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FORTIFICACIONES DE LA G.C.E. EN LA SIERRA DE GUADARRAMA:
ESTUDIO DE LA POSICIÓN “ROCOSA ALTA” (CERRO DE LA CABEZA)
Domingo Pliego Vega
Estabilizado el frente de la guerra civil de 1936-39 en la línea de Villavieja a Buitrago, Prádena y Montejo
en los primeros meses de la contienda, al quedar detenido frente a Buitrago el avance hacia Madrid de
las fuerzas sublevadas, comenzaron a consolidarse las posiciones de los frentes nacional y republicano
con fortificaciones de carácter más permanente, muchas de las cuales han perdurado hasta nuestros
días.
Desde la posición Rocosa Alta, cuyos restos aún visibles constituyen uno de los conjuntos mejor
conservados de las líneas nacionales en aquella zona, se dominaba junto con las fortificaciones de los
Cerrillos la carretera general de Burgos y los accesos a Buitrago por el Portachuelo. Situada a unos 4
km. al oeste de Braojos, y a menos de 3 Km. al norte del apeadero de Gascones-Buitrago, este conjunto
de restos ocupa la cima del cerro de la Cabeza, de1.394 m. de altura, penúltima altura de la larga
estribación sur oriental que desciende desde el alto de la Berrocosa hasta Gascones.
Las construcciones principales y mejor conservadas de esta posición están situadas a contrapendiente,
en la parte alta de la ladera oriental, a pocos metros unas de otras. En su entorno quedan abundantes
restos de menos calidad y mal conservados de alojamientos, cocinas, abrigos, parapetos, trincheras, etc.
En la zona occidental de la cima se encuentra la línea de fortificaciones que hacían frente a las fuerzas
republicanas, situadas al otro lado de la vaguada del arroyo Buitraguillo. Una red de trincheras unía
todos los elementos de la posición, prolongándose hacia el norte hasta enlazar con otros dos conjuntos
de restos, situados en el collado Mediogrande, al norte de la Cabeza.
Las construcciones en mejor estado de conservación de la ladera oriental del cerro son el vistoso edificio
principal del centro de mando (1), un alojamiento o vivienda próximo (2), un fortín-observatorio inmediato
(3) y un refugio o polvorín totalmente subterráneo. En el lado occidental hay otro pequeño fortín
observatorio (4), varios curiosos parapetos con troneras para dos o tres tiradores (los «corchetes»), un
largo y robusto parapeto de obra en zigzag, y un refugio blindado (5), conectados entre sí por trincheras
hoy día casi colmatadas de tierra. En la ladera norte queda otro refugio subterráneo (6) junto a un
parapeto transversal de piedras a hueso provisto de troneras.
Estas seis construcciones responden a un procedimiento constructivo similar: excavación en la ladera del
tamaño adecuado para enterrar en parte o totalmente la construcción, gruesos muros de carga y
contención de piedras con cemento, cubierta formada por una losa de hormigón armado con piedra
picada, apoyada sobre los muros de carga, y enmascaramiento exterior con tierra y materiales del
terreno, al objeto de dificultar su localización aérea o desde los observatorios enemigos. Con el paso del
tiempo y la expoliación, han desaparecido la mayor parte de los elementos hechos con materiales
perecederos, maderas, uralita, etc.
El siguiente conjunto de restos, situado unos 400 metros al norte, lo forman un pequeño observatorio o
fortín de cubierta abovedada (7), un puesto de vigía de piedra seca, varios «corchetes» típicos de la
zona, y otro refugio semienterrado en el suelo, con la cubierta bien camuflada. La construcción 7, aunque
sigue en general el procedimiento constructivo señalado (excavación, muros de mampostería, cubierta
de hormigón, camuflaje), tenía el cuerpo delantero, destruido en parte, cubierto por una bóveda de
hormigón, siendo quizá el único caso con esta tipología en toda la zona.
Unos metros más al norte, el tercer conjunto de restos está formado por los muros de una pequeña
vivienda, cinco «corchetes», un nido de ametralladoras muy enmascarado y en buen estado de
conservación (8), un refugio subterráneo y la correspondiente red de trincheras. El nido de
ametralladoras, enterrado hasta media altura en el suelo, es la única construcción de todas las visitadas
hecha de hormigón armado en su totalidad.
