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Arquitectura singular
pilar bonet
La torre de Babel
La mítica Torre de Babel es la historia de un fracaso causado
por el exceso de ambición humana, pero también puede simbolizar
la actitud de la arquitectura que quiere trascender las
funciones, los materiales y los símbolos de la historia.
Construir ha sido uno de los grandes retos de la humanidad y
todo tipo de arquitectura proviene de una configuración singular
de formas y funciones. Todas las soluciones de la arquitectura
son parte significativa de nuestra cultura: el templo, la
fortaleza, el palacio o la catedral, así como la vivienda
unifamiliar,
la
fábrica
o
el
aeropuerto,
nos
muestran
significados dispersos y complejo sobre nuestra manera de estar
en el mundo, sobre los cambios en la forma de vida, los
progresos tecnológicos o también los debates filosóficos.
La investigación arquitectónica siempre ocupa un lugar entre lo
posible y lo imposible, entre lo material y lo intangible, entre
el arte y la técnica o entre la realidad y la virtualidad. Como
los dibujos espaciales de M.C. Escher, la arquitectura es un
lugar abierto a las hipótesis formales, a la ambigüedad de la
perspectiva,
a
las
experimentaciones
del
espacio
o
la
transferencia de las funciones.
1
M.C. Escher
En todas estas posibilidades y opciones, la arquitectura muestra
la complejidad del territorio de nuestra cultura y es capaz de
enfrentarse a sus propios dominios provocando incesantes
experimentaciones y mutaciones que, desde sus destinos más
funcionales a las revisiones más utópicas y futuristas, narran
uno de los capítulos más interesantes de la historia: el mundo
de las ideas y de los proyectos arquitectónicos.
Acumulación, reiteración, diferencia o desconexión, son términos
usados con frecuencia a la hora de hablar de arquitectura de
finales del siglo xx, en especial cuando esta formula una
distancia evidente con los adjetivos de integración, coherencia
y síntesis que habían precedido los ideales arquitectónicos del
pasado. Frente a los debates de la cultura contemporánea, ante
sus críticas del lenguaje, muchos proyectos arquitectónicos se
desarrollan en una permanente tentativa de experimentación, como
una insuperable provisionalidad de nuevas formas.
Desde esta multiplicidad de plataformas, la arquitectura puede
acometer la construcción de edificios y viviendas funcionales,
útiles en sus principios básicos, pero también proyectos de alta
resolución
tecnológica
que
permiten
nuevos
modelos
de
sostenibilidad energética o situarse en puntos de cruce entre la
denominación de arquitectura y anti-arquitectura cuando lleva a
cabo ideas más criticas y aparentemente excéntricas sobre la
misma naturaleza o función de la construcción.
Hemos seleccionados edificios y proyectos en curso que exceden
los límites convencionales de la arquitectura, que se escapan de
los
valores
tradicionales
del
racionalismo
moderno,
del
funcionalismo
pragmático,
para
buscar
nuevas
actitudes,
ambiciosos efectos y dimensiones insospechadas de la proyección
arquitectónica contemporánea.
El insigne arquitecto Le Corbusier, clave en la historia de
nuestra cultura, decía que la arquitectura tiene que conmover,
pero también tiene que servir. Efectivamente, entre la función
práctica
y
los
dispositivos
psicosociales,
una
nueva
2
arquitectura singular itinera en nuestra historia más reciente.
El mito de Babel sigue presente.
Arquitectura excéntrica
Si uno de los principales ideales de la arquitectura tradicional
es su estatismo frente a la dinámica de otros tipos de objetos o
la misma energía, en ocasiones el proyecto constructivo basa en
esta posible experiencia de permanente movilidad sus estructuras
y resoluciones visuales y perceptivas. En estos casos, y en
múltiples opciones, el arquitecto busca el potencial expresivo
del edificio defuera el lenguaje de la simetría o la escala más
normativa.
En la arquitectura contemporánea ningún estilo ha logrado
imponerse con la misma contundencia que el Movimiento Moderno de
la posguerra con sus corrientes funcionalistas de sistemas
rectilíneos y curvas armónicas. Pero frente a este pensamiento
racional, sujeto a la geometría euclidiana, surgen nuevos
estilos y experiencias arquitectónicas más complejas que
fracturan los conceptos de solidez generando construcciones de
volúmenes fluidos y espacios mutantes bajo los efectos de la
luz, los nuevos materiales
o una peculiar relación con el
entorno.
