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Sexualidad Humana por Silvana Savoini, se distribuye
bajo una Licencia Creative Commons
Atribución NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.
Basada en una obra en
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Silvana Savoini
Sexualidad Humana - Enfoque Psico-Bio-Social
La sexualidad es una de las dimensiones humanas más complejas, y los múltiples discursos
asociados a ella conviven inmersos en contradicciones, conflictos, tabúes y prejuicios. Es un tema que está
en boca de todos, pero a la vez muy pocos se atreven a hablar de él sin recurrir al humor (la risa distiende).
Circula infinita cantidad de información, pero proporcionalmente poca difusión de datos científicos.
La sexualidad, además de ser junto con el hambre uno de los motivos humanos primarios,
constituye junto a la motivación al logro uno de los tres motivos humanos primordiales. Pero en los seres
humanos, considero que el lugar de “motivo primario” no es atribuible a las fuerzas biológicas subyacentes,
como sí ocurre con el hambre, sino a sus implicaciones emocionales, cognitivas y socio culturales. Si
observamos atentamente las publicidades, encontraremos que la motivación sexual se explota para vender
desde autos hasta galletitas, pasando por celulares, perfumes, ropa, electrodomésticos y todo tipo de
objetos y servicios que se pretenda introducir en el mercado.
Pero al mismo tiempo, la sociedad que dirige sus acciones a partir de los motivos sexuales, es la
misma que niega y reniega del sexo como fuente de placer, y que censura, discrimina y coarta en definitiva
las expresiones de la sexualidad humana, especialmente cuando de diversidad se trata, con el peso de
discursos sencillamente moralistas a veces, otras, basados en la ignorancia o lo que es peor, pseudo
científicos.
Dentro de este contexto, la pregunta por “lo que está bien” o “lo que está mal”, o en otros
términos, la pregunta por lo que es “normal”, ha inquietado y sigue inquietando a la humanidad sin
distinción de culturas, género, edad, o nivel de instrucción.
Wardell B. Pomeroy en su artículo sobre “Qué es lo normal?” expresa la respuesta más apropiada
que he encontrado a esta pregunta diciendo:
“…¿Soy normal? Sería más fácil borrar la palabra “normal” de nuestro vocabulario antes que
contestar esta pregunta. Y hacer esto tendría mayor sentido, después de todo, desde el punto de vista
de la salud física y psíquica de un individuo, lo que hacemos sexualmente no es sino ni remotamente
tan importante como cómo nos sentimos cuando lo hacemos…Nuestra atención debe estar dirigida al
ser humano individual y no al irrelevante, ilógico y psicológicamente dañino encasillamiento de las
conductas sexuales en “normales” o “anormales”. Y deberíamos tener siempre presente este
1
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pensamiento del filósofo estoico Epicteto: “A los hombres no les inquietan las cosas sino las visiones
que ellos tienen de éstas”.” 1
No obstante, es evidente que lejos de poder borrar estas palabras de nuestros vocabularios, las
acuñamos reactualizando permanentemente su significado y por lo tanto su impacto subjetivo. En el
mencionado artículo Pomeroy propone por lo menos cinco criterios con los cuales puede definirse la
conducta sexual como normal o anormal, a saber: estadístico, filogenético, los preceptos morales, la ley y
las actitudes sociales dominantes. Apartando el criterio filogenético cuyo valor queda relativizado en
función del salto conceptual atribuible al humano respecto al resto de los mamíferos, los demás criterios
constituyen las variables psico-sociales del relativismo cultural subyacente a estas categorías, respecto a la
valoración del comportamiento humano en general y de las conductas sexuales en particular.
Francis Mark Mondimore en su recorrido por la historia de la sexualidad a fin de contextualizar el
concepto de homosexualidad, se refiere a esta dificultad de la siguiente manera:
“Las categorías son conceptos abstractos mediante los cuales intentamos captar la esencia de
las cosas que clasificamos. …a medida que conocemos mejor la esencia de lo que intentamos
clasificar, se crean nuevas categorías y se abandonan las anteriores. Nada resiste peor este cambio
de categorías a lo largo del tiempo que el intento de clasificar a la gente y su conducta, especialmente
su conducta sexual.” 2
El primer interrogante que es necesario despejar es aclarar qué decimos cuando hablamos de
Sexualidad Humana.
El término sexus, fue introducido por los romanos (probablemente derivado del vocablo latino
secare, que significa cortar o desunir). Fue durante la era victoriana cuando el término sexo se difundió y se
hicieron populares conceptos como instinto sexual, acto sexual o moralidad sexual. Pero la investigación
sexológica es reciente. Kraft Ebbing, Havelock Ellis, y Sigmund Freud publicaron sus estudios entre finales
de siglo XIX y el primer cuarto del siglo XX realizando sus respectivos aportes, fundamentalmente por
colocar su mirada en la sexualidad trascendiendo la reproducción. No obstante, fue recién Alfred Kinsey
quien
1
Pomeroy, W. “Qué es lo normal?”
2 Mondimore, F. M. (1998) Una historia natural de la homosexualidad (Jaumá, M. trad.) Paidos. Buenos Aires Pag. 20
2
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“…inauguró la era de la sexología científica al publicar en la década de 1950 un análisis
razonable y objetivo de la conducta sexual de grandes grupos humanos considerados normales en
una sociedad típicamente occidental, la norteamericana. El estudio sistemático de la fisiología de la
respuesta sexual fue adelantando por una pareja de investigadores, el ginecólogo William Masters y
la psicóloga Virginia Johnson, contribución que sentó las bases para una terapia revolucionaria. A
partir de ellos, merecen destacarse la psiquiatra Helen Singer Kaplan por su perfeccionamiento de la
terapia sexual, John Money por sus aportes a los estudios de la diferenciación psicosexual y el francés
Gerard Zwang por su sabia y erudita defensa de la función erótica humana.” 3
John Money, además, propuso el término Sexosofía para referirse a la ideología, valores, creencias,
actitudes y juicios de valor que las personas tenemos respecto a la sexualidad; resultando clave en la misión
de un sexólogo distinguir Sexosofía de Sexología, fundamentalmente cuando la primera imprime un tinte
extremadamente subjetivo y por tanto algunas veces prejuicioso al establecimiento de los límites entre lo
normal y lo patológico, con las consecuencias que implica una u otra valoración clínica en la vida de las
personas.
Hablar de sexualidad es distinto que hablar de sexo. El término sexualidad es más amplio, lo
excede.
Literalmente Sexualidad se define como la cualidad de ser sexual, poseer capacidad sexual, los
biólogos dicen que la sexualidad de los elementos reproductores determina el sexo del individuo
(entendido como sexo biológico).
También se entiende por Sexualidad a la capacidad para experimentar sentimientos sexuales, con
un sentido que se aleja de lo biológico, indica la presencia de los componentes emocionales del Erotismo.
En esta línea Beach plantea la sexualidad como emergente en la evolución del Homo Sapiens.
Desde este punto de vista se puede establecer una comparación entre la sexualidad humana respecto al
acoplamiento de otras especies, del mismo modo que la relación existente entre el lenguaje humano y
otras formas de comunicación animal.
La sexualidad humana comparte con la de otras especies la función reproductiva, que desde un
punto de vista filogenético responde a la conservación de la especie. También hay especies animales que
3 Vidal-Alarcon. (1986) Psiquiatría – 1º Ed. –. Buenos Aires - Panamericana Pag. 401
3
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utilizan la sexualidad para modular la agresividad entre los miembros de una comunidad. Si bien en los
humanos están presentes estas funciones reproductivas y de unión entre los individuos, son superadas en
un salto conceptual por la complejidad de los vínculos humanos, mediados por el lenguaje y la interacción
entre procesos cognitivos y emociones.
Y finalmente claro, si bien se han hallado en animales conductas sexuales “por placer” en tanto no
cabe atribuirlas a una intencionalidad reproductiva, ni a modulación de agresividad o al establecimiento de
jerarquías dentro de un clan, tampoco presentan la dimensión de conciencia en el ejercicio del placer
sexual que es propia del humano como ahora veremos.
Esa presencia cognitivo emocional del erotismo privativo del ser humano, se entiende si
consideramos el modo en que Gerard Zwang define la Función erótica: como el ejercicio conciente del
placer sexual. En este sentido la función erótica también queda formulada como culminación evolutiva, tan
inherente al hombre como la racionalidad o la capacidad simbólica, resultante una integración bio psico
social.
Si bien literalmente Sexo es la división de los seres orgánicos identificados como macho y hembra y
sus cualidades correspondientes; los múltiples significados en el uso discursivo remiten a dos grandes
categorías:
Sexo: Característica biológica o de personalidad
Sexo: Comportamiento erótico
SEXO BIOLOGICO
En este caso tomaremos la primer acepción para referirnos a Sexo en el sentido biológico,
conceptualizado como las características estructurales y funcionales, hecho biológico, anatómico, que
plantea una dicotomía excluyente, la de ser macho o hembra.
Pasa a constituir una variable demográfica, un status social y jurídico, a partir de ser el basamento para la
asignación de sexo al nacer.
La asignación de sexo se realiza en función de las evidencias anatómicas operando jurídicamente a
partir de ese momento (el sexo masculino o femenino que nos inscribe desde el certificado de nacido vivo,
pasando la instancia fundante de existencia legal que es el Documento Nacional de Identidad, y en todo
documento, trámite o gestión que hagamos en adelante, como varón o mujer), e históricamente ha
marcado también desde el nacimiento también pautas socio familiares de crianza diferenciadas según las
4
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expectativas de género. En la actualidad las fuerzas sociales instituyentes desde la perspectiva de género,
están operando para que la crianza desde la infancia se oriente a la equidad, es decir, sea la misma
independientemente del género del sujeto en desarrollo (desde los criterios familiares para distribuir las
tareas domésticas que los menores pueden realizar, hasta los juegos, evitando que estén sexualmente
dicotomizados – a modo de ejemplo, “las nenas juegan con muñecas y los nenes con autos”).
