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Torre Latinoamericana
En la esquina de la calle Madero y avenida San Juan de Letrán, la más famosa e
importante de México en ese tiempo, la compañía de Seguros: "La Latinoamericana,
Seguros de Vida S.A." ocupaba el tercer piso del edificio allí construido, él que adquirió y
en 1946 obtuvo el permiso de la Secretaría de Hacienda para hacer la inversión y
construir un edificio en esa esquina.
Me parece que es la esquina y su entorno, el que más desentona con la línea
arquitectónica del Centro Histórico: Bellas Artes, Edificio del Banco de México, La
Nacional, el Palacio Postal, la Casa de los Azulejos, lo que resta de la Iglesia de San
Francisco y La Plaza Guardiola. Cada uno con valor por sí mismos, pero en este conjunto
ecléctico ello cambia.
La Torre Latinoamericana, el primer "rascacielos" de México y en su tiempo el más
prestigiado de América Latina e innovador en el mundo por su tecnología de cimentación
para un subsuelo fangoso como el del Centro Histórico y en zona de alto riesgo sísmico.
Fue el más alto fuera de Estados Unidos en ese momento.
Fue diseñada por el Arq. Augusto H. Álvarez
Concluido en 1956, siendo el primer edificio en el mundo con fachada de cristal y
aluminio. Se requirió hincar 361 pilotes espacialmente diseñados a 33 metros de
profundidad para cimentar y se colocó una cimentación de concreto que literalmente
permite, que el edificio de 24,100 toneladas, flote en el subsuelo y cuenta con un sistema
que controla la presión de forma diferencial del agua que le ayuda a ello. Son 44 pisos en
134 metros de altura, más una antena de 54 metros.
Para soportar el peso total del edificio, se construyó una estructura rígida de acero con un
peso de 3,200 toneladas, que sostienen tres sótanos y 44 pisos que se elevan a 134
metros, más una antena de 54 que dan un total de 188 metros sobre el nivel de la calle,
con una superficie construida de 27,700 metros cuadrados de cristal y 3,200 metros de
lámina acanalada; la sola instalación sanitaria pesa 50 toneladas y tiene más de 4,000
lámparas para iluminación.
El edificio está inspirado en el Empire State Building de Nueva York
En el piso 44 se encuentra un mirador y una cafetería, así como un restaurante de comida
internacional en el piso 41, tiene 8 elevadores que en su momento fueron los más rápidos
del mundo.
Después de los tres terremotos más fuertes de México, el de 1957, el de 1985 el que vio
caer al Hotel Regis, al hotel Del Prado, al Hotel Alameda y al edificio Mariscala, vecinos
suyos, y el sismo más reciente de 2012, ha hecho que se le considere uno de los edificios
más seguros del mundo.
La ubicación que ocupa es la misma en donde, en su momento, estaba la casa de
animales del Tlatoani Moctezuma II, posteriormente el primer y más importante
monasterio franciscano de la Nueva España y después el edificio donde, en un piso se
encontraba la Compañía de Seguros Latinoamericana, S.A.
En la página: eswikipedia.org/wiki/Torre_Latinoamericana, puedes encontrar una vista de
360 grados de la ciudad de México y en particular del Centro Histórico.
En su tiempo de existencia ha visto caer, sin llegar al suelo, pero cumplido su cometido, a
una persona que se suicidó y ha enfrentado otros intentos frustrados.
El edificio requiere de un esfuerzo renovado de mantenimiento y restauración que por el
lugar que ocupa y la forma de integración a su entorno estético y relevancia tecnológica
de su tiempo, resultan plenamente merecidos..
Cómo lo menciona el arquitecto Ricardo Legorreta: “… el terreno debería haberse dilatado
cuando menos media manzana en derredor, para que le permitiera respirar, apartarse un
poco de sus vecinos y no ser el elemento aislado que hoy es, enteramente divorciado del
contexto”
Tiene dos exposiciones: una en el piso 36 y en el 38 la otra. Una ilustra con fotografías,
mapas y dibujos la evolución del Centro Histórico y en particular del área donde se ubica
la torre, la otra se destina al bicentenario.
En el sótano se ha instalado una zona de entretenimiento que cuenta con un simulador en
4D y puedes experimentar un viaje fantástico, el túnel giratorio, un laberinto de espejos,
crear tu propia mano en cera.
Emilio Herrera Arce