El paradigma arquitectónico del “mundo real” deja paso a un
“mundo virtual” donde es posible la ideación y la construcción
de masas fluctuantes, la creación de espacios rotos, la
composición de luces metafóricas o el uso expresivo de
materiales orgánicos. Se trata de proyectos que adoptan posturas
científicas y filosóficas acordes al debate y el pensamiento
contemporáneo,
todo
un
programa
de
alteración
de
las
presunciones culturales arraigadas en una cierta visión de la
arquitectura como orden, armonía, estabilidad y unidad.
Toyo Ito
3
Mecanicismo, el mundo de la máquina, y organicismo, el mundo
biológico, son en la tradición de la arquitectura del siglo XX
la contraposición de dos modelos. Son dos metáforas que se
confrontan y que la arquitectura más actual ha sabido conjuntar
sin sostener que son excluyentes. Para los organicistas de los
años cincuenta la naturaleza no es una arquitectura pero si un
modelo desde el cual producir una arquitectura acorde con el
hombre y su escala humana. Es la voluntad de una nueva
arquitectura frente a la abstracción de las formas puras de
naturaleza geométrica del racionalismo más estricto.
Esta nueva arquitectura encuentra en los componentes propios de
un territorio, o las formas del mundo vivo, lo más esencial para
la construcción. No se trata de ningún estilo o marca de autor,
sino de un potencial a desarrollar en nuevas escalas de
construcción y
resoluciones estéticas. Se trata de elaborar
bases para una arquitectura no normativa sino productiva con las
ideas y objetos que constituyen nuestro entorno.
En las coordenadas de una arquitectura no normativa, el proyecto
de Le Corbusier para la Iglesia de Notre-Dame-Du-Haut, la
capilla en Ronchamp construida en 1957, puede ser un ejemplo de
esa
simpatía
por
las
formas
orgánicas,
vernaculares
y
simbólicas. No se trata de adecuarse a una norma ni la imitación
de un modelo, sino la producción desde el sujeto de experiencias
perceptivas elementales capaces de generar significados a través
de las emociones.
Le Corbusier
Aunque continuador respecto al espíritu de la tradición, Le
Corbusier propone un edificio para los peregrinos, un espacio
religioso
de
volúmenes
puros,
gruesos
muros
y
delicado
tratamiento de la luz, toda una demostración de creatividad y de
cultura a la vez. Un ejemplo notable de arquitectura singular,
excepcional respecto al itinerario de su autor, las pautas de la
época y su relación con el entorno.
4
También el Teatro de la Opera de Sidney, proyecto de 1956 del
arquitecto danés Jörn Utzon se convierte, por su atrevimiento
formal y sus soluciones constructivas, en una obra emblemática
entre la arquitectura de una nueva generación de autores, la
llamada “tercera generación”, que renuevan el panorama de la
arquitectura creando algunos de los monumentos más atrevidos y
singulares del siglo XX.
Jörn Utzon
Este
proyecto
australiano
está
edificado
entre
el
aprovechamiento de un hermosísimo paraje a la orilla del mar y
el lirismo de las estructuras orgánicas. Gracias a una técnica
rigurosa que permite trabajar con grandes luquetes de voladizos
prefabricados, el resultado es una obra de gran belleza y
atrevimiento formal que se integra al entorno con una presencia
casi biológica capaz de una síntesis extremadamente espectacular
entre paisaje, estructuras sobrepuestas, poesía y ritmo musical.
Otra arquitectura para la cultura, el Museo de Niteroi en Rio de
Janeiro, obra del arquitecto Oscar Niemeyer ,realizado en 1991,
consigue así mismo fundirse con el paisaje del mar y el fondo de
la ciudad a través de un sugestivo contrapunto visual que juega
con la misma ley de la gravedad al construir una gran forma
circular plana sobre un elemento vertical. Seguidor de Le
Corbusier, este importante arquitecto diseña una gran atalaya
frente al azul y entre la rocosidad del entorno, una figura
escultórica de enorme fuerza poética, una silueta a la vez
distante y comprometido con el paisaje.
Este museo se concibe desde formas elementales que simplifican y
superan el legado racionalista con un volumen desatado del suelo
y sin detalles ornamentales más allá de la rugosidad del
hormigón y su sobrio compás curvilíneo. Una arquitectura de
pequeña escala y enorme significación visual que parece
contradecir las leyes de la gravedad.