En Argentina, el 23 de mayo de 2012 se promulgó la Ley 26743 de Identidad de Género, a partir de
la cual se relativiza el impacto de la asignación de sexo al nacer debido a que la Ley habilita a la
reformulación jurídica de la Identidad de Género como veremos más adelante.
Retomando la noción de Sexo Biológico, las variables que intervienen en su determinación son las
siguientes:

Sexo cromosómico (variable genética, cromosomas sexuales XX o XY) a partir del momento de la
concepción.

Sexo gonadal o gonádico (presencia de glándulas sexuales: testículos u ovarios) ocurre su aparición
entre 6ta. / 7ma. semana de gestación.

Sexo hormonal (dado por el equilibrio entre las hormonas sexuales masculinas -andrógenos- y las
femeninas –estrógenos- después de la 7ma. Semana de gestación, las hormonas sexuales tienen un
papel organizador en el desarrollo y diferenciación de estructuras corporales). La presencia o
ausencia de andrógenos, y de tejidos sensibles a ellos, es la que determina (independientemente
del sexo cromosómico) la formación genitales externos masculinos. Por defecto y en ausencia de
andrógenos se desarrollan tanto la estructura interna del aparato reproductor como los genitales
externos femeninos. (Las variantes de la conjugación de esos procesos pueden resultar en lo que
conocemos como Alteraciones Intersexuales, algunas de ellas típicamente difundidas como
pseudo-hermafroditismos).

Morfología de los órganos internos de reproducción (a partir 10ma. semana de gestación)

Morfología de los genitales externos (a partir 12va. semana de gestación)
5
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
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Asignación de sexo al nacer (sexo biológico, depende fundamentalmente de variables anatómicas
que surgen de la evaluación de la morfología de los genitales externos), hecho con consecuencias
psico-bio-sociales, jurídicas y demográficas.

Dimorfismo somático derivado de los caracteres sexuales secundarios, papel activador de las
hormonas sexuales modulando la conducta reproductiva a partir de la pubertad, juega un rol en la
constitución psico-bio-social de la identidad sexual puberal (con el precedente de la identidad
sexual infantil, Stoller habla de Identidad del Núcleo Genérico, y ubica el período crítico para su
constitución entre los 2 y 3 años de edad).
Comportamiento sexual:
Definir el comportamiento humano en general es de por sí una labor compleja, más aun cuando
intentamos definir el comportamiento sexual. Propongo adoptar el criterio de Herant Katchadourian y John
Martin al respecto, entendiéndolo literalmente en los siguientes términos:
“Para nuestros propósitos más inmediatos definiremos el comportamiento como aquella
actividad claramente discernible de un organismo o individuo, incluyendo tanto los fenómenos
observables como los informes verbales que se refieren a estados y experiencias subjetivas.
Suponemos que, en todos los casos en que el comportamiento posee un componente erótico
6
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consciente, en la forma de una excitación psicológica (con o sin concomitantes fisiológicos), entonces
este tipo de comportamiento será definido como “sexual”. 4
En ese contexto, cabría agrupar las complejas variables que influyen esencialmente en el
comportamiento humano en dos grandes dimensiones, la concerniente a las características del ciclo de
respuesta sexual propias de cada sujeto, y las constituyentes de su identidad sexual. Si bien existe un
profundo debate en cuanto a los conceptos de identidad sexual e identidad de género, en este caso solicito
al lector la licencia de considerar la Identidad Sexual en el sentido más laxo del término, no equiparándolo a
Sexo biológico, al cual propongo tomarlo como uno de los componentes de la Identidad Sexual,
diferenciado y coexistente con la Identidad de género.
Respuesta
Sexual
Comportamiento
Sexual
Identidad
Sexual
Sexo biológico
Identidad de género
Rol genérico
Orientación sexual
Analicemos los elementos del cuadro:
Respuesta o conducta sexual: ciclos de respuesta personales, propios de cada individuo
(Recordemos las Fases de la respuesta sexual: deseo, excitación, orgasmo y resolución) Integrada por
aspectos fisiológicos, cognitivos y emocionales.
Sexo Biológico: sexo anatómico, oscilante en las categorías dicotómicas de macho o hembra. Por
ahora, es la variable que determina la asignación de sexo al nacer acorde a la morfología de los genitales
externos.
Identidad de género: Autopercepción o conciencia de ser hombre o mujer. Money y Ehrhardt en
1972 la definieron así
4
Katchadourian, H. A. (compilador) (1993) La sexualidad humana. Un estudio comparativo de su evolución. Fondo de Cultura
Económica. Pag. 47
7
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“Identidad genérica: la mismidad, unidad y persistencia de la individualidad de cada uno en
tanto macho, hembra o ambivalente, tal como se experimenta en la conciencia de sí mismo y en el
comportamiento. La identidad genérica es la experiencia privada del rol genérico, y el rol de género es
la expresión pública de la identidad genérica. “ 5
El concepto de Género está cultural y psicosocialmente construido, la palabra género deriva del
latín genus, que significa nacimiento u origen, y es un término de gramática que representa la clasificación
de palabras como masculinas, femeninas o neutras.
La aplicación del término no se restringe a la función erótica, sino a todo lo que está sexualmente
dicotomizado, aunque como mencionábamos anteriormente, es pertinente cuestionar que se trate de una
dicotomía, ya que el espectro de las variables de género se abre más allá de las alternativas binarias de lo
femenino y lo masculino. Muchas personas no se sienten identificadas ni con el género femenino ni con el
masculino, su identidad trasciende el código binario instituido. Existen fuerzas instituyentes de un orden
transgénero que poco a poco van construyendo un nuevo discurso social al respecto.
Lo que queda absolutamente claro, es que la identidad de género, aun pensada en los clásicos
términos binarios, no necesariamente coincide con el sexo biológico, sin que esto constituya una
patología.
En ese sentido , podemos distinguir:
CISGENERO: Persona en la que existe una congruencia entre el Sexo Biológico y la Identidad de
Género.
TRANSGÉNERO: Persona en la que no hay congruencia entre el Sexo Biológico y la Identidad de
Género.
La Ley 26743 define la Identidad de Género de la siguiente manera:
“Se entiende por identidad de género a la vivencia interna e individual del género tal como
cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del
nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo. Esto puede involucrar la modificación de la
apariencia o la función corporal a través de medios farmacológicos, quirúrgicos o de otra índole,
5 Katchadourian, H. A. (compilador) (1993) La sexualidad humana. Un estudio comparativo de su evolución. Fondo de Cultura
Económica. Pag. 31
8
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siempre que ello sea libremente escogido. También incluye otras expresiones de género, como la
vestimenta, el modo de hablar y los modales.”
Rol de Género: Clásicamente podía definirse como lo que una persona dice o hace para
identificarse ante los demás como hombre o mujer. Definido por Money y Ehrhardt como:
“todo lo que una persona dice o hace para comunicar a los demás o a sí misma el grado en el
que es hombre, mujer o bien ambivalente; incluye la excitación sexual y la respuesta, pero no se
restringe a esos elementos; el rol genérico es la expresión pública de la identidad genérica, y la
identidad genérica es la experiencia privada del rol genérico.” 6
La noción de rol tuvo su origen en el teatro, la palabra latina rotula significa pequeño rollo de
madera, el papiro que contenía el libreto del actor envolvía este rodillo, de allí surge la alusión al rollo.
En un sentido más amplio se puede decir que las personas desempeñamos diversos y múltiples
“roles” en la vida dentro de un contexto social. Los sociólogos hablan del rol en relación a la posición de un
individuo en un sistema de relaciones sociales, posición que implica una serie más o menos explícita de
responsabilidades y prerrogativas. El rol es por lo tanto un conjunto de expectativas sociales respecto al
comportamiento en función de una posición. En este punto se plantean diferentes posturas en cuanto al rol
como descripción de lo que en realidad hace una persona o como lo que se espera que haga.
Cuando decimos que no se restringe específicamente a las respuestas o interacciones eróticas, nos
referimos a que se incluye en la tipología de roles sexuales la vestimenta, los empleos, la recreación, etc.;
formulado por Money
“de manera que no confundiéramos el sexo de los genitales y sus actividades con los roles
sexuales no-eróticos y no-genitales, y con las actividades que aparecen cultural e históricamente
prescritas” 7
Actualmente, así como planteamos la insuficiencia del pensar en clave binaria la identidad de
género, también y con más razón el rol de género se multiplica y desdibuja de los tradicionales
estereotipos de rol históricamente asignados a lo femenino y lo masculino.
6 Katchadourian, H. A. (compilador) (1993) La sexualidad humana. Un estudio comparativo de su evolución. Fondo de Cultura
Económica. Pag. 39
7 Katchadourian, H. A. (compilador) (1993) La sexualidad humana. Un estudio comparativo de su evolución. Fondo de Cultura
Económica Pág. 38
9
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Aun desde la perspectiva de estereotipos binarios, la androginia es la tendencia marcada en el
camino de la equidad de género. Androginia que podemos pensar desde la controvertida perspectiva de
Sandra Bem, que partiendo de las expectativas de rol sexualmente dicotomizadas, postula la androginia
como la presencia en cantidades proporcionalmente similares de componentes “femeninos” tanto como
“masculinos” en una persona.
Cuando hablamos de las nuevas masculinidades, pensamos en hombres que se alejan de los
estereotipos de rol de género tradicionalista, (patriarcales y machistas en nuestra cultura), asumiendo
caracteres, atributos, cualidades y conductas que eran tradicionalmente atribuibles a lo femenino (cuidado
de los hijos, inteligencia emocional, interés estético, etc.).
