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Sobre los criterios de una intervención
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Sobre los criterios de una intervención
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Herramienta 7
Sobre los criterios de una intervención
Criterios de intervención
en la arquitectura tradicional
II. La reflexión y el proyecto
Fernando Vegas
Doctor arquitecto
Profesor del Departamento de Composición Arquitectónica en la
Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Valencia
(Universidad Politécnica de Valencia), España.
Camilla Mileto
Doctor arquitecto
Profesora del Departamento de Composición Arquitectónica en
la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Valencia
(Universidad Politécnica de Valencia), España.
Qué son los criterios de intervención
Cualquier tipo de estudio, por profundo y multidisciplinar que sea,
o cualquier metodología de intervención, por seria y rigurosa que
aparezca, no garantizan en absoluto una intervención correcta en
el proceso de rehabilitación arquitectónica, tanto monumental
como vernácula tradicional. Estudios previos de un edificio con un
tremendo grado de detalle en ocasiones se corresponden con
intervenciones posteriores que arruinan completamente la esencia
o tergiversan el carácter del mismo. Ejemplos de esta actitud
bienintencionada, pero a la postre culpable, abundan en la
disciplina de la restauración.
Esta circunstancia se verifica porque la disciplina de la
restauración no constituye una ciencia. Los estudios previos que
se aplican sobre el edificio provienen de las ramas más
avanzadas de la ciencia, que cada día nos permite acercarnos
más al conocimiento íntimo de la materia y de su historia. Pero
la ciencia termina en este punto. A partir de este momento, el
proyecto de rehabilitación pertenece a otro ámbito disciplinar
que no viene amparado por la credibilidad y la imparcialidad de
la ciencia.
El proyecto de rehabilitación constituye un salto en el vacío que
media entre este conocimiento científico y la efectiva recuperación
del edificio. Prueba de la ausencia de la causalidad científica en el
proyecto es el hecho de que un mismo estudio previo, realizado
con toda la exhaustividad y los medios disponibles a nuestro
alcance, puede alumbrar un variado abanico de proyectos de
intervención diversos, sin mayor relación entre sí que la de actuar
sobre un mismo edificio.
Entonces, ¿qué esperanza queda para la consecución de un
proyecto de restauración sensible con el objeto arquitectónico, si
todos los estudios previos y las metodologías de intervención de
este mundo no pueden garantizar la adopción de un rumbo
correcto para el proyecto de restauración? En este punto, aparece
la noción de los criterios de intervención que, en cualquier caso,
deben preceder al proyecto y guiar las acciones del proyectista.
Estos criterios de intervención permiten salvar el vacío descrito
entre el conocimiento y la recuperación concreta del edificio con
unas ciertas garantías de éxito.
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En ocasiones, la naturaleza termina por apropiarse de la arquitectura vernácula que
pasa a formar parte del entorno. Casa en la Pobleta de San Miguel (Castellón)
Los criterios preceden a los estudios previos. De hecho, no se debe
efectuar un estudio previo o aplicar una metodología determinada
como quien sigue mecánica o indolentemente una receta de
cocina para preparar un guiso. El proyectista emprende un
determinado estudio previo o sigue una metodología determinada
guiado siempre por estos criterios, que no son fruto del estado
mental o emocional del proyectista, sino corresponden a una
reflexión colectiva que va más allá de una voluntad personal. Los
criterios así entendidos no son arbitrarios, ni están sujetos al azar,
el capricho, las circunstancias o el libre albedrío del proyectista.
Los criterios de intervención no constituyen las opciones de
proyecto, no corresponden a imágenes o tipologías
predeterminadas, ni equivalen a las técnicas a emplear en el proceso
de intervención. Preceden al conocimiento del caso concreto del
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II. La reflexión y el proyecto
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edificio a restaurar y concretan únicamente sus últimos términos a
partir de las circunstancias particulares de cada caso.
Existen unos parámetros dentro de la disciplina de la restauración
que guían estos criterios como son las experiencias previas en
otros edificios con sus errores y sus aciertos, los debates realizados
durante la historia, las reflexiones teórico-prácticas de los maestros
de la disciplina... Esta reflexión sobre la necesidad de los criterios
de intervención como factor imprescindible y absolutamente
necesario en el proceso de restauración, incluso por encima de los
estudios previos de cualquier índole y de las metodologías más
rigurosas y avanzadas, sirve tanto para la arquitectura
monumental como para la vernácula.
Más aún, precisamente en la rehabilitación de la arquitectura
tradicional adquieren una mayor importancia estos criterios de
intervención puesto que, en múltiples ocasiones, la ausencia de
medios para la realización de estudios previos o la distancia
geográfica y cultural respecto de las más agudas metodologías
sancionadas por los teóricos de la disciplina, impide su aplicación
literal a los casos concretos más consuetudinarios. En este punto,
la claridad en los criterios en la intervención se hace más
imprescindible que una infraestructura de conocimiento y un
manual de fases de la acción.
La simple limpieza de un enlucido histórico de fachada puede conservar
todo el encanto de su materialidad, su textura y su pátina que desaparecerían
completamente en el caso de sustitución del enlucido. Antigua posada
de carreteros en Torrebaja (Valencia)
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Herramienta 7
Sobre los criterios de una intervención
Criterios de intervención en la arquitectura tradicional
Los criterios en la arquitectura tradicional
La arquitectura tradicional vernácula es aquella que nace ligada
íntimamente al paisaje, fruto de la sabia combinación inmediata
de la materia disponible en ese entorno según sistemas
constructivos y técnicas artesanales creados por la mano de sus
residentes en el transcurso de generaciones que responden a una
estricta funcionalidad. Similares condiciones ambientales generan
soluciones de arquitectura tradicional con lógicas semejantes,
pero aún así se podría afirmar que existen tantas familias de
arquitectura tradicional como entornos climáticos, materiales y
sociofuncionales.
El advenimiento de la industrialización ha cambiado
completamente las condiciones de producción de la arquitectura
popular que, con frecuencia creciente, no surge ligada a la materia
prima del entorno, sino a los materiales de construcción
comerciales. En muchos rincones del globo, la arquitectura
tradicional ha dejado de existir como fenómeno activo. En el resto
del mundo, la arquitectura tradicional sobrevive ligada al
aislamiento y la escasez de medios, pero es previsible su abandono
como alternativa a corto y medio plazo, por lo que conviene
contemplar desde hoy mismo su conservación.
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Herramienta 7
Sobre los criterios de una intervención
Criterios de intervención en la arquitectura tradicional
En general, dadas las dificultades para reproducir hoy en día la
espontaneidad y la naturalidad de los constructores de la
arquitectura tradicional, conviene su conservación, puesto que
no está en nuestra mano la generación de nuevos ejemplos. El
parque de construcciones tradicionales ha llegado en muchos
lugares a su cima y, de ahora en adelante, sólo puede perder
población, nunca ganar.
Dentro del abanico de posibles criterios de restauración de esta
arquitectura en vías de extinción, desde el momento en que en
muchos casos ha dejado de reproducirse como especie, existen
unos sencillos parámetros a tener en cuenta que permitirían una
generosa prolongación de su vida útil al tiempo que
salvaguardarían su integridad:
La materia
La materia de la arquitectura tradicional debe conservarse en la
medida de lo posible. La materia debe ser doble objeto de
protección puesto que refleja dos factores de la arquitectura
tradicional: su constitución o masa que la integra, y su carácter,
expresado a través de su superficie externa. La piedra levemente
erosionada o salpicada de líquenes, la madera de superficie
venosa, los enlucidos interiores y exteriores, los cañizos trenzados,
los muros de tapial, etc. constituyen el envoltorio externo e
interno de la casa y su transformación arrastra consigo gran parte
del carácter de la arquitectura tradicional.
La arquitectura tradicional tiene tanta probabilidad de sobrevivir a
un proceso de rehabilitación, cuanto cuidado y delicadeza se
puedan observar a la hora de sustituir su materia y ocultar sus
superficies. Evidentemente, la rehabilitación de la vivienda a
estándares contemporáneos deberá encontrar un compromiso
entre las necesidades de habitabilidad y conservación de la
materia.
La materia fue manufacturada por sus constructores y, a falta de
conocimiento de las técnicas vernáculas, es necesario conservarla
por la naturalidad, la espontaneidad y las trazas de la acción
constructora de antaño. La existencia de cubiertas vegetales (paja,
juncos, corteza...) obliga a una sustitución periódica del mismo
por el carácter perecedero de este material, tal como ha venido
sucediendo desde tiempos remotos. En estos casos, la inclusión de
un protector impermeabilizante extra bajo la capa vegetal
coadyuva a su mantenimiento y dilata el periodo entre cada
sustitución.
Otra opción en este caso menos recomendable pero aceptable
consiste en reemplazar la cubierta vegetal por otro tipo de
cubierta tradicional de mayor durabilidad, generalmente tejas.
Este tipo de transformaciones han tenido lugar desde siempre en
la arquitectura tradicional y han proliferado especialmente en los
últimos tiempos de existencia de la arquitectura tradicional. Es
siempre preferible un híbrido de arquitectura vernácula a la
desaparición completa de la misma.
II. La reflexión y el proyecto
Las superficies de la construcción tradicional se pueden ver
afectadas de múltiples formas, entre las cuales, la adición de
aislamiento térmico al interior de los cerramientos, la realización
de rozas para paso de instalaciones con posteriores enlucidos
cubrientes, el cambio de distribución del edificio... Se trata de
cambios sin duda necesarios, pero su aceptación indiscriminada y
generalizada terminan por transformar globalmente el aspecto de
la arquitectura tradicional. Se debería encontrar un compromiso
entre la conservación de estas superficies que brindan el carácter
a la construcción con la inclusión de las nuevas instalaciones, a
través de la búsqueda de soluciones lo más inocuas posibles para
la materialidad de la arquitectura tradicional.
Los nuevos materiales a introducir en la rehabilitación deben ser
compatibles con la construcción existente, no sólo a nivel físico,
sino también químico y, sobre todo, conceptual. Así, por ejemplo,
en el caso de añadir una capa impermeabilizante o una capa
aislante extra bajo el manto protector vegetal, cerámico, arcilloso
o pétreo de una cubierta, éstos deben de ser transpirables para
evitar que se produzcan condensaciones en el interior o,
eventualmente, permitir la evacuación del vapor de agua a través
de respiraderos de diversa índole.
n el caso de tener que enlucir las superficies externas o internas de
la casa por algún motivo imperioso que justifique la pérdida de la
calidad o la vibración de estas superficies tradicionales el mortero
a emplear debe caracterizarse no sólo por su transpirabilidad, sino
también por su deformabilidad. Un ejemplo claro puede ser el
siguiente: el mortero de cemento, por lo general, es la peor
mezcla que se puede emplear en el enlucido interno o externo de
un cerramiento. Esta afirmación se debe a dos razones: su falta de
transpirabilidad y su excesiva rigidez respecto a los muros
El carácter de la arquitectura se refleja a través de su superficie externa. Por este
motivo, conviene medir los efectos de nuestra intervención sobre la misma. Detalle
de una fachada en la Pobla de Benifassà (Castellón)
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tradicionales, cualesquiera sean sus componentes materiales, de
manera que termina por arruinarlos.
Al hilo de esta cuestión, se puede afirmar también como regla
general que los enlucidos de reparación de cualquier tipo a aplicar
sobre muros tradicionales (tapial, adobe, piedra, ladrillo,
entramados...) deben tener menor rigidez que el material que
están cubriendo, como tradicionalmente ha sucedido en la
arquitectura vernácula. De esta manera, se garantiza la integridad
de la fábrica en un futuro, dado que antes cae el material
aplicado, que el muro que lo sostiene y al que cubre.
Los materiales empleados en la rehabilitación de la arquitectura
tradicional han de ser también compatibles con la salud de los
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Herramienta 7
Sobre los criterios de una intervención
Criterios de intervención en la arquitectura tradicional
residentes en la misma. El carácter sostenible y ecológico que
ostenta la arquitectura tradicional por definición no debe ser
anulado o ensombrecido por la inclusión de nuevos materiales que
entren en conflicto con la filosofía natural y la saludabilidad de los
materiales existentes.
La estructura
La materia es a la carne de la misma manera que la estructura es
a los huesos de la arquitectura. El armazón sustentante de la
arquitectura tradicional nace de la optimización de los recursos
locales y normalmente responde a las características seculares
derivadas su material constitutivo, el subsuelo donde se asienta y
los eventuales meteoros y movimientos telúricos si los hubiera.
Según John Warren, existen tres opciones posibles en la
rehabilitación de la estructura de la arquitectura tradicional: la
reparación, el refuerzo o la sustitución. Los elementos
estructurales pueden ser vigas, viguetas o correas de madera,
machones, una fábricas de mampostería, adobe, tapial... Veamos
el significado de estas tres opciones a través del ejemplo de una
viga de madera.
La reparación consistiría en el corte de una zona podrida de una
viga lígnea y su sustitución por una prótesis de madera nueva. La
trascendencia del concepto de reparación de la estructura radica
Sustitución de la cubierta vegetal de una barraca tras un incendio vandálico.
Barraca La Genuina en Pinedo (Valencia)
Aunque no sea recomendable, siempre es preferible la sustitución de la cubierta
vegetal en un edificio por otro tipo de cubierta del mercado antes que demoler
completamente el edificio. Barraca Ricart-Navarro en Pinedo (Valencia)
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La reparación de vigas mediante prótesis realizadas a medida permite conservar
gran parte de la materialidad original del edificio. Iglesia de la Pobla de Benifassà
(Castellón)
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Sobre los criterios de una intervención
Criterios de intervención en la arquitectura tradicional
en que no sólo se conserva la materialidad, sino también el
sistema estructural original se mantiene en uso. En este caso, el
material de nueva aportación debe ser armónico con las
preexistencias y poder distinguirse en caso necesario.
El refuerzo de una viga débil consistiría en la inserción de
elementos de ayuda o sostén, como ha sido tradicionalmente el
caso del hierro. Aparece cuando es necesario incrementar la
resistencia o las prestaciones de la arquitectura. La reparación
mantiene la resistencia original del edificio, mientras que el
refuerzo la aumenta, por razones de cambio físico, nueva
legislación o destino del edificio. En este caso, se debería evitar el
protagonismo del refuerzo sobre la estructura original.
Un refuerzo postesado de una viga de madera flechada puede revitalizarla hasta tal
punto de poseer mayor resistencia que en el momento de su construcción original.
El museo enológico de la Puebla de San Miguel (Valencia) realizado en un antiguo
lagar de la localidad ha demostrado perfectamente su compatibilidad con la
función previa.
II. La reflexión y el proyecto
A diferencia de la reparación y el refuerzo, la sustitución de una
viga u otro elemento constructivo, aunque sea copia del anterior,
no conservaría la materialidad de la fábrica original. Cuanto más
reducida sea la proporción de los elementos sustituidos, más
delicada será la opción con la arquitectura tradicional. En este
caso, se debe procurar al menos la conservación del principio
estructural del edificio que posee tanta importancia como su
materialidad.
A este respecto, se puede comprobar que las exigencias de la
normativa actual en materia de estructuras o de resistencia
antisísmica pueden ser afrontadas de dos maneras
diametralmente opuestas. Si se ignora la estructura existente y se
confía el cumplimiento de la normativa a un forjado de hormigón
armado colaborante o no, se está tergiversando gravemente el
principio estructural tradicional. Las estructuras tradicionales
suelen ser de carácter claramente isostático, de modo que la
introducción de un material como el hormigón armado con su
carácter hiperestático rigidiza el conjunto y se convierte en una
amenaza latente para la pervivencia de la casa, por su peso
añadido, su falta de flexibilidad y su inaptitud sísmica en la
arquitectura tradicional.
Si simplemente se mejora la resistencia de la estructura existente
con refuerzos metálicos o lígneos adecuados que colaboren con
ella para superar esta normativa, se está manteniendo el principio
estructural que caracteriza al edificio original, al tiempo que se
está coadyuvando a su resistencia estructural para alcanzar los
objetivos requeridos. Estos refuerzos realizados en seco poseen
además una perfecta compatibilidad con la estructura existente, al
contrario de los refuerzos líquidos como el hormigón, que
provocan daños irreparables en la madera de las vigas, viguetas y
La consolidación en seco de un forjado de madera y yeso permite evitar los daños
irreparables que provoca la conocida capa de compresión sobre el mismo. Edificio en
el barrio marítimo de Valencia.
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II. La reflexión y el proyecto
entablados o en el yeso de los forjados, que se convierten en pasto
de los insectos, los hongos o la pudrición, además de menoscabar
su resistencia intrínseca.
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La función
El criterio fundamental ya enunciado en los primeros tiempos de
la disciplina de la restauración es el siguiente: la arquitectura
tradicional como la monumental debe poseer una función para
garantizar su existencia futura. Para ello, será necesario adaptar el
edificio a los estándares de la vida contemporánea.
Previamente, se debe realizar la comprobación razonada de la
compatibilidad de la antigua y la nueva función y la constatación
prudente de que no se está sobreexplotando la superficie útil del
edificio por encima de su capacidad natural. En ambos casos, la
restauración tiene muy pocas probabilidades de llegar a buen
término, incluso en el caso de actuar con todas las precauciones y
la sensibilidad que se están describiendo.