5
Oscar Niemeyer
Es evidente que a las postrimerías del siglo XX, la arquitectura
ofrece ya un abanico de tendencias que permiten la adopción de
cualquier modelo, referencia o utopismo. La arquitectura
denominada “deconstructivista”, a partir de los años ochenta,
investiga nuevas opciones en una arquitectura escurridiza, que
usa de las superposiciones en diagonal de formas rectangulares o
trapezoidales, la ruptura de los planos y la desestabilización
de la estructura, para buscar en los límites de la arquitectura
un nuevo territorio de conceptos.
En esta línea de investigación, autores como el norteamericano
Frank O. Gerhy, proponen edificios inquietantes que exploran el
oculto potencial de la modernidad. Su proyecto para el Museo
Guggenheim de Bilbao es todo un modelo de trabajo sobre los
efectos de las formas, colores, texturas, materiales, espacios y
luz en un aparente desmembramiento de las pautas funcionalistas
para llevar a cabo una singular y personal arquitectura.
El museo ocupa una parcela que se halla a nivel de la ría del
Nervión y que está atravesada en uno de sus extremos por el
colosal Puente de la Salve, una de las principales entradas de
la ciudad. Sus volúmenes interconectados, unos de forma
ortogonal recubiertos de piedra caliza y otros curvados,
retorcidos, y cubiertos de una piel de titánio, se combinan con
muros cortina de vidrio. El cristal de estos muros ha sido
tratado especialmente para que la luz natural no dañe las obras.
Debido a su complejidad matemática, las sinuosas curvas de
piedra, cristal y titanio han sido diseñadas por ordenador.
6
Frank O. Gerhy
En su conjunto, el diseño de Gehry crea una estructura
espectacular, consiguiendo una presencia escultórica como telón
de fondo al entorno de la ciudad. El edificio dispone de un
espacio expositivo distribuido en diecinueve galerías. A base de
jugar con volúmenes y perspectivas, estas galerías proporcionan
espacios interiores descomunales que mantienen el singular
perfil exterior y por los que, sin embargo, el visitante no se
siente en absoluto desbordado. El museo se implanta en el borde
de la ría de Bilbao, formando parte de una ambiciosa actuación
de regeneración urbana. La escultórica arquitectura de Frank O.
Gehry, inaugurada en 1997, con la libre disposición de sus
volúmenes metálicos y su escala monumental parece sugerir el
duro pasado industrial del borde de la ría del Nervión.
En la nueva trama urbana de las ciudades europeas, Barcelona
cuenta
con
un
importante
patrimonio
de
arquitectura
contemporánea. Uno de sus proyectos más recientes y ambiciosos
es la Torre Agbar, diseñada por el arquitecto francés Jean
Nouvel (iniciada en el 2002), un sugerente edificio de gran
altura integrado al nuevo urbanismo metropolitano. Construida en
la confluencia de la avenida Diagonal con la plaza de Les
Glòries, su extrema verticalidad y perfil en forma de proyectil
apuntando hacia el infinito, así como su trama reticular de
oberturas transparentes, le otorgan una presencia escultórica de
enorme visibilidad entre el conjunto de barrios y el patrimonio
arquitectónico
que
la
circundan.
Una
forma
excéntrica,
desprendida del entorno, pero a la vez perfectamente coherente
en su potencial visual para simbolizar una zona en expansión,
una ciudad de gran actividad
y una actitud cultural avanzada
para el prólogo del nuevo siglo.
7
Jean Nouvel
Esta misma necesidad de testimoniar los episodios históricos de
nuestro tiempo desde la trasformación de la ciudad y su
infraestructura cultural, motivó la construcción del conjunto de
La Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, parte de un
dilatado esfuerzo por rehabilitar una zona de la periferia
oriental de la ciudad. Comprendida entre una amplia autopista y
el lecho desecado del río Turia, el proyecto de Santiago
Calatrava para la construcción del Planetario, el Museo y la
Ópera (iniciado en 1991) regala una de las imágenes más
sorprendentes de la zona. Se trata de un ambicioso conjunto de
espectaculares estructuras metálicas y cerramientos acristalados
en los que la luz juega un papel decisivo. El Planetario
recuerda plenamente la forma esférica de un ojo y posee una
estructura móvil a la manera de párpado de cerramiento. El
conjunto se caracteriza por una magnífica estructura asimétrica
de formas que asemejan nervaduras y árboles, un
lenguaje
organicista de dicción mecanicista muy propio de este autor. Una
bella y extraña arquitectura en las fronteras de la cienciaficción.