Del mismo modo, desde esa concepción, podemos pensar que las nuevas masculinidades emergen
al tiempo que se “masculinizan” los roles de la mujer (insertándose en el trabajo remunerado, ocupando
espacios de poder, etc.). El discurso opresor para la mujer, también arraigó fuertemente la noción del
supuesto “instinto materno” conminando a la mujer a las tareas de crianza y cuidado de niños y enfermos,
junto con la consabida asignación de tareas domésticas no remuneradas.
En una reciente investigación llevada a cabo en la ciudad de Rosario este año (2012) por miembros
de la Facultad de Ciencias Económicas y Estadísticas de la UNR, se realizó una medición del uso del tiempo
a través de la Encuesta del Uso del Tiempo y Voluntariado, que tuvo como objetivo conocer el tiempo que
cotidianamente utilizan varones y mujeres en distintas actividades como trabajo para el mercado, cuidado
de los niños y el hogar, estudio, esparcimiento, etc.
La visibilización de la temática del uso del tiempo y el trabajo no remunerado de las mujeres en
América Latina es una de las acciones a favor del derecho de las mujeres y en pro de la igualdad de los
géneros propiciada por UNIFEM (Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer). El avance de
los estudios realizados por UNIFEM en diversos países evidencian que el trabajo no remunerado es
realizado en mayor medida por mujeres y muestran también que esta mayor carga de trabajo no
remunerado repercute negativamente en su inserción laboral debido a las dificultades para compatibilizar
las responsabilidades laborales y familiares. En ese marco se llevó a cabo como segunda etapa de uno de
los proyectos en Uruguay la investigación en el año 2008, coordinada por la socióloga Rosario Aguirre,
aplicando el módulo del Uso del Tiempo y trabajo no remunerado como anexo a la Encuesta Continua de
10
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Hogares de Uruguay, cuyos resultados permitieron la construcción de indicadores para el análisis de las
desigualdades de género 8
Otras investigaciones actuales respecto a la justificación de la inequidad de género en la división
del trabajo doméstico no remunerado en parejas heterosexuales indican que pese a que en parejas
jóvenes consultadas, hallaban una racionalización teórica en torno a que las tareas domésticas debían
distribuirse de forma equitativa entre ambos miembros de la pareja, el relevamiento demostró que en una
sola de las parejas encuestadas estas tareas estaban así divididas en realidad. 9
“Sin embargo, de acuerdo con las expectativas de la teoría de género, los datos de uso del tiempo
muestran que la segregación de género en el trabajo doméstico es muy persistente en el tiempo. Las
mujeres siguen realizando la mayor parte del trabajo doméstico y el cuidado de rutina de los miembros de
la familia… …lo que sugiere que las ideologías de género y el correspondiente "hacer" del género en la
interacción siguen siendo características importantes de la división del trabajo doméstico,” 10
Investigaciones realizadas en Inglaterra y Portugal han demostrado la alta incidencia de conflictos
en la vida laboral que tienen las mujeres profesionales o que ocupan puestos gerenciales, debido a la carga
adicional que significa para estas mujeres el trabajo doméstico no remunerado y las tareas relacionadas a la
crianza de los hijos.11
Otra investigación afirma que el incremento del interés sociológico en investigar el trabajo
doméstico no remunerado refleja la importancia creciente de hacer visible el trabajo invisible.
Especialmente por tratarse de una contribución oculta, no reconocida al bienestar social, mayoritariamente
por parte de las mujeres.12
Orientación sexual (dirección del comportamiento) La orientación sexual se define por las
características de las personas a quienes se orientan los impulsos sexuales. Es decir que se define en
8
Aguirre, R.; Batthyány, K.; Somma, L.; Salvador, S. Las bases invisibles del bienestar social. El trabajo no remunerado en Uruguay.
(2009) Rosario Aguirre Editora. UNIFEM Uruguay
9
Van Hoof, J.H. Rationalising inequality: heterosexual copules´ explanations and justifications for the division of housework along
traditionally gendered lines. Journal of Gender Studies. Vol. 20, Nro. 1, March 2011, 19-30
10
Man, Y.; Sullivan, O., Gershuny, J. Convergence in Domestic Work: Discerning the Effects of Interactional and Institutional Barriers
from Large-scale Data. Sociology; Apr2011, Vol. 45 Issue 2, p234-251, 18p
11
Lyonette, C.; Crompton, R.; Wall, K. Gender occupational class and work-life conflict. Community, work and family. Vol. 10, Nro.
3, August 2007, pp. 283-308
12
Warren, T. Researching the gender division of unpaid domestic work: practices, relationships, negotiations, and meanings.
Sociological review (Keele) [Sociol. rev. (Keele)], 2011, Vol. 59, Issue 1 p129-148, 20p ref 2 p.1/4
11
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función del género de las personas por las que sentimos atracción sexual, o que son objeto de fantasías o
activación de nuestra respuesta sexual.
Desde un enfoque clásico, la orientación sexual de una persona puede ser heterosexual,
homosexual o bisexual. Desde esta concepción seguimos pensando en que nuestros impulsos sexuales y/o
amorosos se corresponden a una u otra categoría, en función del género de la persona por la cual sentimos
atracción o con la cual nos vinculamos sexo-afectivamente.
Pero estas nociones se ponen en tensión desde la mirada de la Pansexualidad, que trasciende la
dicotomía de género, y plantea que un ser humano se enamora o se siente sexualmente atraído por otro
ser humano (cabría usar siempre @ o x) independientemente de su género. Las personas que se auto
identifican como Pansexuales, además, entienden que pueden vincularse sexo-afectivamente con uno u
otros géneros en diferentes momentos de sus vidas, acorde a lo que esa persona les genere, sin
condicionamientos por su identidad de género.
Vale decir, que en la Pansexualidad, la atracción puede orientarse tanto hacia personas CISGÉNERO
como TRANSGÉNERO. A diferencia de la Bisexualidad, en la cual una persona se puede sentir atraída tanto
por mujeres como por varones en los cuales existe congruencia entre el Sexo Biológico y la Identidad de
Género (Cisgénero).
Sobre la Bisexualidad
En 1938 la Universidad de Indiana solicitó a Alfred Kinsey (biólogo y educador norteamericano,
licenciado en taxonomía en la Universidad de Harvard) que coordinara un curso interdisciplinario sobre
relaciones maritales, “Kinsey descubrió rápidamente que no podía responder a todo. Como hubiera hecho
cualquier buen profesor y científico, Kinsey buscó las respuestas en la bibliografía científica, pero le
horrorizó lo que encontró, o mejor dicho, lo que no encontró.” 13 “En muchos estudios publicados sobre el
sexo, había una confusión evidente entre los valores morales, las teorías filosóficas y los hechos científicos.
En muchos estudios, el interés por clasificar tipos de conducta sexual, por hacer amplias generalizaciones y
por prescribir fórmulas sociales había rebasado en mucho la determinación científica de los hechos
objetivos.” 14
13 Mondimore, F. M. (1998) Una historia natural de la homosexualidad (Jaumá, M. trad.) Paidos. Buenos Aires Pág.106
14 Kinsey A., Pomeroy W. & Martin C. (1948) Sexual Behavior in the Human Male. Filadelfia. W.B. Saunders Pág. 9
12
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Kinsey cuestionó la validez de casi todo lo que se había escrito hasta entonces, ya que los prejuicios
de los que partían los investigadores invalidaban las conclusiones; por lo que decidió estudiar el tema por sí
mismo, comenzando por estudiar la vida sexual de la gente corriente. “A Kinsey le horrorizaba que
conductas como la homosexualidad y la masturbación se consideraran “anormales” y “patológicas” sin
investigar lo que era la “normalidad”.” 15
De la inmensa recopilación de datos que implicó la publicación en 1948 de La conducta sexual del
hombre y en 1953 La conducta sexual de la mujer, varios resultados estadísticos sorprendieron a los
“expertos” y al público en general. También se hizo evidente que era imposible identificar a los individuos
como “homosexuales” o “heterosexuales” ya que hallaron una gran cantidad de personas que habían
tenido experiencias eróticas con ambos sexos.
Para analizar los datos Kinsey diseñó una escala que puntuaba a los individuos de 0 a 6 según su
proporción de actividad homosexual y heterosexual. Los que puntuaban 0 eran exclusivamente
heterosexuales sin experiencias homosexuales, los que puntuaban 1 eran predominantemente
heterosexuales con alguna experiencia homosexual ocasional, y así sucesivamente hasta llegar a 6,
puntuación correspondiente a los exclusivamente homosexuales.
Una de las consecuencias de los datos relevados fue concebir que no existiera el tipo de persona
homosexual, sino que la homosexualidad era algo que uno hacía, no algo que uno era.
Antes de los estudios de sondeo estadístico de la conducta sexual en grandes poblaciones
realizados por Kinsey y de las observaciones en condiciones experimentales de la respuesta sexual
realizadas por Master y Johnson, prevalecía la normalidad normativa como factor de clasificación y
resultaba sencillo para los médicos delimitar lo normal de lo anormal equiparándolo a lo sano y a lo
patológico respectivamente. Con la introducción sus respectivos estudios se hizo necesario un replanteo en
cuanto a las clasificaciones de las alteraciones sexuales, dando lugar al criterio estadístico para la
categorización de las conductas sexuales como normales o anormales, lo cual amplió considerablemente el
rango de conductas sexuales consideradas “normales”, pero continuaba dejando fuera los
comportamientos minoritarios estadísticamente.
15 Mondimore, F. M. (1998) Una historia natural de la homosexualidad (Jaumá, M. trad.) Paidos. Buenos Aires Pág.107
13
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Escala de evaluación heterosexual-homosexual de Kinsey presentada en La conducta sexual del hombre de Kinsey,
Pomeroy y Martin.