Si se trata de una vivienda, ésta debe reunir las mismas
condiciones de habitabilidad que las exigidas a una vivienda de
nueva planta. Esto es, se requiere aislamiento acústico y térmico a
los niveles requeridos por la normativa, ventilación y iluminación
trámite el acristalamiento de las ventanas en el caso de que no
exista, perfecta impermeabilización de cubierta, existencia de
cocina, baño y posiblemente de calefacción si ésta fuera necesaria.
En todos estos requerimientos, es posible que sea necesario un
acuerdo de compromiso que permita una cierta flexibilidad de
interpretación de la normativa, partiendo de las condiciones
preexistentes de la casa. La ampliación de una ventana en aras de una
mejor ventilación y/o iluminación puede arruinar la fachada exterior
del edificio y, por ello, conviene sopesar todas las posibilidades
existentes de distribución y cumplimiento de la normativa, antes de
violentar la fachada exterior del edificio tradicional.
La adecuación funcional de la vivienda tradicional a estándares
contemporáneos adquiere una especial trascendencia en el
capítulo de las telecomunicaciones, puesto que la difusión de las
comunicaciones electrónicas y la proliferación creciente del
concepto del teletrabajo reclaman la decidida incorporación de
estos nuevos medios de información y comunicación dentro del
edificio a restaurar.
La musealización de un edificio tradicional sólo posee sentido si la
función para la que fue creado ha muerto ya. Se trata de una
opción posible y plausible sino existen otras alternativas más
activas de utilización. Pero esta musealización no puede
extenderse al conjunto del asentamiento tradicional. No se debe
musealizar todo un pueblo porque acabaría por convertirse en una
suerte de parque temático artificial o escenario teatral, por mucho
que las construcciones fueran reales y no de cartón-yeso, como es
habitual en ambos casos. Se pueden musealizar algunos edificios
tradicionales del pueblo, al tiempo que el resto del tejido
residencial puede mantener su función habitativa consuetudinaria.
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Herramienta 7
Sobre los criterios de una intervención
Criterios de intervención en la arquitectura tradicional
Relación con el entorno
El proyecto de restauración debe estar atento a respetar y
conservar esta relación, que es biunívoca en el caso de la
arquitectura tradicional. La imagen externa de la arquitectura
tradicional posee una relación íntima con el paisaje que le rodea,
puesto que su escala, su materia, su color y su textura se han
extraído directamente de él. La arquitectura tradicional requiere la
conservación del entorno para justificar su constitución y su
presencia y el entorno exige la conservación de la única
arquitectura con garantías completas de compatibilidad con él,
esto es, la arquitectura tradicional que ha alumbrado de sus
entrañas.
El criterio que apunta a la conservación de la imagen no responde
a un sentimiento bucólico o nostálgico del ambiente de la
arquitectura tradicional, que pretendiera la congelación del
mundo en el estado primigenio de un momento o época
determinada. La imagen de la arquitectura tradicional y, por
extensión, de los asentamientos tradicionales posee unos valores
relativos a su dimensión y escala humana, su integración con la
naturaleza y su aplicación inconsciente ante diem de principios de
la arquitectura ecológica, que se deben reconocer y saber apreciar.
Por esta razón, la restauración de esta arquitectura tradicional
debe respetar el criterio de conservación de su imagen habitual,
puesto que ésta ha sido el fruto de la decantación secular de un
aprovechamiento óptimo de los materiales y las técnicas
constructivas de la localidad. En el caso de necesitar la
incorporación de algún anexo o edificio de nueva planta en un
entorno de estas características con fuerte presencia de la
arquitectura tradicional se debe tender a una integración de
volumetría, color y textura que permita pasar desapercibida a esta
nueva presencia en el conjunto del asentamiento.
De nada sirve restaurar los edificios individuales si el entorno se altera simultánea e
irremisiblemente. Raro encuadre de Ademuz que muestra la integración de la
arquitectura en la ladera de la montaña.
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Sobre los criterios de una intervención
Criterios de intervención en la arquitectura tradicional
El criterio que sugiere la conservación del entorno no se
corresponde igualmente con una actitud reaccionaria, utópica o
romántica frente al paisaje natural, sino a la voluntad de la
preservación del paisaje natural que vio nacer la arquitectura
tradicional objeto de restauración. Esta conservación del entorno
es seguramente compatible con una explotación razonada de los
medios y recursos naturales, que no sólo tenga en cuenta el
beneficio neto económico, sino también la economía entendida
en el sentido más amplio y global del término, considerando otros
factores como la cultura, la historia, la sostenibilidad, la ecología o
la identidad.
La restauración de la arquitectura tradicional no puede plantearse
de manera independiente al margen de su entorno o del paisaje
que la vio nacer. La preservación primorosa de un objeto
arquitectónico al margen de su contexto histórico y cultural por
excesiva transformación del mismo es siempre encomiable pero
insuficiente desde el punto de vista de la conservación integral de
la arquitectura tradicional.
La puesta en obra
Los criterios de actuación en el ámbito de la restauración de la
arquitectura tradicional no sólo deben estar presentes antes de
comenzar el estudio previo o durante la redacción del proyecto
como se ha señalado anteriormente, sino que deben acompañar
al técnico en la ejecución de la obra de restauración. La puesta en
obra de todos los estudios y las ideas recogidas en el proyecto
puede verificar todos los esfuerzos vertidos en este proceso o
también puede desbaratarlos con facilidad. Por esta razón, conviene
no bajar la guardia durante el proceso de ejecución de la obra.
Tres son los frentes principales que debe atender un técnico en la
puesta en obra del proyecto: el edificio, el obrero y los procesos.
II. La reflexión y el proyecto
No se debe perder de vista en ningún momento el edificio
tradicional durante el proceso de restauración, porque es posible
que durante el mismo aparezcan nuevos datos que el estudio
previo no había llegado a dilucidar, surjan novedades no previstas
en el proyecto o correcciones y matices a contemplar en la obra.
El mejor y más elaborado de los proyectos no puede prever todas
las incidencias que surgen en la obra de restauración pero cuanto
más se ha profundizado en el desarrollo de un proyecto, mayores
garantías de buen resultado se auguran y menos problemas
aparecen. El criterio en la restauración de la arquitectura
tradicional debe ser por tanto un atento seguimiento de obra
después de una reflexión o elaboración exhaustiva del proyecto
que permita responder a los imprevistos de obra.
El obrero, como actor de la puesta en obra de la restauración,
debe ser cómplice del técnico en los objetivos de la intervención
porque, de otra manera, difícilmente podrá involucrarse en una
óptima consecución de la obra. Es importante invertir el tiempo
necesario en la explicación de los detalles y su razón de ser, así
como de la meta global perseguida por la restauración. En
ocasiones, se debe incluso explicar al obrero y convencerle de la
bondad de algunos procesos y técnicas de construcción no
habituales en su modo de proceder, pero necesarias para la
restauración de la obra. Es fundamental por tanto la selección de
un obrero para la obra que si no conoce los procesos a emplear en
la obra, al menos, esté abierto a escuchar y se pueda adaptar con
flexibilidad a las disposiciones dictadas por el técnico.
Los procesos de construcción poseen una gran importancia en el
aspecto final de la obra restaurada. La arquitectura tradicional se
caracteriza precisamente por su carácter artesanal, espontáneo,
natural, rico en texturas y matices humanos. La aplicación
indiscriminada y directa de soluciones industriales al uso puede
arruinar este carácter espontáneo. Por esta razón, es importante
reelaborar todas estas soluciones y adaptar su composición,
aplicación y uso a la arquitectura tradicional. Se trata de digerir estas
soluciones comerciales o industriales a través de un proceso donde el
criterio del proyectista debe poder asimilarlas, mejorarlas, hibridarlas
y transformarlas para que su irrupción en el frágil entorno y materia
de la arquitectura tradicional sea silenciosa, discreta y respetuosa con
este delicado carácter intangible que posee.
El proyecto
Los criterios planteados en el proyecto deben arrastrarse y aplicarse en la puesta en
obra, que constituye la verdadera prueba de fuego de estas ideas de partida. Casa
tradicional en Sesga (Valencia)
Cuando la realización física de todos o algunos de estos estudios
no es posible por falta de medios a disposición, al menos sí se
deben considerar y aplicar visual y mentalmente en la observación
previa del edificio tradicional para evitar que el proyecto adopte
un camino equivocado. Dejando aparte los estudios
complementarios que requieren de profesionales especializados,
por ejemplo, si no se realizan físicamente los planos a escala del
cuadro fisurativo, el levantamiento material o sus patologías, sí
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que se pueden observar, anotar o marcar en fotografías y, sobre
todo, tener en cuenta dichos datos en el proyecto. Es decir, la
ausencia de medios de cualquier tipo para la ejecución reglada,
oficial y escrupulosa de estos estudios no exime de su realización
siquiera como recorrido mental y metodológico necesario previo al
proyecto de restauración.
No es lo más habitual, pero puede suceder, que la realización de
un estudio previo muy exhaustivo del edificio o la extracción de
conclusiones precipitadas sobre el funcionamiento estructural del
mismo, sus problemas constructivos y patologías diversas, puede
dar alas al proyectista para creerse capacitado para perfeccionar la
historia del edificio, añadirle puntos finales o corregir supuestos
defectos. Por ello, el camino hacia el conocimiento que representa
el estudio previo debe ir siempre acompañado de humildad,
respeto y prudencia, las mismas virtudes que deben guiar
posteriormente el desarrollo del proyecto.
El proyecto de restauración de un edificio tradicional debe buscar
el difícil equilibrio entre la conservación de la mayor parte de
materia posible y la adecuación funcional del edificio a los
estándares actuales de habitabilidad. El presupuesto de
conservación de la materia afecta no sólo a la constitución del
edificio que, dentro de lo posible, debe mantener la dignidad de
su función estructural y constructiva, sino a sus superficies
externas e internas que transmiten todo el carácter del edificio
tradicional al observador y el habitante.
Tipos de proyectos. Existen fundamentalmente tres tipos de
proyectos de rehabilitación de un edificio tradicional desde el
punto de vista de su uso: (1) aquellos que mantienen la función
original del edificio, (2) aquellos que la transforman en otra
función activa y (3) aquellos que musealizan la construcción
tradicional. Aun considerando como dato de partida un equilibrio
adecuado entre las superficies del edificio tradicional y un nuevo
programa que no especule con un aprovechamiento abusivo del
edificio, cada una de estas opciones puede evitar o provocar
conflictos diversos en la rehabilitación del edificio tradicional.
Los proyectos que mantienen la función original del edificio tienen
mayores garantías de evitar conflictos. Si se está rehabilitando una
vivienda tradicional para adaptarla a una vivienda contemporánea
o una antigua venta de carreteros para posada rural, en esencia,
se deberán incorporar de la manera más discreta posible las
instalaciones características de los estándares actuales de
habitabilidad (electricidad, fontanería, sanitarios, cocina,
calefacción...) y mejorar dentro de lo posible la impermeabilización
y el aislamiento térmico, acústico de la construcción.
Los proyectos que transforman la función original del edificio en
una completamente diversa deben estar atentos a no violentar el
edificio tradicional en su complexión, distribución y filosofía. Por
ejemplo, la transformación de una almazara o una antigua
destilería en apartamentos puede amenazar los grandes espacios
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Sobre los criterios de una intervención
Criterios de intervención en la arquitectura tradicional
internos y la fenestración de estos edificios tradicionales por la
necesidad de fragmentación de los mismos. En este caso, la
afección que pueden generar las instalaciones, la
impermeabilización y el aislamiento no tiene parangón con el
daño que puede provocar el forzamiento de la concepción original
de estos edificios pensados para otros fines.
Por último, los proyectos que musealizan una construcción
tradicional poseen la ventaja de adaptarse fácilmente en su
distribución y necesidades funcionales a las preexistencias, sin
necesidad de forzarlas o violentarlas. Por ejemplo, muerta la
función original, la rehabilitación de un molino o un lagar con
fines expositivos y etnológicos respeta la complexión del edificio y,
al menos, evoca su antiguo destino. Los problemas en este caso
pueden venir de las exigencias de una normativa de uso de
espacios públicos que no muestre una cierta flexibilidad frente a la
consideración del edificio existente y pretenda la aplicación
mecánica y escrupulosa de todos sus apartados.
Cumplimiento de la normativa. Uno de los problemas más
difíciles de resolver en la adecuación funcional de un edificio
tradicional para uso contemporáneo es, en efecto, el
cumplimiento de la normativa vigente en materia de
habitabilidad, accesibilidad, incendios... En algunos países,
estas normativas muestran una gran comprensión, respeto y
flexibilidad frente a los edificios existentes, dando una cierta
precedencia a su complexión histórica frente a las exigencias
de la normativa. En otros, se exige escrupulosamente dicho
cumplimiento, con independencia de que se trate de un
edificio antiguo o uno de nueva planta.
Todas estas exigencias de la normativa pueden tener solución
pero el proyectista deberá aplicar todo su esfuerzo e
imaginación en encontrar aquellas opciones que menos
afecten al edificio en su complexión original. Cuando éstos
no sean suficientes, deberá empeñar toda su capacidad de
razonamiento en convencer a las autoridades de la
necesidad de conservación de algunas características del
edificio, o en convenir un compromiso de conservación con
ligeras transformaciones que supla el incumplimiento total
de la normativa.
Por ejemplo, la barandilla de un balcón demasiado baja
puede evitar su sustitución con un ligero suplemento
superior. La accesibilidad de una escalera doméstica se
puede mejorar con una redistribución racional o compensada
de los peldaños existentes. En el caso de una escalera en un
local con afluencia pública es posible que sea imposible de
resolver con la escalera tradicional y se deba crear una nueva
escalera según la normativa, pero en este caso se puede
conservar la antigua como escalera añadida junto a la nueva.
Al contrario de lo que pueda parecer, la madera empleada en
gran parte de las estructuras horizontales de las
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Sobre los criterios de una intervención
Criterios de intervención en la arquitectura tradicional
construcciones tradicionales es un material magnífico frente
a un posible incendio, siempre que posea la suficiente
sección para permitir el desalojo seguro de los ocupantes del
edificio en un tiempo determinado, aspecto que constituye
la base de todas las normativas antiincendio. En el caso de
que no posea dicha sección, bastaría con suplementarla para
que alcanzara la resistencia al fuego requerida por la
normativa.
La falta de iluminación o ventilación de algunos espacios se
puede resolver con ventanas integradas en la pendiente de la
cubierta, portones dobles con cristal interior incorporado,
extractores mecánicos... La apertura de una puerta de
evacuación hacia el exterior en el caso de un edificio público
puede resolverse modificando los herrajes o cambiando el
quicio de lugar. Y así, un largo etcétera de alternativas
posibles que permiten la conservación de gran parte de la
materia y el espíritu de la casa.
Distribución de los espacios. La nueva distribución del proyecto
de restauración del edificio debe tener en cuenta, ante todo, la
existencia de la distribución previa del edificio y tratar de
II. La reflexión y el proyecto
adaptarse en lo posible a la lógica de su antiguo funcionamiento
para evitar violentar su complexión.
En ocasiones, se deberá reconocer, preferiblemente en la fase del
estudio previo, la incompatibilidad del edificio para asumir la
función que se había pensado inicialmente bien por falta de
espacio o fenestración disponible, bien por abuso de
aprovechamiento en la compartimentación de sus espacios
internos.
El mantenimiento dentro de lo posible de la distribución existente
coadyuva en todo caso a la economía de la intervención que evita
la demolición superflua de paredes, escaleras y otros elementos y
la nueva construcción de los mismos desplazados de lugar,
además de permitir el mantenimiento del carácter de los espacios
interiores del edificio.
Elección de materiales. La elección de los materiales nuevos a
incorporar en el proyecto de restauración del edificio tradicional
debe tener en cuenta con gran atención y delicadeza el
cromatismo y la textura de los materiales existentes. El proyecto de
restauración siempre implica la incorporación de un porcentaje de
materiales nuevos a la construcción tradicional. Si el objetivo de la
Sección del proyecto de restauración de una antigua posada de carreteros
en Torrebaja (Valencia), donde se ha procurado conservar el encanto espontáneo
vernáculo del edificio e introducir todas las funciones derivadas de un uso
hostelero actual.
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II. La reflexión y el proyecto
restauración apunta por encima de todo a la recuperación del
edificio, dicho porcentaje deberá ser pequeño dentro de la
necesidad y discreto en su presencia dentro de lo posible.
Esta compatibilidad se consigue a través de la elección delicada de
los materiales (la madera, el árido del mortero, el empasto de la
cerámica...) y de la textura de sus superficies, puesto que la
irrupción de acabados lisos y materiales mecanizados en el ámbito
de un edificio tradicional puede provocar un impacto de difícil
convivencia con las preexistencias. Se trata de un ejercicio de
reflexión y elección que no implica ningún coste añadido.
7
El paso de las instalaciones. El paso de las instalaciones, cada
día más voluminoso e invadente, puede provocar un gran impacto
en la construcción tradicional si no se está atento a una
integración discreta de las mismas. Las instalaciones de
electricidad, fontanería, telecomunicaciones, iluminación,
calefacción, etc. se han convertido en los intestinos de un edificio
contemporáneo, con una longitud y una presencia que requieren
una gran cantidad de espacio. La elección entre las diversas
alternativas que brinda el mercado para encontrar la más
adecuada a las condiciones y el carácter del edificio existente
constituye el primer paso a adoptar para aspirar a una
compatibilidad.