8
Santiago Calatrava
Arquitectura y ciencia ficción
Frente a tendencias de la arquitectura defensoras de una visión
de continuidad histórica y clásica de la construcción, o las más
pragmáticas del racionalismo, surge una tendencia constructiva
de capital importancia para el desarrollo de la arquitectura
desde los años sesenta del siglo XX, una arquitectura de gran
dicción
tecnológica,
radical
e
“hipertecnológica”.
Una
arquitectura continuadora de los sueños utopistas del siglo
XVIII, de los relatos de ciencia-ficción y las aventuras
cinematográficas futuristas de todos los tiempos.
El Centro Nacional de Arte Contemporáneo Georges Pompidou de
París, inaugurado en 1984, edificio realizado por Richard Rogers
y Renzo Piano, se considera uno de los primeros ejemplos de la
experimentación tecnológica de la nueva arquitectura de finales
de siglo. El diseño tecnologista, o “high tech”, desarrolla
todas las pautas del mimetismo industrial y en el caso de este
edificio enfatiza la idea de “fabrica de cultura”.
Gracias a una maravillosa ingeniería estructural, el edificio
encuentra su singular
personalidad emulando una refinería de
petróleo. Sus autores, admiradores del espíritu científico de la
ingeniería, proyectan un edificio donde el juego de volúmenes de
las estructuras exteriores permiten una inédita relación hacia
el exterior de las zonas de tránsito, sin perder el carácter
funcional del conjunto en el juego de los materiales opacos y
translúcidos, el efecto cromático de las escaleras y montajes de
servicios.
Otro ejemplo de espacio futurista para la cultura es el nuevo
planetario de Nueva York. Situado en el extremo norte del
American Museum of Natural History y cerca del Central Park, el
Rose Center, obra del equipo Polshek Partnership, es un
extraordinario edificio de vidrio de siete plantas que alberga
una esfera de 27 m de diámetro en la que se halla el Hayden
Planetarium. El antiguo Planetario, construido en 1935, era un
9
edificio emblemático para los habitantes de la ciudad por lo que
su derribo y nueva construcción fue motivo de una fuerte
oposición inicial ya superada tras su
nueva obertura el año
2000.
Polshek Partnership
Este conjunto, dotado de una alta tecnología en astronomía y
arquitectura, ofrece una espectacular puesta en escena del
universo a los visitantes. Una arquitectura de presencia y
contenidos
totalmente
futuristas
que
hace
realidad
las
concepciones visionarias de antiguos arquitectos.
Una inédita experiencia tecnológica y una rigurosa actitud
ecológica, se funden también el en proyecto del nuevo Parlamento
alemán de Berlín: el Reichstag. Este histórico edificio,
mutilado por la guerra y posteriormente reconstruido, ha sido
habilitado de nuevo por la batuta arquitectónica del británico
Norman Foster y su equipo que han llevado a cabo una
espectacular reconstrucción. Tomando algunos aspectos el viejo
edificio, ahora restituidos, el conjunto se convierte en un
“museo viviente” de la historia alemana.
Norman Foster
10
Dentro de la vieja piel pétrea el espacio es trasparente y deja
las actividades a la vista. Público y políticos entran juntos
por
la
entrada
oficial
reabierta,
símbolo
de
auténtica
democracia, y el espacio público prosigue en la cubierta, en el
restaurante de la terraza y en la cúpula –una de las imágenes
más singulares de la ciudad- donde unas rampas helicoidales
conducen
hasta
una
plataforma
desde
donde
apreciar
una
extraordinaria perspectiva del recinto y el exterior urbano.
El radical concepto energético de este edificio se basa en la
utilización de biocombustible renovable de aceite vegetal hecho
con semillas de colza o de girasol, quemado en un generador para
producir electricidad reduciendo considerablemente las emisiones
de dióxido de carbono. El excedente de calor se almacena en
forma de agua caliente y sirve para calentar o refrigerar el
edificio. Una verdadera central térmica para el nuevo complejo
gubernamental. La cúpula desempeña también un papel muy
importante en la iluminación y ventilación del edificio, a la
vez que funciona como captador de luz durante el dia y emisor de
luz, como un faro, durante la noche.
