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La actividad turística y los conceptos
de hotel frente al mar en la ciudad
de Mazatlán de 1940 al 2010
José Luis Lizárraga Valdez* y Miguel Ángel
Higuera Muñoz**
Dos actividades económicas fueron las que encaminaron a la ciudad de Mazatlán a
posicionarse como un destino turístico de primer nivel: el desarrollo de la flota e industria
camaroneras y la construcción de hoteles para el descanso de los viajeros. Mazatlán
despierta y se incorpora al listado de ciudades que persiguen ser modernas y competitivas,
sacudiéndose las vivencias nostálgicas de origen decimonónico. El negocio turístico hotelero
se desarrolló en Mazatlán al poner en marcha planes emergentes para promover a la ya
entonces conocida como Perla del Pacífico, que consistieron en el diseño y edificación de
una novedosa infraestructura hotelera con todo lo necesario para hacer placentera la
estancia del visitante. Como resultado se identifican cinco conceptos de hoteles entre 1940 y
el 2010: hotel-torre, hotel-lineal, hotel-bloque, hotel-integral y el hotel-resort, que muestran,
mediante sus sistemas de relaciones internas espaciales, por correspondencia transitorios,
las circunstancias y necesidades inmediatas a satisfacer en cada entorno particular.
T
ras la actividad comercial del siglo XIX, que
impulsó el desarrollo de Mazatlán, la expansión
demográfica y territorial de la primera mitad del
siglo XX vino acompañada del surgimiento de nuevas
actividades productivas que marcaron una segunda
etapa de su crecimiento económico.
Para Beraud,1 esta reactivación económica son la
pesca del camarón y el turismo, la primera dirigida
*Profesor de la licenciatura en arquitectura de la Escuela de
Ingeniería de Mazatlán de la Universidad Autónoma de Sinaloa.
Colaborador del Cuerpo Académico “ciudad, patrimonio, turismo y
sustentabilidad” de la Facultad de Arquitectura de Culiacán (UAS).
Estudios de maestría en arquitectura, (UNAM) y candidato a doctor
en arquitectura (UNAM).
**Licenciado en arquitectura por la UNAM; licenciado en ciencias
de la educación por la UAS; licenciado en derecho por la UAS y
candidato a doctor en administración con acentuación en gestión
pública por el IMAP. Profesor en la Escuela de Ingeniería y
colaborador del Cuerpo Académico “ciudad, patrimonio, turismo y
sustentabilidad”.
por empresas japonesas en la segunda década del
siglo XX, y la otra que se originó con mayor auge a
consecuencia de la búsqueda de bellezas naturales
para el descanso de los norteamericanos que
participaron en la Segunda Guerra Mundial (1945) y,
posteriormente, en la de Corea, provocando un
acelerado crecimiento de la población a partir de
1940.
Para González Gortázar,2 los planes de modernizar
al país tomaron su cauce con mayor énfasis y
singularidad al iniciar los años treinta del siglo XX. El
ya instalado gobierno posrevolucionario se vio en la
necesidad de proveer a la sociedad mexicana de la
construcción de edificios para la salud, la educación,
para el creciente trabajo administrativo federal, estatal
y municipal, así como para el recreo, pero sobre todo
a apoyar con infraestructuras a todas las entidades que
nutren y retribuyen la obtención de recursos
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económicos para el país. Mazatlán como sitio turístico
de sol y playa se inscribe en este renglón.
El turismo de sol se ha desarrollado en espacios
costeros donde se ubican playas con escenarios
climáticos mayormente soleados, con temperaturas
agradables que van desde los 24 a los 30°c. Estas
condiciones han motivado la edificación de hoteles así
como la implantación de actividades para el ocio, el
descanso y disfrute del tiempo libre.3
Según la Organización Mundial del Turismo
(OMT),4 el turismo comprende las actividades que
realizan las personas durante sus viajes y estancias en
lugares distintos al de su entorno habitual, por un
periodo consecutivo inferior a un año y mayor a un
día, con fines de ocio, por negocio o por otros
motivos.
