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I.E.S. Valle del Ambroz
Manuel Torres Zapata
2º bachillerato. Historia del Arte
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EL BARROCO.
1-. Definición y contexto
En torno a 1630, el ambiente
artístico en Roma era tan complejo, en
propuestas formales y vías de expresión,
que engendra una nueva corriente estética
que predominará durante todo el siglo XVII y aun buena parte del XVIII. Se trata del
Barroco, que tiene sus orígenes en la experimentación del final de siglo XVI y en los
primeros años del XVII, todo ese proceso culmina en Roma, gracias a toda una serie de
obras que van desde la intervención urbana, las realizaciones arquitectónicas, pasando
por las tramoyas y arquitecturas efímeras.
El término barroco tiene un origen oscuro, puede provenir del palabra “barrôco”
que en portugués designa a las perlas irregulares, haciendo alusión por lo tanto al ese
gusto por lo extraño, por lo irregular y lo original propio de este estilo. Otros autores
sitúan el origen del término en el sustantivo “barroco” que en la filosofía medieval
designaba a una debilidad en un razonamiento lógico que llevaba a confundir lo
verdadero con lo falso.
Durante mucho tiempo el barroco fue un arte entendido como un estilo
decadente, como un degeneración de las formas renacentista, algo sobrecargado y vacío
de auténtico contenido. Solamente como la obra de Wölffin a mediados de este siglo
supone una revaloración positiva del barroco, manteniendo que no se trata de una época
decadente, sino que tiene sus propias características y sus propios principios estéticos
que aportará elementos nuevos a los estilos posteriores.
El Barroco es el arte de la Contrarreforma Católica, el Concilio de Trento había
asignado una función determinante en el nuevo contexto religioso. El arte se
subordinada a la iglesia, que lo convierto en un instrumento de propaganda del poder
papal, del culto a los santos y de un tipo de fe que se basa en la experiencia sensible del
creyente, es a través de los sentidos como el fiel se ve impulsado a orar. Además de esa
importancia de los contrarreformista, no hay que olvidar el papel que en el siglo XVII y
XVIII tienen las monarquías absolutas, los reyes asumen todo el poder del Estado, se
trata de monarquía de carácter divino, en las que los reyes intentarán mostrar una
imagen de poder y de magnificencia que sea proporcional al poder que intentar tener, de
ahí que sean los monarcas los otros grandes patrocinadores de obras de arte.
El origen italiano está favorecido por la situación política que vive Italia a
comienzos del XVII, ya que la paz de Cateau-Cambrésis de 1559, supuso el fin de las
guerras entre España y Francia por el control de la península. El poder político-militar
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de la monarquía hispánica y la tutela de la iglesia católica, crearon en Italia el clima
posible para el desarrollo del Barroco.
Son muchos los condicionantes históricos y culturales que determinan el estilo
barroco, como el desarrollo en esta época de la literatura y del teatro, junto a la opera,
que darán al barroco un aire escenográfico y teatral.
En la filosofía es el momento de la duda metódica de Descartes, se elimina el
dogmatismo, para asentar las creencias en una fe racional más sólida. El
antropocentrismo del Renacimiento va disminuyendo de importancia debido a la
importancia que adquieren las ciencias experimentales y naturales, que subordinan al
hombre a las fuerzas de la naturaleza. Copérnico había descubierto que la Tierra no es el
centro del cosmos, sino que gira alrededor del sol, y que los planetas no giran en órbitas
circulares sino elípticas. Como consecuencia el hombre se siente empequeñecido ante
un universo infinito y menos perfecto de que creía.
Podemos concluir diciendo que el barroco es el arte de un periodo de crisis, no
sólo políticas, ya que las monarquías como la española, se ven incapaces de mantener el
elevado nivel de gastos y de continuas guerras. Se trata de una crisis generalizada, en la
que se van eliminando las certezas anteriores y aun no se han consolidado las novedades
que están construyendo un nuevo mundo. Por lo tanto el arte reflejará ese momento de
inestabilidad y de cambios a todos los niveles.
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2-. Arquitectura: características generales.