Norman Foster
Otro ejemplo de tecnología avanzada y ética constructiva se
concentra en el programa del edificio del Tribunal Europeo de
los Derechos Humanos de Estrasburgo, en Francia, obra del equipo
Richard Rogers Partnerschip. Esta arquitectura, inaugurada en
1995, ocupa un terreno a la orilla del río a las afueras de la
ciudad y usa materiales y sistemas demóticos para reafirmar el
disfrute de un futuro más sostenible. Según Rogers, se trata de
un monumento no monumental de la digna expresión de la
jurisprudencia en la sociedad europea moderna.
11
Richard Rogers Partnerschip
Construida con materiales industriales, pero animada por un
excepcional estallido de colores, sus dos recintos se conectan
a través de un vestíbulo central, un espacio diáfano de mágicas
transparencias, rebosante de luz, a la vez metafórico y literal.
El exterior fusiona una cierta iconografía náutica, industrial y
entomológica. Se trata de un edificio accesible que no pierde la
monumentalidad y que responde a una preocupación ecológica de la
energía, por ello sustituye la refrigeración artificial por un
sistema de sombreados y ventilación natural que también
aprovecha de la inercia térmica de la estructura de hormigón. El
conjunto escalona sus volúmenes de una forma anatómica, de la
cabeza a la cola, un modelo ejemplar de arquitectura high-tech y
sostenibilidad
Arquitectura y transarquitectura
En ocasiones es la realidad la que limita la imaginación. La
inevitable ley de la gravedad, las leyes de la economía, las
limitaciones tecnológicas o la prudencia estética, pueden
imponen restricciones al quehacer arquitectónico. Pero la
imaginación es poderosa y el fracaso de Babel es un fracaso de
ejecución, no de concepto.
El arquitecto se afana en superar las fronteras entre lo
artístico y lo arquitectónico, entre la fantasía y la realidad
en un juego mental de resultados sorprendentes. Desde el puro
placer arquitectónico, o bien por curiosidad de maniobrar en la
realidad virtual que ofrecen los nuevos programas cibernéticos,
el arquitecto lleva a cabo ejercicios especulativos que nunca se
van a realizar, pero que nunca van a ser inútiles.
Como las cárceles dibujadas por Piranesi, espacios imposibles e
indescifrables, la arquitectura puede, como los otros campos de
la
creación
estética,
adquirir
absoluta
libertad
de
experimentación formal y perceptiva. Y puede, ahora más que
nunca, prescindir de estilemas heredados y codificados por la
tradición
moderna
y
abrirse
a
posiciones
especialmente
experimentales en los efectos y funciones de las formas, los
materiales y los espacios: generar una arquitectura singular,
alejada de sus propios paradigmas, visionaria y crítica.
12
El grupo japonés Metabolismo, integrado por Kenzo Tange y Arata
Isozaki, entre otros, ideó sistemas de arquitectura racional y
tecnológica capaz de expresar nuevas formas escultóricas e
innovadoras. El grupo, fundado en 1960, defendía nuevos
conceptos urbanos tendentes a la idea de ciudad megaestructural,
hipertecnológica y cambiante. Su proyecto virtual, en maqueta y
dibujos, de Ciudad Aérea, planteaba un urbanismo cambiante de
estructuras móviles y grandes recursos tecnológicos.
De entre estas opciones hipertecnológicas y visionarias de los
años sesenta, cuyo punto de partida es recuperar la radicalidad
de los primeros arquitectos modernos, y su objetivo una
arquitectura de alta tecnología y valores utópicos, el grupo más
propagandístico
fue
el
británico
Archigram.
Sus
autores
proponían
modelos
metropolitanos
encaminados
a
superar
totalmente la idea convencional de ciudad: la ciudad-enchufe,
las viviendas cápsula o la ciudad que camina, son proyectos de
singular visión transformadora, dibujos a medio camino de la
fantasía más exacerbada y de una mirada irónica sobre el
colectivo humano y sus formas de relación.