Cerro de la Cabeza
La mayoría de las construcciones de esta zona se encuentran actualmente medio ocultas entre un
espeso pinar de repoblación, lo que sin duda ha contribuido a su desconocimiento por parte de los
excursionistas y del público en general y, en consecuencia, a su preservación.
Construcción 1. Centro de mando.- Construcción semienterrada en la ladera, con la fachada principal
abierta al este y los muros norte, oeste y sur ciegos. La planta, más o menos rectangular alargada de
norte a sur, está formada por una habitación amplia, con una ventana en la fachada, a la que da la
puerta de acceso de 1,75 m. de altura. Esta habitación se comunica por una puerta de 1,90 m. de alta
(en cuyo dintel se ven seis delgadas viguetas como cargadero) con la estancia principal, que tiene una
rotonda semicircular con tres ventanas desiguales en la fachada. Aún quedan en los huecos de las
ventanas restos de los cercos de madera de sus desaparecidos cerramientos. En el techo de esta
habitación hay un agujero de 13 cm. de diámetro, a modo de chimenea, que sale al exterior por la
-1-
cubierta. La altura de ambas habitaciones es de 2,10 m. El piso original interior de esta construcción,
cubierto de escombros y tierra, no es visible. Los muros de carga, de 50 cm. de espesor, son de
mampostería de piedra del lugar con mortero de cemento. En las paredes quedan restos de
recubrimiento interior de cemento y yeso.
Figura 1. Croquis del centro de mando
La habitación principal presenta la fachada exterior recubierta por un grueso enfoscado de cemento que
imita falsas piedras labradas de cantería con llagueado en relieve, lo que indica cierta tranquilidad
durante el periodo de su construcción. Esta imitación presenta hiladas de diferente altura, siendo las dos
inferiores y la superior más altas que las cuatro intermedias, entre las que se encuadran las ventanas. La
cubierta del edificio, en voladizo sobre la puerta de acceso, a modo de porche, es una losa de hormigón
armado de 26 cm. de espesor, cubierta exteriormente con materiales propios del terreno, para dificultar
su localización. En el cemento del reborde frontal de la placa de la cubierta puede leerse todavía la
siguiente inscripción: I Cia 3er Bon de San Quintín Nº 25. En el techo interior quedan claramente visibles
las huellas de las piezas de madera del encofrado, formado por tablas de 28 x 210 cm., orientadas de
norte a sur en la habitación de entrada y de este a oeste en la de la rotonda.
Figura 2. Fachada del centro de mando
Construcción 2. Vivienda alojamiento.- Otro edificio bien conservado del conjunto, posiblemente utilizado
como alojamiento o vivienda, es de planta rectangular con una única sala de algo más de 30 m2 de
superficie útil. Aunque el edificio no está totalmente enterrado, los muros oeste y sur son ciegos. En el
muro norte se abren dos ventanas altas, a ras de la losa de la cubierta, mientras que en el muro oriental
se abre la puerta de acceso y una ventana más grande a nivel normal. En estos dos últimos huecos son
claramente visibles las huellas de los cercos de madera de sus cerramientos, de los que no queda nada.
-2-
Figura 3. Detalle pilares apoyo cubierta
Los muros, de 50 cm. de espesor, están construidos con piedra sin labrar y mortero de cemento,
mientras que la cubierta es también aquí una losa de hormigón armado de 25 cm. de grosor. Dadas las
dimensiones de la cubierta, 5,5x7,5 m., lleva en la parte inferior una viga longitudinal central de refuerzo,
de 25x25 cm. de sección, apoyada sobre dos delgados pilares de hormigón armado, cuyas barras
verticales de las aristas han sido expoliadas, para recuperar parte del metal, encontrándose actualmente
bastante deteriorados. Las huellas del encofrado de la cubierta corresponden a piezas de madera de
24x180 cm., dispuestas en sentido este oeste. La altura interior de esta habitación es de 2,30 m.
