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ÍNDICE
Prólogo
1.
.........................................
11
El sacerdocio común y el sacerdocio especial
Cuatro tareas para la renovación del ministerio presbiteral
CARDENAL WALTER KASPER . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
VII.
.
.
.
.
.
.
.
............................................
............................................
............................................
............................................
............................................
............................................
............................................
2.
Fiduciario de Otro
13
14
16
18
21
24
29
La identidad sacerdotal en una época pobre en presbíteros
CARDENAL KURT KOCH . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
El ministerio presbiteral como crisol de preguntas . . . .
La sacramentalidad del ministerio
en una Iglesia sacramentalmente configurada . . . . .
III. El ministerio apostólico como participación
en la misión de Jesucristo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
IV. La sacramentalidad del ministerio y de la ordenación .
V. El sacerdocio bautismal común
y el sacerdocio ministerial diferenciador . . . . . . . . .
VI. Representación de Cristo al servicio de la predicación,
la santificación y el gobierno . . . . . . . . . . . . . . . . . .
32
37
40
45
49
53
ÍNDICE
I.
II.
7
1. El oficio de la predicación:
el sacerdote como evangelizador . . . . . . . . . . . . . . .
2. El oficio de la santificación:
el sacerdote como liturgo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
3. El oficio de gobierno: el sacerdote como pastor . . .
VII. Caminos para salir de la difícil situación actual . . . . . .
1. ¿Cambios en las condiciones de admisión
al ministerio presbiteral? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
2. La evangelización como prioridad pastoral . . . . . .
3. La pre-sidencia como pre-visión
en una praxis ministerial humilde . . . . . . . . . . . . . .
3.
54
57
59
61
61
64
68
El sacerdocio de Cristo y el ministerio sacerdotal
Una meditación teológica
GEORGE AUGUSTIN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
71
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
VII.
VIII.
El fundamento del sacerdocio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
El sacerdocio de Jesucristo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
El sacerdocio de Cristo en la Carta a los Hebreos . . . .
El cumplimiento del sacerdocio en Jesucristo . . . . . . .
El sacerdocio regio común . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
El sacerdocio del ministerio ordenado . . . . . . . . . . . . .
Ministerio sacerdotal para glorificación de Dios . . . . .
La espiritualidad del presbítero . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
71
73
79
86
88
95
97
99
4.
El testimonio sacerdotal y la liturgia
TESTIGOS DE L A FE
Perspectivas para un nuevo resurgimiento espiritual
GEORGE AUGUSTIN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105
8
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
VII.
La pregunta por la autocomprensión de los sacerdotes .
El testimonio sacerdotal, hoy . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
El sacerdote, testigo de Dios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
El presbítero, testigo de Jesucristo . . . . . . . . . . . . . . . .
La liturgia como realización del sacerdocio . . . . . . . . .
Vida sacerdotal al servicio de la glorificación de Dios .
Para propiciar el éxito del testimonio sacerdotal . . . . .
105
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112
115
121
125
5.
El ministerio ordenado y la cultura de la vida sacerdotal
Perspectivas teológico-pastorales
ANDREAS WOLLBOLD . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131
I.
II.
III.
Los sacerdotes, ¿profundamente cansados?
Conjeturas sobre un complejo estado de ánimo . . . . 131
El malestar en la cultura sacerdotal . . . . . . . . . . . . . . . . 137
¿Qué debemos hacer? Tesis para la renovación de
la identidad y la cultura de la vida sacerdotales . . . . 142
6.
Llamados para llamar
GEORGE AUGUSTIN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153
I.
II.
153
El ministerio ordenado en la pastoral vocacional . . . . .
Una nueva sensibilidad para suscitar
vocaciones sacerdotales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
III. La preocupación por los sacerdotes
y su fortalecimiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
IV. Un cambio de perspectiva
en la comprensión del sacerdocio . . . . . . . . . . . . . . .
