, y que le convirtió en una
estrella pop.
Siempre ha entendido la mo-
La costa de Chile, una
completa despensa
metros de la capital chilena y tienen sabores únicos.
De las casi 700 especies
de algas que se pueden encontrar en Chile, la población local utiliza dos: el cochayuyo y el ulte, su tallo,
una especie de palmito de
mar. Guzmán y el centro
de estudios que gira en torno a Boragó quieren recuperar los ingredientes que
las poblaciones nativas
emplearon hace siglos con
diversos fines, como los
medicinales.
El chef Rodolfo Guzmán recupera para la
cocina todo tipo de algas y plantas marinas
ROCÍO MONTES, Santiago de Chile
Los casi 4.700 kilómetros de costa chilena continental esconden
cientos de tesoros que parecen
invisibles para los seres humanos del siglo XXI. Solo en la zona
central del país, existen unas
250 especies de algas y talofitas,
plantas que salen de las rocas
sin necesidad de tierra. Nadie
que no las haya estudiado podría reconocerlas entre el resto
de la vegetación que crece a pocos metros del Pacífico. Pero el
chef Rodolfo Guzmán las identifica, las cosecha varias veces por
Guzmán se ha empeñado en conocer las especies que nacen
junto al mar y llevarlas a los fogones.
“Fueron una fuente de alimentación durante miles de
años. Hoy lo que hacemos es mirar hacia atrás y empujarlo hacia delante”, reflexiona el cocinero, mientras sube y baja por las
rocas del balneario de Isla Negra, donde Pablo Neruda tenía
su famosa casa.
En el marco de Ngelemen, el
primer simposio internacional
de gastronomía de Chile, Guz-
parte de su trabajo de tres
décadas.
En 1998, se vio obligado
a cerrar su firma, pero en
2002 regresó con una colaboración con la cadena de
tiendas Target y empezó a
crear vestuario para óperas y ballets. Alguien que
siempre se describió como
encantador de multitudes
y contador de historias, encontró su medio: por un lado, haciendo asequibles
sus diseños a todo el mundo; por otro, creando fantasías en el escenario a través de telas.
Aunque alejado de la
primera fila de la industria, sigue trabajando sin
parar. Tiene un programa
semanal de televisión por
El diseñador Isaac Mizrahi. / MUSEO JUDÍO
cable, prepara una colección para una firma canada como una forma de entreteni- diense y trabaja en sus memomiento, un medio para contar rias, que espera publicar en
historias como las que consumía 2017. Además, intenta llevar al
voraz en el cine. De las películas teatro el filme de Ingmar Bergsacó sus grandes inspiraciones, man El ojo del diablo.
Esta exposición le sitúa de
ideas que luego pasaba al papel
en bocetos llenos de colorido, nuevo en un lugar privilegiado
que aún sigue dibujando. “Es mi en la moda en el que se siente
parte favorita del diseño, y tam- por fin a gusto: “Según avanzo
bién la más horrible. Cuando em- hacia el ecuador de mi carrera y
piezo, no paro y me pierdo en la neurosis sobre mi trabajo se
ellos”, dice en la muestra, donde agudiza, también lo hace el plase expone apenas una mínima cer que saco de lo que hago”.
El despertar
El chef Rodolfo Guzmán. / S. U.
extranjeros abordaron los desafíos de la alimentación y la economía en torno a los nuevos pro-
“Todas nuestras recetas
chilenas deberíamos hacerlas con algas”, reflexiona el chef. Y muestra una
roca, la raíz del cochayuyo: “Antes se botaba y se
perdía, pero descubrimos que
sirve para cocinar un caldo impresionante, con un sabor sensa-
ra en el futuro, cuando los alimentos empiecen a escasear”.
Tienen, además, estupendos
nutrientes: existen talofitas con
un 38% de proteínas, casi igual
proporción que un pescado. Cosecha y ofrece cebollas de roca,
espárragos de playa y fresa de
mar. En su restaurante no son
simplemente adornos, sino elementos sustanciales de los platos. El trébol, por ejemplo, es
tan grueso que se puede cocinar
a la plancha.
En un país donde la población apenas consume un 20%
del pescado recomendado, el desafío resulta enorme. “Estamos
viviendo un despertar de la comida chilena, el principio de
una revolución gastronómica”,
señala Guzmán. “Desde la conquista española, quisimos ser europeos. En los años noventa, norteamericanos. Ahora, por primera vez, queremos ser chilenos”,
opina el cocinero, quien está seguro de que su país se podría