La evolución histórica del turismo, tal como lo
concebimos hoy, surgió como consecuencia del
incremento de las actividades laborales de la
Revolución Industrial. El cúmulo de tales diligencias
orilló a planear escapes del caos citadino a lugares
placenteros donde recobrar el vigor, siendo las playas
los lugares más solicitados y recomendados, surgió
así en los inicios de la sociedad contemporánea el
esquema laboral cíclico con derecho a días de asueto.
Para Héctor Ayala, Ramón Martín y Jorge
Masiques,5 el turismo comúnmente denominado de
sol y de playa ha sido y aún continúa siendo la
modalidad que mayores flujos de pasajeros propicia a
escala internacional. El poderoso atractivo del mar y,
principalmente, las condiciones climáticas
subtropicales, e incluso en zonas de menor calor,
constituyen una motivación de viajes vacacionales de
primer orden.
Los autores indican que, desde el siglo XVII, las
clases pudientes inglesas empezaron a viajar a
balnearios de aguas minerales, debido a
consideraciones relacionadas con la salud, situación
que fue extendiéndose a toda Europa, incluyendo (entre
los servicios prestados) espectáculos diversos y hoteles
para garantizar el adecuado refugio de los visitantes.
A mediados del siglo XVIII, el agua de mar
adquirió la primera preferencia por su supuesto
carácter curativo, desde entonces las localidades
frente al mar Mediterráneo se difunden como sitios
turísticos. A fines del siglo XIX y principios del XX el
mayor éxito europeo en la materia correspondía a
estaciones situadas en las costas francesa e italiana,
convirtiéndose en los lugares favoritos de las élites de
varios países de Europa, provocando transformaciones
en los frentes de mar, con los paseos marítimos, las
primeras carreteras paralelas a la costa y destacadas
construcciones de alojamiento frente al mar, señalan
Ayala, Martín y Masiques.
Esta misma situación de buscar territorios aptos
para favorecer la salud, siguiendo el definido modelo
europeo y como condición de entretenimiento, se
promovió en el continente americano específicamente
con el país de mayor disposición económica: los
Estados Unidos.
Los ciudadanos norteamericanos viajaban a la
Florida, a las Islas del Caribe, Hawái y México, en
busca de un mejor clima y de la temperatura más
agradable del agua de las playas, con fines de recreo y
bienestar físico-mental.
Ubicar territorios frente al mar que contribuyan a una
mejor salud, con clima agradable, paisajes naturales,
eventos de esparcimiento y disposición de edificios para
albergue, fueron los factores que determinaron
enfáticamente la necesidad de proyectar hoteles para
Mazatlán, así como promoverlo como un referente
turístico que intentó cubrir las exigencias del mercado
estándar ya planteado en Europa y puesto en marcha en
los Estados Unidos y en algunos países del Caribe.
El negocio turístico hotelero se desarrolló en
Mazatlán al poner en marcha planes emergentes para
promover a la ya entonces conocida como Perla del
Pacífico, que consistieron en el diseño y edificación de
una novedosa infraestructura hotelera con todo lo
necesario para hacer placentera la estancia del visitante.
También se acondicionaron espacios para vehículos de
turismo conocidos como trailer park. Acompañado de
una intensa divulgación y promoción en el entorno
nacional inmediato, pero con
énfasis hacia la
internacionalización.
Con el potencial turístico y económico proyectado,
la gestión y el apoyo fue inmediato: construcción de
carreteras hacia el Norte, Sur y Este, infraestructura
relacionada con las telecomunicaciones; instalaciones
para la flota deportiva y las relacionadas con la pesca,
entre otras.
El resultado por la implantación y desarrollo de
estas actividades laborales tuvo una rápida aceptación y
participación de la sociedad. Los nuevos hoteles
atrajeron un gran número de trabajadores y de personal
para su manejo y dirección. Esto produjo un rápido y
descontrolado crecimiento urbano de la ciudad,
empresarios y trabajadores demandaron espacios
habitacionales y servicios.
El personal que se contrató para la dirección,
manejo y operación de los hoteles que se fueron
sumando al momento exitoso del turismo de sol y de
playa vinieron, en un buen porcentaje, de los poblados
cercanos a la ciudad de Mazatlán. Estos nuevos
habitantes de la ciudad, oriundos de pueblos y
rancherías, fueron motivados por la oferta laboral que
Mazatlán ofrecía, haciendo a un lado las actividades
del campo e incursionando en las nuevas dinámicas
laborales relacionadas con el turismo. Con la llegada
de estos habitantes se fue conformando la ciudad de
Mazatlán de la primera mitad del siglo XX.