Posteriormente, existen dos opciones claras de ubicación: dejar las
instalaciones vistas parcial o totalmente, u ocultarlas dentro de lo
posible. En el primer caso, la elección de soluciones elegantes,
materiales nobles, la integración cromática o su ubicación por
encima del plano de iluminación puede contribuir a una convivencia
adecuada de las mismas en el interior del edificio tradicional. En el
segundo caso, el doblado de determinados muros o paredes a veces
simultáneo a la necesidad de incrementar el aislamiento térmico, la
creación de falsos suelos, el paso bajo anaqueles, estanterías o
bancadas de cocina, etc., permite la incorporación oculta de las
instalaciones sin afectar al interior del edificio.
En ambos casos, una buena dosis de esfuerzo, reflexión e
imaginación en colaboración con los instaladores especializados
puede aportar las soluciones más adecuadas para respetar el
carácter del edificio, sin que necesariamente se incremente el
presupuesto de la restauración del mismo.
La economía de la intervención. Una reflexión inicial y la
eventual elaboración de estudios previos evita futuras
equivocaciones en el proyecto y en la obra, correcciones de
rumbo, rectificaciones, demoliciones y reconstrucciones
innecesarias. A la postre, este planteamiento inicial razonado o el
estudio previo al proyecto están revirtiendo en la economía de la
intervención. En la restauración de la arquitectura monumental y,
con mayor razón, la arquitectura tradicional se requiere un mayor
esfuerzo de análisis y pensamiento durante el proyecto que
después suele evitar mayores gastos durante la obra.
264
Herramienta 7
Sobre los criterios de una intervención
Criterios de intervención en la arquitectura tradicional
La conservación de la arquitectura tradicional como se está
planteando en estas páginas puede ser acusada de romanticismo,
y es posible que esta afirmación contenga parte de verdad. Pero la
conservación de la arquitectura tradicional posee sobre todo una
vertiente netamente económica, puesto que el mantenimiento de
las fábricas, forjados, cubierta y otros elementos de la
construcción revierten en un aprovechamiento óptimo de los
recursos heredados que simplemente se conservan o se refuerzan,
en detrimento de soluciones más caras como son la sustitución
generalizada de los elementos. Además, asociada a esta vertiente
económica, existen otros aspectos como son el carácter sostenible
por definición de esta arquitectura, sus virtudes ecológicas o su
voluntad bioconstructiva, todos ellos aspectos reclamados en la
actualidad por un gran número de técnicos y futuros propietarios
de casas.
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Herramienta 7
Sobre los criterios de una intervención
Los desafíos técnicos
de la rehabilitación de viviendas
II. La reflexión y el proyecto
Michel Polge
Arquitecto urbanista en jefe, del Estado
Director Técnico de la Agencia Nacional de la Vivienda (ANAH),
Francia.
Rehabilitar no es tan sólo salir de un estado de decrepitud, no tan
sólo recuperar su estado, sino también mejorarlo. Los problemas
técnicos son de diferentes tipos. La construcción tradicional
presenta:
Patologías intrínsecas:
La humedad, problema recurrente de la rehabilitación: las
remontas por capilaridad. La humedad está también ligada a
infiltraciones clásicas a causa de la envolvente del edificio, por
un confinamiento demasiado grande que puede estar ligado a
aislamientos mal diseñados, por prácticas de mantenimiento no
adecuadas (limpieza de las viviendas con agua demasiado
abundante). De forma general, la porosidad de los materiales
de construcción antiguos, combinada con la ausencia de
dispositivos de barreras de estanqueidad entre elementos
constructivos, crea un aporte constante de humedad que es
agravado por una ventilación inadecuada. Las consecuencias
negativas para el edificio son evidentes, las consecuencias para
los habitantes no son menos reales, más allá de la falta de
confort.
Las carencias de materiales: la arquitectura tradicional está
construida a partir de los recursos locales, por tanto si éstos son
de mediocre calidad, las necesidades en reparación serán
múltiples (patología de la piedra, de los ladrillos mal cocidos,
etc.).
Los ataques tradicionales a la madera: termitas, hongos de
pudrición, carcomas, etc., antes de que se inventaran los
tratamientos de la madera, y sabiendo que dichos tratamientos
plantean problemas para el medio ambiente (por este motivo
los tratamiento organoclorados han sido abandonados en
Francia).
Especialmente, la presencia de pinturas al plomo conlleva un
riesgo importante de saturnismo, particularmente para los
niños, e impone unas condiciones de trabajo muy particulares.
Las cañerías de plomo, también tienen incidencia en el
problema de saturnismo.
Aun se podrían citar otros aspectos, como por ejemplo las
emanaciones de gas radón, peligroso para la salud de los
ocupantes (el radón es un gas natural radioactivo cancerígeno
expulsado por ciertas rocas –granito, basalto, etc. – que pone
en peligro la salud de los habitantes cuando las precauciones
de ventilación y de aislamiento no se han tomado en cuenta).
7
Beirut, Líbano.
Patologías debidas a intervenciones inadecuadas, a menudo
vinculadas al empleo sin precauciones de materiales o de
procedimientos técnicos modernos: por ejemplo, el empleo de
revestimientos de cemento sobre fachadas humedecidas por
capilaridad sin tratar al mismo tiempo este problema. También
podríamos hablar del amianto, producto natural cuyo empleo se
ha revelado muy peligroso para la salud. Podemos también hablar
de intervenciones más clásicas que han desorganizado las
estructuras: la más habitual es la supresión de piezas de
carpintería (tirantes…) para ganar una verdadera habitabilidad de
las buhardillas, apeo estructural que suprime la triangulación
original.
Necesidades de instalación de equipamientos de confort
inicialmente no concebidos: cuartos de baño, calefacción racional,
energía, etc. Incluso en aquellos países donde la rehabilitación es
hoy en día un fenómeno antiguo, este tema sigue siendo una
prioridad para una gran parte del parque de viviendas.
Cuestiones técnicas ligadas a la salud de las personas.
Algunas ya se han mencionado anteriormente. Los defectos de
calidad del aire interior provocan enfermedades respiratorias,
alergias, etc. La adaptación a personas ancianas o discapacitadas
es un gran desafío en la adaptación de viviendas debido a las
evoluciones demográficas y al aumento de la esperanza de vida.
Un nuevo factor que actualiza el tema de la movilidad reducida del
número de ocupantes es por tanto el tema de la accesibilidad a la
vivienda y dentro de la vivienda
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II. La reflexión y el proyecto
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Cuestiones técnicas ligadas a la seguridad.
En primer lugar podemos pensar en el conjunto de accidentes de
la vida doméstica vinculados a la vivienda, claramente menos
conocidos por el público que los accidentes de tráfico, ya que son
más “discretos”: accidentes debidos a la red eléctrica y a gases
peligrosos, accidentes debidos a bajadas de tensión (los niños son
las víctimas más frecuentes por falta de una buena prevención del
riesgo a nivel de seguridad), etc., que causan una media de 400
muertes al año en Francia, etc.
En el ámbito de la seguridad, el riesgo de incendio es también muy
fuerte y percibido, demasiado a menudo, por la población como
una fatalidad. Sin embargo, llevar a cabo campañas de
información y sensibilización sobre los “usos correctos” limita los
riesgos, al igual que la puesta en marcha de equipos simples
(detectores autónomos de humo), sin olvidar los sprinklers
(sistemas de rociadores), trampillas de salida de humos, etc.
Este extenso inventario no tiene la pretensión de ser exhaustivo.
Podría llevar a pensar que las viviendas existentes son tan
patógenas que no se puede hacer nada al respecto… De forma
contraria, también nos podemos dejar llevar por un optimismo de
mal gusto y tampoco no hacer nada. La cuestión no es ésta, sino
más bien la evidencia de que, por lo que se refiere al aspecto
técnico, la voluntad pública de mejorar los temas de la vivienda,
incluyendo la privada, no puede limitarse a favorecer la revisión.
Si queremos concluir exponiendo lo que debería ser el futuro de la
vivienda existente, recordaremos que debemos buscar:
Una vivienda sana y adaptada (en la que se hayan resuelto los
temas de higiene, confort, acceso)
Una vivienda segura (en la que se hayan resuelto las cuestiones
de estabilidad estructural y de seguridad y prevención de los
riesgos principales)
Una vivienda económica en energía y recursos (en la que se
hayan resuelto las cuestiones de coste de explotación)
Una vivienda pensada de manera sostenible (en la que se hayan
resuelto las cuestiones de perennidad del producto vivienda)
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Herramienta 7
Sobre los criterios de una intervención
Los desafíos técnicos de la rehabilitación de viviendas
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Herramienta 7
Sobre los criterios de una intervención
El momento de escoger el camino
del proyecto
II. La reflexión y el proyecto
José Luis González Moreno-Navarro
Doctor arquitecto
Catedrático del Departamento de Construcciones
Arquitectónicas I en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura
de Barcelona (Universidad Politécnica de Cataluña), España
El proyecto de rehabilitación
El proyecto es el resultado de la suma sinérgica de decisiones
independientes, tomadas cada una de ellas aisladamente de las
demás para resolver problemas parciales. Pero, como el edificio es
único, esas soluciones parciales también deben constituir una
solución simultánea para todos los problemas. Esa es la grandeza
y la gran dificultad del proyecto arquitectónico: sólo podrá ser
adecuado cuando sea el resultado de un proceso basado en el
análisis detallado de problemas y soluciones que desemboca en
una única solución que resuelve todos los problemas.
Si el proyecto consiste en transformar una arquitectura existente,
las diferencias que se dan con un proyecto de arquitectura de obra
nueva son esenciales. Si se trata de un proyecto de intervención
para la rehabilitación de una arquitectura tradicional y doméstica
las diferencias tienen un carácter muy particular.
La primera diferencia radica en el hecho de que, si bien la obra
nueva requiere la comprensión del lugar y del contexto que la
rodean, la intervención en algo existente precisa la comprensión
de algo infinitamente más complejo: el conjunto de elementos
constructivos que cierran y delimitan unos espacios que a su vez
son consecuencia de una evolución histórica compleja, muchas
veces de difícil conocimiento (1), un conjunto que además forma
parte de un signo de identidad de una colectividad y de un lugar.
Esa comprensión implica abarcar aspectos intangibles, aspectos
simbólicos que son difíciles de aprehender, a no ser que sea
escuchando con paciencia a los habitantes del lugar, o hechos
históricos que están ahí pero que son muy difíciles de ver,
discriminar y explicar. Asimismo, es preciso comprender hechos
tangibles como los muros (2), los forjados, las bóvedas, las
carpinterías, los pavimentos, y especialmente debe entenderse
cómo ha transformado el siglo XX algo que quizás tuvo una
constancia en su manera de hacer durante los siglos anteriores,
pero que se ha visto forzado a cambiar radicalmente por la
fulgurante evolución del último siglo.
El hábitat tradicional es consecuencia de una optimización producida
a lo largo de periodos históricos de unos tipos asociados a unos usos
que consiguen llegar a un diseño muy adecuado al lugar y a la
manera de vivir de sus ocupantes. Pero, cuando llega el siglo XX,
cambian radicalmente las condiciones de uso, lo cual lleva a:
el incremento de las cargas actuantes como consecuencia de
remontas o añadidos en las partes superiores que cargan los
muros de plantas bajas (3)
7
1. El edificio de la figura en su estado antes de la intervención (a) era el final de una
compleja evolución histórica (b).
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II. La reflexión y el proyecto
2. Cata realizada en el muro de fachada del edificio para conocer su configuración
constructiva.
Herramienta 7
Sobre los criterios de una intervención
El momento de escoger el camino del proyecto
3. Refuerzo con chapa metálica del apoyo de la bóveda de escalera sobre un arco.
7
el incremento de la población que utiliza el mismo parque
edificado,
la pérdida de la tradición del mantenimiento de conservación de
aquellos elementos que confieren una resistencia a los agentes
atmosféricos, tales como revestimientos fundamentales a la hora
de mantener las capacidades portantes de los muros, por
ejemplo de tapia, muy sensibles a ese ataque de la
intemperie (4).
Así pues, estamos analizando edificios que en el siglo XIX, por
hablar de una cierta época, podrían estar en perfecto estado de
conservación pero que, llegado el siglo XX avanzado, entran en
degradación, no porque sea un mal diseño original sino por ese
potentísimo cambio de condiciones de uso y mantenimiento.
Comprender todo eso requiere un esfuerzo y en las anteriores
líneas se ha dado una guía para poder realizarlo. Pero es evidente
que, hasta que esa comprensión no se alcanza, es incluso inmoral
intentar desarrollar el proyecto arquitectónico de intervención.
El camino a seguir
Supongamos que el arquitecto o el ingeniero ha llegado a esa
comprensión: es conveniente recordar brevemente lo ya dicho
sobre los principios que deben cumplir los edificios. Cualquier
elemento es consecuencia de la necesidad de:
un espacio delimitado por una forma material construida,
estable desde el primer momento,
la mejora del ambiente y la seguridad de los ocupantes,
la satisfacción, por parte de formas y materiales, de los deseos
de belleza que cualquier pueblo, por sencillo que pueda ser,
tiene por su condición humana,
268
la máxima duración posible de lo construido con ayuda de un
mantenimiento adecuado,
un método de producción de todo ello lo más eficiente posible.
Un buen procedimiento para desarrollar un proyecto es seguir, en
una primera aproximación, un recorrido que incluya un estudio de
la relación problema-solución desde cada uno de los principios
aisladamente. Una vez acabado, se deberá valorar posibles
acuerdos o desacuerdos entre soluciones parciales para encontrar
las que situándose a medio camino resuelven los problemas
razonablemente, aunque cada una de ellas aisladamente no lo
haga de manera perfecta. La iteración del proceso llevará
finalmente a la propuesta proyectual definitiva.
Espacio y estructura
El proyecto arquitectónico de rehabilitación ha de contar con el
hecho de que el espacio ya existe. El primer punto de cualquier
proyecto de obra nueva, es decir, pensar en cómo se organiza un
determinado espacio a partir del programa, ya está hecho. En
este caso, la tarea es otra: es preciso en primer lugar entender el
espacio, su razón de ser, y las posibilidades de introducir cambios
en él mediante pequeñas modificaciones de los elementos
existentes.
Hay que tener muy presente que lo que consigue que el espacio
pueda existir es el conjunto de elementos que habitualmente
denominamos estructura, palabra inexistente en la terminología
de la edificación hasta el siglo XX. Cualquier cambio importante
en el espacio implica cambios estructurales.
La característica clave que diferencia estos elementos de los
propios de la época actual es que, tanto los elementos que dan
la estabilidad como los que cierran el espacio coinciden entre sí,
de manera que la estructura hace de cerramiento o éste de
estructura. Es decir, al referirnos a los edificios tradicionales,
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Herramienta 7
Sobre los criterios de una intervención
El momento de escoger el camino del proyecto
II. La reflexión y el proyecto
4. Muro de tapial que ha perdido el revestimiento que lo protege por falta
de mantenimiento.
5. Cata realizada para analizar el terreno existente bajo la cimentación de la pared
de ladrillo macizo.
hablar de estructura significa, casi en un 90 %, hablar también
de cerramientos.
Esta manera de diseñar edificios es generalmente extraña a los
profesionales de edificación formados en el siglo XXI, en que la
especialización de los elementos constructivos lleva a que unos
den estabilidad y unos cierren del exterior; por ello es
conveniente en este inicio destacar esa diferencia.
Y es imprescindible, antes de tomar ninguna decisión, seguir el
proceso de conocimiento y comprensión ya expuesto
anteriormente.
Ahora bien, uno de los aspectos fundamentales que se deben
abordar desde el proyecto es la necesidad planteada por muchas
normativas nacionales de adaptar el nuevo edificio resultante a
las normas o códigos técnicos, orientados siempre a las obras de
nueva edificación. Ésta es una de las enormes dificultades que
tiene que resolver todo el proyecto, ya que por definición los
códigos técnicos buscan mejorar las condiciones de los edificios
nuevos en relación con los antiguos, y por tanto, con casi
absoluta seguridad, los antiguos no cumplen lo que han de
cumplir los nuevos.
El recorrido a seguir debe analizar todos los factores que afectan
a la estabilidad de todos aquellos elementos estructurales; habrá
que comprobar cuál es la intervención que consigue, al menos,
reducir la distancia con el factor de seguridad establecido por el
nuevo código.
La situación es diferente si las normas se refieren sólo a las
acciones gravitatorias o si incluyen las sísmicas. En el primer
caso, todo es función del grado de seguridad que imponen las
normas actuales para obra nueva, que puede oscilar entre 2,5 y
3. Si el cálculo sobre la seguridad de un edificio existente da 2,
puede llevar a concluir que no es seguro. Pero no tiene ningún
sentido someterlo a un difícil y agresivo proceso de refuerzo,
puesto que la constatación de un equilibrio existente durante
decenas de años —suponiendo que no se haya producido
ninguna lesión— es una comprobación tan científica o más que
la aplicación de una norma.
Un caso particular es el que se da como consecuencia de la
realización de estudios geotécnicos. Es frecuente que uno de éstos
indique que el terreno sobre el que está asentado un edificio
desde hace 200 o 300 años no es competente para su estabilidad.
El error no sólo puede ser consecuencia de aplicar ese coeficiente
de seguridad desproporcionado, sino que, además, es posible que
el estudio se haya hecho fuera del edificio, en un terreno diferente
al que está bajo la cimentación (5).