0= exclusivamente heterosexual
1= predominantemente heterosexual y fortuitamente homosexual
2= predominantemente heterosexual pero ocasionalmente homosexual
3= tanto heterosexual como homosexual
4= predominantemente homosexual pero ocasionalmente heterosexual
5= predominantemente homosexual y fortuitamente heterosexual
6= exclusivamente homosexual
(Reproducción del gráfico original previa autorización del Instituto Kinsey de investigación de la sexualidad, los roles y la reproducción, S.A.) citada
por Francis M. Mondimore16
Si tomamos el concepto estadístico de lo normal (del latín norma) es lo regular, conforme a la regla,
en este sentido normal equivale a promedio, como módulo de carácter mesurable. Desde ese punto de
vista lo anormal sería una desviación cuantitativa de la norma (en más o en menos) graficable según la
curva de frecuencias de Gauss.
Desde otra perspectiva normal implica un juicio de valor, equivalente a lo bueno y lo justo, en este
sentido se aprecia como una cualidad. Aplicado este criterio al campo de la salud, se alude más que a una
supuesta normalidad, a una normatividad biológica humana. En términos de Canghilhem “La vida misma, y
no el juicio médico, convierte a lo normal biológico en un concepto de valor y no en un concepto
estadístico de realidad…Si se puede hablar de hombre normal determinado por el fisiólogo, es porque
existen hombres normativos, hombres para quienes es normal hacer quebrar las normas e instituir nuevas
normas” 17 En este sentido, “…la norma es aquello que fija lo normal a partir de una decisión normativa” 18
16 Mondimore, F. M. (1998) Una historia natural de la homosexualidad (Jaumá, M. trad.) Paidos. Buenos Aires Pág. 113
17 Canghilem, G. (1971) Lo Normal y lo Patológico. Buenos Aires, Siglo XXI Pag. 96 y 124
18 Canghilem, G. (1971) Lo Normal y lo Patológico. Buenos Aires, Siglo XXI Pág.193
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Normal y anormal son términos equívocos para establecer la patología. El criterio estadístico,
cuantitativo, resulta insuficiente, tomando la norma como la media estadística es relativo su valor; y el
criterio finalista o normativo, cualitativo, es subjetivo, tomando la norma como ideal es muy difícil de
perfilar. Teniendo en cuenta este tipo de parámetros, aparece en juego el relativismo cultural, en los
determinantes históricos y sociales que lo condicionan.
Como podemos ver en textos de psiquiatría actuales “Para deslindar lo normal de lo anormal,
contamos básicamente con dos puntos de referencia: la norma estadística y la norma normativa o ideal. Las
dos resultan sólo parcialmente válidas en este campo: la norma estadística a causa de su relativismo y la
norma ideal a causa de su subjetividad.”19
Esta recurrente dificultad puede apreciarse si analizamos otras bibliografías que actualmente
intentan definir estos temas.
“La sexualidad normal es difícil de definir. Es más sencillo definir la sexualidad anormal: es la
conducta sexual destructiva para una o varias personas, que no se orienta hacia el otro, que excluye
la estimulación de los órganos sexuales primarios, que se asocia de manera inapropiada a
sentimientos de culpabilidad y de ansiedad o que tiene una naturaleza compulsiva…La conducta
sexual es variada y viene determinada por una compleja interacción de factores. Se ve afectada por
las relaciones con los demás, las circunstancias vitales y la cultura en la cual vive la persona. Los seres
humanos, como el resto de los animales, han manifestado siempre interés sexual y han representado
prácticamente todas las formas de conducta sexual que existen….La sexualidad va indisolublemente
unida a otros factores de la personalidad, a la propia carga biológica y al sentido general de
identidad. En ello se incluye la percepción de ser varón o mujer; es también reflejo de las experiencias
sexuales vividas a lo largo de la vida.” 20
Estas definiciones se complican al considerar lo patológico en tanto dolencia. Pathos significa
padecimiento, sentimiento de contrariedad, dolor y angustia. En el ser humano lo patológico abarca toda la
vida individual, implicando un contenido angustioso a la existencia, a modo de anticipo o amenaza de la
muerte.
19 Vidal-Alarcon. (1986) Psiquiatría – 1º Ed. –. Buenos Aires - Panamericana Pág.402
20 Kaplan H.& Sadock B. (2001) Sinopsis de Psiquiatría - Editorial Médica Panamericana Pág. 764
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La sexualidad humana integra componentes biológicos, sociales e individuales, que se expresan
como fenómenos comportamentales y funcionales. La integración de estos niveles, tiene que ver con el
hecho de que el hombre, “comparte con el resto de los animales su sexualidad, pero se diferencia de ellos
por su erotismo”. 21
Llegando a consideraciones más actuales de los trastornos sexuales podemos encontrar que una
CONDUCTA SEXUAL es NORMAL cuando, “por muy extraña que nos parezca, no resulta nociva somática o
psíquicamente para el individuo o para los demás.” 22
En la misma línea, hablamos entonces de TRASTORNOS SEXUALES cuando una conducta sexual
amerita la intervención médica o psicológica, solicitada por la misma persona porque le resulte
perturbadora, o por intervención legal por resultar nociva para otros.
Estas concepciones, toman la presencia del padecimiento o malestar como criterio para definir la
patología, desprendiendo lo patológico de lo anormal desde el punto de vista estadístico o normativo, lo
cual implica una significativa extensión en el campo de lo que se consideran comportamientos sexuales
“normales”. Para apreciar los cambios sustanciales que han sufrido los parámetros de normalidad y
patología en sexualidad humana en su evolución histórica, propongo la siguiente manifestación gráfica: 23
21 Vidal-Alarcon. (1986) Psiquiatría – 1º Ed. –. Buenos Aires - Panamericana Pág.402
22 Vidal-Alarcon. (1986) Psiquiatría – 1º Ed. –. Buenos Aires - Panamericana Pág.. 403
23 Nota de la autora: El gráfico pretende sólo generar una percepción visual representativa de la evolución de los conceptos, no remite
a valores cuantitativos o estadísticos.
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Podemos pensar el trastorno sexual como un estado funcional o comportamental que interfiere en
distintos grados, en el ejercicio de la función erótica.
La definición predominante de lo que es un trastorno sexual se basa fundamentalmente en la
experiencia subjetiva de malestar en relación con algún aspecto de la actividad sexual propia y/o a los
comportamientos sexuales que producen malestar a otra persona.
A continuación veremos cuáles son los Trastornos descriptos en el DSM V:
Transcripción de Asociación Americana de Psiquiatría, Guía de consulta de los criterios diagnósticos del
DSM 5. Arlington, VA, Asociación Americana de Psiquiatría, 2013.
DISFUNCIONES SEXUALES
Nota de la autora: DISFUNCIONES SEXUALES, son todas las alteraciones (esencialmente inhibitorias) que se producen
en cualquiera de las fases de la respuesta sexual.
Es interesante también tener en cuenta la definición que ofrece el CIE 10 (Clasificación estadística internacional de
enfermedades y trastornos de salud) definiendo la DISFUNCION SEXUAL como la incapacidad de un individuo para participar
en una relación sexual como querría hacerlo (padecimiento subjetivo).
Cabe destacar, que quedan excluidas de ella las conductas coactivas de carácter sexual, que son:
Violación, incesto y acoso sexual. Por dos motivos:
A, para ser parafilia, ha de ser un modo sexual casi exclusivo
B, la exclusión del sistema diagnóstico, permite que se incluyan en la categoría de delitos sexuales de los que el
individuo es responsable.
Eyaculación retardada 302.74 (F52.32)
A. Se debe experimentar alguno de los siguientes síntomas en casi todas o todas las ocasiones
(aproximadamente 75%–100%) de la actividad sexual en pareja (en situaciones y contextos concretos o, si
es generalizada, en todos los contextos) y sin que el individuo desee el retardo:
1. Retardo marcado de la eyaculación.
2. Infrecuencia marcada o ausencia de eyaculación.
B. Los síntomas del Criterio A han persistido durante unos seis meses como mínimo.
C. Los síntomas del Criterio A provocan un malestar clínicamente significativo en el individuo.
D. La disfunción sexual no se explica mejor por un trastorno mental no sexual o como consecuencia de una
alteración grave de la relación u otros factores estresantes significativos y no se puede atribuir a los efectos
de una sustancia/medicación o a otra afección médica.
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Especificar si:
De por vida: El trastorno ha existido desde que el individuo alcanzó la madurez sexual.
Adquirido: El trastorno empezó tras un periodo de actividad sexual relativamente normal.
Especificar si:
Generalizado: No se limita a determinados tipos de estimulación, situaciones o parejas.
Situacional: Ocurre solamente con determinados tipos de estimulación, situaciones o parejas.
Especificar la gravedad actual:
Leve: Evidencia de malestar leve a causa de los síntomas del Criterio A.
Moderado: Evidencia de malestar moderado a causa de los síntomas del Criterio A.
Grave: Evidencia de malestar grave o extremo a causa de los síntomas del Criterio A.
Trastorno eréctil 302.72 (F52.21)
A. Por lo menos se tiene que experimentar uno de los tres síntomas siguientes en casi todas o todas las
ocasiones (aproximadamente 75%–100%) de la actividad sexual en pareja (en situaciones y contextos
concretos o, si es generalizada, en todos los contextos):
1. Dificultad marcada para conseguir una erección durante la actividad sexual.
2. Dificultad marcada para mantener la erección hasta finalizar la actividad sexual.
3. Reducción marcada de la rigidez de la erección.
B. Los síntomas del Criterio A han persistido durante unos seis meses como mínimo.
C. Los síntomas del Criterio A provocan un malestar clínicamente significativo en el individuo.
D. La disfunción sexual no se explica mejor por un trastorno mental no sexual o como consecuencia de una
alteración grave de la relación u otros factores estresantes significativos y no se puede atribuir a los efectos
de una sustancia/medicación o a otra afección médica.
Especificar si:
De por vida: El trastorno ha existido desde que el individuo alcanzó la madurez sexual.
Adquirido: El trastorno empezó tras un periodo de actividad sexual relativamente normal.
Especificar si:
Generalizado: No se limita a determinados tipos de estimulación, situaciones o parejas.
Situacional: Ocurre solamente con determinados tipos de estimulación, situaciones o parejas.