En muchos aspectos la arquitectura barroca parte de
los elementos del lenguaje arquitectónico que el
Renacimiento había rescatado del mundo clásico, pero será
a manera de utilizarlos lo que permita establecer grandes
diferencias con respecto a este. Se produce un mayor
desarrollo de la arquitectura religiosa, debido
fundamentalmente a las necesidades de la Contrarreforma,
aunque también se construyen palacios, sobre todo donde
hay monarquías absolutas con la finalidad de transmitir al
pueblo la sensación de poder esos reyes. Se trata de
palacios de enormes dimensiones, rodeados por
extensísimos jardines, con fachadas monumentales que
sirvan de escenarios a las ceremonias reales.
En cuanto a la tipología de las iglesias, nos encontramos dos tipos de planta, la
planta longitudinal y la central. En la primera lo normal es que sean de cruz latina, de
única nave, con capillas entre los contrafuertes y crucero resaltado por una gran cúpula
en la parte cental. Este era el tipo de iglesia que vimos que había creado Giacomo della
Porta para la iglesia del Gesú en Roma, y que se difundirá por todo el mundo al
convertirse en el modelo para las iglesia jesuiticas. Las formas de las cúpulas va a variar
mucho y con encontramos con cúpulas elíptica, y de formas completamente
caprichosas. La elipse será también un recurso muy empleado en aquellas iglesias de
planta central. No podemos olvidar que el barroco huye de un monótono y de lo
equilibrado, buscando siempre composiciones inestables, dinámicas, para las que se
presta mucho mejor a elipse que el círculo o el cuadrado.
Al barroco le gustan las irregularidades y los juegos visuales, en contraste entre
formas cóncavas y convexas, entre zonas entrantes y salientes, las iluminadas y las
oscuras. Con estos recursos consigue el dinamismo, la sorpresa y la inestabilidad que
tanto gustaban especialmente en las fachadas. Las fachadas serán uno de los espacios
que más decoración reciban, con frontones partidos, curvos y rectos, grandes volutas,
cornisas, óculos, ventanas de diferentes perfiles, columnas y pilastras que se multiplican
y complican sus formas y capiteles, especialmente con columnas salomónicas, y un
empleo casi generalizado del orden gigante. Todos los elementos clásicos se emplean
de forman completamente anticlásica también parecen algunos elementos decorativos
nuevos, como las estípites 1.
El barroco va a estar dotado de un fuerte sentido urbanístico, los edificios
están pensado para un determinado entorno urbano, buscando además amplias
perspectivas que podían aun más la grandiosidad de la arquitectura. Se construyen
amplias avenidas, plazas, fuentes, se sirven de escenografia a los edificios y las
esculturas que llenan los espacios públicos.
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Estípite, elemento en forma de tronco de pirámide invertido, puede tener funciones sustentante, aunque
generalmente es simplemente decorativo.
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3-. Arquitectura italiana.
Al igual que había ocurrido en el Renacimiento
es Roma el centro de todo la actividad constructiva, en
este momento, los papas emprender a tarea de
convertir a la ciudad en el centro de toda la cristiandad,
reforzando su autoridad centre a las teorías protestantes
que negaban la supremacía de Roma. Se trata de una
época que comenzaría con Sixto V (1585-1590) y se
prolonga hasta Urbano VIII en 1644, siendo este
último el reformador más importante de la ciudad,
aunque para ellos tuvo que derruir algunas de las
antiguas ruinas romanas. Roma se convirtió en la más
hermosa y grandiosa de las capitales europeas. Tras la
muerte de Urbano VIII, el pontificado de Inocencio X
supone un momento de mayor austeridad por lo que la
ciudad que toma el relevo a Roma será París.
La primera arquitectura auténticamente barroca es la realizada por Carlo
Maderno (1556-1629), siendo la obra más representativa de este momento la fachada
de Santa Susana, aunque en ella parte de los esquema utilizados por G, della Porta en el
Gesù y S. Luigi dei Francesi, la fachada de Maderno vibra gracias a la plasticidad de sus
elementos y al efecto de cambiante claroscurismo al que se ve sometida, elementos
típicos del nuevo estilo son la reducción de la anchura de la calles laterales, las volutas
de formas irregulares, la unión de pilastras y volutas o la utilización de intercolumnios
de deferentes anchuras. En Santa Susana se inicia la tendencia a concentrar los
elementos en torno al eje central. La balaustrada sobre el frontón contribuye a suavizar
el perfil geométrico del frontón.