La cuestión cambia si las normas contemplan las acciones
sísmicas. En las regiones en las que los periodos de retorno de
un terremoto grave son muy dilatados, sus efectos no quedan
grabados en la memoria colectiva, por lo que los constructores
no dotan a los edificios de recursos antisísmicos. Una normativa
nueva basada en datos históricos y geológicos precisos
desconocidos hasta ese momento puede advertir de la
probabilidad de un nuevo evento sísmico para el que el edificio
es claramente vulnerable. Es evidente que no estamos ante un
caso de patología, pero será necesario aprovechar el proceso de
rehabilitación para introducir los refuerzos necesarios.
7
Ambiente y cerramientos
En relación con el ambiente, el proyecto requiere una valoración
cuidadosísima de las prestaciones de la envolvente del edificio a
rehabilitar en relación con las variables básicas que determinan el
ambiente: en primer lugar, las derivadas del ambiente natural del
lugar, es decir, el agua de lluvia o la humedad del terreno, el calor
o el frío y la iluminación natural; y, en segundo lugar, las derivadas
de nuestra propia existencia, el ruido y la contaminación.
El proceso debe contemplar tres niveles de estudio, el geográfico,
el del contexto inmediato del edificio y el propio edificio.
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II. La reflexión y el proyecto
Herramienta 7
Sobre los criterios de una intervención
El momento de escoger el camino del proyecto
6. Carpintería de aluminio con rotura de puente térmico y vidrio con cámara de aire
para alcanzar el confort y el ahorro energético exigible.
7. Forjado de madera laminada calculado para una estabilidad al fuego de 90
minutos para garantizar la seguridad conservando la imagen tradicional.
Es preciso recordar que la transformación más importante
generada en el siglo XX ha sido consecuencia del incremento de
la oferta de la técnica en todo lo relacionado con la comodidad y
el confort (6). Si bien la envolvente del edificio es un elemento
fundamental para crear un ambiente interior favorable a la vida,
nuestra civilización actual, a la cual hay que incorporar la
arquitectura tradicional, exige que esas condiciones ambientales
sean mucho mejores, por lo cual no hay otra solución que utilizar
instalaciones de todo tipo: agua y electricidad en casi todos los
casos y calefacción en muchos de ellos.
El estudio en relación con la limitación de la demanda energética
—también estimulada desde la Administración pública con
normativas inexistentes hace poco tiempo— es de una gran
trascendencia, ya que las instalaciones que controlan el calor o el
frío son las que presentan mayor volumen de ocupación. No hay
que olvidar que la tendencia más reciente es la incorporación de
sistemas de refrigeración en los lugares cálidos para las épocas
estivales. Asimismo, la necesidad del ahorro energético está
llevando a elementos nuevos, no solamente en el interior del edificio
sino en el exterior. Es reciente la obligación para cualquier
edificación de incorporar sistemas de captación de radiación solar
para el agua sanitaria. Es un reto importante ver cómo este factor,
al que no podemos renunciar, influye en la arquitectura tradicional.
No podemos olvidar la seguridad de los ocupantes, de la que uno
de los aspectos clave, nuevo e inexistente en las edificaciones
anteriores, es todo lo derivado de la seguridad frente al incendio
(7); por lo tanto, será necesario realizar esa adaptación. También
deberemos controlar otros aspectos de menor calado como la
seguridad de uso.
sintamos orgullosos y que sirva para decir quiénes somos; es decir,
además de resolver todos los problemas prácticos, deben estar
acordes con nuestra cultura visual y simbólica. En definitiva, como
ya se ha dicho, forma parte de la edificación dar satisfacción a los
deseos de belleza que cualquier pueblo, por sencillo que pueda
ser, tiene por su condición humana.
Todas las variables que inciden en ello son perceptibles
principalmente a través de la vista, y habrá que referirlas, en
consecuencia, a las características visuales de las dos claves
constantes del construir: la forma y el material.
La forma queda definida por su contorno, por su perfil y por los
volúmenes que puedan percibirse en la tercera dimensión
perpendicular al observador, condicionado todo por la iluminación
existente.
El material queda definido por las características visuales de su
superficie, compuesta fundamentalmente por dos variables: el
color y la textura. Además, como consecuencia de la complejidad
de cualquier material de construcción, hay que añadir el dibujo
formado por líneas de separación entre diferentes colores y
texturas, propios de los diferentes materiales, y las huellas
inevitables de la puesta en obra o por otras razones.
Además, las decisiones tomadas a partir de estas consideraciones
han de armonizarse con todas las anteriores y sobre todo no han
de entrar en contradicción con los sentimientos consolidados de
los usuarios (8).
7
Los valores estético-simbólicos
Pero todo lo anterior no es suficiente: el conjunto de todos los
elementos también debe crear un mensaje visual del cual nos
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La máxima duración posible
El paso del tiempo es inexorable con los edificios. Por mucho que se
quiera evitar, los elementos constructivos experimentan variaciones
en sus características básicas, de las formas y los materiales, de modo
que, tarde o temprano, pierden sus prestaciones iniciales. Aun así,
todo ello se puede prever y reducir en buena medida.
Es preciso reflexionar sobre el hecho de que todo edificio es
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Herramienta 7
Sobre los criterios de una intervención
El momento de escoger el camino del proyecto
II. La reflexión y el proyecto
9. Impermeabilización bajo las tejas con placa ondulada para garantizar la
estanqueidad sin modificar el aspecto exterior.
7
pierdan, sino que se potencien los valores estéticos, simbólicos
y de identidad asociados a ellos (9).
8. Aplicación de estuco tradicional en la fachada del edificio.
consecuencia de su historia y en ese devenir histórico han aparecido
factores que han producido alteraciones en su estado inicial que
pueden haber llegado a ser lesiones, daños. Su estudio, además de
ser necesario para corregirlos, ha de servir para sacar consecuencias
y aplicarlas al diseño de los nuevos elementos asegurándoles un
futuro en el que esos factores de degradación queden neutralizados.
Las patologías pueden afectar a sistemas estructurales con las graves
consecuencias que ello pueda tener, pero también pueden afectar a
elementos cuyo papel es crear un espacio interior agradable, incluso
al tacto, es decir, los acabados.
El proyecto debe comprender a fondo la razón de esas patologías y
debe incluir de manera integrada su resolución.
La experiencia demuestra que los elementos más castigados por la
historia, esto es, por el paso del tiempo, son los que están a la
intemperie en contacto con el espacio exterior, la lluvia, las
temperaturas extremas, el agua del subsuelo, etc., que, si no han
tenido un mantenimiento correcto, se degradan de manera
inevitable.
Tampoco hay que olvidar que esos elementos del exterior tienen el
doble papel de proteger a los elementos estructurales, como muros
o armaduras de cubierta o bóvedas, y, además, de actuar como
soporte visual de todas las propuestas estético-simbólicas y de
identidad del edificio.
En consecuencia, es imprescindible que el proyecto analice los
factores de degradación a fin de controlarlos, corregirlos y
proponer soluciones que incluso tengan mayor resistencia a
ellos, pero sobre todo debe hacerse de manera que no se
Las técnicas de producción
Para alcanzar la máxima durabilidad, es de la mayor importancia
que las características de los materiales que se usen, en particular
los materiales nuevos, sean compatibles con los existentes, lo cual
debe determinarse de manera exhaustiva. Deben considerarse
todas las repercusiones a largo plazo, de modo que se eviten
efectos secundarios indeseables. En general, la elección entre
técnicas “innovadoras” y “tradicionales” debe estar muy
argumentada y parece razonable que se dé preferencia a aquellas
que resulten menos invasivas y más compatibles con los elementos
existentes, teniendo siempre presentes los requisitos de seguridad
y durabilidad (10).
Todo ello, en principio, comporta el abandono de técnicas
habituales en la segunda mitad del siglo XX, que no sólo no los
cumplen, sino que se han demostrado claramente perniciosas al
cabo de un corto lapso de tiempo desde su aplicación.
Sin duda, las intervenciones que se pueden proyectar a partir de
estos criterios requieren, por un lado, conocer muy a fondo el
edificio a rehabilitar, es decir, desarrollar al máximo todo lo
expuesto anteriormente sobre el diagnóstico, y, por otro, conocer
muy a fondo no sólo las técnicas actuales menos agresivas sino,
sobre todo, las técnicas tradicionales que dieron forma al edificio
en su origen. Adquirir se conocimiento es todo menos fácil, ya que
en muchos casos la pérdida de las técnicas ha comportado su total
olvido, lo cual puede llevar a una dificultad quizás insalvable: no
contar con operarios, albañiles, yeseros, estucadores, etc., que
sepan actuar realmente como lo hicieron sus padres o abuelos.
Es necesario tener muy en cuenta todas esas cuestiones en el
proyecto. Si, por ejemplo, no existe la más mínima posibilidad de
encontrar un albañil que sepa hacer una bóveda tabicada, será
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II. La reflexión y el proyecto
Herramienta 7
Sobre los criterios de una intervención
El momento de escoger el camino del proyecto
necesario pensar en una solución alternativa. En definitiva, el
proyecto ha de estar al día de las posibilidades técnicas del lugar
en el que se va a desarrollar. Si esto es así en la obra nueva, lo es
mucho más en el caso de la rehabilitación de la arquitectura
tradicional.
Unas últimas consideraciones
10. Refuerzo de bóveda tabicada con el tradicional doblado de rasilla de manera
que se asegura la compatibilidad de materiales.
7
11. Estado final de la fachada.
272
Una vez realizado todo este proceso, que permite, por un lado,
comprender el objeto sobre el que actuamos y, por otro, saber
cuál ha de ser el objeto final de nuestra actuación —ser un
artefacto situado en el siglo XXI que, como tal, actúe para unos
habitantes también del siglo XXI—, podremos plantearnos el
proyecto de arquitectura. Obviamente, todos tenemos la
experiencia de que los procesos mentales no son tan radicales,
sino que durante ese proceso de comprensión van surgiendo ya
propuestas de maneras de resolver el proyecto.
No es negativo que sea así, a menos que esas ideas que surgen
antes de la comprensión lleguen a tener tal solidez que se
mantengan aunque entren en contradicción con las conclusiones
de ese proceso de comprensión. Es una trampa en la que todos los
arquitectos podemos caer con facilidad. Las ideas previas
arquitectónicas son válidas en tanto en cuanto son hipótesis cuya
validez debe contrastarse precisamente durante el proceso de
comprensión del edificio; a su vez serán factores que podrán
incentivar las investigaciones para desarrollar ese proceso de
comprensión.
En conclusión, el proyecto deberá resolver los objetivos de
adecuación del espacio, adecuación del ambiente, integridad
tanto del edificio como de sus ocupantes, partiendo de los
recursos económicos y técnicos disponibles, de manera que el
resultado final sea satisfactorio para sus ocupantes y para toda la
colectividad desde el punto de vista de la satisfacción de los
deseos de belleza y de afirmación de la propia identidad (11).
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Herramienta 7
Sobre los criterios de una intervención
El valor de la innovación
para fomentar la calidad
en la rehabilitación
de la arquitectura tradicional
Asegurar la “continuidad de la vida” del patrimonio histórico
construido a través de un “uso apropiado” es el objetivo de base
para una conservación que puede ser considerada, más allá del
concepto de la simple preservación, como un acción dinámica de
construcción futura, en términos de “conservación integrada”1
dentro del marco de realidades sociales, económicas y culturales
de un territorio.
Esta cuestión es particularmente importante para la arquitectura
tradicional de la región mediterránea, ya que la atribución de
nuevas funciones, o bien la simple preservación de las funciones
originales, puede conllevar la alteración de los valores formales,
técnicos, materiales y funcionales. Los edificios concebidos para
usos específicos pueden no responder necesariamente a las
condiciones modificadas en relación con los destinos funcionales
que los estándares han desarrollado inevitablemente a lo largo del
tiempo. Incluso la, aparentemente simple, conservación del uso
residencial, que predomina en los centros históricos, puede llevar
a estas contradicciones. De hecho, la práctica ha demostrado, por
una parte, que los estados críticos para la eficiencia funcional no
están solamente presentes cuando el nuevo uso implica
transformaciones estructurales, funcionales o de equipos y, por
otra parte, que la continuidad del destino residencial puede
permitir la conservación de las características originales del
edificio, en la medida en que este uso está basado en actividades
que cambian poco o que implican un comportamiento muy
flexible. Además, la calidad de vida requirió en un momento dado
espacios y funciones, absolutamente inapropiados para la calidad
impuesta por las necesidades modernas.
Por otra parte, las intervenciones para la adecuación de la
funcionalidad del patrimonio construido, a menudo, han
producido, especialmente en los centros históricos, una
“adaptación” con alteraciones forzadas y la introducción de
elementos y características que han cambiado la tipología original
y los aspectos morfológicos, con una remarcable diferencia si se
compara con la perspectiva teórica.
La definición de las herramientas teóricas, técnicas y tecnológicas,
constituye un reto importante para tratar correctamente las
cuestiones, tanto de reutilización como de la continuidad del uso
de la arquitectura tradicional. Debería evitarse la transferencia de
métodos adaptados o la aplicación servil de soluciones funcionales
y/o tecnológicas que ya se han experimentado para edificios de
nueva construcción.
Por ello, la innovación de propuestas y soluciones técnicas puede
ser, lejos de la reivindicación de la modernidad en sí misma, un
II. La reflexión y el proyecto
Fabio Fatiguso
Dr. Ingeniero
Profesor asistente en Rehabilitación de edificios
(Politecnico di Bari), Italia
Colaboradores: Grupo de trabajo de investigación
(Giambattista De Tommasi, Mariella De Fino y Albina Scioti)
7
El “Sassi” de Matera (Italia).
El amplio hipogeo de Sassi (Italia).
instrumento esencial para hacer frente a la difícil conexión entre la
conservación de los valores arquitectónicos y morfológicos de los
edificios antiguos, y las necesidades de la vida moderna, y la
conformidad con las reglamentaciones y estándares en vigor, así
como también la demanda de niveles de prestaciones cada vez
más complejos
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II. La reflexión y el proyecto
7
Herramienta 7
Sobre los criterios de una intervención
El valor de la innovación para fomentar la calidad en la rehabilitación
de la arquitectura tradicional
Calidad y reglas en la rehabilitación de la arquitectura
tradicional
Generalmente, en los países del área mediterránea, el nivel
mínimo de calidad para un edificio se define a través de un
sistema de parámetros/estándares, mediante algunas
disposiciones que a menudo se refieren a “nuevas”
construcciones, sin hacer ninguna referencia específica a los
edificios existentes, históricos o más recientes.
Además, para la arquitectura tradicional e histórica, la “filosofía”
común a las reglamentaciones prescriptivas de la construcción
apunta al control de calidad a través de la imposición de
obligaciones y limitaciones para los procedimientos prácticos, por
lo que no siempre se ha conseguido un buen resultado, en
relación con las cuestiones técnicas y formales.
La insuficiencia general de las disposiciones ha quedado
demostrada por diferentes estudios2, así, las calidades
medioambientales han estado determinadas por recomendaciones
genéricas e imposiciones limitativas de parámetros numéricos, a
veces incluso en conflicto unas con otras, sin ninguna atención a
la peculiaridad de la intervención o del territorio, sin ninguna
explicación de los motivos de la limitación impuesta y ninguna
solución alternativa para responder a las necesidades requeridas3.
Evidentemente, la peculiaridad de la arquitectura tradicional
mediterránea hace difícil, incluso a veces inapropiado, la
traducción de la calidad de un edificio en parámetros y estándares
objetivos: la confianza ciega en responder de forma automática a
las condiciones a través de la observación de las disposiciones, es
absolutamente inadecuada. Estos modelos evitan la intervención
de rehabilitación, en términos de “simple” mantenimiento y
reparaciones, o bien resultan desconectados de las características
estructurales, tipológicas, funcionales y tecnológicas de los
edificios.
Incluso si en relación con los diferentes contextos territoriales y,
como consecuencia, a las características espaciales, materiales,
técnicas y tecnológicas específicas, la morfología de los edificios
construidos, las tipologías y las dimensiones particulares de las
unidades arquitectónicas primarias, tanto en planta como en
fachada, y las características constructivas, son un obstáculo para
la estricta observancia de los estándares contemporáneos
cuantitativos y numéricos, impuestos por los modelos de
prescripción. De hecho, los espacios irregulares con superficies
sobre (o bajo) dimensionadas están presentes –desde las simples
estancias rurales norteafricanas de una o dos habitaciones y las
casas rudimentarias del centro histórico de Bodrum, en Turquía,
hasta la vasta sala hipogea de los “Sassi” de Matera–. Se deberán
estudiar las alturas internas extremadamente variables (desde las
pequeñas estructuras de tierra en Argelia hasta los altos tejados en
Rashied en Egipto, desde las construcciones rurales bajas y
compactas de Portugal hasta los rellanos elevados de algunos
centros históricos italianos y provenzales. Así mismo deberían
tenerse en cuenta la cantidad de bóvedas rebajadas, marca
característica de los espacios tradicionales en Matmata y
Medenine en Túnez y las casas de terraza y casas “torre” en
muchos centros históricos del sur de Italia, así como también
suelos de madera (extensamente difundidos en el área
mediterránea) que limitan una eficiente articulación espacial.
