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Transcript
N.º 227 Junio de 2008

Periódico Municipal
Bilboko Udala / Ayuntamiento de Bilbao
VISITAS GUIADAS
LOS PORTAVOCES
Y ADEMÁS
El programa ‘Descubriendo
las laderas del Botxo’ recorre
en junio el barrio de La Peña
y el Paseo de los Caños
“Defiendo un Bilbao ligado
a la industria de las nuevas
tecnologías. La ciudad no puede
ser sólo ladrillo y cemento”
 FIBELL, feria de la belleza
Página 3
Teatro Campos
El telón de la “bombonera”
de Bertendona volverá a abrirse
en 2009 tras varios años de obras.
Su reinauguración coincidirá
con la publicación de un libro doble
que recogerá su historia centenaria y
el proceso de restauración
llevado a cabo en su seno
Págs. 4 y 5
Página 19
 708 aniversario de la Villa
 Música: BBK Live y Kobetasonik
 Pergola, suplemento cultural
4
B i l b ao
2008ko ekaina
Carlos Bacigalupe, periodista y escritor
“La profesión ha añorado
el escenario del Campos”
Historia centenaria
En 2009 reabrirá sus puertas
el Teatro Campos
La inauguración del teatro data de agosto de 1902
N. B.
“Ni Ayuntamiento ni SGAE querían concebir un clon del Arriaga”
Naiara Baza
ENAMORADO confeso del Teatro Campos, el periodista y escritor Carlos Bacigalupe prepara
un libro en el que desgranará la
historia “preciosa y centenaria”
del citado escenario bilbaino y
cuya publicación se hará coincidir en el tiempo con la reinauguración del teatro, prevista para el
próximo año.
–¿Qué va a suponer para la
vida cultural de Bilbao la re inauguración del Campos?
–Supone la apertura de un
centro de inquietud sobre artes
escénicas que nos coloca en un
nivel cultural muy alto. Bilbao
tradicionalmente ha sido una
plaza teatral muy importante, y
esto no lo digo como bilbaino
militante ni como amante del teatro, sino porque es un hecho conocido y reconocido por toda
la profesión; cualquier actor,
cualquier compañía... está deseando estrenar en Bilbao. Por eso,
que podamos contar con otro escenario no deja de ser un honor
y un aliciente más para que Bilbao siga figurando en primera
línea.
–¿Existe público como para
llenar otro teatro?
–Naturalmente. Lo que ocurre
es que a ese público hay que motivarle, ofrecerle una programación de calidad. En Bilbao tenemos la idea de que hay que llenar
San Mamés pero no el Arriaga, y
como bilbainos debemos de sentirnos propietarios de dos grandes teatros: el Arriaga y el Campos.
–El Arriaga siempre ha sido
el teatro por excelencia de la
Villa, ¿cómo se han complementado estos dos escenarios
durante las décadas que han
coexistido?
–Mantuvieron una competencia muy dura porque el Arriaga
siempre se ha preciado de ser el
primer teatro de Bilbao pero el
Campos nunca quiso quedarse a
la zaga. Programaban y contra-
programaban, las compañías
más punteras pasaban por uno y
otro escenario sin distinción.
Ejemplo de esta rivalidad es que
en tres ocasiones Arriaga y
Campos estrenaron la misma
obra a idénticas horas en idénticos días, y lo más curioso era
que la gente llenaba las dos salas, porque el teatro era la manifestación cultural por excelencia
de la época.
–¿Cómo va a ser esa conviencia a partir de ahora?
–El Teatro Campos, al margen
de la exhibición de disciplinas
teatrales, quiere convertirse en
“Como bilbainos debemos de sentirnos
propietarios de dos grandes teatros:
el Arriaga y el Campos”
un centro de experimentación,
de inquietud por las artes escénicas. Ayuntamiento y SGAE no
querían concebir un clon del
Arriaga, sino un centro que, además de representaciones teatrales, dé cabida a todo tipo de movimientos relacionados con la
expresividad y sensibilidad artística.
–Además de crítica y público, ¿los artistas también han
echado de menos el escenario
del Campos?
–Mucho y muchos lo han añorado. Es que era un teatro muy
céntrico, muy cómodo para el
público tanto en lo que se refiere
a visión conjunta del escenario
como a la audición. Además, la
empresa se portaba de maravilla
con actores y compañías.
–¿Cuáles han sido las características de este teatro para
contar con tantos fieles?
–Era un teatro ideal y muy cómodo para la comedia, la voz
llegaba muy nítida al público,
por eso le llamaban la “bombonera de Bertendona”. El escenario no era muy grande, ¡ni falta
que le hacía!, porque incluso sobre él se llegó a representar ópera, sobre todo durante sus primeros años de vida. Paco Martínez
Soria, por ejemplo, lo apreciaba
tanto que, sin escribir contrato
alguno, durante décadas, lo tuvo
“alquilado” todos los meses de
agosto. Y a su muerte, fue Arturo Fernández el que lo adquirió
“en propiedad” los agostos.