La efectiva creación de la infraestructura para el
descanso provocó la expansión urbana sin plan alguno,
las autoridades en turno se enfocaron a resolver, en el
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Plano 1: Identificación de los primeros hoteles que se construyeron frente al mar, mismos que van a
detonar la expansión urbana frente a la línea de mar, parte Oeste de Mazatlán. Los hoteles se exponen
cronológicamente con base en su fecha de apertura. Lo señalado en color blanco es el crecimiento
urbano logrado hasta 1918. Reconocido sobre plano actual (2013) (elaboró JLLV).
momento, las demandas urgentes de esa creciente
sociedad empresarial y, sobre todo, atender las
necesidades de servicios urbanos de los habitantes que
llegaron a laborar en esos centros de trabajo masivo.
Desde entonces, Mazatlán se ha esforzado para ser
competitivo en el creciente mercado turístico.
La edificación y puesta en marcha de los hoteles
fomentó el crecimiento y desarrollo de la ciudad.
requerimientos de una población en crecimiento
acelerado y no calculado a partir de 1940.
“En 1940 la ciudad tenía 32 mil habitantes; en
1960, 75 mil…”7 y para 1970 la ciudad alcanzó los
167,616 habitantes.8 Más de cuatro veces en relación a
1940.
Es la actividad turística, reflejada en la construcción
de infraestructura para el descanso, el detonante para el
despegue de un crecimiento urbano que toma como
Dice la voz popular pesquera en Mazatlán que los
referencia y apego la línea de mar, parte Oeste de
primeros hoteles modernos en nuestro puerto se
Mazatlán.
construyeron gracias a las ganancias pesqueras del
Hoteles como el Belmar (1924), Freeman (1944),
camarón, ya que éstas quedaron en manos de las
La
Siesta
(1952) –ver plano 1–, conforman un conjunto
familias De Cima y Coppel, primeros armadores
temprano que se edifican frente al mar, mismos que se
(dueños de barcos y almacenes) en los cuarenta.6
caracterizan por ubicarse en los límites de la extensión
La anterior cita de Carrillo Rojas e Ibarra Escobar urbana que se logró hasta 1918, el del denominado
orienta a identificar que la inversión privada, que va a antiguo o Viejo Mazatlán.
dar soporte a algunos de los novedosos
establecimientos hoteleros, se desprende de las
En estos hoteles (Siesta y Belmar) es de donde se
ganancias empresariales relacionadas con los recursos
puede gozar las fiestas del carnaval, asombrarse con
del mar.
la batalla naval con sus juegos artificiales que estallan
llenando de colorido a las Olas Altas.9
La participación económica en Mazatlán apuesta,
con mayor ímpetu, iniciada la cuarta década del siglo
El puerto de Mazatlán inaugura tres sitios para el
XX, al éxito y retribución monetaria a partir de los
descanso donde el factor relevante consistió en
recursos y atractivos naturales del entorno.
El recurso natural de las tranquilas aguas del buscar el atractivo del mar y las vistas hacia la playa,
Océano Pacífico y las hermosas playas con sus a través de modernas propuestas arquitectónicas,
atardeceres en Mazatlán fueron el binomio perfecto mismas que se destacaron y se diferenciaron de los
edificios eclécticos circundantes del siglo XIX.
para acentuar y consolidar una entidad turística.
A continuación se identifican los conceptos de
Se asienta entonces una etapa productiva en
Mazatlán y con ésta la necesidad de atender los hotel y sus condiciones para establecerlos.
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Imagen 1: Izquierda, vista exterior del Hotel Freeman construido en 1944
(fotografía JLLV). Derecha, planta de conjunto del hotel Freeman
(elaborada por JLLV).
Diagrama 1: Relación del sistema espacial del hotel Freeman (elaborado por
JLLV).
Imagen 2: Izquierda, vista exterior del Hotel Playa Mazatlán construido en
1955 (fotografía exhibida en la recepción del hotel). Derecha, planta de
conjunto del hotel Playa Mazatlán (elaborada por JLLV).