Además, las conexiones verticales son a veces difíciles de realizar
porque las alturas del rellano son demasiado altas para las
escaleras, que serían entonces demasiado largas. Paralelamente,
la ventilación y las condiciones de iluminación son frecuentemente
inadecuadas y no corresponden a las condiciones exigidas, por la
ausencia de ventanas adecuadas; como en muchos países del Este
y Sur del Mediterráneo, donde la reducción de las aberturas hacia
el exterior fue tradicionalmente impuesta por la protección contra
Estructuras tradicionales de tierra en Aurés (Argelia).
Arquitectura tradicional en Matmata (Túnez).
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Herramienta 7
Sobre los criterios de una intervención
El valor de la innovación para fomentar la calidad en la rehabilitación
de la arquitectura tradicional
la intemperie y por seguridad. Incluso cuando las ventanas son
suficientemente grandes, no siempre permiten una buena
iluminación por la proximidad con los edificios vecinos (pensemos
en los centros históricos de la región de Apulia).
Otra cuestión es la relacionada con la accesibilidad para las
personas discapacitadas, en el marco del propio edificio y del
contexto urbano global. Un estudio sobre los centros históricos de
algunos municipios italianos con un conjunto importante de
edificios tradicionales de la Edad Media4 ha mostrado que,
conforme a las disposiciones en vigor, el 30% de las habitaciones
no tienen las características geométricas y dimensionales para ser
consideradas como habitables, el 40% de espacios no están bien
ventilados e iluminados y el 100% de las viviendas no tienen una
escalera adecuada. Probablemente se pueden conseguir
resultados similares en otras áreas mediterráneas debido a la
homogeneidad de las características morfológicas.
II. La reflexión y el proyecto
Un modelo guía de prestaciones para garantizar la calidad en el
marco del proceso de rehabilitación del edificio parece
conveniente, en la medida en que permite determinar los
estándares de calidad que podemos comparar con aquellos que se
aplican a las nuevas construcciones y que permite también
preservar las características históricas, arquitectónicas y
morfológicas del patrimonio construido existente. En
consecuencia, previene la aplicación de limitaciones prescriptivas
que no deberían ser tenidas en cuenta, sino que habría que
interpretarlas caso a caso o derogarlas.
En este sentido, a lo largo de los últimos años, se han desarrollado
algunos estudios e investigaciones en Italia, para revisar las
herramientas de gestión para las transformaciones del territorio y
las ciudades en términos de prestaciones. Algunas experiencias
importantes en este ámbito están precisamente relacionadas con
la conservación y la rehabilitación de centros históricos y/o
espacios de arquitectura tradicional, donde las metodologías y los
procesos utilizados han hecho referencia a menudo a las
particularidades del contexto de la construcción territorial, por
instrumentos de práctica innovadora, tales como los Laboratorios
de barrio5, los manuales de rehabilitación y los códigos de práctica6.
Propuestas innovadoras para la recuperación de la calidad
Para superar una propuesta prescriptiva es necesario como
objetivo conseguir la calidad. En efecto, un nivel de calidad que no
responde a las condiciones modernas para una parte de la ciudad
que tiene una importante extensión y un valor emblemático, no es
aceptable, aun más si consideramos todas las implicaciones
sociales, económicas y culturales. En consecuencia, los métodos y
procesos deben estar definidos para rehabilitación de edificio
histórico tradicional (particularmente los de uso residencial) para
respetar las cualidades medioambientales y funcionales exigidas
por la vida contemporánea y las disposiciones en vigor. El objetivo
podría ser la definición de los valores de las prestaciones que la
arquitectura debería presentar para responder a las condiciones
específicas así como la valoración de soluciones tecnológicas y
funcionales que tienen por objetivo su satisfacción.
Por ejemplo, los Laboratorios de barrio han sido experiencias
significativas que apuntan a encontrar nuevas formas de hacer
más fácil todas las elecciones sobre la recalificación física,
económica y social de partes importantes de la ciudad. Todas las
experiencias compartían la constitución de un centro donde todas
las decisiones son tomadas sobre los aspectos de gestión y los
aspectos técnico-tecnológicos, con la participación de los
habitantes, de las administraciones y las empresas. La Guía de
rehabilitación permite gestionar la calidad urbana y arquitectónica
gracias a las acciones de prescripción, de tres maneras diferentes:
Arquitectura tradicional en Médenine (Túnez).
Casas “Torre” en Molfetta (Italia).
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II. La reflexión y el proyecto
primero, una acción vinculante mencionando los materiales así
como los elementos de construcción que no pueden perderse
durante los trabajos de transformación, incluso si están
escondidos ante operam; en segundo lugar, una acción
prescriptiva que indica los materiales y técnicas que deben ser
utilizados durante el proyecto, de no haber contraindicaciones; y
finalmente, en tercer lugar, una acción indicativa ilustrando a
través de algunos ejemplos el criterio y los métodos que deben
considerarse por los diseñadores del proyecto.
7
Un reciente estudio sobre esta cuestión7 señala un enfoque
metodológico particular, más concretamente sobre una
herramienta práctica de prescripción de las prestaciones que
permite, gracias a una mayor flexibilidad y a un menor número de
imposiciones, aprovechar las potencialidades de los edificios
existentes tradicionales y recuperar los valores medioambientales y
geométrico-tipológicos para una conservación global e integrada
de los edificios. Este modelo está compuesto por especificaciones
de prestaciones8, es decir de elementos guía y de verificación para
la obtención de las prestaciones. Éstas están correlacionadas con
soluciones adecuadas9, que son soluciones espaciales y
tecnológicas no basadas en los valores que describen algunos
parámetros de demanda, sino respondiendo a los objetivos y
requisitos coherentes con el edificio.
Más tarde, las propuestas de representación para la rehabilitación
de la arquitectura histórica tradicional ofrecen un criterio en
relación con las características peculiares de los edificios sujetos a
la reutilización y de libertad, sobre las aplicaciones de los valores
para la obtención de resultados esperados en términos de calidad.
Están basados en un proceso de etapas progresivas, desde la
definición de un “sistema de usos” (es decir, un conjunto de
elecciones técnicas y tecnológicas que provienen de la demanda y
de los objetivos de prestaciones) y un “sistema de valores”
(conjunto de compromisos para la transformación impuesta por la
Refuerzos de bóvedas mediante PFR
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Herramienta 7
Sobre los criterios de una intervención
El valor de la innovación para fomentar la calidad en la rehabilitación
de la arquitectura tradicional
arquitectura, para poder preservar su propia identidad), hasta la
definición de criterios y métodos adecuados, a través de un
control de congruencia que permita asegurar la calidad de uso de
un edificio contemporáneo y la conservación de la naturaleza
histórica del patrimonio tradicional arquitectónico.
A continuación, podemos hacer referencia a las formas operativas
para alcanzar las condiciones mencionadas, a veces explicadas por
las soluciones adecuadas, así como en términos de “métodos
tradicionales” y de “uso moderno” de los elementos materiales,
técnicas y estructuras históricas, además de enfoques tecnológicos
innovadores a través de la integración entre tradición e innovación
de la construcción. La tabla muestra un posible esquema de una
propuesta de rehabilitación de la arquitectura tradicional histórica.
La innovación tecnológica para la calidad
Teniendo en cuenta las experiencias de estas últimas décadas, el
empleo de “métodos y materiales tradicionales” en la
rehabilitación de la arquitectura tradicional, puede considerarse
como apropiado en conjunto, con una válida congruencia entre el
sistema de usos debido a las condiciones de referencia y el sistema
de valores históricos, arquitectónicos y técnicos.
Además, la “calidad técnica” de la intervención, referida a
aspectos tanto funcionales (desde el confort medioambiental
hasta el equipamiento tecnológico) como aspectos
arquitectónicos formales, materiales, estático-estructurales, lleva a
una “correcta calidad” de todas las elecciones y las soluciones
implicadas (la proposición de materiales y tecnologías
características de los edificios existentes es obviamente
conveniente). Además de comportar una “calidad de relación”, el
edificio puede conservar el marco formal, técnico y estructural y
por ello una homogeneidad sustancial. Este valor va más allá de
cualquier evaluación filosófica-cultural sobre la eficacia de la
propuesta escogida para la conservación del sistema de valores
histórico-arquitectónicos.
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Herramienta 7
Sobre los criterios de una intervención
El valor de la innovación para fomentar la calidad en la rehabilitación
de la arquitectura tradicional
II. La reflexión y el proyecto
7
Esquema lógico de un posible enfoque eficaz para la rehabilitación de la
arquitectura tradicional histórica.
Las cuestiones antes mencionadas, provenientes de un debate
contemporáneo sobre la rehabilitación de la arquitectura histórica,
explican el amplio uso de las técnicas tradicionales, en contraste
con el empleo de materiales y tecnologías modernas que han sido
extensamente adoptadas y no criticadas, durante los años
recientes y los pasados, sin un control preliminar adecuado que
profundice sobre los efectos provocados.
Por otra parte, esta evidencia no dificulta la innovación en la
rehabilitación de un edificio. Un nuevo equilibrio entre espacio,
materiales conservados y nuevos elementos funcionales y
tecnológicos deben conseguirse como herramienta de
conservación, más que como necesidad inútil de modernidad, con
objeto de conectar la tradición –cuando no se pueda responder a
condiciones específicas– y el mundo contemporáneo. El objetivo
principal no es la transformación del edificio, sino las condiciones
de adaptación y la conservación de su autenticidad y de su
lenguaje original estructural, a través del empleo de productos y
sistemas evolucionados que sean capaces de afrontar
apropiadamente la falta de prestaciones de los edificios que están
realizados con técnicas tradicionales, pero no pueden ser
rehabilitadas con ellas.
Este enfoque puede que no se refiera a una regla inútil y
contraproducente, sino a una oportunidad para aquellas
situaciones donde el empleo de materiales y tecnologías
modernas pueda ser más adecuado para respetar las
características globales de la construcción: a veces y para
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II. La reflexión y el proyecto
7
Esquema de sistema de iluminación basado en tecnología de fibra óptica.
Panel de captación solar.
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Herramienta 7
Sobre los criterios de una intervención
El valor de la innovación para fomentar la calidad en la rehabilitación
de la arquitectura tradicional
responder a problemas específicos la arquitectura histórica parece
“aceptar” mejor la inserción de tecnologías “ligeras”, por ejemplo
las más avanzadas (pretendiendo integrar más que reemplazar),
más que las intervenciones “pesadas”, aplicadas tradicionalmente
en las prácticas constructivas durante las últimas décadas y en
relación con métodos y técnicas de sustitución y reconstrucción.
Sin embargo, la innovación no sólo está relacionada con
materiales y sistemas, con alto contenido tecnológico y
compatibilidad morfológica-tecnológica, que sean capaces de
obtener una buena durabilidad, resistencia mecánica, una buena
aptitud para el mantenimiento y a la integración de materiales,
elementos y técnicas tradicionales. También se trata de la
adaptación y mejora de las prestaciones y las características de
calidad relacionadas con los productos tradicionales existentes,
ampliamente experimentadas en sector de la construcción.
Por ejemplo, los polímeros reforzados con fibra (PFR) se han
empleado para permitir a los edificios existentes responder a los
nuevos estándares de seguridad y las tensiones no esperadas,
como las producidas por un terremoto. Es cierto que es necesario
tener un gran cuidado porque las experimentaciones son muy
limitadas y los modelos de cálculo y análisis no están
completamente establecidos, especialmente para el refuerzo de la
albañilería, donde el empleo de materiales compuestos es
reciente. Los PFR presentan muchas ventajas. Utilizan una
pequeña cantidad de material en términos de grosor y peso, se
pueden retirar y son fáciles de aplicar. Además, no modifican el
comportamiento original de las estructuras, ya que trabajan
después de exceder la resistencia de tracción del elemento.
Más allá de modalidades operativas generales, se puede
considerar una amplia variedad de aplicaciones para la
rehabilitación de arcos y bóvedas (para permitir que estas
estructuras soporten deformaciones por tracción a las que están
sometidas al combinar la tensiones de compresión y de flexión) o
para ceñir la albañilería o los elementos de construcción separados
(para evitar el daño producido por la falta de conexiones entre los
muros). Las cuestiones antes mencionadas subrayan que los PFR
pueden ser muy efectivos para el refuerzo estructural y menos
intrusivos para la conservación de las características materiales y
arquitectónicas, más que otros materiales y tecnologías, que están
aparentemente relacionadas con la construcción tradicional.
La resolución de problemas relacionados con la iluminación
interna cuando se realiza la construcción obstruyendo el acceso de
la luz natural, es otro ejemplo donde las propuestas y los procesos
innovadores son más efectivos que los métodos tradicionales
dentro de la conservación de la arquitectura histórica. De hecho,
la solución más tradicional, es decir, la transformación de las
aperturas existentes y/o la realización de nuevas, también es la
menos adecuada debido a los aparatos históricos y
arquitectónicos. Por el contrario, el empleo de sistemas de
integración de la luz, por ejemplo los basados en la captación de
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Herramienta 7
Sobre los criterios de una intervención
El valor de la innovación para fomentar la calidad en la rehabilitación
de la arquitectura tradicional
la luz natural y en su transporte, pueden ofrecer soluciones
interesantes: desde la luz de las chimeneas, soluciones
tradicionales que son arquitectónicamente congruentes, hasta los
transportadores de luz altamente innovadores10, que son capaces
de captar y transportar la luz solar a las habitaciones con la ayuda
de tuberías de reflexión interna. Los sistemas de fibra óptica
pueden permitir también soluciones interesantes e innovadoras y
futuros desarrollos para transportar la luz natural dentro del
edificio11. El sistema de iluminación natural basado en la
tecnología de fibra óptica puede proporcionar luz al entorno con
una iluminación del mismo espectro que la luz natural. La luz
producida depende directamente de la luz externa y su intensidad
cambia con el cambio de la luz externa. Por tanto, sigue el ciclo
natural12.
En referencia a los ejemplos anteriores, una selección entre
métodos tradicionales y soluciones innovadoras es aún posible.
Por contra, la misma posibilidad no existe en el caso del equipo
tecnológico de la arquitectura histórica, en términos de
instalaciones y accesorios no establecidos previamente. Por ello,
dentro de este campo, la innovación está relacionada con los
sistemas más avanzados y productos capaces de responder a una
compleja tecnología para proveer al edificio de una seguridad
adecuada y un confort estándar, por medio de la integración entre
las redes tecnológicas y la conservación de la arquitectura y la
estructura material. En este caso, la innovación puede apoyar a los
enfoques conocidos que pretenden minimizar la “molestia”
provocada por los dispositivos tecnológicos, particularmente en la
arquitectura histórica difundida, donde la atención hacia a los
artefactos originales es menor que en los edificios monumentales.
La difusión de sistemas de automatización parece ofrecer
interesantes perspectivas. Por ejemplo, los nuevos sistemas de
transmisión de información, de los datos y del control, que
pueden reducir las canalizaciones así como los trabajos de
albañilería correspondientes.
Los sistemas BUS son un ejemplo que cumple múltiples tareas
relacionadas con la gestión de la energía y el control de las
funciones residenciales y terciarias contemporáneas. En vez de
dispositivos tecnológicos independientes y diversificados, el nuevo
sistema utiliza una línea de señal (BUS), para intercambiar la
información y para proporcionar la energía. Esta línea de señal
está compuesta por un cable al cual todos los dispositivos del
sistema están conectados en paralelo. Los sistemas de ondas
dirigidas son también métodos de transmisión de señal efectiva
(transmisión a alta frecuencia por los cables existentes
pertenecientes a la instalación eléctrica), así como también
sistemas sin hilo (transmisión por ondas de radio o rayos
infrarrojos) que permiten una gestión “inteligente” del edificio, así
como un acuerdo de redes de intercomunicación entre algunos
sistemas sin ningún tipo de cableado13.
II. La reflexión y el proyecto
Referencias
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De Tommasi G., 2001, Qualità prestazionali per il recupero dell’edilizia storica seriale.
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7
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Rabun S. J., 2000, Structural Analysis of Historic Buildings: Restoration, Preservation,
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Watt, D. S., 1999, Building pathology: principles and practice, Blackwell Publishing
1
La conservación integrada puede ser definida como el resultado de la acción
combinada entre las técnicas de restauración y la búsqueda de las funciones
apropiadas (ICOMOS, Amsterdam Declaration, 1975).
2
Montagna R., “L’efficacia della normativa edilizia ai fini della tutela della qualità
formale del costruito”, en Edilizia Popolare n.250 4-5/97, Roma; De Tommasi G.,
Fatiguso F., Napoli F., “Fulfilment of building standards in the refurbishment of
historical housing. General issues and conform examples”, en Proceedings of 10th
International Scientific Conference “Integrated Protection of the Built Heritage”,
Tusnad 6-12/05/2001, Transylvanian Monument Restorers Society.
3
Por ejemplo, en Italia una habitación es habitable si se satisfacen 7 estándares que
están expresados por variables numéricas absolutas (Superficie, Ratio dimensional
sobre el plano, Altura, Volumen, Cuota interior desde la calle, Ventilación e
Iluminación).
4
El estudio ha sido llevado a cabo en algunos municipios en Bari, en Apulia,
donde el tipo básico de edificio está compuesto de celdas rudimentarias,
colocadas como “casas torre”, elevándose en diferentes plantas con accesos
separados y conectados en dos series opuestas para formar dos bloques
”doble peine”.