V. La fuente de energía de la vida sacerdotal . . . . . . . . . .
VI. La alegría en el ministerio es la mejor publicidad . . . .
154
156
160
162
164
ÍNDICE
Los autores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167
9
PRÓLOGO
J
es el iniciador y consumador de nuestra fe. Fijar
los ojos en él y correr con constancia la carrera es la mayor
ayuda para no desfallecer ni desanimarse (cf. Heb 12,1-3). Esta
invitación de la Sagrada Escritura a dirigir la mirada a
Jesucristo, especialmente en situaciones de crisis, vale también
–y precisamente– para nuestra época, menesterosa en creyentes
y en sacerdotes. Si contemplamos el sacerdocio de Cristo y nos
dejamos inspirar por él, podemos conferir una nueva luminosidad a nuestra condición de cristianos y miembros de la Iglesia.
Cristo, el sumo sacerdote, hace partícipe de su sacerdocio
al nuevo pueblo de Dios, convirtiéndolo en un pueblo regio y
sacerdotal para Dios (cf. Ap 1,6). Por eso, tanto para el sacerdocio común de los fieles como para el sacerdocio especial
del ministerio eclesiástico, tiene una importancia fundamental
reconocer existencialmente y cobrar de nuevo conciencia
–con la mirada puesta en el sumo sacerdote Jesucristo– de la
trascendencia de la participación en su sacerdocio para nuestra vida cristiana y nuestra misión eclesial. El codo a codo y
la mutua solicitud de los fieles, por un lado, y el ministerio
eclesiástico, por otro, se ven signados de manera esencial por
la común participación en el sacerdocio de Cristo.
Lo que ante todo necesitamos en la actual situación es cerciorarnos de nuevo de nuestro ser cristiano y nuestro ser
Iglesia a partir de la plenitud de la fe católica: la identidad
cristiana es una identidad referida a Jesucristo. Con esta identidad nos familiarizamos viviendo la condición de cristiano y
de sacerdote en primer lugar como seguimiento de Cristo,
P RÓ LO G O
ESUCRISTO
11
TESTIGOS DE L A FE
12
como ser para Dios y ante Dios. De ese modo se hace visible
la pro-existencia de Cristo para gloria de Dios Padre.
La profunda vinculación con Jesucristo, el sumo sacerdote
eterno, es la fuente de energía para el ser y la acción sacerdotales comprometidos. «Gracias a Dios soy lo que soy, y su gracia
en mí no ha resultado vana, ya que he trabajado más que todos
ellos; no yo, sino la gracia de Dios conmigo» (1 Cor 15,10).
Todo colaborador de Dios en la Iglesia que toma en consideración esta frase del apóstol Pablo y desempeña su ministerio con
semejante actitud vital constituye una bendición para los seres
humanos. Tal actitud fundamental marcada por la humildad
muestra que los ministerios de la Iglesia y los servicios en la
Iglesia existen realmente para servir a los demás. Esta conciencia confiere a la pastoral una nueva sensibilidad espiritual.
Tiene una importancia fundamental hacer todo lo posible
para no permitir que nuestra propia vocación se vea cuestionada por una crítica a la Iglesia a menudo deprimente y destructiva. Todo el que participa del sacerdocio de Cristo y vive
en una profunda relación con Cristo puede configurar su condición sacerdotal de modo exitoso y fructífero. Pues «ese
tesoro lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que su
fuerza superior procede de Dios y no de nosotros» (2 Cor 4,7).
Sostenido por esta conciencia creyente, el presente volumen temático se propone entender la condición cristiana y sacerdotal desde un punto de vista más profundo bajo diferentes
perspectivas. Basándose en los testimonios de la Escritura y la
tradición y en la fe de la Iglesia, los autores despliegan una
teología del sacerdocio y se plantean las preguntas e interpelaciones de la época actual con pretensión de rigor y sistematicidad, pero también con gozo en la fe vivida. Esperamos que
estas páginas puedan ofrecer impulsos para una vida sacerdotal plena en el mundo de hoy.
Vallendar,
en la fiesta de la Presentación del Señor, 2013
GEORGE AUGUSTIN