El prestigio que alcanzó Maderno se ve cuando se eligió su proyecto para la
reforma de la basílica de San Pedro, el concurso estuvo precedido del debate sobre la
alternativa entre una planta central y una plantea basilical, siendo este último el modelo,
más propio de Trento, por el que se inclinó Maderno. Respetando la obra de Miguel
Ángel añadió la nave longitudinal, entendida como una introducción al espacio central
anterior y a la cúpula. El problema del exterior de San Pedro era más complejo, ya que
al prolongar la nave se restaba visión a la cúpula de Miguel Ángel., por lo cual Maderno
hizo una facha de desarrolla vertical, no pudiendo evitar del todo el aplastamiento y la
disgregación del organismo miguelangelesco. Maderno intentó solucionar el conflicto
entre dos planteamientos estéticos y teóricos del arte muy diferentes, y en gran medida
la logró. El defecto de la fachada no está en la anchura, sino en el añadido de los dos
torres campanario a los extremos de los que sólo se realizaron las bases. La adopción de
un orden gigante, deducido del planteamiento de Miguel Ángel, nos señala la cautela de
Maderno, que se esfuerza por reavivar los ritmos y por activar la plasticidad de la
cúpula sin provocar sobresaltos.
Maderno también diseñó edificios civiles como el palacio Barberini del que
realizó sus alas laterales y dispuso las fachadas.
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Un poco posterior a Maderno es Gian Lorenzo Bernini,
el gran autor del barroco, no sólo en arquitectura, sino también
en escultura, consiguió una fama enorme en vida al convertirse
en el arquitecto de los papas. Con la llegada al pontificado de
Urbano VIII Bernini empieza a recibir encargos del Vaticano, y
es allí donde realiza sus obras más importantes.
En 1624 recibió el primer encargo el Baldaquino de San
Pedro, el Papa deseaba sistematizar la zona de su altar mayor,
nudo simbólico del templo y su nudo arquitectónico. Su
ejecución llevó nueve años a Bernini, generando mucho
problemas, como la provisión de los materiales,
que resolvió expoliando el bronce del Panteón de
Agripa. Otro problema fue la ubicación de la
estructura. Bernini fundió la espectacularidad de
la obra provisional (cuatro ángeles que sostenían
un pabellón metálico) y la evocación de la
pérgola constitiniana, concibió una maquina
asombrosa transportando sus dimensiones a una
escala monumental. Berniní superó el concepto
anterior de baldaquino como obra arquitectónica
con forma de templo, diseñando una estructura
que es al mismo tiempo, escultura, arquitectura y
decoración. El baldaquino, por sus dimensiones
y su estructura transparente, deja libre la visión
del estático ambiente arquitectónico, y se
convierte en el interlocutor de la obra de Miguel
Ángel, atrae hacia sí las miradas y las dirige
luego hacia el espacio circundante. El nexo de las
diversas artes en una concepción completamente innovadora
fundiendo formas arquitectónicas, fantásticas y naturales, sobre
todo en la parte superior, donde se une la inspiración de Bernini
con la de Borromini, ideador del remate. El baldaquino es
también un elemento de exaltación de los Barberini y una
glorificación de la Iglesia Católica. Un palio gigante que en
medio de una procesión lo impulsan los fieles y lo mueve el
viento. Crea una ilusión perfecta de movimiento, que parece que
las gualdrapas se mueven. No hay que olvidarse que está
inspirado en un aparato efímero para la canonización de Santa
Isabel de Portugal.