5
Los laboratorios de barrio de Otranto, Bari, Roma y Consenza, desde 1981 hasta
1995. Las experiencias piloto de los Laboratorios de Centros Históricos fueron
igualmente interesantes, habían sido instituidos por la región de Cerdeña para
activar las herramientas de gestión y preservación para los diferentes
asentamientos históricos tradicionales extendidos a lo largo del territorio.
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II. La reflexión y el proyecto
6
Entre los diferentes manuales de rehabilitación, el primero es el “Libro de
Referencia de la Restauración” de 1977 dentro del marco del Laboratorio de la
Associazione Intercomunale Pescarese; posteriormente, tenemos el “Manual de
Rehabilitación de Roma” publicado en 1989, “El Manual de Rehabilitación de la
Cità di Castello” en 1992, el “Manual de Rehabilitación de Técnicas de
Construcción Tradicionales Napolitanas “ en 1994, el “Manual de Rehabilitación
de Palermo” en 1994; finalmente, los manuales referidos a Matera, Ortigia,
Umbría, entre otros. Destacamos el “Catálogo de Tipologías de Elementos
Arquitectónicos” de la Región de Umbría que con el “Modelo de Reglamentación
para la Rehabilitación” constituyen la referencia básica para la recalificación
urbana de áreas históricas de la Región de Umbría.
7
G. De Tommasi, Qualità prestazionali per il recupero dell’edilizia storica seriale. Un
approccio metodologico per un codice di pratica , Adda Editore, Bari, 2001
8
Las especificaciones de representación son los contenidos operativos del modelo
y contienen los conceptos básicos para permitir responder a las condiciones
consideradas. Su estructura está compuesta por una proposición de descripciónrepresentación y por un procedimiento: la primera expresa el objetivo de calidad,
los valores límite de los parámetros numéricos comprendiendo la respuesta a las
condiciones, los criterios para verificar la calidad cuando sea imposible respetar los
estándares mencionados; el segundo, organizado bajo la forma de diagrama de
bloque, permite, con el control de uno o varios parámetros de demanda, verificar
el posible logro de una ejecución, mediante la satisfacción de la prescripción
mencionada y las alternativas escogidas por el diseñador.
9
Una solución adecuada es una solución no necesariamente copiada por el modelo
propuesto, sino que responde a las características básicas y proporciona valores de
una representación equivalentes, incluso si existen algunas diferencias con el
modelo.
10
Más allá de soluciones comerciales (Solatube Systems), un estudio interesante,
conocido como ARTHELIO (Sistema de iluminación inteligente y optimización de
energía basado en la combinación de la luz natural con la artificial de lámparas de
azufre (JOR3-CT97-0177) Programa de Energía No-Nuclear Joule II_RES) centrado
en un sistema de captación, de transporte y de difusión de la luz natural
combinado con la artificial. Mingozzi A., Bottiglioni S., Illuminamento di ambienti
interni mediante condotti di luce naturale; Lucchini A., Le coperture innovative,
ed. Il Sole 24 ore, Milán 2000; Bottiglioni S., [Innovative systems for the natural
light picking up and carriage: the European Project “Arthelio”]; AAVV, Sustainable
Construction the Europe, ed. Alinea, Florencia 2002.
11
El sistema de iluminación natural basado en la tecnología de fibra óptica ha sido
estudiado y experimentado dentro de los proyectos SPECTRUM y “Girasoles”.
SPECTRUM Solar Power Exploitation by Collecting end Transportation by fibre
optic to Remote Utilisation Modules - Joule European Project (J0R3 CT97 – 0188
C) es un programa de investigación de CEO en Florencia; “Girasoles” es un
programa italiano de CEO. F. Francini et altri, “Solar system for the exploitation of
the whole collected energy”, en Press on Optics and Laser en Engineering 39/2
233-246 (2003).
12
La luz captada es transportada por la fibra y puede ser difundida por el entorno,
por ejemplo, mediante una “ventana artificial” (una superficie de cristal traslúcido
que difunda y esté situado cerca de una ventana real como una extensión natural)
o algunos elementos terminales en el techo; ambos sistemas pueden ser
empleados de forma adicional, para optimizar la iluminación natural del espacio.
13
Una aplicación real de integración tecnológica y principios de automatización ha
sido realizada dentro de la rehabilitación del pueblo abandonado de Colletta di
Castelbianco (Italia), transformado por el arquitecto Giancarlo De Carlo en
“pueblo telemático”.
7
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El valor de la innovación para fomentar la calidad en la rehabilitación
de la arquitectura tradicional
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Sobre los criterios de una intervención
Notas sobre la rehabilitación
y la reutilización del patrimonio
arquitectónico tradicional
e histórico
La reutilización en arquitectura constituye una práctica
históricamente difundida y se dirige a esos objetos edificados que,
aún habiendo perdido la capacidad de responder a las exigencias
impuestas por su destino original, todavía admiten
(subordinadamente a eventuales procesos modificativos) la
adaptación a nuevas funciones.
Por lo general, el concepto de reutilización se asocia a una
interpretación de la arquitectura de larga duración.
De hecho, en la vida de los edificios suelen aparecen
periódicamente episodios de modificación (sencillas reparaciones,
ampliaciones o demoliciones parciales, cambios de uso,
refuncionalizaciones, etc.) que reflejan el cambio de la sociedad y
de sus exigencias. Estas modificaciones contribuyen a definir el
camino histórico de los edificios, pero se pueden ver también
como “momentos críticos” que permiten poner a prueba la vida
de una fábrica, es decir, comprobar su capacidad de adaptación y,
de manera implícita, de duración. No podrán superar la prueba del
tiempo los edificios con un planteamiento cerrado que no permita
responder a nuevas expectativas, es decir, los edificios que queden
estáticos o inertes delante de los cambios en las condiciones de su
uso. Por otra parte, no se puede no estar de acuerdo con el hecho
de que, “cuanto más antiguo sea un edificio, más probabilidades
habrá de que su estructura original no se mantenga intacta y de
que su primera función desaparezca favoreciendo la aparición de
otras funciones”1 y esto es válido refiriéndonos a edificios tanto
anónimos o comunes como histórico-artísticos. Estos últimos de
valor histórico y artístico indiscutible se caracterizan por un
significado y una reconocibilidad vinculados a una específica
función dentro de la memoria colectiva (un ejemplo, pero no el
único, es el caso de los edificios de culto).
De hecho, cuántos anfiteatros romanos en Italia, en España, en
Francia, fueron absorbidos en época medieval en el tejido urbano
de las ciudades amuralladas y transformados en organismos
habitables; o cómo Michelangelo transformó las termas de
Diocleciano en Roma en la basílica de Santa María de los Ángeles;
o, finalmente, de qué manera se realizó la serie infinita de
ampliaciones de la Mezquita de Córdoba, hasta culminar en la
reconversión de la mezquita islámica en iglesia católica, por obra
del arquitecto castellano Hernán Ruiz el Viejo, a principios del siglo
XVI. Y éstos son sólo los casos más conocidos en la historia de la
arquitectura.
La continuidad que se establece entre la secuencia de los cambios
y el acto de construcción original o, dicho de otra forma, la
conservación de la identidad propia del edificio, según Moneo, es
II. La reflexión y el proyecto
Carlo Atzeni
Ingeniero Civil de la Edificación
Profesor en el Departamento de Arquitectura de la Universidad
de los Estudios de Cagliari, Italia
7
Serrenti, rehabilitación y reutilización de la casa Corda como centro cultural y
biblioteca municipal (proyecto: Antonello Sanan e Alessio Bellu)
posible por la permanencia “de los principios disciplinarios
establecidos por el arquitecto en el momento de construir la obra”
y consigue prescindir de las modificaciones que afectaron el
mismo edificio, siempre que esos principios sean “lo
suficientemente sólidos”2 y válidos. Es interesante remarcar que
esta consideración se mantiene válida también en el caso que se
substituya la palabra arquitecto, que históricamente conlleva una
idea de arquitectura culta, por la palabra constructor,
refiriéndonos a la arquitectura histórico-tradicional construida,
más que proyectada.
Permanencia y modificación, en este sentido, son conceptos
complementarios y no se contraponen. La modificación sigue
inevitablemente la construcción originaria y también conlleva, en
algunos casos, consecuencias traumáticas, pero la identidad de
una obra con personalidad y carácter, a largo plazo, no será
debatida, sino más bien reforzada.
Por consiguiente, la práctica transformadora acompaña el proceso
evolutivo de toda arquitectura y es posible sólo por medio del
reconocimiento y el respeto de los caracteres que fundan la
fábrica, porque “la arquitectura será abierta a nuevas
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II. La reflexión y el proyecto
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intervenciones, que extienden indefinidamente la vida de un
edificio, si, previamente, fue definida de manera firme”3. La
modificación será, pues, el instrumento más válido para asegurar
su permanencia.
Sin embargo, la reutilización presupone que se haya producido
alguna vez en la vida del edificio una falta de continuidad en el
uso4, una interrupción de las actividades en desarrollo, esperando
un nuevo y posible destino. Lejos de poder reducirlo “[...] a un
simple cambio de uso”5, se puede interpretar la reutilización como
aquel puente que restablece la continuidad entre pasado y
presente del edificio existente.
Conceptualmente la modificación constituye la esencia de la
reutilización, de hecho “conlleva una transformación, una
verdadera metamorfosis de lo existente. La presencia y la ausencia
de continuidad no simplemente forman pareja, sino que se
componen en una relación indivisible”6. En la vida de un edificio,
su reutilización coincide con una crisis asociada a la pérdida de los
valores que hasta aquel momento habían dado sustancia a su
significado y a su existencia. Es propio de la reutilización asignar a
lo existente un nuevo sistema de valores y de significados,
diferentes de los anteriores, y es por esta misma naturaleza que no
siempre es posible7. De manera que se debe entender la
reutilización como un instrumento dinámico por cuyo medio la
pluralidad de usos que se sucedieron y que, muy probablemente
seguirán sucediéndose, se estratifica, se intersecciona y se
compenetra8, y no simplemente como una alternancia de
funciones.
El boom edificatorio que hubo en Italia a partir de los últimos años
’50 del siglo XX, en concomitancia con la necesidad de la
reconstrucción post-bélica, del incremento demográfico, del
desarrollo industrial de las ciudades y de los consiguientes
fenómenos de migración hacia ellas, decretó la desvalorización del
patrimonio construido existente. La idea que había gobernado
–hasta aquel entonces y por aproximadamente treinta años– las
lógicas continuas de mantenimiento, reparación y reutilización de
la arquitectura pre-moderna, fue suplantada por la conveniencia
económica de las nuevas edificaciones, vinculada esencialmente a
la tecnología industrializada y a la producción seriada de
materiales y elementos de construcción. Además, construir obra
de nueva planta para aquel período fue sin duda más conveniente
que conservar y reutilizar lo antiguo, también debido a la rápida
desaparición de los oficios que conservaban el saber tecnológicoconstructivo de la práctica tradicional.
El pasaje del segundo al tercer milenio ha visto cambiar muchas de
las condiciones que más directamente influencian la relación entre
espacio y sociedad: son años en los que el crecimiento
demográfico marca una inversión de tendencia y se establece en
niveles de natalidad-cero. El parque inmobiliario, relativamente
reciente, construido en los últimos cuarenta años ha sufrido un
envejecimiento repentino, inesperado y seguramente más
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Herramienta 7
Sobre los criterios de una intervención
Notas sobre la rehabilitación y la reutilización del patrimonio arquitectónico
tradicional e histórico
importante de aquel que manifestó la construcción históricotradicional; hoy en día, los centros habitados de mediana y gran
dimensión chocan con una carencia desdichadamente crónica de
áreas edificables, y, por consiguiente, el desplazamiento de los
habitantes hacia el centro –que ha causado una nueva distribución
desde los centros históricos hacia las nuevas periferias– parece
bloqueado sin remedio o quizás destinado a invertirse. En síntesis,
la fase de expansión sin control que las ciudades vivieron en la
segunda mitad del siglo XX parece hoy dirigirse hacia una radical
inflexión: la ciudad, en una sociedad rica que tiende a envejecer,
busca dentro de sí misma nuevos –¿o viejos?– lugares en los
cuales poder vivir y la cuestión cualitativa relacionada a la
instalación prevalece decisivamente sobre aquella cuantitativa.
Todo esto, junto a la manifiesta necesidad de las comunidades de
descubrir y de apropiarse de nuevo de sus raíces culturales,
renueva el interés hacia el tejido construido histórico.
Desde esta óptica, el binomio recuperación-reutilización vuelve a
ser instrumento operativo de un modelo cultural que,
parafraseando Magnano Lampugnani, puede ser definido como
modelo del mantenimiento y de la continuidad, contraponiéndose
a un modelo más efímero y de breve duración como puede ser el
caso de la sustitución9.
Ahora bien, el proyecto de rehabilitación constituye el acto de
previsión que, leyendo e interpretando los caracteres fuertes de lo
existente, se plantea proyectar sus potencialidades en el futuro
más próximo por medio de la reutilización.
Las motivaciones de la rehabilitación de lo construido son, en
primer lugar, razones de naturaleza económica, que pueden
sintetizarse así: “[...] no pudiendo construir edificios nuevos, se
trabaja con las estructuras existentes”10, sin embargo, siguiendo la
definición riegeliana de monumento no intencional, “[...] no se
puede olvidar que la historia, desde hace por lo menos cincuenta
Gonnosnò, rehabilitación y reutilización de una casa tradicional como Casa Museo
(proyecto: Maurizio Manias y Franceschino Serra)
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Herramienta 7
Sobre los criterios de una intervención
Notas sobre la rehabilitación y la reutilización del patrimonio arquitectónico
tradicional e histórico
años, valora como fuentes los testimonios materiales,
especialmente si son extensos y difundidos.”, por tanto “Suprimir
un edificio o una parte equivale a borrar una página de la vivencia
de la sociedad transmitida por medio de la materia misma”11. Y
esto es aún más valido en el caso de la arquitectura popular; ésta
no suele disponer de documentos proyectuales y puede contar su
historia, según la doble perspectiva de continuidad y mutación,
sólo por medio de las obras realizadas. De hecho “[...] se necesita
ver los espacios y sus siguientes transformaciones como un
precioso e insubstituible libro que cuenta, por medio de la misma
materia y de la configuración de los hombres que en ella han
vivido, el mudar de los usos y de los equilibrios sociales, aún mejor
que un dibujo, y que justifica la elección de seguir viviendo en esos
espacios y la decisión de conservarlos”12.
El período histórico en el que vivimos atraviesa una época de
reflexión sobre las elecciones tomadas y sobre posibles nuevos
caminos, y se caracteriza por un creciente agotamiento de los
recursos. Esto exige poner el tema del ahorro, en su sentido más
amplio, en el centro de un debate y de una investigación, teniendo
en cuenta que “[...] producir para consumir y luego tirar quiere
decir desperdiciar. Y un desperdicio es justo lo que no nos
podemos permitir en un mundo afectado por montañas de
residuos y angustiado por la limitación de sus recursos”13.
Estas son sólo algunas de las razones substanciales que nos
empujan a tomar conciencia de forma definitiva del hecho que el
patrimonio edificado existente constituye un bien de alto valor
cultural. Pero también representa sin la menor duda un recurso
económico, un importante valor añadido, de momento destinado
a deteriorarse, pero que tendrá que ser revalorizado cuanto antes.
Por otro lado, los términos de la cuestión relacionada a la urgencia
de la reutilización del construido pueden ser invertidos, tal como
defiende con provocación Corboz, y entonces “[...] se debería
Albagiara, casa histórico-tradicional inserta en un programa de revitalización urbana
antes de su rehabilitación.
II. La reflexión y el proyecto
manifestar la necesidad de destruir, en lugar de aquella de
conservar [...] “14
El proyecto de rehabilitación, que puede ser parte del filón más
amplio del proyecto de lo construido, deberá tener en cuenta un
sistema plural de vínculos, ya que se dirige a un organismo
edificado que existe para ser reutilizado. Por un lado, el edificio
constituye para el proyecto un lugar físico-material, por medio de
su articulación propiamente arquitectónica y constructiva, así
como un lugar virtual, por medio de su dimensión histórica y
evocativa. Por otro lado, el nuevo uso conlleva exigencias que se
vinculan a la reconversión del edificio.
De manera que un buen proyecto de rehabilitación deberá ser
capaz de elegir nuevas y oportunas funciones para viejos edificios,
que sean compatibles con su esencia original. En este sentido, la
ecuación que deriva la reutilización del simple emparejamiento del
viejo edificio con la nueva función no tiene sentido y puede
expresar algo imposible. “Delante de la continua destrucción de
recursos y memorias, que día tras día, borran nuestras ciudades, el
primer parámetro de evaluación de un proyecto debe ser su
habilidad en respetar y usar, sin arrebatar, los recursos
existentes”15.
La modificación que sigue a la actividad de reutilización de lo
existente, y aun más del proyecto en áreas consolidadas, aunque
no necesariamente de reutilización en un sentido estricto,
propone de nuevo el dualismo entre viejo y nuevo, sobretodo por
el progreso tecnológico que hoy en día está cambiando de forma
radical los lenguajes de la arquitectura.