(teniendo en cuenta el actual relleno del piso). En el techo aparecen dos orificios, uno de 13 cm. de
diámetro, para paso del tubo de una chimenea de cocina o estufa, y otro de 30 cm. de diámetro, que
serviría posiblemente como respiradero, a través del cual es visible el entramado de las barras de
tracción de la armadura de la cubierta.
Figura 4. Croquis del alojamiento o vivienda
Construcción 3. Búnker observatorio.- Sólida construcción situada unos metros al sur de la anterior, de
planta también rectangular, provista de un par de ventanas en el paramento norte y otra más grande en
el paramento este, donde se abre también la puerta de acceso, protegida mediante un grueso muro en
forma de L, habitual en estas fortificaciones. En las ventanas quedan todavía los cercos de madera de
los cerramientos, hace tiempo desaparecidos. En el hueco de la entrada quedan señales de lo que pudo
ser asimismo el cerco de una puerta. En el techo, sobre el rincón sureste, hay un orificio circular,
probablemente para paso de una chimenea de estufa o cocina.
-3-
Figura 5. Detalle interior cubierta
Al estar esta construcción en gran parte semienterrada en la ladera, son ciegos los muros sur y oeste.
Los muros de carga, de 50 cm. de grosor, y el parapeto en L que protege la entrada, son de piedras del
lugar sin labrar unidas con cemento. La cubierta es una losa plana de hormigón armado de 30 cm. de
espesor. El encofrado era de piezas de madera de 23x250 cm., dispuestas en sentido este oeste. Sobre
la cubierta se acumulan materiales y vegetación de la zona, a modo de camuflaje, quedando el conjunto
bastante mimetizado con el terreno. Altura interior, 1,90 m.
Figura 6. Croquis búnker-observatorio
Construcción 4. Nido-observatorio SO.- Unos setenta metros al suroeste de las construcciones
anteriores, en la ladera occidental del cerro, hay un pequeño fortín-observatorio muy enmascarado, de
planta casi cuadrada y cubierta plana, enterrado hasta media altura en lo alto de un peñascal. Los
muros, de 45 cm. de grosor, son de mampostería rudimentaria con cemento, y el techo es una placa de
hormigón armado de 25 cm. de espesor, recubierta exteriormente con una acumulación de piedras de
todos los tamaños, tierra y vegetación, que dificulta su localización incluso a pie. El muro norte es ciego.
El encofrado estaba formado por tablas de 20x240 cm. orientadas de norte a sur, pero al faltar una
pequeña longitud para llegar al muro norte, las últimas tablas están colocadas transversalmente, en
sentido este oeste.
Ubicado sobre un peñascal, el acceso, protegido por un grueso parapeto de piedra seca, se hace por un
corto pasillo descendente y una puerta sin dintel abierta en el muro oriental a toda la altura de dicho
muro. Tiene troneras en medio de los muros sur y oeste y en los ángulos NO y SE, estas últimas en
disposición poco habitual en este tipo de construcciones. Altura interior, 1,80 m.
-4-
Figura 7. Fortín observatorio suroeste. Paramento norte
Desde este fortín una trinchera se prolonga unos metros ladera abajo por el norte, dividiéndose en tres
cortos ramales que finalizan en sendos parapetos de peculiar diseño. Se trata de pequeños parapetos de
piedra con cemento, provistos de un par de troneras, aptos para dos tiradores, en forma de segmento de
circunferencia, típicos de esta zona, también denominados «corchetes».
Figura 8. Croquis fortín observatorio
Construcción 5. Refugio blindado NO.- Por la parte alta de la ladera occidental otra trinchera discurre
hacia el noroeste. Avanzando unos metros por la trinchera se llega a un refugio blindado, casi totalmente
enterrado y bien camuflado en la ladera, con acceso desde la misma trinchera. La puerta de entrada, de
la misma altura que los muros de carga, está protegida con el típico parapeto en L. Esta construcción
presenta en el muro norte dos ventanas altas, que quedan a ras del suelo exterior. Los muros de carga,
de 60 cm. de grosor, son de piedra con mortero de cemento. Los muros este y sur, totalmente
enterrados, son ciegos. Altura interior, 1,95 m. La cubierta, plana, poco visible, es una placa de hormigón
armado. El encofrado, de tablas de 23x245 cm., está dispuesto en sentido este oeste. En el borde de la
cubierta, sobre un raíl que hace de dintel de la puerta de entrada, asoma la ferralla de la losa, formada
por elementos de todo tipo, varillas redondas, raíles, hierros de cualquier procedencia. Sobre la cubierta,
el típico camuflaje de piedras y tierra.