LA inauguración del Campos Elíseos se produce el 7 de agosto de
1902, a pesar de que muchos historiadores locales la sitúan en 1901 y
justifican el desajuste de fechas
aduciendo un posible incendio en
la sala. Dato nunca confirmado y
hoy desmentido por Carlos Bacigalupe, la persona que posiblemente más ha escrito acerca de este teatro en los últimos treinta
años. “La confusión –explica– pudo provenir de que en los jardines
aledaños, llamados también de los
Campos Elíseos, había una placita
de madera donde solían celebrarse
pequeñas corridas de toros y cuyo
tabladillo efectivamente se quemó
en las fechas indicadas”.
El Teatro de la Comedia fue la
compañía elegida para estrenar el
edificio, uno de los mejores ejemplos de a rt nouveau en la Villa, cuya autoría corresponde al arquitecto Acebal y al decorador Darroguy.
Los galeotes fue la pieza representada y el público bilbaino se rindió
por primera vez al encanto de un
teatro que pronto recibió el sobrenombre de “bombonera de Bertendona”. Ya antes lo habían hecho
los periodistas de la época. “Desde
el foyer a la última localidad el te-
atro resulta soberbio”, rezaba la
crónica publicada por El Nerv i ó n.
Quizá una de las glorias del “teatro del Ensanche”, es que albergó
el nacimiento de la ópera vasca. En
él se estrenaron entre 1909 y 1910
obras como M a i t e n a, Mendi men d i y a n, Lide ta Ixidor o Mire n t x u,
representación que, por cierto, un
par de años después contó con un
espectador de excepción: el rey
Alfonso XIII.
Pero las virtudes del Campos
eran tantas que apenas dos décadas
después de su inauguración, su escenario –especialmente dotado para la comedia– se había convertido
en uno de los preferidos por compañías y actores. María Guerrero,
Fernando Díaz de Mendoza, Enrique Rambal, Rafael Rivelles, Irene
‘Los galeotes’ del
Teatro de la
Comedia fue la
obra elegida para
inaugurar la sala
junio de 2008
B i l b ao
5
Santiago Fajardo, arquitecto encargado de la rehabilitación del edificio
Una de las glorias
del Campos es que
albergó el
nacimiento de la
ópera vasca
Caba o Manuel Dicenta, fueron algunos de los muchos artistas que pasaron por la sala.
Penurias económicas
Por pura necesidad los empresarios del Campos, la Compañía Tr u eba, se vieron obligados primero a
programar sesiones de cine y a vender partes de su planta original después. De “lástima” califican los entendidos la desaparición del f o y e r,
“uno de los pecados más grandes
que en Bilbao se haya cometido contra construcción alguna”, escribe
Bacigalupe. En el lugar que ocupaba
el aclamado vestíbulo se levantó un
edificio que fue alquilado por los dirigentes del Athletic para convertirlo
en sede social del equipo, por esta
razón el de San Mamés es conocido
todavía hoy como “el club de Bertendona”.
No sería el foyer la única parte que
el Campos sacrificó de su propio esqueleto original para poder continuar con la práctica teatral y, sin embargo, tampoco así se solucionaron
los problemas económicos, que acuciaron al teatro durante toda su vida.
En abril de 1978, un potente artefacto explosivo destrozó parcialmente el interior del edificio. Los
daños afectaron sobre todo al patio
de butacas y al escenario. Dos años
costó la rehabilitación del teatro pero el Campos se encontraba ya herido de muerte.
El acuerdo actual entre Ay u n t amiento y SGAE garantiza la restauración y la explotación durante
los próximos treinta años de uno
de los escenarios más aclamados de
Bilbao.
“El teatro no hubiera podido
esperar mucho más”
N. B.
VINCULADO desde hace más
de dos décadas a la Sociedad General de Autores –que ostentará
la explotación del Campos durante los próximos treinta años–,
el arquitecto Santiago Fajardo
dirige el equipo que se encarga
de la rehabilitación del teatro bilbaino convencido de que éste
volverá a ser lo que fue: la Bombonera de Bertendona. “Habría
que ser muy torpe para no acertar
con el resultado final en un edificio que tiene tantos valores en sí
mismo”.
–Que SGAE fuese uno de los
impulsores, ¿contribuyó a que
aceptara el trabajo o el pro y e cto en sí ya era suficiente aliciente?
–Mi relación con esta casa se
remonta a 1992, cuando realicé
la restauración del Palacio Longoria en Madrid, un edificio modernista de época similar a la del
Campos; y quizá esa experiencia
esté en el origen de mi destino
como arquitecto en este teatro.
La rehabilitación del Campos era
una cuestión que el Ayuntamiento tenía contemplada en el apartado de asuntos pendientes y, una
vez abordada, la participación de
SGAE –además de una aportación muy positiva al proceso de
recuperación del edificio– significa la garantía de que será convenientemente explotado y atendido en su mantenimiento y en
sus necesidades del día a día.