En estos casos, el acto crítico del proyecto debe poseer
necesariamente contenidos dialécticos: lo nuevo debería afirmar
su propia identidad proyectual sin perjudicar lo preexistente. El
mandato del proyecto es establecer un posible nexo entre viejo y
nuevo; la relación no debe ser de antagonismo porque “[...] el
proyecto se construye de partes diferentes, las que son por
necesidad nuevas y las que ya existen. Juntarlas no será un dibujo
unitario, más bien será el intento de alcanzar una calidad análoga
a lo existente”16. Aquello que es ya presente guiará los recorridos
de la modificación en el momento de definir lo que se deberá
alcanzar, para luego extraer de ello linfa vital. Dicho de otra forma,
el proyectista debe comprender la complejidad del edificio
antiguo, difícil tarea, y definir las elecciones modificativas
siguiendo su lección.
Ignasi de Solà-Morales, en su interesante ensayo Del contraste a la
analogía, clarifica más la conexión entre viejo y nuevo en el
proyecto de recuperación, indicando que “[...] una nueva
arquitectura se acerca físicamente y se relaciona visivamente y
espacialmente a la existente, pero además establece una
verdadera interpretación del material histórico. Este material, por
cuyo medio la arquitectura se mide, se vuelve objeto de una
verdadera lectura que acompaña de forma explícita o implícita la
nueva intervención en su significado global”17.
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II. La reflexión y el proyecto
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Analogía y contraste o “semejanza y diferencia”18, queriendo usar
binomios conocidos, llegan a ser las cifras del proyecto de
recuperación donde tradición e innovación se confrontan y se
estratifican. La aproximación cognoscitiva –el proyecto de la
diagnosis– a la cual previamente se hizo referencia varias veces,
constituye un instrumento preliminar indispensable para esta
comparación. Así, reduce pero no llega a eliminar la componente
aleatoria19 y tampoco le será posible codificar de forma
determinista las acciones que emprenderá la fase proyectual. Visto
que cada caso reivindica su propia dignidad individual y que la
misma pluralidad de los casos genera la complejidad de los
sistemas urbanos; esta complejidad no puede reconducirse a
generalizaciones y simplificaciones metodológicas que derivan
exclusivamente de la tipología. Sin embargo debemos indicar que
la taxonomía tipológica, si se utiliza correctamente –y esto
depende de la elección de los parámetros de evaluación–, puede
ser un importante instrumento de soporte al proyecto para definir
los criterios de interpretación y comprensión de su propia
complejidad.
Somos conscientes de la actual dificultad de referirnos a una teoría
de la rehabilitación o a una teoría de la más general
contraposición entre existente y nuevo que sea aceptada
unívocamente. No obstante, se debe asumir que la cultura
contemporánea del proyecto se dirige a lo existente, ya desde
hace bastante tiempo, por medio de una aproximación desde la
conservación y la modificación al mismo tiempo, permitiendo que
principios propios de la disciplina de la restauración convivan con
la necesidad de autonomía deseada por el proyecto de
arquitectura20. Sin renunciar al encanto de la ambigüedad del
contraste entre lo viejo y lo nuevo, se substituye “al habitual
terceto restauración, reutilización, conservación, un más actual y
juicioso
acercamiento:
restauración,
reutilización,
21
transformación” .
Faltan instrumentos metodológicos homogéneos, pero aún así
algunos criterios operativos parecen ser compartidos.
En primer lugar sobresale el “principio de la mínima
intervención”22, que representa el vínculo principal por cuyo
medio auto-regular el proyecto de rehabilitación y reutilización de
lo existente, con un planteamiento que se inspira en las posiciones
culturales de la conservación del documento histórico. Según este
principio, la pre-existencia debe modificarse sólo si impide su
refuncionalización, y esto significa, desde el punto de vista
técnico-matérico, enfrentarse a los problemas de degradación
escogiendo, como primera opción, una aproximación desde la
conservación más que desde la gratuita substitución.
Además, en defensa del carácter único e irrepetible de cada
edificio existente, en su propia dimensión histórico-material, se
eleva el “principio de la reversibilidad de las intervenciones”23.
Según este principio, el proyecto de rehabilitación-reutilización no
debería interpretarse como un gesto definitivo; se debería más
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Herramienta 7
Sobre los criterios de una intervención
Notas sobre la rehabilitación y la reutilización del patrimonio arquitectónico
tradicional e histórico
bien asumir una perspectiva que deje los caminos abiertos a una
reflexión sobre las elecciones y permita la remoción de lo que se
añadió sin que el edificio original sea desnaturalizado o
irremediablemente dañado. Bajo esta perspectiva, adquieren un
rol decisivo las cuestiones relacionadas con la compatibilidad. Ésta
debe concebirse por lo menos según dos escalas distintas: la
primera, como se dijo anteriormente, interesa la cuestión
relacionada a los vínculos que el edificio antiguo impone a la
elección de la nueva función o, invirtiendo los términos de la
cuestión, el grado de modificación que el cambio realizado
impone al edificio existente, lo que significa, en un último análisis,
Albagiara, planta, secciones y alzados del proyecto de rehabilitación y reutilización
de una casa histórico-tradicional como Centro de documentación de la cultura rural
del territorio de la Marmilla (proyecto: Carlo Atzeni, Maurizio Manias y Silvia Mocci)
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Herramienta 7
Sobre los criterios de una intervención
Notas sobre la rehabilitación y la reutilización del patrimonio arquitectónico
tradicional e histórico
considerar el nivel de analogía que las exigencias de la función que
antecede y de aquella que prosigue muestran poseer. La segunda,
más directamente vinculada a la práctica ejecutiva, pero no menos
importante, se refiere a los aspectos matéricos-constructivos
relativamente a la posibilidad de utilizar materiales y técnicas
actuales para la fábrica histórica. La exigencia de reversibilidad y la
dificultad de hacer que técnicas y materiales de épocas diferentes
vivan juntos sin traumas van emparejadas y sugieren “sistematizar
en un edificio sólo elementos ligeros y amovibles, cuyos anclajes
sean independientes de la estructura en las que se insertan [...].
No es oportuno esconder los medios de readaptación; estos
introducirán una tensión vivificante, profusamente preferible a la
habitual picardía, que consiste en el hacer creer que la actividad
no sea contemporánea”. De esta forma se preserva la
reconocibilidad de la intervención muy querida por parte de los
restauradores, aún con presupuestos y finalidades diferentes, y
llega a ser uno de los requisitos fundamentales para el buen éxito
de aquel proyecto dialéctico al cual hasta ahora se ha hecho
referencia25.
El equilibrio que se establece entre conservación y modificación
representa el hilo conductor del proyecto de rehabilitación; éste
mismo tiene el mandato de establecer la medida en que el uno o
el otro deban, en cada ocasión, prevalecer. Esto permite a la
rehabilitación liberarse de los históricos prejuicios disciplinarios
que no le reconocen contenidos propositivos, y asumir también la
tecnología como uno de sus principales instrumentos
conceptuales y operativos.
Albagiara, vista del proyecto de rehabilitación y reutilización de una casa históricotradicional como Centro de documentación de la cultura rural del territorio de la
Marmilla (proyecto: Carlo Atzeni, Maurizio Manias y Silvia Mocci)
II. La reflexión y el proyecto
1
André Corboz, “Vecchi edifici per nuove funzioni”, en Lotus International, n.13,
p. 76.
2
Rafael Moneo, “La vita degli edifici e la moschea di Cordoba”, en La solitudine
degli edifici e altri scritti - Questioni intorno all’architettura. Allemandi. TorinoLondon, 1999, p. 132.
3
Rafael Moneo, Op. cit., p. 155.
4
“[...] la reutilización [...] implica de por sí la existencia de una ruptura en la
continuidad –la fractura del uso. De hecho, cuando se acude a una intervención
de reutilización, es la continuidad de uso que se pierde, que se revela sin remedio
interrumpida. Si esta contuinidad perdurara, no habría nada por reutilizar, por el
hecho que la reutilización, en la continuidad, equivaldría al uso tout court [...]”,
Marco Biraghi, “La via del riuso”, en Casabella, n.672, p. 15.
5
Marco Biraghi, Op. cit., p. 15.
6
Marco Biragi, Op. cit., p. 15.
7
“La relación entre una intervención de nueva arquitectura y la arquitectuta ya
existente es un fenómeno que cambia dependiendo de los valores culturales
atribuidos sea al significado de la arquitectura histórica o a las intenciones de la
nueva intervención”, Ignasi de Solà-Morales, “Dal contrasto all’analogia.
Trasformazioni nella concezione dell’intervento architettonico”, en Lotus
International, n. 46, p. 37.
8
Alberto Ferlenga en referencia a este tema; “en los edificios del pasado sometidos
a constantes variaciones de uso, viejo y nuevo se compenetran. Construcciones
originales casi intactas, preservadas por economía o por respeto, aparecen
engastadas en edificios más recientes; expuestas u ocultas bajo sus enlucidos; o
tal vez aparezcan sólo fragmentos de formas arquitectónicas modeladas por la
superposición de las funciones e implicados en nuevos usos. Cuando se rompa el
sistema de relaciones que generó la forma arquitectónica, ésta misma,
testimoniando así la naturaleza autónoma e imprevisible de su vida, podrá
conservar fragmentos de su sentido original o más bien generar nuevos.”, Alberto
Ferlenga, “Separazioni”, en Casabella, n. 717-718.
9
“Exigir la dimensión de la durabilidad desde el proyecto significa poner una serie
de condiciones a sus presupuestos, a sus métodos y a sus resultados. Significa
sobretodo elegir entre dos modelos de producción antitéticos: el modelo del
recambio y el modelo del mantenimiento [...] está claro que postular un proyecto
duradero significa escoger el segundo [...], Vittorio Magnago Lampugnani,
“Ricambio o manutenzione?”, en Lotus International, n. 46.
10
André Corboz, Op. cit., p. 68.
11
Alberto Grimoldi, “Architettura come riparazione, Note sul restauro in
architettura”, en Lotus International, n. 46, p. 118.
12
Alberto Grimoldi, Op. cit., p. 118.
13
Vittorio Magnano Lampugnani, Op. cit.
14
André Corboz, Op. cit., p. 72.
15
Alberto Grimoldi, Op. cit., p. 118.
16
Alberto Grimoldi, Op. cit., p.120.
17
Ignasi de Solà-Morales, Op. cit., p. 37
18
Ignasi de Solà-Morales, Op. cit., p. 44. Notar que “Somiglianza e differenza. La
trasformazione dei mulini di Murcia di Juan Navarro Baldeweg”, es el título de un
ensayo de Luca Ortelli publicado en Lotus International, n. 59.
19
En la opinión de Ignasi de Solà-Morales, de hecho, “el conocimiento instrumental
del objeto no permite eludir el riesgo del proyecto […]”, Op. cit., p. 42.
20
En la opinión de Grimaldi, lo existente sigue siendo el material que sostiene el
proyecto. Él afirma; “De manera que comprobar la necesidad de una substitución,
a partir de la consistencia de los materiales de construcción, de su actitud a resistir
a los agentes atmosféricos o a soportar una carga, significa para el arquitecto la
posibilidad de incidir en las relaciones sociales, de no reducirse a diseñador de
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II. La reflexión y el proyecto
ideologías. Esta materia, que comprueba la consistencia y la dimensión de los
recursos, llega a convertirse en el cuadro de referencia, el contexto fijo en el que
el proyecto encuentra un espacio”, en Op. cit., p. 118.
7
21
Marco Casamonti, “Trasformazioni”, Editorial de Área, n. 45, monográfico sobre
Restauro, riuso, trasformazioni.
22
André Corboz, Op. cit., p. 72
23
André Corboz, Op. cit., p. 72
24
André Corboz, Op. cit., p. 76
25
En relación con este tema, parecen realmente interesantes las consideraciones que
expresa el arquitecto alemán refiriéndose a su trabajo, en una entrevista de
Giovanni Leoni y publicada en Área n. 45: “yo procedo siguiendo estratos
sucesivos, se trata de una intervención de naturaleza interpretativa. Intento
insertar mi arquitectura asumiendo las dimensiones y las reglas dictadas por el
original y creando la sensación de una intervención reversible. Pero los cambios
modifican todo el edificio. No existen recetas, no hay ciencia. Prescindiendo de los
lenguajes utilizados, lo que es importante es que el edificio vuelva a ser una
unidad y no una suma de partes [...] Pero, como yo no procedo imitando
formalmente, se trata por necesidad de una unidad dialéctica, fruto de la
presencia conjunta de lenguajes diferentes. El mío no es un lenguaje figurativo,
sino más bien abstracto; la recuperación de una esencia de la tradición siguiendo
un plano de abstracción”.
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Sobre los criterios de una intervención
Notas sobre la rehabilitación y la reutilización del patrimonio arquitectónico
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Herramienta 7
Sobre los criterios de una intervención
Rehabilitar y construir
con materiales tradicionales
(Experiencia egipcia)
II. La reflexión y el proyecto
Bernard Maury
Doctor en arquitectura
Instituto Francés de Arqueología Oriental del Cairo, Egipto
Principalmente en El Cairo, pero también en Siria o en Yemen, la
Misión francesa para la salvaguarda del Patrimonio arquitectónico,
muy a menudo ha llevado a cabo importantes trabajos de
rehabilitación o de restauración, dado el deplorable estado de
conservación de determinados edificios: suelos hundidos, paredes
destripadas, techos apuntalados o a cielo abierto… hacían
imposible una reutilización de estos emplazamientos. A todo ello,
habría también que añadir, para algunos edificios, modificaciones
más o menos importantes sobrevenidas a lo largo de los siglos.
Ante el estado de este patrimonio surgían las cuestiones: ¿qué
hacer?, ¿qué hay que guardar?, ¿qué elemento puede ser
suprimido?, ¿qué tipos de trabajo hay que efectuar?
La primera intervención en la rehabilitación de un monumento es
de orden arqueológico: restituir, en el mejor de los casos, al estado
de origen del monumento, bajo todos sus aspectos: tanto
arquitectónicos, estructurales, como decorativos… La segunda
intervención será determinar el género y el tipo de trabajos que
hay que llevar a cabo para rehabilitar el monumento en cuestión.
7
I – Nuestra política de salvaguarda:
Fachada norte del patio restaurado, con piedras antiguas, en la casa HARAWI
1. Respeto del lugar
Los trabajos de restauración se han llevado siempre a cabo con la
preocupación constante de respetar el lugar y de reencontrar el
estado original.
Consideremos que el estudio “arqueológico” se ha terminado. En
ese momento hay que decidir la naturaleza de los trabajos y sobre
todo de los diferentes tipos de materiales a emplear. Hay que
destacar que la lista de los materiales utilizados en el momento de
la construcción del edificio ya ha sido establecida conjuntamente
en el estudio arqueológico. Ahora queda ponerla en práctica.
Con el abanico de diferentes materiales modernos que se
encuentran actualmente en el mercado, el problema de la
restauración puede parecer simple, y la tentación de emplearlos
indiscriminadamente en la restauración de edificios antiguos es
fuerte.
Hay que poner mucha atención, ya que hemos podido juzgar el
cambio radical que comportó la aparición del cemento hace un
siglo y medio, y consiguientemente la aparición del hormigón, y
constatar el entusiasmo consiguiente y el aprecio de las proezas
técnicas que permitió.
Pero también hemos podido juzgar las catástrofes que ello
comportó en todas partes a nivel de la edificación más antigua:
fisuras como consecuencia de reparación de paredes de piedra
con perpiaños, salinización y estallido de la piedra como
consecuencia de un rejuntado con mortero de cemento,
hinchazón de los revestimientos como consecuencia de un
revoque de cemento sobre una pared de ladrillo, etc. Mucha
gente, por desconocimiento, ha encontrado una respuesta
demasiado rápida y ha pensado que el cemento era la solución
milagrosa a los problemas de las construcciones.
2. Búsqueda de las técnicas y los materiales antiguos
Para ser totalmente satisfactoria, una buena restauración supone
que se puedan recobrar las técnicas antiguas y sobre todo los
materiales utilizados en el momento de la construcción original,
todo ello con el objetivo de asegurar una homogeneidad de la
naturaleza de los materiales.
En cada etapa de nuestros trabajos, se plantean cuestiones
fundamentales relativas a la restauración, que atañen a tres
ámbitos: la utilización de materiales de calidad, la competencia
de los obreros y la financiación… Pero en muchos casos, hemos
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II. La reflexión y el proyecto
tenido que constatar, desgraciadamente, que es el tercer punto,
el aspecto financiero, el que condiciona siempre a los dos primeros.
II. Los materiales
7
1. La piedra
Un estudio técnico sobre diferentes muestras extraídas en edificios
concretos, mostró que la piedra original, utilizada en El Cairo entre
los siglos XVII a XVIII para la edificación, era una piedra de
excelente calidad. De aspecto ligeramente rosado, esta piedra
calcárea llamada gebel ahmar (piedra roja) tenía un excelente
coeficiente de compresión así como una buena resistencia a la
humedad. Pero las canteras habían sido abandonadas desde hacía
tiempo, probablemente debido al agotamiento de los filones.
Ahora bien, en Egipto, en los años 80 la única piedra utilizada en
la restauración era una piedra blanca de mala calidad, proveniente
de las canteras de Hélouan, próximas a El Cairo. Desde el punto
de vista estético así como desde el punto de vista técnico, esta
piedra era inaceptable.