Construcción 6. Refugio subterráneo norte.- En la suave ladera norte del cerro, junto a un largo parapeto
de piedra seca que atraviesa la ladera de este a oeste, hay otro refugio subterráneo de planta
rectangular, con el acceso por el lado este. En el muro oriental se abre la puerta de entrada, con acceso
por trinchera, y dos ventanas, a ras del suelo exterior, mientras que los tres paramentos restantes,
-5-
totalmente enterrados en la ladera, son ciegos. Los muros de contención y carga, de 60 cm. de espesor,
son, como en todas las construcciones anteriores, de mampostería de piedra del lugar con cemento.
Posiblemente tuvieron algún tipo de enfoscado o revestimiento interior, del que apenas quedan restos.
En el techo, cerca de la puerta, hay un agujero de chimenea de 13 cm. de diámetro, cegado
exteriormente. La altura interior es de 1,81 m.
Figura 9. Entrada al refugio norte
La cubierta es una losa plana de hormigón armado de 30 cm. de grosor, sobre cuya parte superior se
acumuló tierra y piedras, hasta presentar la apariencia del terreno, con objeto de enmascarar la obra. El
encofrado, dispuesto en sentido norte sur era de piezas de madera de 30 x 110 cm.
Figura 10. Croquis refugio norte
Conjunto del collado norte
Doscientos metros al NNE del refugio anterior, casi en la divisoria de la loma, en terreno más despejado,
aparecen una serie de restos menores, relacionados con la posición anterior, mucho más importante.
Construcción 7. Observatorio o fortín.- Muy camuflado con piedras del terreno amontonadas y pegadas
con cemento sobre la cubierta, se mantiene en buen estado el acceso a esta construcción, flanqueado
por dos cortos muretes de obra, pero está destruida la parte frontal de la parte abovedada. La puerta,
que llega a ras de la placa de la cubierta, da acceso a un recinto rectangular de pequeñas dimensiones,
que enlaza sin solución de continuidad con un recinto cubierto por una bóveda de hormigón armado de
-6-
medio cañón, de 25 cm. de espesor, 1,80 m. de luz y 1,10 m. de altura en la zona visitable (el piso está
relleno de escombros). La parte frontal, orientada al este, está destruida, por lo que no sabemos si tenía
alguna tronera para armas automáticas, o se trataba simplemente de algún tipo de observatorio.
Curiosamente, es la única construcción de toda la zona con cubierta abovedada. No se observan
señales de encofrado ni de cimbras.
Figura 11. Detalle abovedado
Los muros de carga que forman el pequeño vestíbulo de acceso son de mampostería de piedra sin labrar
con cemento, sobre los que se apoya una pequeña losa de hormigón, de 14 cm. de grosor, que soporta
el grueso camuflaje externo, formado por una acumulación de grandes piedras pegadas con cemento. Al
estar los paramentos interiores enfoscados con cemento, no son visibles huellas de encofrado alguno.
Figura 12. Croquis refugio abovedado
Refugio subterráneo.- Avanzando por la trinchera desde el punto anterior, se dejan a la izquierda un
pequeño parapeto tipo “corchete” y un puesto de tirador de piedra seca. Poco más adelante hay otro
refugio similar a los anteriores, muy camuflado y casi enterrado en el terreno, en cuyas proximidades hay
dos o tres corchetes más. Este refugio es similar a los anteriores, planta rectangular, muros de piedra del
terreno con cemento y cubierta de forjado de hormigón armado, recubierta exteriormente con materiales
del terreno, mimetizándose totalmente con la zona. El muro occidental, en el que se encuentra la puerta
de acceso, dispone también de una pequeña ventana alta. Los otros tres muros son ciegos.
-7-
Conjunto norte
Unos doscientos metros más al norte, en una pequeña elevación del terreno, se encuentra un tercer
conjunto de restos, en el que destaca un robusto nido de ametralladoras, varios corchetes y otro refugio
subterráneo, todos en muy buen estado de conservación.