Especificar la gravedad actual:
Leve: Evidencia de malestar leve a causa de los síntomas del Criterio A.
Moderado: Evidencia de malestar moderado a causa de los síntomas del Criterio A.
Grave: Evidencia de malestar grave o extremo a causa de los síntomas del Criterio A.
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Trastorno orgásmico femenino 302.73 (F52.31)
A. Por lo menos se tiene que experimentar uno de los síntomas siguientes en casi todas o todas las
ocasiones (aproximadamente 75%–100%) de la actividad sexual (en situaciones y contextos concretos o, si
es generalizada, en todos los contextos):
1. Retraso marcado, infrecuencia marcada o ausencia de orgasmo.
2. Reducción marcada de la intensidad de las sensaciones orgásmicas.
B. Los síntomas del Criterio A han persistido durante unos seis meses como mínimo.
C. Los síntomas del Criterio A provocan un malestar clínicamente significativo en el individuo.
D. La disfunción sexual no se explica mejor por un trastorno mental no sexual o como consecuencia de una
alteración grave de la relación (p. ej., violencia de género) u otros factores estresantes significativos y no se
puede atribuir a los efectos de una sustancia/medicación o a otra afección médica.
Especificar si:
De por vida: El trastorno ha existido desde que el individuo alcanzó la madurez sexual.
Adquirido: El trastorno empezó tras un periodo de actividad sexual relativamente normal.
Especificar si:
Generalizado: No se limita a determinados tipos de estimulación, situaciones o parejas.
Situacional: Ocurre solamente con determinados tipos de estimulación, situaciones o parejas.
Especificar si:
Nunca experimentó un orgasmo en ninguna situación
Especificar la gravedad actual:
Leve: Evidencia de malestar leve a causa de los síntomas del Criterio A.
Moderado: Evidencia de malestar moderado a causa de los síntomas del Criterio A.
Grave: Evidencia de malestar grave o extremo a causa de los síntomas del Criterio A.
Trastorno del interés/excitación sexual femenino 302.72 (F52.22)
A. Ausencia o reducción significativa del interés/excitación sexual femenina, que se manifiesta por lo
menos por una de las tres siguientes:
1. Interés ausente o reducido en la actividad sexual.
2. Fantasías o pensamientos sexuales o eróticos ausentes o reducidos.
3. Inicio reducido o ausente de la actividad sexual y habitualmente no receptiva a los intentos de la
pareja por iniciarla.
4. Excitación o placer sexual ausente o reducido durante la actividad sexual en casi todas o todas las
ocasiones (aproximadamente 75%–100%) de la actividad sexual en pareja
(en situaciones y
contextos concretos o, si es generalizada, en todos los contextos).
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5. Excitación o placer sexual ausente o reducido en respuesta a cualquier invitación sexual o
erótica, interna o externa (p.ej., escrita, verbal, visual).
6. Sensaciones genitales o no genitales ausentes o reducidas durante la actividad sexual en casi
todas o todas las ocasiones (aproximadamente 75%–100%) de la actividad sexual en pareja (en
situaciones y contextos concretos o, si es generalizada, en todos los contextos).
B. Los síntomas del Criterio A han persistido durante unos seis meses como mínimo.
C. Los síntomas del Criterio A provocan un malestar clínicamente significativo en el individuo.
D. La disfunción sexual no se explica mejor por un trastorno mental no sexual o como consecuencia de una
alteración grave de la relación (p. ej., violencia de género) u otros factores estresantes significativos y no se
puede atribuir a los efectos de una sustancia/medicación o a otra afección médica.
Especificar si:
De por vida: El trastorno ha existido desde que el individuo alcanzó la madurez sexual.
Adquirido: El trastorno empezó tras un periodo de actividad sexual relativamente normal.
Especificar si:
Generalizado: No se limita a determinados tipos de estimulación, situaciones o parejas.
Situacional: Ocurre solamente con determinados tipos de estimulación, situaciones o parejas.
Especificar la gravedad actual:
Leve: Evidencia de malestar leve a causa de los síntomas del Criterio A.
Moderado: Evidencia de malestar moderado a causa de los síntomas del Criterio A.
Grave: Evidencia de malestar grave o extremo a causa de los síntomas del Criterio A.
Trastorno de dolor génito-pélvico/penetración 302.76 (F52.6)
A. Dificultades persistentes o recurrentes con una (o más) de las siguientes:
1. Penetración vaginal durante las relaciones.
2. Marcado dolor vulvovaginal o pélvico durante las relaciones vaginales o los intentos de
penetración.
3. Marcado dolor o ansiedad de sentir dolor vulvovaginal o pélvico antes, durante o como resultado
de la penetración vaginal.
4. Tensión o contracción marcada de los músculos del suelo pélvico durante el intento de
penetración vaginal.
B. Los síntomas del Criterio A han persistido durante unos seis meses como mínimo.
C. Los síntomas del Criterio A provocan un malestar clínicamente significativo en el individuo.
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D. La disfunción sexual no se explica mejor por un trastorno mental no sexual o como consecuencia de una
alteración grave de la relación (por ejemplo violencia de género) u otros factores estresantes significativos,
y no se puede atribuir a los efectos de una sustancia/medicación o a otra afección médica.
Especificar si:
De por vida: El trastorno ha existido desde que el individuo alcanzó la madurez sexual.
Adquirido: El trastorno empezó tras un periodo de actividad sexual relativamente normal.
Especificar la gravedad actual:
Leve: Evidencia de malestar leve a causa de los síntomas del Criterio A.
Moderado: Evidencia de malestar moderado a causa de los síntomas del Criterio A.
Grave: Evidencia de malestar grave o extremo a causa de los síntomas del Criterio A.
Trastorno de deseo sexual hipoactivo en el varón 302.71 (F52.0)
A. Fantasías o pensamientos sexuales o eróticos y deseo de actividad sexual reducidos o ausentes de forma
constante o recurrente. La evaluación de la deficiencia la hace el clínico, teniendo en cuenta factores que
afectan a la actividad sexual, como la edad y los contextos generales y socioculturales de la vida del
individuo.
B. Los síntomas del Criterio A han persistido durante unos seis meses como mínimo.
C. Los síntomas del Criterio A provocan un malestar clínicamente significativo en el individuo.
D. La disfunción sexual no se explica mejor por un trastorno mental no sexual o como consecuencia de una
alteración grave de la relación u otros factores estresantes significativos, y no se puede atribuir a los
efectos de una sustancia/medicación o a otra afección médica.
Especificar si:
De por vida: El trastorno ha existido desde que el individuo alcanzó la madurez sexual.
Adquirido: El trastorno empezó tras un periodo de actividad sexual relativamente normal.
Especificar si:
Generalizado: No se limita a determinados tipos de estimulación, situaciones o parejas.
Situacional: Ocurre solamente con determinados tipos de estimulación, situaciones o parejas.
Especificar la gravedad actual:
Leve: Evidencia de malestar leve a causa de los síntomas del Criterio A.
Moderado: Evidencia de malestar moderado a causa de los síntomas del Criterio A.
Grave: Evidencia de malestar grave o extremo a causa de los síntomas del Criterio A.
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Eyaculación prematura (precoz) 302.75 (F52.4)
A. Un patrón persistente o recurrente en que la eyaculación producida durante la actividad sexual en pareja
sucede aproximadamente en el minuto siguiente a la penetración vaginal y antes de que lo desee el
individuo.
Nota: Aunque el diagnóstico de eyaculación prematura (precoz) se puede aplicar a individuos que practican
actividades sexuales no vaginales, no se han establecido criterios específicos de duración en dichas
actividades.
B. El síntoma del Criterio A debe haber estado presente por lo menos durante seis meses y se tiene que
experimentar en casi todas o todas las ocasiones (aproximadamente 75%–100%) de la actividad sexual (en
situaciones y contextos concretos o, si es generalizado, en todos los contextos).
C. El síntoma del Criterio A provoca un malestar clínicamente significativo al individuo.
D. La disfunción sexual no se explica mejor por un trastorno mental no sexual o como consecuencia de una
alteración grave de la relación u otros factores estresantes significativos, y no se puede atribuir a los
efectos de una sustancia/medicación o a otra afección médica.
Especificar si:
De por vida: El trastorno ha existido desde que el individuo alcanzó la madurez sexual.
Adquirido: El trastorno empezó tras un periodo de actividad sexual relativamente normal.
Especificar si:
Generalizado: No se limita a determinados tipos de estimulación, situaciones o parejas.
Situacional: Ocurre solamente con determinados tipos de estimulación, situaciones o parejas.
Especificar la gravedad actual:
Leve: La eyaculación se produce aproximadamente entre los 30 y 60 segundos siguientes a la penetración
vaginal.
Moderado: La eyaculación se produce aproximadamente entre los 15 y 30 segundos siguientes a la
penetración vaginal.
Grave: La eyaculación se produce antes de la actividad sexual, al principio de la misma, o aproximadamente
en los 15 segundos siguientes a la penetración vaginal.
Disfunción sexual inducida por sustancias/medicamentos
A. En el cuadro clínico predomina un trastorno clínicamente significativo de la función sexual.
B. Existen pruebas a partir de la historia clínica, la exploración física o las pruebas de laboratorio de (1) y (2):
1. Los síntomas del Criterio A desarrollados durante o poco después de la intoxicación o abstinencia
de la sustancia, o después de la exposición a un medicamento.
2. La sustancia/medicamento implicado puede producir los síntomas del Criterio A.
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C. El trastorno no se explica mejor por una disfunción sexual no inducida por sustancias/medicamentos.
Estas pruebas de una disfunción sexual independiente pueden incluir lo siguiente:
Los síntomas fueron anteriores al inicio del uso de la sustancia/medicamento; los síntomas persisten
durante un periodo importante (p. ej., aproximadamente un mes) después del cese de la abstinencia aguda
o intoxicación grave; o existen otras pruebas que sugieren la existencia de una disfunción sexual
independiente no inducida por sustancias/medicamentos (p. ej. antecedentes de episodios recurrentes no
relacionados con sustancias/medicamentos).