Diagrama 2: Relación del sistema espacial del hotel Playa Mazatlán (elaborado
por JLLV).
Los hoteles construidos a partir de 1940 en la
ciudad de Mazatlán pretendieron seguir las reflexiones y
lineamientos de diseño planteados por una arquitectura
señalada como moderna, originada en Europa –con
mayor acento a inicios del siglo XX–.
La difusión universal de tales preceptos constructivos
se revela en los nuevos hoteles, con un distintivo propio,
que consiste en adaptar y condicionar la propuesta
arquitectónica a un contexto y clima singular.
Señalar que la arquitectura de los nuevos hoteles
aspiró a ser moderna es un referente importante para
comprender e identificar sus condiciones de
implantación.
Para Montaner la teoría de los sistemas
contemporáneos es oponerse a todo reduccionismo y
mecanicismo, es intentar acercarse a un pensamiento de
la complejidad y de las redes, es dar prioridad a una
búsqueda para desvelar las estructuras complejas en las
escalas urbanas y territoriales, es analizar las capacidades
que cada sistema tiene para estructurarse y, al mismo
tiempo, para interactuar en su contexto.10
Montaner señala la importancia del valor en las
relaciones y los espacios entre los objetos. Se emplea
entonces la orientación de valorar al hotel como un
pequeño sistema de relaciones el cual contiene una
estructura interna en la que interactúa el ser humano
entre objetos, y los espacios entre estos mismos cuerpos.
El primer concepto de hotel instaurado en el puerto
de Mazatlán es el hotel-torre, el que dispone las
habitaciones en vertical. El Hotel Freeman fue el
precursor en esta categoría y ejemplo trascendente que
abrió sus puertas en el año de 1944.
La vista al mar, a la playa, es el referente primero
para ubicar el objeto, es decir el bloque-edificio que
contiene las habitaciones y otros servicios. El edificio se
lleva hasta al frente, hasta el paramento, tentando los
límites del terreno ligeramente curvo, motivo por el cual
dinámicamente responden la disposición de los balcones.
La solución de diseño dentro de este primer concepto
de hotel —ver planta de conjunto en la imagen 1 y
diagrama 1— es la evidente relación del sistema de
interacción espacial interno con el contexto externo, o
viceversa, a partir de la búsqueda por correspondencia de
los siguientes espacios transitorios: mar, playa, malecón,
calle o avenida, ingreso-vestíbulo-recepción, el edificio
contenedor de las habitaciones con la ubicación de la
alberca-camastros para asolearse en la azotea y el
estacionamiento ubicado al lado posterior.
El segundo concepto de albergue que se identifica es
el hotel-lineal, el que dispone las habitaciones de manera
horizontal y extendida, llegando a contener de uno hasta
tres niveles máximo. El hotel Playa Mazatlán, que abrió
en el año de 1955, fue el ejemplo pertinente en esta
categoría de albergue.
El sistema de interacción espacial que presentó en su
momento fue: calle, amplio estacionamiento para
automóviles, ingreso-vestíbulo-recepción, el edificio
contenedor de las habitaciones, playa y mar. Disposición
directa, básica y operativa sin mayor preámbulo –ver
planta de conjunto en la imagen 2 y diagrama 2—.
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Imagen 3: Izquierda, vista exterior del hotel De Cima construido en 1957
(fotografía JLLV). Derecha, planta de conjunto del hotel De Cima
(elaborada por JLLV).
Diagrama 3: Relación del sistema espacial del hotel De Cima (elaborado por
JLLV).
Imagen 4: Izquierda, vista exterior del Hotel Pueblo Bonito construido en
1987 (fotografía JLLV). Derecha, planta de conjunto del hotel Pueblo
Bonito (elaborada por JLLV).
Diagrama 4: Relación del sistema espacial del hotel Pueblo Bonito (elaborado
por JLLV).
El tercer concepto de hospedaje es el hotel-bloque,
el que se instala con recia geometría cúbica
alcanzando los cuatro niveles o más.