Su primer encargo realmente como arquitecto fue la
restauración de la iglesia de Santa Bibiana (1624-26), realizando el edículo del altar y la
fachada. En 129, tras la muerte de Maderno, continua las obras del palacio Barberini,
variando el proyecto inicial dándole mayor dinamismo. En ese mismo año es nombrado
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arquitecto de San Pedro, aunque un año antes ya había diseñado la decoración de los
pilares de la cúpula, con dos ordenes de nichos en sus caras internas, ocupados por
estatuas gigantes de S. Longinos, S. Andrés (por Duquesnuy) la Verónica (por Mochi) y
Santa Elena (Bolgi). Se encargó también de la decoración de las naves centrales y
laterales a base de incrustaciones marmóreas polícromas, medallones y estatuas,
otorgando gran vivacidad cromática y lumínica los ámbitos basilicales.
A esta primera etapa de su actividad pertenecen las obras de la capilla y la
fachada del Collegio di Propaganda Fide, o los replanteamientos de capillas nobiliarias
como la de los Raimondi en San Pietro in Montorio, en la que dispone una fuente de luz
oculta para iluminar el altar, efecto ya experimentado en su trabajo como tramoyista y
escenógrafo.
Mientras vivió Urbano VIII Bernini acaparó la totalidad de los comisiones
artísticas, para sí o para los suyos. Pero con su sucesor la situación va a cambiar, por su
poca pasión artística y la grave situación económica, además Inocencio X se va inclinar
más por Rainaldi y Borromini. La obra más importante de este periodo es la Capilla
Cornaro, en Santa María della Vittoria (1647-52), en la que el espectador queda
atrapado en medio de un juego de sugestivas relaciones, convirtiéndose en parte
constitutiva del hecho artístico. Une arquitectura, escultura, pintura para formar un todo
escénico, un arte total. Crea un cuadro teatral fijo en el que se traslada la celda
conventual en la que Santa Teresa sufre una experiencia mística. El espectador es testigo
de un hecho entre sobrenatural y humano,
gracias a que el convexo edículo
arquitectónico, de mármoles policromos y cálido bronce dorado, es escenario que
concentra toda la atención.( ver
tema escultura)
El pontificado de Alejandro
VII supuso para Bernini la vuelta a
su posición de artista oficial, ya que
entre el nuevo Papa y el artista se
estableció un nexo todavía más
fuerte que con Urbano VIII,
reanudándose las grandes obras del
Vaticano. Alejandro VII decidió
abandonar la sistematización de la
explanada de la basílica de San
Pedro, y en 1656 Bernini realiza un
primer proyecto proponiendo una
plaza trapezoidal. Eliminada esa
opción por no proporcionar espacio
suficiente, en 1657 elabora el proyecto
definitivo: una plaza ovalada delimitada por
un pórtico arquitrabado con cuádruplo
alineamiento de columnas toscanas, cuyo eje
trasversal es señalado por un obelisco central
y dos fuentes laterales, conectado a dos alas
oblicuas divergentes que lo empalman con la
fachada de la basílica. Da solución así a
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todos los problemas litúrgicos, funcionales, psicológicos, ópticodimensiónales, simbólicos... Es un espacio capaz de albergar
grandes multitudes, dejando libre la Logia de la benedizione;
simbólicamente con su forma se expresa la universalidad de la
ceremonia y de la Iglesia que tiende sus brazos hacia los fieles, en
palabras del propio Bernini: “Abraza a todos los católicos para
reforzar su creencia, a los herejes para reunirlos con la Iglesia, y
a los ateos para iluminarlos con la verdadera fe”. Se convierte
también en el solemne y grandioso recinto de acceso a la iglesia
más importante de la cristiandad. Consigue alejar un
proporcionar la fachada de Maderno y restablecer la hegemonía
formal y simbólica a la cúpula de Miguel Ángel. Sirve también
de enlace espectacular entre el templo y la ciudad. Bernini llegó
a proyectar un tercer brazo que debía haber cerrado por
completo el ovalo, centrando así mucho más el eje de la visión
en la cúpula.
Su última realización vaticana fue la
Scala Regia (1663-66) un gran reto
constructivo que soluciona con el ilusionismo perspectivo, y
que se convierte en una referencia para la Galeria del palacio
Spada que construirá Borromini. En el arranque de la escalera
colocó la estatua ecuestre monumental de Constantino, detrás
de una gran cortina de estuco.