D. El trastorno no se produce exclusivamente durante el curso de un delirio.
E. El trastorno causa un malestar clínicamente significativo en el individuo.
Nota: Este diagnóstico sólo se puede hacer en lugar de un diagnóstico de intoxicación por sustancias o de
abstinencia de sustancias cuando en el cuadro clínico predominan los síntomas del Criterio A y cuando son
suficientemente graves para merecer atención clínica.
Nota de codificación: Los códigos CIE-9-MC y CIE-10-MC para las disfunciones sexuales inducidas por
sustancias/medicamentos específicos se indican en la tabla siguiente. Obsérvese que el código CIE-10-MC
depende de si existe o no algún trastorno concomitante por consumo de sustancias de la misma clase. Si un
trastorno leve por consumo de sustancias coincide con la disfunción sexual inducida por sustancias, el
carácter en 4a posición es “1” y el clínico hará constar “trastorno leve por consumo de [sustancia]” antes de
la disfunción sexual inducida por sustancias (p. ej., “trastorno leve por consumo de cocaína con disfunción
sexual inducida por la cocaína”).
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Si un trastorno moderado o grave por consumo de sustancias coincide con la disfunción sexual inducida por
sustancias, el carácter en 4a posición es “2” y el clínico hará constar “trastorno por consumo de [sustancia]”
o “trastorno grave por consumo de [sustancia]” según la gravedad del trastorno concurrente por consumo
de sustancias. Si no existe un trastorno concurrente por consumo de sustancias (p. ej., después de un
consumo fuerte puntual de la sustancia), entonces el carácter en 4a posición es “9” y el clínico solamente
hará constar la disfunción sexual inducida por sustancias.
Especificar si (véase la Tabla 1 en el capítulo “Trastornos relacionados con sustancias y trastornos adictivos”
del DSM-5 para diagnósticos asociados a la clase de sustancia):
Con inicio durante la intoxicación: Si se cumplen los criterios de intoxicación con la sustancia y los
síntomas aparecen durante la intoxicación.
Con inicio durante la abstinencia: Si se cumplen los criterios de abstinencia de la sustancia y los
síntomas aparecen durante, o poco después de la retirada.
Con inicio después de tomar el medicamento: Los síntomas pueden aparecer al principio de tomar
el medicamento o tras alguna modificación o cambio de la pauta.
Especificar la gravedad actual:
Leve: Sucede en el 25%–50% de las relaciones sexuales.
Moderado: Sucede en el 50%–75% de las relaciones sexuales.
Grave: Sucede en el 75% o más de las relaciones sexuales.
Consultar el manual para ver notas de codificación si fuese necesario.
Otra disfunción sexual especificada 302.79 (F52.8)
Esta categoría se aplica a presentaciones en las que predominan síntomas característicos de una disfunción
sexual que causan un malestar clínicamente significativo en el individuo, pero que no cumplen todos los
criterios de ninguno de los trastornos de la categoría diagnóstica de disfunción sexual. La categoría de otra
disfunción sexual especificada se utiliza en situaciones en las que el clínico opta por comunicar el motivo
específico por el que la presentación no cumple los criterios de ninguna disfunción sexual específica. Esto
se hace registrando “otra disfunción sexual especificada” seguida del motivo específico (p. ej., “aversión
sexual”).
Disfunción sexual no especificada 302.70 (F52.9)
Esta categoría se aplica a presentaciones en las que predominan los síntomas característicos de una
disfunción sexual que causan un malestar clínicamente significativo en el individuo, pero que no cumplen
todos los criterios de ninguno de los trastornos de la categoría diagnóstica de disfunción sexual. La
categoría disfunción sexual no especificada se utiliza en situaciones en las que el clínico opta por no
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especificar el motivo del incumplimiento de los criterios de una disfunción sexual específica, e incluye las
presentaciones en las que no existe suficiente información para hacer un diagnóstico más específico.
DISFORIA DE GÉNERO
Nota de la autora: Cabe destacar que en la versión anterior del DSM, aun figuraban como
categoría diagnóstica los Trastornos de la Identidad Sexual. Es importante registrar que en esta
nueva versión, no se habla de Trastorno sino de Disforia producida en relación a la identidad de
género. (Disforia: emoción desagradable, estado de ánimo depresivo, ansiedad, irritabilidad)
Del mismo modo ocurrió cuando la Homosexualidad fue retirada de los manuales diagnósticos.
Hasta el DSMII era considerada un Trastorno Sexual, luego se mencionaba como Disforia por la
orientación Homosexual, y más tarde Stress por orientación sexual egodistónica.
Disforia de género en niños. 302.6 (F64.2)
A. Una marcada incongruencia entre el sexo que uno siente o expresa y el que se le asigna, de una duración
mínima de seis meses, manifestada por un mínimo de seis de las características siguientes (una de las
cuales debe ser el Criterio A1):
1. Un poderoso deseo de ser del otro sexo o una insistencia de que él o ella es del sexo opuesto (o
de un sexo alternativo distinto del que se le asigna).
2. En los chicos (sexo asignado), una fuerte preferencia por el travestismo o por simular el atuendo
femenino; en las chicas (sexo asignado) una fuerte preferencia por vestir solamente ropas
típicamente masculinas y una fuerte resistencia a vestir ropas típicamente femeninas.
3. Preferencias marcadas y persistentes por el papel del otro sexo o fantasías referentes a
pertenecer al otro sexo.
4. Una marcada preferencia por los juguetes, juegos o actividades habitualmente utilizados o
practicados por el sexo opuesto.
5. Una marcada preferencia por compañeros de juego del sexo opuesto.
6. En los chicos (sexo asignado), un fuerte rechazo a los juguetes, juegos y actividades típicamente
masculinos, así como una marcada evitación de los juegos bruscos; en las chicas (sexo asignado), un
fuerte rechazo a los juguetes, juegos y actividades típicamente femeninos.
7. Un marcado disgusto con la propia anatomía sexual.
8. Un fuerte deseo por poseer los caracteres sexuales tanto primarios como secundarios,
correspondientes al sexo que se siente.
B. El problema va asociado a un malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, escolar u otras
áreas importantes del funcionamiento.
Especificar si:
Con un trastorno de desarrollo sexual (p. ej., un trastorno adrenogenital congénito como 255.2 [E25.0]
hiperplasia adrenal congénita o 259.50 [E34.50] síndrome de insensibilidad androgénica).
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Nota de codificación: Codificar el trastorno del desarrollo sexual y la disforia de género.
Disforia de género en adolescentes y adultos. 302.85 (F64.1)
A. Una marcada incongruencia entre el sexo que uno siente o expresa y el que se le asigna, de una duración
mínima de seis meses, manifestada por un mínimo de dos de las características siguientes:
1. Una marcada incongruencia entre el sexo que uno siente o expresa y sus caracteres sexuales
primarios o secundarios (o en los adolescentes jóvenes, los caracteres sexuales secundarios
previstos).
2. Un fuerte deseo por desprenderse de los caracteres sexuales propios primarios o secundarios, a
causa de una marcada incongruencia con el sexo que se siente o se expresa (o en adolescentes
jóvenes, un deseo de impedir el desarrollo que los caracteres sexuales secundarios previstos).
3. Un fuerte deseo por poseer los caracteres sexuales, tanto primarios como secundarios,
correspondientes al sexo opuesto.
4. Un fuerte deseo de ser del otro sexo (o de un sexo alternativo distinto del que se le asigna).
5. Un fuerte deseo de ser tratado como del otro sexo (o de un sexo alternativo distinto del que se le
asigna).
6. Una fuerte convicción de que uno tiene los sentimientos y reacciones típicos del otro sexo (o de
un sexo alternativo distinto del que se le asigna).
B. El problema va asociado a un malestar clínicamente significativo o a deterioro en lo social, laboral u otras
áreas importantes del funcionamiento.
Especificar si:
Con un trastorno de desarrollo sexual (p. ej., un trastorno adrenogenital congénito como 255.2 [E25.0]
hiperplasia adrenal congénita o 259.50 [E34.50] síndrome de insensibilidad androgénica).
Nota de codificación: Codificar el trastorno del desarrollo sexual y la disforia de género.
Especificar si:
Postransición: El individuo ha hecho la transición a una vida de tiempo completo con el sexo deseado (con o
sin legalización del cambio de sexo) y se ha sometido (o se está preparando para someterse) por lo menos a
una intervención o tratamiento médico de cambio de sexo, por ejemplo, un tratamiento continuo con
hormonas del sexo opuesto o a una intervención quirúrgica de cambio de sexo para confirmar el sexo
deseado (p. ej., penectomía, vaginoplastia en un individuo nacido hombre; mastectomía o faloplastia en
una paciente nacida mujer).
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Otra disforia de género especificada 302.6 (F64.8)
Esta categoría se aplica a presentaciones en las que predominan síntomas característicos de disforia de
género que causan un malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas
importantes del funcionamiento, pero que no cumplen todos los criterios de disforia de género. La
categoría de otra disforia de género especificada se utiliza en situaciones en las que el clínico opta por
comunicar el motivo específico por el que la presentación no cumple los criterios de disfunción sexual. Esto
se hace registrando “otra disforia de género especificada” seguido de un motivo específico (p. ej., “disforia
de género breve”).
Un ejemplo de una presentación que se puede especificar utilizando la designación de “otra especificada”
es el siguiente: El trastorno actual cumple los criterios sintomáticos de disforia de género pero su duración
es inferior a seis meses.
Disforia de género no especificada 302.6 (F64.9)
Esta categoría se aplica a presentaciones en las que predominan los síntomas característicos de la disforia
de género que causan un malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas
importantes del funcionamiento, pero que no cumplen todos los criterios de la disforia de género. La
categoría disforia de género no especificada se utiliza en situaciones en las que el clínico opta por no
especificar el motivo del incumplimiento de los criterios de una disforia de género, e incluye las
presentaciones en las que no existe suficiente información para hacer un diagnóstico más específico.