El Hotel de Cima, que abrió en el año de 1957, es
el caso pertinente que los representa. El sistema de
interacción espacial por correspondencia transitorios
externo-interno, o a la inversa, al cual recurrió fue:
mar, playa, malecón, calle, ingreso-vestíbulorecepción, el edificio contenedor de las habitaciones
con servicios internos complementarios, alberca con
camastros para asolease y estacionamiento posterior –
ver planta de conjunto en la imagen 3 y diagrama 3–.
Los tres conceptos de hotel que se identifican entre
1940 y 1969, hotel-torre, hotel-lineal y hotel-bloque,
muestran mediante sus sistemas de relaciones internas
espaciales por correspondencia transitorios, las
circunstancias y necesidades inmediatas a satisfacer.
De 1970 al 2010 se revelan otros dos conceptos de
albergues en Mazatlán: el hotel-integral y el hotelresort. La noción de ambas categorías de hotel que se
detectan en este tiempo, y las notorias cualidades de
diseño arquitectónico, orientan a identificarlos como
complejos hoteleros de primer orden en la ciudad.
Estos exclusivos conjuntos para el descanso se van
a distinguir por la acentuación y proyección
internacional, pues ya están incorporados en
dinámicas de circuitos y promoción transnacionales.
La apertura del aeropuerto, en mayo de 1969,
motivó a los empresarios locales a formular nuevas
estrategias de impulso hacia otros países del orbe.
Este escenario los orilló a elaborar convenios e
inversiones con destacadas firmas de cadenas
hoteleras de rango internacional, dando cabida a
recintos para el ocio que tuvieron la encomienda de
ofrecer servicios internos de primera.
Al hotel-integral se le puede identificar como un
recinto resuelto y estructurado en uno o más cuerpos
para las habitaciones, donde alguno de estos mismos
bloques se ubica frente o cercanos a la playa, al mar o
concebirse orientados hacia vistas internas logradas a
través de una integral propuesta de diseño de
jardinería en combinación con cuerpos de aguas,
albercas, zonas para asolearse, zonas recreativas,
restaurantes y bares en interacción.
Pueblo Bonito (1987) es el modelo que engloba las
particularidades de tan pertinente concepto de hotel.
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El sistema de interacción espacial p o r
correspondencia transitorios externo-interno es
dinámico y flexible. Este esquema rompe la rigidez
que caracterizó a los tres conceptos de hotel ubicados
en el anterior periodo.
El actual esbozo de hotel-integral aporta una red
de comunicaciones y relaciones espaciales que
acrecienta la libre conducción e interacción del
usuario en un solo recinto.
Con el establecimiento de singulares edificaciones,
donde la fluidez estructural espacial se amolda a la
necesidad particular del turista, se revela entonces una
evolución en el género hotelero en la ciudad de
Mazatlán –ver planta de conjunto en la imagen 4 y
diagrama 4–.
Con respecto al siguiente concepto de albergue, el
hotel-resort, se instala como una estación, un recinto o
complejo turístico, de ahí el adjetivo en inglés de
resort, que además de proponer distinguida jardinería
y cuerpos de agua, engloba espacios para el descanso
(comer, beber y dormir), la relajación y cuidado
personal, recreación, el ocio, el entretenimiento, las
compras, oficinas satélites para asuntos relacionados
con acciones laborales e instalaciones estratégicas
para practicar el deporte, destacándose el extenso
campo para el golf.
El término resort identifica al hotel como una
pequeña ciudad, al paseante se le entretiene a través
de toda una completa infraestructura interna para que
interactúe en ella, evitando la necesidad de abandonar
el recinto durante su estancia.
El hotel-resort en Mazatlán es un novedoso
concepto de albergue que vino a rebasar y al mismo
tiempo revolucionar las expectativas logradas en la
práctica conceptual y constructiva de tan particular
género de edificios en este sitio.
El prototipo único dentro de este concepto de
hotel-resort es El Cid, conformado por tres secciones
Granada (1974), Castilla (1981) y la Torre de El Moro
(1985). Complejo que al contar con un extenso campo
de área verde para el deporte del golf motivó a la
instalación de un conjunto habitacional de primer
nivel a los alrededores de tal zona.
Con la edificación de tan auténtico concepto de
albergue-ciudad se acuña un referente relevante
hotelero en Mazatlán.