Construcción 8. Nido de ametralladoras.- Fortín construido totalmente de hormigón armado, enterrado en
el terreno hasta el borde exterior de la tronera, de planta interior circular y exterior poligonal de diez
lados. Sobre la cubierta, de hormigón armado de casi 50 cm. de espesor, se amontonan gran cantidad
de piedras a modo de camuflaje. Con la puerta de acceso por el lado oriental, descentrada respecto a la
tronera, dispone en el frente oeste de una tronera muy ancha, apropiada para armas automáticas. El
labio superior de esta tronera está algo deteriorado, dejando ver las barras de la armadura.
Figura 13. Nido de ametralladoras. Detalle del encofrado
En el interior se observan claramente las huellas del encofrado de piezas de madera mucho más
pequeñas que en las anteriores construcciones, quizá por la escasez de materiales. Las piezas del
encofrado del techo, trapezoidales, de 11 a 20 cm. de ancho y 60 de longitud, están dispuestas
radialmente, confluyendo en un pequeño círculo central, cuyas tablas, de 25 cm. de ancho por 1 m. de
largo máximo, están en sentido transversal. A pesar de la escasa altura interior, de 1,42 m, el encofrado
vertical de las paredes aparece dividido en dos alturas, con tablas de solamente 9x70 cm.
A menudo hemos encontrado en este fortín filtraciones de humedad exterior formando pequeñas
estalactitas congeladas, especialmente en tiempo invernal.
Figura 14. Croquis nido ametralladoras
-8-
Los «corchetes».- En el entorno del nido de ametralladoras quedan cinco parapetos para dos tiradores,
con troneras, los característicos corchetes de la zona. Construidos de mampostería con piedra del lugar
y cemento, con acceso por trinchera, no presentan ningún acabado especial, pero resulta curiosa su
tipología.
En la trinchera que une estos parapetos con el conjunto anterior, quedan los muros de piedra seca de
una pequeña construcción muy deteriorada, utilizada como vivienda, abrigo o cocina, cuya cubierta a dos
aguas, posiblemente de materiales perecederos, ha desaparecido.
Unos metros al NE del nido de ametralladoras, dentro de una profunda trinchera, se encuentra la entrada
a otro refugio totalmente enterrado. Un agujero en el suelo exterior, a pocos metros de la entrada, indica
la existencia de alguna chimenea de ventilación, o una segunda salida, actualmente destruida o cegada
por los escombros.
Tabla 1.
Conclusiones
Naturalmente todas estas construcciones tuvieron su correspondiente proyecto, cuya ejecución de obra
pasaría por las etapas de reconocimiento previo del terreno, cálculo de dimensiones de los muros
adecuadas a su finalidad (resistencia a los empujes del terreno y a las cargas a soportar), cálculo del
hormigón armado en función de la protección deseada (contra impactos de artillería de distintos calibres
o de bombas de aviación), replanteo in situ, cálculo de la mano de obra (hombres/día), tiempos
materiales y herramientas necesarias para el movimiento de tierras (excavación, espaleo, transporte y
eliminación o, en su caso, utilización), organización de los diversos talleres, abastecimiento de
materiales, enmascaramiento de la obra durante las distintas fases de realización, enmascaramiento final
de la obra terminada, etc. Además de los citados proyectos, tendríamos que remitirnos a los tratados de
hormigón armado y a los manuales de fortificación al uso en aquel tiempo, pero el análisis de todos estos
aspectos en el tema que nos ocupa daría lugar a una comunicación mucho más extensa.
Por otra parte estas construcciones, en especial los refugios, nidos de ametralladora, pozos de tirador,
puestos de centinela, alojamientos, parapetos, trincheras, respondían en cierta medida a tipologías más
o menos típicas de uno u otro bando, que con pequeñas variaciones se repetían a lo largo de distintos
puntos del frente de guerra.