TRASTORNOS PARAFÍLICOS
Trastorno de voyeurismo 302.82 (F65.3)
A. Durante un período de al menos seis meses, excitación sexual intensa y recurrente derivada de la
observación de una persona desprevenida que está desnuda, desnudándose o dedicada a una actividad
sexual, y que se manifiesta por fantasías, deseos irrefrenables o comportamientos.
B. El individuo ha cumplido estos deseos sexuales irrefrenables con una persona que no ha dado su
consentimiento, o los deseos irrefrenables o fantasías sexuales causan malestar clínicamente significativo o
deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.
C. El individuo que experimenta la excitación y/o que actúa con un deseo irrefrenable tiene como mínimo
18 años de edad.
Especificar si:
En un entorno controlado: Este especificador se aplica sobre todo a individuos que viven en una institución
o en otros ámbitos en los que la oportunidad de un comportamiento voyeurista es limitada.
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En remisión total: El individuo no ha cumplido sus deseos irrefrenables con una persona sin su
consentimiento, y no ha existido malestar ni problemas sociales, laborales, o en otros campos del
funcionamiento, durante al menos cinco años en los que ha estado en un entorno no controlado.
Trastorno de exhibicionismo 302.4 (F65.2)
A. Durante un período de al menos seis meses, excitación sexual intensa y recurrente derivada de la
exposición de los genitales a una persona desprevenida, y que se manifiesta por fantasías, deseos
irrefrenables o comportamientos.
B. El individuo ha cumplido estos deseos sexuales irrefrenables con una persona que no ha dado su
consentimiento, o los deseos irrefrenables o fantasías sexuales causan malestar clínicamente significativo o
deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.
Especificar si:
Sexualmente excitado por exposición de los genitales a niños pre púberes
Sexualmente excitado por exposición de los genitales a individuos físicamente maduros
Sexualmente excitado por exposición de los genitales a niños pre púberes y a individuos físicamente
maduros
Especificar si:
En un entorno controlado: Este especificador se aplica sobre todo a individuos que viven en una institución
o en otros ámbitos en los que la oportunidad de exposición de los genitales es limitada.
En remisión total: El individuo no ha cumplido sus deseos irrefrenables con una persona sin su
consentimiento, y no ha existido malestar ni problemas sociales, laborales, o en otros campos del
funcionamiento, durante al menos cinco años en los que ha estado en un entorno no controlado.
Trastorno de froteurismo 302.89 (F65.81)
A. Durante un período de al menos seis meses, excitación sexual intensa y recurrente derivada de los
tocamientos o fricción contra una persona sin su consentimiento, y que se manifiesta por fantasías, deseos
irrefrenables o comportamientos.
B. El individuo ha cumplido estos deseos sexuales irrefrenables con una persona que no ha dado su
consentimiento, o los deseos irrefrenables o fantasías sexuales causan malestar clínicamente significativo o
deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.
Especificar si:
En un entorno controlado: Este especificador se aplica sobre todo a individuos que viven en una institución
o en otros ámbitos en los que la oportunidad de tocamientos o fricción es limitada.
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En remisión total: El individuo no ha cumplido sus deseos irrefrenables con una persona sin su
consentimiento, y no ha existido malestar ni problemas sociales, laborales, o en otros campos del
funcionamiento, durante al menos cinco años en los que ha estado en un entorno no controlado.
Trastorno de masoquismo sexual 302.83 (F65.51)
A. Durante un período de al menos seis meses, excitación sexual intensa y recurrente derivada del hecho de
ser humillado, golpeado, atado o sometido a sufrimiento de cualquier otra forma, y que se manifiesta por
fantasías, deseos irrefrenables o comportamientos.
B. Las fantasías, deseos sexuales irrefrenables o comportamientos causan malestar clínicamente
significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.
Especificar si:
Con asfixiofilia: Si el individuo busca conseguir la excitación sexual por medio de la restricción de la
respiración.
Especificar si:
En un entorno controlado: Este especificador se aplica sobre todo a individuos que viven en una institución
o en otros ámbitos en los que la oportunidad de dedicarse a comportamientos sexuales masoquistas es
limitada.
En remisión total: No ha existido malestar ni problemas sociales, laborales, o en otros campos del
funcionamiento, durante al menos cinco años en los que el individuo ha estado en un entorno no
controlado.
Trastorno de sadismo sexual 302.84 (F65.52)
A. Durante un período de al menos seis meses, excitación sexual intensa y recurrente derivada del
sufrimiento físico o psicológico de otra persona, y que se manifiesta por fantasías, deseos irrefrenables o
comportamientos.
B. El individuo ha cumplido estos deseos sexuales irrefrenables con una persona que no ha dado su
consentimiento, o los deseos irrefrenables o fantasías sexuales causan malestar clínicamente significativo o
deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.
Especificar si:
En un entorno controlado: Este especificador se aplica sobre todo a individuos que viven en una institución
o en otros ámbitos en los que la oportunidad de dedicarse a comportamientos sexuales sádicos es limitada.
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En remisión total: El individuo no ha cumplido sus deseos irrefrenables con una persona sin su
consentimiento, y no ha existido malestar ni problemas sociales, laborales, o en otros campos del
funcionamiento, durante al menos cinco años en los que ha estado en un entorno no controlado.
Trastorno de pedofilia 302.2 (F65.4)
A. Durante un período de al menos seis meses, excitación sexual intensa y recurrente derivada de fantasías,
deseos sexuales irrefrenables o comportamientos que implican la actividad sexual con uno o más niños pre
púberes (generalmente menores de 13 años).
B. El individuo ha cumplido estos deseos sexuales irrefrenables, o los deseos irrefrenables o fantasías
sexuales causan malestar importante o problemas interpersonales.
C. El individuo tiene como mínimo 16 años y es al menos cinco años mayor que el niño/niños del Criterio A.
Nota: No incluir a un individuo al final de la adolescencia que mantiene una relación sexual continua con
otro individuo de 12 o 13 años.
Especificar si:
Tipo exclusivo (atracción exclusiva por los niños)
Tipo no exclusivo
Especificar si:
Atracción sexual por el sexo masculino
Atracción sexual por el sexo femenino
Atracción sexual por ambos sexos
Especificar si:
Limitado al incesto
Trastorno de fetichismo 302.81 (F65.0)
A. Durante un período de al menos seis meses, excitación sexual intensa y recurrente derivada del empleo
de objetos inanimados o un gran interés específico por parte(s) del cuerpo no genitales, que se manifiesta
por fantasías, deseos irrefrenables o comportamientos.
B. Las fantasías, deseos sexuales irrefrenables o comportamientos causan malestar clínicamente
significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.
C. Los objetos fetiche no se limitan a prendas de vestir utilizadas para travestirse (como en el trastorno de
travestismo) o a artilugios diseñados específicamente para la estimulación táctil de los genitales (p. ej.,
vibrador).
Especificar:
Parte(s) del cuerpo
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Objeto(s) inanimado(s)
Otro
Especificar si:
En un entorno controlado: Este especificador se aplica sobre todo a individuos que viven en una institución
o en otros ámbitos en los que la oportunidad de dedicarse a comportamientos fetichistas es limitada.
En remisión total: No ha existido malestar ni problemas sociales, laborales, o en otros campos del
funcionamiento, durante al menos cinco años en los que el individuo ha estado en un entorno no
controlado.
Trastorno de travestismo 302.3 (F65.1)
A. Durante un período de al menos seis meses, excitación sexual intensa y recurrente derivada del hecho de
travestirse, y que se manifiesta por fantasías, deseos irrefrenables o comportamientos.
B. Las fantasías, deseos sexuales irrefrenables o comportamientos causan malestar clínicamente
significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.
Especificar si:
Con fetichismo: Si la excitación sexual se produce con tejidos, materiales o prendas de vestir.
Con autoginofilia: Si la excitación sexual se produce con pensamientos o imágenes de uno mismo como
mujer.
Especificar si:
En un entorno controlado: Este especificador se aplica sobre todo a individuos que viven en una institución
o en otros ámbitos en los que la oportunidad de transvestirse es limitada.
En remisión total: No ha existido malestar ni problemas sociales, laborales, o en otros campos del
funcionamiento, durante al menos cinco años en los que el individuo ha estado en un entorno no
controlado.
Otro trastorno parafílico especificado 302.89 (F65.89)
Esta categoría se aplica a presentaciones en las que predominan los síntomas característicos de un
trastorno parafílico que causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras
áreas importantes del funcionamiento, pero que no cumplen todos los criterios de ninguno de los
trastornos de la categoría diagnóstica de los trastornos parafílicos. La categoría de otro trastorno parafílico
especificado se utiliza en situaciones en las que el clínico opta por comunicar el motivo específico por el
que la presentación no cumple los criterios de ningún trastorno parafílico específico. Esto se hace
registrando “otro trastorno parafílico especificado” seguido del motivo específico (p. ej., “zoofilia”).
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Algunos ejemplos de presentaciones que se pueden especificar utilizando la designación “otro
especificado” son, entre otros, la excitación sexual intensa y recurrente que implica la escatología
telefónica (llamadas telefónicas obscenas), la necrofilia (cadáveres), la zoofilia (animales), la coprofilia
(heces), la clismafilia (enemas) o la urofilia (orina) que han estado presentes al menos durante seis meses y
que causan malestar importante o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del
funcionamiento. Otros especificadores que se pueden aplicar a otro trastorno parafílico especificado son en
remisión y/o en un entorno controlado.