Durante su viaje a Francia llamado por el Luis XIV,
realiza varios proyectos para el Louvre, rechazados por el
ministro Colbert, ya que alejaban del clasicismo y del
funcionalismo francés.
Durante el pontificado de Alejandro VII el trabajo volvió a
desbordarle, junto a restauraciones de iglesias anteriores como
Santa Maria del Popolo (1652-61), y otras obras menores
realiza obras de una arquitectura mucho más personal y
original, sobre todo la iglesia para el noviciado de la Compañía
de Jesús, Sant´Andrea al Quirinale (1658-61), aquí interesado
por los efectos de dilatación que origina utiliza la planta
eliptica, esquema que ya había empleado en el colegio de
Propaganda Fide, obliga a la mirada a seguir un recorrido
orbital, según la dirección de las pilastras y los entablamentos
y que termina en la capilla mayor, donde los ritmos son
interrumpidos por el edículo con dos columnas de mármol
verde a cada lado,
sobremontadas por
un frontón curvo
partido.
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Francesco Borromini, (1599-1667). Fue el
auténtico genio arquitectónico del Barroco. Eliminó los
principios canónicos, preordenados y autoritarios, aunque
siguió alimentándose de la producción clásica, amplió en
campo de sus influencias al gótico ( en su atención al
pequeño detalle decorativo) o al renacimiento (desde el
carácter geométrico y la limpieza monocromática de
Brunelleschi, a la tensión espiritual de Miguel Ángel). A
diferencia de otros artistas del Barroco que destacan en varias
parcelas, Borromini fue sólo arquitecto. Hijo de un cantero
lombardo, posiblemente se formara como picapedrero en las
obras de la catedral de Milán. En Roma trabajó, desde 1619
como tallista, marmolista y estucador en San Pedro, siendo
acogido por Maderno, que pronto lo empleo como
colaborador. En torno a 1630 Borromini trabaja en diversas
obras menores a medio camino entre la formación y lo
operativo, parece ser que desarrollo una profunda hostilidad
no sólo artística, sino también personal con Bernini.
En 1634 recibe su primer proyecto autónomo para la
realización de San Carlo alle Quattro Fontane conjunto de
monasterio, claustro e iglesia para los trinitarios descalzos. De
esta obra destaca en primer lugar su ubicación en un reducido
y atenazado espacio irregular. Logró crear un conjunto de
enorme complejidad espacial al tiempo que de gran
coherencia y funcionalidad arquitectónica. Esta primera
prueba de Borromini resulta explosiva y verdaderamente
revolucionaria. Su claustro es un perfecto
ejemplo de la extrema libertad de Borromini en el concepto de
orden arquitectónico, utilizados con una sintaxis nueva que
renueva la concepción del espacio. entendido como una
continuidad ininterrumpida y dinámica.
Proyecto la iglesia partiendo de un módulo geométrico, que
luego desarrolló con flexibilidad y complejidad, que deriva en
una idea del edificio como un conjunto orgánico de fuerzas en
tensión, por contracción o por dilatación. Transforma el núcleo
cruciforme originario en una pseudo elipse cuadrilobulada,
orientada según el eje de mayor longitud. Unas enormes y
plásticas columnas subrayan los cambios de dirección de las
parees y ordenan la articulación de su espacio, columnas que
funcionan también como basamento de las bóvedas, con las que
se empalman sin solución de continuidad hasta la elipse central
sobre la que se proyecta la cúpula oval., decorada con casetones
poligonales y cruciformes.
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La originalidad extraordinaria de San Carlino tuvo un inmediato
reconocimiento en Roma aumentando rápidamente el número de
encargos a partir de 1635, comienzan entonces sus relaciones
con la familia Spada o Falconeri, que son esos mecenas sin
prejuicios sobre la obra a realizar. El cardenal Spada le encargo
la remodelación de su palacio, entre cuyas obras destaca la
Galeria (1635-37) se trata de un ingenioso juego perspectivo que
multiplica la longitud real, gracias a la degradación que impone a
las columnas y la bóveda de cañon y al diseño del enlosado.