En todo caso, resulta interesante constatar las dificultades que tuvieron que vencer los batallones de
zapadores y fortificación para la realización de estas obras. No solamente la dificultad de los trabajos de
excavación en terreno montañoso, bastante pedregoso y accidentado, que en ocasiones exigiría
voladuras, con el riesgo de localización de las obras desde las líneas enemigas, sino también las
operaciones orientadas a enmascarar lo mejor posible tanto los talleres de trabajo como las
construcciones finales. Debieron de ser notables los esfuerzos necesarios para transportar los materiales
desde las zonas habitadas más próximas de la retaguardia, en general bastante alejadas, hasta los
lugares de su utilización, en la parte alta del cerro. La preparación del hormigón armado requeriría subir
hasta los talleres correspondientes los componentes de las armaduras, el cemento, la arena, el agua (el
arroyo más próximo queda mucho más abajo), e incluso la madera para los encofrados, obteniéndose la
piedra probablemente en el entorno de su emplazamiento.
A pesar de tratarse de un frente de guerra más o menos inactivo tras los primeros meses de la
contienda, el proceso constructivo exigiría realizar todas estas obras en precarias condiciones y con el
mayor sigilo posible, a menudo trabajando de noche, al objeto de evitar ser localizadas por los
observadores enemigos y, en consecuencia, constituir posibles objetivos de bombardeos.
Los restos aquí descritos, así como muchos otros dispersos por toda la Comunidad de Madrid, bastantes
en buen estado de conservación, constituyen un patrimonio histórico que valdría la pena conservar,
procediendo a su limpieza y consolidación, en caso necesario, para evitar accidentes. Tanto en la zona
de la que nos hemos ocupado, como en otras próximas, podrían crearse rutas temáticas de finalidad
histórico turística, como se ha venido haciendo ya en otras regiones de la geografía española y en
muchos lugares de Europa.
-9-
Tabla 1.- Relación de coordenadas de situación de los restos
Situación de restos (datum Europeo 1950)
Lugar/restos
Coordenadas UTM
Cerro de la Cabeza, ladera norte
Parapeto con aspilleras
30 T 443 560 – 45 43 794
Refugio subterráneo
30 T 443 592 – 45 43 898
Cerro de la Cabeza, ladera oriental
Parapeto piedra c/ troneras
30 T 443 621 – 45 43 831
Centro de mando
30 T 443 617 – 45 43 771
Búnker observatorio
30 T 443 623 – 45 43 758
Vivienda/alojamiento
30 T 443 636 – 45 43 794
Refugio subterráneo
30 T 443 610 – 45 43 800
Viviendas
30 T 443 634 – 45 43 765
Ruinas abrigo/vivienda
30 T 443 615 – 45 43 756
Cerro de la Cabeza, ladera occidental
Ruinas casa/abrigo
30 T 443 577 – 45 43 749
Fortín observatorio
30 T 443 566 – 45 43 720
Corchete
30 T 443 554 – 45 43 719
Corchete
30 T 443 548 – 45 43 722
Corchete
30 T 443 543 – 45 43 731
Refugio blindado
30 T 443 5351396
– 45 m
43 853
Refugio blindado
30 T 443 529 – 45 43 884
Collado Mediogrande
Fortín abovedado
30 T 443 475 – 45 44 167
Corchete
30 T 443 470 – 45 44 171
Puesto tirador
30 T 443 472 – 45 44 175
Refugio
30 T 443 476 – 45 44 196
Corchete
30 T 443 453 – 45 44 192
Corchete
30 T 443 460 – 45 44 200
2º conjunto
Muros vivienda
30 T 443 479 – 45 44 271
Corchete
30 T 443 482 – 45 44 287
Corchete
30 T 443 459 – 45 44 318
Nido de ametralladoras
30 T 443 463 – 45 44 325
Refugio subterráneo
30 T 443 489 – 45 44 339
Altitud
1390 m
1391 m
1396 m
1389 m
1387 m
1392 m
1393 m
1385 m
1389 m
1382 m
1389 m
1387 m
1386 m
1387 m
1386 m
1385 m
1385 m
1387 m
1386 m
1390 m
1394 m
1396 m
1404 m
1406 m
1408 m
1409 m
1410 m
Lista de referencias
Arévalo Jacinto M. 2008. Senderos de guerra. Ediciones La Librería, Madrid.
Beevor, Anthony. 2006. La Guerra Civil Española. Ed. Crítica, Barcelona.
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