La relación del sistema de interacción espacial
interno con el contexto externo, o viceversa, a partir de
la búsqueda por correspondencia de los siguientes
espacios transitorios: calle-avenida, accesos, lobbies,
edificios, servicios diversos (restaurantes, bares, salón
de fiestas, auditorios, terrazas, locales comerciales,
oficinas satélites, etcétera), recreación, camastros,
diseño de jardinería con rocas y manantiales de agua
artificiales, alberca, playa y mar es también dinámico
así como versátil con acentuación de diversas redes de
comunicación y relaciones espaciales internas –ver
planta de conjunto en la imagen 7 y diagrama 5–.
Aquí la calle-avenida es un referente de suma
importancia por participar como un conductor y al
mismo tiempo distribuidor dentro del hotel-resort, pues
en este único concepto de hotel el automóvil tiene
cabida dentro de la red de sistemas de comunicaciones.
El usuario es sumergido en un alberge-ciudad:
circulaciones directas, indirectas, rampas, desniveles,
diferentes alturas, espacios multifuncionales, puntos de
encuentro social, comercios, entretenimientos, oficinas,
áreas para practicar deportes, spa, cajeros automáticos
y más, claro, sin olvidar el espacio íntimo y personal: la
habitación.
Las condiciones para establecer los primeros tres
conceptos de hoteles fueron las siguientes:
1) Disponer al frente de la playa y del mar el
edificio, tener a primera mano el recurso natural.
2) Habitaciones para el descanso con zonas
complementarias para el aseo personal, buscando
preferentemente situarlas con vista al mar.
3) La disposición de servicios internos como
alberca, y camastros para asolearse, en algunos casos se
contó con restaurante, bar así como oficinas para
atención al turista.
Tales circunstancias arrojan las primicias de una
lectura del tipo de servicios que ofrecieron los
conceptos de hotel que se constituyeron tempranamente
frente del mar en la ciudad de Mazatlán entre 1940 y
1969. También orientan y aproximan en identificar las
experiencias-actividades que los viajeros realizaron en
esta fase, así como acercarnos al perfil de turista que
interactuó en la entidad:
a) El medio de transporte de primer orden que
utilizaron los paseantes para llegar desde su lugar de
origen hasta la ciudad fue el automóvil, debido a que
el aeropuerto internacional de Mazatlán operó a partir
de 1969.
b) El antecedente de ciudad, conformado por el
sector urbano-arquitectónico, el del viejo Mazatlán,
fundado en el siglo XIX quedó en el completo abandono
y presa del deterioro, por lo que no sobresalió como
punto de visita en este ciclo.
c) La ciudad se fue acomodando conforme
acrecentaba la construcción de albergues para los
visitantes, así como todo negocio relacionado con la
atención del turista como locales comerciales, tiendas
de ropa, lavanderías, bares y más. Los hoteles fueron
la infraestructura laboral primaria que al operar
motivó a la instauración de otros negocios así como la
demanda de infraestructura urbana, por lo que no se
contaba con una ciudad en forma para recorrerla.
d) Con el vacío de ciudad, o localidad en
crecimiento, el viajero fue orillado a concentrarse en
las instalaciones del hotel y al mismo tiempo interactuar
con los beneficios y recursos naturales como el sol, la
playa, el mar y sus atardeceres.
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Imagen 5: Izquierda, vista exterior de la Torre El Moro. Imagen 6: Derecha, vista exterior de El Castilla construido en 1981 (fotografías JLLV).
Imagen 7: Planta de Conjunto del hotel El Cid (elaborada por JLLV).
Conclusión
Haber fortalecido una base operativa con maquinaria
y estrategias pertinentes para la captura del crustáceo, así
como la instalación de negocios relacionados con otros
recursos del mar y el comercio afín, revelan,
paralelamente, la fuente de los recursos que permitieron
de manera entusiasta el desarrollo de los proyectos
turísticos relevantes que fomentaron el incremento
sustancial de hoteles para Mazatlán.
La infraestructura hotelera construida entre 1940 a
2010 fue y ha sido empuje para expandir, aún más, el
crecimiento urbano a partir de la creciente oferta de
trabajo para el manejo y operación de tales géneros de
edificios.
