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4|reviSta!| REPORTAJE diariodepontevedra|domingo, 17 de noviembre de 2013 } Está todo colocado con tanto gusto que hasta las máquinas se merecen una foto (Francisco Rivas) } Las falsas paredes correderas fueron instaladas después de la primera obra (Pilar Portela) } Un túnel de 200 metros oculto recorre la fachada del Recinto Feiral (Santiago Ezquieta) Las tripas del edificio [escribe Sara Vila] La zona más desconocida del emblemático edificio pontevedrés está en la planta baja. No hay pisos subterráneos porque al estar construido sobre marismas el agua brota con facilidad del suelo con apenas excavar unos metros. Esa es la zona de Francisco, que, a pesar del día a día en los bajos del edificio, sigue escudriñando cada rincón de las salas que guardan el cerebro del Pazo. Calderas, conductos para el aire acondicionado, interruptores para controlar la electricidad de todo el complejo. “¡Está todo tan bien colocado que hasta las salas de máquinas se merecen una foto!”, cuenta Francisco. “Fijaos, en cada caldera hay dos motores por si uno falla”, continúa. Junto a los dominios de los técnicos hay también una sucesión de almacenes que guardan los recuerdos de Navidades pasadas, carrozas de carnaval y atrezzo para el Salón do Libro que se celebra anualmente en este lugar. Más espacios | Pero el Pazo da Cultura abarca más edificios, como la zona reservada para cursos y congresos -a la izquierda del cilindro desde la plaza central-, la sala de exposiciones -a la derecha- y el Recinto Feiral, que no estaba planificado en la idea inicial. El volumen dedicado a congresos y reuniones tiene también un salón de actos. La sala de exposiciones tiene acceso por ascensor desde la plaza central. En su interior, existen falsas paredes que son como puertas correderas para poder modificar los espacios del interior de la sala. “Fueron instaladas después de la primera obra para dar más funcionalidad al espacio y que este pueda adoptar muchas formas”, cuenta Pilar Portela. Pero si hay un lugar secreto en el Pazo ese es el pasadizo que transcurre paralelo al Recinto Feiral. “Un túnel de 200 metros recorre toda la fachada del edificio”, explica Ezquieta antes de adentrarse en él. Allí se custodian la luz, la línea telefónica y otras facilidades para suministrar a los asistentes a las ferias y los eventos que tienen lugar allí. A lo largo de los 200 metros, aparecen recuerdos de la historia más reciente de Pontevedra. El Recinto Feiral es acristalado y desde su interior puede verse la parte alta del cilindro central forrada en pizarra. Una luna creciente asoma por la terraza completando la postal. Pilar Portela vuelve a su despacho en el Pazo da Cultura, Santiago Ezquieta se va a casa y Paco sigue fascinado en alguna sala de máquinas, pendiente del mantenimiento. El Lérez continúa en su lugar, prestándose como espejo a la Luna.n A la izquierda, arriba, sala de exposiciones del Pazo y, debajo y a la izquierda, objetos del Salón do Libro guardados en uno de los almacenes. Imagen del Pazo desde el interior del Recinto Feiral al atardecer. Túnel que transcurre paralelo a la fachada del Recinto Feiral. Una de las salas de máquinas que hay en los bajos del Pazo.