El siguiente encargo fue el Oratorio de los Filipenses, los
filipenses eligen a Borromini por representar una concepción
diferente de la teatralidad y grandilocuencia de Bernini y Urbano
VIII, en el oratorio Borromini dio una especial importancia al
aula de música, es decir el Oratorio, donde emplea como elemento unificador la
complejidad de la secuencia rítmica de las pilastras de orden gigante; en la fachada
destaca la suave concavidad de su superficie, a la que contrapone una tensión convexa
en su eje central, y por la sobresaliente masa de
pilastras, consigue que la luz incida de una forma
continua y variada, creando diferentes aspectos en
función de la hora del día.
La obra que marca el culmen creador de
Borromini es Sant`Ivo alla Sapienza (1643-50),
Concibe un edificio de planta central basado en un
esquema geométrico, inspirado en la tradición de la
Antigüedad Tardia. Obtiene por la yuxtaposición
de dos triángulos equiláteros una planta estrellada
de perfil mixtilíneo. La unida espacial la consigue
por medio de pilastras que marcan el desarrollo
ascensional de la estrella. Desde el potente
entablamento, con ritmo cada vez más progresivo,
se constriñe su amplitud conforme se aproxima al
cerramiento, hasta convertirse en un óculo circular.
Allí vuelve a proponer el ritmo cóncavo convexo de la
planta estrellada y construye una linterna que se desarrolla
en una estructura en espiral. Exteriormente Borromini
centra su interés en la bóveda, la exedra del patio porticado
está marcado como principal foco visual la linterna. El
lenguaje arquitectónico de Borromini llegó en Sant`Ivo una
concepción del espacio que anula los confines entre masa y
atmósfera. La absoluta libertad con que maneja el repertorio
de la tradición clásica no pudo por menos de desconcertar a
sus contemporáneos.
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El alejamiento de la corte papal de Bernini, ofrece a Borromini la oportunidad de
trabajar en obras pontificias. En 1646 recibe el encargo de reestructurar la basílica de
San Giovanni in Laterano, en esta obra Borromini realiza el mejor ejemplo de revisión
barroca de un antiguo espacio sacro, y eso a pesar de que el proyecto no llegó a
concluirse. Conservó la antigua estructura, englobando por parejas columnas dentro de
enormes pilares, en los que se abren hornacinas para estatuas, que se alternan con
grandes arcos de comunicación con las naves laterales. Los más pequeños detalles están
integrados en la concepción espacial general. La segunda comisión papal fue la Iglesia
de Sant´Agnesse in Agone, dentro del interés papal de convertir a la plaza Navona en
corte familiar y centro del pode de los Pamphili, Borromini toma la obra ya iniciada por
Girolamo y Carlo Rainaldi, conservará el interior, de esquema de cruz griega, pero
potenciando el tambor de la cúpula, rehará la fachada completamente de nuevo. Previó
un frontis cóncavo muy dinámico, prolongado por dos alas laterales sobre las que se
erguían los campanarios exentos. Las obras se detuvieron con la muerte de Inocencio X,
siendo reanudadas por Carlo Rainaldi, que anuló la grandiosidad de la cúpula, al igualar
los campanarios a su altura.
A finales del periodo nos encontramos con una actividad constructiva mucho
más dispersa por el resto de ciudades italianas, en Venecia trabaja Baldassare
Lonnghena , de sus obras sobresale la iglesia de Santa Maria dell Salute, dedicada a la
Virgen por la desaparición de la peste de la ciudad, en ella Longhena reune influencias
muy variadas que podían remontarse incluso a San Vital de Ravena o la misma iglesia
de San Marcos en Venecia, en ella destaca la cúpula sobre un tambor octogonal
decorado con grandes volutas.
En Turín nos encontramos a otra gran figura de la arquitectura, Guarino
Guarini, un arquitecto imaginativo, completamente creativo y original, y el único
seguidor del estilo de Borromini. Su obra más reseñable es la capilla del Santo Sudario
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en Turín o la iglesia de San Lorenzo en esa misma ciudad, En esta
primera se percibe la influencia que tuvo en Guarini la arquitectura
musulmana que conocio en un viaje a España.
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