Con la instalación del aeropuerto se acentuó la
internacionalización de este lugar en el Pacífico
mexicano. A partir de 1970, los hoteles que se
construyeron tuvieron una dinámica difusión dentro de
la república mexicana y en los países de Norteamérica;
impulso que registró el aumento del turismo extranjero
proveniente de los Estados Unidos y de Canadá.
Mazatlán logró, nacional e internacionalmente,
posicionarse como un lugar familiar, atractivo por sus
bellezas y recursos naturales benéficos para la salud.
Con estas condiciones surgieron y se consolidaron
en este periodo, 1970 al 2010, los siguientes
temporales turísticos:
•Invierno: visita de norteamericanos estadounidenses y
canadienses, en los meses de diciembre, enero y febrero.
•Carnaval: visita de mexicanos, estadounidenses y
canadienses en el mes de febrero o marzo.
•Semana Santa: visita de mexicanos, estadounidenses
y canadienses, en el mes de marzo o abril.
•Verano: visita de mexicanos en los meses de junio,
julio y agosto.
Sumándose los puentes o fines de semana largo
aprovechados por los paseantes de otros estados
cercanos o provenientes de otros sitios o ciudades del
estado de Sinaloa.
Los dos conceptos de hotel que se identifican entre
1970 y el 2010, hotel-integral y hotel-resort, ponen en
evidencia novedosos sistemas de relaciones internas
espaciales que renovaron los anteriores tres conceptos de
hotel.
Las condiciones para establecer estos dos conceptos
de albergue partieron en la búsqueda de disponer al
frente de la playa y del mar el conjunto integral de los
edificios-habitaciones y demás instalaciones
complementarias.
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Diagrama 5: Relación del sistema espacial del hotel-resort El Cid (elaborado por JLLV).
El complejo hotelero en sí es el que se acomoda
hacia el mar, los objetos, edificios-habitaciones,
pueden estar o no orientados con vista a la playa, pues
el recurso de jardinería, espejos de aguas, manantiales
y rocas artificiales, camastros y albercas en
interacción con bares y restaurantes ahora son los
referentes o vistas internas también buscados.
A los huéspedes se les insertan dentro de un
núcleo de redes de comunicación espacial que los
direcciona a intervenir en actividades diversas, así
como el de recibir invitaciones a una serie de eventos
de entretenimiento relacionados con el ocio y el
conocimiento de la cultura regional.
Además, se promocionan otras actividades que el
turista o viajero que llega a Mazatlán puede realizar a su
libre elección fuera de su albergue, independientemente
del concepto de hotel en el que se ubique. Éstas son:
Conocer el antecedente de ciudad conformado por
el sector urbano-arquitectónico, el del viejo Mazatlán,
fundado en el siglo XIX, mismo que a partir de los 90´s
quedó activado y listo para ofrecer actividades para la
recreación.
Recorrer algunos sectores de la ciudad que se fueron
acomodando conforme acrecentaba la actividad turística,
destacándose el malecón frente al mar, centros
comerciales, restaurantes especializados y distribuidos
frente a la línea de mar, zonas habitacionales de primer
nivel, entre otros servicios relacionados.
Asimismo, dentro de esta búsqueda de lugares y
sitios atractivos para ofrecer al visitante que cada vez se
distingue por ser más exigente y selectivo, Mazatlán
oferta mediante visitas guiadas recorridos a los pueblos
mineros como Copala, Concordia, El Rosario y Cosalá,
lugares donde se puede apreciar templos barrocos que
fueron edificados en los tiempos de la colonia en la parte
noroeste de México, así como otros sitios relevantes por
lo pintoresco de su arquitectura popular, campesina o
vernácula misma que interactúa en un contexto natural y
climático singular como lo es el caso de El Quelite.
En la actualidad, con mayor fuerza en la última
década, Mazatlán es punto de encuentros sociales
diversos, cubriendo expectativas estatales, nacionales e
internacionales.
El perfil del viajero que visita a Mazatlán está
direccionado al disfrute de los atractivos naturales y
beneficios que trae el clima y las aguas del mar, además
de promocionarse como un puerto turístico del sol y
playa que posee un Centro Histórico único, binomio
singular en los litorales costeros de las aguas del mar
Pacífico. L
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