Trastorno parafílico no especificado 302.9 (F65.9)
Esta categoría se aplica a presentaciones en las que predominan los síntomas característicos de un
trastorno parafílico que causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras
áreas importantes del funcionamiento, pero que no cumplen todos los criterios de ninguno de los
trastornos de la categoría diagnóstica de los trastornos parafílicos. La categoría del trastorno parafílico no
especificado se utiliza en situaciones en las que el clínico opta por no especificar el motivo del
incumplimiento de los criterios para un trastorno parafílico específico, e incluye presentaciones en las que
no existe información suficiente para hacer un diagnóstico más específico.
Las PARAFILIAS o desviaciones sexuales o trastornos de la inclinación sexual, consisten en una
desviación en aquello que es atractivo para el individuo. Se caracteriza por ser intensas y repetidas
necesidades o fantasías sexuales que implican objetos no humanos, sufrimiento o humillación propia o del
compañero, o niños o personas que no consienten. Tomando en cuenta esta concepción, exceptuando las
parafilias que involucran a los niños o a personas que no dan su consentimiento, podría objetarse que en
tanto no producen malestar estas prácticas no son patológicas, sin embargo existe un padecimiento
subjetivo el cual es condición para considerarlas un trastorno. En este punto, resulta esclarecedor agregar
los parámetros que aportan Harold Kaplan y Benjamín Sadock en su Sinopsis de Psiquiatría, para definir las
parafilias:24
-
son repetitivas y producen un intenso malestar a la persona.
-
La fantasía específica es el elemento patognomónico al que se asocia la excitación sexual y el
orgasmo, transformándose en una condición excluyente para el ejercicio del placer sexual.
-
Son conductas divergentes en el sentido de que quien las practica las oculta.
-
Los actos que de ella se derivan excluyen o dañan al otro, eliminando de la práctica sexual su
potencial de elemento unificador entre dos personas.
24 Kaplan H.& Sadock B. (2001) Sinopsis de Psiquiatría - Editorial Médica Panamericana
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Esto significa que algunas prácticas sexuales pueden disfrutarse de modo alternativo sin constituir
una patología (por ejemplo las prácticas BDSM, Bondage-Disciplina-Dominación-Sumisión-SadoMasoquismo) pero pueden tornarse patológicas si se convierten en condición excluyente para lograr la
excitación y el placer sexual. Es preciso diferenciar la preferencia por un factor de fantasía (sadomasoquista
en este caso), y la condición excluyente de la misma para el ejercicio de la función erótica.
Los aportes de Kinsey permitieron aceptar la diversidad de prácticas sexuales que hasta ese
entonces habían sido consideradas aberrantes, desviadas y hasta incluso ilegales según la legislación de
algunos estados (ejemplos de esas inclusiones son las relaciones sexuales extra matrimoniales, la
masturbación, el contacto oral-genital, etc.).
Esquema de las diversas instancias de padecimiento vinculadas a lo Sexual
Trastornos por dolor
T. D. Hipoactivo
Respuesta
sexual
Comportamiento
Sexual
Humano
Deseo
T. Aversión sexual
Excitación
T. E. Hombre/Mujer
Orgasmo
T. O. Hombre/Mujer
Disfunciones
sexuales
Resolución
Identidad y
rol genérico
- En la niñez
- En la adolescencia
y adultez
- No Esp.
Disforia de
Género
Identidad
sexual
Orientación
sexual
Parafilias
T.S.No Esp.
Stress x orientación
Sexual egodistónica
-
Exhibicionismo
Voyeurismo
Frotteurismo
Sadismo
Masoquismo
Paidofilia
Fetichismo
Fetichismo Travestista
No Esp.
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Desde entonces (1948) a la actualidad (2016) las diversidades sexuales humanas en prácticas,
identidades y orientaciones sexuales han podido encontrar paulatinamente su espacio social, cuestionando
y desdibujando progresivamente la rigidez de ciertos límites impuestos tanto desde las fuentes de la
medicina como desde los mandatos sociales, y se puede apreciar cómo la magnificencia del deber ser
pierde fuerza ante la inminente emergencia de las infinitas expresiones de la sexualidad que por ser
humana, no podría menos que desplegar su riqueza.
Han ganado visibilidad también modos alternativos de la sexualidad, minoritarios pero no
patológicos, que involucran tanto las formas de vincularse (Amor Libre, Parejas Abiertas, Poliamor,
Swingers) que se alejan de la normatividad monogámica social, e incluso de la heteronormatividad, dando
lugar a múltiples modos sexo-afectivos de relación, garantizados por la Declaración Universal de Derechos
Sexuales.
La Asociación Mundial para la Salud Sexual (WAS) es una organización internacional
multidisciplinaria integrada por sociedades científicas, organizaciones no gubernamentales y profesionales
en el campo de la sexualidad humana, que promueve la salud sexual a lo largo de toda la vida, y a través el
mundo mediante el desarrollo, la promoción y el apoyo de la sexología y los derechos sexuales para todos.
La Declaración de los Derechos Sexuales de la WAS fue originalmente proclamada en el 13er
Congreso Mundial de Sexología en Valencia, España en 1997. Posteriormente, en 1999, una revisión fue
aprobada en Hong Kong por la Asamblea General de la WAS y luego reafirmada en la declaración de WAS:
“Salud Sexual para el Milenio” (2008). La presente revisión de la declaración fue aprobada por el Consejo
Consultivo de WAS en marzo de 2014.
En el Día de la Salud Sexual 2014, la Asociación Mundial para la Salud Sexual (WAS) ha publicado
una Revisión de la Declaración de los Derechos Sexuales. Esta Declaración fue actualizada para responder
a las discusiones críticas que han estado ocurriendo en las Naciones Unidas en materia de derechos y
salud sexuales y reproductivos.
En abril de 2014, Esther Corona, representante mexicana de la Asociación Mundial para la Salud
Sexual (WAS) pronunció ante las Naciones Unidas un manifiesto en relación con la declaración revisada
de los derechos sexuales. Entre sus palabras se refirió a:
"… una amplia comprensión de la sexualidad como un aspecto central del hecho de ser humanos y que
abarca el sexo, las identidades y los papeles de género, la orientación sexual, el erotismo, el placer, la
intimidad y la reproducción". Continuó diciendo "La salud sexual requiere un enfoque positivo y respetuoso
hacia la sexualidad y las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener experiencias sexuales
placenteras y seguras, libres de coerción, discriminación y violencia."
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En la declaración revisada, la WAS proclama que las obligaciones de respetar, proteger y garantizar
los derechos humanos se aplican a todos los derechos y libertades sexuales y que éstos protegen los
derechos de todas las personas a ejercer y expresar su sexualidad así como a disfrutar de la salud sexual,
teniendo debidamente en cuenta los derechos de los demás. Los siguientes derechos sexuales se refieren a
la sexualidad de toda persona:
DERECHOS SEXUALES (2014 WAS)
1.
El derecho a la igualdad y a la no-discriminación
2.
El derecho a la vida, libertad y seguridad de la persona
3.
El derecho a la autonomía e integridad del cuerpo
4.
El derecho a una vida libre de tortura, trato o pena crueles, inhumanos o degradantes
5.
El derecho a una vida libre de todas las formas de violencia y de coerción
6.
El derecho a la privacidad
7.
El derecho al grado máximo alcanzable de salud, incluyendo la salud sexual que comprende
experiencias sexuales placenteras, satisfactorias y seguras
8.
El derecho a gozar de los adelantos científicos y de los beneficios que de ellos resulten
9.
El derecho a la información
10.
El derecho a la educación y el derecho a la educación integral de la sexualidad
11.
El derecho a contraer, formar o disolver el matrimonio y otras formas similares de relaciones
basadas en la equidad y el pleno y libre consentimiento
12.
El derecho a decidir tener hijos, el número y espaciamiento de los mismos, y a tener acceso a la
información y los medios para lograrlo
13.
El derecho a la libertad de pensamiento, opinión y expresión
14.
El derecho a la libre asociación y reunión pacíficas
15.
El derecho a participar en la vida pública y política
16.
El derecho al acceso a la justicia y a la retribución y la indemnización
“La WAS reconoce que las orientaciones sexuales, las identidades de género, las expresiones de
género y las diversidades corporales de todas las personas requieren la protección de los derechos humanos
y que todos los tipos de violencia, acoso, discriminación exclusión y estigmatización son violaciones a los
derechos humanos, y afectan el bienestar de los individuos, las familias y las comunidades”.25
25
http://www.diamundialsaludsexual.org/
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Conclusiones:
El ser humano ha desarrollado y sofisticado el modo de procesar la información que recibe del
entorno, en el afán de interactuar con el ambiente y con los otros seres humanos de una manera
conveniente a sus fines más elementales, que filogenéticamente hablando son la conservación de la propia
vida y la conservación de la especie. Pero como es evidente, la sexualidad humana no sólo tiene por
finalidad crear descendencia, sino comunicarse, unir y buscar concientemente el placer erótico.
La complejidad de sus fines y de las variables emocionales, cognitivas, sociales y fisiológicas en la
sexualidad humana, hacen que la tendencia a clasificar lo que no alcanzamos a entender se vea más
pronunciada en este ámbito…Y dado que la sexualidad sigue teniendo tanto un poder movilizador como
provocativo de las más fuertes resistencias, represiones, y estigmatizaciones, seguimos intentando agrupar,
clasificar, ordenar, tabular, categorizar (en lo posible dentro de dicotomías binarias, como mujer o varón,
heterosexual u homosexual, bueno y malo, etc.) y recategorizar hasta el infinito las conductas sexuales para
descansar en el remanso de la propia normalidad, construida a partir de la diversidad de los otros.
Sería deseable y un signo superlativo de evolución que la humanidad alguna vez califique menos y
disfrute más libremente de su sexualidad…Mientras tanto, los profesionales de la salud, educadores,
comunicadores sociales, funcionarios y activistas, tenemos la misión de acompañar las transformaciones
sociales, brindando información y aprendiendo, constantemente, a ser humanos.
Silvana Savoini
Psicóloga
Profesora Universitaria
Especialista en Sexología Clínica y Educativa
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