Insistimos ante los organismos responsables para obtener una
piedra idéntica –o en su defecto, parecida– a aquella que había
presidido la construcción de El Cairo en la época otomana. En
vano… Y la apertura de una nueva cantera era prohibitiva con
respecto a nuestras propias necesidades.
Pero la idea había sido lanzada y nuestra obstinación a querer
utilizar la piedra llamada gebel ahmar en las restauraciones
produjo sus frutos, posteriormente, ya que diez años después,
cuando la Misión francesa puso en marcha una nueva
restauración en El Cairo, la demanda de gebel ahmar fue tal que
las canteras se abrieron e iniciaron la venta de esta piedra.
Así, la solución que se adoptó, en nuestra primera restauración,
fue la de comprar piedras provenientes de edificios no
catalogados del siglo XIX, en demolición. Esta solución fue,
evidentemente, más barata…
Recortadas a la medida de nuestros bloques, estas piedras tenían
el mismo color que nuestra piedra y sobre todo las mismas
características mecánicas, lo cual permitió incluirlas en las paredes
antiguas sin crear tensiones o cizallamientos diferenciales en caso
de sobrecarga.
2. El ladrillo
Para el ladrillo, el problema fue ligeramente diferente, dado que
los ladrillos antiguos, compuestos por una mezcla de arcilla y de
ceniza mal cocida, estaban cargados de sales minerales como
consecuencia de las capilaridades de la humedad. Este material
fue difícilmente recuperable especialmente en la medida en que la
textura del ladrillo era desmenuzable. Fue necesario, por tanto,
buscar un material de recambio.
Estudiamos entonces la posibilidad de utilizar una producción
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Herramienta 7
Sobre los criterios de una intervención
Rehabilitar y construir con materiales tradicionales (Experiencia egipcia)
local de ladrillos cocidos, sensiblemente de las misma medida que
los nuestros y presentando características técnicas parecidas. Se
llevó a cabo una prueba. Se consideró concluyente ya que este
tipo de ladrillo permitía realizar todos los recalces o recosidos en
las paredes antiguas sin crear, como en la pared de piedra,
tensiones o cizallamientos diferenciales.
Se generalizó al conjunto de la obra.
3. La madera
El problema de la madera fue tratado también cuidadosamente:
un estudio general puso de manifiesto que la mayoría de las
carpinterías del edificio se habían realizado con pino de América,
llamado en Egipto azzizi. Largamente importada de Turquía, este
tipo de madera, en los años 80, provenía de Europa del Norte.
Pero la calidad, sin duda parecida, no era satisfactoria.
Empleo de nuevos materiales (vigas metálicas) para el refuerzo de estructuras
antiguas
Trabajos de carpintería: restauración del gran moucharabieh de la casa SENNARI.
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Herramienta 7
Sobre los criterios de una intervención
Rehabilitar y construir con materiales tradicionales (Experiencia egipcia)
Como en el caso de la piedra, utilizamos vigas de recuperación
provenientes de inmuebles del siglo XIX, en demolición. Estas
vigas una vez trabajadas, dieron una excelente madera, muy sana
y disponiendo de más de un siglo de secado… de esta manera la
restauración de carpinterías se pudo hacer sin problema, las
maderas antiguas y las nuevas trabajando en perfecta armonía.
4. Los morteros y los revocos
El examen de los morteros mostró que estaban todos compuestos
a base de cal. De igual modo para los revocos, se constató en
determinados casos, una mezcla de cal y yeso llegando hasta un
80% de yeso.
Pero el problema esencial relativo a la fabricación de los morteros
y los revocos, fue el de combatir el uso del cemento.
Se conocen todos los inconvenientes de utilizar un mortero de
este tipo en la edificación de una pared de piedra.
Desgraciadamente esta práctica estaba aun extremadamente
extendida en los años 80, en Egipto como en otros países
circundantes, y fue difícil hacer comprender a los obreros
artesanos el peligro de utilizar un mortero de ese tipo.
Como consecuencia de la escasa demanda, la cal era casi
inexistente en el mercado egipcio.
Después de buscar en la capital fue posible encontrar la cal viva
que se tenía que ir a buscar a granel directamente del horno de
cochura
II. La reflexión y el proyecto
Optamos por esta solución. Pero si los trabajos para extender la cal
son largos y penosos, por contra, la calidad de la cal es excelente,
y los resultados obtenidos, tanto en la renovación de
determinadas estructuras de paredes de piedra, como en los
revoques de la fachada, fueron remarcables.
En nuestra segunda restauración en el Cairo, en 1995, la cal había
encontrado su carta de nobleza, ya que sin poder disponer de
diferentes variedades, se había comercializado un tipo de cal, en
forma de polvo.
5. Nuevos materiales: acero, acero inoxidable, hormigón,
alquitrán…
El estado de los edificios, y sobre todo la reutilización que se
quiera hacer de los monumentos, puede imponer la utilización de
materiales complementarios. ¡Pero bajo algunas condiciones!
Tomemos como ejemplo un suelo hundido en una gran mansión.
Este suelo está compuesto de viguetas de madera que soportan
un pesado enlosado calcáreo. Ahora bien, la parte inferior de este
suelo está decorado y debe ser imperativamente conservado. Por
el contrario, las vigas de madera de la estructura son demasiado
débiles para poder soportar cargas importantes: como resultado
se obtiene una gran dificultad para reutilizar el lugar.
Por tanto, se tiene que intentar reforzar el suelo sin tocar su parte
inferior. En este caso, la utilización de materiales complementarios
puede ser una solución, ya que bajo un volumen más pequeño,
tienen una resistencia mayor.
Después de un minucioso estudio de este tipo de casos, la
solución adoptada fue deslizar una estructura metálica en el
grueso del suelo para aliviar la antigua estructura en madera. Esta
operación ha sido posible gracias a un gran espesor de relleno
entre las viguetas y el enlosado.
En otro caso, ¿habría sido preferible la solución de un refuerzo en
hormigón?
III. Importante
No hay nunca soluciones tipo en restauración, cada caso debe ser
considerado y estudiado individualmente.
Por otra parte, la utilización de nuevos materiales interviene sólo
con objeto de reforzar un elemento o una estructura. Actúa “por
detrás” y no debe ser perceptible una vez acabados los trabajos.
En este caso, se trata esencialmente de disociar las dos
estructuras, la antigua y la nueva, al efecto de que trabajen
separadamente (problema de flexión, de dilatación…), siendo
importante que al final de la operación, la solución adoptada sea
totalmente invisible.
Recuperación de una pared de ladrillo en la casa SENNARI
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II. La reflexión y el proyecto
El dilema de los criterios:
el punto de vista del patrimonial
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Los edificios forman parte de la base necesaria para el desarrollo
de las actividades de la gente. Fueron construidos para cubrir
necesidades, tanto utilitarias como estéticas y simbólicas. La
tipología y morfología de un edificio refleja la sabiduría,
mentalidad, medios y forma de vida de las generaciones de los
habitantes, pero también la evolución histórica del asentamiento,
sus posibilidades socio-económicas, sus interconexiones y
relaciones con otras zonas, etc. Por lo tanto, el valor patrimonial
que un edificio histórico abarca no está restringido a meras
características físicas o incluso del paisaje, sino que también se
refiere a valores, identidades y testimonios más profundos.
Pero además de los monumentos histórico-artísticos como pueden
ser palacios, catedrales u otros edificios religiosos, castillos,
fortalezas u otros edificios públicos, existe también la arquitectura
anónima que forma una parte significativa del paisaje urbano de
un asentamiento, de su identidad o su “espíritu del lugar”.
La conservación de la arquitectura tradicional no es tan evidente
como para un monumento importante. Su valor patrimonial no es
juzgado por la comunidad como un valor de importancia nacional.
Por lo tanto, un edificio de esta calidad no puede ser restaurado
“por sí mismo”, sino que necesita formar parte de la vida activa
del asentamiento. Sin embargo, su existencia física y su mejora
material es importante por diferentes motivos. Estos pueden ser
teóricos, simbólicos o abstractos como los testimonios históricos
que pueden ofrecer, así como también pragmáticos. Un entorno
arquitectónico bien conservado es una ventaja comparativa en un
mundo competitivo globalizado. De la misma forma, un edificio
con valores históricos, arquitectónicos, así como con otros valores
patrimoniales, lleva ventajas adicionales en términos de calidad de
espacio y valor añadido para su uso contemporáneo tanto para
propósitos residenciales como comerciales.
Al contrario que la restauración de monumentos, los edificios de
arquitectura tradicional necesitan tener un uso continuo y
sostenible. Y sólo con el uso estos pueden mantenerse “vivos”.
Pero no todos los usos son apropiados para todos los edificios
históricos. Por una parte, las necesidades modernas requieren la
adición de nueva tecnología, instalaciones sanitarias u otras
comodidades, la reorganización del interior o la adición de un
espacio. Por otra parte, los materiales y las técnicas modernas
hacen que el proceso de restauración sea más fácil y menos
costoso. Pero estas alteraciones, necesarias para la continuación
del uso o para un nuevo uso, una vez el original ha dejado de
existir o no puede corresponder a las nuevas exigencias, a menudo
perjudica al valor patrimonial del edificio.
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Herramienta 7
Sobre los criterios de una intervención
Irene Hadjisavva-Adam
Arquitecta
Department of Town Planning and Housing, Chipre
Nicosia (Chipre).
Esta amenaza nos lleva frente a un dilema: ¿conservar el
patrimonio cultural materializado en la estructura de un edificio
histórico a cualquier precio, o para permitir el predominio del nuevo
uso? ¿Existe equilibrio entre el patrimonio y el valor económico y
valor utilitario? ¿Y dónde lleva exactamente esta línea?
No existen recetas o soluciones estándar. Cada edificio tiene un
valor patrimonial, problemas y oportunidades distintos. Por lo
tanto, cada edificio individual debe ser valorado en sí mismo. Lo
mismo se aplica al entorno de un edificio. Los valores
patrimoniales son distintos de un país a otro, pero incluso de una
calle a otra de un mismo vecindario. De forma similar, como un
criterio es un proceso subjetivo, el criterio de evaluación para el
valor patrimonial difiere de un individuo a otro. El profesional,
sensible a temas relacionados con la historia de la arquitectura y
la geografía, ve una información y un valor infinitos donde otro
tipo de gente puede que tan sólo vea “piedra y mortero”. De
forma similar, las instituciones públicas (por ejemplo Organismos
Patrimoniales) atribuyen un gran valor patrimonial donde los
propietarios solamente atribuyen un valor “vacacional”. En otros
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Herramienta 7
Sobre los criterios de una intervención
El dilema de los criterios: el punto de vista del patrimonial
II. La reflexión y el proyecto
casos, la Autoridad Local puede desear denegar la existencia del
valor patrimonial de un edificio para dar paso a nuevas carreteras
o plazas.
Aunque el criterio de valor patrimonial de la arquitectura
tradicional es subjetivo y varía según la educación, sensibilidad,
intereses financieros u otros, la responsabilidad en su conservación
es un objetivo y un requisito para todas las sociedades. La
responsabilidad está materializada en la legislación de cada país y
refleja no sólo las sensibilidades individuales de la sociedad, sino
también sus obligaciones según las convenciones internacionales
que el país haya firmado.
Sobre la restauración de la arquitectura tradicional, el sector
público es el principal regulador y de forma menos frecuente el
que tiene un papel pro-activo. La iniciativa para su rehabilitación
normalmente viene del sector privado que emprende una
inversión considerable y necesita obtener más “por su dinero” que
la mera conservación del valor patrimonial. En otras palabras, el
objetivo de cualquier inversión privada es beneficiarse, tanto si es
mediante ingresos en efectivo, o bien para la satisfacción de una
necesidad de una vivienda. En este sentido, el valor patrimonial
atribuido es visto como un obstáculo para el aumento del
beneficio a corto plazo que la propiedad debe ofrecer. Por ello, los
valores patrimoniales no pueden depender solamente de un
criterio individual. En Chipre, como en muchos otros países, las
Autoridades Públicas regulan los procesos de rehabilitación de
edificios tradicionales incluyendo restricciones, guías para el
diseño y otras obligaciones en los permisos (o consentimientos) de
planificación para edificios que están caracterizados por ser
catalogados como Monumentos Antiguos.
El objetivo de estas regulaciones es ayudar a encontrar el correcto
equilibrio entre valores patrimoniales y valores utilitarios para cada
edificio individual de acuerdo con sus cualidades específicas. Las
guías para el diseño están centradas en la expresión material de
estos valores y también en la autenticidad del edificio.
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II. La reflexión y el proyecto
Desafíos en la introducción
de sistemas e instalaciones
Herramienta 7
Sobre los criterios de una intervención
Athina Papadopoulou
Arquitecta
Arquitecta de conservación, trabaja para UNDP-UNOPS
en el marco del plan general de ordenación de Nicosia, Chipre
Los modelos de las condiciones de vida contemporánea han
añadido un parámetro suplementario a los retos propios de los
profesionales en la restauración de edificios históricos: es la
introducción de instalaciones mecánicas, eléctricas y otros
sistemas.
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Las instalaciones mecánicas y eléctricas presentan ciertas
limitaciones técnicas en cuanto a su instalación tanto en edificios
nuevos como en los históricos. En los edificios nuevos, sin
embargo, la concepción de la construcción está a menudo
adaptada a las necesidades de instalación de estos sistemas,
mientras que en la concepción de las intervenciones para la
restauración, la instalación de los sistemas debería ser mucho más
adaptada en función de las prioridades de restauración.
Entre las limitaciones técnicas de las instalaciones mecánicas y
eléctricas cabe destacar el diámetro, la longitud y el camino
seguido por las tuberías hasta el emplazamiento de un ruidoso
sistema de refrigeración en el entorno exterior de un edifico
histórico, por ejemplo. Habitualmente, los suelos, paredes y
techos de un edificio son las áreas más vulnerables a las
intervenciones de instalación de estos sistemas. Los recorridos
horizontales y verticales para estas instalaciones pueden afectar
drásticamente a la capacidad estructural del edificio histórico, pero
también al carácter y al uso del espacio.
Las instalaciones de los equipos para las cocinas y lavabos
pueden deformar también, sin necesidad, la estructura, el carácter
y la autenticidad así como el uso de un edificio tradicional. En
primer lugar, estos usos deben estar situados, preferentemente,
en las extensiones del edificio histórico, particularmente si el
edificio original no ha sido antes objeto de estos usos. En segundo
lugar, es preferible que el mobiliario como las encimeras de la
cocina estén también separadas de la propia estructura del edificio
o bien incorporadas en unidades móviles.
Muy a menudo, se puede constatar una falta de sensibilidad por
parte de los consultores en ingeniería mecánica y eléctrica durante
la restauración de edificios históricos. En consecuencia, el
arquitecto, como coordinador, debe asumir el papel de la
promoción de un trabajo multidisciplinario para salvaguardar la
aplicación de los principios de restauración, internacionalmente
aceptados, a favor de la estructura histórica. Se pueden encontrar
soluciones creativas independientemente de las restricciones que
presente el propio edificio, así como las limitaciones técnicas,
programáticas y económicas.
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Los baños otomanos Omeriye, en las murallas de Nicosia
El museo Shadow Theatre, en las murallas de Nicosia
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Herramienta 7
Sobre los criterios de una intervención
Le point de vue de la valeur patrimoniale
En un intento de abordar este tema, proponemos el siguiente
criterio general estratégico:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
Intervención mínima en la estructura de un edificio
Intervención mínima en el entorno del edificio histórico
Reversibilidad de las instalaciones
No perturbación de la capacidad estructural de un edificio
histórico
Conservación del carácter de los espacios interiores y exteriores
Elementos fácilmente identificables pero estéticamente nointrusivos
Instalaciones fácilmente accesibles para asegurar la inspección
y evitar daños en caso de fugas (especialmente para la
fontanería y los sistemas de evacuación de aguas)
Respeto de los sistemas preexistentes que puedan tener un
valor histórico o arqueológico
Introducción de nuevos usos compatibles en ciertos espacios
del edificio.
II. La reflexión y el proyecto
(a) Los baños otomanos Omeriye, en las murallas de Nicosia
Las nuevas tuberías de alimentación de agua en las “cámaras
calientes” fueron instaladas a una distancia de alrededor de 5 cm
de la superficie exterior de los muros a la misma altura que las
tuberías de terracota. Las cañerías originales se han conservado en
el interior de la masa de los muros de piedra como testimonio de
la historia del edificio, ya que por su condición física y las
necesidades de agua contemporáneas no fue posible su
reutilización.
(b) El proyecto de jardín de infancia Chrysaliniotissa, en las
murallas de Nicosia
Los nuevos lavabos y cocinas se situaban en la nueva extensión del
edificio catalogado para conservar el carácter y la relación de
espacios en el edificio histórico.
(c) El museo Shadow Theatre, en las murallas de Nicosia
Podemos encontrar algunos ejemplos de proyectos de
restauración en Chipre, que han integrado con éxito los sistemas,
así como las instalaciones de equipos, en la restauración de: (a) los
baños otomanos Omeriye, (b) el proyecto de jardín de infancia
Chrysaliniotissa y (c) el museo Shadow Theatre:
Las canalizaciones así como las cañerías son ocultadas por una
placa de metal perforada y situadas en un emplazamiento
fácilmente accesible sin ruptura del muro del edificio tradicional.
El proyecto de jardín de infancia Chrysaliniotissa, en las murallas de Nicosia
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