Archigram
La posibilidad de los nuevos sistemas de dibujo por ordenador y
la realidad virtual, la tecnología de los nuevos materiales y el
potencial inagotable de ideas y reconversiones del lenguaje de
la arquitectura, generan múltiples proyectos de arquitecturas
móbiles y efímeras, de formas paradójicas o bioéticas. El
insólito proyecto de Nicholas Grimshaw, The Eden Project en St
Austell, Cornwall, Inglaterra (2000),
está concebido como un
“escaparate de la biodiversidad global y la dependencia del
hombre de las plantas”. El conjunto está construido con cápsulas
transparentes climatizadas configurando un paisaje de diseño
utopista. Las cúpulas geodésicas parecen burbujas de jabón
posadas en un terreno hundido, los revestimientos están
hinchados con aire y el conjunto se adapta perfectamente a la
topografía. El aspecto artístico de la arquitectura sigue siendo
una fuente importante de inventiva.
13
Nicholas Grimshaw
Menos tecnológico y más humorístico, igualmente imaginativo y
innovador, es el proyecto llevado a cabo durante los años
ochenta por el grupo SITE para la empresa Best. Estos edificios,
almacenes para los productos de una empresa de venta por
catálogo, son curiosos ejemplos de des-arquitectura, término
utilizado por el propio grupo SITE para definir su concepción de
la arquitectura como arte, desde una perspectiva que intenta
alejarse de la premisa funcionalista de “la forma sigue a la
función” y que trata de considerar las influencias exteriores
del contexto de la arquitectura. Una fachada que se levanta
entera del suelo donde parece emplazada, a la manera de cubo
roto, o un muro derruido con aspecto de edificio erosionado, son
propuestas que alteran las ideas básicas de la arquitectura
usando más el ingenio conceptual y narrativo que las complejas
resoluciones constructivas.
La Piazza d’Italia, construida en Nueva Orleans por el
arquitecto Charles Moore en 1978, se considera el verdadero
manifiesto de la arquitectura posmoderna. La planta de la plaza
dibuja el mapa de Italia y recrea la estenografía de una fuente
similar a la Fontana de Trevi y desarrolla una columnata falsa
recubierta de cromado y coronada de luces de neón. A medio
camino de un atlas de estilos clásicos o una guía turística,
este conjunto responde, según su autor, a la voluntad de
conectar con el gusto de los usuarios, a la vez que propone un
nuevo ideario de revisión de estilos más allá de sus funciones
estrictamente prácticas, en el espacio de un nuevo léxico, más
ecléctico, para la arquitectura.
14
Richards Rogers
Lejos de este repertorio historicista, más cercano a la fusión
de las artes, los pabellones del interior de la Milenium Dome de
Richards
Rogers
cuentan
con
proyectos
de
sorprendente
formalización, como el Body Zone ideado por el equipo británico
Branson Coates. Su intención, la de crear una gran figura fusión
de hombre y mujer, como símbolo de las formas culturales del
nuevo siglo, se levanta a 28 m ocupando 400 m2 de espacio
expositivo. Una estructura interna de acero sostiene una
epidermis de hormigón armado mezclado con vidrio. Una estructura
sorprendente para un pabellón figurativo, sin duda una de las
zonas más espectaculares de este singular Milenium Dome
londinense. Un extravagante proyecto de diseño arquitectónico en
la frontera de las artes.
Greg Lynn
Así como el trabajo artístico se mueve con frecuencia en las
fronteras de la arquitectura, la arquitectura se manifiesta cada
vez más como una forma de arte. Para muchos arquitectos el
desafío de cambiar de estilo ha constituido un factor
determinante de su experimentación con las formas y las
funciones. La idea de una nueva arquitectura sigue buscando
15
nuevos modelos entre las prácticas artísticas, el mundo mutable
de la biología –a partir del ordenador y de algoritmos genéticos
que
generan
formas
jamás
imaginadas-,
el
mundo
de
la
comunicación o los nuevos ecosistemas, caminos que superan la
tradición. No se trata de simples caprichos estéticos, de formas
esculturales vacuas o nuevos paisajes cibernéticos sin función,
sino de una adaptabilidad extrema para ajustar nuevos usos y
conceptos, una virtud de la nueva arquitectura actual.
Así es la nueva arquitectura de los neerlandeses Rem Koolhaas o
el grupo MVRDV, así se muestra la Embryological House de Greg
Lynn, una estratégia para inventar un nuevo espacio doméstico,
así es el ciberespacio autónomo de Markos Novak y sus
arquitecturas líquidas y transarquitecturas: una arquitectura
palpitante, mutante, ecologista y crítica.
16