–Alguien calificó de milagro
que el teatro no se hubiera caído, ¿tan pésimo era el estado
en el que se encontraba?
–Ciertamente sí, porque estamos hablando de un edificio con
una estructura metálica sometido
a un proceso de corrosión de extraordinario alcance, en la mayor
parte de los casos con presencia
de humedad, todo lo cual implica
un factor de penalización estructural muy importante. Además,
había otra serie de elementos significativos que también habían
“La presencia del edificio en la ciudad se va a ver aumentada”
sufrido un proceso de deterioro y
mantenían las instalaciones en
una situación de precariedad insostenible, es decir, que el teatro
no hubiera podido esperar mucho
tiempo más.
–Cuando en 2009 –según lo
estimado– abra sus puertas, los
espectadores, ¿van a reconocer
en el nuevo teatro algo del antiguo?
–Claro, lo que sucede es que
probablemente la memoria que
se guarda de la sala no sea tan nítida como para identificar todos
los valores cromáticos que tuvo y
que, por supuesto, vamos a recuperar. Lo mismo ocurre con la fa-
chada principal, si bien la volumetría y presencia del edificio en
la ciudad se va a alterar claramente como consecuencia del
crecimiento experimentado. Aún
así será perfectamente reconocible e identificable en su tradicional ubicación de Bertendona.
–Sus primeras incursiones en
el campo de la rehabilitación
monumental datan de los años
ochenta, ¿qué es lo que más le
atrae de este trabajo?
–Es una labor que implica partir de un edificio preexistente y
por tanto, aceptar muchos condicionantes. Pero es siempre un
ejercicio enriquecedor al que es
“Bombonera” del siglo XXI
“SE trata de una restauración compleja, delicada... que comprende una ampliación sustantiva del edificio, sin la cual no hubiese sido posible recuperar el teatro funcionalmente”. Así resume Santiago Fajardo los trabajos que el equipo que dirige está llevando a
cabo en estas instalaciones, muy mediatizadas espacialmente por los procesos de segregación a los que han sido sometidas a lo
l a rgo de su vida. “La del Campos es precisamente la historia de un inmueble que sobrevive gracias al interés de sus propietarios
que, en periodos de dificultades económicas, segregan partes de la estructura original
para poder seguir haciendo teatro”.
El edificio ha crecido tanto horizontal como verticalmente para poder dotarlo de servicios esenciales tales como camerinos, ca-
fetería, área administrativa y una sala polivalente que sirva de complemento a la propia actividad teatral. Probablemente, de todas las actuaciones abordadas, la más costosa tanto en términos económicos como temporales haya sido el “recalce de toda la cimentación”, para poder acondicionar adecuadamente el foso.
Todos y cada uno de los trabajos serán reflejados en un segundo libro, que verá la luz
en 2009 junto al de Carlos Bacigalupe. “Entendemos que la redacción de monografías
específicas donde recogemos de forma caleidoscópica procesos de rehabilitación monumental, es una aportación tanto para la
profesión como para los curiosos que quieran acercarse a la historia de este tipo de edificios”.
preciso acercarse con humildad,
curiosidad y ciertas dosis de respeto. Una respuesta acertada pasa
por una convivencia lenta e intensa con el edificio, que va narrando muchas de las incidencias
que ha vivido. Es, sin duda, un
trabajo que plantea experiencias
muy apasionantes y distintas de
las del ejercicio profesional convencional.
–¿Cómo ha sido esa convivencia en este caso concreto?
–Ha sido una relación directa
pero al mismo tiempo heredada
de un trabajo previo realizado por
la Fundación Labein. Ellos tenían
el encargo de llevar a cabo la rehabilitación del teatro hasta que
se produjo el convenio de colaboración entre Ayuntamiento y
SGAE que permitió nuestra incorporación y la aportación de
nuestras experiencias en este tipo
de proyectos. Llevamos desde
2004 vinculados de forma regular y constante a un proceso de
convivencia con el edificio y sus
problemáticas e inmersos en el
análisis de las propuestas para su
recuperación. Trabajamos intensamente con el estupendo equipo
de Fundación Labein y estamos
convencidos de que el trabajo dará sus frutos porque otra de las
ventajas que tiene el ejercicio de
la arquitectura sobre los edificios
antiguos es que resulta extraordinariamente agradecido.
–¿Qué se lleva de Bilbao y del
Campos?
–Todavía nos queda parte del
camino por recorrer, sin embargo
puedo decir que me llevo la satisfacción de haber recuperado un
edificio emblemático para la ciudad de Bilbao, de haber sido capaces de ponerlo en uso y revitalizarlo. Es como un violín s t r a d i varius guardado en una vitrina.
Nada mejor que un violinista virtuoso lo haga sonar para que todo
el mundo pueda disfrutar con la
calidad de su sonido. Eso es lo
que nosotros estamos haciendo
con el Campos.